Vives y Gabo

Haber cantado esa canción, que luego se reprodujo en las redes, fue suficiente para que a Vives y Dangond les llovieran reclamos por ‘atreverse’ a cuestionar a un hombre universal como Gabo. Ni el presidente Gustavo Petro se abstuvo de hacer comentarios fuera de tono por una canción escrita hace medio siglo.

Es lo que sucede cuando no se tiene claro el contexto de las cosas, cuando lo que importa es opinar y hacer parte de esa ruleta de troles en las redes sociales al tiempo que se deja en evidencia un flagrante desconocimiento por la historia cultural del país.
Zabaleta compuso ese tema porque esa es la razón de ser de un juglar: cantar y contar los acontecimientos de la vida diaria. Y una crítica a García Márquez a lo mejor era válida en aquel momento. Lo mismo ha ocurrido con otros temas vallenatos que aluden a la situación del magisterio, la pobreza o al gobierno de turno.

Malinterpretar el sentido de una parranda espontánea no solamente es necio, sino que, para el caso que nos ocupa, ignora el papel jugado por Carlos Vives en la promoción y difusión de un folclor que hoy enaltece a Colombia. Es más, Vives nunca pretendería ofender la memoria de Gabo; por el contrario, sus anécdotas están plagadas de referencias al nobel y las líneas de sus canciones han tenido menciones de homenaje a su universo literario y a su nombre, lo mismo que a Pambelé o a los ciclistas colombianos. Querer ir más allá de eso por cuenta de una parranda entre amigos es simplemente desproporcionado.