ENTREVISTA

Harris Reed: "No digo que el lujo silencioso no sea fabuloso, pero siento que no hay nada más asombroso que NO querer comprarme una chaqueta negra"

El diseñador, mitad americano y mitad británico, cuenta con una trayectoria tan corta como impecable y se encuentra a las puertas de presentar su segunda colección para Nina Ricci este mes
Harris reed

La de Harris Reed (Los Ángeles, 1996) no es una vida normal. Claro que su carrera tampoco lo es: con 27 años ya cuenta con su propia firma de moda, está prometido y, desde el año pasado lidera también una de las grandes maisons de París: Nina Ricci, para quien este septiembre presenta su segunda colección. “¿Que qué me queda para los 30? ¡Jubilarme!”, bromea sin titubear. Aunque en realidad, su trayectoria todavía está lejos de alcanzar ese dolce far niente: “La verdad es que la próxima década simplemente intentaré forzar un poco más el envoltorio. Quiero ver hasta dónde puedo llegar. Tengo el reto de conducir esta casa; acabo de terminar de escribir mi libro; mi padre trabaja en cine, así que también me encantaría hacer una película (como Tom Ford); o hacer diseño de vestuario, como Jean Paul Gaultier cuando hizo El quinto elemento. Tengo muchas aspiraciones, pero nunca dejaría la moda”.

Su nueva rutina –o la ausencia de ella– lo obliga hoy a conjugar obligaciones entre París y Londres, gestionando dos firmas –y dos vidas– de forma paralela. Un reto que abrumaría a más de uno, pero que él capea sin despeinarse… casi nunca. “Perdona mi apariencia actual”, se disculpa desde el otro lado del ordenador con la melena revuelta y un look muy distinto al que suele lucir en las instantáneas que cuelgan de internet. “Literalmente acabo de bajarme de un avión y dormí una hora anoche. He venido a casa a ducharme, arreglarme, ir a una sesión de fotos y luego ir a un evento. Así que me has pillado con esta humilde sudadera gris”, ríe. “A cambio te llevas al verdadero Harris: natural, sin afeitar y crudo. ¡Es el más divertido, la verdad!”.

De que el diseñador es divertido no cabe ninguna duda. Hacen falta poco más de dos minutos para descubrirlo en una conversación, pero todavía menos para adivinarlo a través de su colecciones. Delirios cargados de tul, color y volúmenes que no solo le valieron saltar a la fama mientras terminaba sus estudios en la prestigiosa Central St. Martins, sino también vestir a nombres de la talla de Solange Knowles o Harry Styles sin ni siquiera haberse graduado. A Styles, de hecho, el americano le debe buena parte de esa fama prematura que lo catapultó directamente del anonimato al codiciado puesto de nuevo niño prodigio de la moda. Un peso que Reed no solo ha llevado con naturalidad, sino que reconoce que, lejos de agobiarlo, aúpa sus ansias de estar a la altura. “Solo me siento abrumado cuando pienso en que tengo a 150 personas que trabajan en Nina Ricci, mientras yo tomo decisiones arriesgadas. Es gente que tiene hijos y familias y cosas que hacer… Ese es el momento en que me pongo un poco nervioso porque no quiero defraudar a nadie. Pero tengo que ser fiel a mis instintos”, defiende. Y la verdad es que razón no le falta.

Silvia Tortajada

Porque entre esas decisiones viscerales que lo han traído hasta aquí se incluye, sin ir más lejos, la de haber forjado una firma en la que masculinidad y feminidad fluyen sin ningún tipo de complejo ni barrera. O, ya al frente de Nina Ricci, el haber escogido a una modelo fuera de cualquier molde para abrir su desfile de París. Juicios arriesgados que no obstante han transformado su nombre en un adalid de progreso y, sobre todo, de aire fresco dentro de la industria. “A veces ni siquiera soy consciente de lo que suponen esas sentencias”, cuenta. “En el caso del desfile de Nina en París, ni siquiera pensé en la trascendencia de ello hasta que la madre de Precious Lee –modelo que abrió el show– la llamó a ella y básicamente le dijo: ‘Creo que eres la primera modelo negra y con curvas que abre un desfile parisino en la Semana de la Moda’. No sé si es del todo cierto, pero fue un momento muy emotivo. Con estas cosas sí me pongo nervioso, porque sé que todavía queda mucho por hacer”.

¿A qué te refieres?

