La autora describe un fin de semana en que decidió vestirse de forma provocativa para su marido durante un paseo en coche, lo que llevó a actividades sexuales explícitas entre ellos. Posteriormente, la autora planeó una cena sorpresa para su marido vistiendo sólo un delantal, medias y zapatos, con la intención de continuar estimulando su deseo sexual.
La autora describe un fin de semana en que decidió vestirse de forma provocativa para su marido durante un paseo en coche, lo que llevó a actividades sexuales explícitas entre ellos. Posteriormente, la autora planeó una cena sorpresa para su marido vistiendo sólo un delantal, medias y zapatos, con la intención de continuar estimulando su deseo sexual.
La autora describe un fin de semana en que decidió vestirse de forma provocativa para su marido durante un paseo en coche, lo que llevó a actividades sexuales explícitas entre ellos. Posteriormente, la autora planeó una cena sorpresa para su marido vistiendo sólo un delantal, medias y zapatos, con la intención de continuar estimulando su deseo sexual.
Mi nombre no creo que aporte mucho, no es que me importe compartirlo, pero he pensado en que sería mucho mejor utilizar el seudónimo de “Linda”. Tengo treinta y siete años y estoy separada desde hace ya algunos años. Físicamente no soy ninguna “top model” y lamento si eso provoca ya alguna decepción, soy castaña, media melena, ojos marrones, delgadita, mis pechos no soy muy grandes pero estoy segura de que no os disgustarían. De mi os puedo contar que soy muy dulce, complaciente, cariñosa y que tengo un carácter alegre. Me gustan los juegos de complicidad y hacer realidad las fantasías más morbosas. En este sentido reconozco ser traviesa, juguetona y a través de estos relatos espero compartir con vosotros algunas de mis experiencias, algunas fantasías o mis sueños más morbosos. Antes de separarme, la relación con mi marido había caído en esa rutina aburrida de muchos matrimonios que solo tienen sexo algunos fines de semana. Afortunadamente la comunicación no era un problema y decidimos dar un giro a esa situación, sin normas, sin reglas predefinidas simplemente dejándonos llevar por nuestros deseos y fantasías. El juego empezó un fin de semana que aparentaba ser como uno más pero que resultó ser muy morboso y excitante. De alguna forma, ese fin de semana creo que empecé a cambiar hasta convertirme en la mujer que soy hoy. La idea para esa mañana era salir a dar un paseo en coche, no parecía muy alentadora hasta que mi marido me sugirió que quizás fuera buena idea empezar a cambiar algunas cosas y me pidió que esa mañana me vistiera especialmente provocativa. Por mi parte me alegré de que el llevara la iniciativa y me pareció divertida la idea de vestirme especialmente sexy para él. La verdad es que no tenía gran cosa en mi armario para complacerle como hubiera deseado, pero finalmente me decidí por probarme una corta faldita negra que apenas me había puesto hasta entonces, unas medias negras con borla de encaje y unos zapatitos negros de tacón. De ropa interior escogí un conjunto formado por minúsculo tanga de color salmón pálido y un corpiño del mismo tono… Al mirarme al espejo para ver como quedaba me vi bastante sexy y se me ocurrió que sería una sorpresa para mi marido que no me pusiera nada más… salvo un abrigo de color rojo que escondiera mi secreto y no permitiera adivinar que llevaba debajo. El contraste del rojo con el negro de mis medias y falda se convirtió en todo un acierto y cuando salí de la habitación así vestida ya pude escuchar un silbido de mi marido que me aseguró que estaba arrebatadora. Ya en el coche, no me quité el abrigo, aunque al ser muy corto, igual que la falda, permitía que mi marido pudiera ver mis muslos que ese día lucían especialmente bonitos. Salimos de la ciudad para dirigirnos a las afueras y encontrar un poco de tranquilidad en algún lugar de montaña. Por el camino, las caricias de mi marido sobre mis muslos se repetían y notaba como su excitación iba en aumento. Finalmente decidió parar en una zona que parecía que no había nadie y me pidió que saliera del coche. Yo me baje sensualmente, sin importarme que la corta falda permitiera adivinar el color de mi ropa interior. El estaba embobado mirándome y yo me sonreí porque todavía no le había descubierto mi sorpresa. Cuando me abrí el abrigo, mostrándole el corpiño, de inmediato ví que la idea le había encantado y que se encontraba complacido por mi elección. Con voz entrecortada, como si le diera miedo que me pudiera molestar me dijo que era precioso pero que le encantaría verme sin la faldita. Yo le sonreí y no me hice de rogar, estábamos solos y no parecía que hubiera riesgo de que alguien tuviera que aparecer. Me quedé de pie frente a él vestida solo con el conjunto de lencería, las medias y los zapatitos de tacón. Sus manos se fueron directas a cogerme por la cintura, pero yo se les aparté, el juego no había terminado pensé… y decidí darle un poco más de morbo empezando a acariciarme frente a sus ojos que estaban ya locos de deseo. Cuando colé mis dedos por el tanga el ya no podía evitar tocarse sobre el pantalón que mostraba un enorme bulto…. y sintiéndome yo también excitada, me bajé el tanga a medio muslo sin dejar de acariciarme y esperando que de un momento a otro mi marido no pudiera frenar sus deseos de disfrutar de ese momento. No tardó mucho en acercarse para acariciarme, lo cual yo aproveché para desabrochar su pantalón y sacar su polla de su prisión. La sentí enorme en mi mano, estaba dura y caliente como a mi me gusta sentirla. Me puse de cuclillas frente a él acercando mis labios para besársela, me encanta besarla, lamerla… chuparla y no me hice de rogar. Al poco rato se la estaba chupando con ganas, sintiendo como se hinchaba cada vez más hasta que ya no pudo evitar correrse de placer y soltar toda su leche en mi boca que yo saboreé como una dulce y traviesa gatita. Su rostro reflejaba claramente lo complacido que estaba y más tarde me lo recompensó con una larga sesión de sexo que no terminamos hasta la hora de comer.
CENA SORPRESA CON FINAL FELIZ
Tras ese fin de semana, se hacía difícil no pensar en cómo dar continuidad a ese nuevo mundo inexplorado hasta entonces de juegos y travesuras. Por mi parte no dejaba de darle vueltas en cómo podría sorprender a mi marido y corresponder de esa forma a su iniciativa por cambiar las cosas. Quería demostrarle que me había gustado su juego y que deseaba vivir nuevas experiencias. Así pues, fui yo la que se decidió por dar el siguiente paso y esa misma semana decidí prepararle una cena romántica con una sorpresa reservada para cuando el llegara del trabajo. Antes de que llegara me estuve preparando para la ocasión, quería estar especialmente sexy esa noche y por la tarde me dediqué a cuidar todos los detalles para lograrlo… A medida que se acercaba la hora yo me sentía cada vez más nerviosa, tenía todo preparado para la cena. Como primer plato decidí preparar una ensalada de rúcula (dicen que hace aumentar la libido), con aguacate, tomate cherry, parmesano y vinagreta de miel (por lo de la luna de miel). Como segundo plato, unos fideos con almejas al cava (no creo que haya de dar muchas explicaciones sobre el por qué de las almejas, está claro que las almejas, como las ostras, se identifican con una parte concreta de la anatomía femenina) Finalmente, el postre quería que fuera especialmente provocador: Plátanos a la brasa, a la papillote, con helado de vainilla (dicen que su aroma y sabor incrementan la pasión) y chocolate fundido (dicen que el chocolate es afrodisiaco). Ya casi era la hora, yo estaba ansiosa por escuchar cuando abriría la puerta de casa con su llave, pero sobre todo me sentía especialmente excitada por ver su reacción al entrar en la cocina y verme terminar de preparar la cena semidesnuda, con un corto delantal, unas medias y unos zapatitos de tacón como únicas prendas que dejaban poco a la imaginación. Por fin llegó la hora, desde la cocina pude escuchar como entraba en casa, cerraba la puerta y sus pasos se dirigían a la cocina, donde yo me encontraba aparentemente distraída con los últimos preparativos de la cena. Deseaba darme la vuelta para ver su cara de sorpresa, pero resistí la tentación esperando ver cuál era su reacción y esta no se hizo de esperar, sus manos acariciaron mis nalgas desnudas antes de que sus brazos me rodearan por la espalda y sus labios me besaran mostrándome su pasión. Su cuerpo pegado al mío ya dejaba notar su excitación, pero me propuse resistir un poco más y seguir con el juego que había preparado. A regañadientes logré sentarlo para servirle la cena, no sin antes sentir como sus manos se perdían acariciándome por todas partes. Yo reía divertida al sentir su excitación y contenta porque mi sorpresa le hubiera gustado. Me retiré a la cocina segura de que sus ojos intentaban no perder detalle y me aseguré de que la puerta de la cocina quedara abierta mientras yo me entretenía con los platos que ya estaban dispuestos para ser llevados a la mesa. Esa situación en la que sentía que el deseo iba creciendo por momentos, lograba que me mostrara especialmente provocativa ante los ojos de mi marido que brillaban de satisfacción y lujuria. Así fui sirviendo los platos sin prisas, disfrutando de ese momento cargado de una tensión sexual contenida y preámbulo de lo que sin duda nos esperaba al final de la cena. Mi marido estaba embobado observando cómo me paseaba así semidesnuda sirviendo los platos y antes de que yo también me sentara me quité el delantal para cenar solo con las medias y mis zapatos de tacón. La mesa acristalada le ofrecía una visión completa de mi desnudez a mi marido, y yo me sentía especialmente sexy y provocadora. A estas alturas, reconozco que también me sentía algo nerviosa e impaciente por lo que no pude evitar sugerirle a mi marido que el también podía ponerse algo más cómodo y le propuse que se quitara toda la ropa y que tan solo se dejara puesta la camisa. La idea le gustó y al poco rato ya estaba de nuevo sentado frente a mi, vestido solo con su camisa blanca y mostrándome descaradamente su polla que sin haberla tocado ya empezaba a estar como a mi me gusta verla. Durante la cena no faltaron bromas picantes alrededor de las características de los platos preparados y nuestras risas nerviosas delataban nuestra ansiedad. Yo sentía como sus ojos se iban paseando por mis pechos desnudos y mirando descaradamente a través del cristal de la mesa como yo entreabría las piernas provocando que creciera aun más su deseo. Por mi parte, no voy a negar que también me fijaba en como su polla iba reaccionando bajo la mesa, creciendo y apuntando alto como un mástil duro y grande. Llego la hora del postre, el plátano a la brasa tenía una pinta deliciosa, el helado de vainilla colocado en la base del plátano ofrecía una imagen que no dejaba mucho margen a la imaginación y el chocolate fundido invitaba a saborearlo…aunque a esas alturas yo deseaba saborear otra cosa… Cogí mi plato y deslizándome bajo la mesa caminé a cuatro patas para colocarme entre sus piernas como una dulce gatita deseando su plato de leche… el me facilitó el paso abriendo sus piernas y mostrándome descaradamente su polla que a estas alturas ya estaba enorme y muy excitada… Yo también me sentí muy excitada, deseando saborearla y sentirla en mi boca…pero antes decidí embadurnarla del chocolate fundido que acompañaba el postre, prácticamente la cubrí entera de chocolate que poco a poco empezó a gotear…y a ofrecerme una imagen irresistible para no poder evitar acercar mi lengua y empezar a saborearla. Estaba deliciosa, debo confesar que el chocolate me encanta y a estas alturas supongo que también es fácil imaginar que disfruto saboreando una polla en mi boca. Esa mezcla de placeres es indescriptible y estaba disfrutando del momento tanto como mi marido que se había acomodado en la silla dejándose llevar por ese momento… Mis labios se acercaron a la cabeza de la polla para saborearla y disfrutar del chocolate fundido que había colocado en la puntita. Su polla fueran entrando en mi boca en mi boca caliente al tiempo que seguía saboreando todo el chocolate.. No tarde en tenerla entera en mi boca, deslizándose arriba y abajo y sintiendo como se hinchaba dándome la señal de que estaba muy cerca de correrse…decidí frenar un poco pues todavía no deseaba que se corriera… Pero el cogió mi cabeza en sus manos mostrándome que no deseaba que parara. Dejé que su polla entrara de nuevo tanto como pude en mi boca y tragármela a fondo. Le ofrecí una mamada larga y profunda al tiempo que sus gemidos fueron acompañados de una explosión de placer que llenaron mi boca entremezclándose con los jugos del chocolate fundido…
Una de las cosas que siempre han apasionado a mi marido ha sido la fotografía, ahí a donde hemos ido siempre se ha llevado la cámara de fotografiar encima. Yo terminaba un poco cansadita de tanto tener que escuchar “ahora ponte ahí, pero ponte así…no, no mejor ponte allí…” Pero con nuestros nuevos juegos, la cámara se convirtió en cómplice de nuestras travesuras. Normalmente salíamos de la ciudad y nos dirigíamos a la montaña o algún parque, mi marido intentaba encontrar lugares en los que pudiéramos pasear sin tener que cruzarnos a cada minuto con más gente…y aunque en ocasiones era inevitable encontrarse con alguien, ya procurábamos apartarnos, o disimular ante las situaciones más comprometidas. Le encantaba que me vistiera con falditas muy cortas, con algo de vuelo para que lograra despertar su imaginación…y quién sabe si adivinar esa prenda íntima que había elegido para ese día especial. A mi me gustaba que me pidiera cosas así. Siempre he pensado que tengo unos muslos bonitos y sus caprichos me hacían sentir especialmente atractiva y deseada. Nos perdíamos entre los árboles, aprovechando cualquier situación para que me hiciera alguna foto más menos provocativa o para besarnos apasionadamente al tiempo de que sentía como sus manos se escapaban para acariciar mi cuerpo. Sus peticiones pasaron a ser muy distintas y pasaron de “colócate ahí o allí”…a ser deseos subidos de tono, acompañados de peticiones para que le dejara fotografiar algo más de lo que ya se podía adivinar. Jugaba con su cámara, haciéndome infinidad de fotos al tiempo que me hacía sentir una mujer especial. Por mi parte debo reconocer que ese juego me divertía y me excitaba. Poco a poco me fui sintiendo más desinhibida y me mostraba más provocativa sorprendiéndome a mi mis misma posando de una forma atrevida. En ocasiones levantándome la faldita descaradamente, en otras mostrándole a la cámara mis pechos desnudos…me sentaba en una roca y posaba como el deseaba…y no dudaba cumplir con sus deseos más morbosos que normalmente se traducían en dejarme fotografiar medio desnuda por el bosque o que me bajara las braguitas para seguir nuestro paseo sin ninguna prenda que impidiera colar sus manos por debajo de mi faldita y acariciar mis nalgas desnudas lo que provocaba mi excitación y me hacía mostrarme ante su cámara más descarada. Los dos disfrutábamos con nuestros juegos, y aprovechábamos cualquier espacio donde pudiéramos escondernos de las miradas indiscretas para besarnos, acariciarnos y sentir el calor y la excitación de nuestros cuerpos… Debo de confesaros que a mi me resulta muy fácil llegar al orgasmo, sea con los dedos, con la lengua, con algún juguete y por supuesto con “mi juguete preferido” que a estas alturas estoy segura de que ya habéis adivinado cuál es. Soy multiorgásmica, así que esas tardes de fotografía y paseo, iban acompañadas de una larga serie de orgasmos que me dejaban plenamente satisfecha y provocaban en mi el deseo y la ansiedad de que se repitieran... Yo no dejaba pasar ninguna ocasión para asegurarme de cuál era el estado de mi “juguete preferido” y por supuesto aprovechaba esas ocasiones en las que nos sentíamos protegidos de cualquier mirada para juguetear con el entre mis manos o con mi boca…Me encantaba sentirla dura y caliente entre mis manos y mucho más cuando sentía que se hinchaba dispuesta a explotar de placer…
