Cali se prepara para brillar como la ciudad anfitriona de la COP 16, un evento global que promete ser mucho más que una vitrina para la rica biodiversidad de Colombia. Este encuentro se constituye como una plataforma única para que el país asuma un rol protagónico en la escena mundial, liderando esfuerzos para frenar el cambio climático y proteger la diversidad de la vida en nuestro planeta.
Para asegurar su trascendencia, es crucial que los organizadores asimilen las lecciones de la COP 28 sobre cambio climático, celebrada en Dubái en noviembre de 2023, y profundicen en los detalles de los acuerdos de Kunming-Montreal de la COP de biodiversidad. El objetivo es diseñar una agenda que involucre a todos los sectores en un compromiso común.
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La COP 28 ofreció un balance positivo en cuanto a participación, pero sus resultados arrojan una perspectiva ambigua. Se destaca la necesidad de buscar un mayor equilibrio conforme al Acuerdo de París, que incluye revisiones quinquenales de resultados y la promesa de los Emiratos Árabes Unidos de invertir en energías limpias a nivel mundial. No obstante, surgen desafíos como la disparidad en los compromisos de reducción de emisiones, la falta de apoyo financiero y tecnológico a las economías en desarrollo y la preocupación por la insuficiencia de equidad en los procesos de reducción de CO2. Esto podría aumentar las disparidades entre las naciones más vulnerables.
Asimismo, se brindó un espacio significativo para explorar cómo el sector privado puede contribuir de manera decidida, y más efectiva, a la transición energética, promoviendo nuevos mercados en tecnologías limpias. Soluciones creativas, tales como la optimización del almacenamiento de energía renovable, la mejora de los sistemas de redes eléctricas, la generación de energía nuclear con reactores modulares de tamaño reducido y ultra seguros, nuevas metodologías de producción de hidrógeno, la captura y almacenamiento de carbono y la agricultura sostenible, pueden ser fundamentales para restablecer el equilibrio del clima del planeta.
Se propuso, contrariamente a muchas opiniones actuales, cambiar la narrativa sobre el cambio climático, que a menudo es desalentadora por su enfoque apocalíptico. Para contrarrestar esta aproximación tan catastrófica, es esencial dirigir la comunicación hacia los beneficios tangibles, especialmente los económicos, y hacia las medidas que mitiguen el impacto ambiental. Ejemplos de ello son los exitosos proyectos en energías renovables y catalizadores de carbono que, gracias a los avances tecnológicos recientes, son clave para dirigir a la humanidad hacia un crecimiento económico sostenible.
En esta línea de pensamiento optimista, se ha generado un debate enriquecedor que converge en torno a las energías renovables y la biodiversidad, con el fin de promover la sostenibilidad global. Expertos y representantes de diversas entidades empiezan a señalar cómo la energía renovable es vital para proteger la biodiversidad. Disminuyendo la dependencia de los combustibles fósiles, reducimos la invasión de nuevos hábitats para su extracción, salvaguardando así los ecosistemas y evitando la pérdida de especies. Las energías renovables ofrecen un impacto ambiental significativamente menor que los combustibles tradicionales, preservando la biodiversidad y combatiendo el cambio climático eficazmente.
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Sostenibilidad
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Sin embargo, lo anterior describe tan sólo algunas fichas del complejo rompecabezas que debe terminar de configurarse para salvar el planeta. Las piezas que faltan, para construir la agenda de la COP 16, se hallan en el Marco Global sobre la Biodiversidad Kunming-Montreal. Este documento es una guía enfocada en proteger las especies en riesgo, y subrayar la importancia de atenuar las amenazas que acechan nuestra biodiversidad, tales como la destrucción de hábitats naturales, la contaminación, la caza ilegal y la introducción de especies exóticas invasoras. Además, propone garantizar la cobertura de las necesidades básicas de las especies en peligro, como son la alimentación y el refugio, para promover su recuperación y asegurar su supervivencia.
Una piedra angular de este acuerdo es la implementación de medidas de conservación tanto in situ -en sus hábitats naturales- como ex situ -en instalaciones como jardines botánicos y zoológicos. Se enfatiza la importancia de involucrar a las comunidades locales en la conservación a través de programas de monitoreo y protección de especies.
El Acuerdo Kunming-Montreal también destaca la urgente necesidad de promover un marco financiero innovador que respalde la investigación sobre cambio climático y las soluciones de conservación, compensando los daños a la biodiversidad por actividades económicas. Estos fondos deberán fomentar la colaboración e integración de entidades públicas y privadas, así como de organizaciones filantrópicas a nivel nacional e internacional.
Cali tiene una oportunidad dorada. Para capitalizarla, es imperativo que los participantes, líderes mundiales, expertos, académicos, empresarios y activistas, se empleen a fondo para construir a partir del diálogo inclusivo y constructivo. La cooperación internacional y la adopción de tecnologías verdes y de conservación deben priorizarse, superando las barreras políticas y económicas que han obstaculizado los esfuerzos en el pasado. Un enfoque optimista, más positivo, puede motivar a una generación de innovadores y políticos a comprometerse con soluciones sostenibles y económicamente viables.
Los colombianos tenemos el potencial de marcar un antes y un después en la lucha contra el cambio climático, pero solo si se aprovecha esta oportunidad para actuar con audacia, innovación y un compromiso inquebrantable hacia un futuro verde y justo para todos.
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ANDRÉS OSSA
Director de Contenidos, Fundación Innovación para el Desarrollo.
