Sarria, una villa unida al Camino de Santiago

Fortalezas, monasterios, iglesias, gastronomía y ambiente de peregrinaje en uno de los puntos neurálgicos del Camino Francés.
Calles de Sarria Lugo Galicia
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En la provincia de Lugo, una pequeña ciudad parece pasar desapercibida, camuflada junto a las frescas aguas de un río en el que abundan las truchas.

Sin embargo, esa localidad, Sarria, ha disfrutado de una importancia considerable desde tiempos medievales. La razón principal hay que buscarla en uno de los peregrinajes más famosos del mundo: el Camino de Santiago.

Cerca de un cuarto de los peregrinos que eligen seguir la ruta jacobea del Camino Francés –la más popular– deciden comenzar su aventura desde Sarria, que se encuentra a unos 112 km de la soñada meta situada en la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela.

Con ello, superan los 100 km que marcan la mínima distancia a recorrer para ganar el derecho a obtener la famosa Compostela.

Plaza del pueblo, calle Mayor y estatua de piedra del rey Alfonso IX.Getty

Debido a eso, por las calles de Sarria es normal ver –sobre todo entre los meses de abril y octubre– a decenas de grupos de personas equipadas con sus mochilas, palos de senderismo, zapatillas y demás pertrechos que suelen formar parte de la indumentaria del peregrino actual.

A pesar de ser un lugar de paso tan famoso, merece la pena detenerse en Sarria. Aquí hallaremos estupendos restaurantes en los que saborear la espectacular gastronomía gallega, iglesias, monasterios, ruinas de antiguas fortalezas y, cómo no, muchas historias de caminantes de diversos rincones del mundo y distintas épocas.

ESPLENDOR MEDIEVAL

Aunque el descubrimiento de distintos yacimientos arqueológicos ha demostrado que la zona de Sarria estuvo poblada en tiempos prerromanos y romanos –cuando la presencia de los soldados del imperio estuvo ligada a la cercana y poderosa Lucus Augusti (actual Lugo)–, lo cierto es que la verdadera historia de la ciudad comienza en la época medieval, más en concreto, con la aparición del Camino de Santiago.

Esa ruta de peregrinaje provocó el crecimiento de la población que, a finales del siglo XII, ganaría el título de villa real, otorgado por el monarca Alfonso IX.

Iglesia de Santa Mariña de Sarria.Alamy

Fue así como comenzaron a levantarse iglesias, monasterios y ermitas, y, por supuesto, también hospitales y albergues que sirvieran de alojamiento a los peregrinos. Un auténtico florecimiento cultural, arquitectónico y artístico que puso a Sarria en el mapa.

Por su centenaria Rúa Maior transitaban caminantes ataviados con largos hábitos de paño y sandalias, apoyándose en palos de madera a los que ataban una pequeña calabaza hueca –para rellenarla de vino en alguna casa o posada benevolente– y un hatillo con sus escasas pertenencias.

Se oían saludos y buenos deseos en distintas lenguas, tal y como ocurre hoy en día, cada amanecer, cuando los peregrinos cargan sus mochilas y emprenden una nueva etapa –para muchos, la primera– hacia la meta en Santiago.

EL LEGADO ECLESIÁSTICO DE SARRIA

Esa misma Rúa Maior sigue siendo el centro neurálgico del casco histórico de Sarria.

A ella se asoman albergues de peregrinos, pequeños bares y restaurantes, tiendas de souvenirs y artículos deportivos, iglesias y antiguas casas blasonadas, en cuyas fachadas de grandes bloques de piedra aún se pueden admirar los escudos familiares.

En la parte alta de la calle, justo antes de torcer a la derecha y comenzar el descenso para abandonar la ciudad, la ruta jacobina nos regala la vista de la magnífica iglesia de San Salvador.

Levantada en el siglo XIII, presenta un aspecto exterior sobriamente bello, típico del estilo gótico primitivo de la época.

Convento de la Magdalena en Sarria.Getty

Algo más ostentoso –o, más bien, grande– es el Monasterio de la Magdalena, que se encuentra a unos minutos a pie de la iglesia de San Salvador. Hay documentos que datan el origen del monasterio en los comienzos del siglo XIII, siendo fundado por religiosos italianos de la Penitencia de los Mártires de Cristo.

