48 horas en Lima 

Porque la capital peruana no solo es riqueza gastronómica. Exploramos Lima a través de sus vestigios históricos, su eclecticismo y su mirada cultural. 
Lima Perú
Foto de Aarom Ore en Unsplash

48 horas en Lima demuestran que aquellas ciudades una vez consideradas ‘de paso’, han quedado relegadas a otras vidas viajeras, a otros tiempos en los que las riquezas históricas y sus pares contemporáneas solían escapar del protagonismo que les pertenece. 

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Y aunque por supuesto que dos días no resulten suficientes para apreciar la belleza de sus recovecos, nuestros ojos llegarán a ser testigos de un eclecticismo que sobrevuela la idiosincrasia de la metrópoli, de aquella tradición que no está dispuesta a abandonarla, y en particular de la historia que articula su discurso inexorablemente conectado con el pasado de la Lima antigua

48 horas en Lima, Perú. 

Willian Justen de Vasconcellos en Unsplash

Emprender viaje a la capital peruana permite que fluya un diálogo insoslayable hacia su interpretación culinaria, no obstante, más tarde comprendemos que ello tan solo constituye una pincelada, la primera estrofa de un poema que en las próximas líneas se dispone a revelar su máxima expresión. 

Desde el Centro Histórico, pasando por Barranco, hasta los imprescindibles de Miraflores, te demostramos por qué tu siguiente viaje te tendrá entre nubes en Lima

48 HORAS EN LIMA. DÍA 1.

Aterrizamos en Lima un domingo por la noche con unas ansías colosales de dejarnos cautivar por la capital peruana. Y tras abandonar el aeropuerto para dirigirnos a The Westin Lima Hotel & Convention Center —situado en el exclusivo distrito de San Isidro—, los códigos de la nocturnidad se abren paso en las avenidas, hasta alcanzar su apogeo en las vistas panorámicas que condecoran la habitación Grand Deluxe en The Westin

Comenzar el día en The Westin Lima Hotel & Convention Center. 

Marriott International

Descanso mediante y una deliciosa ducha que nos ayuda a desperezarnos, el desayuno buffet aguarda en Market 770. Allí cogemos energías (vaya que las necesitaremos) entre un amplio abanico de panes, cereales, huevos, alternativas saludables y las siempre tentaciones como los waffles y los pancakes. 

Ya rumbo al city tour del Centro Histórico impartido por Venturia, la identidad de Lima ofrece un acérrimo viaje al pasado de la mano de un guía asombroso. 

De hecho, en aquellos primeros minutos que desviamos la mirada hacia el Palacio de Justicia, comienza a erigirse la ruta definitiva al corazón de Lima, al corazón de la ciudad fundada el 18 de enero de 1535 por el conquistador Francisco Pizarro

Hablar de su historia sin traer a escena la Ciudad Sagrada de Caral (situada a tres horas de la capital en la provincia de Barranca, Región Lima), nos haría perder la quintaesencia del trazado cultural del país latinoamericano. Puesto que la primera sociedad de Perú que inicia en torno al 3000 a.C., se halla a la par de Egipto, China, India y Mesopotamia, a la vez que se alza como la quinta cuna civilizatoria de la humanidad

Palacio de Justicia, Lima. 

Foto de Cesar Gutierrez en Unsplash

“Es la semilla de cuyo brote surgirá la cultura de Perú, un desarrollo cultural milenario”, afirman en el tour. Qué, vale la pena destacar, fue descubierta por la arqueóloga peruana Ruth Shady en 1994.

A medida que avanzamos, y diseccionamos uno de los 43 distritos que forman parte de Lima, conectamos con el espíritu de sus contrastes, de su eclecticismo nacido a partir de la mezcla de estilos ocasionados por las incontables (y necesarias) reconstrucciones luego de los terremotos

En 1746 Lima fue destruida enteramente, y el acontecimiento de 1940 tuvo una intensidad de 8.2 en la escala de Richter, por lo que no es de extrañar toparse con una estructura Art déco de 1920, junto a un edificio con sello brutalista de la década del 70. 

