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Los 40 de menos de 40: la lucha deportiva y personal de Alisson Cardozo

Por su contextura, Alisson Cardozo (de uniforme amarillo) compite en la categoría de 50 kg en lucha libre.

Por su contextura, Alisson Cardozo (de uniforme amarillo) compite en la categoría de 50 kg en lucha libre.

Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO

A sus 25 años, sueña con triunfar en la lucha libre, en los Juegos Olímpicos de París.

José Manuel AcevedoDirector de Noticias RCN
Desde los 4 años a Alisson Cardozo le ha tocado luchar contra muchas cosas. Lucha contra los tumores que se producen en sus articulaciones. Lucha contra la falta de plata que le ha implicado levantarse más temprano y trabajar más que cualquiera. Lucha contra el machismo que todavía la ve como una extraña en el deporte que practica. Lucha contra los estereotipos, contra el matoneo y contra los pronósticos que parecían advertirle que no podría ser campeona de lucha libre o clasificar a los Juegos Olímpicos.

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Y, sin embargo, Alisson ha ganado casi todas sus luchas. En esta entrevista habla de los momentos difíciles que le ha tocado vivir. Sin pudor admite las derrotas que ha enfrentado, pero también nos cuenta sobre las causas y logros que la hacen sonreír. Tiene 25 años y cuando tenga 25 más quisiera vivir en el campo, con su pareja y sus animales, aprendiendo a cultivar. Por ahora le esperan muchos retos por delante, como ganarse una medalla en las justas de París este año, en la categoría de 50 kilos del deporte que la apasiona: la lucha libre.

¿De qué enfermedad sufres y qué pasó cuando te la diagnosticaron?

Sufro de una enfermedad que se llama osteocondromas múltiples. Son unos tumores que se me hacen en las articulaciones. De niña me daba muy duro. Cuando me golpeaba terminaba coja o hacía movimientos que me lastimaban. Con el tiempo comencé a conocerme, a saber qué estímulos no puedo hacer porque me lastiman. Aprendí a vivir con eso y no es algo que me limite. Lo chistoso es que cuando niña siempre fui muy aplicada en lo académico, pero el deporte nunca me había llamado la atención, tal vez por la misma enfermedad.

¿Y entonces qué bicho te picó para que, de todos los deportes, escogiera precisamente la lucha libre?

(Risas) De hecho es el único deporte que he practicado. Como a los 13 años, alguien llegó hablando a mi colegio, el Rodeo de la localidad San Cristóbal, de eso e invitando a unas prácticas. Al principio yo no paré bolas, pero al otro día la gente de mi salón llegó diciendo que era muy chévere y que se habían divertido mucho. Me dio curiosidad y empecé a ir a los entrenamientos. Obviamente iban más hombres que mujeres, pero yo insistía y las técnicas que nos enseñaban me parecían superchéveres.

¿En qué consiste la lucha libre?

Es un deporte maravilloso. Yo especialmente practico el estilo libre. El objetivo es dominar a tu rival y hacerle poner la espalda en el colchón. Uno aprende técnicas para el derribo y es un tema que requiere aprendizaje y práctica. Yo compito en 50 kilogramos, porque soy flaquita, menudita. Esa es la más liviana.

Dices que iban más muchachos que mujeres y, todavía, varios lectores pensarán: ese es un deporte para hombres, no para niñas. ¿Te criticaban por eso?

Uy, claro. En el colegio me ponían apodos. Se burlaban de mí porque sabían que estaba entrenando juiciosa. Se me comenzó a marcar un poquito el brazo porque es inevitable y me decían que me iba a volver un hombre, que me iba a volver ‘marimacha’ y cosas de ese tipo.

Y eso te afectaba, me imagino…

Sí, obvio. Hay muchos comentarios que así uno no lo demuestre, sí lo afectan. Casi siempre lo hablaba con mi mami, y ella era la que me daba confianza y me decía que tal vez era porque no conocían el tema, que no les pusiera cuidado y cositas así, pero a mí me daba duro, no puedo decir que no. Mi mamá al principio también creyó que iba a ser una cosa de diversión nada más, pero luego se dio cuenta de que esto era en serio y me apoyó todavía más.

¿Cómo superaste esa ‘mala leche’? Me gustaría que en este punto de la entrevista le hablaras a quienes pasan hoy, por lo mismo que tú en ese momento; alguien que está siendo criticado por no encajar, por buscar un sueño distinto al de la mayoría…

Pues le diría que a palabras necias, oídos sordos. Vale más el sueño y me preguntarás seguramente más adelante en qué ando ahora. Al principio mucha gente duda de ti, pero cuando lo logras, aparece un montón de gente que dice que siempre ha creído en uno. ¡Vale más, siempre, por lo que trabajas que las cosas feas que te dicen!

Pasaste la barrera de ser mujer en un mundo machista, superaste tu enfermedad, el ‘bullying’, lo de ser flaquita y, sin embargo, querer ser luchadora. ¿También la falta de recursos económicos ha sido una talanquera?

¡Total! Yo al principio practicaba la lucha libre porque era gratis. No había mensualidad ni qué comprar uniformes, pero a medida que empecé a competir ya comenzaba a haber una dificultad más grande. Varias veces me he quedado de viajes nacionales, mucho más de los internacionales, porque no tenía recursos, pero igual empecé a crear estrategias…

¿Qué hacías?

