Japón a través de los libros

‘Cuadernos perdidos de Japón’ no es una guía ni un relato viajero al uso. Es una experiencia de conocimiento del país nipón a través de la literatura, realizado por una escritora, Patricia Almarcegui, que no distingue entre viaje y vida.
El Gran Santuario de Ise Japón.
CulturalEyes - AusGS2 / Alamy Stock Photo

Dice la escritora Patricia Almarcegui, autora de Cuadernos perdidos de Japón, que ella no distingue entre viaje y vida. Que sintió esa pasión por dentro desde pequeña, cuando con sus padres iba cada fin de semana a un lugar diferente y que, desde entonces, la conserva. Que le creció dentro un amor a mirar a través de las ventanillas, a recorrer el mundo. Sea el que sea, pero en tiempo real, asistiendo a lo que ocurre.

Y a querer contarlo, ya que narrarlo supone siempre verlo de otra manera. “Por eso repito mucho la frase del poeta José Ángel Valente de que las experiencias terminan cuando las escribes. Creo que al contarlas, al hacer un relato de ellas, accedes a otra realidad. El lenguaje te permite alejarlas y verlas de otra manera”, comenta a Condé Nast Traveler.

Rocas 'casadas' en Ise Shima, Japón.Tuul and Bruno Morandi / Alamy Stock Photo

Por ello, a lo largo de su vida se ha dedicado a escribir diferentes libros y artículos sobre los lugares que ha visitado. Como es el caso de Cuadernos perdidos de Japón (Candaya), donde Patricia se aleja del formato tipo guía y de los relatos de viajes al uso, para ir mostrando al país nipón desde la literatura.

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Algo que consigue a través de notas, pequeñas reflexiones y apuntes que tienen que ver con Japón, pero también con la vida. “Muchos de esos fragmentos se han extraído de los cuadernos de viaje que escribí cuando fui a Japón. En esos cuadernos hay impresiones de mi vida mientras estoy viajando. Digo en algún momento que dejo de tener un cuaderno de viajes y un diario, porque todo acaba vertiéndose en uno. Por eso es inevitable que entre mi vida personal”, sostiene.

LO MODERNO SE VUELVE TRADICIONAL

En el libro, Patricia Almarcegui nos muestra la fascinación que le produce Japón en un primer viaje, y lo que siente nueve años después. “En 2009, cuando fui por primera vez, fue una enorme sorpresa. Sobre todo al ver un país moderno, con todo lo que en nuestro imaginario colectivo supone. Y esa fusión entre la parte tradicional y la más fresca”, dice.

Portada de 'Cuadernos perdidos de Japón'.Candaya

Un contaste que no vio tan amplio cuando viajó allí en 2018, ya que España se había modernizado mucho en esos años. Entonces la escritora se encuentra con “Japón de una manera más próxima. Me sigue sorprendiendo su parte más tradicional, que está en las antípodas de la cultura española, pero también me asombra encontrarme un Tokio muy parecido”.

Unos contrastes entre los dos viajes que le sirven a la escritora para que los fragmentos del libro hablen entre ellos. Incluso que se contradigan. Así, en un párrafo en el que habla de su primer viaje al país, Patricia Almárcegui se sorprende con las tribus urbanas niponas y, en el siguiente, haciendo alusión al segundo desplazamiento, sostiene que lo contemporáneo se ha vuelto tradicional, conservador.

“Los fragmentos van conversando entre ellos. La estructura es muy poética, en el sentido de los poetas clásicos que ponen unos versos y no concluyen en los inmediatamente posteriores. O quizá no se resuelve en todo el libro”, matiza.

Shinjuku Golden Gai, en Tokio, famosa por su vida nocturna.Getty Images

Una forma original de narrar que le sirve también para mostrar las contradicciones que vive el país, como que no tenga índices de pobreza o que, el parque de Ueno, fotografiado millones de veces cuando los cerezos están en flor, fuera el espacio al que trasladaron a personas sin hogar tras un terremoto.

“Para hablar de un país hay que intentar hablar de todo lo que pasa allí. Escribir un libro sobre Japón era escribir también sobre los índices de pobreza y las grandes diferencias socioeconómicas”, apunta.

“Un trabajo sobre el que he intentado reparar mucho es la manera en la que tenía que volver a hablar de los estereotipos de Japón. Hay que volver a tratar esos lugares comunes, que son importantes para acercarte al país, pero que luego tienes que cuestionarte. He buscado cómo contar las mismas cosas de otra manera. Así, he escrito sobre las geishas o sobre los cerezos en flor, pero contándolo de otra manera”.

La floración de cerezos en Japón es todo un espectáculo.Alamy

JAPÓN, UN PAÍS QUE TIENE QUE VER CON NOSOTROS

El país nipón es una cultura que todos conocemos, ya que ha sido capaz de exportarse ampliamente en los últimos años. Una cualidad que Patricia Almárcegui exprimió para hablar de Japón desde un punto de vista que tiene que ver con nosotros directamente.

Así, ha podido “buscar otra manera de contarlo. Y por eso han brotado tantas cosas en esos fragmentos. Hablo de temas tan variados como el cine, el manga, las bombas atómicas o su comida. Eso ya lo tenía dentro de mí, y lo tenemos todos dentro, por lo que me ha permitido que aflorara otra narración diferente”.

Y, después de conocerlo a fondo, ¿con qué se queda? Pregunta ante la que no duda: la ciudad de Ise. Un lugar al que llegó por confusión, pero que le acabó impresionando mucho. “Allí se encuentran dos grandes templos sintoístas, religión que supone uno de las mayores diferencias en cuanto a nuestra cultura”, sostiene.

Adentrarse en la cultura japonesa es un viaje fascinante.Istock

“Para mí el encuentro con esta religión fue muy importante para entender el país, ya que es una creencia que tiene que ver con la naturaleza. Cuando entras en ella, cuando estás en los dos templos, te das cuenta de que es uno de los pilares de Japón".

"Y ese amor a la tierra tiene que ver con el sintoísmo. Una veneración a la naturaleza que puedes encontrar visitando los jardines zen o cruzando los bosques en los trenes que no son de alta velocidad. Por eso Ise fue para mí una visita importante, porque me dio claves para mirar el país y luego comprenderlo”, finaliza.

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