La situación es crítica: si Checo no reencuentra la forma, su asiento en la F1 peligra totalmente
La profunda crisis de resultados y manejo que padece el mexicano Sergio ‘Checo’ Pérez parece no tener fin. El Gran Premio de Gran Bretaña fue una humillante tarde, donde el piloto de Red Bull terminó a dos vueltas del ganador, Lewis Hamilton, sólo fue un probador de llantas para Max Verstappen y, además, cayó al sexto lugar el Campeonato de Pilotos.
La espiral descendente de Checo no toca fondo. Cuando se piensa que nada puede ir peor en un Gran Premio, llega otro y dice “permíteme que te voy a enseñar lo que es algo todavía más terrible”.
La cronología del desastre empezó el sábado en Silverstone y fue totalmente culpa de Checo Pérez. El tapatío cometió un grave error en la Q1 de calificación que determinó totalmente su fin de semana como una catástrofe.
Se siguió de frente en la frenada previa a la curva Copse. En un intento de no tocar la grava, giró el volante fuertemente, se trompeó y quedó atrapado entre guijarros.
Su compañero de equipo, el tricampeón Max Verstappen, un minuto después se salió en el mismo lugar, pero el neerlandés, en lugar de evitar pisar la grava la cruzó y pudo continuar en la Q1 con daños en el piso, pero siguió adelante para calificar en cuarto puesto.
Además de la calma de Verstappen para no quedar atrapado en las piedras, la diferencia que hace más profundo el yerro de Checo Pérez es que él se salió en la vuelta de salida, mientras que Max lo hizo en ‘flying lap’.
La penúltima casilla de salida para la carrera fue el castigo para Checo, y ya como no había mucho que perder decidieron cambiarle algunos elementos de la unidad de potencia y partió desde el pitlane.
Prácticamente todo estaba perdido para Pérez, ahora se vería si la estrategia podía ayudarle en algo, pero el equipo tenía otra idea.
Inició con neumáticos duros, en teoría para buscar un stint largo, pero con la lluvia pronosticada para caer en 25 minutos, en realidad Checo sirvió de ‘pilotillo de Indias’, un simple ‘tester’ en la pista para recolectar información útil para Verstappen sobre ese tipo de neumáticos y su confiabilidad.
Sí, Checo adelantó a Valtteri Bottas, Esteban Ocon y Guanyu Zhou, pero atascó detrás de Magnussen y cuando comenzaron a caer algunas gotas de lluvia, alertó a su ingeniero para monitorear la situación.
En realidad, sólo llovía sobre la curva 3, no era momento de ir por neumáticos intermedios para piso moderadamente mojado, y Checo lo informó, pero lo metieron a pits muy pronto, en teoría buscando que el dado de la suerte cayera a su favor y la nube precipitara agua en la pista, pero no hubo tal lluvia.
Fueron 6 vueltas con intermedias, con la pista seca y la promesa de Hugh Bird de que en algún momento Tláloc o el dios de la lluvia de su preferencia mandaría el maná de la suerte. Nunca llegó. Lo que probablemente no dirá Red Bull es que Checo Pérez servía como probador de llantas para Verstappen, quien peleaba en el Top 4 y así encontrar el mejor momento para dejar las llantas medias y pasar a las de asfalto mojado.
Pero más que una injusticia, esto es algo que Checo Pérez se buscó al echar a perder su carrera desde la Q1.
Lo que siguió fue penoso. Ver al Red Bull lapeado en dos ocasiones, presenciar cómo a dos giros del final lo metieron por suaves para ir por el punto de la vuelta rápida y ni siquiera lo logró. Ese compuesto no funcionaba como esperaban, pero también fue salir entre los autos líderes, tener que dejar pasar a todos y luego no lograr empujar lo suficiente.
Checo Pérez se fue más que en blanco de Silverstone. Se fue con un montón de preocupaciones y ahora en el sexto lugar del Campeonato de Pilotos, ya que Oscar Piastri lo ha pasado.
Una carrera más así y Checo Pérez se irá hasta el octavo escalón de la clasificación, porque tiene 118 puntos, por 111 de George Russell y 110 de Lewis Hamilton, los pilotos del renacido equipo Mercedes.
La situación es tan crítica que, si Checo Pérez no reencuentra la forma, si su lado del garage no responde, su asiento en la F1 peligra totalmente.