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El Puma Martínez hizo historia en Tokio

Cuando terminó la pelea, se hizo un silencio en el estudio de ESPN. Con Alejo Rivera -relator y conductor de la transmisión de ESPN KNOCK OUT- y Juan Carlos Reveco -invitado de lujo, dos veces rival de Ioka- teníamos ventajas para el argentino Fernando Martínez.

Luego nos enteramos de que Mariale Espinoza -de brillante labor en el estadio de Tokio- tenía también cuatro puntos para el argentino. De hecho, nuestra tarjeta marcaba un 116-112 para el Puma.

Pero... como el boxeo de hoy, muchas veces, obliga a hablar más de los fallos que de las peleas en sí, hubo un momento de duda. ¿Se haría justicia? Y así fue, puesto que llegó el reconocimiento para Fernando Martínez: su esfuerzo, en una pelea de altísimo voltaje, disputada desde el primer al último asalto, digno combate de dos campeones mundiales, se vio recompensado.

Y así en fallo unánime de los jurados y ante más de diez mil personas, Martínez unificó las coronas de la división supermosca y continúa invicto como profesional, en su pelea número 17 (todas ganadas) con 9 nocauts. Ioka quedó en 29 victorias, 15 nocauts, un empate y ahora, 3 derrotas.

Fue una pelea de tremendo esfuerzo para ambos. Martínez tomó la iniciativa de una manera feroz y sin pausas, que lo llevó a ganar sin discusión alguna las cuatro primeras vueltas. Metiendo tremendos uppercuts que hicieron saludar repetidamente a Ioka, el Puma superó en iniciativa, cantidad de golpes y de puntería, a un rival que no podía anular semejante presión.

Recién allá por el quinto round apareció Ioka, tal vez porque el mismo Martínez se lo permitió, tras haber recibido algunos impactos envenenados a la línea baja. Pero tras superar también al argentino en el sexto -en ambos casos, con un margen muy escaso, puesto que fueron intercambios feroces de un lado y del otro-, el Puma reapareció en el séptimo. Y de ahí en más, volvió la presión, la combinación de golpes del argentino ante un boxeador que, a pesar del castigo recibido, siguió siendo un peligro con sus contragolpes.

Esta vez, el Puma fue el mejor, el más agresivo, el más ajustado en los cierres de combinaciones.

El árbitro, Luis Pabón, asistió al combate casi como un invitado más, porque entre tantos feroces intercambios de golpes, prácticamente no hubo amarres: así de continuada y limpia fue la pelea, que se puede volver a ver por Disney +.

Cuando se anunció el fallo, sentimos que debía ser para el argentino, con una tarjeta 116-112 (igual que la nuestra), 117-113 y un exagerado 120-108, todas para Martínez que de una manera irreprochable, agregó a su estantería el cinturón de campeón mundial de la WBA.

Merecido triunfo, logrado con una gran estrategia, marcada por el técnico Rodrigo Calabrese y ejecutada a la perfección por el Puma: presión, mucha presión, gran trabajo de izquierda en uppercut y cross a la cabeza y ganchos a fondo en la corta distancia.

Exponiéndose a las peligrosas manos de contra de Ioka, el Puma no solamente marcó el territorio, sino también el ritmo de la pelea. Con un tremendo coraje y debatiéndose como pudo, Ioka logró llevarse algunos asaltos (como el undécimo, que fue realmente muy ajustado para uno como para el otro, al igual que el décimo, que le otorgamos a Martínez).

Pero toda duda se disipó cuando se dio a conocer el fallo de los jurados, que le dieron a Martínez el privilegio de meterse en la historia grande del boxeo argentino. Siguiendo los pasos de tres próceres como Pascual Pérez (1954), Horacio Accavallo (1966) y Nicolino Locche (1968), él también se impuso en Tokio, y no dejó de mencionar a aquellos tres mosqueteros que le dieron las primeras coronas mundiales a la Argentina, ganando en Tokio.

Y así ganó el Puma que viajó junto a Marcos “Chino” Maidana, el doctor Walter Quintero y Horacio Rivero. Más el centenar de banderas de Boca Juniors, que aparecieron en el estadio Kokugikan, “El salón del Sumo”, haciendo sentir local al humilde muchacho que se crio en un conventillo de la Boca, justamente.

Ahora vendrán muchas más oportunidades y seguramente, también, otros grandes desafíos. De hecho, hay otro japonés campeón de la misma categoría, Kosei Tanaka (20-1-0, 11 KO) que podría servir para otra unificación. Pero ahora es tiempo de festejo, de alegría, también de llanto y agradecimiento por todo lo que le da la vida a este Puma que volvió a rugir, ahora en Tokio, dejando la marca indeleble de su gran coraje, de su tremenda determinación y su profesionalismo.

Ni más ni menos.

!Salud, campeón!