Visitar las playas del desembarco de Normandía: planifica tu Día D

Rastreamos los lugares clave del desembarco practicando un turismo poco convencional, en el que nuestra imaginación es casi tan importante como nuestra cámara de fotos

Atardecer en playa Gold

Alamy

Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword. Cinco palabras que, probablemente, habrás escuchado alguna vez en tu vida, aunque ahora mismo no logres ubicarlas. Los nombres de las cinco playas en las que tuvo lugar la batalla más famosa de la Historia.

Este año se ha cumplido el 75 aniversario del desembarco de Normandía, la operación militar aliada que inició la liberación de Francia y asestó un golpe decisivo al régimen de terror nazi en Europa.

Pero, ¿qué huellas quedan hoy de esa histórica batalla? Rastreamos los lugares clave del desembarco practicando un turismo poco convencional, en el que nuestra imaginación es casi tan importante como nuestra cámara de fotos.

Batería de Merville

Alamy

LA BATERÍA DE MERVILLE, EL PUENTE PEGASUS Y LA PLAYA SWORD

Abordamos el viaje de este a oeste comenzando no en la costa, sino unos pocos kilómetros tierra adentro, en un complejo de cuatro búnkeres de hormigón cerca de Ouistreham, donde se sitúa la ** batería de Merville .** Se trata de una de las muchas fortificaciones alemanas concebidas para frenar ataques enemigos desde la costa.

El emplazamiento, uno de los mejor conservados de este tipo, amenazaba el ataque sobre la playa Sword, y fue tomado por paracaidistas británicos horas antes del Día D. Hoy, es un interesante museo donde se conservan armamento y material de la época.

Fuera de los búnkeres, un memorial flanqueado por las banderas inglesa y francesa custodia un legendario C-47, el avión que regó toda Normandía de fuerzas aerotransportadas la noche de la invasión.

Sin embargo, el plato fuerte nos espera dentro el búnker más grande del complejo, donde cada 20 minutos se recrea la toma de batería a través de un eficaz espectáculo de luz y sonido. Encerrados entre paredes ásperas y bajo una oscuridad solo iluminada por parpadeantes luces rojas, las sirenas, los gritos en alemán y los disparos ensordecedores dejan una sensación inquietante, pero, a la vez, poderosamente didáctica.

El puente Pegasus original

Alamy

A poca distancia de allí, cruzamos los puentes Horsa y Pegasus sobre el río Orne y el canal de Caen, capturados por los ingleses para asegurar el flanco este del desembarco, y visitamos su Memorial .

A los pies del puente Pegasus podremos parar a tomar un tentempié en l **a primera vivienda francesa liberada el Día D: el Café Gondrée **.

Es el momento entonces de llegar a la costa, a la primera de las cinco playas: Sword. Asignada al ejército británico, en esta primera parada es de rigor visitar el Museo El Grand Bunker en su extremo este, ya en la ciudad de Ouistreham.

Otrora un puesto de observación, impresiona la altura de este monstruo de hormigón. Un enorme entramado de cinco plantas, plagado de estancias y recovecos, coronados por una sala de vigilancia costera equipada con un catalejo, desde la cual los alemanes controlaban la actividad del canal de la Mancha. Es muy fácil hacerse una idea de cómo vivían los soldados a través del equipamiento rescatado de la época: efectos personales, diarios, material de cocina y baño y, por supuesto, armas y uniformes.

En los exteriores, merece la pena fotografiarse junto a la lancha de desembarco real utilizada para la película Salvar al Soldado Ryan. Ya empezamos a notar el efecto Hollywood en nuestro recorrido.

Estatua de Piper Bill Millin, el músico más famoso del Día D

Alamy

Seguimos la línea de la playa atravesando preciosas urbanizaciones y pudientes villas para encontrarnos con la estatua de Piper Bill Millin, el músico más famoso del Día D, conocido por desembarcar tocando su gaita en mitad del fuego cruzado por orden de su comandante en jefe, el extravagante oficial escocés Lord Lovat.

