El Padrino, conocido por su habilidad en el esoterismo y la brujería, supuestamente fue contactado por personas de alto nivel en el gobierno, incluidos comandantes de la policía y narcotraficantes. Este brujo, quien se sentía intocable y poderoso, afirmaba poder hacer absolutamente todo y garantizaba resultados sorprendentes.

Entre las perturbadoras prácticas de Los Narcosatánicos, Sara Aldrete relató un escalofriante caso en el que un hombre fue convertido en sapo como resultado de un trabajo de santería. Sin embargo, al devolver una empresa a un ahijado de El Padrino, el hechizo se deshizo y el hombre se recuperó milagrosamente.