Antes de la primera parada obligatoria, la Plaza San Martín, damos un paseo por el sitio donde se encontraba la antigua muralla de la ciudad, construida en 1685 por el virrey de aquel momento, Don Melchor de Navarro y Rocafull, Duque de la Palata, a razón de que Lima fue atacada por piratas. En 1869 las murallas se destruirían para dar paso a la nueva ciudad. 

Plaza San Martín, Lima.

Foto de Juan Manuel Portocarrero Ramírez en Unsplash

Concebida en homenaje al General José de San Martín, considerado un héroe en Perú por ser el primer encargado del gobierno después de la independencia —además de crear la primera moneda, la biblioteca pública de Perú y definir las fronteras—, la plaza fue diseñada por el español Manuel Piqueras Cotolí, la imagen estuvo en manos de Mariano Benlliure, y la inauguración aconteció el 28 de julio de 1921. 

Pocas veces nos paramos a pensar en todo aquello que se sitúa alrededor de una plaza. Y allí estábamos, admirando el Teatro Colón (que en la actualidad no está en funcionamiento), el Club Nacional de diferentes estilos europeos, y aunque era muy temprano para beber una cerveza, el Bar Zela, uno de los bares más conocidos de la Lima de los setenta donde se aconseja ir por un pisco sour o una cerveza Cusqueña

Nos perdemos por Girón de la Unión, al tiempo que experimentamos lo que fue la calle más importante de Lima hasta el siglo XX. Y es curioso aprender que antiguamente se utilizaba la expresión ‘gironear’, dado que las estrechas calles de Lima recibían el nombre de girones. 

Percibimos que el patrimonio colonial es uno de los estandartes de Lima, y que el gobierno haya decidido volver a instalar el empedrado para enamorarnos una vez más del ambiente señorial donde discurrían los carruajes, es una prueba fehaciente de ello.   

Lima también es patrimonio colonial. 

Foto de Adrian Dascal en Unsplash

De aquellas murallas que se destruyeron en 1869, solo quedan dos rescoldos en pie: Baluarte Santa Lucía (poco aconsejable por estar en una zona algo peligrosa), y el Parque de la Muralla, también situado en el Centro Histórico y al lado del río Rímac. “Aquí se observan dos tiempos perfectos mezclados, el pasado colonial y el presente de Lima, una ciudad que crece día a día”. 

Otra alternativa para que la mirada reafirme ese crecimiento que devino de 5000 personas en 1945, a 12 millones en 2022, es acudir al mirador del Cerro San Cristóbal con un taxi, desde donde es posible advertir toda la ciudad. 

¿Próxima parada? La Basílica y Convento de San Francisco de Lima, un referente de los tesoros artísticos y arquitectónicos de Lima por los que te lamentarás no poder tomar fotografías o vídeos (la razón es que allí viven 43 monjes). 

Iglesia de San Francisco de Asís, Lima. 

Foto de Seiji Seiji en Unsplash

Apenas vislumbramos su interior, su estructura se convierte en la meca del Renacimiento y el Barroco, su techo es mudéjar, pero el altar es neoclásico, y estamos ante una iglesia (todavía activa) que ha asimilado más de tres estilos. Nuevamente, a causa de los más grandes terremotos de su historia. 

Esta visita se disfruta en un entorno embellecido por un fascinante domo de madera, cinco fuentes en el claustro, un atípico cuadro de ‘La Última Cena’ pintado por Diego de la Puente y azulejos de 1620 originales de Sevilla. De hecho, en todas las iglesias de Lima es posible toparnos con los más preciados azulejos de Sevilla. 

