Road trip por la Costa Azul

Lo clásico, lo nuevo y lo que conocen solo los que conocen

Road trip por la Costa Azul

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Destino de artistas y bon vivants en los años 50, esta pequeña región (Var) al sur de Francia ha logrado preservar con dignidad su carácter bohemio y lujoso a lo largo de los años, y lo sigue teniendo todo para convertirse en el road trip perfecto del verano perfecto. Una temperatura media de 25 grados, aroma a pino, calas de color turquesa, un vino rosé para perder la cabeza y la banda sonora de las cigarras. Ni siquiera lo preguntaremos: nadie da más.

Aterriza en Niza , coge el coche de alquiler y baja las ventanillas: estos van a ser los 100 kilómetros más deliciosos que pueden hacer de estas vacaciones el verano de tu vida. Lo que necesitas son 5 días, 7 noches y esta guía con lo clásico, lo nuevo y lo más cool.

Niza

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DÍAS 1 Y 2: SAINT TROPEZ

Un pequeño pueblo de pescadores convertido en la quintaesencia del chic riviera. Pero el Saint Tropez que queremos que veas no es el de los oligarcas millonarios y el bling-bling, sino el del lujo relajado, sin ostentaciones, ese lujo de pies descalzos y con cierta simplicidad.

Dónde dormir

El hotel más cool del momento está justo enfrente de Saint Tropez, en Saint Raphael. Abierto este mismo 2017 y sobre una playa de rocas está Les Roches Rouges , una joya modernista inspirada en la estética de las villas que comenzaron a construirse aquí en los años cincuenta ideada por el dúo de arquitectos Festen (Charlotte de Tonnac y Hugo Sauzay) .

50 habitaciones amplias, hiperluminosas, con materiales naturales y tonos suaves que se han convertido ya en todo un retiro lleno de estilo para iconos de Instagram como Camille Charrière . Las esculturas que encontramos por el hotel son obra de artistas locales, como Guy Barref. Antes de hacer este viaje has de tener en cuenta que la Costa Azul no es un destino barato, y si ya lo has asumido, este es uno de los mejores gastos que puedes hacer.

Una joya modernista con la piscina... perfecta

Les Roches Rouges

El otro hotel del que tenemos que hablar se llama Le Byblos y está situado en el propio Saint Tropez. Tiene forma de un mini pueblo dentro del pueblo, con edificios bajos de tonos rosa y amarillo. Y su historia es posiblemente la más romántica que vayas a escuchar sobre un hotel.

Le Byblos se levantó por amor. No un amor de verano, ni un enamoramiento, ni un capricho, sino un amor tan grande, tan poderoso y tan platónico que trastocó por completo a un hombre después de ver la película Y Dios creó a la mujer. Él era un millonario llamado Jean-Prosper Gay-Para, y ella, Brigitte Bardot en la cima de su fama, en los 60. “Un hotel merecedor de Brigitte”, dijo el propietario al inaugurarlo. De ambiente íntimo, repleto de obras de arte, y de nuevo sin ostentaciones, parece más un club privado que un hotel de 91 habitaciones. ¿El colmo? En el jardín interior, junto a la piscina, hay un restaurante y bar que abre hasta bien entrada la noche llamado ‘ Le B’.

Y si lo que te apetece es una noche salvaje al estilo tropézien, en Byblos encontrarás La Cave du Roi, el club donde (aquí sí) los ricos ven y se dejan ver.

'Y Dios creó la mujer'

D.R.

Qué hacer, dónde comer, qué comprar

El plan en Saint Tropez es básicamente estar en Saint Tropez. Aparca el coche en cuanto encuentres un sitio libre porque aquí lo mejor es moverse a pie. Comienza tu paseo en la Place des Lices, donde conviven las brasseries típicas con las tiendas de lujo y donde entre semana podrás ver a los señores locales jugar a la petanca.

Todos los martes y domingos, de 7 a 13 horas, verás cómo se transforma en un fabuloso mercado : aquí podrás comprar auténticas hierbas provenzales, todo tipo de quesos, alpargatas, antigüedades y preciosas flores frescas. Mejor que cualquier souvenir son los manteles con el estampado típico provenzal.

Sal de la plaza por la rue Georges Clemenceau y si te apetece algo dulce, en esa misma calle tienes que probar la tarte tropézienne, de crema y brioche, creada en 1955.

Enseguida aparecerás en el paseo marítimo: a un lado, los yates y veleros más lujosos (en verano, un amarre de una noche puede llegar a los 14.000 euros) , al otro, las casitas bajas de colores suaves.

En medio del paseo encontrarás una de las cafeterías más legendarias de Saint Tropez, donde venían a desayunar Picasso y Matisse, y más recientemente Karl Lagerfeld o Kate Moss. Con su terraza de sillas rojas, se mantuvo durante cuatro generaciones como un negocio familiar, mantiene la esencia de los años cincuenta. Abren de 7 de la mañana a 2 de la madrugada y aquí se come entrecôte con patatas fritas o langosta. Hay un gran surtido de patisseries de postre y también servicio de cócteles. Eso sí, los platos comienzan en los 28 euros.

Senequier

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Si continúas, enseguida llegarás hasta el faro de Saint Tropez : a tu derecha verás un montón de callecitas empedradas en las que conviven tiendas de lujo con otras más mundanas, como fruterías o farmacias. También te encontrarás con la pequeña iglesia Notre Dame de l’Assomption, en la rue Gambetta. Habrás escuchado que en 1971 Mick y Bianca Jagger se dieron el sí quiero en Saint Tropez, pero no fue en este templo sino en la capilla Saint Anne, a dos kilómetros subiendo la colina.

