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Messi y Cristiano: La derrota contra el tiempo

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Se estima que Messi esté fuera de las canchas mínimo 2 meses (1:53)

Nicolás Hueto con la información de la Selección Argentina, campeona de la Copa América, específicamente de Lionel Messi con la lesión que sufrió en la Final. (1:53)

La Copa América y la Eurocopa le mostraron al mundo algo que no quería que llegara: las carreras de Messi y Cristiano están en la recta final, el tiempo no perdona ni a los más grandes


Contra el tiempo no hay antídoto. Nadie se salva, ni siquiera los titanes más grandes que han salido airosos de batallas memorables. A todos les llega su momento, el irremediable final.

Las recién concluidas Eurocopa y Copa América fueron la confirmación de que el ocaso de dos monstruos del futbol está más cerca de lo que podía desearse. Serán eternos en la memoria y el recuerdo, pero es un hecho que la curva descendente de sus carreras está por tocar piso.

En la justa celebrada en Alemania, Cristiano Ronaldo estuvo lejos de ser aquel ‘comandante’ que aterrorizaba a los rivales y convertía goles a racimos.

El técnico español Roberto Martínez justificó la convocatoria y titularidad del histórico atacante bajo el argumento de que fue el goleador en las eliminatorias rumbo a la Euro, y que en Arabia Saudita conserva su efectividad ante el arco.

Omitió referirse a que los rivales de Portugal en la ronda clasificatoria fueron Eslovaquia, Luxemburgo, Islandia, Bosnia Herzegovina y Liechtenstein, equipos de tercer o cuarto escalón en Europa. Los lusos firmaron goleadas de 9-0, 6-0, 5-0 4-0 y 3-0, y sólo los eslovacos les compitieron medianamente.

Bajo dicho panorama resultaba una obviedad que Cristiano fuera el goleador. Lo mismo que en la prácticamente semiprofesional liga árabe. Ninguno de los dos escenarios mencionados fue un parámetro real para determinar si a sus 39 años el delantero todavía podía competir en la élite.

Pero la Euro lo fue, y tristemente por su legendaria trayectoria y los millones de fanáticos que lo idolatran alrededor del mundo, su decadencia quedó en evidencia.

En cada partido se apoderó de los tiros libres y nunca estuvo ni cerca de anotar, se mostró errático ante oportunidades claras de gol y hasta falló un penalti en un momento decisivo. Su participación e influencia en los cinco encuentros disputados resultó anecdótica. Cero goles.

Ronaldo fue más un estorbo que un aporte para Portugal. A diferencia del Mundial de Qatar en el que el entonces entrenador Fernando Santos no se tentó el corazón y relegó a la banca a su histórico número 7, en la Euro Roberto Martínez respetó su jerarquía hasta el final y el goleador no pudo responder a dicha confianza.

La mentalidad, el estado físico y la carrera de Cristiano no están en entredicho, en lo absoluto, pero valga señalar que futbolísticamente desde que salió por la puerta de atrás del Manchester United y ningún club importante en Europa se interesó en sus servicios, comenzó su declive… Y en la Eurocopa tocó fondo.

Seguirá en activo, según lo que ha anticipado y muy probablemente se mantendrá en el seleccionado de su país en las eliminatorias rumbo a la Copa del Mundo de 2026… ¿Hasta cuándo? Él deberá decidirlo, pero es un hecho que el tiempo lo alcanzó.

MESSI

En cuanto a Leo Messi no parece haber entrado al túnel de la decadencia, pero es una realidad que en la Copa América no pudo asumir el papel protagónico que acostumbra.

Vale mencionar que apenas hace 19 meses en Qatar 2022 ‘maradoneó’ para guiar a Argentina a la conquista de su tercera Copa del Mundo, y de paso enterró para siempre los debates sobre si es o ha sido el mejor jugador del planeta en las últimas dos décadas.

Además, en el Inter Miami estaba cumpliendo una destacada labor como goleador y líder en asistencias para colocar al club como el mejor de la MLS. Cierto, una liga con un nivel muy alejado de la élite.

Jugó bien el primer partido ante Canadá en la Copa América, pues más allá de errar un par de oportunidades claras de gol que en otra época hubiesen resultado un trámite, participó en las dos anotaciones con las que se impuso Argentina.

El segundo encuentro, frente a Chile, condicionó el resto de la participación de ‘La Pulga’ en el torneo. Sintió una molestia en la ingle, padecimiento añejo por el que lo cuidan en extremo desde hace varios meses.

No jugó ante Perú y volvió en los Cuartos de Final contra Ecuador, en donde también tuvo un desempeño discreto y se salvó de ser el villano al fallar su penalti en la tanda que definió al ganador.

Lo mismo que en la Semifinal ante los canadienses, más allá de que en dicho duelo marcó casi de forma circunstancial el único tanto que registró en la Copa.

Varios chispazos y en todo momento la sensación de peligro cuando llegaba a participar en las acciones ofensivas de la albiceleste, pero no fue el Messi que cargó con el equipo y que marcó diferencias. Esta vez, no.

Ironía o crueldad del destino, en la Final ante Colombia cuando estaba cumpliendo con un buen partido al grado de que generó una acción de gol que no concretó al golpear mal el balón, se lesionó.

En la parte final del primer tiempo en una acción contra la línea de meta trató de sacar un centro y el tobillo derecho se le dobló de fea manera. Esguince, con toda certeza.

Pese a ello volvió para el complemento, seguramente con un vendaje especial y quizá hasta infiltrado, pero todo acabó en un intento fallido de perseguir a un rival: se cayó solo y no pudo más.

La imagen posterior fue desgarradora, un dardo en el corazón. El mejor futbolista del mundo y probablemente de la historia lloraba desconsolado en la banca, impotente mientras sus compañeros libraban una dura batalla ante los colombianos.

El final es de sobra conocido. Messi pasó del llanto a la euforia con la victoria albiceleste gracias al gol de Lautaro Martínez, y con el tobillo convertido en una sandía levantó otra copa de campeón. El título 45 de una carrera incomparable.

Leo no apunta a hacerse a un lado pronto de la selección Argentina; sin embargo, su presencia en el Mundial de 2026 es toda una incógnita y hoy por hoy luce poco probable.

Todo lo es culpa del tiempo y ese empeño suyo por seguir su curso.