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Juan David Aristizábal

Una buena formación para el trabajo

Juan David Aristizábal
POR:
Juan David Aristizábal

En el reporte de McKinsey del 2013 ‘Education to employment: Designing a System that Works’, se identifica un doble problema en la economía y la educación a nivel global: alto desempleo juvenil e insuficiente oferta de trabajo calificado. La principal conclusión es que este obstáculo existe debido a las asimetrías entre las habilidades de los estudiantes, las necesidades de los empleadores y la preparación que dan las instituciones educativas.

Este inconveniente se repite en Colombia: entre octubre y diciembre del 2013, el desempleo juvenil fue del 13,9 por ciento, y a través de distintos medios, las empresas han manifestado su dificultad para encontrar personal calificado. En el Pacto por la Educación (www.todosporlaeducacion.co) buscamos que Colombia comprenda la importancia de este asunto. Con una mano de obra calificada, el país puede ser competitivo.

En el estudio de McKinsey se concluye que los casos exitosos de instituciones educativas a nivel internacional se caracterizan por dos factores para lograr cerrar la brecha entre la demanda y la oferta de mano de obra calificada. El primero es que las instituciones educativas y los empleadores penetran en la esfera del otro. Los empleadores ayudan en el diseño de los currículos o involucran a sus empleados como profesores, y las instituciones educativas buscan entrenamiento en las empresas y el compromiso de estas para contratar a sus alumnos.

En segundo lugar, en los mejores programas de estudio para el trabajo en el mundo, los empleadores y las instituciones educativas trabajan con sus estudiantes de forma temprana e intensiva. En vez de tener tres etapas en un proceso consecutivo (matrícula, adquisición de habilidades y empleo), la formación para el trabajo es tratada como un continuo, en el cual los empleadores se comprometen a contratar a los jóvenes antes de que se matriculen en una carrera.

El año pasado, la cobertura en educación terciaria debió llegar al 45 por ciento. Los aumentos de esta en los últimos años han estado concentrados en la oferta del Sena. Aunque el cubrimiento es muy importante, la institución está en plena utilización de su infraestructura física y de personal. Incrementar calidad y cobertura al tiempo resulta casi imposible.

Los egresados del Sena, técnicos y tecnólogos, tienen un desempeño inferior al promedio nacional en vinculación al sector formal y en salario de enganche. Se requiere que el Sena se enfoque en aumentar su calidad. La formación dual, la revisión del modelo de pertinencia y el incremento del perfil de los instructores han sido identificados como prioridades en la institución, pero el trabajo debe consolidarse.

Por otro lado, es necesario ofrecer alternativas que permitan aumentar la cobertura sin sobredimensionar la capacidad del Sena. El país debe pensar en becas masivas a alumnos de bajos recursos y alto desempeño en IES públicas y privadas. Deben estudiarse opciones más efectivas que resuelvan la falta de acceso a los créditos estudiantiles. No podemos seguir leyendo reportes, viendo casos de éxitos, trayendo expertos, y no hacer nada para que una generación de jóvenes aproveche sus talentos y habilidades.

Juan David Aristizábal

Profesor del Cesa

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