DESPERTANDO MI LADO MÁS MORBOSO
La relación con mi marido había cambiado radicalmente, lo que antes era rutina y aburrimiento, ahora se había convertido en un juego de nuevas sensaciones, donde el morbo y la pasión estaban siempre presentes. Yo me mostraba totalmente complaciente con sus fantasías más morbosas, pero también quería demostrarle que me gustaban nuestros juegos de complicidad y que era capaz de sorprenderlo con nuevas fantasías. Había recuperado de nuevo la ilusión y las ganas por arreglarme, comprarme ropa, cuidar los pequeños detalles que con el tiempo parece que se vayan olvidando… Cuando salía de tiendas siempre estaba atenta a cualquier prenda que pudiera dar juego a nuevas travesuras y así fui renovando mi vestuario e incorporando prendas que nunca hubiera podido imaginar que sería capaz ni tan siquiera de probarme…aunque por supuesto estas las reservaba para situaciones muy especiales. Uno de esos días me decidí a entrar sola en un sex shop, aunque parezca increíble nunca se me había ocurrido entrar hasta entonces… pero ahora las cosas habían cambiado mucho y sentí curiosidad por ver si encontraba alguna cosa que pudiera incorporar a nuestros juegos. El local parecía bastante grande y estaba repartido en tres plantas, estaba distribuido por secciones y no parecía que hubiera mucha gente. Algunos hombres solos que cuando me cruzaba con ellos me miraban como si no hubieran visto nunca a una mujer y también alguna pareja que se mostraban ajenos a todo como si estuvieran en su mundo particular. Yo me sentía algo confundida por la cantidad de secciones que había y no sabía muy bien por dónde empezar. La sección de juguetes era espectacular con todo tipo de productos de todos los colores, tamaños, texturas que nunca pudiera llegar a imaginar, vibradores con infinidad de funciones, consoladores de todos los tamaños y algunos simulando un gran realismo, no solo por su forma sino incluso por su tacto como pude comprobar, bolas chinas, una especie de balas que al parecer se activaban a distancia…y que despertaron mi imaginación al pensar que serían un complemento ideal para nuestros juegos… De ahí pasé a la sección de lencería donde no solo encontré todo tipo de conjuntos, medias, picardías, tangas, sino que también tenían una gran variedad de vestidos muy atrevidos y disfraces eróticos que me parecieron una magnifica opción para sorprender a mi marido en alguna ocasión. Me gusto especialmente un minivestido de diosa griega de color blanco con tonos dorados, muy fino y suave al tacto y también me fijé en los disfraces clásicos de colegiala sexy, sirvienta explosiva…estaba claro que algunos de esos disfraces también iban a formar parte de mi colección… Decidí seguir mirando antes de comprar nada y me paseé por el resto de las secciones, donde me sentía medio hipnotizada por todas las imágenes que se iban cruzando ante mis ojos…y empezaba a notar sus efectos al sentir mis mejillas acaloradas. Sentí curiosidad por lo que habría en la planta inferior, aunque nunca hubiera podido llegar a imaginar lo que me iba a encontrar…Para empezar la planta estaba con las luces muy tenues, no es que tuviera dificultades para andar sin tropezar, pero si parecía que la luz era la adecuada para dar la sensación de mayor privacidad… A un lado estaban unas cabinas para ver películas porno, lo cual era fácil de adivinar por los gemidos que se oían al pasar por el pasillo, al fondo una pequeña sala oscura donde al parecer se proyectaban películas y donde me imaginé lo que podía llegar a pasar si alguien decidía entrar ahí… Seguí un poco más lejos hasta encontrar un espacio con un montón de puertas llamado “glory hole”, no tenía ni la más remota idea de lo que era aquello y sentí curiosidad por averiguarlo… Me metí hasta el fondo del pasillo pues me sentía algo avergonzada y no quería que me viera nadie y entre en una de aquellas habitaciones, que no parecía tener nada de especial, era un espacio bastante pequeño con una banqueta y las paredes bastante sucias repletas de pollas dibujadas, olía bastante mal y al parecer no había mucho más que ver. Me sentí algo desilusionada y no acertaba a adivinar el sentido de esos espacios. Me senté en la banqueta por si había algo que se me hubiera escapado y entonces fue cuando vi un agujero en la pared de donde asomaba una polla negra muy grande, balanceándose como si deseara llamar la atención… Me quedé petrificada con la imagen y aunque deseaba seguir mirándola, algo en mi interior me decía que saliera de ahí corriendo antes de que fuera demasiado tarde. Pero esa polla no dejaba de moverse, estaba enorme y mis ojos se habían quedado clavados sin atreverme ni tan siquiera a respirar para no hacer ningún ruido… Seguía sentada en la banqueta y la imagen que tenía ante mis ojos era tan tentadora que no pude evitar empezar a pensar en tocarla, solo un poquito pensé…pero ya me sentía perdida…la rocé con mis dedos y rápidamente reaccionó dando un respingo como si se alegrara de que estuviera ahí… Era muy gruesa y mucho más grande que la de mi marido, demasiado tentador como para evitar desear acariciarla con mis manos, y empezar a masajearla sin saber quién podía estar en el otro lado de la habitación, pero de donde escuchaba unos gemidos de placer… Su polla seguía creciendo en mi mano, hinchándose cada vez más… sencillamente estaba esplendida y demasiado tentadora para no desear saborearla en mi boca… Pero justo estaba pensando en dar ese paso cuando desde el otro lado los gemidos empezaron a ser más continuos y fuertes…dando así una clara señal de que se iba a correr de un momento a otro… decidí acelerar mis movimientos con la mano y al poco un chorro de leche espesa salió disparado, pillándome de sorpresa y teniendo que apartarme para que no me manchara la ropa ni mojara mis mejillas…puse mi otra mano para frenar las siguientes corridas dejándome la mano perdida…sencillamente impresionante, nunca antes había visto nada igual. Sali rápidamente de ese lugar buscando un baño donde poder limpiarme y asegurándome de que nadie me viera salir… Finalmente subí de nuevo a la primera planta, sintiendo que todavía me temblaban las piernas e intentando disimular lo acalorada que estaba… Me sentía muy excitada por todo lo que había ocurrido y necesitaba desahogarme de alguna forma…Decidí coger los disfraces que me habían gustado y busqué un probador para estar a solas y calmarme un poco… Las imágenes que había vivido se repetían en mi cabeza y no podía pensar en otra cosa que no fuera recordar esa enorme polla en mi mano explotando de placer… No pude evitar acariciarme en el probador frente al espejo, recordando lo sucedido e imaginando como se la hubiera chupado… Muchas cosas fueron cambiando desde que el juego empezó y estaba claro que yo ya no era la misma. Me sentía mucho más segura, más liberada, con ganas de experimentar cosas nuevas, de seguir explorando ese nuevo mundo que tanto me hacía disfrutar… Una prueba de ello era los cambios que se iban produciendo en mi forma de vestir donde de una forma progresiva las faldas y los vestidos que me iba comprando era cada vez más cortos y atrevidos. A mi marido no le disgustaba ese cambio, aunque no le hacía mucha gracia que saliera sola vestida de esa manera, era algo celoso y siempre estaba temiendo que pudiera surgir alguien que quisiera follarse a su mujercita. Por supuesto no le había contado nada de mi primera visita al sex shop y de los ocurrido en el “glory hole”, prefería mantenerlo en secreto pues estoy segura de que no lo hubiera entendido y no le hubiera gustado… Yo tan solo deseaba complacerlo y pensaba mil formas de sorprenderlo con alguna nueva fantasía que le hiciera olvidarse de esas tonterías. Una de esas tardes en las que salí sola de paseo para ir de tiendas, me crucé con un grupo de chicos jóvenes que estaban sentados en la terraza de un bar, no deberían tener más de 20 años y al pasar escuché claramente como uno ellos les decía a los demás “mirar que bombón está pasando”, todos se giraron, y aunque intenté disimular, me puse roja como un tomate al tiempo que escuché como otro le respondía “vaya polvo que tiene”… al tiempo que los demás reían como si su amigo hubiera contado un chiste. No hace falta contaros que me sentí especialmente halagada al pensar que despertaba el interés de unos chicos tan jóvenes a los que casi podía doblarles la edad… y sus palabras se repetían en mi cabeza haciéndome sonreír como una quinceañera. Con esos pensamientos seguí mi paseo sintiendo que mis hormonas estaban revoleteando hasta que decidí entrar en una tienda de moda… No es que tuviera que comprar nada especial, pero uno de mis placeres consiste en fisgonear por las tiendas a la búsqueda de nuevos trapitos que ponerme. Normalmente termino probándome un montón de cosas para no comprar nada o quedarme con una o dos piezas…por esa razón prefiero ir sola de compras, mi marido nunca ha compartido esa afición conmigo y siempre me recrimina que me pruebe tantas prendas. Finalmente, entre en uno de los probadores en el que había un gran espejo frontal y otro mucho más estrecho en la parte trasera para poder visualizar cualquier prenda desde diferentes perspectivas… Me entretuve mirándome al espejo, retocándome el pelo y en ese momento recibí un wasap de mi marido que me decía que todavía estaba en la oficina y me preguntaba dónde estaba yo… En vez de responderle, decidí enviarle una foto reflejada en el espejo a lo que rápidamente me respondió: “guapa”. Divertida por el juego que justo había iniciado, me levanté un poco la falda para mostrar la borla de encaje de mis medias y hacerme una nueva fotografía que se la envié dispuesta a mostrarme juguetona… No hace falta deciros que la idea le gustó, respondiéndome que era una “chica traviesa”. Su respuesta me hizo sonreír y me animó a continuar con el juego…consiguiendo que le enviara fotos cada vez más sugerentes y subiditas de tono que al parecer causaron su efecto porque me envió una foto mostrándome lo “malito” que le había puesto provocándole una erección que escondía bajo la mesa de su despacho. Yo me sentía cada vez más alterada y caliente por todo lo que estaba sucediendo esa tarde, la imagen de mi marido masturbándose bajo la mesa se entremezclaban con las palabras de aquellos chicos que se seguían repitiendo en mi cabeza. Entrecerré mis ojos y dejé volar la imaginación dejando que mis manos fueran por un momento las de esos chicos que me rodeaban desnudos y manoseándome por todas las partes de mi cuerpo…al tiempo que también imaginaba como mi marido se estaría masturbando bajo la mesa mirando las fotos que le había enviado. Me quité prácticamente toda la ropa quedando semidesnuda frente al espejo y enviándole nuevas fotos a mi marido para que viera lo calentita que estaba su esposa. Mis manos acariciaban mis pechos desnudos, imaginando como serían eso cuerpos jóvenes, como serían sus pollas juguetonas…las imaginaba duras y firmes…deseaba tenerlas para mi, sentirlas en mis manos, en mi boca….estaba muy caliente y deseaba ser follada por todos ellos… Mis dedos se colaban entre mis piernas, me sentía muy excitada y mojada… Mi marido me envió una nueva foto en la que me mostraba su polla, estaba enorme y mojadita de la punta…como a mi me gusta tenerla para saborearla… Imaginé que estaba bajo la mesa de su despacho, así desnuda a cuatro patitas como una gatita entre sus piernas, dispuesta a tragarme entera esa rica polla y sentirla bien dura y caliente en mi boca hasta lograr que explotara de placer… Las imágenes se seguían entremezclando en mi cabeza, y era el turno de imaginar a esos chicos turnándose para follarme, mientras los otros se corrían en mi boca o se pajeaban hasta explotar de placer y mojando mi cuerpo desnudo… Mis dedos hacían el resto, sintiendo como estaba creciendo un profundo orgasmo en mi interior que daba los primeros síntomas con ligeros estremecimientos de mi cuerpo al tiempo que una nueva foto de mi marido entraba en mi wasap mostrándome como se había corrido entre sus manos…
MI PRIMERA VISITA A UN SEX SHOP
Quiero contar un pequeño secreto, no es que sea nada inconfesable pero no se lo había contado a nadie hasta ahora. De alguna manera todas esas experiencias vividas fueron provocando algunos cambios en muchas facetas de mi vida. Algunas son fáciles de adivinar por mis relatos anteriores, otras las iréis descubriendo poco a poco…, aunque hoy os desvelaré uno de esos cambios que seguramente ya habréis intuido Todo surge como consecuencia de esa excitante sensación que tengo al sentir una mirada furtiva, unos ojos de deseo clavados en mi cuerpo, escuchar algunos piropos o incluso, porque no, escuchar alguna grosería… Para una mujer es importante sentirse guapa y atractiva y yo no soy una excepción. Para mi, que ya no soy una jovencita, es muy importante sentir como logro despertar vuestro deseo cuando paseo ante vuestros ojos, vestida con alguna prenda más o menos provocativa pero siempre buscando ese punto sensual y femenino que sé que os enloquece, acompañándolo de una pizca de coquetería. Una situación que me excita y me pone muy caliente, se produce cuando estoy en el coche, parada ante un semáforo y justo al lado, se detiene un motorista que me mira con más o menos descaro por la ventanilla. Yo intento disimular, por supuesto, y aunque hago como si no me diera cuenta, mi corazón palpita a toda velocidad. Siento sus ojos clavados en mis bonitos muslos, descubiertos por una corta faldita, o intentado adivinar el color de mi sujetador a través de ese botón travieso que por descuido se desabrochó… En ese juego de miradas furtivas, en alguna ocasión he sido especialmente traviesa saliendo de casa sin ropita interior y permitiendo que mi corta faldita mostrara algo más de lo que debiera, o que mi escote dejara adivinar que ese día no llevo sujetador. En una de esas ocasiones …sentí como muchas miradas se colaban por la ventana abierta del coche…yo me sentía excitada y juguetona desde que había salido de casa y en mi bolso me había llevado una bala vibradora dispuesta a utilizarla. A medida que iba conduciendo, sentía en mi cuerpo los efectos de mi juego notándome cada vez más excitada y dispuesta a “lucir mis encantos”, cosa que hice en uno de los semáforos cuando se paró a mi lado una furgoneta bastante alta en la que iban dos hombres. El acompañante del conductor saco su cabeza por la ventanilla y mirándome descaradamente me preguntó si deseaba que me follara como una zorrita… Mis mejillas se sonrojaron y mi pulso se aceleró, pero no pude evitar entreabrir mis muslos ligeramente para mostrarle que no llevaba braguitas bajo la falda. El hombre creo que no daba crédito a lo que estaba viendo y empezó a decirme todo lo que me haría si le dejaba subir al coche. Arranqué el coche tan pronto el semáforo se puso en verde, al tiempo de que el conductor de la furgoneta alertado por su compañero hacía sonar una bocina estridente. A estas alturas me sentía muy caliente y tenía la necesidad de calmarme, por lo que decidí colocarme la bala vibradora y activarla para sentir ese rico cosquilleo que tanto me satisface. Me aseguré de que mi corta faldita ocultara lo que debajo estaba sucediendo y seguí conduciendo lentamente permitiendo que mi excitación siguiera creciendo y sin importarme lo que sucediera a mi alrededor. Así fue como llegué a un precioso mirador, donde pude parar el coche asegurándome que no había nadie más por la zona en ese momento. Me quité la faldita para estar más cómoda y entrecerré los ojos imaginando a ese hombre de la furgoneta mirándome con ojos de deseo desde su asiento, me imaginaba que se sacaba la polla del pantalón y sin dejar de mirarme y decirme todo lo que me haría se masturbaba ante mis ojos por la ventanilla al tiempo que yo estaba acariciándome con mis manos. El seguía masturbándose con los ojos muy excitados y seguí imaginando como en el mismo instante en que yo me corría entre mis dedos, el se corría por la ventanilla alcanzando mi mejilla y mi blusa.