Si aún no estás seguro de añadir la Basílica y Convento de San Francisco de Lima a tu itinerario, su biblioteca con reminiscencias de Harry Potter terminará por convencer a los amantes de los libros. Y aunque no sea posible inmiscuirse por sus recovecos, observamos unos 15.000 ejemplares de ciencia, matemática, literatura, religión, tanto en español como en francés. 

Basílica y Convento de San Francisco de Lima.

Ian Dagnall/Alamy Stock Photo

Dato curioso: uno de los primeros libros en ser impresos en la historia y una de las primeras copias del diccionario de la Real Academia Española del siglo XVII descansan allí mismo (bajo siete llaves custodiados). 

Antes de seguir explorando los vastos tesoros del centro, elegimos el bagaje histórico de las Catacumbas del Convento de San Francisco (no apto para impresionables), donde los limeños de antaño eran enterrados, alcanzando una cifra de 25.000 personas. 

Cuando salimos de allí nos encontramos a 350 metros de la emblemática plaza de Lima, así que podemos optar entre conocer tiendas de artesanías, o dejar que nuestros pies nos lleven a la calle jirón Lampa para degustar el delicioso churro limeño, relleno de dulce de leche, crema pastelera o chocolate. 

Finalmente llegamos a la Plaza de Armas, el punto de partida para admirar la Catedral de Lima, la principal iglesia de la ciudad fundada en 1535 donde sí se pueden tomar fotos y radica la tumba de Francisco Pizarro

La Catedral de Lima, en la Plaza de Armas. 

Foto de Eduardo Garcia en Unsplash

Sobra decir que es una de las plazas más bonitas (y cuidadas) de América Latina, y que junto al Palacio de Gobierno y los típicos balcones coloniales termina por definir una de las zonas con más encanto de Lima

Cabe destacar que estos últimos constituyeron el símbolo de la urbe durante mucho tiempo, y es por ello que a la capital peruana también se la conoce como la ciudad de los balcones, siempre orgullosa de presumir su pasado colonial

Gracias a una estatua de las tapadas limeñas situada en una de las esquinas de la plaza, nos adentramos en la historia del primer símbolo de liberación femenina del Perú. Mujeres que desde la propia fundación de la ciudad daban su opinión y hablaban, cuando, lamentablemente, en general se las hacía a un lado. 

Si deseas sumergirte aún más en los vestigios del Centro Histórico, no querrás dejar de visitar una de las residencias estelares de Lima. Situada a solo 50 metros de la Plaza de Armas, la casa de Aliaga, de Jerónimo de Aliaga, desentraña los relatos de uno de los primeros vecinos de la ciudad de lima, y cofundador con Francisco Pizarro

Plaza de Armas, Lima. 

Ian Dagnall/Alamy Stock Photo

Por poco menos de ocho euros, el interior de la casa labra un viaje en el tiempo que permite estar en contacto con la Lima antigua, y con aquel hogar ocupado actualmente por los descendientes de Aliaga

¿El gran recaudo viajero en dicha área? Cuando hay manifestaciones, el centro se cierra, como así también la Plaza de Armas, así que hay que estar pendientes de las huelgas. 

Nos despedimos acercándonos al puente para ver el río, pero sin cruzar el distrito de Rímac, puesto que no se recomienda. Caminamos por Alameda Chabuca Granda, un parque con numerosas ferias, festivales y puestos callejeros de comida. 

Si decides coger algo rápido a la hora de almorzar, puedes seguir la ruta por el Museo de Arte Italiano. Por el contrario, nosotros decidimos regresar a The Westin y probar las creaciones modernas de fusión peruana de Maras Restaurante. El filete de salmón marinado con miso, sake y miel, acompañado de espárragos y shitakes salteados es una elección que esconde sabores irrefutables. 

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Sucumbir ante una necesaria tarde de spa en el mejor establecimiento urbano de Sudamérica, Heavenly Spa by Westin®, es algo que el cuerpo agradecerá para luego aventurarse en Cusco. 

