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¿Mamá vegetariana? Cuide su embarazo y la alimentación de sus hijos

ABC del Bebé
En la alimentación, como en casi todo, el secreto del éxito está en el equilibrio. Por eso, cuando  el propósito es sacarles el máximo provecho a las propiedades de los alimentos para lograr que el organismo funcione adecuadamente, no son muy útiles las posturas radicales, los conceptos generalizados, ni ninguna acción que no cuente con el visto bueno de un especialista.

Conforme a los criterios de

Esta afirmación adquiere especial importancia cuando se trata de adecuar el menú de niños y madres en periodo de gestación, lactancia o que están a cargo de menores en etapa de crecimiento. Del gran abanico de opciones alimenticias, algunas de ellas eligen el vegetarianismo como estilo de vida para sus familias, lo cual requiere un análisis exhaustivo.
“Cuando una pareja es rigurosamente vegetariana y desea que sus hijos también lo sean, debe asegurarse de que en la alimentación se suplan los requerimientos nutricionales con las proteínas adecuadas, las cuales se dividen en las de origen animal (carnes rojas y blancas) y de origen vegetal, como la quinua, el amaranto y la mezcla de diferentes granos como la lenteja, el fríjol y el garbanzo con el arroz”, explica Clara Inés Sandoval, médico pediatra bioenergético.
En el grupo de las proteínas vegetales el alimento por excelencia es la quinua, un cereal de alto valor biológico que contiene aminoácidos, oligoelementos y es buena fuente de fibra, almidón, azúcar, minerales y vitaminas. Además, es suave para el estómago y se encuentra en diversas presentaciones para el deleite de los más pequeños.
Además de lo anterior, también es importante que los infantes reciban una buena cantidad de frutas y verduras, y que los padres conozcan a cabalidad los antecedentes de la familia. Por eso, el primer paso será separar una cita con un pediatra, nutricionista u otro profesional experto en el tema, quien a partir de la historia clínica y las necesidades individuales de cada paciente hará sus recomendaciones.
Límites saludables
Se le llama vegetarianismo al régimen alimentario que tiene como principio la abstención de carne. Sin embargo, dado que cada persona tiene sus propias necesidades, constitución física y razones personales (ideológicas, culturales o por salud), existen distintos tipos y grados de vegetarianismo.
Aquellos que no ingieren ningún producto derivado de los animales (incluyendo huevos y lácteos) son denominados veganos o vegetarianos estrictos. Por su parte, los individuos que, aunque no consumen ningún tipo de carnes, no eliminaron la leche de su dieta son considerados lacto-vegetarianos.
En otro grupo se encuentran los ovo-vegetarianos, para quienes el único derivado animal permitido es el huevo. Algunos admiten en su menú tanto la leche como el huevo, por lo que se les conoce como ovo-lacto-vegetarianos. Cabe aclarar que no son vegetarianos los que  únicamente comen pescado o pollo.
De acuerdo con la doctora Sandoval, no es conveniente promover en la primera infancia una nutrición vegana. “Sugiero que los niños sean ovo-lacto-vegetarianos por lo menos hasta los 5 años de edad, pues el huevo es una fuente de proteína vital en la fase de crecimiento, al igual que la leche. Recomiendo estudiar si existen antecedentes de alergia a este alimento. Si es el caso, se reemplazaría por otros que el menor tolere”, aclara la experta.
Una vez el niño haya alcanzado la edad escolar, podría consumir alimentos que suplan los nutrientes de la leche, como las lechadas de soja, almendras o ajonjolí blanco, siempre y cuando hayan sido aprobados por el especialista de confianza. El huevo, por su parte, se puede sustituir con productos que contengan proteína vegetal. En la etapa de la alimentación complementaria, se aconseja incluir tubérculos como el ñame, la yuca y la arracacha.
Es de destacar que no todas las personas (sean adultos o niños) pueden ser vegetarianas, pues algunos organismos simplemente no toleran la abstención de la carne y tienden a descompensarse ante su ausencia o presentar problemas como anemia o bajos niveles de energía. Algunas teorías sostienen que el grupo sanguíneo influye en este aspecto: se dice que la gente perteneciente al grupo O tiene mayores dificultades.
