Así fue la segunda fecha de Juanes: invitados de lujo y retorno a las raíces

Le salió barba y una que otra cana; se volvió solista, se casó, tuvo tres hijos y ha visto la vida pasar hasta convertirse en uno de los artistas más exitosos del país. Pero él, lo que es su esencia, no cambia, se resiste a hacerlo.
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​(Lea: ¿Cómo nació 'Te mando flores'? Los Beatles, Carlos Vives, Tropicalia y otras historias poco conocidas de Fonseca).

Se le ha tratado de clasificar muchas veces: roquero, popero y hasta reguetonero. Pero, realmente, Juanes es sinónimo de colombianidad. Todo en sus ser lo delata: los tatuajes, el acento arrastrado 'paisa', su jerga y su mirar; cada pequeño detalle tiene un equivalente en la alegría, la violencia, el goce y la belleza del sentir colombiano. Como era de esperarse, su segundo concierto ‘sold out’ en la ciudad de Bogotá no fue la excepción.

Una noche íntima, en la que, desde un principio, el cantante antioqueño mostró su humanidad con la canción ‘Gris’, que retrata el vacío y la confusión que estuvieron a punto de llevarlo a separarse de su esposa. Sonidos electrónicos, pero con una columna vertebral roquera y una letra reflexiva, así iniciaba el concierto.

Las canciones más reconocidas del cantante llegaron rápidamente. La primera parte del espectáculo se desarrolló al ritmo de temas como ‘Mala gente’, ‘Amores prohibidos’, ‘Nada valgo sin tu amor’, ‘Volverte a ver’ y un popurrí de ‘Lo que me gusta a mí’ con ‘Fuego’.

La juventud no espera, se va, y en camino ya viene la próxima generación con ideas nuevas. Juanes lo sabe y lo enaltece: “En el país hay jóvenes que tienen un talento increíble y que están haciendo cosas muy buenas”, dijo. Precisamente, una de esas jóvenes es Antonia Jones, cantautora colombiana, quien, además de ser la telonera del concierto, interpretó junto a Juanes ‘Fotografía’.

El concierto siguió y el público coreaba absolutamente todas las canciones. Ante esto, la emoción que sintió el antioqueño fue tal que en punto paró el concierto para agradecerle a Bogotá no solo por esa noche, sino por todo lo que le ha contribuido a su vida: “Esta ciudad me regaló a mi esposa Cecilia y a mis hijos, por eso yo quiero cantar más cerca de ti, Bogotá.”

Y en un acto insólito, el cantante bajó a la mitad de la platea con una guitarra y un micrófono para interpretar ‘Para tu amor’ rodeado del público que tanto cariño le había dado. Era un formato sencillo, únicamente a voz y guitarra, con una iluminación de focos blancos que apuntaban directamente a Juanes. Realmente no era necesario más: el acompañamiento del público llenaba los espacios que dejaban los otros instrumentos. Cuando volvió al escenario, se le notaba emocionado: el contacto con la gente había tenido un efecto en él.

La colombianidad le pudo y dedicó una sección entera al vallenato, con dos temas de su autoría (La plata y Bonita) y ‘Sin medir distancias’, de Diomedes Diaz, canción que pertenece a su álbum ‘Origen’.

Mientras se ajustaba la guitarra para reanudar con las canciones, paró en seco el concierto porque vio un letrero de una niña que cumplía años. Acto seguido, Juanes pidió que la subiesen al escenario y, junto con toda la banda, la serenaron con ‘Las mañanitas’.

Prosiguió con una sección de Ekhymosis, una de sus facetas más roqueras: los temas ‘Sin rencores’, ‘De madrugada’ y ‘Solo’ hicieron recordar a más de uno de los asistentes del público a su infancia.

Luego de esto, y al mejor estilo de Octavio Mesa, empezó a sonar una guitarra acústica que daba las primeras notas de ‘La paga’, canción que posteriormente sería combinada con ‘La noche’ del Joe Arroyo y ‘Yerbatero’.

Esta fue apenas la antesala para una de las principales piezas de la noche: ‘Mi sangre’, de Ekhymosis. En el tercer piso, la audiencia tenía pegatinas amarillas para poner sobre la linterna del celular; los del segundo piso tenían pegatinas azules; y los de la platea pegatinas rojas. De esta manera, en un acto que enaltecía al país, el Movistar Arena se vistió por unos momentos de la bandera colombiana mientras de fondo sonaba “ama la tierra en que naciste...”

“Yo quiero cantar un par de canciones que van a llenar de orgullo a Bogotá”. Y así, con esas palabras, salieron Andrés Cepeda y Fonseca a interpretar, junto a Juanes, ‘Mi generación’, de Poligamia. De inmediato, la audiencia enloqueció. Los aplausos y gritos opacaban la voz de los cantantes. Le siguió ‘Mi sueño’ de Fonseca, que también fue coreada y bailada por todos los asistentes.

Tras cantar los reconocidos temas, Juanes les hizo una proposición a sus compañeros de escenarios: “Venga, hermano, ¿y si tocamos una canción en ‘mi menor’?”

Y con la nueva tonalidad, los cantantes empezaron a cantar, a tres voces, el tradicional bolero ‘Bésame Mucho’ de Consuelito Velázquez. Fonseca, siguiéndole el juego, dijo que él también se sabía una canción dentro de esa escala: se trataba del bolero ‘Inolvidable’, de Julio Gutiérrez.

Cepeda, que no se quiso quedar atrás, pidió que cambiaran a ‘la menor’ para entonar la cumbia ‘Navidad Negra’. Y así, en un vaivén de tonalidades menores, los tres artistas cantaron clásicos como Cali Pachanguero, La Piragua, El Preso, El Jornalero, El Hijo de Tuta, La Gota Fría, El Cantante e inclusive The Wall.

Se cometieron errores: hubo olvido de letras, acordes fuera de tempo y, en algunas canciones, tesituras muy altas para la voz de los artistas. Era evidente que la elección de canciones era improvisada, pero esto le daba autenticidad a la escena: eran tres amigos jugando con la música.

En un arriesgado cambio, Fonseca pidió que se pasara a la paralela mayor: “toquemos una en ‘mi mayor’”, dijo, y, acompañado del acordeonero ‘Tati’, cantó el vallenato de los Hermanos Zuleta ‘Así fue mi querer’.

Ya para finalizar, interpretaron la icónica canción de Fito Páez, ‘El amor después del amor’, la cual conectaron nuevamente con ‘Me enamora’. En este punto, en lo que fácilmente pudo haber sido el final del espectáculo, los tres compañeros se pararon en el centro de la tarima sosteniendo una bandera de Colombia en la que se leía ‘Juanes’.

Tras esta escena, Juanes cerró el espectáculo con 'La luz', un tema enérgico que dejó la nota por lo alto. El concierto de Juanes en Bogotá no solo fue un evento musical, sino un fenómeno cultural que encapsuló la esencia vibrante y la pasión de Colombia. Desde los acordes de sus canciones hasta la energía palpable en el aire, quedó claro que la música de Juanes trasciende fronteras, pues el público capitalino salió sintiéndose más colombiano que nunca ¿por qué? Porque Juanes acababa de presentarse.
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​JUAN ANDRÉS BELTRAN
​ESCUELA DE PERIODISMO MULTIMEDIA EL TIEMPO