Uno de los iconos, el circuito termal, nos seduce con su baño de vapor, masaje continuo por chorros de torrentes, piscina de relajación, de tonificación, cascadas, cambios de temperaturas y especial cuidado con chorros fríos a presión para activar la circulación de los muslos, pantorrillas y cadera. Definitivamente un antes y un después de la relajación suprema.   

Si bien es un gran recomendado del spa, las exfoliaciones corporales, de bambú, los masajes relajantes y paquetes como la ‘desconexión para ti solo’ o el ‘romance celestial’ para compartir con una pareja, se afianzan como alternativas más que sugerentes. 

48 HORAS EN LIMA. DÍA 2.

Dedicarle una jornada a los distritos de Barranco y Miraflores es todo un acierto. Conocidos, junto a Chorrillos, como ciudades heroicas, en estos tres lugares se van a desarrollar un sinfín de batallas durante la Guerra del Pacífico (enfrentamiento entre Perú, Bolivia y Chile). 

Dedicamos la segunda jornada a explorar el distrito de Barranco. 

Elisa Locci/Alamy Stock Photo

Estamos deseando poner en marcha nuestra ávida visión viajera, y pronto, las casas del siglo XIX y del XX plasmadas en un mismo escenario con las nuevas construcciones, las estructuras coloniales que se convirtieron en restaurantes, y su tradición latente, cristalizan un panorama de contrastes, con un Barranco que aún preserva lo antiguo. 

Las visitas indispensables trazan su senda al Museo de Arte Contemporáneo, aunque en esta ocasión redescubriremos la ruta de los grafitis sin perder de vista su esencia más intrínseca. Antes, una pequeña parada. 

El Boulevard Sáenz Peña, la entrada al distrito con su diversidad de estilo tanto inglés como alemán, nos acerca a la Galería Dédalo, una casa de principios del siglo XX que comercializa artesanías modernas, y que constituye uno de los imprescindibles. A unas cuadras, Artesanías Las Pallas pone en valor los trabajos de artesanos locales de Ayacucho

Desde el final del boulevard se puede ver la Isla de San Lorenzo en el horizonte, una postal que invita a reposar un momento en los bancos antes de transitar sus callecitas colmadas de arte urbano moderno.

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Se trata, indiscutiblemente, de un barrio donde los artistas echaron raíces. Así es que la zona bohemia de la ciudad revela grafitis dedicados al empoderamiento femenino y a la fortaleza de la mujer peruana. 

Más adelante, los murales del artista y muralista Jade Rivera, su museo, una pequeña tienda de su autoría, y en particular su obra insignia de un niño pequeño sosteniendo su cara, despliegan sus encantos ocultos. “Siempre va a dibujar niños con sombra, una especie de máscara con un pico y un ave al lado. Su inspiración ha sido la infancia en el campo, rodeada de naturaleza y de aves”, expresa el guía. 

Continuando por la bajada a los baños que los limeños solían utilizar hasta el cansancio para ir a darse un chapuzón, observamos galerías, algunas de ellas abandonadas, y el restaurante Javier, en el que podrás disfrutar una de las mejores vistas de Barranco desde el balcón y saborear su plato estrella: lomo saltado

Hacemos el esfuerzo de subir para dar un paseo por fuera de la Iglesia La Ermita de Barranco (por el momento, no se ha reconstruido), y atravesamos el Puente de Los Suspiros pidiendo un deseo, ya que la leyenda de un amor no correspondido y de un joven que suspiraba mirando al mar por haber perdido a su enamorada, indica que si uno cruza por el puente por primera vez, en el borde tiene que pedir un deseo, contener el aliento, y llegar al otro lado.

Puente de los Suspiros, Barranco. 

