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Muro de contención

Es evidente que el país debe evitar, a toda costa, entrar en un periodo de recesión.

Juan Martín Caicedo Ferrer
El panorama económico luce inquietante. Las razones, en buena medida, obedecen a la desaceleración que hoy se advierte en sectores como la agricultura, el comercio, la industria y la construcción, todos ellos motores constantes de crecimiento. A mediados de agosto pasado, el Dane reveló que por cuenta, justamente, del andar pausado de esos renglones de la economía, el PIB creció tan solo 0,3 % durante el segundo trimestre del año.

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Pocos días después, noticias no muy reconfortantes, valga decir, se asomaron desde París. En un completo informe, la Ocde enumeró, entre otros, a los países con mayor contracción trimestral en el PIB durante lo corrido del año: Colombia apareció con un -1 %, secundada en el lote de coleros tan solo por Suecia (-1,5 %) y Polonia (-3,7 %).
No cabe duda: técnicamente la economía nacional redujo su tamaño. Hoy, de frente a esta fotografía, muchos se preguntan si el descalabro en el crecimiento tocó fondo, o si la tendencia empezará a revertirse. Un grupo de analistas dice sin vacilaciones que, antes de que termine el año, empezarán a soplar con fuerza vientos de recuperación. En contravía de sus cábalas, el Banco de la República, a juzgar por las proyecciones de su más reciente Informe de Política Monetaria, no parece ser tan optimista.
En efecto, el Emisor vislumbra que los dos trimestres que restan del año, sumado al primero del 2024, dejarían un saldo consecutivo de crecimiento en rojo. Ello, en los términos más pragmáticos, equivaldría a enfrentar un escenario de recesión.
Por lo pronto, mientras se despeja el horizonte, es evidente que el país debe levantar muros de contención que eviten, a toda costa, entrar justamente en ese periodo de recesión. El sector de la infraestructura, por su demostrada condición contracíclica, es uno de esos ‘diques’ que bien tienen la capacidad de contener la llegada de ciclos económicos adversos.
Ahora, las condiciones para hacer de la infraestructura esa columna vertebral, capaz de soportar parte significativa del crecimiento económico, están servidas en bandeja. Todo depende de tomar con determinación y voluntad política una serie de decisiones, tan estratégicas como integrales. Por ejemplo, reavivar la confianza de los inversionistas y financiadores que durante tres décadas han creído en el modelo virtuoso de las concesiones viales.
De la misma manera, hay que meter el acelerador a fondo para que aquellos proyectos ya contratados (de las concesiones 4G y 5G) que hoy presentan dificultades, puedan salir a flote. Por mencionar tan solo un puñado, aparecen allí los corredores viales Santana-Mocoa-Neiva, Mulaló-Loboguerrero, Bucaramanga-Pamplona, además de la iniciativa privada Girardot-Ibagué-Cajamarca y de la Perimetral de Oriente de Cundinamarca.
Insoslayable, de otro lado, licitar los nuevos proyectos de APP –carreteros, aeroportuarios y ferroviarios– que ya están estructurados y cuya ejecución demandará recursos cercanos a los $ 22 billones. Su adjudicación y posterior construcción podrá generar cerca de 620.000 empleos directos e indirectos. Son, por citar algunos casos, las carreteras Pasto-Popayán o Villeta-Guaduas, así como la iniciativa férrea La Dorada-Chiriguaná, el mejoramiento del aeropuerto Gustavo Rojas Pinilla de San Andrés o la construcción de la nueva terminal aérea de Cartagena.
Por último, en enero próximo las ciudades renovarán los nombres de sus mandatarios. De ahí la necesidad de aprovechar la coyuntura para involucrar en el ejercicio de reactivación a las capitales del país: hay que decir que salvo Bogotá, el resto no evidencia inversiones notables en infraestructura de transporte. Es por ello que el Gobierno nacional y los gobiernos locales están llamados a crear mecanismos orientados a apalancar la financiación de proyectos neurálgicos.
El camino está allanado para que la infraestructura le dé un nuevo impulso al crecimiento. Oxigenar la economía, a través de este renglón, además redundará en un país más moderno, desarrollado e interconectado.
JUAN MARTÍN CAICEDO FERRER
Presidente ejecutivo de la Cámara Colombiana de la Infraestructura
Juan Martín Caicedo Ferrer
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