Las cifras son impactantes. Por cada bebé que nace en Colombia en 2024, se estima que puede haber un connacional que emigra hacia otro país.
La diáspora colombiana ya suma cinco millones de personas, y en términos económicos, el número de remesas anuales asciende a más de US$10 billones (20% del monto total de las exportaciones de bienes). Por eso pienso que para el grupo de trabajo interno de la Cancillería, llamado ‘Colombia nos Une’, resulta importante analizar la experiencia que han tenido otros países para canalizar positivamente los aportes de los migrantes en los diversos campos.
Un caso relevante es el del Programa 3 x 1 en México, que busca incentivar los aportes que hacen los migrantes que vayan a financiar proyectos orientados a buscar soluciones a crisis en sus ciudades de origen, bien sea en torno a temas asociados a conflicto interno o a desastres naturales, aportando el gobierno federal y/o local US$3 por cada dólar que envíen sus compatriotas en el exterior para esas causas.
Los argumentos xenófobos que asocian al migrante con perjuicios para la población local son fáciles de contrarrestar. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), filial de las Naciones Unidas, reseña que 3% de la población global vive en un país diferente a su país de origen. La OIM estima que ésta genera 9,4% del PIB mundial, lo que indica el altísimo índice de productividad con que contribuyen los migrantes a las economías locales.
Pienso que Colombia está en mora de crear mecanismos de asociación y colaboración con colombianos que han emigrado o con sus descendientes, independientemente del lugar donde hayan nacido éstos últimos. Los vínculos afectivos y la sensación de nostalgia son canalizables para lograr un objetivo que impacte tanto a las comunidades de colombianos que se van formando en el exterior? Quienes se afianzan en la autoestima por su origen? como a las localidades de donde emigran. Estos vínculos, sin embargo, requieren refuerzo, pues a medida que pasa el tiempo, tienden a desvanecerse si no hay un continuo nivel de retroalimentación. En esto puede jugar un papel muy importante la tecnología, al permitir conectarse a través de plataformas, eventos virtuales y redes sociales.
Podrían colaborar los consulados y diversas entidades como Procolombia, afianzando lazos entre las diferentes comunidades en el exterior, cuyo fortalecimiento requiere una aproximación que incluye intercambios culturales, diálogo político, conectividad social, y acercamiento intergeneracional, con el fin de contribuir a construir una más unida y resiliente comunidad mundial de colombianos. Por encima de todo, es importante anotar la necesidad de fomentar el respeto mutuo entre esas dos poblaciones, puesto que el papel del migrante y sus contribuciones no son totalmente reconocidas por aquellos que permanecen en Colombia.
SALOMÓN KASSIN TESONE
Banquero de inversión.
