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La gran minería: supuestos y realidades

Ramiro Santa
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Ramiro Santa

Gran minería no solo beneficia las finanzas públicas a través de impuestos de renta, ICA y regalías, que aseguran que de cada peso ganado se queda vía impuesto más del 50 por ciento de la producción.

Gran minería es también calidad de vida y bienestar en la cotidianidad: nuestras casas, carros, aviones y hasta las prendas de vestir que tienen nylon son minería.

El oro, por ejemplo, gracias a su gran conductividad, está presente en cientos de equipos médicos, computadores, celulares y medicinas de alta efectividad.

La gran minería conlleva al mejoramiento de la infraestructura, la creación de nuevos proyectos productivos, desarrollos ambientales asociados al agua de alto impacto, el fortalecimiento de vocaciones económicas tradicionales y la disminución de la tasa de desempleo, mediante trabajo digno para miles de personas.

Alrededor del mundo, son múltiples los ejemplos de la minería y la industria extractiva, promotoras de bienestar por medio de la aplicación de altos estándares de salud ocupacional, seguridad industrial y conservación ambiental; la dinamización económica, y el respeto a los derechos humanos.

No obstante, los opositores a la minería, algunos de ellos ambientalistas fundamentalistas y ‘ecoincautos’ o ignorantes en la materia, no reconocen estos aportes que trascienden la economía, y más bien reproducen historias inexactas o mentirosas que solo desinforman y construyen imaginarios que conectan con el sentimiento, pero no con la realidad.

Esto explica por qué esos ‘especialistas’ antimineros no participan en discusiones técnicas que sí se necesitan.

Colombia hoy se enfrenta a una gran oportunidad: definir la clase de minería que quiere.

Podemos seguir abriendo puertas a la ilegalidad mafiosa que estamos viviendo, repitiendo una y otra vez la historia de la depredación y la violencia, o, por el contrario, exigir los más altos estándares y tener un plan a largo plazo, que genere bienestar y riqueza para las comunidades, hacia el desarrollo sostenible.

En el país, ya hay múltiples ejemplos de trabajo de empresas mineras y petroleras responsables con la academia y organizaciones no gubernamentales de gran solvencia intelectual y técnica en distintos ámbitos, para formular propuestas y hacer acuerdos en beneficio del país.

Tal es el caso del Comité Minero Energético e International Alert en Principios Voluntarios, Search for Common Ground e IKV Pax Christi, en debida diligencia en derechos humanos, y muchos otros como Conservación Internacional; el Fondo para la Conservación Ambiental y la Niñez; las universidades Nacional de Medellín, Javeriana, Sergio Arboleda, Nacional de Manizales, Minuto de Dios; Sena, Jardín Botánico de Medellín, la Fundación Ideas para la Paz; Actuar; Cruz Roja; País Libre; Red local Pacto Global y la Mesa Permanente por la Minería con Avina.

Tenemos que pasar de una confrontación sin propuestas de valor a una construcción colectiva.

Esto requiere responsabilidad, investigación y entendimiento real de lo que significa la gran minería.

Ramiro Santa

Vicepresidente de Asuntos Corporativos, AngloGold Ashanti

[email protected]

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