Darko Vrcan/Alamy Stock Photo

Entre murales de Chabuca grande —cantautora de ‘La Flor de la Canela’ y artista enamorada de la lima señorial—, reseñas de los personajes que habitaron el barrio y la Iglesia de la Santísima Cruz, se forjaba la visita por uno de los barrios imprescindibles de Lima

Tras despedirnos de Barranco, dejamos que el costado arqueológico de Miraflores cobre vigor, y la Huaca Pucllana (Huaca significa lugar sagrado o templo, y Pucllana juegos o rituales) es uno de los 340 monumentos que componen el pasado prehispánico de la ciudad. 

Este museo con muros originales preincaicos y siete niveles a los que es posible acceder encierra la historia de las tres culturas: cultura Lima, cultura wari o huari (primer imperio de Perú), cultura Ichma o Ichmay; hasta que luego quedará abandonada. De hecho, nunca fue ocupada por los incas. 

Si bien está cerrada los días martes y jueves, el resto de los días abre desde las 9 a las 17, y la visita toma de 40 minutos a 1 hora. Aconsejamos reservar en la página web, y en lo posible contratar allí a un guía local, quienes desgranarán sus secretos al estar capacitados por los arqueólogos del lugar. 

Insumo, el restaurante que tienes que visitar en Miraflores. 

AC Hotel Lima Miraflores

Si es que no decides almorzar en el restaurante de la Huaca Pucllana con vista al sitio arqueológico, Pescados Capitales, Astrid & Gastón, Maido en Miraflores y Restaurante Isolina serán de tu interés gastronómico (siempre, para todos ellos haz una reserva).

¿Dónde decidimos recuperar energías antes de culminar con las 48 horas en Lima? En Insumo, el restaurante con las mejores vistas frente al mar. Afincado en el piso 18 de AC Hotel Lima Miraflores, allí prácticamente puedes confiar en toda la carta, y son platos como los langostinos jumbo al ajillo y el salmón al Josper en salsa de mantequilla quemada, los que terminan por elevar el ímpetu de Lima (es necesario reserva previa). 

Los parques en Miraflores son alucinantes, y comenzamos a recorrerlos uno por uno con el sol acariciando el ocaso.

A la distancia, el Parque del Antiguo Faro, en Miraflores. 

Foto de Willian Justen de Vasconcellos en Unsplash

El Parque del Antiguo Faro es el primero, luego llegamos al Parque Chino, una pequeña representación de China en Perú que deja entrever el león de la buena suerte, los Leones de Fu y una pérgola de fina madera desde donde se aprecia la inmensidad del Océano Pacífico.

El centro comercial Larcomar se une a las vistas frente al mar para quienes desean hacer unas compras, mientras la última gran joya de estas 48 horas transcurren en el Parque del Amor. Inaugurado el 14 de febrero de 1993 e inspirado en el Parc Güell, su diseño y los mensajes llevan el sello del artista peruano Victor Delfín

Allí se dan la mano evocadores frases de amor y desamor con las vistas. ¿Una de mis predilectas?  ‘Aún esperas ese poema que un día soñaste’. 

Parque del Amor, Miraflores (Lima, Perú).

Greg Vaughn/Alamy Stock Photo

¿Piensas quedarte más días en Lima o apretar algo más el recorrido? No dudes en visitar la Fortaleza del Real Felipe, la única construcción militar del tiempo colonial que todavía sigue en pie; Pachacámac a 40 minutos de Miraflores, el circuito mágico del agua por la noche y el bar Carnaval

DATOS PRÁCTICOS

Si te preguntas dónde hospedarte en Lima, The Westin Lima Hotel & Convention Center es la respuesta. Situado en San Isidro, 15 minutos en coche lo separan de Miraflores y tan solo 15 kilómetros es la distancia que deberás recorrer hasta el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. 

Reservas: [email protected]

Habitaciones: desde 250 euros. 

Para explorar tanto Lima como el resto de las ciudades en Perú, Venturia es el indudable operador turístico boutique del país latinoamericano. Sus viajes a medida incluyen experiencias exclusivas, planes de viaje personalizados y aventuras con acceso especial a sitios sagrados. 

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