En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo [email protected] no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Opinión

Columnistas

Los motivos de Biden

Biden debe evaluar el llamado de algunos de sus más cercanos colaboradores y ceder su lugar a alguien capaz de movilizar a la ciudadanía.

Fernando PosadaConsultor en comunicaciones y políticas ...
Cuando al presidente Franklin D. Roosevelt le preguntaron los reporteros sobre si se lanzaría a un tercer periodo consecutivo en 1940, a pesar de su difícil estado de salud, su respuesta fue inmediata y clara: ‘old doctor, new deal’ (un viejo doctor, un nuevo acuerdo). Esas palabras resultan definitivas a la hora de entender su perspectiva acerca del futuro de Estados Unidos y sobre cómo preferiría seguir gobernando, a pesar de sacrificar su salud y los años que le quedaban de vida, a cambio de liderar a su país durante la peor de las guerras y no dejar ese escenario en manos inciertas.

Conforme a los criterios de

Más adelante, cuando Roosevelt se lanzó para la reelección en su cuarto periodo consecutivo, en 1944, una de las principales preocupaciones de todo su partido era quién sería su fórmula vicepresidencial. La pregunta se hacía cada vez más relevante, dado que el pronóstico de la salud del presidente era cada vez más negativo. Para ese entonces, FDR ofrecía pocas apariciones públicas y quienes lo vieron en sus últimos años manifestaron muchas veces su preocupación por su deterioro físico, aunque su elocuencia y su retórica siempre se mantuvieron intactas. Hoy muchos académicos y biógrafos están de acuerdo en que cuando Roosevelt se lanzó a su último periodo presidencial, muy probablemente sabía que no llegaría a finalizarlo. Por eso la decisión de quién lo reemplazaría resultaba especialmente importante.
Aunque tiene toda la vigencia el debate sobre si un candidato comete una falta al aspirar a un cargo sabiendo que su estado de salud probablemente le impedirá completarlo, hoy es usualmente aceptado que uno de los grandes gestos de Roosevelt fue conducir a su país en la guerra hasta su último instante de vida, escoger a su reemplazo idóneo y no dejar en manos inciertas el manejo de una de las horas más oscuras de ese país. El apoyo a FDR en su última campaña electoral se tradujo a una de las victorias más amplias en la historia de ese país, con 432 votos en el colegio electoral, frente a los 99 obtenidos por su rival republicano, Thomas Dewey. Un año y cuatro meses después, Roosevelt murió y su reemplazo en el poder fue Harry Truman, vicepresidente desde 1940 y a quien el presidente consideraba la persona más idónea para asumir los días finales de la guerra.
En muy distintas proporciones, algo de ese mismo dilema de un presidente cada vez más consciente de sus limitaciones y del corto tiempo que le queda define la coyuntura política que enfrenta Estados Unidos en este año electoral. El presidente Biden, con una carrera política de más de cinco décadas, ha decidido buscar la reelección con 81 años, lo cual ha despertado profundos temores y debates en Estados Unidos. A diferencia de Roosevelt, a quien los fotógrafos de los medios de comunicación y los caricaturistas de prensa decidieron no retratar como un líder enfermo o en proceso de pérdida de facultades, en una era de cámaras, debates y redes sociales, el deterioro natural de la edad ha sido uno de los temas centrales en la discusión sobre las elecciones de noviembre.
Luego del desastroso primer debate a la presidencia, que llevó a que la opinión pública se centrara en la preocupación por las facultades de Biden, muchos se preguntan cómo es que el presidente sigue manteniéndose en la carrera. Pero la respuesta va mucho más allá de si Bide no se da cuenta de la debilidad que ha proyectado o de la falta de conexión que pueda mostrar ante el electorado americano a estas alturas. Incluso cuando eso significa ir en contra de varios sectores de su partido y de abrir la puerta a una eventual derrota, su decisión parece ser seguir en la competencia y ganarle de nuevo a Trump.

Su decisión final, parece ser, es la búsqueda de que su último logro notable (...) sea frenar definitivamente la amenaza a la institucionalidad democrática que representa el regreso de Trump al poder.

Biden sabe que su energía no es la misma que lo caracterizó como uno de los senadores más destacados de su época y que esto resulta especialmente notable al enfrentarse a Trump, quien luce mucho más activo y ágil. Su decisión final, parece ser, es la búsqueda de que su último logro notable en una carrera política de más de cincuenta años sea frenar definitivamente la amenaza a la institucionalidad democrática que representa el regreso de Trump al poder. Biden tiene claro que quiere que esa sea la obra final de su larga carrera.
Pero incluso con esa motivación propia de un verdadero estadista, Biden debe evaluar el llamado de algunos de sus más cercanos colaboradores de dar un paso al costado y ceder su lugar en la carrera electoral a alguien capaz de movilizar a la ciudadanía con una mayor energía y conexión. Y la elección natural para reemplazarlo en ese caso sería su vicepresidenta Kamala Harris, una dirigente con números parecidos a los suyos en las encuestas, con inmenso criterio y trayectoria. Pero sobre todo, Harris es una persona decente y tendrá a su favor esa carta a la hora de enfrentarse al inaceptable Trump.
FERNANDO POSADA
En X: @fernandoposada_
Fernando PosadaConsultor en comunicaciones y políticas ...
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO

Más de Redacción