Es entonces cuando debemos estar preparados para detenernos constantemente: placas conmemorativas y algún que otro tanque aparecen junto a la carretera hasta llegar a la siguiente playa: Juno.

LAS PLAYAS JUNO Y GOLD

La labor de tomar la playa Juno correspondió fundamentalmente al ejército canadiense. Las hazañas de sus soldados se explican hoy en el Juno Beach Centre , un museo levantado gracias a donaciones de familiares y veteranos de guerra que se desmarca del resto: da prioridad a la parte didáctica y para niños. Observando los testimonios en vídeo cuesta no emocionarse.

Llegando a Arromanches, detenerse en la playa Gold y visitar su museo casi a los pies de la arena nos ofrecerá la visión más estratégica de la contienda. Aquí se construyó uno de los enormes puertos artificiales que permitieron descargar el equipamiento necesario para culminar el Desembarco.

Enormes bloques de cemento, conocidos popularmente como Mulberrys, fueron sumergidos en el mar para conformar espigones. Muchos todavía son visibles desde la playa e, incluso, podremos tocar alguna estructura carcomida por el óxido en la orilla.

La tarea babilónica de su construcción, transporte y posterior despliegue se muestra a través de maquetas increíblemente realistas en el Museo del desembarco de Normandía de esta localidad. Una visita imperdible.

Los Mulberrys todavía pueden verse en la playa Gold

Alamy

Culminar la jornada visitando las baterías de Longues-sur-Mer nos da otra impresionante muestra del Muro Atlántico del III Reich: cuatro casamatas ataviadas con enormes cañones, además de un búnker de control de artillería frente a la costa, con extensas vistas del Canal.

Es una de las fortificaciones alemanas más importantes de la zona, accesible de forma gratuita y sin ningún tipo de restricción: podremos subirnos a lo alto de los búnkeres o incluso encima de los cañones, y creernos el general Patton por un instante. Nuestra integridad física correrá, eso sí, de nuestra cuenta.

DORMIR EN BAYEUX DE CAMINO A OMAHA

Además de una visita obligada, Bayeux supone un sitio ideal para pernoctar. Esta joya del Departamento de Calvados y enclave estratégico entre Gold y Omaha fue la primera ciudad liberada tras el Día D.

Merece la pena visitar su fabulosa Catedral y perderse entre sus tranquilas calles, con sus pequeñas boutiques de pan y dulces. No hay que olvidar que estamos en la región de la sidra normanda y las galletas de mantequilla.

Y de un empacho a otro. En el Museo de la batalla de Normandía de la ciudad nos daremos otro magistral atracón de tanques, cañones y uniformes, con un marcado acento local: Charles de Gaulle pronunció su primer discurso sobre suelo francés liberado en esta localidad, el 14 de junio de 1944.

Omaha beach, el punto culminante del viaje

Alamy

Sin embargo, el punto culminante de toda la ruta llega justo después. Nada es comparable con Omaha Beach, donde se difumina la atmósfera de respeto histórico hasta ahora presente para contagiarse de ese espíritu peliculero tan auténticamente yanqui, que por supuesto también nos envenena.

Comenzar visitando el Cementerio Americano de Omaha , donde descansan más de 9.000 soldados estadounidenses, nos dejará estratégicamente tocados. Un paseo por la playa, fría y solitaria, bañada por las inclemencias del tiempo, será perfecto para perdernos en nuestros pensamientos, pues si algo tienen las playas de Normandía es una condición idónea para dar rienda suelta a nuestra imaginación (y la imaginación, recordemos, es importante en esta aventura) .

No nos iremos de allí sin dibujar visualmente el recorrido que los soldados trazaron bajo la lluvia de balas y bombas. Y emocionados, casi ligeramente abatidos, acabamos visitando el Overlord Museum de Omaha. El más impactante, sin duda, en lo visual. La banda sonora de la saga Batman, de Hans Zimmer (sí, de Batman) nos da la bienvenida a la entrada, aderezada con sonidos de aviones, tiroteos y explosiones. Estos americanos, qué bien saben vender, y venderse.