PUTA POR UNA NOCHE
Un sábado por la noche después de haber cenado en casa y de haber bebido yo algo más de la cuenta, empezamos a bromear con nuestras fantasías y el me confesó que le daría mucho morbo que esa noche me vistiera como una fulana y saliéramos a dar un paseo en coche. Yo le seguí el juego divertida, me encantaba vestirme para él y ponerme la ropa más atrevida que tenía. Decidí ponerme unas medias negras semitransparentes, con encaje en el muslo y ligueros…me miré en el espejo y me sentí verdaderamente sexy con unos zapatitos negros de tacón como único complemento… perfecto para el propósito de nuestro juego. La noche era fresquita, así que antes de salir me puse un abrigo y un fular para no coger frio y por supuesto evitar llamar la atención. Mi marido me miró complacido y sus manos rápidamente se colaron para darme una palmadita en las nalgas y acariciar mis pechos desnudos. Ya en el coche, entreabrí mi abrigo permitiendo que mientras el conducía, su mano acariciara mis muslos y se fuera colando entre mis piernas, al tiempo que yo posaba mi mano en su entrepierna, acariciándola y sintiendo como crecía bajo el pantalón. Le bajé la cremallera pues supuse que eso era lo que se esperaba de una “fulana” y porque estaba deseando tener su polla entre mis manos. El no puso ningún reparo y me dejaba hacer lo que deseaba sin que en ningún momento dejara de conducir. Me dedique a masajearla con suavidad, sintiendo como su excitación iba creciendo en mi mano y yo me iba sintiendo cada vez más caliente por la situación. Ya por las afueras de la ciudad, siguió conduciendo despacio y me decidí a inclinarme para acercar mis labios a esa polla que apuntaba alta y firme. Me encantó sentir su aprobación mientras la besaba antes de que se colara en mi boca. Debo de confesar que me gusta mucho chuparla, sentirla caliente y como sigue creciendo para ponerse muy dura en mi boca. Es tan rico sentir como se va hinchando cada vez más y escuchar los gemidos de placer que acompañan a mi mamada…. Pero no quería que se corriera, deseaba prolongar ese momento de placer, sentir como se volvía loco porque acelerara el ritmo de mi mamada… Yo también estaba a mil, sintiendo su excitación y como con su mano iba acariciando mi cuerpo desnudo. Deseaba que parara el coche en cualquier lugar oculto de miradas furtivas, y que me follara como lo hacíamos cuando éramos mucho más jóvenes… Finalmente paró el coche y yo me reincorporé en el asiento para comprobar que nos encontrábamos a las afueras de la ciudad en una zona bastante aislada, próxima a un parque que a esas horas estaba muy poca iluminada. Un lugar ideal para follar en el coche como yo había pensado, sin embargo, mi marido me señaló una zona algo más alejada en la que si parecía que había algunos coches circulando con lentitud como si estuvieran dando vueltas buscando aparcamiento. Nos acercamos un poco más, lo necesario para darme cuenta de que a pie de calle también había mujeres semidesnudas o vestidas con prendas que dejaban poco a la imaginación y que los coches circulaban despacio porque se paraban ante ellas para observarlas. Algunos bajaban sus ventanillas para que la chica se acercara y establecían una corta conversación, que finalizaba cuando la chica subía al coche o bien se daba media vuelta dejando que el coche siguiera su camino… No sabía muy bien lo que pretendía mi marido al llevarme a esa zona, nos encontrábamos lo suficientemente lejos para no formar parte de ese escenario, pero al mismo tiempo lo suficientemente cerca para visualizar lo que ocurría. Finalmente, y ante mi sorpresa me dijo que le daría mucho morbo que me bajara del coche y que me hiciera pasar por una puta, comportándome como lo hacían las otras chicas… Antes de que pudiera responderle, me aclaró que no pretendía que subiera a ningún coche, que solo deseaba que me comportara como ellas hasta que él pasara con su coche y que se haría pasar por un conductor más en busca de sexo fácil. Yo le respondí que me daba un poco de miedo, pero el insistió en que tan solo debía de pasearme como el resto de las chicas y si se paraba algún cliente interesado en subirme al coche, responderle que se pasara más tarde porque ya había quedado a esa misma hora con un cliente habitual y que estaba a punto de pasar a recogerme. En cualquier caso, el estaría aparcado muy cerca observándolo todo, así que eso me tranquilizó un poco. No estaba muy convencida la verdad, pero finalmente me bajé del coche y me dirigí hacía la zona donde estaban. Decidí quedar un poco alejada del resto de las chicas pues no quería ningún conflicto con ellas, y aunque llevaba el abrigo, sentía como el frio de la noche acariciaba mi cuerpo desnudo, estaba tiritando, no sé si del frío, de los nervios, o de ambas cosas. No tuve que esperar mucho rato para que un primer coche se acercara. Un Mercedes que conducía un hombre ya bastante mayor y que paró delante de donde yo estaba. Bajó su ventanilla, inclinando su cuerpo para verme mejor. Me pidió que me abriera el abrigo… yo dudé por unos instantes, lo cual pareció disgustarle y se marchó… Una de las chicas que debió ver la escena, se acercó a donde yo me encontraba, sentí un poco de miedo, pero ella tan solo quería curiosear un poco. Entre ellas se conocían todas y yo era nueva en la zona… Ella vestía con una minifaldita, amarilla y plisada, cortísima sin medias, unas botas negras de tacón alto y una mini blusa atada por la cintura, suficientemente escotada como para adivinar que no llevaba sujetador. Todo así parecía no sentir el frío de la noche y me preguntó si era nueva, que no me había visto nunca y si había llegado sola. Yo le respondí que si, pero que solo estaría esa noche…Me miró con curiosidad, como si intentara adivinar porque me encontraba ahí. Finalmente, me dijo que había hecho bien en quedarme un poco más alejada, que cada chica tenía su zona y que eso me evitaría problemas…También me dijo que si necesitaba algo preguntara por Eli, que todo el mundo sabía quién era ella y que podía contar con ella. Le di las gracias y antes de que ella se diera la vuelta para regresar a su zona me dijo que cuando se parara un coche me mostrara un poco más atrevida si deseaba atraer algún cliente, me hizo un guiño y me sonrió antes de marcharse… Volví a quedarme sola, observando como el coche de mi marido seguía aparcado no muy lejos con las luces apagadas. Al rato, se acercó una furgoneta que paró frente donde yo estaba. Llevaba la ventanilla bajada y me resultó fácil ver que llevaba el pantalón desabrochado y que su polla estaba en su mano… Mostrándome descaradamente su polla me preguntó que cuánto cobraba por chupársela…que le habían ofrecido veinte euros pero que solo quería pagar 10… yo le respondí que siguiera buscando y me dijo que pagaría quince euros pero no más…Me di la vuelta mostrando desinterés y arrancó para regresar a la zona donde estaban las otras chicas. No tardó mucho en acercarse otro coche, también con las ventanas bajadas y con cuatro chicos jóvenes que iban bastante bebidos…el que iba sentado delante de copiloto llevaba la voz cantante y me preguntó si era lo bastante zorra para hacerlo con los cuatro…La verdad es que siempre ha sido una de mis fantasías, pero por supuesto no estaba dispuesta a confesarlo en esos momentos… Al parecer estaban de despedida de soltero, y me insistían en que subiera al coche para “conocer” al que se iba a casar, que necesitaban desvirgarlo… entre risas y más bromas subiditas de tono, el “jefe de la manada” me pidió que les mostrara un poco de mis encantos y que así al menos se harían una paja a mi salud… Yo me sentí complaciente y decidí entreabrir por primera vez mi abrigo mostrándoles ligeramente que iba semidesnuda…enloquecidos, insistieron en que subiera al coche, pero al comprobar que sus ruegos y proposiciones no daban resultado, siguieron desilusionados en busca de otra chica… Mostrarme así ante ellos me provocó una extraña sensación y no voy a negar que en alguna de mis fantasías me hubiera subido a ese coche … y eso me llevó a pensar que quizás no estuviera preparada para ese tipo de experiencias… Con esos pensamientos se acercó un nuevo coche, otro Mercedes aunque en esta ocasión llevaba las ventanas subidas supongo que para protegerse del frío y hasta que no se paró frente a donde estaba yo, no pude ver quien había dentro. Se trataba de un hombre de mediana edad, vestía con un traje y corbata, y pensé que podría ser un hombre de negocios que estaría de paso por la ciudad quizás. Me pareció un hombre atractivo, bajo la ventanilla y me pidió que me acercara… Yo atendí a su petición acercándome a la ventanilla e inclinándome para poder escucharle. Intencionadamente permití que mi abrigo se entreabriera al inclinarme, observando como sus ojos no perdían detalle de mi desnudez. Me gustó como me miraba con deseo, y sus primeras palabras resultaron todo un halago que me mostraron que se trataba de un hombre educado y al mismo tiempo que su acento no era del lugar. Me sentí halagada, y le pregunté si le gustaba lo que estaba viendo… el me respondió que estaba muy complacido y que era una mujer muy atractiva… De forma ya más atrevida, abrí un poco más el abrigo para que pudiera ver mis pechos desnudos y el tono pálido de mi piel contrastar con el color negro de mis medias y liguero… Sentí como sus ojos descendían como si me estuvieran haciendo un examen de arriba abajo, paseando su mirada por cada centímetro de mi cuerpo hasta que sus ojos se situaron a la altura de mi sexo provocándome que sintiera un excitante hormigueo. Sus labios dibujaban una sonrisa de estar complacido por la visión que le ofrecía y me preguntó cuánto pedía por subir a su coche, yo hubiera subido gratis encantada creo, pero todo era un juego, una fantasía de mi marido y le dije que lamentándolo mucho ahora no podía, que estaba esperando a un cliente habitual y que llegaría de un momento a otro… El me miró contrariado, pero rápidamente volvió a sonreírme y me preguntó si estaría más tarde, que no le importaba tener que esperar… Mi cuerpo estaba deseando entrar en ese coche y aunque sabía que no era cierto le respondí que sería todo un placer… Él se sintió de nuevo complacido por la respuesta, no dejaba de mirar mi cuerpo desnudo y me pidió si podía acercarme un poco más…yo me acerqué tanto como pude, colocando casi medio cuerpo por la ventanilla y permití que él extendiera su mano para poder acariciarme los pechos. No hice nada para impedirlo, su caricia fue suave y delicada como si deseara obsequiarme con un preámbulo de lo que me esperaba cuando regresara… Sentí como una oleada de calor subía por mi interior y ya no sentía el frío. Hubiera deseado que continuara con sus caricias, pero retiré mi cuerpo del interior del coche… El seguía sonriendo, tenía las piernas entreabiertas y bajo su mano para acomodar su entrepierna lo que hizo que me fijara en lo enorme que estaba. Seguía hablándome de forma dulce y tranquila, pero ahora sus palabras estaban calentando mi deseo… Me dijo que tenía unos pechos preciosos y que le había encantado tocar la suavidad de mi piel… Entonces me dijo que tenía un deseo y me pidió por favor que no se lo negara, que tan solo deseaba poder ver mi coñito más cerca, para mantenerlo caliente hasta que regresara… Yo me sentía en esos momentos la mujer más deseada del mundo, y al mismo tiempo me preguntaba si era eso lo que perseguía mi marido con ese juego… El sacó su cartera de la americana, la abrió y sacó un billete de quinientos euros que me los mostró en señal de cuál sería mi recompensa si complacía su deseo. Yo no esperaba ni mucho menos aceptar ningún dinero, aunque debo de reconocer que tampoco me esperaba que me ofrecieran quinientos euros solo por lo que me estaba pidiendo. Pero no fue el dinero lo que me llevo a decidir acercarme hasta sentir mis piernas pegadas a la puerta del coche, mi abrigo estaba totalmente abierto y sentía el calor de la calefacción que salía del interior del coche…el extendió de nuevo su mano, deslizando sus dedos por mis muslos y acercándolos a mis labios que en esos momentos estaban locos de deseo… cerré los ojos al sentir como lentamente sus dedos los rozaban, provocando que me estremeciera… Sus dedos se deslizaban lentamente, entreabriendo mis labios y sintiendo como a su paso mi humedad los invitaba a seguir explorando…me sentía empapada y sus dedos no tardaron en colarse en mi intimidad provocándome un estremecimiento de gusto… El debió notarlo, pero ante mi desesperación retiró sus dedos lentamente al tiempo que me decía que cuando regresara deseaba tenerme tan calentita como lo estaba ahora… Yo me quedé con unas ganas locas de entrar en ese coche y seguir con lo que había empezado, pero sabía que todo era parte de un juego y que no debía de seguir…le sonreí complacida y cuando estaba a punto de despedirle con un hasta luego me cogió la mano para obligarme a coger el billete de 500 euros… Al poco rato vi que el coche de mi marido se paraba frente a mi, no sabía muy bien lo que