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Paul Mescal, nominado al Oscar y próximo Gladiator: “Creo que la idea que más me interesa es el amor. Como el que Calum siente por su hija en Aftersun. O el que Connell siente por Marianne en Normal People

Dos años después de su éxito televisivo con Normal People, Paul Mescal da el salto al estrellato cinematográfico con la sutil y emotiva película indie Aftersun, por la que ha sido nominado al Oscar a Mejor Actor. 
Paul Mescal
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Tras su primera nominación a los Oscar, recuperamos este Hype de Paul Mescal, publicado originalmente el 10 de noviembre de 2022.

Paul Mescal está en Londres, sentado en un pub de Covent Garden de toda la vida. A su lado, varios chavales de unos 70 años (es solo una estimación, pero confiada) hablan en voz alta sobre un amigo suyo que hacía de recadero para John Lennon y Paul McCartney. Las paredes están prácticamente forradas con peces de bronce, caricaturas victorianas, relojes del pie rotos, pósteres de los Beatles. Paul tiene a su espalda una placa en la que se lee: “Mantén las manos lejos de la camarera”, y muy cerca otra: “Los viejos asquerosos también necesitan amor”. Paul la señala con una mueca cuando nos sentamos.

Estamos aquí más o menos por casualidad, pero parece el sitio ideal para reunirse con el actor, que es famoso de una forma muy particular. La mayoría de la gente con menos de 35 años podría decirte dónde y con quién desayunó Paul Mescal el tercer viernes de junio del año pasado, gracias a la voraz cobertura que los medios sensacionalistas hicieron de todos sus movimientos. En cambio, la probabilidad de que los mayores de 40 años sepan quién es se queda en un 50-50. Un grupo de veintañeras (es solo una estimación, pero confiada) se sientan a nuestro lado, y a pesar del aspecto poco llamativo de Paul —una camiseta ligeramente desgastada, algo de vello facial, un mullet recién recortado— lo reconocen casi de inmediato. Cuando una reúne la valentía para pedirle educadamente una foto, él se muestra cortés. “Sí, por supuesto”, contesta, saltando de su asiento y sonriendo amablemente. 

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James Pearson-Howes

Ya es un profesional en estas lides. Han pasado dos años desde Normal People, la adaptación de la novela homónima de Sally Rooney que se hizo absurdamente popular, y que lo convirtió en el hombre más perseguido de Londres durante aquellos primeros días de confinamiento. Connell, el verano de los shorts deportivos, su cadena al cuello… Todo esto ya ha quedado atrás. ¿Con qué frecuencia le pide la gente fotos hoy en día? “Relativamente poco”, dice mientras vuelve a su whiskey con ginger ale. “Una cosa normal. La mayoría son muy majos. Otros no”. ¿Y eso? “[Cuando] te lo exigen. El clásico es el puto tío borracho que se me acerca y me dice: ‘Joder, a mi novia le encantó la serie’, y yo en plan… ¿Por qué te avergüenzas de haber visto una serie de televisión, tío”.

Mescal ha reaparecido recientemente, tras un periodo de relativa reclusión. Aunque ha estado trabajando casi sin descanso desde que las producciones se reactivaron en masa en la segunda mitad de 2020, lo que ya hemos visto —como su excelente y discreta participación en La hija oscura (2021), nominada a los Oscar— han sido papeles más pequeños que lo han mantenido alejado del circo mediático. En cambio, ha estado viajando mucho a Estados Unidos (sobre todo a Los Ángeles, donde vive su novia, la cantante Phoebe Bridgers), a Irlanda (donde hace poco se compró su primera casa) y a dondequiera que le lleve el trabajo. En el tiempo libre entre un curro y otro, ha estado de gira por el mundo con la banda de Bridgers, sacando fotos y colgándolas en su Instagram secreto, cuyo nombre de usuario se niega a compartir. “Si la gente lo encuentra, estupendo”, afirma. “Así es como usaba las redes sociales antes de odiarlas. Sin la presión de tener un millón y pico de seguidores, solo fotos de mis amigos que saco con mi móvil”. Pero ahora Paul Mescal se enfrenta a esa clásica transición que va de ser una revelación televisiva a convertirse en una estrella del cine. El primero de los papeles protagonistas que rodó durante la pandemia, en la película escocesa indie Aftersun (de estreno en España el 16 de diciembre), confirma lo que todos sospechábamos en abril de 2020: que estamos ante el surgimiento de un talento generacional. El largometraje —una pieza algo melancólica de la directora novel Charlotte Wells, sobre un padre y una hija que viajan juntos a un complejo de vacaciones turco en los 90— ha recibido ovaciones en festivales de cine como si fuera una película de Marvel. Y Mescal ha creado, una vez más, un extraordinario retrato de un joven roto.

