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En favor de los semovientes

Independientemente de cualquier disputa en torno a temas administrativos, es muy importante para Colombia defender el hato ganadero.

Alejandro Vélez Goyeneche
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Alejandro Vélez Goyeneche

Recientemente, se desató otro nuevo ‘maremoto’ mediático sobre el retorno de la administración del Fondo Parafiscal del Ganado a Fedegan, organización gremial que fuera despojada del control de dichos recursos durante la mayor parte del segundo período del gobierno de Juan Manuel Santos. El debate se volvió a abrir por un informe de la Contraloría General de la República que señala una serie de irregularidades y, al parecer, también califica algunas actuaciones como delictuosas en el proceso de devolución de la administración del fondo por parte del actual gobierno a Fedegan.

Independientemente de cómo se dirima la situación en materia de responsabilidades sobre su manejo o adjudicación, nadie puede negar que los recursos del Fondo Nacional de Ganado, adminístrelos quien los administre, han tenido una orientación enfocada primordialmente a combatir las enfermedades que aquejan al hato ganadero nacional, en especial mantener al país en la categoría de ‘libre de aftosa con vacunación’, lo que le permite no solo mantener la salud de la población bovina y bufalina nacional, sino poder acceder a un importante número de mercados externos de carne.

En ese sentido, es muy importante para el país defender el hato ganadero; independientemente de cualquier disputa en torno a temas administrativos, lo prioritario debe ser la salud de los animales a lo largo y ancho del territorio nacional y de los pequeños productores ganaderos, especialmente en lo referente a la producción lechera nacional. No se puede pasar por alto que el hato ganadero bovino nacional es cercano a los 23,5 millones de cabezas y que de este depende no solo el grueso del abastecimiento nacional, sino las exportaciones, que en los últimos años han vuelto a ganar espacio, a pesar de que muchas se han hecho con ganado en pie, lo cual incide y afecta el hato ganadero, pues estimula el sacrificio de vientres.

Es por ello que, tanto las autoridades como el ICA, así como el mismo Fedegan deben dar reporte de tranquilidad acerca de cómo se viene utilizando el recurso, en qué estado sanitario se encuentra el hato ganadero, cómo se desarrolla o desarrollarán los ciclos de vacunación antiaftosa del presente año, en particular el anunciado la semana pasada por el ICA y el Ministerio de Agricultura y, sobre todo, qué gestiones realizaría el ICA para garantizar la sanidad bovina, en el caso de que volviera a haber un cambio de control de los recursos del Fondo Nacional del Ganado.

Vecol, como productor de la vacuna antiaftosa debe, también, dar tranquilidad al sector ganadero, en el sentido de certificar la existencia de un número adecuado de vacunas para salvaguardar nuestras reses de la aftosa.

Solo con las entidades sanitarias y veterinarias dando las indicaciones pertinentes a los ganaderos y al país sobre la forma de mantener sano el hato, se logrará aislar y proteger al sector de las incidencias en las querellas por la administración de los recursos parafiscales.

En últimas, ¡las vaquitas no tienen la culpa!, y debemos salir en su defensa y en la de los productores, quienes, muchas veces, son completamente ajenos a las disputas de dirigentes y funcionarios por el control de los recursos de los propios productores.

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