había podido ver mi marido en la distancia, pero fuera lo que fuera no parecía disgustado. Bajo la ventanilla del coche y su pantalón seguía entreabierto como lo había dejado, y su polla estaba enorme pidiendo a gritos explotar de placer… yo me acerqué haciendo mi papel de “puta” y el complacido por el juego hizo también su papel de “cliente”… Rápidamente nos pusimos de acuerdo con el “precio” y subí al coche con unas ganas locas de que me llevara a cualquier sitio donde pudiéramos estar solos. Mi marido estaba muy excitado y solo sentarme a su lado me cogió la mano para que comprobara lo dura que tenía su polla….yo creo que estaba igual o más excitada que él, mi mano lo pajeaba lentamente mientras observaba como su punta se iba mojando… Finalmente paró el coche en una zona totalmente solitaria, pasamos a los asientos de atrás para estar más cómodos, y yo me senté sobre el como si fuera una amazona dispuesta a cabalgar… Su polla me penetró de un golpe estremeciéndome de placer y provocando prácticamente al instante mi primer orgasmo, mis caderas empezaron a moverse pues como sabéis soy multiorgásmica y deseaba mucho más… Mi marido gemía intentando controlarse para complacerme, pero yo estaba demasiado caliente para dejar que se controlara, y mis caderas se movían frenéticamente, cabalgando sobre su polla que se encontraba a punto de explotar… Mis orgasmos se iban repitiendo…y hubiera tenido muchos más si no hubiera sido porque al poco rato mi marido empezó a gemir profundamente gritando que se corría y que no podía aguantar más…los dos nos abrazamos en un profundo orgasmo que me hizo sentir como su leche me llenaba y se mezclaba con mis flujos… Regresamos a casa comentando como habíamos vivido la experiencia, el me confesó que se había sentido algo celoso cuando vio que me acerba tanto a ese último coche y colaba mi cuerpo por la ventanilla pero que le gustó mucho ver lo calentita que me había puesto ese juego… También me dijo que me había hecho algunas fotos mientras estaba en la calle haciendo de “fulana”, que nos servirían para recordar esa experiencia. Yo no le di importancia a las fotos pues no era la primera vez que me hacía fotos con poca ropa o semidesnuda y tampoco quise explicarle todo lo que había sucedido, pues tan solo había sido parte de un juego sin más consecuencias que despertar nuestra pasión. Cuando llegamos a casa, yo no podía dejar de pensar en ese último coche y lo que hubiera podido suceder si hubiera regresado. Me encerré en el baño para darme una ducha y mi fantasía me llevo a imaginar que ese desconocido me follaba repetidamente en su coche complaciendo todos mis deseos.
SUEÑO CALIENTE Y HÚMEDO; VOLVIENDO A SER PUTA
Las fantasías y los juegos morbosos se convirtieron en habituales entre nosotros. Yo intentaba complacer todos sus deseos y caprichos. Reconozco que me encantaba hacerlo, era un juego sensual, excitante y que lograba recuperar la pasión perdida. Durante el día me sorprendía a mí misma pensando en nuevas fantasías que realizar o nuevos juegos con los que sorprendería a mi marido. Mi imaginación, al igual que mis hormonas, andaba algo alterada y en mis sueños algunas escenas se repetían y en otras llegaban mucho más lejos. La última fantasía de mi marido convirtiéndome en “puta por una noche”, me hizo despertar algunas fantasías que nunca hubiera podido llegar a imaginar y muchísimo menos que hubiera llegado a soñar como el que tuve a los pocos días de disfrutar de esa inolvidable experiencia… En mi sueño me veía conduciendo sola para regresar a esa zona a la que me había llevado mi marido. Me sentía algo nerviosa al estar haciendo algo prohibido y al mismo tiempo excitada al visualizar las imágenes que había vivido. Las imágenes se entremezclaban combinando algunas de las escenas que sucedieron esa noche, con otras imágenes que surgían de mis sueños…. Me veo bajar del coche para andar algunos metros hasta colocarme algo alejada del resto de las chicas y de donde estaban circulando lentamente algunos coches. Todo parecía igual que esa noche…excepto yo misma, mucho más segura y consciente del porque había conducido sola hasta esa zona, e impaciente porque llegara el primer coche… Mi caminar era provocador, contorneando las caderas a cada paso y sin importarme que mi abrigo se mantuviera entreabierto mostrando descaradamente mi desnudez bajo la pobre luz de una vieja farola. Deseaba atraer el interés de algún conductor dispuesto a desviarse ligeramente del circuito circular que se había formado y con la confianza de reencontrarme con ese último conductor al que en aquella noche había prometido mis servicios. Pero al igual que sucede en la realidad, no todos los sueños se cumplen como una desearía, aunque no por ello dejan de ser sueños… Al poco rato, los primeros conductores que se dan cuenta de que hay una chica nueva en la zona empiezan a variar su recorrido ampliando esa ruta circular que se había formado y llevando al resto de los coches a que los siguieran. Observo complacida como una fila de coches circula lentamente frente a mí. Los conductores me observan con ojos de deseo y lujuria y yo me muestro descarada con todos ellos, exhibiendo mi cuerpo semidesnudo bajo el abrigo y sonriéndoles como si les estuviera invitando a que pararan sus coches y disfrutar de un momento inolvidable… Un primer coche se detiene y me invita a subir, es un hombre de unos 50 años. Por el anillo que lleva adivino que es un hombre casado…pero no me importa. Por la ventanilla me pregunta si le hago una mamada por 20 euros, yo me siento excitada y pienso que se lo haría gratis, pero en mi sueño le respondo que no …el insiste y me dice que al menos le haga una paja que está muy caliente y que necesita correrse… Yo veo que el hombre se encuentra totalmente empalmado y su polla asoma dura por la bragueta abierta del pantalón…Esa imagen me excita y decido aceptar con la intención de coger entre mis manos esa polla que esta deseando explotar…. Nos alejamos ligeramente y al poco rato el hombre se encontraba gimiendo al sentir el calor de mi mano masajeando su polla …lo hago con rapidez y observo como cierra los ojos para dejarse llevar por una oleada de placer que culmina con un chorro de leche que salpica el techo del coche y el salpicadero. El hombre me mira complacido y agradecido, realmente estaba necesitado y su rostro muestra relajación… Han sido pocos minutos y me niego a aceptar los 20 euros. El hombre me mira incrédulo e insiste en que los acepte depositándolos en mi mano… Me bajo del coche y regreso andando al mismo lugar donde me había recogido esperando y deseando que se acercara otro coche… De nuevo los coches circulan frente a mi, despacio mientras sus conductores me miran con obscenidad, algunos se detienen para decirme alguna guarrada otros para conocer el precio de mis servicios como si estuvieran en un mercado, el mercado del sexo… En mi sueño, yo me veo cada vez más descarada y atrevida como resultado de mi propia excitación. No parece importarme mostrarme casi desnuda ante los ojos de todos esos hombres, ni tampoco escuchar todo tipo de obscenidades… todo forma parte de un juego, donde yo soy la puta a la que desean follarse todos ellos y en ese juego donde se mezcla el deseo, el morbo, la excitación yo me siento disfrutar placenteramente deseando no despertar. Se para un coche deportivo en el que hay tres hombres jóvenes, uno de ellos, el que está sentado en el asiento de atrás parece africano por el color negro de su piel… (al recordarlo se me cruza la imagen de esa deliciosa polla negra que vi en mi primera visita al sex shop…sencillamente espectacular!)... Los otros dos tampoco parecen españoles, tenían la tez muy morena, los tres parecían altos y muy fuertes…Uno de ellos me pregunta cuanto les cobraría por ser la putita de los tres y disfrutar como una verdadera zorra. Yo me acerco un poco más al que me está hablando, sin dejar de mirar al africano que al verlo más cerca me parece todo un semental… El que conduce se da cuenta de donde esta fijada mi mirada y entre risas dice a sus amigos que “a esa puta le gustan lo pollones de color” y los tres se ríen como si hubieran escuchado un gran chiste… A mí no me importan sus comentarios, me excita escuchar como suspiran por follarme y en mi sueño subo a ese coche que se aleja de la zona para ir a una zona más aislada… Durante el trayecto, el africano aprovecha para sobar todo mi cuerpo… sus amigos no dejan de reír y le recuerdan que deje algo para ellos… El se ríe con ganas mientras yo aprovecho para desabrocharle el pantalón y comprobar que no me había equivocado al ver que una enorme polla salta liberada de su prisión… El africano pasa su mano por mi espalda obligándome a inclinarme para chupársela, apenas me cabe en mi boca de lo gruesa que es, pero deseo tenerla en mi boca para sentir lo dura y caliente que está… (desde que vi esa polla en el sex shop no dejo de pensar y soñar con pollas negras como esa) Esa polla me tiene muy excitada y la chupo con verdadero deseo de disfrutar cada centímetro… En mi sueño veo como el conductor no deja de mirar por el retrovisor mientras conduce con una mano y con la otra se está masturbando…su otro amigo esta de rodillas en el asiento, girado hacia atrás para mirar como se la estoy chupando a su amigo…se ha sacado la polla mostrándomela dura y firme como un palo…la cojo con mi mano si dejar de chupar la polla al africano y empiezo a masajearla. El africano está como loco y no deja de gemir como un animal al tiempo que empieza a mover sus caderas para follarme la boca …. me coge la cabeza con las manos y yo presiento que no tardará mucho en correrse. La polla de su amigo también está a punto de explotar, sus gemidos son cada vez más profundos y yo la masturbo con mi mano con mayor rapidez… La polla del africano no puede resistir más y explota como un volcán en mi boca, acompañando su corrida de uno gritos salvajes que me animan a tragármelo todo y seguir mamándosela hasta la última gota al tiempo que siento como su amigo se corre en mi mano disparando desordenadamente y dejándolo todo perdido. El que conduce parece mirar incrédulo todo lo que sucede y finalmente frena el coche en una zona aislada rodeada de árboles que parecen figuras fantasmagóricas en la oscuridad de la noche… Me hace bajar del coche como poseído, su polla esta enorme por la excitación…me lleva al capo del coche, obligándome a colocarme de espaldas, inclinada, con el culito en pompa…siento como me sube el abrigo y me penetra de un golpe para follarme como un animal furioso que desea desfogarse…Yo también siento esa misma necesidad y mis caderas responden a ese ritmo endiablado como una zorra en celo. Los otros dos también bajaron del coche para presenciar como su amigo me follaba. El africano es realmente espectacular, se ha quitado la camisa y muestra un cuerpo de atleta, su piel negra brilla con luz propia y su polla está de nuevo firme y enorme…yo me lo quedo mirando embobada mientras siento como crece un profundo orgasmo en mi interior, al mismo tiempo que su amigo sin dejar de follarme explota de placer entre gemidos. El africano aparta a su amigo diciendo que es su turno, que está loco por follarme y muestra desafiante su gran polla africana dispuesta a montarme… Suspiro ante esa imagen esperando sentirme ensartada por ese enorme pollón que no se hace esperar y que entra con una fuerza propia de un verdadero animal. Gimo de placer con su primera embestida y a cada una de las que le siguen… A cada embestida siento como su polla se clava en mi interior ofreciéndome oleadas de placer. Sus otros amigos miran la escena también excitados, desean participar de la fiesta y el africano me coge en sus brazos, manteniéndome empalada para colocarme inclinada frente a ellos, me coge de las caderas y me folla con fuerza al tiempo que sus amigos me ofrecen sus pollas… Yo siento como esas oleadas de placer se van convirtiendo en orgasmos que se van repitiendo uno tras otro poniendo a prueba mi capacidad multiorgásmica…el placer y la excitación que siento es tan intenso que no dudo en coger una de las pollas de sus amigos entre mis manos y la otra polla entra en mi boca… El africano esta como loco follándome sin parar al comprobar los múltiples orgasmos que me está provocando, sus embestidas son cada vez más potentes y me hacen gemir una y otra vez de placer… A cada embestida siento como la polla que tengo en mi boca me llena hasta la garganta y al igual que la polla que estoy masturbando en mi mano, las dos se encuentran a punto de explotar de placer… Es un sueño, es una fantasía, tres pollas enormes para mi sola que provocan que me sienta muy excitada y mojadita en la cama…despierta sin abrir los ojos como deseando que ese sueño no termine nunca…mis dedos se cuelan entre mis piernas acariciándome e intentando recordar las escenas del sueño al tiempo que intento imaginar como esas tres pollas se corren en el mismo instante que yo siento un profundo orgasmo que me deja relajada y complacida en la cama.