Polo Gucci. Encendedor Dunhill.

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Cuando pido una segunda ronda, Paul insiste en pagarla. Le digo que van a cuenta de GQ y acepta a regañadientes (pero a la tercera, no admite un no por respuesta). Le rodea un aura contagiosa: es divertido, atento, considerado, curioso.

Según me cuenta, las fotos con desconocidos, los paparazzi escondidos tras los arbustos en el exterior de su casa o los gritos por la calle han bajado significativamente de intensidad desde que terminó 2020. En aquel entonces, tuvo unos cuantos encontronazos desagradables que aún retiene en la memoria. Primero, los de las fotos: un tío estaba sacándole fotos descaradamente, y cuando Paul le llamó la atención, se puso a insultarle. “Va y me dice: ‘No te estaba sacando una foto, tío, tranquilo, relaja ese puto ego”. Tiene una opinión muy clara sobre el lado perverso de la cultura de los tabloides. “Es una mierda”, dice. “Creo que dentro de 15 o 20 años entenderemos de verdad el daño que hacen estas publicaciones tan tóxicas y peligrosas, tanto en términos de intimidad como políticos". Entiende de sobra por qué otros actores se han llegado a cabrear hasta el punto de “coger la cámara y estamparla contra el suelo”. Pero parece que la prensa amarilla ya se ha aburrido de él, al menos hasta que su próximo proyecto saga a la luz. “El efecto novedad se ha diluido”.

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También hubo una ocasión —poco después del estreno de la serie, estando con unos amigos en el condado de Waterford, al sudeste de Irlanda— en la que tuvo la mala suerte de toparse con una despedida de soltera. Una mujer se le acercó y le soltó: “No creo que la serie fuera muy buena, ¡pero te vi el pito y tengo una foto!”, explica Mescal. “Recuerdo que esa fue la primera vez que me enfadé de verdad. Me puse en plan, ¡Pero qué puta mala educación! Debería darte vergüenza, por ti, por mí y por mis amigos, así que tengo que decirte que no. Pero por suerte esto son excepciones”.

Me pregunto si él considera que los irlandeses se comportan con los famosos de forma diferente a los estadounidenses o británicos. “Creo que los irlandeses son increíblemente orgullosos, y eso es un sentimiento agradable y optimista, pero otras veces se ponen en plan: ‘Que no se te suba a la cabeza”. Le planteo que es como si hubiera cierta querencia por seguir siendo humilde. “Es como el síndrome de alta exposición”, explica. “Lo he visto con otros actores o músicos irlandeses. Es un tanto irónico porque yo ahora te estoy contando esto y habrá muchas señoras y señores irlandeses que pensarán: ‘Vaya, qué humos tiene, mírale tomándose una pinta en Londres". 

Recuerda su primera experiencia con la ira de las señoras y señores irlandeses. El día después de que Normal People se emitiera en la cadena nacional RTÉ, con su desnudo frontal y todo lo demás, se desató el furor en el programa de radio Liveline, un popular espacio de quejas. La gente, cuenta Paul, culpaba al Covid del hecho de que aparecieran genitales en una cadena pública, y enloquecieron por algo tan relativamente mundano cuando el país tenía problemas más importantes con los que lidiar. “Hay que relajarse. Joder, ¿no podemos preocuparnos por… el precio que la gente paga por los alquileres? Uno de mis mejores amigos es médico y ha tenido que mudarse a Australia. Deberíamos centrarnos en eso y no en el hecho de que salgan pitos en la televisión”.


