Javier Hernández y Andrés Guardado se fueron jóvenes a Europa, ahora regresan con la etiqueta de figuras para levantar al futbol mexicano.
¿Cuántas contrataciones de un equipo mexicano reciben un tuit de ‘buena suerte’ del Manchester United? ¿Cuántos refuerzos de la Liga MX fueron despedidos de su club previo con un estadio coreando el Cielito Lindo? Las respuestas se llaman Javier Hernandez y Andrés Guardado, dos refuerzos del mercado invernal en México, dos futbolistas que partieron jóvenes a Europa y hoy vuelven a una Liga que grita necesitada de atención.
Coming full circle ⭕️
— Manchester United (@ManUtd) January 24, 2024
Best of luck with your next move, @CH14_ 🙏❤️#MUFC || #HO14CHICHARITO https://t.co/f9fBTniLg0 pic.twitter.com/SzSfeQ2u9Q
En el mundo del deporte espectáculo del siglo XXI, lo que pasa en el juego ya no es solo la cancha. Importa todo: Seguidores en redes sociales, venta de playeras, llevar gente al estadio, provocar que se encienda la televisión o se pague la cuota de una plataforma de streaming, hablar desenfadado y, si se puede,… también una pizca de liderazgo y buen futbol.
Guadalajara y León lo han entendido, saben que su competencia en el negocio del futbol hoy no solo es contra el resto de la Liga MX; es contra el mudo porque los aficionados, los que ponen el dinero y su tiempo para ver el juego, tienen tan cerca un partido de la Champions League o las ligas más importantes de Europa que un estadio o una transmisión de la Liga MX.
Los jóvenes y los niños de la actualidad admiran a los jugadores que miran en el celular y no a los héroes de su barrio, ya ni siquiera la playera nacional es un argumento suficiente para que el ídolo sea cercano. Es la realidad de un mundo globalizado, y con eso hay que competir.
Hace pocas unas semanas, el portal World Soccer Talk informó, basado en datos de Nielsen, que la Liga MX había sido superada en audiencia por la Premier League en Estados Unidos. El problema para el futbol mexicano es que se ve prácticamente nada fuera de Estados Unidos y México.
Es cierto, Norteamérica representa un mercado de más de 400 millones de personas, suficientes para llenar estadios, jugar muchos partidos, inventar torneos y llenarse de dólares. Pero ese mercado se puede caer, la burbuja se puede romper si la mitad del calendario regular la juegan caminando y con pases laterales, para los jóvenes de hoy ya no será suficiente el romanticismo del equipo de los padres o los abuelos. Los aficionado de hoy buscan ligas más dinámicas, más espectaculares y con más figuras.
En México, una liga sin competitividad para mantener la categoría, atiborrada de extranjeros que a veces ni juegan y con una selección que tuvo el peor fracaso mundialista en décadas, hay pocas motivaciones para ir al estadio. Hasta ayer, la Liga MX reportó una asistencia promedio de casi 23 mil aficionados, una cuarta parte del estadio Azteca. Por eso el valor de Chicharito y Guardado.
No son figuras Mundiales, cierto; pero México no ha tenido algo así más allá de Hugo Sánchez y Rafa Márquez. Andrés jugo 17 años en Europa y tuvo 542 partidos (Hugo tuvo 489 en 13 años). Pasarán años para que alguien tenga cifras cercanas.
Cuando se anunció su salida del Betis, el equipo sevillano le hizo una despedida. Al salir al campo de juego le aplaudieron jugadores del Betis y del Barcelona. El estadio coreó su nombre y el Cielito Lindo. Ya debutó con León entrando al minuto 77 contra Santos, y toda la semana León estuvo en la boca de la afición y los medios.
Javier, por su parte, llenó el estadio de las Chivas para su presentación y ahí asumió el liderazgo para reivindicar la grandeza de las Chivas. Chicharito es hoy mejor influencer que jugador de futbol, es figura de los videojuegos, un creador de contenido, dueño de un equipo de la Kings League Américas y, cuando no está lesionado, juega futbol y de repente anota goles.
El refuerzo del León aseguró que en ha levantado la voz para señalar cosas negativas en el futbol mexicano y los dueños no lo han querido escuchar
En las 48 horas posteriores a su contratación, Chicharito le dio a las Chivas 47 mil 800 nuevos seguidores en redes sociales, de acuerdo a Emplifi citada en la Newsletter de El Mister. La misma publicación hace notar que Javier Hernández tiene más seguidores en redes sociales que Chivas; salvo Facebook, donde no tiene cuenta el jugador.
Además, su espíritu gamer y patrocinadores lo ligan a una audiencia joven que hoy difícilmente verá 90 minutos de futbol sin voltear al celular. “Los clubes han entendido que hay activos -en este caso jugadores- que tienen que adquirir porque les ofrecen beneficios que van más allá de la cancha”, concluye El Mister.
Ni Guardado ni Chicharito, dos jugadores que tampoco tenían muchas opciones para jugar en este momento de sus carreras, serán la solución futbolística para sus equipos; pero sí serán un envión de liderazgo, de manejo de presión y quizá hasta de motivación para que los jóvenes salgan de la burbuja mexicana, como la llamó Andrés Guardado en declaraciones a medios a su llegada a México.
La industria del futbol mexicano puede estar feliz, mientras se demuestra si Guardado y Chicharito le pueden aportar algo al juego, la Liga MX ya tiene dos razones para estar en la conversación y la mirada de la opinión pública, un espacio que ya empiezan a perder ante las grandes ligas europeas.