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David Pérez
análisis

Complejo Kaesong en Venezuela

El complejo Kaesong queda en Corea del Norte, cerca de la frontera con Corea del Sur.

David Pérez
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David Pérez

Imagine dos países vecinos, cuya frontera terrestre es la frontera más importante para ambos. Estas dos naciones duraron más tiempo siendo parte de un mismo Estado que lo que llevan siendo países independientes y, por consiguiente, comparten aspectos culturales muy similares: mismo idioma oficial, música similar y cocina comparable, entre otros.

Desde hace unos años, ambas naciones tienen sistemas políticos y económicos distintos y eso ha llevado a varios roces entre ambos. Uno de esos países hoy en día tiene un régimen autoritario y lleva años pasando por una situación económica delicada.

Por lo tanto, hoy es común que los habitantes del país autoritario quieran emigrar al otro Estado, pero en los años 70 el primero era más rico que el otro.

Esta descripción es consistente con Colombia y Venezuela, pero también lo es con Corea del Norte y Corea del Sur. Aunque hay más diferencias que similitudes entre ambas parejas de países, las similitudes permiten dar una idea de aspectos en los que la relación entre las dos Coreas puede dar enseñanzas para mejorar la relación entre Colombia y Venezuela. En particular, me voy a enfocar en el rol del complejo Kaesong.

El complejo Kaesong queda en Corea del Norte, cerca de la frontera con Corea del Sur. Entró en funcionamiento en el 2004 como un complejo industrial donde empresas surcoreanas contratan trabajadores norcoreanos. Mientras ha estado en funcionamiento, ha beneficiado a ambas Coreas: para Corea del Norte es una manera de conseguir moneda extranjera y para las empresas surcoreanas representó una posibilidad de contratar mano de obra más barata que la que podían encontrar en Corea del Sur.

Ello permitió que las empresas no tuvieran que trasladar sus operaciones a otros países con el fin de bajar costos. Desde el 2016, el complejo está cerrado, pero recientemente ha vuelto a haber discusiones para abrirlo.

En el caso venezolano, su economía ha estado en proceso de colapso durante los años más recientes. El aparato productivo de ese país lleva aún más tiempo en proceso de deterioro y varias empresas extranjeras han salido de Venezuela. Cuando el régimen se vuelva a abrir al mundo (es insostenible su curso actual), hay una oportunidad de oro para las empresas colombianas. Como en cualquier actividad, un alto retorno viene acompañado de un alto riesgo, pero un país de un tamaño similar al colombiano, con el que se comparte una frontera terrestre tan amplia, es un mercado natural.

Mientras tanto, se podría hacer algo similar al complejo Kaesong: construir un complejo industrial en Venezuela cerca de la frontera con Colombia.

El hecho de estar cerca de ese límite permitiría mayor control de las autoridades colombianas para evitar abusos de las autoridades venezolanas.

Con esta medida, ambos países pueden ganar: para Venezuela puede ser una manera de dar trabajo a los muchos venezolanos que hoy están emigrando. Además, de forma similar a Corea del Norte, es una manera de que la economía tenga acceso a recursos extranjeros. Para las empresas colombianas, es una vía para empezar a entrar de vuelta a un mercado en el que naturalmente deberían estar.

Las diferencias entre las relaciones de los países pueden pesar: aunque la situación económica de Colombia está mucho mejor que la venezolana, la diferencia no es tan grande como la que hay entre las economías de las Coreas.

Eso puede pesar en el momento en que el régimen venezolano aceptara una medida así: si no ha aceptado ayuda humanitaria internacional, ¿por qué aceptaría una medida que podría interpretarse como ayuda del país al que el régimen lleva culpando de gran parte de sus males?

Además, en este punto la relación entre las dos Coreas parece estar mejor que la que hay entre Colombia y Venezuela. Pero es bueno recordar que el establecimiento del complejo Kaesong se dio en un momento en que ambas Coreas siguen técnicamente en guerra. Y el complejo está cerca de la frontera más tensionada del mundo.

Un complejo similar al Kaesong, pero entre Colombia y Venezuela, es beneficioso para ambas economías. Además, puede ser una manera pequeña de empezar a restaurar la relación entre dos países que debería parecerse más a la que hay entre Canadá y Estados Unidos (pre Trump) que la que hay entre dos países que siguen en guerra desde los 50.

David Pérez- Reyna
Profesor asistente, Facultad de Economía, Universidad de los Andes.

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