Calum, el personaje de Mescal en Aftersun, al igual que el Connell en Normal People, un hombre amable y sensible que se encuentra al borde del colapso emocional. Ambos han crecido en un ambiente y en una generación donde el malestar mental era un motivo de risa, y donde se reprimía con alcohol y drogas, pero ese dolor, lo quieran o no, comienza a filtrarse hacia el exterior.

Estas similitudes no le pasan desapercibidas a Mescal, que, aunque muy lejos de encasillarse, se está creando a sí mismo cierto nicho. Como contrapunto, la tarde en la que charlamos está inmerso en la preparación de un personaje muy diferente: Stanley Kowalsky, el salvaje maltratador que popularizó Marlon Brando, para una producción teatral de Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams, en Londres.

“No sé qué coño significa”, explica sobre su atracción hacia ese tipo de personajes. “No creo que la relación que mantengo con mi salud mental sea tan frágil como la de los personajes que interpreto, ni siento que esté tan lejos de entender lo que me pasa. Pero creo que tiene que ver con el hecho de que eso implica un rico mundo interior, algo a lo que realmente te puedes agarrar”.

Top Valentino. Cárdigan John Lawrence Sullivan. Corsé, del estilista.

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Tanto en Aftersun como en Normal People, Paul Mescal protagoniza una escena inolvidable en la que padece una crisis nerviosa. Durante 90 segundos, Calum, sentado en la cama solo y desnudo, llora con fuerza. Ni la emoción ni las lágrimas son más fáciles de provocar ahora que antes: "Siempre resulta embarazoso", confiesa. "Poder transmitir lo que querías sienta muy bien, pero luego me cuesta dejar de llorar. Ahora sé lo bastante sobre mí mismo como para poner a la gente sobre aviso y pedirles que sigan rodando, porque una vez que empiezas... Estará hecho cuando pare".

En esta ocasión, Mescal, de 26 años, interpreta a alguien mayor y no más joven que él: a un padre de 30 años con una hija de 11 años —Sophie, interpretada por la excelente actriz Frankie Corio, de 12 años—. El mayor obstáculo que tuvo que superar, dice, fue averiguar si podía creerse a sí mismo en el papel padre: "En teoría sí, pensaba. Cuando leí el guión, sentí que entendía lo que motivaba a ese padre. Sé que quiere a su hija, y yo no sé cómo se siente uno teniendo una hija de 11 años, pero sí sé lo que es cuidar y querer a otra persona. Llegué a la conclusión de que si pensaba en esos términos, me sentiría más seguro [de lo que estaba haciendo]".

Paul Mescal mantuvo el acento escocés de Calum durante toda la producción de Aftersun, pero no se consideraría un actor de método. Según él, se ha mitificado mucho el concepto, y de una forma que resulta agotadora y engañosa: "No entro mucho en eso, la verdad. Lo que no me gusta es ese rollo de que es más difícil. Cuando lo que ves son actores que básicamente copian a Daniel Day-Lewis, y que van con la misma historia de siempre sobre cómo llegan a olvidarse de su propio nombre".

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Paul tiene un puñado de proyectos en marcha —una película de terror irlandesa titulada God's Creatures, y Foe, un thriller de ciencia ficción que protagoniza junto a Saoirse Ronan— así como otros proyectos aún sin rodar, como el romance de época de Josh O'Connor, The History of Sound. Hasta ahora se ha mantenido en el carril indie, y le gusta transitar por ahí. Pero también tiene la ambición de realizar proyectos de mayor envergadura, más mainstream, "algo un poco más lustroso", como él dice. Probablemente no sea nada de Marvel. Seguramente me arrepienta de decir esto, pero por el momento no es algo que me hayan pedido. Así que me siento un poco ridículo diciendo que no cuando nadie me ha dicho nada, no es algo que esté deseando hacer. No sé si tendría la paciencia. Y envidio profundamente a la gente que sí tiene la tiene".

¿Cuáles son las franquicias que podrían tentarle a pasarse al lado oscuro? “Hay alguna por ahí que no dudaría en hacer, pero no voy a decir nada, que no quiero que se gafe”.

