Hotelísimos: Juvet Landscape, el hotel paisaje definitivo

“En un lugar remoto de un pueblo remoto de una remota región de Noruega...”
Juvet Landscape Hotel Noruega.
Knut Bry / Juvet

Cuando llegamos me apabulló el silencio y tardé un par de horas en entender de qué iba el juego: tú eres el peón y la naturaleza, la Reina del tablero.

¿La única manera de disfrutar? Someterte, dejar las prisas colgadas en la repisa de las cosas que no te harán falta (si lo piensas son muchas más de las que creemos que son) y centrarte en escuchar, mirar, estar.

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En Juvet Landscape Hotel el logro es no pensar porque la ansiedad se diluye entre chopos, manzanos y avellanos; el mundo se enmudece y estalla el sonido del bosque, es verdad eso que dicen: cuando no piensas es cuando en realidad estás pensando.

Dejo un rato la metáfora y vamos al tajo, que aquí hemos venido a viajar: “Juvet Landscape es el primer hotel-paisaje de Europa y la idea es crear un espacio en el que la arquitectura moderna se encuentre con la cultura histórica y la naturaleza en su estado más puro”, nos lo cuenta Christopher Schønefeldm (chef y propietario) en una cena extrañísima en torno a una mesa compartida enorme, tras pasar el día (él) pescando y recoletando setas. Sobre la madera, salmón, ciervo y vinos naturales; leña recién cortada, pieles para el frío, velas sin mensajes cursis —todo es auténtico, ese tipo de autenticidad que está lejos (muy lejos) de las manos de cualquier interiorista.

Juvet Landscape Hotel, Noruega.Juvet

Ya el viaje está impregnado de liturgia: escala en Ámsterdam y desde allí hasta el aeropuerto de Ålesund, bellísima escena aterrizando: The Atlantic Road, una de las carreteras más espectaculares del planeta, serpenteando entre el mar, rocas tupidas de verde y cientos de islas trufando el horizonte de preguntas. En el avión, pescadores sin muchas ganas de palique, parecen la tripulación de Buena Mar, de Antonio Lucas: silencio, vino tino y más pasado que futuro. No recuerdo un viaje como este.

“¡Cómo nos deifica la naturaleza con unos pocos y vulgares elementos! Dadme buena salud y un solo día, y dejaré en ridículo toda la pompa de los emperadores”.

Es Ralph Waldo Emerson en Naturaleza (editado por Nórdica Libros) y aquí, en el último rincón de la villa de Valldal, uno empieza entender que a lo mejor es verdad, que en realidad no necesitamos más que buena salud y un solo día. Christopher recolecta flores, setas y hierbas silvestres, cocina a la brasa junto a su hijo sobre el fuego, camina hondo sobre la nieve, no tienen prisa. Buena salud y un solo día.

Conocimos Juvet por culpa de Ex Machina (Alex Garland, 2014).DNA Films

Conocimos Juvet por culpa de Ex Machina, la maravillosa ópera prima de Alex Garland con Óscar Isaac y Alicia Vikander; no mucho más tarde rodó Devs (de nuevo ciencia ficción un poco filosófica) desde luego a este tío le gustan los bosques. En la peli el hotel parece un sueño y un sueño es: aquí vivimos al son del tiempo y es el tiempo quien manda, un café caliente para el frío, paseos bajo las estrellas y las canciones del agua (como ese discazo que se acaban de marcar Los Planetas).

Nos alojamos en una Landscape Room con vistas al río y a la montaña, también hay casitas colgando de los árboles y una ‘villa del escritor’ donde nos imagino en un invierno sin fin, una pila de libros y nada más que hacer que ser. Viajar también es esto. Viajar también es conocerse. Paseamos en torno al riachuelo escuchando el crujir del musgo, la armonía matemática de la naturaleza salvaje, ese tipo de belleza que no cabe en un lienzo porque no se puede contar. No hay día que no recuerde este viaje. Ni un solo día.

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