(Risas) Rifas, empecé a vender empanadas y unas frijoladas que me quedaban, uich, buenísimas. En el barrio mucha gente sabía que yo estaba practicando y me ayudaban mucho. La gente me ha apoyado mucho en ese tema. Algunas veces pude participar en competencias, gracias a esas ayudas.
Bogotá 26 de marzo 2024. 
La luchadora olímpica Allison Cardozo, posa en entrevista para El Tiempo durante uno de sus entrenamientos en el Coliseo del Cayetano Carrizales.
Foto: César Melgarejo/ El Tiempo
 Crédito: CEET Fotógrafo: CESAR MELGAREJO

La luchadora olímpica Allison Cardozo, durante uno de sus entrenamientos en el Coliseo del Cayetano Carrizales.

Foto:César Melgarejo. CEET

Volvemos a lo que siempre se dice: al deporte en Colombia le hace falta mucho apoyo…

Sí, pero en el caso de la lucha, como la gente todavía no termina de entenderla, le hace falta mucho más. No se consiguen casi patrocinadores. Nos hace falta darle más visibilidad. Nos hacen falta demasiados recursos para ir a campos y competencias internacionales que son en sí los que dan el nivel.

¿Cómo es un día tuyo? ¿Una rutina de entrenamiento y trabajo?

Me levanto 10 para las 6. Me preparo mi desayuno, le doy un beso a mi mami, que es empleada y trabaja aquí en la casa con sus máquinas y voy desde el barrio Guacamayas hasta el Salitre. Me gasto aproximadamente hora y media, si bien me va (se ríe) . En el ‘TransMi’ me voy escuchando música o pódcast, cositas así que me gustan. Llego al lugar de entreno y hago dos horas y media de trabajo físico y luego tengo mi almuerzo y luego empiezo la parte específica de lucha. Luego le hago al estudio, porque también estoy estudiando psicología y así todos los días de la vida.

¿Y qué tan lejos has llegado en la lucha libre? 

Lo más grande que me ha pasado es la clasificación a los Juegos Olímpicos de París y todavía no me la creo. Fui quinto lugar en Belgrado el año pasado y aunque, obviamente, me fui sin medalla eso fortaleció mi fe y me hizo trabajar duro para llegar a París. He sido campeona nacional, en Huila, en 2015. Y así. Me falta mucho.

¿Cuándo y cómo recibes la noticia de que clasificaste a Paris?

Imagínate que yo perdí los Juegos Nacionales para buscar la clasificación, entonces yo asistí al clasificatorio preolímpico y en la última lucha se sabía si pasaba o no. Mejor dicho: lloré, salté, bailé. Fueron demasiadas emociones. El pasado 29 de febrero tuve esa noticia y es un día que nunca se me va a olvidar.

¿Y la preparación cómo va?

Me preparo dándole valor a todo lo que hago. Me da mucha confianza, a la hora de enfrentar los combates, saber que las cosas me cuestan y no son gratis. Me llena de coraje. Estoy haciendo un trabajo con un psicólogo especialista en deporte y mi familia me llena de mucho apoyo y amor. Eso y el trabajo físico constante son mi clave. Le quiero dar las gracias a todo mi equipo, a mi novio, mi familia, a la Liga de Lucha en Bogotá y al Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD).

Mira, uno suele hablar siempre de estos momentos de superación con personajes como tú, pero hay que normalizar también el fracaso como parte de la vida. ¿Recuerdas una derrota que te diera muy duro?

Esos Juegos Nacionales del 2023. ¡Uff! Yo perdí y me dio extremadamente duro. Me sentía en un muy buen nivel. Venía de ser quinta en el mundo y cuando no se dio, lloré casi todos los días. Falló la parte de la estrategia, y los árbitros interfirieron un poco, toca decirlo, qué pena… ja, ja. Pero ¿sabes qué? Mi sueño seguía intacto: llegar a los Juegos Olímpicos. Cuando pasaba algo así, yo decía: ¡Agh, no voy a volver a entrenar! Pero me levantaba al otro día a correr. Y me decían: ¿no que no iba a volver a entrenar?... ja, ja. Pero, en el fondo, yo sabía que no podía renunciar a esa motivación que tenía y que es más grande que todo, y mira: ¡lo logré! Ahora viene lo duro…

Lo que viene es lo mejor, digo yo… ¿Qué le dices a una mujer de tu edad, que esté combatiendo una enfermedad o que esté siendo criticada por lo que hace? 

Hay que quererse mucho y la primera persona que tiene que creer es uno mismo. No es demostrarle nada a nadie. Es demostrarle a uno mismo que se puede sabiendo que la vida tiene momentos duros y momentos alegres. Lo importante siempre es encontrar un sueño; lo que sea: puede ser una casa, una carrera universitaria, un deporte que le apasione a uno y darlo todo por ese sueño. Esa es la clave de la felicidad.

¿Qué hacemos con el machismo? ¿Sigues teniendo experiencias desagradables en tu campo por el hecho de ser mujer?

Sí, bastante. Varios comentarios como: “la lucha femenina es mucho más fácil que la masculina; eso ni es deporte” o gente que no conoce y dice: “uy, pero esas viejas se van es a manosear ahí”. Pero, qué importa.. ¡hay que seguir!

Si te encuentras hoy con alguna de esas personas que te matoneó en el colegio porque te gustaba la lucha libre, ¿qué le dirías?

¡Nada! Si me saludan, yo los saludo. Si me felicitan, les agradezco. Siento que no hay rencores ni nada de eso. De pronto, con mi trabajo y lo que he logrado, recapaciten sobre lo que pasó pero de resto yo siento que el trabajo habla más que las palabras.

Eres una tesa. ¿Volvemos a hablar cuando te traigas una medalla de Paris?  

Uy, sí. ¡De una!
JOSÉ MANUEL ACEVEDO
Para EL TIEMPO
En X: @JoseMAcevedo
José Manuel AcevedoDirector de Noticias RCN
icono el tiempo

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