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La memoria es frágil

En este ambiente se plantea el dilema de a quién elegir, si a uno que olvida y confunde o a un convicto que miente.

Luis Noé OchoaSubeditor
Uno de los debates de los últimos días en Estados Unidos y el mundo es el estado de salud física y mental del presidente Joe Biden, de 81 years old, el mandatario más viejo, mi querido viejo, en la historia de EE. UU., y que, si es reelegido, arrancaría con 82, que los cumple el 20 de noviembre, y terminaría con 87. Por lo que se vio en el debate con Donald Trump, de 78 años, Biden estaría perdiendo la memoria.

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En este mundo que no respeta canas se han hecho muchos memes y chistes. Por ejemplo, ahora que hay nuevos acercamientos con Venezuela se recrea a Biden en el comedor y le preguntan sobre qué piensa de Maduro. “Me gusta pecosito y con sopita de pasta”, dice. Quieren hacerlo ver desorientado, con amnesia e incapaz. Inclusive ya muchos, comenzando por el influyente diario The New York Times, le piden que sería mejor que se vaiden antes de la Convención Demócrata del 22 de agosto, “por el bien de la democracia estadounidense”, para permitir que otro líder tome el testigo.
Los 81 pesan: ya no está uno para una reerección, es posible que se olviden las claves de las tarjetas, los nombres de países, pero Biden aún hace ejercicio every day, camina, recorre el país.
El presidente asistió, el 28 de junio, a unas pruebas médicas en el hospital militar Walter Reed, en Bethesda. Su médico, Kevin O’Connor, quien lo revisó con una veintena de médicos más –qué envidia, con lo difícil que es conseguir aquí una cita–, dijo: No atortoleition please con respecto a la salud del presidente. “Se siente bien. Sigue en condiciones de cumplir con su deber y de ejecutar plenamente sus responsabilidades, sin excepción”. Y añadió: “El presidente Biden es un hombre de 81 años sano, activo y robusto”.

Aquí, en este país desorientado, donde hay que llamar a Cristo, porque Cristo está en todas partes, hay miles de olvidos, sobre todo de promesas de campaña.

De lo que sí sufre es de apnea obstructiva del sueño. Y cuando lo concilia, imagino que sueña que Trump se le burla, que Putin está fuera, que Netanyahu lo ignora, o que Petro le pide plata. También sufre de neuropatía periférica, una afección nerviosa que causa dolor y rigidez en los pies, pero no es tan mala, pues le evita meter la pata. Y tiene callos contra las críticas.
En este ambiente se plantea el dilema de a quién elegir, si a uno que olvida y confunde o a un convicto que miente, acusado de abusos sexuales, infiel hasta con el fisco. Pero ¿sería oportuno que el presidente Biden se olvide de su candidatura y deje a Kamala Harris? La negra tiene tumbao, Trump la mira de lao, y está repuntando en las encuestas. A lo mejor ella le gana a Trump. Biden le ha dado mucho a su país y es un histórico respetable. Pero solo él sabe cómo está.
La edad trae olvidos, y los políticos suelen ser amnésicos. Aquí, en este país desorientado, donde hay que llamar a Cristo, porque Cristo está en todas partes, hay miles de olvidos, sobre todo de promesas de campaña. Olvidamos a menudo el drama carcelario, con un hacinamiento inhumano y penoso, como lo mostró el completo informe de este diario; olvidamos fácilmente que en 2023 asesinaron a 188 líderes sociales y a 44 firmantes de paz, y que en 2024 ya van 86 líderes y 14 excombatientes. ¿Qué esfuerzos especiales se hacen?
Olvidamos como sociedad la explotación sexual de menores –gracias, alcaldes de Medellín y Cartagena, por lo que están haciendo–, y los que son reclutados por las bandas criminales como escudo. Liberarlos tiene que ser urgente y condición inamovible para cualquier negociación. Olvidamos que las reformas no pasaron en el Congreso y no se pueden hacer bajo la mesa.
Algunos olvidan que dijeron no a una constituyente, y luego sí a una constituyente. Olvidamos a las víctimas que dejan todos los victimarios. Ya casi olvidamos repudiar los atentados y dolernos por lo solados caídos. Es que en esta tierra del olvido y el transfuguismo, ya se olvidan hasta los principios. Qué tristeza.
Luis Noé OchoaSubeditor
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