SOLA EN CASA NAVEGANDO POR INTERNET
Intentaba complacer todos sus deseos, caprichos y fantasías. Reconozco que me encantaba hacerlo, era un juego sensual, excitante y que lograba recuperar la pasión perdida. Durante el día me sorprendía a mí misma recordando algunos de nuestros juegos, mi imaginación, al igual que mis hormonas, andaba algo alterada y en mis sueños algunas escenas se repetían y en otras llegaban mucho más lejos. Lamentablemente mi marido por cuestiones de trabajo viajaba mucho y entonces me dejaba sola en casa. Yo intentaba de alguna forma superar esas largas esperas, pensando en cómo sorprenderlo cuando llegara de su viaje y por las noches me consolaba con alguno de los juguetes que había comprado en mi primera visita al sex shop. Me aficioné a navegar por internet para recoger nuevas ideas en los foros para mujeres o me entretenía en las páginas de moda y lencería. Siempre me han gustado las prendas que son sensuales e insinuantes, especialmente las que llevan algún tipo de encaje y las que se pueden combinar de diferentes formas… Me entretenía imaginando qué prendas eran las que más me podían favorecer y con cuáles me podía sentir más sexy y atrevida. Pero internet tiene mucho peligro y buscando lencería erótica pronto descubrí otro mundo muy distinto que logró despertar mi curiosidad y que de alguna forma se logró sumar en ese proceso de cambio personal. Así fue como empecé a navegar por los foros de sexo, las páginas de relatos eróticos, webs para adultos... y me di cuenta que esas páginas me ayudaban a desarrollar nuevas ideas, fantasías y juegos que podría compartir con mi marido, o simplemente me acompañaban en mis momentos de soledad. Nunca antes el porno había llamado mi atención, pero ahora todo era distinto y miraba esas fotos preguntándome cómo se sentirían esas mujeres posando de esa forma y al mismo tiempo me imaginaba a mí misma posando como ellas… Me excita la idea de ser yo esa mujer y me pongo en su lugar mientras intento adivinar lo que ocurriría en mi mente si estuvieran fotografiándome o filmándome desnuda, jugando con alguno de mis juguetes o con alguna polla entre mis manos o en mi boca… Las imágenes pueden estar pasando ante mis ojos y da igual si se trata de una chica rubia, morena o de color…esa mujer, en ese momento en la que se la están follando, soy yo…y con esos pensamiento siento como mi vibrador se cuela entre mis piernas haciéndome sentir un excitante cosquilleo. Con el tiempo he aprendido a disfrutar de esos momentos en la soledad y todo un ritual me acompaña para crear la atmosfera necesaria para disfrutarlos con intensidad. Una luz calidad en la habitación, una música sensual que vaya despertando los sentidos y una copita de vino que me acompañe para no sentirme tan sola … Me gusta vestirme para la ocasión con algo de lencería, un picardías semitransparente o una bata de seda son prendas muy apropiadas para estas ocasiones especiales en los que tengo una cita conmigo misma. El ritual prosigue con algunas imágenes sensuales o eróticas que van despertando mi imaginación…y poco a poco provocan que suba la temperatura al igual que haría un amante regalándome dulces caricias que persiguieran encender mi fuego interior. Con una mano muevo el ratón para buscar esa imagen o escena que logré captar mi atención. Pollas de todos los tamaños y grosores pasean ante mis ojos como si desearan sentir la suave caricia de mis manos, el calor de mi cuerpo o la dulzura de mis labios. Un vídeo en el que aparece un hombre salvaje llama mi atención. El salvaje se encuentra en la selva y tan solo lleva un minúsculo taparrabos del todo insuficiente para que una enorme polla vaya asomando a cada paso que da… hasta que se topa con una mujer desvanecida en el suelo y de cuclillas se acerca al cuerpo tendido en el suelo. El salvaje actúa como si no hubiera visto antes una mujer, siente curiosidad por el tono pálido de su piel blanca y por sus formas sensuales que se adivinan bajo su ropa… La mujer entreabre los ojos y se echa hacía atrás asustada al verse ante ese salvaje que la había desnudado y que la mira con ojos incrédulos y la olfatea como si se tratara de un olor desconocido para el… Yo me veo sentada intentando tapar mi cuerpo desnudo con las manos ante los ojos del salvaje…me tranquilizo al comprobar que no quiere hacerme ningún daño. Me señala su torso desnudo y luego señala mis pechos…como si quisiera decirme que los míos son mucho más grandes… Comprendo que no ha visto antes a ninguna otra mujer y le intento explicar que él es un hombre y yo una mujer…. No sé si me comprende, pero observo que siente curiosidad por seguir explorándome. Es una situación divertida, si no fuera porque debajo de ese pequeño taparrabos… su polla ha crecido y asoma descaradamente ante mis ojos… El salvaje entonces señala mi sexo y a continuación me muestra descaradamente el suyo agarrándolo con su mano…. Yo no puedo dejar de mirarlo, él lo mueve ante mis ojos con su mano como si me lo estuviera ofreciendo y no puedo evitar acercar mi mano para agarrarlo como lo estaba haciendo el… En mi mano la siento todavía más grande, está durísima y el salvaje me mira asustado como queriendo preguntar porque se le ha puesto así… Yo intento tranquilizarlo con una sonrisa al tiempo que mi mano empieza a masajear esa enorme polla que provoca rápidamente los gemidos de mi salvaje… Dudo si debo parar, pero el salvaje coge mi mano en una clara señal de que no me detenga. Veo esa escena como hipnotizada sintiendo como el calor de mis mejillas delatan mi excitación, mis manos se deslizan sobre la suavidad del picardías acariciando mis pechos al tiempo que entreabro mis piernas deseando sentir el cosquilleo del vibrador… La mujer mueve su mano con más rapidez sin poder dejar de mirar esa polla que está deseando explotar de un momento a otro… Acerca sus labios como si deseara besarla, pero el salvaje no adivina lo que pretende hacer y reacciona retirándose ligeramente contrariado… Ella le sonríe para tranquilizarlo, y moviéndose como una gatita, acerca nuevamente sus labios para besar esa gran polla salvaje… Entrecierro los ojos imaginando ser yo la que besa esa polla al tiempo que siento como mi vibrador se ha colado en mi intimidad provocando que me estremezca de placer… La imagino entreabrir mis labios para entrar en mi boca y saborearla mientras el salvaje gime como un animal en celo. La imagino dura e hinchada en mi boca al tiempo que tiemblo de placer sintiendo como llega mi orgasmo… El salvaje grita de placer al tiempo que un primer enorme chorro de leche inunda la boca de la mujer que apenas puede tragársela…entremezcla gritos y gemidos sin dejar de disparar nuevos chorros de leche que la mujer intenta controlar dirigiéndolos hacia sus pechos desnudos… Con esas imágenes yo me dejo llevar por una ola de placer que me hacen estremecer y cerrar los ojos para intentar retener esa última imagen que se me quedó grabada en la retina… Intentaba complacer todos sus deseos, caprichos y fantasías. Reconozco que me encantaba hacerlo, era un juego sensual, excitante y que lograba recuperar la pasión perdida. Durante el día me sorprendía a mí misma recordando algunos de nuestros juegos, mi imaginación, al igual que mis hormonas, andaba algo alterada y en mis sueños algunas escenas se repetían y en otras llegaban mucho más lejos. En mi último relato contaba como pasaba las noches cuando mi marido viajaba por cuestiones de trabajo. Pero internet tan solo era una forma de calmar mi soledad y yo lo esperaba ansiosa de retomar nuestros juegos. Me subía por las paredes deseando que llegara el día en que regresara. En ocasiones me sentía tan desesperada que me ponía a pensar en regresar a ese “sex shop donde descubrí lo que era un glory hole”…Tan solo de recordar esa enorme polla negra aparecer por el agujero ya mojaba mis braguitas… Y cuando finalmente llegaba el ansiado día de su regreso, sentía mis hormonas revoletear impacientes por descubrir alguna nueva fantasía que “despertara mi lado más morboso” o algún nuevo juego como el que hizo sentirme “puta por una noche” Una de sus fantasías preferidas consistía en encontrarme disfrazada cuando el llegara. No importaba mucho el disfraz que me probara y aunque entre sus favoritos estaba el de una “seductora profesora”, también le gustaba que me disfrazara de “enfermera atrevida”, “chica playboy”, “caliente azafata”, “complaciente geisha” …para mi todos eran divertidos y por supuesto ya me encargaba yo de darle ese toque atrevido que él deseaba. Un sábado mientras él estaba leyendo, decidí vestirme como una inocente universitaria que tenía que terminar sus deberes de dibujo… Me puse una blusita blanca semitransparente, un jersey gris abierto de botones y una minifaldita muy corta de color gris que combiné con unas medias de color gris perla y unos mocasines negros de medio tacón…como ropa interior escogí un tanga minúsculo de color negro y un sujetador negro transparente. Así vestida me senté en el suelo del salón, dispuesta a empezar con mi “dibujo” y sin que aparentemente me diera cuenta de que las trasparencias de mi blusita o esa faldita traviesa provocaban las miradas de mi marido desde su sillón… Yo me sentía juguetona y divertida haciendo el papel de una estudiante de dibujo artístico, pero me hacía falta el modelo que dibujar…así que le pregunté si me podía ayudar posando para mí. Tras algunas risas por la ocurrencia, el accedió a convertirse en mi modelo… así que yo pase a ocupar su lugar en el sillón y él se colocó frente a mí, a corta distancia, totalmente desnudo. Retomé el papel de estudiante, y coloqué el bloc de dibujo sobre mis muslos dispuesta a dibujar una “pequeña” parte de su cuerpo ?? que por supuesto miraba con mucha atención… Mostrándome tímida e indecisa para empezar, me preguntó que ocurría y yo le respondí que se encontraba demasiado lejos y que no la veía bien…el volvió a reírse y se acercó a muy pocos centímetros de donde estaba yo sentada, plantando su polla frente a mis ojos golosos…ahora si que la veo bien le respondí agradecida como si fuera una dibujante profesional… Puse el bloc sobre el apoyabrazos del sillón para poder dibujar mejor y segura de que sus ojos estarían fijados en el escote de la blusa y en esa traviesa faldita que mostraba descaradamente mis muslos… Yo seguía mirando descaradamente su polla, al tiempo que con mi mano izquierda la iba cambiando de posición como si necesitara encontrar un mejor ángulo…al tiempo que veía como se le iba poniendo morcillona. Eso ya es otra cosa dije con voz triunfante sin soltarla y empezando a dibujar unos primeros rasgos sobre mi bloc… Poco a poco sentía como su polla seguía creciendo en mi mano que ahora la rodeaba con mis dedos…mmm…me encanta esa sensación de sentir como va creciendo y se va poniendo durita, sentir como se hincha, y como se pone muy calentita… Así de grande será más fácil de dibujar dije contenta al ver la reacción que provocaba mi juego… El me respondió que todavía podría estar más grande y que me sería mucho más fácil de dibujar… Le respondí incrédula, con un interrogante como si no lo supiera… sentía como su excitación seguía creciendo en mi mano que ya había empezado a masajearla… complacida, le respondí que tenía razón que ya estaba más grande y que eso me ayudaría mucho… El seguía mi juego… y me pregunto si aun quería verla más grande…yo me seguía comportando como una universitaria inocente, indecisa…en manos de un perverso profesor que hacía de modelo para aprovecharse de su estudiante de dibujo…y tímidamente le respondía que si… De forma decidida me abrió la blusa y me levanto descaradamente la faldita sin encontrarse con ningún tipo de resistencia... sus manos empezaron a acariciar mi cuerpo al tiempo que su polla balanceaba frente a mis labios… Sus dedos lograron apartar el tanga y sin dificultad se colaron en mi intimidad…yo me sentía mojadita por la excitación… y él lo aprovechó para cambiar un poco el juego tratándome de estudiante calentorra …A mí no me importaba que me llamara así pues entendía que era parte del juego de complicidad que habíamos creado. El continuó llamándome zorrita, mientras su polla ya rozaba mis labios y mi deseo por sentirla en mi boca crecía por momentos… Pero el llevaba otras intenciones y levantándome del sillón me colocó a cuatro patitas en el suelo como una gatita en celo. Yo deseaba que me subiera la faldita, que me arrancara el tanga, necesitaba sentir su polla dentro de mí, que me penetrara de forma salvaje… No se hizo esperar, el estaba tan ansioso como yo y no tarde en sentir su polla explorando mi coño antes de que sentir como entraba de un empujón… Gemí de placer al sentirla dentro de mí y mis caderas respondían deseando acelerar el ritmo. Sus empujones eran fuertes y mis pechos se balanceaban. Mi cuerpo se estremecía de placer sintiendo como crecía en mi interior el primero de varios orgasmos…a cada nueva embestida yo respondía con nuevos gemidos como una clara señal de que deseaba sentir más polla y mis orgasmos se repetían… El también se sentía próximo al final, no iba a resistir mucho más y sus gemidos eran también una clara señal de que se iba a correr de un momento a otro… sus manos me cogieron por la cintura, lanzando un profundo gemido que me hizo sentir como explotaba de placer dentro de mí.
