El road trip definitivo por Islandia

Manos al volante: te esperan dos días de vistas únicas, cataratas interminables, lugares recónditos y mucho frío.

Conducir por Islandia: una de las cosas que debes hacer una vez en la vida

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** Islandia es uno de esos destinos que debes recorrer en coche.** Alquilar un vehículo es un gasto adicional, pero en este caso la inversión merece la pena.

Conducir por uno de los países más felices del mundo es una actividad sumamente sencilla. Las carreteras se encuentran en buen estado y, aunque en la mayoría de las ocasiones solo haya un carril por cada sentido, no hay gran peligro, ya que los trayectos van en línea recta.

Conducir tanto de noche como de día es seguro en este país. Y éste es un buen apunte, más teniendo en cuenta que durante el invierno hay muy pocas horas de sol.

Huye de las excursiones turísticas en autobús: para disfrutar de los mayores atractivos del país, te ofrecemos una ruta en carretera que te ayudará a huir de las masas. Sabemos que quieres conseguir esa foto especial en el Blue Lagoon y te vamos a ayudar a ello.

Islandia: el road trip que nunca olvidarás

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DÍA 1 – LLEGADA A REIKIAVIK, BLUE LAGOON, CATARATAS Y LA AVIONETA EN RUINAS

Si tu vuelo llega por la noche a Islandia (que es la mejor opción, para aprovechar más el tiempo) , recoge tu coche y dirígete a la capital del país, Reikiavik; un recorrido que te llevará unos 40 minutos.

Reikiavik es una ciudad que te invita a pasear por sus calles. La parada más fotografiada es la iglesia luterana Hallgrimskirkja, que con 74.5 m de altura, es una de las estructuras más altas de toda la isla.

Por la noche, y a pesar del frío, encontrarás buen ambiente por los restaurantes y bares adyacentes a la iglesia. ¿Todavía te quedan unas horas de sol? Dirígete a ver la estatua del barco vikingo Solfar en el puerto.

Iglesia luterana Hallgrimskirkja, una de las estructuras más altas del país

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Prepárate para pegarte el madrugón más motivante de tu vida, porque no hay nada como iniciar el día en unas aguas termales. La mayoría de los turistas suelen ir a Blue Lagoon durante las horas de sol, por lo que es recomendable escoger otros momentos con menos tráfico de personas –es mejor dirigirse a Blue Lagoon en su apertura; a las 8am–.

Reserva tus entradas antes de ir y con tiempo, porque suelen agotarse con semanas de antelación. Los rumores son ciertos: sí que hay trabajadores que te obligan a ducharte antes de entrar en las aguas termales, pero puedes hacerlo cómodamente desde una ducha privada.

El hecho de ir a las 8am te compensará, porque además de disponer de más espacio, podrás divisar los primeros rayos de luz del día desde la comodidad de estas aguas termales.

El frío pasará rápidamente a un segundo plano una vez que te hayas acomodado en un rinconcito. Después de un par de horas, y cuando por fin hayas conseguido la fotografía perfecta para presumir en Instagram, nos ponemos rumbo a nuestro siguiente destino.

Para ir al Blue Lagoon sin aglomeraciones, mejor a primera hora

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Tu primer día involucra destinos con agua y mucha actividad. Las cataratas más famosas del país se encuentran a unas dos horas de Blue Lagoon, pero el recorrido se hace ameno con los indescriptibles paisajes que Islandia te brinda en el recorrido.

Marca Seljalandsfoss como tu próximo destino, una de las cataratas a las que más podrás aproximarte. Conviene llevar chubasquero, ya que el agua cae con bastante fuerza.

La magia de esta catarata es que podrás caminar por detrás de ella y tomar unas fotos espectaculares. Si ha nevado o el suelo está helado, puede que el recorrido para llegar hasta la parte trasera de la cataratase encuentre cerrado.

La siguiente catarata está a unos pasos de la primera y pasa desapercibida por la mayoría de turistas: se trata de Gljúfrabúi. Tiene un encanto especial, al estar escondida detrás de un muro de rocas.

La última catarata de este primer día de excursión es Skogafoss, que se puede divisar desde la carretera en tu recorrido hacia la siguiente parada: los restos del avión en Sólheimasandur, un nuevo destino de moda en Islandia promovido por las redes sociales.

La catarata de Skogafoss, ¡no olvides el chubasquero!

