Caeleb Dressel: la dieta real de este tiburón siete veces campeón olímpico

En 2022, Caeleb Dressel estaba quemado. La búsqueda de la perfección que lo había llevado a conseguir récords mundiales y medallas olímpicas tenía un lado oscuro. Así que, durante casi un año, el nadador se tomó un descanso: trabajó en volverse una mejor persona, cambiar su relación con el deporte y, lo más importante, ser feliz.

Ahora, con una nueva perspectiva de la vida, un hijo recién nacido y los Juegos Olímpicos de París 2024 a la vista, Dressel ha vuelto a la piscina que tanto le encanta.

GQ se reunió con el siete veces medallista de oro después de que ayudara a cortar la cinta en la ceremonia de la gran inauguración de la nueva boutique de su patrocinador Omega en Tampa. Y ahí, detalló cómo fue volver a entrenar después de su descanso, su debilidad por los dulces y cómo estructura sus tres entrenamientos diarios de cara a París 2024.

GQ: Omega es una gran marca de relojes; ¿cómo dirías que ha cambiado tu apreciación del tiempo desde que eres padre?

Caeleb Dressel: Bueno, el tiempo fue definitivamente borroso durante algunos momentos del embarazo de Meghan y ciertamente en la sala de partos. Hubo momentos en los que podría haber jurado que habían pasado un par de horas y en realidad habían sido 15 minutos. Llevo nadando desde que tenía cinco años y ese es uno de los criterios por los que te juzgan: la rapidez con la que puedes hacer algo. Es una medida muy imparcial, estratégica y precisa.

El nacimiento de mi hijo me ha dado una perspectiva diferente. Estoy definitivamente detrás de los bloques con una mentalidad diferente. Ya no corro para mí mismo. Sé que ahora me miran otros ojos. Es una presión que agradezco.

¿Qué tiene este deporte que te impulsa a llevar tu cuerpo al límite?

Creo que me lo has respondido a medias. Se trata de ver hasta dónde puedo llegar. No se trata de intentar ser el mejor, ni de intentar ir lo más rápido posible. Simplemente me gusta entrenar, y todos los resultados que he obtenido son solo un subproducto del entrenamiento que hago. Simplemente se trata de ver hasta dónde puedo llegar. He aprendido mucho sobre mí mismo en este deporte. Ciertamente hay algunos bloqueos mentales. Sin duda hay retos que se presentan, no solo anualmente, sino semanalmente e incluso a diario.

Ya sea con los entrenamientos, las pesas, una siesta o no dormir lo suficiente, o mi dieta. Hay formas y caminos constantes que puedo seguir para mejorar en este deporte. Ofrece muchos retos, y creo que eso es lo principal. No quiero un deporte fácil, porque al cabo de un tiempo aburre, y la natación no lo es.

La natación es sin duda un deporte en el que obtienes lo que pones y alcanzar las cotas que has alcanzado exige mucho. ¿Cómo has aprendido a gestionar todo eso?

Creo que es un deporte totalmente justo, eso es algo que me encanta. Hay un primer puesto, un segundo, un tercero, un cuarto, un quinto, un sexto, un séptimo y un octavo. Tienes tu propio carril. Es un deporte muy individual. Sé que hay relevos, pero en realidad, tu cabeza está bajo el agua y no puedes hablar con nadie. Creo que buscar y aceptar esos nuevos retos es lo que me hace querer seguir en este deporte, tener ganas y continuar año tras año. Pero no todos los días son fáciles, y creo que eso es la clave de mi éxito: aceptar los retos y los obstáculos.

Hace poco te alejaste un tiempo del deporte. ¿Qué supuso para ti?