POSANDO DESNUDA FRENTE AL FOTÓGRAFO
En mi relato “sola en casa, navegando por internet” ya os expliqué cómo me entretenía en las ausencias de mi marido… de alguna forma cuando veía esas películas o miraba esas fotos no podía dejar de pensar en que yo podía ser la protagonista. Me preguntaba como me sentiría frente a una cámara posando desnuda o filmando alguna escena de sexo. Las chicas que veía por internet parecían disfrutar y aunque algunas quizás podían ser verdaderas zorras, otras en cambio parecían mujeres como yo y no parecía que de avergonzaran de posar desnudas o teniendo escenas de sexo. De alguna forma en mi fantasía me veo como esas mujeres, posando con ropa sexy o desnuda. Me fijo en las poses que aparecen en las fotos más profesionales y cuando estoy sola frente al espejo del baño o de mi habitación, intento parecerme a esas chicas simulando que soy yo la que está posando desnuda como lo hacen ellas. Cuando fantaseo en ser una de esas modelos, me gusta tener un consolador entre mis manos simulando que es una de esas pollas que esas mujeres tienen entre sus manos o en sus labios… mientras no deja de oírse el clic de la cámara que me hace una foto tras otra. Aunque con mi marido he compartido alguna sesión de fotos como la que expliqué en mi relato “despertando mi relato más morboso”, la sensación de que fuera un desconocido el que me fotografiara me hace sentirme especialmente caliente. Me imagino ante ese desconocido, totalmente desnuda, quizás como única prenda escogería unos zapatitos de tacón pues cuando me veo con ellos creo que realzan mis piernas y mi figura… El fotógrafo va disparando su cámara, sugiriéndome como debo de posar para que cada foto ofrezca el resultado más sensual, más sexy, más excitante… Ante ese espejo convertido en fotógrafo, ofrezco mis pechos desnudos masajeándolos con mis manos e imaginando que no estoy sola en esa sesión…. Jugueteo con mi consolador, primero saboreándolo entre mis labios imaginando que es una polla caliente y dura…me gusta poner carita de viciosa al igual que las veo en las fotos de algunas chicas cuando se la están mamando a un semental… Deslizo el consolador entre mis pechos y entreteniéndome acariciando mis pezones, que siento como se van poniendo más grandes y duritos por la excitación… Me gusta esa última imagen mientras mis dedos se cuelan entre mis piernas para acariciarme y sentir la humedad de mi intimidad… Doy la espalda al “fotógrafo” ofreciéndole una imagen de mis nalgas desnudas que se ofrecen lascivamente al inclinarme ligeramente y entreabriendo las piernas… La “cámara” no pierde el detalle de como mi mano continúa entre mis piernas y mis dedos se cuelan en mi interior sin dificultad… Me encanta posar sentada en el suelo…abriendo provocativamente mis piernas como si estuviera invitando a ese “fotógrafo” para que dejara su cámara y se acercara para follarme… Eso me hace preguntarme que deben sentir esos fotógrafos al hacer esas sesiones. Me pregunto si se excitan haciendo su trabajo e imagino como podría seguir mi sesión cuando observara que su entrepierna crece bajo el pantalón… Me excitaría ver que se le ha puesto dura fotografiándome y que sin poder evitarlo se la tuviera que sacar mostrándomela dura y caliente… Mi consolador se convierte en esos momentos en la polla de ese “fotógrafo” y jugueteo golosa con esa imagen…sentada con la piernas abiertas, su “polla” me penetra haciéndome gemir de placer… Me pongo a cuatro patitas como una gatita en celo al imaginar con deseo como el fotógrafo acerca su polla y juguetea con entrar sin dejar de hacerme una foto tras otra… Me pregunto lo que deben sentir esas chicas mientras las fotografían cuando son folladas por uno o varios hombres, e imagino que soy yo la afortunada protagonista de esa escena en la que me veo rodeada de varios hombres locos por follarme mientras el fotógrafo ya no puede evitar pajearse ante esa situación… Miro fijamente a su “cámara” e imagino que estoy tumbada en suelo siendo follada por esos hombres uno tras otro, mientras los que esperan su turno me ofrecen sus pollas para que las masajee con mis manos o les haga una deliciosa mamada. El “fotógrafo” gime de placer y sus gemidos se confunden con los míos… Siento que me voy a correr de un momento a otro ante la “cámara” y en ese pensamiento me acompaña la imagen de cinco pollas enormes corriéndose ante mis ojos que estallan de placer al mismo tiempo que lo hago yo.
ATADA A SU ANTOJO
Tras una semana de mucho trabajo, los dos esperábamos impacientes que llegara el fin de semana. Mi marido había hecho crecer mi curiosidad anticipándome que tenía una sorpresa preparada y aunque intenté que me diera alguna pista, no logré sacarle ninguna palabra… No podía quejarme porque yo hacía lo mismo cuando era yo la que le preparaba la sorpresa… Yo me sentía impaciente, pero llegó el sábado por la mañana y quedé algo decepcionada por que mi marido se ausento toda la mañana y no regreso hasta la tarde. Llegó cargado con algunos paquetes y se encerró en la habitación indicándome que no entrara bajo ningún pretexto… Me quedé sola en el salón esperando pacientemente a que terminara con sus “preparativos” sin saber que sorpresa me estaba preparando…No es que transcurriera mucho tiempo, aunque a mí me pareciera una eternidad. Finalmente salió de la habitación y me pidió que le dejara taparme los ojos con una venda con el pretexto de que formaba parte del juego… Le dejé hacer no muy convencida, pues a mi no me gusta la oscuridad y mucho menos el no poder ver nada… pero no quedaba más remedio que pagar ese “peaje” si quería descubrir su sorpresa. El me acompañó hacía nuestra habitación y ahí me de dijo que me sentara en la cama apoyando la espalda en el cabezal…no veía nada y estaba impaciente porque me quitara la venda, pero aun tuve que esperar un poco más… Me cogió de la muñeca y la acompañó hacía uno de los barrotes del cabezal donde me esperaba una esposa aterciopelada, luego hizo lo mismo con la otra muñeca en el otro extremo dejándome atada al cabezal. Yo debo ser algo rarita lo reconozco, pero no poder ver nada y no poder usar mis manos…no es el tipo de juegos que más me gustan…pero tampoco quería aguarle la fiesta y deje que siguiera con el juego… Afortunadamente podía oír y oler…y en eso si debo de confesar que acertó plenamente… en la habitación sonaba una música sensual y flotaba una fragancia suave y aromática que me invitaba a dejarme llevar por un dulce y sensual juego. Me dijo que me iba a quitar las sandalias y la falda que llevaba para estar más cómoda y me dejó el resto de la ropa, unas braguitas rosas transparentes, con topos blancos y una camiseta de fondo blanco con rayas horizontales de color rosa… Finalmente me quitó la venda de los ojos y entendí a que venían tantos preparativos…. La habitación estaba iluminada únicamente por decenas de velas de todos los tamaños que estaban repartidas por todos lados, le daba un ambiente cálido y muy apropiado con la fragancia y la música de fondo… Sobre la cama donde yo estaba sentada, una sábana de color salmón satinado y una infinidad de pétalos de rosa que cubrían el pie de la cama… Mi marido llevaba una especie de túnica blanca a medio muslo, atada por la cintura como la que llevaban los romanos y por sus movimientos adivinaba que no llevaba nada debajo. Se encontraba a los pies de la cama donde había preparado una cámara de fotos y video y desde donde estaba inmortalizando mis reacciones al ver todo lo que había preparado…A mi no me molestaba pues su afición a fotografiarme me producía mucho morbo como pudisteis descubrir en mi relato “despertando mi lado más morboso” Dejó el video grabando y se acercó al borde de la cama para sentarse a mi lado…en sus manos llevaba unas tijeras y su sonrisa traviesa le delataba que iba ser un niño malo… Colocó las tijeras sobre mi muslo y me pidió que me abriera de piernas…yo lo miraba con cara de estar preguntándole que se proponía hacer, pero el me aseguraba de que me iba a gustar…así que seguí con sus indicaciones algo nerviosa por sentirme atada a su antojo… Sentada y con las piernas abiertas el volvió a coger las tijeras y las paseo como una caricia sobre mis braguitas…antes de que hiciera un ligero corte sobre la prenda… de nada sirvieron mis protestas, pues estaba claro que no tenía intención de que el juego terminara en ese punto… Muy despacito fue recortando mis braguitas hasta dibujar un triangulo que dejaba todo mi sexo expuesto a la cámara desde donde aprovecho para hace algunas fotos antes de continuar recortando poco a poco toda mi ropa que finalmente quedo hecha trizas y yo casi desnuda… Entonces me pidió que le dejara poner de nuevo la venda en mis ojos…yo accedí impaciente por saber lo que me tenía preparado… Sentí un roce muy suave en los pies que ascendía por mis piernas, un roce de una pluma con la que fue acariciando cada centímetro de mi cuerpo, mis piernas, mis muslos…siguió subiendo hasta acariciar mis pechos y entreteniéndose en juguetear con mis pezones, que sentía como iban reaccionando ante la delicadeza de sus movimientos y la suavidad de la pluma … Yo me dejaba llevar por la música, por la fragancia y por supuesto por esas maravillosas caricias…no hubiera hecho falta la venda, pues hubiera cerrado los ojos como si se tratara de un sueño que me llevara a sentir esa suave pluma entre mis piernas provocándome un rico cosquilleo entre mis labios... Mis manos seguían atadas y eso me molestaba pues hubiera deseado comprobar si el también se encontraba excitado, saber si bajo esa túnica crecía esa polla que tanto me gusta agarrar con mis manos para sentirla dura y caliente entre mis dedos… La pluma dejo de acariciarme por unos instantes para ser sustituida por un pañuelo de seda que fue recorriendo el mismo camino y provocando que mi cuerpo se estremeciera de deseo… Sus labios besaron los míos y fueron descendiendo por el cuello con un dulce hormigueo para seguir su camino y deleitarse con mis pechos antes de saborear lenta y dulcemente cada uno de mis pezones… Siguió descendiendo suavemente hasta colarse entre mis piernas y besarme la parte interna de mis muslos. Con la punta de la lengua recorrió el breve espacio que restaba hasta lograr rozar mi coño y besarlo con sus labios. A estas alturas yo ya me encontraba como una gatita en celo, movía ligeramente mis caderas en una clara señal de lo que estaba deseando… El siguió besándome un poco más fuerte antes de usar su lengua para separar los labios de me mi coño y colarla de arriba abajo… Suavemente separó un poco mis piernas con sus manos sin dejar de pasear su lengua por mi rajita antes de colarla nuevamente como si me estuviera follando con ella… Mi cuerpo se estremeció y mis gemidos se repetían en una clara señal de lo mucho que estaba disfrutando…su lengua se movía cada vez con mayor rapidez y mis caderas seguían su ritmo como si estuviera haciendo el amor… hasta que sentí como crecía un profundo orgasmo en mi interior dejándome llevar por una ola de placer que recorrió y estremeció todo mi cuerpo.
