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Alberto Schelesinger Vélez

Grandes esfuerzos y profundos cambios

Alberto Schelesinger Vélez
POR:
Alberto Schelesinger Vélez

 

El Partido Popular ‘barrió’ en las elecciones de España.

No era para menos. La crisis que enfrenta ese país es la peor de su historia y no obstante los cambios en la economía mundial a partir del 2008 y en especial la situación de otros vecinos que sin lugar a dudas han contribuido a agravarla, cuando le entregaron el poder al PSOE, la economía española era una cosa totalmente diferente a lo que hoy tienen que recibir.

Y es que lo que llaman el estado de bienestar, acompañado de las viejas recetas socialistas de subsidios y manejo irresponsable del gasto público, intervención del Estado e hiperregulación de los mercados, de la defensa a ultranza de los llamados avances sociales y laborales sin preocuparse de dónde va a salir el dinero para costearlos y la actitud casi generalizada de que por ser ‘desarrollados’ hay que trabajar menos, lograr mayores ‘conquistas sociales’ y pedirle más al Estado, debe tarde que temprano pasar la cuenta, lo cual se acelera y agrava cuando se entra en un ciclo internacional como el actual.

Algunas cifras nos ilustran sobre lo que el nuevo Gobierno de España tendrá que sortear. El paro ha llegado a casi cinco millones de personas de una población económicamente activa de 23.6 millones, equivalente al 21 por ciento.

Para reducir el desempleo hay que incrementar la producción en forma sostenida. Durante el periodo 1996-2006, el PIB promedio creció en términos reales el 3,8% anual y ello permitió crear 680.000 puestos nuevos de trabajo.

Si se lograra crecer a una tasa promedio del 3,5 el paro podría reducirse en seis años a 1.6 millones de personas, equivalente al 7 por ciento de la población activa.

Ello, asumiendo que la densidad demográfica creciera a un 0,5 anual. Ya no se contará con la explosión de la construcción, el acelerado incremento de mano de obra barata de los inmigrantes, un crecimiento de la inversión extraordinario y ante todo un entorno internacional muy favorable que acompañaron el periodo anterior.

Luego, volviendo a las cifras, si la generación de empleo resultante llegara a la aun muy optimista cifra de 500.000 a 600.000 personas por año, reducir el paro a los niveles señalados les tomaría entre 8 y 10 años.

La otra variable, el crecimiento de la población, donde la inmigración ha tenido mucho que ver, la meta incluida es igualmente difícil de lograr. De 1996 al 2001, la población creció a un 1.01 en promedio anual, muy por encima del de los países desarrollados.

Con las políticas recientes de legalización de los inmigrantes, del 2004 al 2011, creció el 1,24 acumulativo anual. En un país que ellos mismos llaman “frontera con el subdesarrollo”, por África –casi imposible de controlar– y sus vínculos con Latinoamérica.

Desde el punto de vista presupuestal, la mano rota ha hecho que estén muy cerca de los límites del Tratado de Maastricht.

La disciplina fiscal en España tendrá que defender la educación, la salud y pensiones, así mismo, arreglar el desastre de la vivienda, con la prioridad de los estratos más bajos. Dentro de la ecuación, la inflación debería estar alrededor del 2% anual. Si lo logran, en el ciclo de alternación política entregarían ,otra vez, la casa en orden a los socialistas. Si no, serían estos los primeros en pedirles cuentas.

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