Pues a que publico fotos todo el tiempo de personas que no son extremadamente delgadas, y la gente sigue comentando cosas como que están gordas, que son asquerosas... Publico fotos de gente queer, y entonces hablan de maricas, de que son repugnantes... Así que soy muy consciente del mundo en el que vivimos y de que a veces estoy… no quiero decir que estoy “por encima de la curva” porque suena estúpido, pero defiendo causas con las que mucha gente todavía está llegando a términos. En cualquier caso, no importa, tienen que entender que el mundo en el que vivimos es así: diverso, hermoso, queer, grande, y colorido. Y así es cómo lo vamos a mostrar. Punto.

Es cierto que la diversidad es el ADN más reconocible de tu firma homónima, pero ¿cómo se transfiere esta filosofía de inclusión a una casa como Nina Ricci?

Cuando acepté el trabajo en Nina, la gran palabra a la que me aferré fue respeto. Pensé, ¿cómo podemos ser inteligentes para representar la inclusión en una casa como esta? Por lo de pronto, hemos ampliado el rango de tallas, que es algo que realmente no se ve mucho en París y, obviamente, hemos apostado por la diversidad en términos de color, con representación de las diferentes razas. Pero además, también hemos dado un paso al frente a través de la inclusión de chicos o personas no binarias en la firma. De nuevo, esta es solo nuestra segunda temporada, pero créeme, deberías escucharme en las reuniones. Quiero mostrar belleza y representar a la firma, pero también quiero impulsar mis convicciones más honestas, que están encabezadas por esa diversidad. Te mentiría si dijera que lo tengo todo resuelto y que va a ser fácil, pero se trata de dar todos esos pequeños pasos.

Silvia Tortajada

Algunas decisiones, como tu propia contratación en esta casa, muestran de alguna manera que la industria está tratando de cambiar. Pero, ¿realmente está cambiando?

Sí y no. Sin ponerme demasiado político, creo que es fácil identificar a algunos directores creativos que fueron contratados y luego se marcharon después de tan solo una temporada o dos. Creo que la industria está tratando de cambiar con mucho ahínco, pero todavía está muy lejos de poner su dinero donde pone la boca. Dicho esto, en mi caso me siento extremadamente afortunado de haber aterrizado donde lo he hecho, porque esta es una empresa en la que me permiten ser un dolor de muelas. No voy por ahí diciendo “sí, señor; sí, señora”. Es más bien algo parecido a: “Joder; mierda; ¡no!”. Estoy aquí con una misión muy clara y tuve mucha suerte no solo de tener a personas que me contrataron creyendo en mí, sino que continuamente me apoyaron y me apoyan. Conozco a mucha otra gente que fue contratada de una manera simbólica y a la que no se le dieron los recursos adecuados para tener éxito, espacio o tiempo, sino que todo debía ser rápido, porque el interés estaba focalizado simplemente en comunicar en Instagram que habían contratado a una persona queer joven.

¿Qué te gustaría hacer sentir a los jóvenes queer, o simplemente a la gente en general, cuando ven tus creaciones?

Creo que validación. Hay tanta falta de validación en este momento que es muy necesaria. Lo vimos un poco en lo que estaba haciendo Alessandro Michele en Gucci, que escogía a personas que nunca pensaron que podían ser hermosas o que nunca se habían sentido vistas y las hizo visibles. En esta línea, creo que se trata de que cuando la gente vea a alguien en una pasarela, sea siempre una persona con quien puedan identificarse. Quiero que se sientan apelados, ya sea por su sexualidad, por su cuerpo, por su raza, o por su género.

Robert Ricci –fundador de Nina Ricci– dijo una vez: “Trabajo para personas cuya sensibilidad coincide con la mía”. ¿Quién coincide con tu sensibilidad hoy en día?

Mis compañeros creativos. La gente con la que realmente estrené mi marca. Son las Florence Pughs, son las actrices emergentes que están constantemente desafiando los límites, que usan un vestido transparente, todas las redes sociales las atacan por ser una mujer que muestra los pezones, y no se defienden, sino que se ponen de pie y hablan. Son personas como Harry Styles… Gente con la que trabajé desde el principio y que realmente impulsó cómo puede lucir la ropa masculina (lo que sea que eso significa) más allá de lo establecido. Son personas como Adele, que personifican sus traumas y lo que han pasado de una manera que conecta con miles de millones de personas. Me identifico mucho con esa sensibilidad de mis compañeros artistas.

En el pasado has dicho que tu marca homónima es desordenada y que te encanta porque puedes hacer lo que quieras. ¿Cómo te has adaptado al trabajo en un grupo tan grande como Piug?

