Las mejores terrazas de París
Las mejores terrazas de París te están esperando para disfrutar de hermosas veladas al aire libre. Tras el largo invierno parisino llega el verano y la capital francesa florece como el jardín de Bagatelle.
Sin duda uno de los momentos más esperados del año en la ciudad de la luz es la apertura de sus terrazas y rooftops, una excusa más (si la necesitabas) para volver.
Te soplamos una selección de miradores parisinos para todos los gustos, perfectos para disfrutar París en su máximo esplendor. ¡Bienvenido a las mejores terrazas de París!
Maki ManoukianLa mágica: Fabula (16 rue des Francs Bourgeois)
En pleno barrio histórico del Marais, el bello jardín del Museo Carnavalet, el museo de historia de París, acoge el idílico restaurante Fabula.
El extraordinario hôtel particulier invita al chef étoilé Julien Dumas, que inspirado de su jardín à la française del siglo XVII, crea una fresca y refinada carta. Sirve hinojo, yogur de mejorana y miel, aliño de verjus y polen; o salmón de Isigny en salmuera a baja temperatura. Sorprenden los postres de Jeanne Lecourt, como su panna cotta de vainilla; o el baba al sirope de té de Bali y verbena. Rémy Savage, mejor mixólogo del mundo 2022, firma un spritz con shiso morado, licor de pera June a base de gin francés, champagne y hojas de shiso; o un Grain, su especial versión del Negroni.
Para esta segunda edición, Fabula estrena un distendido bar musical bajo las columnas del Pavillon des Drapiers. Al caer la tarde comienza la magia, dos grandes globos ascienden oníricamente iluminando el escenario de insolente belleza.
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Philippe Vaures SantamariaLa gastronómica: Les Ombres (27 quai Branly)
El restaurante Les Ombres, del chef Alain Ducasse, está posado sobre el tejado del Musée du quai Branly-Jacques Chirac, y su sala acristalada se abre sobre una espectacular terraza panorámica con soberbias vistas de París y de la torre Eiffel.
Su chef de cuisine Alexandre Semperé propone exquisitos menús degustación en 5, 6 y 8 tiempos que celebran una cocina francesa contemporánea mediterránea. Sirven berenjena ahumada en ramas de olivo, ventresca de atún; espárragos verdes de Provenza, lardo di Colonnata y ajo silvestre; pulpo empanado, calabacín violon, salsa verde; o ave pattes bleues de las Landas, galette de kimchi; y como colofón un crémeux chocolate y ‘caviar’ de vainilla, crujiente praliné de su chef pâtissier Jérémy Schotte.
Su impresionante bar-rooftop propone exclusivos cócteles (con o sin alcohol) de la chef mixóloga Margot Lecarpentier o Margot Combat, conocida por su epónimo bar de Belleville.
Jerome GallandLa panorámica: ROOF (43 rue Étienne Marcel)
El hotel Madame Rêve, situado a dos pasos del Louvre, se pavonea de ROOF, su inmensa azotea vegetal. Desde este edén de más de 500m² poblado de árboles y plantas, se aprecia una de las vistas más bellas de París mientras se degusta un cóctel acompañado de finger food.
Para una experiencia completísima, el vasto patio de La Plume, su restaurante, ofrece un espectacular panorama de la bella iglesia de Saint-Eustache. Mientras, su atento equipo sirve los deliciosos manjares japoneses con aromas franceses del chef Benjamin Six.
Prueba el pollo karaage, con corteza de shichimi picante, salsa de limón; los gyozas de bacalao negro y langostinos al miso dulce; el tataki de ternera wagyu con jugo de trufa negra y ponzu; el hotpot de bogavante, arroz japonés picante; o la tempura de flores de calabacín al té matcha y yuzu kosho, salsa tensuyu. Termina con unos mochis y especialidades del reputado pastelero Pierre Hermé como el 2000 feuilles, o la tarte duo fresa, yuzu.
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La Tour d'ArgentLa campestre: La Rôtisserie d'Argent (19 quai de la Tournelle)
Situado en la rive gauche, La Rôtisserie d'Argent extiende sus mesas en los tranquilos quai y pont de la Tournelle, donde su servicio con pajarita acoge en una atmósfera tradicional de aire pintoresco chic.
Vestida de manteles de cuadros rojos y blancos, esta postal parisina, recibe animados almuerzos familiares o entre amigos bajo sus amplias sombrillas, o románticas cenas con el telón de fondo del Sena y Nôtre Dame.
