Un grave incidente ha sacudido a la comunidad educativa de San Cristóbal, tras el apuñalamiento de un estudiante del Colegio Tomás Rueda Vargas en las cercanías de la institución. Según la madre del menor agredido, su hijo fue atacado a la salida del colegio y tuvo que ser trasladado de urgencia en un taxi después de que la ambulancia tardara en llegar. La madre denuncia que esperó 17 minutos dentro del plantel sin recibir la atención adecuada para su hijo, lo que ha generado una ola de preocupación y consternación entre los padres de familia.
La Secretaría de Educación, por su parte, ha respondido a las acusaciones asegurando que se activaron todos los protocolos de emergencia necesarios. Según un comunicado oficial, se hizo la llamada al número 123 para solicitar el servicio de ambulancia y se contactó a la policía del cuadrante, así como al acudiente del adolescente. Además, se informó que un miembro de la Defensa Civil presente en el colegio prestó primeros auxilios al estudiante antes de su traslado al hospital. La Secretaría asegura que el coordinador docente del plantel activó de inmediato los protocolos establecidos para la atención integral del menor.
El incidente ha puesto en evidencia una serie de preocupaciones adicionales sobre la seguridad en los entornos escolares. Según cifras de los últimos años, los casos de abuso y violencia en el ámbito educativo han mostrado un alarmante incremento: 1.964 casos en 2022, 2.590 en 2023 y 1.306 en 2024. La situación actual resalta la necesidad urgente de medidas más efectivas para proteger a los estudiantes y garantizar una respuesta adecuada ante emergencias.
La familia del joven agredido ha solicitado a las autoridades un aumento en la vigilancia en las áreas cercanas a los colegios y un refuerzo en la capacitación del personal educativo para manejar situaciones de emergencia. Según la madre del estudiante, en lugar de ofrecer ayuda inmediata, algunos funcionarios prefirieron grabar la situación. Este hecho ha generado una mayor presión sobre las autoridades para que revisen y fortalezcan los protocolos de atención en casos de emergencia.
Las autoridades educativas y de salud deben trabajar en conjunto para garantizar que incidentes como este no se repitan y que los estudiantes reciban la protección y el apoyo que necesitan en momentos críticos. Mientras tanto, la comunidad sigue esperando respuestas más claras y acciones concretas que aseguren la seguridad y bienestar de todos los alumnos en la región.