EN LA SALA X DEL SEX SHOP
Mi primera visita al sex shop no resulto la única y desde que descubrí ese cuarto en la que se me apareció esa enorme polla negra suspiro por volver a reencontrarme con ella. Imagino que alguno puede pensar que soy una zorra a la que le encanta chupar pollas y quizás no le falte razón…pero de alguna forma debo confesar que cuando se prolongaban las ausencias de mi marido y me quedaba sola en casa navegando por internet, mis deseos por sentir una polla entre mis manos o en mis labios…me provocaban una ansiedad difícil de controlar y que en el anonimato de ese cuarto intentaba apaciguar. No tenía la sensación de hacer nada malo ni de estar traicionando a mi marido, aunque supongo que si él lo hubiera sabido no le hubiera gustado lo que yo hacía. En ese cuarto no se cruzaba ninguna conversación, no existían sentimientos, no había la posibilidad de ofrecer o recibir ningún beso…tan solo se producían suspiros, gemidos de placer y a lo sumo alguna expresión que relevaba el momento de excitación que compartía con un desconocido que se encontraba en el otro lado de la pared y que nunca llegaría a conocer. Cuando me resistía y me quedaba en casa jugaba con un consolador que había comprado en ese mismo lugar y que es tremendamente parecido a una polla de verdad, su forma, su textura… es como si estuviera jugando con una de verdad. En mis fantasías, me gusta imaginar que esa polla aparece ante mis ojos como en ese cuarto y me pongo muy caliente metiéndome el consolador en la boca como si estuviera mamando una polla de verdad…aunque eso lo que verdaderamente me ocasionaba era más ganas de tener una polla de verdad con lo que finalmente no podía resistirme a la tentación y terminaba saliendo de casa para encontrarme con una nueva polla desconocida. Supongo que no debo ser la única mujer que guarda secretos de ese tipo y como he intentado explicar no tengo la sensación de haber hecho nada malo o haber hecho daño a nadie. Sin embargo, en una de esas ocasiones en las que me encontraba caliente en casa y me resistía a visitar el “glory hole”, una nueva idea empezó a surgir en mi cabeza al recordar que ese local tenía otros espacios que todavía no me había atrevido a descubrir. La idea de visitar de nuevo el sex shop y descubrir lo que ocurría en la sala de proyección de películas X se fue convirtiendo en una obsesión y un deseo irrefrenable al que finalmente sucumbí. Debo de confesaros que me invadía una mezcla extraña de excitación, curiosidad, vergüenza y también algo de temor por no saber lo que podría encontrarme. Quizás por ello decidí ponerme una peluca rubia que había utilizado en alguna de las fantasías que había compartido con mi marido y vestirme con ropa con la que no llamara la atención, una falda larga y holgada con un jersey de cuello alto y una gabardina muy apropiada para una tarde otoñal. Al llegar al sex shop intenté comportarme como una compradora ocasional paseándome por las distintas secciones e intentando no descubrir mi verdadero destino. De forma algo indecisa me fui dirigiendo a la escalera que conducía a la planta inferior que tan bien conocía por ser la zona donde se encontraba el “glory hole”… dejé a un lado las cabinas y me dirigí al fondo de la planta donde se encontraba la sala de proyección de películas. La luz tenue y familiar de esa planta me hizo sentirme algo más tranquila y segura ante las miradas furtivas que me dirigían los pocos hombres que se encontraban por esa zona. Al llegar a la sala dudé en entrar, pensé en olvidar esa idea y dirigirme a la zona del “glory hole” una vez más…pero la tentación que sentía por entrar era irresistible y finalmente decidí abrir la cortina que me separaba de la sala y entrar. Mis ojos tardaron unos segundos para adaptarse a la oscuridad de la sala que tan solo estaba iluminada por las escenas que se veían en una pantalla que no era muy grande y en la que en esos momentos se veía una escena en la que un hombre fuerte y fibrado, con una enorme polla, se corría a borbotones en el rostro de una chica mulata. Poco a poco mis ojos se acostumbraron a la oscuridad de la sala lo cuál agradecí pues temía tropezar con las sillas o con alguna persona que estuviera viendo la proyección. La sala no era grande, pero si era larga y estrecha, no olía muy bien y podía escuchar perfectamente algunos gemidos que no provenían de la pantalla… No quería estar mucho más tiempo de pie, quería pasar desapercibida y decidí sentarme rápidamente sin llamar la atención… pensé en que ya habría tiempo cuando estuviera sentada de fijarme en todos los detalles. Con las prisas por sentarme no me quité ni la gabardina, cosa que luego agradecí como podréis comprobar. En la pantalla había empezado una nueva película en la que una chica joven estaba siendo emborrachada por dos amigos de su marido que dormía agotado… Empezaban a manosearla colando sus manos para levantarle la falda y quitarle las bragas, al tiempo que se sacaban sus pollas ya duras y enormes… Ella parecía como hipnotizada ante la situación y ellos se aprovechan metiéndole mano y follándosela de todas las formas imaginables mientras su marido seguía totalmente dormido. Yo ya me sentía algo más tranquila y mis ojos podían ver mucho mejor la sala en la que me daba la impresión de que todos eran hombres excepto yo… alguno de ellos parecía estar masturbándose lo cual me pareció una imagen muy morbosa e imagine lo excitante que sería tener su polla en mi mano… También pude ver a dos hombres sentados juntos y como uno de ellos se inclinaba para acercar su cabeza a la entrepierna del otro probablemente para hacerle una felación, justo cuando en la pantalla uno de los hombres follaba la boca de esa chica aturdida por el alcohol. Yo debo de reconocer que ya había entrado en la sala excitada y ante esas imágenes de la pantalla, los gemidos y las escenas que imaginaba… mi excitación fue creciendo por momentos. Sentía las braguitas mojadas y unas ganas enormes de colar mi mano por debajo de la falda, acariciarme y disfrutar de ese momento… pero me sentía observada y sabía que cualquier movimiento que hiciera no pasaría desapercibido, así que decidí estarme quietecita, pensé en quedarme unos minutos más y luego dirigirme al glory hole que ya conocía y donde me sentía más segura. Justo en ese momento, observé como un hombre que estaba sentado en la fila de atrás se había levantado para sentarse a mi lado. Yo me puse a temblar nerviosa y pensé en levantarme y marchar. Pero no me moví, me quedé quieta como una estatua incapaz de levantarme ni de moverme, creo que incluso dejé de respirar jajaja… Intenté simular prestando atención a la película que en esos momentos los dos hombres se follaban por turnos a la mujer que a pesar del alcohol parecía disfrutar de lo lindo… De reojo y de forma furtiva miraba al hombre que se había sentado a mi lado, parecía tener unos 50 años o quizás más, no parecía muy alto pues su cabeza me pareció que estaba por debajo de la altura de la mía y también me pareció que no estaba muy en forma pues su tripita era considerable… De nuevo pensé en levantarme para no alimentar ninguna expectativa…. Pero justo cuando ya había decidido marchar el hombre se bajó la cremallera del pantalón para sacarse una polla enorme que empezó a masajear mientras miraba la pantalla y como si yo no existiera… Yo no daba crédito a lo que estaba sucediendo y me resistía a mirar con más atención. Pero esa imagen me mantuvo quieta en mi butaca sin poder evitar seguir mirando de reojo como ese hombre se estaba masturbando lentamente a mi lado. Su polla me parecía enorme, la sostenía con una mano y estaba totalmente empinada mirando al techo…el hombre se acomodó un poco en su asiento para desabrocharse totalmente el pantalón… su polla se balanceaba ahora al dejar de estar sujeta por su mano, como si me estuviera invitando a cogerla. Yo sentía mis mejillas acaloradas y un deseo irrefrenable de coger esa polla para hacerla mía….bajo mi falda sentía la necesidad de calmar mi ardientes deseos… Sentía la tentación demasiado cerca y reconozco que mi debilidad me llevo a hacer algo que no hubiera imaginado. Mis ojos ya dejaron de mirar la pantalla para pasar a mirar descaradamente esa polla que seguí balanceándose de forma obscena y mi mano se acercó algo insegura para tocarla. Al sentir el roce de mis dedos con su polla me sentí ya irremediablemente perdida y tan solo pude que cogerla con la mano para masajearla como le había visto hacérselo a él mismo… Confieso que me encontraba excitada y caliente como una gata en celo, tenía ganas de polla y tenía una enorme entre mis manos que estaba deseando que la hicieran disfrutar…. ¿Cómo iba a poder resistirme? El hombre gimió complacido en una clara señal de que lo estaba esperando con verdadero deseo y yo más tranquila seguí masturbando esa polla… mientras en la pantalla los gemidos se repetían al tiempo las imágenes mostraban a uno de los chicos follando a la chica a cuatro patas en el suelo y el otro chico estaba de pie frente a la chica follándole la boca. Esa polla me tenía hipnotizada, deseaba tenerla en mi boca y chuparla, chupar una polla es un placer indescriptible y aunque haya mujeres que pueda darle reparos yo disfruto haciéndolo. Me recliné ligeramente en mi asiento para acerca mi boca y besarla, pero el hombre la acercó moviendo sus caderas y mis labrios se entreabrieron para recibirla con dulzura y excitación… Efectivamente la polla de ese hombre era mucho más gruesa que la de mi marido, y en mi boca la sentía dura como un mástil. Yo me encontraba totalmente inclinada follando esa polla con mi boca mientras sus manos intentaban manosear nerviosamente mis pechos alzándome el jersey… Me sentía disfrutar del momento y la polla de ese hombre parecía desear explotar de un momento a otro. Justo entonces sentí como una mano se había posado sobre mi falda acariciando mis nalgas descaradamente. Alguien que seguramente había visto lo que ocurría se había sentado en el asiento que quedaba a mi otro lado y me estaba manoseando intentando subir mi falda. Intenté reincorporarme, pero el hombre al que le estaba mamando la polla lo impidió cogiendo con sus manos mi cabeza para que no dejara de chuparla. Sentía como las manos del otro hombre se movían con decisión, había logrado alzar mi falda y sentía sus manos acariciar el interior de mis muslos desnudos para hacerse camino hasta rozar mis braguitas que a estas alturas estaban empapadas.
La polla que tenía entre mis labios seguía deliciosa y aunque parecía que iba a explotar de un momento a otro, el hombre lograba controlarse intentado prolongar su excitación. Mi deseo me llevo a entreabrir mis muslos para facilitar el camino de mi segundo “invitado” que no desaprovecho la ocasión para acariciarme con sus dedos y apartando ligeramente la braguita para colarlos en mi intimidad. Gemí de placer al sentir los dedos de ese desconocido, justo cuando sentí unos fuertes resoplidos y una enorme corrida llenaba mi boca…no dejé de chuparla para recibir varios chorros más que tuve que tragar para no ahogarme. Los gemidos de ese hombre seguramente no pasaron desapercibidos al resto de la sala que imagino que pasaron el centro de atención. El hombre que se había terminado de correr se abrochó el pantalón como si tuviera prisa y sin despedirse se marchó. Por mi parte me recompuse en mi asiento sintiéndome con más ganas de seguir disfrutando, pero con la necesidad de limpiar mi boca y acomodarme un poco… Entonces pude ver a mi segundo “invitado” que se mantenía igual que yo muy excitado esperando poder seguir disfrutando de la situación. Se trataba de un hombre algo mayor que el anterior, iba vestido con un traje elegante, aunque había aprovechado su espera para bajarse la cremallera del pantalón y sacarse la polla que me pareció bastante más pequeña, aunque a esas alturas creo que poco me importaba el tamaño y lo único que deseaba era más polla. El aprovechó el tiempo y mientras yo me limpiaba un poco, me bajó las bragas y me quitó la falda sin dejar de manosearme por todas partes, me abrió los muslos y se colocó arrodillado entre mis piernas para saborear mi tesorito… mmmm que deliciosa sensación tuve en ese momento al sentir como rápidamente me lamía con su lengua …no tarde en correrme entre profundos gemidos que supongo que volvieron a llamar la atención de la sala y un reclamo para el resto de hombres que habían descubierto que había una mujer en celo en el cine… El se volvió a sentar a mi derecha ofreciéndome su polla que estaba dura y mojada por la excitación y que yo empecé a masturbar con mi mano. Yo me sentía extasiada por el profundo orgasmo y mantenía los ojos entrecerrados saboreando aun esos momentos de placer y sin dejar de mover esa polla que prometía explotar, arriba y abajo… En la pantalla la chica seguía gimiendo al tiempo que uno de ellos ahora se la follaba en un sillón mientras el otro se masturbaba al lado de la chica….sus gemidos y gritos de placer eran cada vez más profundos…y estaba claro que sus orgasmos también estaban cerca. Yo masturbaba con mi mano la polla de mi invitado que parecía complacido por como lo hacía y sin importarme que dos hombres se situaran cerca para verlo. En la pantalla el chico que se estaba masturbando se corrió soltando abundantes chorros de leche sobre la cara de la chica, al tiempo que el otro chico que la estaba follando también empezó a correrse al verlo…saco su polla del coño de la chica y nuevos chorros de leche cayeron sobre ella…. La polla que masturbaba estaba a punto de explotar, estaba dura como una piedra apuntando a lo alto y acompañado de un profundo gemido sentí como soltaba todo lo que llevaba guardado salpicando mis manos y mi gabardina… Los dos hombres que nos miraban intuyo que se estaban masturbando con la escena, pero, aunque sentía ganas de más decidí que era hora de marchar. Busqué mis bragas y mi falda pérdida en el suelo de la sala, pero en la oscuridad y el nerviosismo del momento no encontré mis prendas que seguramente se habían colado bajo alguno de los asientos… Me despedí con un beso al aire de mi elegante caballero y abrochando mi gabardina salí de la sala sin tiempo de que pudiera despedirse…
DESCUBRIENDO MI CUERPO