Durante mucho tiempo habitaron en él monjes agustinos y a finales del XIX fue ocupado por los padres mercedarios.

Hoy en día, el Monasterio de la Magdalena es uno de los mejores albergues de peregrinos de esta parte del Camino Francés. Descansar en él y pasear por sus tranquilos claustros y jardines revitaliza el cuerpo y la mente de los caminantes.

Otra iglesia emblemática de la ciudad es la de Santa Mariña. Fue levantada, sobre un antiguo templo románico, en 1885, y, además de albergar bonitas tallas de los patronos de Sarria –Santa Mariña y San Xoán– también presenta un impresionante mural dedicado a los peregrinos.

Entrada de Sarria con el llamativo cartel.Alamy

DE FORTALEZAS Y MIRADORES

Sarria no ha podido sustraerse a una moda que ha invadido algunas poblaciones turísticas de España, y varias del Camino de Santiago. Es la que consiste en poner el nombre de la ciudad en grandes letras, ya sea a la entrada o la salida de la localidad.

En este caso, las encontramos en la Rúa Maior, justo entre la iglesia de San Salvador y las ruinas de la Fortaleza de Sarria. Son pocos los peregrinos que pueden resistirse a la tentación de hacerse una foto con las letras, casi olvidando que se encuentran junto a una de las construcciones históricas más importantes de la villa.

Y es que, la Fortaleza de Sarria –o Torre do Batallón– es una antigua torre que se erige como símbolo de la famosa Revuelta Irmandiña.

La Revuelta Irmandiña fue un levantamiento social que tuvo lugar en la Galicia medieval, entre los años 1467 y 1469. Tras varias malas cosechas, una brutal presión fiscal, epidemias y grandes abusos por parte de los nobles, los campesinos gallegos decidieron levantarse en armas contra sus señores.

Fortaleza de Sarria.Getty

Los nobles huyeron a Portugal y Castilla, y más de un centenar de castillos y fortalezas fueron saqueados y destruidos. Finalmente, esta rebelión – considerada como una de las más importantes en la Europa de la época – fue sofocada por las tropas feudales de Pedro Madruga.

En el caso de la fortaleza de Sarria, se cree que llegó a tener cinco torres, pero solo una fue reconstruida tras la revuelta y, hoy en día, queda como testimonio de la antigua fortificación que defendía el Camino de Santiago y la comarca de Sarria.

También cierta violencia vivió la antigua cárcel de Sarria, pero hoy, junto a ella, encontramos un remanso de paz en el que se ha instalado el Miradoiro do Cárcere, desde el que se puede disfrutar de una magnífica panorámica de la villa de Sarria y los campos de su vega.

Mural en las calles de Sarria.Alamy

DE PUENTES Y UNA MESA DIGNA DE REYES

Unas vegas que son regadas por las aguas de la abundante lluvia gallega, pero también por las de los distintos ríos de la comarca, como el Celerio o el Sarria.

Sobre las aguas del primero está tendido el bello Ponte da Áspera, un puente de aspecto medieval, construido en piedra y con tres arcos, que fue, en realidad, erigido en el siglo XVIII sobre los cimientos de su predecesor.

Las aguas del río Sarria fluyen, sin prisa y casi sin hacer ruido, por el mismísimo centro de la villa.

El Ponte da Ribeira pasa sobre ellas y se abre a una especie de bulevar fluvial que rebosa de vida los fines de semana.

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En él encontramos bares y restaurantes, entre los que destaca el Mesón Roberto. Siempre repleto de gente local y algunos peregrinos foodies –sí, también los hay– en el Roberto nunca faltarán espectaculares zamburiñas, pulpo, sabrosos cortes de vaca rubia gallega a la parrilla, pimientos de padrón, tomates aliñados, acompañados con quesos de la zona, empanada gallega y un sinfín de exquisiteces.

Y es que, en el Camino de Santiago no todo va a ser sacrificio y caminar. En Sarria saben bien de lo que hablan… desde tiempos medievales.

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