Propone recetas canallas, como su foie gras al Oporto; o los premiados huevos con mayonesa; seguidos del pato challandais de la Maison Burgaud; el tierno pollo de granja asado; los riñones de ternera en salsa de mostaza; o los quenelles de brochet, acompañados de la selección de Víctor González, el chef sommelier de su vecino y hermano mayor, La Tour d’Argent. Los golosos se dejarán tentar por su tarta de chocolate Argent noir o los pasteles de su panadería Le boulanger de la Tour. Todo queda en casa.
Riviera FugaLa acuática: Riviera Fuga (19 port des Invalides)
Literalmente a orillas de Sena, a pocos metros del impresionante puente Alexandre III, se ancla la péniche (barco) Riviera Fuga, y desde su cubierta se adivina el Grand Palais.
Jean-Philippe Demeyer recrea un espíritu riviera y yacht club con caballitos de mar XXL; lonas chinés de rayas, nostalgia del glamour de los 60 y 70 y un toque Jacky O. Un oasis donde evadirse durante largas sobremesas, soleadas tardes de farniente, aperitivos bajo el dorado atardecer, agradables cenas, o travesías por el Sena en sus barcas privatizables.
Su chef Daniel Ortiz Maldonado idea platos que conjugan sabrosas recetas italianas y la técnica y los aromas nipones. Sirve ricos cannoli de tartare de ternera, ume kosho; crudo de dorada, vinagreta yuzu, piñones; katsucaccia de cerdo; riso proibito, gamberoni, jengibre; o tagliatelle de sepia, brocoletti; y para finalizar un panettone perdu, o el babasake, un ligero baba empapado en sake.
Sebastien DUBOIS-DIDCOCKLa mítica: Les Deux Magots (6 place Saint-Germain-des-prés)
La terraza del café histórico y literario de Saint-Germain-des-Prés, es perfecta para aprovechar los rayos de sol frente a la conocida iglesia, y vivir un momento muy parisino junto a sus asiduos que hacen de ella una maison singular.
Les Deux Magots promete un encantador froufrou y un afable equipo que te consiente y te anima a vivir su espíritu y su nueva y ligera carta estival. Así su famosa blanquette de veau Boris Vian estilo Gouffé se declina al estilo primaveral, además de sus snacks o sus platos inspirados en la cocina francesa como su receta única de tartare de ternera; los escargots de Bourgogne gigantes; las aparatosas y propias fuentes de mariscos; y por último, o lo primero, su hipnótica bandeja de delirantes pasteles de chez Arnaud Larhe.
RICARD ROMAINLa exótica: Dar Mima (1 rue des Fossés Saint-Bernard)
El restaurante Dar Mima, localizado en la azota del museo Institut du Monde Arabe fanfarronea de ser un paraíso oriental en pleno París.
Tras las icónicas mashrabiyas de su fachada, Laura Gonzalez imagina Las mil y una noches, un embriagador universo enriquecido de opulentos materiales. Desde su terraza, cual jardín mediterráneo con almendros, jazmín, limoneros y palmeras, se admira la île Saint-Louis, a la luz del día o bajo las estrellas.
Paris Society y el actor Jamel Debbouze son los artífices. En homenaje a la madre y cocina de este último, sus platos son solares y generosos como la ensalada Zaalouk, el couscous de verduras, la pastilla de pollo y canela, las chuletillas de cordero con caviar y berenjenas, el tajine de kefta y huevos, y como no, el té a la menta y sus creativos cócteles.
Dar Mima rebosa hospitalidad árabe y un clima festivo. Tres o cuatro veces a la semana las noches se animan con percusiones y guitarras que hacen vibrar el ambiente.
Gaelle Le BoulicautLa francoandaluza: La Chambre Bleue (4 rue d’Anjou)
Su nombre alude a la obra que Picasso pintó en París, como paralelismo al chef Dani García que establece con brío sus raíces malagueñas en este restaurante parisino (que estábamos necesitando).
Ubicado en el nuevo y elegante hotel Maison Delano Paris, en el patio de La Chambre Bleue se cuece su exquisita cocina mediterránea de vanguardia con toques franceses. El dos estrellas Michelin regala a los parisinos una refrescante brisa marina en forma de gambas mi-cuites en escabeche; rémoulade de cangrejo real; pimientos rojos con brandada de eglefino ahumado; puerro al fuego de leña, jamón trufado, salsa gribiche; brioche con tartare de cigalas; rodaballo con patatas a la roteña; además de su mortadela y fuet de lubina, o la mojama y terrine de campagne de atún.
