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‘Llámame tiempo’, novela de corte existencial

Este libro muestra, en un lenguaje visual, descriptivo, casi de cine, la cotidianidad de un médico que tiene a su hijo secuestrado

José Miguel Alzate
El crítico español Manuel Simón Viola calificó como una obra de corte existencial la segunda novela publicada por el médico Antonio María Flórez, un autor caldense residenciado en España que como poeta ha obtenido los premios nacionales de poesía Ciudad de Bogotá con su libro Desplazados del paraíso y Euclides Jaramillo Arango con Bajo tus pies la ciudad. Flórez, que nació en un pueblo de España llamado Don Benito, fue finalista en el Premio Nacional de Poesía Ministerio de Cultura en el 2015 con sus libros En las fronteras del miedo y Corazón de piedra. El poeta se crió en Marquetalia, población del oriente caldense. Estudió Medicina en la Universidad de Caldas y trabajó en el Ministerio de Salud de Colombia antes de radicarse en España.

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La nueva novela de este escritor hispano colombiano tiene como título Llámame tiempo. Fue publicada por el Ayuntamiento de Don Benito, pero se hizo una edición especial con motivo del centenario de Marquetalia, celebrado el pasado 26 de abril de 2024. Esta edición se hizo porque en sus páginas Flórez habla del pueblo donde creció, recrea su historia, evoca sus paisajes, revive sus nostalgias y exalta a su gente. A través de un extenso diálogo que el narrador sostiene con un hombre que conoce mientras juega baloncesto en el parque del barrio bogotano donde vive, se reconstruye la historia de este pueblo que marcó al autor del libro porque allí disfrutó su infancia, allí sintió en su piel el viento que soplaba en sus calles y allí respiró ese aire cálido que desciende de sus montañas.
El hombre de pelo cano con quien dialoga Alberto, el personaje que narra las historias en primera persona, se llama Eduardo Franco Isaza. Es un personaje interesante. Todo porque hizo parte de las guerrillas liberales del Llano comandadas por Guadalupe Salcedo, que se levantaron contra los excesos de la policía chulavita, y entregaron las armas al gobierno de Gustavo Rojas Pinilla después de unas negociaciones para reintegrarse a la vida civil. Alberto se interesa en su vida porque él le presta el libro Las guerrillas del Llano para que lo lea. Se extraña porque a este señor la gente lo trata con admiración. Entonces se da cuenta de que es el autor del libro que estuvo en la lista negra del gobierno, y que no se acogió al proceso de reinserción.

Esta novela es un fresco bien logrado de costumbres y, además, un experimento válido en el campo biográfico toda vez que se descubren en el personaje narrador grandes coincidencias con la vida del autor,

En Llámame tiempo, Antonio María Flórez deja traslucir al investigador que lleva adentro. Esta inquietud intelectual del autor se manifiesta en la narración que hace no solo sobre la fundación de Marquetalia, sino en la investigación sobre la masacre de la Italia, ocurrida el 5 de agosto de 1963, cuando la banda de William Aranguren, ‘Desquite’, asesinó a 39 obreros de la Secretaría de Obras Públicas de Caldas. La amistad entre el personaje narrador y Eduardo Franco Isaza surge a raíz de que el médico Alberto, al conocerlo, le dice que un día de estos le hablará de Marquetalia, su pueblo. El exguerrillero liberal se interesa porque recuerda ese nombre. Lo asocia con la vereda de Llanadas, en el Tolima, de donde Tirofijo fue expulsado en una operación al mando del general José Joaquín Matallana.
La afirmación del crítico español Manuel Simón Viola en el sentido de que Llámame tiempo es una novela existencial debe aceptarse si se tiene en cuenta que en este libro Antonio María Flórez revela el pensamiento, las lecturas, las alegrías, los gustos y las preocupaciones en la existencia de un hombre. Sus vivencias permiten afirmar que no es una historia existencialista en el sentido en que lo expresa Jean Paul Sartre. Es una novela existencial porque se habla de las cosas que hace un ser humano en su vida diaria, de la preocupación por leer sus correos electrónicos, de las clases que sobre los peligros de las drogas da en una universidad, sobre el trabajo del personaje en el Ministerio de Salud, sobre sus lecturas preferidas y sobre la música que le gusta.
Llámame tiempo muestra, en un lenguaje visual, descriptivo, casi de cine, la cotidianidad de un médico que tiene a su hijo secuestrado. Un hombre que intenta evadirse de esa realidad practicando un deporte, que narra con detalles su vida en el interior de un apartamento y que quiere encontrar a esa extraña mujer con quien se cruza románticos correos electrónicos. Antonio María Flórez, un escritor que sabe describir ambientes, al mismo tiempo que cuenta que una noche se trasnocha viendo una película en televisión, narra cómo se celebra en su tierra una navidad y un año nuevo y por qué una mujer lo intriga al no decirle quién es. Todo contado con buen ritmo, con un manejo pulcro del lenguaje, en un estilo literario donde experimenta en audacias narrativas.
Las audacias narrativas a las que me refiero en el párrafo anterior son, entre otras, llevar a la novela el uso de las nuevas tecnologías en la comunicación interpersonal. En Llámame tiempo, Antonio María Flórez recurre al correo electrónico. En su primera novela, El hombre que corría en el parque, recurrió a WhatsApp. En las dos, la comunicación con las mujeres que el personaje principal quiere conquistar se hace a través de estos sistemas. Con la diferencia de que con la primera tiene relaciones sexuales, y con la segunda no. La otra audacia es narrar un suceso recurriendo al diálogo entre dos personas. Lo hace cuando le cuenta al exguerrillero Eduard Franco Isaza cómo fue la masacre de la Italia y qué relación tuvo Tirofijo con Marquetalia. Estos hechos están contados, no narrados.
Esta novela es un fresco bien logrado de costumbres y, además, un experimento válido en el campo biográfico toda vez que se descubren en el personaje narrador grandes coincidencias con la vida del autor, como que nació en Marquetalia, estudió Medicina en Manizales y tiene una gran pasión por los libros. Aunque la relación del médico con la mujer que en el correo electrónico se identifica como Clepsidra no es placentera, en ningún momento el lector pierde interés en el relato. En este libro rico en referencias literarias, cinematográficas y musicales, además de narrar hechos que conmocionaron al país, Antonio María Flórez hace gala de destreza en el manejo del elemento espacio-tiempo. El espacio geográfico es Bogotá, y el tiempo, entre finales del siglo XX y principios del XXI.
José Miguel Alzate
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