Tenía que ver si esto era algo que quería seguir haciendo. Estaba agotado. Me había creado algunos demonios y había cosas que tenía que hacer de otra manera en el deporte. Tenía que verme a mí mismo de otra manera. Tenía que acogerme y apreciarme más de lo que decía el marcador, y eso era duro. Estuve fuera del agua nueve meses y no sabía si iba a volver. Lo extrañaba mucho, pero no estaba seguro de si era algo que quería seguir haciendo porque conlleva ciertos retos.

Como he dicho, me encantan. Me encanta lo que ofrecen y aprendo mucho sobre mí mismo. Pero no me encontraba en una situación lo suficientemente sana como para aceptar esos retos y ver la curva de aprendizaje que suponen. Creo que el elemento humano de cualquier profesión -no solo de los deportistas- es muy importante porque, al fin y al cabo, no somos más que seres humanos. Puedo ser muy rápido en la piscina, pero vivo en una casa. Me encanta cuidar de mis gallinas, pasear a mi perro y hacer bromas con mi mujer. Hacemos las mismas cosas que todo el mundo. Lo que pasa es que soy capaz de nadar bastante rápido en una piscina.

¿Cómo ha sido volver y ver que el deporte también te extrañó a ti?

Creo que todo el mundo me ha tratado de maravilla. Todo el mundo me dio la bienvenida. Para ser sincero, fue agradable sentir que me extrañaban, porque yo extrañaba el deporte. Que me dieran la bienvenida no solo en el agua, sino también los medios de comunicación, mis compañeros de equipo y todo el mundo en cubierta. Me sentí como en una verdadera comunidad, y eso hizo que fuera mucho más fácil volver y hacer lo que me gusta. No podría pedir una bienvenida más justa. Siento que ofrezco mucho al deporte y que el deporte me ha enseñado mucho. Quiero intentar devolver todo lo que pueda. Sentir el cariño de todo el mundo fue muy especial y no quiero olvidarlo nunca.

No es ningún secreto que los nadadores queman muchas calorías. ¿Sigues una dieta estricta o puedes comer lo que quieras?

Diría que el 90% de lo que como es extremadamente limpio. Mi mujer y yo tenemos nuestras propias gallinas de las que sacamos los huevos. Tenemos una vaca que matamos el año pasado. No solo intentamos comer lo más limpio posible, también criamos los alimentos que comemos, lo cual es una sensación muy especial. Mi esposa tiene jardineras también. Eso no funcionó tan bien cuando ella estaba embarazada porque yo no quería que estuviera en el sol, arrancando las malas hierbas y pendiente de todo eso.

Nos gusta comer súper limpio, y nos sentimos mejor cuando lo hacemos. No me malinterpretes: algunos días necesito dulces. Otros días necesito una pizza. Muchos días necesito una hamburguesa con queso. Pero con moderación. No puedes tener el interruptor encendido al 100% y ser 100% disciplinado en cada elemento de tu vida porque te volverás loco. Así que, 90% súper limpio y el otro 10%… necesito mi suciedad. Creo que es importante para mí y acabo quemándola de todas formas.

No hay muchos atletas que cultiven sus propios alimentos. ¿Cómo ha sido el proceso para ustedes?

El año pasado fue nuestro primer año con los huertos. Al principio fue un proceso de prueba y error. Tenemos calabazas, calabacines y pepinos. Meghan se encargaba de las huertas y lo hizo muy bien hasta que se quedó embarazada y tuvo que dejarlo. Era genial simplemente salir a las jardineras y que Meghan elegiera lo que necesitaba para la cena. También tenía eneldo, orégano, romero y guindillas, porque nos gusta el picante.

En realidad, era todo lo que podíamos hacer, y sin duda estábamos sobrepasados porque la mayor parte murió. Pero lo que no moría, Meghan lo utilizaba para preparar la cena y era especial. Tener algo que ha crecido en tu propiedad y usarlo en una comida, cocinado por alguien a quien quieres y luego disfrutarlo con esa persona... nunca lo había hecho antes, y es realmente especial. Con las gallinas que tenemos, todas tienen nombre y viven en un gran gallinero en la parte trasera de la propiedad. Todas las mañanas me como sus huevos, es algo con lo que crecí, así que no es completamente nuevo. Hacerlo por mi cuenta y no bajo la supervisión de mamá y papá, sino con mi esposa y mi hijo, da un poco de miedo porque tenemos que descifrarlo nosotros.

