First In: Maroma, A Belmond Hotel, un resort de lujo en la Riviera Maya

Tras su renovación completa, esta propiedad clásica de la Riviera Maya renace permaneciendo fiel a sus raíces.
Sillas y mesa en la terraza de una suite en Maroma A Belmond Hotel
William Jess Laird

Maroma, A Belmond Hotel, en la Riviera Maya, ha logrado transformarse en un lugar novedoso y fascinante sin perder su esencia. Este resort, que abrió en 1995 en una región en la que se podría decir que ahora hay demasiados alojamientos de este tipo, consigue alejarte del bullicio de este tramo de costa entre Cancún y Tulum. Es el retiro costero ideal para librarse de todas las tensiones sin dejar de sentir en ningún momento que estás en el Yucatán.

¿POR QUÉ RESERVAR?

Esta propiedad acaba de salir de una remodelación que ha durado un par de años y los resultados son espectaculares. Ha renacido como un lugar único y refrescante sin renunciar a la personalidad que ya caracterizaba a este clásico resort de playa, y todo gracias a la minuciosa atención al detalle de su diseño, del servicio y de la gastronomía. Olvídate de todo, excepto del lugar en el que estás, ya que a cada paso sentirás la presencia del Yucatán.

Spa en Maroma, A Belmond Hotel.William Jess Laird

EL AMBIENTE

Durante esta última década, el tramo de Yucatán que queda entre Cancún y Tulum se ha ido llenando de resorts variopintos que tienden a amontonarse unos encima de otros. Pero no resulta difícil olvidar todo el ajetreo de los alrededores al salirse de la carretera principal hacia Maroma. A la propiedad, que se encuentra rodeada por más de 80 hectáreas de selva, se llega por un sinuoso camino de gravilla que serpentea entre mangles. No es raro ver coatíes junto a la senda, o incluso monos araña encaramados a los árboles si llegas muy temprano. Al llegar a la entrada de este hotel de 72 habitaciones, un arco encalado que da paso al terreno propiamente dicho, te recibirá el canto de las aves tropicales nativas de la región, como la colorida chara yucateca.

Tras hacer el check in con ayuda del asistente personal, es fácil dejarse llevar por el ritmo relajado del lugar. Piscina, playa, descanso para comer y repetir hasta que llegue la hora del cóctel en Freddy’s Bar. Los huéspedes suelen ser lo que cabría esperar de una propiedad de Belmond: viajeros con interés por el diseño que esperan la máxima atención al detalle, desde el servicio a pie de piscina hasta el origen de los textiles artesanales que adornan las suites. Y sobra decir que Maroma no decepciona.

LA HISTORIA

Maroma, la primera propiedad del portfolio de Belmond en Norteamérica, abrió sus puertas por primera vez en 1995 a poco menos de 50 kilómetros al sur de Cancún. Se ha establecido como un clásico en una región que ahora padece cierta saturación de resorts de lujo, pero su remodelación de dos años lo ha devuelto a la vida con fuerza. Su transformación se ha apoyado en gran medida en la cultura maya y en la artesanía mexicana, priorizando la sostenibilidad. Sus edificios curvilíneos estucados siguen las formas geométricas mayas y casi todos los detalles de la restauración han contado con artesanos y fabricantes locales. La interiorista Tara Bernerd ha supervisado la remodelación, y ha priorizado a los trabajadores mexicanos y sus productos, de forma que el 80% de los materiales empleados se han fabricado en México, desde las baldosas de Saltillo pintadas a mano y decoraciones textiles de las paredes hasta las comodísimas túnicas de algodón que esperan a los huéspedes en las habitaciones. Maroma volverá a aceptar reservas oficialmente en agosto tras su discreta inauguración, y quienes ya conocieran el resort de antes reconocerán a buena parte del personal. Muchos de los trabajadores conocen el hotel y la zona circundante como la palma de su mano, y estarán encantados de compartir sus impresiones con los huéspedes.

La artesanía local protagoniza la decoración de las suites.

William Jess Laird

LAS HABITACIONES

Uno de los puntos fuertes de la renovación de Maroma son las diez habitaciones orientadas hacia el mar, aunque las 72 habitaciones han sido remodeladas con mimo según la visión de Bernerd. Son espaciosas y las vistas son absolutamente increíbles. Hay pocas sensaciones comparables a la de ver el mar Caribe por una ventana y una piscina rodeada de árboles por otra. Todas las diferentes estancias de la suite, desde la propia habitación hasta el baño y el vestidor, están repletas de decoraciones artesanales mexicanas, como las cestas de mimbre que aportan un toque de color o los cojines en tonos anaranjados, azules y crema; además de obsequios como unos preciosos abanicos de paja o una botellita de cerámica llena de mezcal.

