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Pierre Lemaitre: "Invento personajes para criticar lo que detesto"

Este psic�logo y ex profesor de literatura, escritor "tard�o", como dice �l, de bestsellers, es uno de los autores m�s le�dos del mundo. Sensato y radical, "de convicciones firmes", Pierre Lemaitre ha publicado El silencio y la c�lera, la segunda parte de su monumental saga sobre los A�os Gloriosos de Francia.

El escritor Pierre Lemaitre
El escritor Pierre Lemaitre Toni Mateu

Expresivo y en�rgico, domina la oratoria como nadie, se expresa con contundencia en un franc�s exquisito y sabe dosificar la informaci�n y modificar los tempos para mantener en un ay a la audiencia que asiste a la presentaci�n de su �ltimo libro (El silencio y la c�lera, segundo volumen de la tetralog�a Los A�os Gloriosos).

Durante la primera parte de su vida, (en la segunda ha sido escritor, "tard�o" seg�n sus propias palabras, ya que public� su primera novela reci�n cumplidos los 56) Pierre Lemaitre fue profesor de Literatura, y esa experiencia laboral ha dejado su impronta.

En nuestra entrevista, se revela como un conversador brillante y un hombre de convicciones firmes que defiende con valent�a.

Existe el Par�s de Modiano, el Par�s de Carr�re, y existi� el de Sartre y el de De Beauvoir. �El que muestra en su �ltimo libro es el Par�s de Lemaitre?
Intento retratar el Par�s que he vivido en mi infancia y juventud, que es el de la clase media-baja. Durante el periodo de entreguerras Par�s fue una ciudad dif�cil que, poco a poco y a partir de 1945, fue convirti�ndose en un buen ejemplo del capitalismo social europeo. En las empresas de entonces los empleados pod�an ascender hasta ser jefes de equipo, es decir, que la clase baja progresaba hasta conseguir un cierto estatus. La escala social era muy cambiante y se pod�a transitar por ella. Ya exist�a la inmigraci�n, aunque su aumento m�s considerable fue a partir de 1970. A�n no se hablaba de sostenibilidad ni de ecolog�a, pero fue entonces cuando empez� el calentamiento global que estamos sufriendo ahora, y lo que m�s llama mi atenci�n es la inocencia y la ingenuidad con la que vivimos en los a�os 50 y 60. Entre todos hemos cometido un "crimen ecol�gico" y hoy sufrimos sus consecuencias.
Un proyecto ambicioso el de su tetralog�a, donde usted entra en el terreno de un historiador. �Es m�s fiel a la historia que antes o se permite alguna licencia literaria?
Trabajo codo con codo con Camille Cl�ret, una historiadora que me ayuda a entender los periodos hist�ricos que retrato, a situarme bien en el contexto. Me documenta todo exhaustivamente y luego, cuando acabo el manuscrito, lo lee entero para cotejar que no haya errores hist�ricos y distorsiones. Ella es una pieza fundamental en mi proceso de escritura, porque es muy rigurosa y exigente y yo tambi�n lo soy. A veces me se�ala alg�n error que yo decido conservar porque no es un error garrafal, y sin embargo mejora el relato, as� es que le pido permiso y lo conservo. Prefiero ser fiel a la narrativa que a la historia, aunque desde luego mis libros de esta tetralog�a tienen un prop�sito hist�rico que es el de retratar el periodo de los A�os Gloriosos en Francia, y sobre todo pretendo ser fiel al esp�ritu del tiempo. No quiero hacer un tratado de historia, sino una fotograf�a de ese periodo.
Incluso en estas dos novelas de su tetralog�a, en las que ha dejado de lado el pulso de la novela negra en la que es un maestro, aparecen cr�menes truculentos. �Por qu� le atraen tanto?
Mis novelas siempre han estado situadas en el siglo XX, uno de los momentos hist�ricos m�s cruentos y con m�s cr�menes. Con pocos a�os de diferencia se vivieron dos guerras mundiales y un Holocausto especialmente cruel. Y no olvidemos el hecho de que, desde hace unos a�os, existe una enorme demanda de novelas negras y polic�acas. El lector se siente particularmente atra�do por los cr�menes de sangre, quiz�s sea algo parecido a un ejercicio de exorcismo para el individuo. Dado que la sociedad moderna es, en principio, menos violenta que la del siglo XX, el que haya este inter�s destacado por los cr�menes hace sospechar de una enorme frustraci�n del individuo.
Esta novela tiene un tono m�s optimista y vital, incluso ir�nico, que la primera. �A qu� se debe?