Lo que no le gustaría nada de ir por ahí es tener que dejar atrás proyectos como Aftersun: “Me costaría mucho que me quitaran la posibilidad de hacer algo así. A veces no tienes otra que aparcar ese tipo de películas durante cinco, 10, 15 años, algo que me apenaría bastante”. Menciono a Robert Downey Jr., un gran actor que ha dedicado más de una década de su carrera a Iron Man y que no ha hecho mucho más: "Sé que si tomo esa decisión, no me voy a despertar dentro de cinco años sorprendido por no haber tenido tiempo de irme dos meses a Turquía a rodar una película independiente. El conocimiento es poder".

Abrigo, jersey, mono y botas Prada. 

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Lo que busca Paul Mescal en un papel es sencillo: "Creo que la idea que más me interesa es el amor. Como el amor que Calum siente por su hija. O el amor que Connell siente por Marianne. Eso es real. Si puedo sentir que hay una relación en torno al personaje que estoy interpretando en la que realmente pueda usar el gancho del amor... Ahí es donde entro".

Ahora que nos acabamos de terminar las bebidas, la conversación gira (bueno, la giro yo), hacia el gran amor de Paul Mescal, un tema sobre el que no ha hablado mucho en el pasado, lo cuál es comprensible. 

Paul Mescal y Phoebe Bridgers llevan juntos desde mediados de 2020. Ambos se hicieron muy famosos en los meses en que floreció su romance: Mescal por Normal People y Bridgers tras el lanzamiento de su impactante segundo álbum Punisher. Sus primeras interacciones tuvieron lugar en foros públicos como Twitter e Instagram, lo que provocó que los rumores se dispararan de inmediato. (Un amigo le regaló una foto enmarcada con su intercambio de tuits, cuenta Paul). Si lo hubieran contado desde un principio, la relación podría haberse visto afectada porque la gente lo habría sabido y habría hablado de ello... Pero ahora sabemos que, si siguiéramos actuando de esa manera, manteniéndolo todo en secreto, nuestras vidas serían peores. Una puta mierda".

Cuando lo hiceron público el año pasado, lo hicieron en sus propios términos: un goteo de fotos en la cuenta de Instagram de Bridgers, avistamientos en eventos aquí y allá. De vez en cuando, una foto de Mescal en la cama con su perro aparecía en sus stories. Al principio fue una experiencia angustiosa: "Porque pensábamos: ¿qué pasa, que confesarlo significa que somos propiedad pública?'. Pero creo que no, que es algo que las parejas eligen hacer. Es la forma en que yo decido actuar".

Camisa Bianca Saunders. Pantalones (interior) Tiger of Sweden. Pantalones (exterior) Robyn Lynch. Cinturón Elliot Rhodes.

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Sin embargo, Mescal tiene muy claro lo que quiere y lo que no quiere compartir: "Siento que he llegado a un equilibrio a la hora de mantener privada una relación pública. Y eso está muy bien porque significa que no tienes que estar ocultando tus movimientos a todo el mundo. Tampoco voy a profundizar nunca con nadie sobre lo que significa esa relación para mí o sobre cómo funcionamos juntos".

Lo ciertos es que es bastante difícil hablar de Paul Mescal sin mencionar esta relación y cómo ha marcado su vida después de Normal People: "Es como un pilar de los últimos dos años", dice.

Ha estado de gira con Phoebe Bridgers un par de veces. Se subió al escenario de Coachella y cantó I Know The End con ella, "absolutamente petrificado" por la cantidad de público que había. Creo que nunca me he puesto tan nervioso".

"Hemos cruzado Estados Unidos en un autobús con nuestra perrita", dice. "Conseguí pasar más tiempo con Phoebe, con mi familia y con mis amigos cuando las restricciones por el Covid se relajaron. Fue, sinceramente, una época increíble".

Aftersun se estrena en España el 16 de diciembre de 2022.

Este artículo fue publicado originalmente en la edición británica de GQ. Traducción y adaptación de Marta Caro y Víctor M. González.

CRÉDITOS DE LA PRODUCCIÓN
Fotografías de James Pearson-Howes
Estilismo de Angelo Mitakos
Peluquería y maquillaje de Josh Knight de Caren usando Typology y Sam McKnight
Escenografía de Max Randall