No nos dejemos llevar por la indignación: bajo el manto de frivolidad, una colección increíble de vehículos, incluyendo uno de los pocos ejemplares de Panzer Tigre alemán que se conservan en la actualidad, y todo tipo de material militar de ambos bandos de un incalculable valor.

Pointe du Hoc

Alamy

La última parada imprescindible en Omaha está en su extremo oeste, en La Pointe du Hoc . Un enclave estratégico situado en lo alto de un acantilado a varios metros sobre el nivel del mar, que fue ampliamente bombardeado el Día D.

El lugar fue escalado y tomado cuerpo a cuerpo por soldados norteamericanos. Todavía hoy se pueden contemplar los enormes cráteres causados por los impactos de los obuses, además de un gran entramado de búnkeres, coronado por una impresionante casamata de vigilancia que domina todo el lugar.

TERMINANDO EN CARENTAN, SAINTE-MÈRE-ÉGLISE Y LA PLAYA UTAH

Ya en plena península de Cotentin, Carentan y Sainte-Mère-Église no son sólo dos puntos imprescindibles, sino también, lugares ideales para pasar la noche. Ambas localidades estuvieron en el punto de mira de las dos divisiones de paracaidistas norteamericanos que aseguraron el flanco oeste de la invasión.

Es ahora cuando tomamos contacto con la parte más rural de la ruta. Pequeños pueblos de casas con tejados puntiagudos, carreteras estrechas atravesando interminables campos de pastos y cercados con vacas y caballos. En cada intersección un memorial, una placa con nombres de soldados caídos y banderas al viento.

El famoso paracaidista de la iglesia Sainte-Mère-Église

Alamy

En Carentan, la 101 Aerotransportada libró uno de los combates más feroces del Día D, inmortalizado en la serie de la HBO Hermanos de Sangre. Pasear por sus calles, donde en cada comercio se exhiben las banderas norteamericana y francesa, nos hace preguntarnos si la historia de esta región no comenzó realmente hasta el 6 de junio de 1944.

Sainte-Mère-Église, por su parte, enamora con su risueña plaza y su célebre iglesia, cuyas vidrieras ilustran paracaídas y aviones junto a la Virgen, y donde un soldado paracaidista todavía cuelga del campanario. Una reproducción, claro, del soldado John Steele, que en la noche del 5 al 6 de junio de 1944 quedó suspendido justo sobre la plaza, y logró sobrevivir a la carnicería haciéndose el muerto, mientras veía cómo los alemanes ametrallaban a sus compañeros casi antes de tocar el suelo.

No debemos dejar de visitar el Museo de las Tropas Aerotransportadas , en el que se exhibe magníficamente la particular misión de los paracaidistas, sus equipos de combate y sus curiosas tácticas. Conviene también darse una vuelta por el Dead Man’s Corner y la D-Day Experience en Saint-Côme-du-Mont, otras dos muestras imperdibles.

Para los coleccionistas, esta zona supone un paraíso: **aquí encontraremos las mejores tiendas de objetos sobre el Día D. Au Jour J Militaria ** o ** Le Holdy ** son buenos ejemplos de ello.

Nuestro largo periplo termina en la playa Utah, la más al oeste de la zona de desembarco. Yendo con tiempo, habrá merecido la pena pasear antes por las ** baterías costeras de Crisbecq ** y ** Azeville **, más ejemplos de la arquitectura alemana del Muro Atlántico.

En Utah, una lancha de desembarco da la bienvenida a la playa, justo al lado del Museo de la Batalla en este sector. Unos últimos garbeos por los búnkeres y los carros blindados junto a la costa, si es que aún nos llegan las fuerzas, nos señalarán el final.

Habremos dibujado entonces nuestro particular Desembarco de Normandía en un viaje mitad materialista, mitad imaginario, en el que, sin duda, el mejor souvenir no estará en nuestra mochila, sino en nuestros recuerdos.

Playa Utah

Alamy

Ver más artículos

En busca de los vestigios de la Primera Guerra Mundial desde el aire

Once lugares para recordar la Primera Guerra Mundial

El vino francés, tesoro preciado de Hitler