Al respecto, Sarah Kravitz, nutricionista del Institute for Integrative Nutrition en Nueva York, explica que no existen reglas generales. “Lo más importante es que la mamá aprenda a escuchar su propio cuerpo, pues este sabe lo que necesita. De igual forma, debe estar atenta a lo que pidan sus hijos, ya que todos somos diferentes. Si manifiestan su deseo de comer carne a pesar de haber crecido en un ambiente vegetariano, hay que permitirlo con responsabilidad. Esto significa explicarles de dónde viene la carne y qué tipo están consumiendo”, recomienda.
Ideas creativas
Para Kravitz, en la variedad, la presentación de la comida y el equilibrio está la clave. Por eso, hay que incluir semanalmente varios tipos de frutas, granos, legumbres y cereales para que la hora de las comidas no sea monótona. De igual forma, es indispensable familiarizarlos desde una edad temprana con diversos colores, olores, formas y sabores. “Pretender que comiencen a comer verduras después de varios años no es realista”, añade.
Para lograrlo, se aconseja ser recursivo en la decoración de los platos. Por ejemplo, una avena cocinada a base de agua puede ser muy llamativa si sobre su superficie se dibuja una carita feliz con uvas pasas y miel y se le añade un toque de fruta para darle color y vida.
Como refrigerio para la mañana, unos palitos de apio rellenos con mantequilla de maní pueden resultar atractivos si, por ejemplo, se utilizan uvas pasas para llegar a ellos y hacer un camino similar al que recorren las hormigas.
Por último, un emparedado con hummus, lechuga y tomate en pan integral puede pasarse a la mesa cortado en forma de estrella o de cualquier figura de molde.
Pero además de recurrir a la creatividad, la experta les recomienda a los padres investigar en diferentes fuentes de información, planear las rutinas alimenticias de sus hijos, examinar el impacto físico y emocional que tienen los alimentos en ellos y ser flexibles. “Si el cuerpo no asimila la dieta, siempre es válido modificar los hábitos”, comenta. Adicionalmente, sugiere no obsesionarse con la idea de que los niños obtengan todos los nutrientes básicos cada día. “Ellos suelen ser muy selectivos con la comida, y su apetito y gustos cambian constantemente. Por eso, en lugar de hacer un análisis diario de qué comen y en qué cantidad lo hacen, es mejor hacerlo semanalmente. Lo importante es que en la misma semana se incluyan los alimentos principales en las dosis recomendadas para cada caso”, añade.
También se debe estudiar el entorno del pequeño, el estilo de vida y costumbres familiares y el colegio al que asiste. La doctora Clara Inés Sandoval sugiere buscar una institución que comparta o respete los ideales de la familia. Algunas entidades brindan un menú vegetariano.
En cualquier caso, las tablas de crecimiento y desarrollo son las que tienen la última palabra, en tanto califican la habilidad de los adultos para incorporar los alimentos de manera balanceada y saludable. “Si el peso, altura y desarrollo se encuentran dentro de los parámetros para la edad del menor, no hay de qué preocuparse”, concluye la pediatra.
Gestantes vegetarianas
De acuerdo con Nicola Ambrossi, ginecólogo de la Clínica del Country, una dieta estrictamente vegetariana durante el embarazo podría entorpecer la capacidad de la madre para aportar de forma satisfactoria los nutrientes al feto. Por supuesto, esto depende también de la condición en que se encuentre la paciente al momento de quedar en cinta.
“Una mujer en periodo de gestación deberá llevar una alimentación en la que se incluyan todos los nutrientes que necesita para el adecuado desarrollo del bebé que está en camino. Las proteínas, por ejemplo, que se encuentran principalmente en las carnes, son necesarias para el desarrollo celular de todos los tejidos”, dice.
Y continúa, “por lo menos durante los nueve meses, recomiendo volver a una dieta más completa. Si no es posible, es conveniente consumir compuestos hiperproteícos que tienen un aporte multivitamínico”.
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