Nunca había tenido vacas, pero hay que ingeniárselas. Es un pequeño reto divertido. Mis padres siempre estuvieron abiertos a que aceptáramos retos, a que probáramos cosas nuevas, a que practicáramos deportes nuevos. Ahora pasa lo mismo en casa: probamos cosas nuevas, vemos lo que funciona y lo que nos gusta. Es prácticamente una granja. Es tanto trabajo como yo quiero que sea. No se puede hacer todo allí, si quisiera tener todo hecho, estaría trabajando todo el día. Es llevar heno a las vacas de vez en cuando y encerrar a las gallinas por la noche para que no las cojan los zorros ni los mapaches.

¿Cómo es un día típico de alimentación?

Suelo comer entre cinco y seis huevos y suelo hacerlos a fuego medio porque se cocinan más rápido y quiero comer rápido después del entrenamiento. La mayor parte de la fruta la tomo por la mañana, así que son arándanos, frambuesas y fresas. También suelo comer un plátano y un bagel o una tostada con mantequilla y miel para tener un poco más de calorías. La miel nos la da la madre de Meghan. Tiene abejas y produce su propia miel. Si sigo teniendo hambre, voy a la despensa a ver qué más tenemos.

No como demasiado en el almuerzo porque es justo antes de mi segundo entrenamiento y no me gusta nadar con la barriga llena. Así que después del segundo entrenamiento del día llego a casa muerto de hambre. Suelo tomar un tentempié antes de cenar, que pueden ser unos pistachos o un poco de sobras de lo que cenamos la noche anterior. En casa cenamos mucho marisco. Tenemos un montón de carne de esa vaca que despachamos. Anoche, Meghan hizo salmón, así que por lo general un gran filete de salmón con algún tipo de verde. Meghan es una cocinera increíble y tuve suerte con eso. Tiene recetas familiares de su bisabuela que están escritas a mano y guardadas en la cocina, y puedo disfrutar de todo ello.

Intento evitar los dulces porque soy muy goloso y no me permito comerlos tan a menudo como me gustaría porque no los necesito y sé que no son buenos para mí. Sinceramente, el reto de decir “no” a los dulces y equilibrar mi mente es más divertido.

Para esos pequeños momentos en los que no puedes decir que no, ¿cuáles son los dulces que sí te permites?

Me encantan las gomitas Happy Cola. Me gustan mucho los Reese's porque me encanta la mantequilla de cacahuate. Los tamales picantes, hombre, son buenísimos. Las galletas Crumbl también. La tarta de limón es probablemente una de mis favoritas. Ahora que lo digo en voz alta, me he dado cuenta de que probablemente he nombrado todas las categorías de dulces que existen (risas).

Has mencionado dos sesiones de entrenamiento al día. ¿Puedes hacer un resumen de esas sesiones?

Normalmente, en un día muy duro, me levanto a las 5 y llego a la piscina a las 6. Estoy en el agua de 6 a 8 y normalmente es una sesión aeróbica larga, en la que trabajo mucho la musculación, aumento mucho el ritmo cardíaco y hago muchas más yardas. Justo después, voy a la sala de pesas durante una hora y media, y luego me voy a casa. Volvemos por la tarde para hacer más ejercicios de velocidad. Son distancias más cortas, pero mucho más rápidas. El ritmo cardíaco es mucho más alto, es mucho más intenso físicamente y es cuando realmente te levantas, compites con tus compañeros de equipo y empiezas a moverte. Supongo que con las pesas serían tres entrenamientos; ese sería un día duro.

Artículo originalmente publicado en GQ US.