No olvida las paellas, de anguila ahumada, azafrán, tocino y algas; de conejo y caracoles al ajo; o de pulpo, tinta de sepia y alioli. Se está mejor en casa que en ningún sitio.
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Mark ReadLa deluxe: La Cour Jardin du Plaza Athénée (25 av. Montaigne)
Situada en el icónico patio del hotel, La Cour Jardin du Plaza Athénée es uno de los secretos mejor guardados de París. Recubierta de vegetación y geranios rojos, característicos del hotel, es un remanso de paz donde disfrutar del extraordinario servicio del hotel.
Su célebre chef Jean Imbert se inspira en los colores y sabores del verano, empleando productos nobles, locales y de temporada sublimados con simplicidad, como la alcachofa al queso de cabra; las tartelettes con huevas de trucha y sabayon; el pepino marinado, yogurt a las hiervas; la tarta fina de ratatouille, sablé parmesano; el croque buey de mar; o un gnudi ricotta, espinacas y tomates de Latour asados.
RICARD ROMAINLa festiva: Bonnie (10 rue Agrippa d’Aubigné)
Bonnie domina París desde la décimo quinta planta del hotel SO/ Paris y es uno de los hot spots de la capital francesa que presume de terraza con vistas 360º.
Esta brasería chic parisina sumerge en un envolvente cocon de aire sixties, y en su exterior la impresionante instalación de espejos The Seeing City de Olafur Eliasson y Sebastian Benham, duplica el paisaje e invierte vertiginosamente las perspectivas.
Su carta protagonizada por el mar, comienza con lobster rolls; pastrami de salmón, crema de limón; rodaballo, colmenillas y salsa de vino amarillo; y lenguado meunière, pero también tacos de ternera picante; croque monsieur a la trufa; o châteaubriand.
Les Petites MainsLa discreta: Les Petites Mains (14 av. du Président Wilson)
Esta mesa, ubicada en los delicados jardines del Palais Galliera, que acogen el museo de la moda de París, asegura extraordinarios momentos en tête à tête con la Torre Eiffel.
Les Petites Mains, abierta por tercer año en el extraordinario palacete, acoge hoy en su cocina al chef Geoffrey Lengagne que evoca un desfile de coloridos platos vegetales, coliflor a la brasa y curry de Madras, o shiitakes marinados mozzarella di bufala, chimichurri. La colección dulce corre de la mano de François Daubinet y los cócteles haute couture de Sébastien Foulard, cuya colección cápsula es un homenaje a los vestidos del museo, como el ultra noir Thierry, o el Donatella.
RICARD ROMAINLa poética: Le Jardin de la Maison Revka (59 av. Raymond Poincaré)
El restaurante Maison Revka abre las puertas de su jardin d’été, un espectacular patio de 1000 m² con una poética escenografía que alude al siglo pasado. En su espesa vegetación de celosías cubiertas de jazmín, hortensias o rosas se entremezclan espejos antiguos, estatuas griegas, y asientos en hierro forjado con cojines florales inspirados en Visconti, sombrillas de flecos en tonos crudos, y farolillos para ambientar las noches.
Su carta reúne sus platos estrella y recetas más veraniegas, un tartare de lubina y caviar, chachlyk de gambas snacké, taramas, salmón ahumado, pizzettas de trufa, o un coulibiac, para terminar con una pavlova bellamente presentada. La novedad. Los fines de semana propone un copioso y tardío brunch a base de huevos benedict, blinis noruegos o florentinos, avocado toast, pancakes ricotta miel, croque-caviar, pastrami o beignets ponchiki, además de smoothies, zumos détox o cócteles. Atención especial a las familias, su jardín propone un espacio con animadores y actividades para niños.
LolouLa intemporal: Loulou (107 rue de Rivoli)
El restaurante Loulou cuenta con una maravillosa terraza en los Jardins des Tuileries, pegada al Museo de Artes Decorativas.
Sigue siendo una dirección para ver y ser visto. Su interior cultiva el glamour discreto (o no tanto), y la terraza es un vergel donde pasar unos instantes de dolce vita en sus mesas de mantel blanco y mullidas banquetas.
La carta del chef Zouhair Bouhlal, comparte los clásicos italianos. El vitello tonnato; los calamari fritti; el crudo de atún rojo alla puttanesca; los linguine Mancini al pesto de pistacho; o la milanese alla Saltimbocca; se codean con chouquettes, crema de vainilla con chocolate para mojar; un fraisier; o tiramisú para compartir.
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