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José E. Gómez G.

El bitcoin: algo parece estar mal

José E. Gómez G.
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José E. Gómez G.

El bitcoin ha sido el intento más exitoso por posicionar una moneda virtual de emisión descentralizada. Fue creado en el 2009 por uno o varios programadores, bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto. Algunos economistas plantean que el bitcoin ha tomado fuerza, debido al escepticismo de muchos individuos respecto a la capacidad de los bancos centrales de mantener la confianza en las monedas de curso legal, luego de la crisis financiera internacional.

Sin embargo, hay varias razones que hacen dudar de la capacidad del bitcoin para establecerse como divisa de aceptación general. En contraste, hay motivos para creer que terminará constituyéndose en un activo riesgoso sujeto a alta especulación.

Por una parte, la cantidad de bitcoins en circulación será aproximadamente constante a partir del 2030. Esto, que ha sido promocionado como una virtud, juega en contra de su uso como medio de pago al no existir una entidad central que lo emita y que pueda responder a movimientos de la demanda que generen alta volatilidad en su capacidad de compra.

Por ejemplo, en un evento de exceso de liquidez momentáneo de bitcoins, sería conveniente que la entidad emisora contrajera la oferta para evitar una caída grande en su poder adquisitivo. Bajo el esquema actual en que funciona el bitcoin esta acción no podría llevarse a cabo. Además su precio ha sido altamente volátil y no ha recibido el apoyo de ningún gobierno, lo cual obstaculiza su consolidación como moneda, favoreciendo en cambio su demanda como activo especulativo. Esto a su vez aumenta la volatilidad de su precio, generando un círculo vicioso.

Por otra parte, considerado como activo, el bitcoin es propenso a altas fluctuaciones en su precio, porque no está atado a ningún fundamental que sirva como ancla a su valor. Por ejemplo, un cuadro de Botero puede servir a su tenedor como bien de inversión y objeto de disfrute. En el caso de la moneda de uso generalizado en un país, si bien el valor intrínseco es prácticamente nulo (el valor del papel sobre el cual está impreso es muy bajo), su valor fundamental radica en la utilidad que ofrece como medio de pago consolidado.

Por el contrario, el bitcoin como activo tiene un precio positivo en la medida en que los individuos que lo compran esperan poder venderlo en el futuro a un precio mayor. En ausencia de un valor fundamental se espera que la aparición de burbujas en el precio del bitcoin sea mucho más frecuente, como lo ha señalado el nobel de Economía Robert Shiller.

En un activo sin valor fundamental, una fuerte tendencia a la venta puede llevar su precio a cero (esto puede darse por creencias momentáneas) y el principal factor que podría evitar esa situación es el relacionado con la parte de la demanda inelástica al precio. Infortunadamente, esa parte, en el caso del bitcoin, puede estar relacionada con una situación indeseable y es el hecho de que este pueda estar siendo usado para actividades ilegales, dada la anonimidad que ofrece al realizar transacciones.

José E. Gómez G.

En colaboración con Julián A. Parra. Los autores son Ph. D. en Economía, y sus opiniones son personales.

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