De las Rías Baixas ‘Ao Mar’: un viaje fotográfico a las mariscadoras de Muros

La fotógrafa Cris Romero expone el resultado de tres años de minucioso proyecto en Muros, la más septentrional de las Rías Baixas. Será hasta el 30 de agosto.
Rías Baixas Ao Mar
Cris Romero

Viajar durante tantos años a Rías Baixas, en concreto a quizá la menos conocida de ellas, la de Muros y Noia, tan inundada de dramática belleza y boyante en destellos de realidad, tiene su recompensa. La fotógrafa Cris Romero ha reunido casi veinte fotografías en blanco y negro que reflejan el día a día de la cultura del marisqueo a pie, incluyendo una gran obra mural que comprende los retratos de las personas que forman parte de la Cofradía de Muros y salen a mariscar cada día.

Romero ha impreso en el taller Espacio Raw de Madrid, conocido por sus trabajos para fotógrafas como Isabel Muñoz. Impresiones gliclee en papel de algodón sobre aluminio que rubrican la calidad de estas obras, numeradas, firmadas y en edición limitada. Por su parte, la obra mural, impresa en lienzo, será donada a la Cofradía de Muros en agradecimiento a su colaboración en la realización del proyecto. Los catálogos de la obra expuesta incluyen además algunas obras no incluidas en la exposición.

Ao MarCris Romero

El Pozo do Cachón (Serras, Muros) es el espacio cedido para albergar la exposición, que incluyó hace semanas la inauguración dentro de las jornadas Muros mira o mar. Se trata de un edificio industrial del siglo XIX, uno de los más importantes de Europa, hoy protegido y construido entonces ante la demanda de molinos de maíz en la época de verano por la falta de caudal de los ríos. Utilizaba las mareas para moler el cereal, de ahí el nombre gallego de muiño de mareas. En la actualidad, su arquitectura aprovecha la luz del día a través de sus ventanales, por lo que la obra expuesta recibe la misma luz que las mariscadoras a las que rinde homenaje.

El arranque del proyecto, en plena pandemia, quiso captar instantes de la vida cotidiana del marisqueo a pie y dejar que dicha luz contase la historia. Una vez que Cris Romero, según cuenta, pudo entablar conversación con las mariscadoras y conocer su mundo, el proyecto fue adquiriendo otra dimensión, volviéndose algo más personal hasta que el año pasado culminó con una serie de retratos tomados al acabar la jornada. El frío, el cansancio y el salitre no hicieron mella en la sonrisa de las trabajadoras ante el objetivo.

Ao MarCris Romero

La vida de estas mujeres del marisqueo a pie resulta de todo menos sencilla, pues dependen del Atlántico para salir a faenar. Da igual que haga sol, que haga frío, que sea de día o que no haya amanecido aún. El marisco no espera y la marea llega. Dedican alrededor de cuatro horas desde que entran al mar hasta que salen, siempre cargadas con su cubo, flotador y rastrillo. Durante ese tiempo, con sus manos ajadas pero ágiles y expertas, proceden a la selección del marisco, ya sean almejas, berberechos (los de Muros son excelentes), navajas o incluso algunas conchas finas que en Galicia no se aprecian tanto como en el sur.

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Cada mariscadora tiene un tope fijado de kilos al día para permitir que el marisco se regenere, cual huerta del mar, y el precio va cambiando según la demanda y de lo que marca la lonja. Una vez terminada la pesca, se pesa, se anota por mariscadora, se recoge y se da por terminado el día. En total hablamos de cuatro jornadas semanales, ya que el marisco debe depurarse 24 horas para su consumo y venta y los sábados no hay lonja.

Como muestran las imágenes, se trata de un método de pesca 100% artesanal: se arrastra, se selecciona, se echa al cubo y vuelta a empezar. Con medio cuerpo sumergido, los trajes de neopreno intentan paliar el frío y la humedad, pero a la larga la humedad provoca dolores, reuma, problemas en los huesos e infecciones del tracto urinario. Y sí, este trabajo lo realizan mujeres porque, históricamente, aprovechaban que sus maridos estaban pescando en alta mar para llevar más ingresos al hogar. Hoy en día ya se ven algunos hombres que han dejado de embarcarse para unirse a ellas, pero siguen siendo minoría.

Ao MarCris Romero

Son las mariscadoras quienes también vigilan para evitar los furtivos y controlar la limpieza de playas. Se reúnen y pescan juntas. Cuando entran en el agua antes de amanecer van en grupos de cuatro y se llaman unas a otras. Colaboran entre ellas y se turnan en el puesto de control.

Las Cofradías de Muros y Noia han impulsado el proceso para solicitar a la Unesco que declare el marisqueo a pie Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Fue presentado en mayo del año pasado y por el momento está en estudio, de ahí la importancia de proyectos como esta exposición, que seguirá creciendo con más instantes de las vidas de estas extraordinarias mujeres. La selección de las fotografías se hará de entre las dos colecciones que actualmente están en la página web de Cris Romero. La muestra Ao Mar estará abierta al público hasta el 30 de agosto (entrada gratuita).

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