Est� situada en 1952, un punto de inflexi�n muy importante durante la posguerra en Francia. Las cosas empezaron a evolucionar a mejor, excepto para las mujeres, como ocurre habitualmente. Y aparece una gran contradicci�n: una de las protagonistas, H�l�ne, tiene que enfrentarse al aborto, al uso de anticonceptivos y al desarrollo de su vida profesional. Aparentemente la sociedad est� de su lado, pero no es cierto. Y lo narro con iron�a para mostrar la enorme hipocres�a de la �poca. Lo que subyace en el desarrollo de este personaje es el eterno debate de d�nde debe estar el papel de la mujer. �En casa cuidando a la familia? �O trabajando como una profesional?
�Dir�a que los a�os 50 fueron el preludio de mayo del 68?
En absoluto. Fueron a�os de euforia por la modernidad. D�as antes de mayo del 68, en marzo o abril, Le Monde public� una portada con un titular que dec�a La France s'ennuie (Francia se aburre). Y pocos d�as o semanas despu�s se arm� una revoluci�n bien gorda. Los a�os 50 fueron a�os muy c�modos, en los que el capitalismo engord�, fueron la gloria del capitalismo. Y en 1968 se fragu� un ataque feroz al sistema.
�Qu� es lo m�s complicado al escribir uno de los libros de su tetralog�a?, �dibujar los personajes o vertebrar la acci�n?
Lo m�s complicado es organizar la narraci�n de tal manera que la evoluci�n de los personajes sea coherente y est� bien sincronizada con el tr�nsito de todos los personajes entre s�, y con la historia que se cuenta. Al ser una serie de cuatro libros, son los mismos actores los que deambulan de un sitio a otro de la tetralog�a.
Haber ganado un premio Goncourt es un antes y un despu�s en la vida de un escritor franc�s. �Fue dif�cil escribir despu�s?
Much�simo, porque la expectaci�n era enorme. La cr�tica y los lectores est�n mir�ndote fijamente, analizando por qu� has ganado un galard�n con tanto prestigio, con una desconfianza brutal. Es muy curioso, lo normal ser�a que, dado que has ganado ese premio, conf�en en ti. Pero no, ocurre lo contrario, es como si estuvieran deseosos de comprobar que has ganado el Goncourt injustificadamente. Por suerte ya han pasado diez a�os, as� es que esa desconfianza ha prescrito.
Los personajes femeninos tienen mucha importancia en sus novelas. �Su mirada hacia ellos ha evolucionado de manera diferente despu�s del Me Too?
Est� claro que ha habido una evoluci�n en la mirada de la sociedad hacia las mujeres, pero en mi opini�n es una evoluci�n muy contradictoria. Por un lado ha habido un gran progreso desde los a�os 50 hasta hoy, y eso es palpable en el aborto, por ejemplo. Estuvo criminalizado anta�o, y ahora es aceptado por una gran parte de la sociedad, tanto en Francia como en Espa�a. Es m�s, en Francia ahora el derecho al aborto est� blindado en la Constituci�n, es una batalla que ya est� ganada. Pero hay otra cara de la moneda: la hipocres�a de los a�os 50, la doble moral respecto a la mujer. La publicidad y el cine de esos a�os hablan de una mujer liberada que no era real. Los anuncios mostraban electrodom�sticos super modernos que ayudaban a que la mujer viviera mejor, pero esa mujer apenas ten�a vida profesional, estaba recluida en casa, dedicada a ser madre y esposa. Simplemente se le dec�a "ahora vivir�s mejor porque tendr�s un aspirador fant�stico y una lavadora maravillosa". Ni de lejos es una liberaci�n como la entendemos ahora.
Escribir tan pegado a la historia debe procurarle sorpresas apasionantes...
Totalmente. En esta segunda novela aparece un art�culo de prensa, que es completamente real y se public� en Le Monde, acerca de si las mujeres francesas eran o no limpias y aseadas. La conclusi�n del reportaje es que no lo eran. Pero lo que no se comenta en el art�culo en ning�n momento es algo relevante: en esos a�os s�lo dos de cada diez casas en Francia ten�an cuarto de ba�o. Este art�culo estaba claramente dirigido a lectores masculinos, que conformaban la gran parte de la audiencia de Le Monde. �Y sabe qui�n escribi� el art�culo? La periodista Fran�oise Giroud, que fue vicepresidenta del Partido Radical y de la Uni�n por la Democracia Francesa y que en 1953 fund� la revista L'Express junto a Jean-Jacques Servan-Schreiber. Veinte a�os despu�s fue secretaria de Estado para la Condici�n de la Mujer en los gobiernos de Jacques Chirac y luego de Raymond Barre. El tono del art�culo demuestra lo fuerte que era entonces la dominaci�n masculina: una mujer como Giroud, hero�na de la condici�n femenina, adopta un discurso absolutamente masculino en su texto y en su tesis.
�C�mo nacen los personajes de una obra literaria?