DÍA 3: RAMATUELLE

El club de playa

En el golfo de Saint Tropez hay dos grandes playas ( Pampelonne y Tahiti ) e innumerables calas. Pero nuestro destino hoy será el club de playa más legendario que jamás haya existido : así que cogemos el coche dirección ** Club 55 , situado en Pampelonne**. Creado en el año que le da nombre, de nuevo Brigitte Bardot sale a relucir en esta historia. Allí venía a tomar algo refrescante en el rodaje de la mítica película de su marido Roger Vadim. Mantiene el techo de bambú de sus orígenes, es restaurante y bar, y conserva ese lujo despreocupado de sus inicios. Aquí se comen pescados a la brasa, steak tartare y filet de boeuf, y los precios parten de los 28 euros.

El club de playa más legendario que jamás haya existido

Club 55

El pueblo imprescindible

Después del día de playa nada como descansar en una de las joyas mejor guardadas del golfo. Un pueblito de 2.000 habitantes en invierno, en lo alto de una colina, a tan solo 10 kilómetros de Saint Tropez y llamado Ramatuelle. Aquí podrás encontrar todo lo que esperas de un pueblo provenzal y los rincones donde hacer esas fotos de Instagram: edificios bajos y de piedra, buganvillas, olor a lavanda, calles empedradas y una deliciosa plaza con un delicioso café bajo una parra, L’Ormeau. ¿El plan? Tomar un vin rosé al atardecer (no muy lejos de aquí Brad Pitt y Angelina Jolie mantienen sus viñedos y producen su premiado Miraval) en su terraza, mucho más tranquila que los cafés de Saint Tropez.

Si buscas sitio para cenar, en la contigua calle Victor Léon, encontrarás ** La Forge ,** el mejor restaurante italiano del lugar.

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Dormir con un presupuesto

Alejarse tan solo 10 kilómetros de Saint Tropez tiene la ventaja de encontrar más opciones. Por un lado tenemos el **cinco estrellas La Réserve , un oasis en medio de las colinas, pero también Bed&Breakfast de diseño con habitaciones por menos de 200 euros ( ** Leï Souco , Campagne les Jumeaux o Les Oliviers ) .

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DÍA 4: LA CROIX VALMER

Las calas más bellas

Seguimos otros 10 kilómetros al sur en busca de la postal mediterránea perfecta.

No puedes viajar a la Costa Azul sin bañarte en las calas más bellas de su costa. Son tres: Cap Taillat, Gigaro y L’Escalet. Son playas pequeñas, un poco inaccesibles y sin chiringuitos: tendrás que dejar aparcado el coche (en cada una verás una explanada) y caminar 15 minutos. Por todo ello son la experiencia más auténticamente tropezienne que puedas encontrar. Aquí se bañaba Brigitte Bardot y aquí nada ha cambiado. Las aguas siguen siendo del mismo color turquesa, la arena y las piedras siguen en el mismo sitio y el olor a pinos se mantiene inalterable. Estos son unos de los pocos rincones donde el mundo parece haberse detenido en el momento en que Bardot puso un pie en estas aguas.

Cap Taillat

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DÍA 5: SAINT PAUL DE VENCE

Volvemos en dirección a Niza deshaciendo el camino para una última parada: si hasta entonces pensabas que ya habías entendido la fascinación del mundo por la Costa Azul, tenemos una última sorpresa para ti.

El lugar donde encontrar inspiración

Saint Paul de Vence, a 11 kilómetros del aeropuerto de Niza, es uno de los refugios mejor preservados de la Costa Azul. Una villa amurallada en lo alto del Plateau du Puy de calles empedradas, buganvillas y que mantiene tradiciones como el concurso depetanca en agosto o la fiesta de las castañas en octubre.

El plan en Saint Paul de Vence vuelve a ser, nuevamente, aparcar el coche y caminar. Resulta fascinante que en un lugar tan pequeño haya tantas galerías de arte. Adéntrate por la Porte de Vence, la rue Saint Paul y sube hasta la Porte de Nice : las vistas, a 800 metros sobre el nivel del mar, son algo conmovedor. Verás la inmensidad del Mediterráneo frente a ti y si giras al oeste, las colinas de viñedos provenzales.

Saint Paul de Vence

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El restaurante de Picasso, Chagall… y Quentin Tarantino

Abajo, en la entrada al pueblo, está La Colombe d’Or . Un restaurante, bar y hotel con una historia tan fascinante que solo podría encontrarse aquí. Abrió por primera vez en 1920 como un café-bar con tres habitaciones de huéspedes. Paul Rioux, el propietario, era un apasionado del arte y era, también, un hombre enormemente acogedor. Su fama se extendió poco a poco en una Francia entre dos guerras. Pero en 1940 la Costa Azul comenzó a atraer a más y más extranjeros, y también a numerosos artistas. Algunos ya tenían éxito, otros huían de la fama, y todos disfrutaban de los placeres de la zona. Chagall, Picasso, Calder, Braque, Miró … Cuenta la leyenda que cuando no tenían liquidez para pagar su estancia, donaban una de sus obras. Y así es como hoy es posible cenar en La Colombo d’Or ante la atenta mirada de sus impresionantes obras.

El restaurante (desde 25€ los platos de mediodía, a partir de 30€ en la cena) tiene también una terraza bajo una parra y la especialidad son los entrantes: una enorme degustación de cocina provenzal que se mantiene del menú original del fundador (pimientos asados con aceite de oliva, cebollas confitadas, tomates provenzales rellenos,, anchoas, berenjenas al horno) . Su fama ha llegado hasta hoy y no es difícil encontrar a estrellas de Hollywood cenando en los días del Festival de Cannes, lejos de los paparazzi. Madonna, Quentin Tarantino, Jane Fonda…

La Colombe d’Or

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