Borja Cruz Lemaur

Todo el mundo quiere hacerse una foto en este lugar, pero pocos conocen los detalles de su historia. Se trata de una avioneta que se estrelló en el año 1973 y afortunadamente todos los que iban en ella sobrevivieron al accidente.

Si pones Sólheimasandur en el GPS, encontrarás dónde dejar el coche, pero es todo un reto llegar hasta los restos del avión, ya que hay que caminar durante unos 45 minutos.

Intenta seguir a otras personas, porque es fácil perderse si no vas por el camino oficial. El esfuerzo merece la pena, porque el contraste de las ruinas del avión con la naturaleza produce un efecto de belleza natural.

No te entretengas mucho, porque tendrás que deshacer el camino realizado para volver antes de que se haga de noche. ¿Queda todavía un poco de luz? No te pierdas la playa con la peculiar arena negra de Vik.

La avioneta Sólheimasandur, uno de los puntos más instagramedos

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Por la noche te proponemos un plan que combina elegancia, comodidad y puede que una dosis de auroras boreales.

El Hotel Ranga , localizado en medio del campo islandés, reúne todos estos requisitos. Tras pasar todo el día en la carretera, agradecerás llegar a un lugar tan lujoso como éste. Cada suite del hotel está decorada con una temática, lo cual hará que te teletransportes a otro destino radicalmente distinto, ya sea África, Asia, América del Sur o incluso a la misma Antártida.

Eso no es todo, ya que el hotel alberga un restaurante con los mejores sabores del país. Su plato estrella, y uno de los más costosos, es el langostino, pero va a ser uno de los mejores que hayas probado en tu vida.

Todos estos son puntos más que favorables, pero lo mejor de encontrarse en medio de la nada es toparse con las auroras boreales y en el hotel Ranga ponen a tu disposición un servicio para avisarte en mitad de la noche en el caso de que se produzca este deseado efecto. Solo tendrás que asomarte a tu balcón para verlas.

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DÍA 2 – EL CÍRCULO DORADO

Este segundo día en nuestra ruta por Islandia está repleto de paisajes que parecen sacados de otro planeta. Las paradas serán frecuentes, por lo que las horas en carretera transcurrirán realmente como si fueran unos minutos.

El primer destino es el géiser más famoso del sur de la isla (Geysir) . En este lugar caminarás entre pequeños géiseres hasta divisar, a unos metros de distancia, la potencia del géiser más grande de todos.

Una vez que veas este espectáculo de la naturaleza, te costará irte. Si te pierdes la explosión de uno, no te preocupes, porque solo tendrás que esperar unos minutos más para que se produzca la siguiente. El géiser empieza formándose como una burbuja azul, por lo que es fácil calcular cuándo 'saltará por los aires'.

Geysir, el géiser más famoso del sur de la isla

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En nuestra segunda parada, apenas a 10 minutos del géiser, vamos a pasar más frío (sobre todo si vas en pleno invierno) . La catarata de Gullfoss es la más grande de este recorrido y su agua se precipita al vacío con gran violencia.

Verla desde abajo es todo un reto, ya que las temperaturas son muy bajas y tomar una foto con el viento en contra no es sencillo, pero merece la pena esta experiencia. Si subes unas escaleras, disfrutarás de una perspectiva diferente de la catarata.

Es hora de poner rumbo de vuelta a zonas próximas a Reikiavik (o incluso al aeropuerto) . La última parada de este trayecto es el Parque Nacional de Thingvellir, con unos paisajes que se extienden hacia el infinito y con una geografía curiosa, ya que aquí se junta la placa tectónica Euroasiática y la Norteamericana.

La impresionante catarata de Gullfoss

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Ahí no queda todo, ya que también es un lugar histórico: aquí tuvieron lugar los primeros parlamentos vikingos. El parque se encuentra a una hora de Gullfoss y las vistas en invierno son inigualables, gracias a los paisajes teñidos de blanco por las bajas temperaturas.

La visita se extenderá lo que desees y según vayas de tiempo, pero realmente merece la pena pasar una o dos horas caminando por Thingvellir. Cuidado con los puentes, porque los suelos suelen estar helados y no querrás patinar.

Si todavía no has tenido la suerte de vivir el espectáculo de las auroras boreales, es aconsejable que la última noche no la pases en Reikiavik y te hospedes en un hotel alejado para tener más posibilidades.

Si no llegas a verlas en ese momento, quién sabe, puede que tengas la suerte de que, en el vuelo de regreso, Islandia se despida de ti con este espectáculo de luces.