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Eduardo Ángel

Presupuestar, un reto ineludible

Eduardo Ángel
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Eduardo Ángel

Una cosa es vaticinar y pregonar ciertos comportamientos para el futuro y otra presupuestar. Lo primero es especulativo, lo segundo, no. Presupuestar trasciende la economía personal, familiar, empresarial y gubernamental. Pero nunca antes presupuestar había sido tan desafiante y difícil. Los comportamientos y disímiles variaciones que hemos venido observando en variables como inflación en Colombia y otros países, inflación de alimentos, tasas de interés, tasas de cambio, crecimiento del país y de otras economías, etc., unido a los distintos pronósticos de éstas y al diferente impacto de tales variables en cada una de las actividades económicas, hacen hoy del ejercicio presupuestal, un gran desafío y un reto ineludible para administradores y juntas directivas en conjunto.

Relegar el ejercicio presupuestal al área de planeación o financiera y limitarse a utilizar el mismo para establecer inexorables metas anuales, sin sujeción a una permanente evaluación del entorno y a un eventual ajuste de las primeras, es una práctica gerencial que pertenece al pasado. Ello no implica en modo alguno relajamiento de metas y objetivos. Mas aún, persistir en no modificar una meta, cuando el entorno evidencia lo contrario, es en cierto modo validar que no se está entendiendo la dinámica de éste último.

Es necesario propiciar una cultura de continua proyección bajo distintos escenarios, sometiéndolos a revisión, seguimiento y ajustes, tantas veces como las circunstancias lo exijan. Ello simplemente equivalente a conducir un vehículo en un clima con comportamientos meteorológicos variables, frente a un vidrio panorámico amplio, apoyándose en pequeños retrovisores laterales y no al revés. Las aerolíneas son un buen ejemplo de flexibilización y ejecución de planes de contingencia ante los incesantes incrementos del precio del petróleo.

El mundo de los negocios registra cada día más ejemplos de equívocas actuaciones en lo que podría entenderse como cumplimiento de metas. Hace menos de dos meses, el presidente del Bradford & Bingley, un banco hipotecario en Inglaterra, se tuvo que disculpar ante los accionistas por el 'error de juicio' cometido en la gestión de los últimos meses, al admitir que tardíamente habían dejado de ofrecer hipotecas al 95 por ciento. Hoy la deteriorada situación de este mismo banco, ha provocado una caída generalizada de la banca en la Bolsa de Londres.

Por su parte, la cúpula del Royal Bank of Scotland, el segundo mayor banco del Reino Unido, no llegó a pedir disculpas en su pasada junta general a finales de abril, pero sí reconoció que había sido 'desafortunada' la coincidencia de la crisis con el desembolso para la compra de parte del ABN holandés, realizada a un precio relativamente alto. ¿Será que tales situaciones son simplemente coincidencias?

Presupuestar cualquier actividad económica, a la luz de diferentes estimativos de comportamiento para las variables que enmarcan el entorno, no es tan solo una buena opción para administrar, es un imperativo para una oportuna y acertada toma de decisiones en el panorama actual. No hacerlo, independientemente de lo que se argumente, es probablemente enterrar la cabeza como el avestruz.

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