Dentro de un armarito de madera se encuentra el minibar, surtido con todo tipo de licores locales como el pox, una bebida maya destilada a partir de caña de azúcar y maíz, o el mezcal Mayalen Guerrero, en una botella tan estética que dan ganas de llevársela a casa.

En el baño continúan los detalles coloridos, como las baldosas pintadas a mano, aunque la verdadera protagonista es la profunda bañera (también cuenta con ducha). En el amplio vestidor aguardan sandalias artesanales y batas de lino, además de las túnicas de algodón que mencionábamos antes, fabricadas por Collectiva Concepción, una marca de Ciudad de México que apoya a artesanos de comunidades rurales y dedica recursos a conservar las tradiciones textiles mexicanas.

Ver fotos: los mejores nuevos hoteles de Caribe, México y Atlántico Norte

GASTRONOMÍA

De los dos restaurantes situados en la propiedad, Woodend by Curtis Stone sirve platos pequeños de carne, pescado y marisco ideados por el chef australiano que da nombre al restaurante, casi todos cocinados a fuego abierto (el filete con chimichurri y bacalao que se deshace en la boca es sin duda la estrella de este menú, seguido de cerca por el crudo de atún). El segundo, Casa Mayor, es el nuevo local del chef mexicano Daniel Camacho, e incorpora una buena cantidad de ingredientes originarios de la península de Yucatán, tan frescos y llenos de sabor que un plato tan sencillo como una ensalada de tomate llega a eclipsar al pulpo cocinado a la leña y a las tablitas de ternera. Casa Mayor también es donde se sirven los desayunos: huevos rancheros y chilaquiles con salsa roja o verde, montañas de pan recién horneado, fruta local… no falta de nada.

Cabe mencionar también las clases de cocina para huéspedes en las que Camacho enseña a los curiosos a hacer tortillas de maíz de tres formas diferentes. Después podrás admirar tu obra de la mejor forma posible: degustándola con ingredientes cocinados a fuego lento.

Pocas vistas pueden compararse con las de las habitaciones orientadas hacia el mar.

William Jess Laird

EL SPA

El spa de Guerlain aún está por inaugurar, pero promete un amplio abanico de tratamientos con guiños a los rituales y prácticas curativas tradicionales de los Mayas, como el masaje de dos horas con productos de Guerlain y miel que es tan opulento como suena. Contará también con talleres de meditación y clases de yoga.

EL SERVICIO

Cabría esperar que una inauguración tan reciente aún tuviera ciertos problemas de rodaje, pero todo funciona como la seda. El personal no solo es amable y atento, sino también muy divertido, siempre dispuesto a compartir curiosidades sobre el hotel, como el hecho de que, durante la renovación, descubrieron que bajo el encalado de algunas paredes había hojas de palma secas. Los asistentes personales siempre están disponible por WhatsApp, de forma que cualquier problema o duda se soluciona rápido y es más fácil que nunca relajarse y olvidarse de todo.

SOSTENIBILIDAD

La propiedad cumple con todos los estándares de sostenibilidad que cabría esperar de un hotel de lujo en 2023: recipientes reutilizables para la crema solar o el repelente de mosquitos; botellas de cristal para el agua junto a la cama; la sugerencia de reutilizar toallas… Pero lo que más llama la atención es la forma en que todo está orientado a lo local. Esto no solo crea una estética mucho más atractiva e inspiradora y unos menús más interesantes, también hace que el dinero llegue a las comunidades que habitan una región que, para bien o para mal, depende en gran parte del turismo.

La atención al detalle es exquisita en todos los sentidos.

William Jess Laird

OTROS DETALLES

Maroma ofrece diversas experiencias tanto dentro como fuera de la propiedad, desde los talleres de cocina hasta las excursiones a cenotes cercanos. Visitamos uno que se encuentra a una media hora en coche y, gracias a la guía de 4World Expeditions, fue una experiencia increíble. Recorrimos una espectacular red de cuevas, nadamos en apacibles lagos subterráneos mientras escuchábamos a los murciélagos que nos sobrevolaban y charlamos sobre las tradiciones mayas conectadas con los fenómenos naturales. No es la experiencia soñada de ningún claustrofóbico, pero si no te desagrada la idea de nadar en espacios reducidos (a veces muy, pero que muy reducidos), no te lo puedes perder.

Este artículo se publicó en julio de 2023 en Condé Nast Traveler. Traducido y adaptado por Eva Duncan.

Ver más artículos