Ese es uno de los grandes misterios de la literatura. A veces nacen para cubrir unas necesidades en el relato (por ejemplo, la t�pica figura del malo), o bien surgen de forma espont�nea sin que el autor los necesite, pero luego resulta que evolucionan, tambi�n libremente, y consiguen convertirse en alguien importante en el relato porque hacen o logran cosas destacables.
Algunos personajes suyos son casi parodias de arquetipos humanos. Por ejemplo, el director de la Casa de la Moneda de Saig�n en El ancho mundo, la primera entrega de la tetralog�a.
Hay personajes que me sirven para hacer una cr�tica a algo que particularmente detesto, como puede ser los que ejercen su autoridad sin m�s fundamento. Esto me ha provocado un enorme rechazo desde ni�o. Me cost� destacar en los estudios porque tuve unos padres muy exigentes y autoritarios, y esa era mi manera de defenderme. Efectivamente, a este personaje en concreto lo dejo continuamente en rid�culo.
�Es f�cil vivir de la escritura en Francia?
Es muy dif�cil. Yo soy uno de los pocos escritores actuales de mi pa�s que me gano bien la vida. Mis obras se traducen a 40 idiomas, soy un extra�o privilegiado. Pero mi posici�n no es normal. Cuesta mucho que te publiquen y a�n cuesta m�s ganar dinero dedic�ndote a esto. Yo vengo de un origen social muy modesto, he tenido que hacer valer mis derechos frente a mis editores y lo he pasado mal, aunque ya digo que ahora vivo bien y me he podido comprar una casita en la zona menos conocida de Montmartre. He ganado dinero, pero siento que pertenezco a la clase social en la que nac�, en eso no he cambiado. Pol�ticamente estoy furioso, me solidarizo con mis colegas que lo est�n pasando mal.
Usted ha dicho p�blicamente que estar�a dispuesto a pagar m�s impuestos. �De verdad lo har�a?
Creo que los que estamos en una situaci�n de privilegio deber�amos ayudar al pr�jimo, a los m�s desfavorecidos. No soy millonario, ni mucho menos, pero vivo muy bien. En Francia tenemos un grave problema con las pensiones, no me parece justo que los que s� son millonarios no muestren sensibilidad hacia ese problema. S� que personas con un enorme patrimonio pagan menos impuestos que yo, por ejemplo. No me parece justo.
�En qu� medida el �xito est� re�ido con la calidad?
Creo que es err�neo pensar que la literatura que tiene �xito y se vende bien est� destinada a un p�blico f�cil y poco exigente. En Francia muchos intelectuales y gran parte de la cr�tica desprecian los libros que son comercialmente rentables. Yo lo analizo de otro modo. No quiero pensar que gran parte de los lectores son ignorantes, sino que hay muchos estratos sociales, intelectuales y culturales en el p�blico, y hay que mirar hacia lo m�s cultivado de cada uno de esos estratos. Cada lector hace suya la obra de manera diferente, y todas son igual de v�lidas.
�Qui�nes son sus maestros?
Alexandre Dumas, Victor Hugo, Benito P�rez-Gald�s y, sobre todo, Georges Simenon.
Es un trabajo muy solitario el suyo. �La soledad es buena amiga del escritor?
En mi caso s�. Tengo la suerte de convivir muy bien conmigo mismo, me gusto y estoy en paz. Necesito concentraci�n y para eso es necesaria la soledad. He aprendido a abstraerme para poder trabajar en aeropuertos, aviones y trenes, y as� no pierdo el ritmo de concentraci�n durante las promociones de mis libros, que suelen durar meses y me obligan a viajar mucho. En cuanto acabo un libro ya empiezo el siguiente, no puedo parar.

La saga de los Pelletier

Lemaitre cuenta ese periodo de la historia de Francia, entre 1945 y 1975, conocido como Les Trente Glorieuses (Los A�os Gloriosos), a trav�s de la vida de la familia Pelletier. En cada volumen de este monumental proyecto, que puede leerse de forma independiente a los otros, el foco est� puesto en un miembro de esa saga. En el primer libro el protagonista es �tienne, el m�s joven de la familia. El segundo, El silencio y la c�lera, ocurre en 1952 y se centra en H�l�ne, la mujer cuya evoluci�n le sirve al autor para mostrar el desarrollo del feminismo. El tercero (que est� en proceso de escritura) tiene como actor principal a Fran�ois, periodista de sucesos afincado en Par�s (una profesi�n que a Lemaitre le hubiera encantado ejercer) y se desarrolla en 1958, con el Tel�n de Acero c�mo escenario. Y el �ltimo volumen ocurrir� en 1963 y tendr� a Jean, el miembro m�s atormentado y acomplejado de la saga, como protagonista.