Lo que me encanta es que, con Harris Reed, hoy mismo estaré de rodillas, con pintura en aerosol, espuma y joyas enormes por todas partes. Es una marca que no necesita crear prendas prêt-à-porter, sino que son piezas únicas de demi-couture [un término que el diseñador acuñó para definir sus creaciones al principio de su carrera] y sostenibles. Nina Ricci me desafía de una manera mucho más emocionante, porque siempre estoy tratando de encontrar formas de ser sostenible e innovador, pero a escala global. Ha sido muy agradable volver a las raíces de la firma, porque mucha gente pensaba que sería alta costura pero, en realidad, Nina Ricci inicialmente prosperó porque si no podías comprar Chanel o Dior, tenía el mismo nivel de belleza, pero en un rango de precios más accesible. Por eso ver que es una firma que ha pasado de cero países, cero tiendas, a 91 tiendas en 24 países en una sola temporada, es algo que demuestra que esta firma es algo más que alta costura.

Silvia Tortajada

La mayoría de las marcas de lujo hoy en día obtienen el grueso de sus beneficios de la venta de accesorios. No es el caso de Nina Ricci. ¿Tienes alguna estrategia en este sentido?

Como la marca ha sido tan desconocida durante años, desde que llegué el objetivo se ha centrado en recordarle a la gente lo que es la firma. Hacer que Nina Ricci vuelva a las tiendas y también mostrarle al público que puede formar parte de su armario todos los días. Las próximas dos temporadas están centradas en presentar la identidad de la casa, los códigos, los materiales que usamos, todo lo que representa la firma. Cuando hayamos conseguido todo esto, es cuando nos meteremos a explorar esos generadores de dinero que son accesorios.

Hasta la fecha solo hemos conocido tu primera colección para Ricci. Ahora estás ultimando la segunda. ¿Cómo viviste ese gran momento inaugural y cómo afrontas esta segunda entrega?

Cuando conseguí el trabajo fui muy claro con todos acerca de cuál era mi visión. Dentro de este plan, para mí, el primer desfile debía de ser un ¡bam! Teníamos que hacer una declaración de intenciones. Tenía que ser ruidoso. Tenía que ser colorido. Necesitábamos representar qué era Nina para nosotros. Nos centramos en el modelo de inclusión, presentamos colores llamativos y siluetas que en muchos casos ni siquiera eran potencialmente ponibles. Son diseños que fotografiamos con VIP y en editoriales, pero en realidad se trataba de mostrar lo que podría ser la marca de un modo aspiracional. Con la segunda temporada, estamos realmente centrados en el armario. Tomamos los códigos que introduje en ese primer golpe en la mesa y los aterrizamos, demostrando que las prendas no son diferentes en términos de concepto. No puedo adelantar demasiado, pero muchas de las cosas que se mostraron de una manera muy gráfica en la primera temporada, se exploran de una manera mucho más ponible en la segunda.

¿Qué tiene que tener un look para ser icónico?

Qué gracioso, icónico es mi palabra favorita. Tengo una sanadora –algo muy Los Ángeles por mi parte– que cuando conseguí este trabajo me dijo que tenía que seguir usando esa palabra. Y literalmente no he parado de utilizarla durante el último año. Creo que para lograr un look icónico, necesitas un sombrero increíble, unos zapatos fabulosos y luego necesitas actitud. Realmente no me importa lo que sucede en el medio. Para mí, ser icónico está relacionado con la energía y la personalidad. ¿Y cómo no vas a tener personalidad con un sombrero y unos zapatos fabulosos?

Frente a esos looks icónicos y epatantes que propones, el denominado ‘lujo silencioso’ continúa en boca de todos. ¿Cuál es tu opinión al respecto de esta tendencia?

Amo que nunca haya usado una sudadera con capucha en mi vida hasta este momento para responder esta pregunta. Reina del lujo silencioso [risas]. No, en realidad adoro ir a mercadillos de París y encontrar antiguos trench de Hermès o conjuntos de Loro Piana, pero si voy a gastarme dinero, quiero que la prenda sea fabulosa. Y no digo que el lujo silencioso no sea fabuloso, pero siento que no hay nada más asombroso que NO querer comprarme una chaqueta negra. Porque si me compro una chaqueta negra, quiero que tenga botones de perlas, hombros increíbles y cintura ajustada. Y eso ya no es un lujo silencioso. Eso es escandaloso as fuck.