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Opinión

Columnistas

Una tragedia para la democracia

El robo de las elecciones en Venezuela es una tragedia para la democracia en la región, con efectos en Colombia.

Gustavo DuncanEscritor, columnista y profesor de la Un...
La forma como se informaron los resultados, la ausencia de testigos electorales, la falta de garantías a la oposición para verificar las actas le quitan cualquier legitimidad a la victoria de Maduro. Es evidente que se trató de un robo. De hecho, no son pocos los gobiernos de la región que cuestionan los resultados. Reclaman un escrutinio creíble de las actas de las votaciones. Para los gobiernos de Brasil, México y Colombia, la situación es más delicada porque actuaron como garantes entre el chavismo y la oposición en la búsqueda de algún tipo de acuerdo para recuperar la democracia en Venezuela.

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En realidad, las elecciones nunca fueron limpias. Desde el principio Maduro rompió las reglas elementales de una elección limpia. Impidió que María Corina Machado fuera candidata, encarceló a miembros de su campaña, saboteó la logística de sus movilizaciones, etc. Aun así, Maduro se tropezó con la cruda realidad que ni con esas trampas era suficiente para ganar una elección ante un candidato alter ego de Corina Machado elegido a última hora.
Los venezolanos se ilusionaron entonces que podía ocurrir una transición democrática en Venezuela. Maduro perdía las elecciones y tenía cinco meses para dejar el poder, el tiempo estipulado entre las elecciones y el cambio de presidente. Durante ese tiempo se suponía que se adelantarían las negociaciones para garantizar la inmunidad y la riqueza a la cúpula del chavismo, así como algunas instituciones y cargos en el estado que garantizaran que los acuerdos se cumplieran luego que entregaran el gobierno a la oposición. Era el precio de la transición a la democracia.
La esperanza se perdió el domingo. Ahora la situación luce trágica. El robo de las elecciones exigió un gran acuerdo de las fuerzas que sostienen la dictadura de Venezuela. La élite política, la cúpula militar, las autoridades electorales, la justicia, todos, debieron participar para que el fraude se consumara. Entraron a un camino sin retorno. Vuelta hacia atrás no hay. ¿Para qué van a negociar el poder si ya se robaron las elecciones?

En Colombia los efectos del robo van a sentirse en la política local. Petro está en una posición incómoda, la de un mediador que parece más bien un cómplice.

Lo que sigue es una profundización de la dictadura. No importa que Venezuela se aísle del resto de estados del continente. Maduro hablo de nuevas inversiones provenientes de China e Irán. Da igual que el país se termine de empobrecer, al chavismo no pareciera conmoverle mucho la miseria que genera entre la población.
En Colombia los efectos del robo van a sentirse en la política local. Petro está en una posición incómoda, la de un mediador que parece más bien un cómplice. No puede trinar para condenar el robo de las elecciones porque sería deslegitimado por Maduro como facilitador de las negociaciones con la oposición. Es más, a Petro le toca utilizar un lenguaje muy delicado para exigir que se proceda a una auditoria imparcial de las votaciones, de modo que no sugiera que hubo fraude.
La tolerancia con el chavismo va a sentar muy mal a la opinión en Colombia. No es solamente que para los colombianos el chavismo es un símbolo de dictadura, de cierre de libertades y de un régimen cleptocrático. Es también el símbolo de cómo una ideología es capaz de llevar a la ruina a un país. Es un hecho que se ve día a día al interactuar con los millones de venezolanos que buscan un lugar donde rehacer su vida, bien sea en alguna ciudad o cruzando la geografía nacional hacia el sur de América o al Darién. ¿Cómo va a decir Petro que no es chavista si no condena el robo de las elecciones?
La situación tampoco ayuda a la paz total. Con Maduro en el poder, el ELN, las disidencias y muchos grupos criminales van a continuar disponiendo de territorios y de rutas de tráfico para resguardarse y enriquecerse. Además, se ha demostrado que la gestión de Maduro para presionar al ELN a negociar es infructuosa. 
Gustavo DuncanEscritor, columnista y profesor de la Un...
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