No recuerdo muy bien la edad que tenía, eran mis primeros años de instituto, y aunque yo por aquel entonces era una chica tímida, siempre abría bien los oídos cuando mis amigas hablaban del tema o comentaban cosas sobre los chicos. Recuerdo que en la clase había una chica algo mayor que se llamaba Silvia y que repetía curso, ella siempre se las daba de saberlo todo sobre los chicos y nos contaba mil cosas que nosotras escuchábamos con mucha atención como si nos estuviera dando una clase. En el patío, nos juntábamos con mis amigas Ana Mari y Bea, y la escuchábamos embobadas cuando nos explicaba que espiaba a su hermano mayor cuando se masturbaba. Recuerdo, que en una ocasión en la que Silvia nos estaba contando que había visto correrse a su hermano frente a un espejo…, Ana Mari, que era muy inocente, se le ocurrió preguntar si la leche era como la que se bebía ella cada mañana para desayunar…. Ninguna de nosotras tenía ni la menor idea de cuál podría ser el sabor de una corrida, pero nos reímos como tontas. Mi cuerpo ya había cambiado y yo me miraba cada noche con curiosidad frente al espejo preguntándome si los chicos se fijarían en mí. Exploraba mi cuerpo recorriéndolo con mis manos y me paraba tocándome los pechos preguntándome si sentía algo más que un ligero cosquilleo… Una mañana, nuestra amiga Silvia nos confesó que la noche pasada había tenido un orgasmo acariciándose con sus dedos y que había sido una pasada. Desde entonces cada mañana nos contaba que lo había repetido y que lo teníamos que probar. Nosotras la escuchábamos curiosas y nos reíamos cuando Ana Mari se le ocurría preguntar alguna tontería del tipo si era malo, si podía enfermar…o cosas parecidas. Sea como sea, mi curiosidad iba en aumento y por la noche, cuando me acostaba entre mis sabanas, no podía evitar rozarme con los dedos sintiendo un rico cosquilleo pero sin llegar a más. Silvia nos preguntaba cada mañana si lo habíamos probado, nos llamaba tontas al saber que ninguna lo había hecho y seguía alimentando nuestra curiosidad cuando nos contaba cosas sobre su hermano mayor. Una mañana de clase, Silvia nos trajo una de las revistas que su hermano utilizaba cuando se masturbaba. Creo que todas estábamos impacientes de que llegara la hora del descanso para que Silvia pudiera enseñarnos la revista. Algo nerviosas por la impaciencia, nos encerramos las cuatro en un baño como si estuviéramos haciendo algo prohibido. Silvia se reía de nosotras al vernos así de revolucionadas, pero finalmente sacó la revista de su bolso mostrándonos las fotos que tanto deseábamos ver. Por supuesto todas habíamos visto por televisión o en el cine alguna escena de sexo pero ninguna de mis amigas excepto Silvia, habíamos visto hasta entonces imágenes de sexo tan explícitas. Ante nuestros ojos, Silvia nos mostraba fotos de mujeres totalmente desnudas que pajeaban pollas que nos parecían enormes entre sus pequeñas manos. No pudimos dejar escapar una exclamación de sorpresa al ver la foto de una chica chupando una polla enorme y en la que en otra foto terminaba corriéndose en su boca y en su mejilla. Al ver nuestras reacciones, Silvia se mofaba de nosotras y entre risas y bromas nos preguntaba si ya habíamos mojado las braguitas. La verdad era que nosotras seguíamos mirando la revista con tanta atención que apenas le hacíamos caso. Yo sentía las mejillas encendidas y me sentía acalorada…me hacía mil preguntas tontas sobre las imágenes que estaba viendo y supongo que era inevitable que me surgieran dudas acerca de si a mi me gustaría chuparla, si me haría daño o cosas parecidas. Abrimos nuestros ojos como platos al ver un mosaico de fotos en las páginas centrales. En las fotos aparecía una chica rubia rodeada por un grupo de hombres de color desnudos y excitados que de una manera u otra le ofrecían sus pollas para que ella les pajeara con sus manos o con su boca…mientras esperaban el turno para follarla y terminaban corriéndose en grupo sobre el cuerpo de la mujer. Silvia seguía divirtiéndose a nuestra costa, mofándose e intentando levantarnos la falda con el pretexto de comprobar si habíamos manchado las braguitas. Finalmente regresamos a clase sin dejar de comentar entre bromas y risas las fotos que habíamos visto…pero en el fondo debo de reconocer que mi deseo por explorar y descubrir ese mundo nuevo iba en aumento. Durante el resto de la clase apenas pude prestar atención, mis pensamientos seguían en esas fotos que acababa de ver y si ello no fuera poco Silvia nos pasaba papelitos en los que escribía que sabía en lo que estábamos pensando y nos dibujaba una polla… Cuando finalizó la clase, Silvia se me acercó y me ofreció prestarme la revista con la condición de que se la devolviera al día siguiente y que le contara lo que hubiera hecho. Yo deseaba volver a ver esas fotos en la intimidad de mi habitación y sin pensármelo mucho acepté y agradecí el ofrecimiento de mi amiga. Puse la revista entre mis libros y no me demoré en regresar a casa. Cuando llegué a casa le dije a mi madre que tenía que estudiar para un examen que nos habían puesto para el día siguiente y me encerré en mi habitación impaciente por sacar la revista y volver a ojearla. Me tumbe en la cama y mientras miraba la revista, me preguntaba si yo me parecía en algo a esas mujeres que salían fotografiadas. Todas aparecían muy maquilladas y yo apenas utilizaba un ligero toque de colorete y alguna cremita para ocultar alguna espinilla… Sus pechos eran grandes, muy distintos a los míos que a pesar de que ya habían crecido no eran ni mucho menos tan grandes como los de esas mujeres… Sin dejar de mirar las fotos, ¡me empecé a mirar al espejo y una horrible idea se cruzó por mi cabeza…no me veía atractiva…tierra trágame!!!! Supongo que de una u otra manera afloraban mis inseguridades, pero yo sentía la necesidad de averiguar si de alguna forma podía llegar a parecerme a esas mujeres… Me paré a fijarme en la ropa que llevaban cuando en alguna foto aparecían aun vestidas. Todas ellas llevaban prendas muy sensuales, algunas aparecían directamente con bonitos conjuntos eróticos de lencería donde las medias y ligueros adquirían protagonismo, otras, llevaban algún minivestido con medias y zapatos de tacón alto de aguja, que les daban una imagen elegante, sofisticada y sensual… Yo no tenía en mi armario ninguna prenda parecida y sentía como me estaba deprimiendo por momentos. Las fotos de nuevo iban pasando ante mis ojos y aunque me fijara en esos detalles, mi atención se centraba en ellos, en sus cuerpos atléticos, sus abdominales bien musculados, sus grandes espaldas, sus fuertes brazos y por supuesto en sus enormes pollas… De nuevo sentía mis mejillas acaloradas y no pude evitar colar mi mano por debajo de mi falda para comprobar que efectivamente mis braguitas estaban mojadas. Me paré en un book de fotos de una chica universitaria que aparecía vestida con una minifaldita escocesa plisada y una blusita blanca semitransparente en la que se dibujaban claramente sus pezones oscuros. La minifaldita era extremadamente corta y en alguna de las fotos en las que seducía a un joven profesor se descubría que no llevaba braguitas… En mi armario recordaba que tenía una falda parecida de mi época de colegiala, por supuesto no la recordaba tan corta, pero yo tampoco era ya una niña…así que decidí probármela para comprobar como me quedaba. Cuando encontré la faldita me pareció mucho más pequeña de lo que recordaba, afortunadamente el ajuste de velcro de la cintura permitía que pudiera probármela sin problemas y cuando me vi frente al espejo no pude hacer otra cosa que sonreír por el resultado… La faldita me quedaba algo estrecha de cintura, pero el velcro hace maravillas y aunque me parecía que era algo más corta que la chica de la foto no me importaba porque tampoco pensaba salir a la calle así vestida. También me cambié la camiseta que llevaba por una blusita, no sin antes quitarme el sujetador y las braguitas para jugar frente al espejo imaginando que yo era la chica de la foto…que deseaba seducir al profesor…. Me sorprendí a mí misma pensando en uno de mis profesores e imaginando si su polla sería como la que tenía la chica entre sus manos …de nuevo sentí mis mejillas acaloradas. Mis ojos ya no podían dejar de mirar esa polla que me parecía enorme y que imaginaba tenerla entre mis manos... Me tumbé en la cama sin dejar de mirar las fotos al mismo tiempo que mis dedos ya habían empezado a rozar mis pechos, mis muslos…deseaba sentirlos entre mis piernas, y acariciar mis labios con suavidad…me sorprendí de nuevo al sentir lo mojada que estaba. Mis dedos se fueron empapando por completo y mi deseo seguía creciendo…comprendí que ya nada iba impedir que ese día descubriera lo que significaba sentir un profundo estremecimiento de placer que convulsionó todo mi cuerpo dejándome felizmente extasiada sobre la cama. Al día siguiente le devolví la revista a mi amiga Silvia que acompañé con una sonrisa como señal de que ya lo había probado… No hizo falta mucho más en ese momento aunque más tarde me pidió que le explicara los detalles tal como me había comprometido siendo el inicio de una bonita amistad plena de confidencias y complicidades que espero ir contando en próximos relatos.
Mi amistad con Silvia me ayudó a superar algunos de mis miedos o temores, al ser un año mayor que yo y su especial carácter, alegre y extrovertida, me trasladaba seguridad y sobre todo nos contagiaba a mi ya mis amigas muchas ganas por descubrir cosas nuevas. Nuestro tema de conversación siempre eran los chicos, Silvia ya salía con un chico algo mayor que ella y nosotras empezamos a tener nuestras primeras salidas, nada serio por supuesto, pero para nosotras era toda una aventura que luego compartíamos. Muchas tardes después de clase, nos íbamos las cuatro a casa de Silvia. Ella compartía con nosotras las revistas de su hermano y mientras mirábamos las fotos, ella se hacía la mayor y nos explicaba cómo pajeaba a su novio y nos advertía que había que tener cuidado para que no nos mancháramos cuando llegaba el momento de la corrida. También era algo habitual que pasáramos juntas la noche del sábado en alguna de nuestras casas. Nuestros padres se conocían y se sentían más tranquilos al saber donde estaban sus hijitas. Lo que no sabían eran cuáles eran nuestros temas de conversación y por supuesto no sabían nada de lo que sucedía en nuestras habitaciones. Silvia siempre nos tenía reservada alguna sorpresa y cualquier pretexto era bueno para hacer algo especial… en esas noches con mis amigas fue donde probé mi primer porro o donde probé mi primer gintónic. En ocasiones, nos maquillábamos unas a las otras con los estuches que todavía guardábamos de la “señorita pepis” o con maquillaje de nuestras madres… Nos reímos como tontas al ver nuestros labios de rojo carmín y nos sentíamos mayores al hacer esas cosas. Una de esas noches, Silvia nos invitó a una “fiesta de pijamas” en su casa y tras compartir algún porro nos dijo que nos había reservado una sorpresa para esa noche… sacó una “película X” de debajo de una almohada y nos lo mostraba triunfante ante nuestros ojos… Las cuatro estábamos emporradas y reímos con ganas por la nueva ocurrencia de Silvia. Ella misma bajó la luz de la habitación mientras nos acomodábamos en las dos camas pegadas que preparaba para nosotras. Al poco rato estábamos viendo la película y haciendo bromas ante las primeras escenas que aparecían en la pantalla donde aparecían un grupo de mujeres bañándose desnudas en un río. Se reían y jugaban con el agua hasta que aparece en escena un grupo de soldados montados a caballo. Los soldados llevaban como única prenda unas pequeñas túnicas con un cinto en la cintura, mostrando descaradamente sus fuertes piernas y brazos. La túnica era tan corta que dejaba paso a imaginar lo que podría ocultar… Las chicas del río se asustaron al verlos y sus risas dejaron paso a un cruce de miradas retadoras con los soldados…que rápidamente se convirtió en una bacanal de sexo en el río. Nuestras risas se apagaron cuando empezaron las escenas en las que las mujeres del río utilizaban sus armas de mujer para desarmar a los soldados. Sus manos y sus bocas se movían con rapidez descubriendo que bajo la túnica tan solo guardaban el secreto de su hombría ahora convertida en un juguete en las manos de las mujeres. Las pollas que aparecían ante nuestros ojos eran de todos los tamaños y colores… pero aun mirando la más pequeña a mí me parecía enorme. Apenas hacíamos algún comentario entre nosotras excepto los que hacía Silvia que siempre encontraba alguna tontería que decir ante cualquier escena… y que lograba rebajar un poco el ambiente caldeado que respirábamos. Poco a poco, también ella dejó de hablar y las cuatro nos sumergimos en nuestra propia nube inmersas en las imágenes que se mostraban en la pantalla… Yo me quedé hipnotizada ante una escena en la que una esclava era entregada a un gladiador… Su cuerpo era como el de un gigante comparado con el de la esclava, y su polla, sin estar erecta, ya me pareció enorme y muy gruesa…parecía un animal dispuesto a comerse a su presa… La esclava retrocedía al ver a semejante bestia que parecía que nunca hubiera visto a una mujer. Al ver que no tiene escapatoria decide quitarse la única pieza de ropa que llevaba, una túnica semitransparente dejando su cuerpo totalmente desnudo frente a los ojos del gladiador…que ante la belleza de la esclava parece turbado sin saber reaccionar… Ella entonces se le acercó para empezar a acariciar su cuerpo musculado con sus suaves manos… El gladiador se siente indefenso ante las manos y labios de la esclava, que arrodillada frente a él, le estaba haciendo una mamada desterrando cualquier otra opción que no fuera disfrutar de ese momento… Yo tenía las mejillas encendidas al igual que me ocurría cuando me ponía calentita en mi casa y sentía ese cosquilleo que tanto me gustaba sentir en la intimidad de mi soledad. Miré de reojo a mis amigas, había muy poca luz en la habitación, pero Ana Mari y Bea estaban con los ojos bien abiertos viendo como la esclava le estaba chupando la polla al gladiador… Silvia se había colocado de lado dándome la espalda y no pude verla… El gladiador en ese punto ya se le veía muy excitado y obligando a la esclava a que se pusiera en pie, la volteó en el aire como si fuera un juguete, y la dejó sobre la cama, de cuatro patas como una gatita en celo… La esclava se dejaba llevar por la fuerza del gladiador y sin resistirse se preparó para ser penetrada como si estuviera esperando ese momento… El gladiador la embistió, penetrándola con fuerza con su enorme polla. Lo hizo con tanta fuerza que nos hizo estremecer a las cuatro… pero que la esclava respondió con un gemido de placer al que le siguieron muchos más como respuesta a las continuas embestidas del gladiador… Creí oír un gemido en la habitación o quizás los confundí con los de la pantalla. Mire de nuevo de reojo a mis amigas y me pareció ver la mano de Silvia escondida entre sus piernas… quizás fueron imaginaciones mías, pues yo también sentía la necesidad de sentir mis dedos entre mis piernas… Me tapé con una sábana y me puse de costado dando la espalda a mis amigas que seguían hipnotizadas con las embestidas del gladiador y los gemidos de placer de la esclava. Me sentía muy caliente y no pude evitar colar mi mano por debajo de la goma del pantalón del pijama, no sin antes asegurarme que era imposible que mis amigas se dieran cuenta… Intenté que mi cuerpo pareciera una estatua bajo la sábana y que el movimiento de mis dedos entre mis piernas pasara totalmente desapercibido. Mordía mis labios apagando cualquier gemido de placer y mis ojos miraban a la pantalla llevándome a imaginar que yo era la esclava que estaba siendo follada por el gladiador… Sentía como mi deseo seguía creciendo y que deseaba sentir esa ola de placer que había descubierto. De nuevo me pareció oír un nuevo gemido en la habitación, pero no pude prestar mucha más atención porque en ese momento el gladiador se echó hacia atrás, entre profundos gemidos y sacó su enorme polla que no dejaba de sacar chorros de leche sobre las nalgas desnudas de la esclava… Con esa imagen, tuve un orgasmo entre mis amigas que no creo que se dieran cuenta aunque también creo que no fui la única.
MI PRIMERA EXPERIENCIA EN EL CINE
Una mañana de clase, Silvia vino muy alborotada y ansiosa por explicarnos que la tarde anterior había estado con su novio y que se la había chupado en el coche. Ana Mari se la miraba incrédula y yo tampoco sabía si creerla porque sabía que acostumbraba a exagerar un poco con sus peliculitas. Ella nos lo contaba orgullosa, como si hubiera logrado escalar el Everest. Consciente de que siempre iba por delante nuestro, nos iba contando todos los detalles acompañando sus explicaciones con un ligero aire de superioridad. A nosotras nos daba igual pues de alguna forma le reconocíamos ese rol de amiga mayor y estábamos agradecidas que fuera amiga nuestra. Todo lo que habíamos aprendido era gracias a ella y cuando nos contaba alguna cosa nueva siempre la escuchábamos con mucha atención. Silvia nos contó que no le había costado hacerlo y que le había gustado escuchar los gemidos de su novio cuando se la estaba chupando… Ana Mari le preguntó si no había sentido asco y ella soltó una risotada respondiéndole que había disfrutado mucho, aunque reconoció que casi se atraganta cuando su novio se corrió en su boca… Nos aclaró que su novio no le avisó y cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde. Pero también nos dijo que el sabor no le resultó desagradable y que no le había importado. Ya en casa no dejé de pensar en lo que nos había contado y recordaba las imágenes de mamadas que había visto en la película X en casa de Silvia y me preguntaba si me gustaría. Pensé en probar con un plátano y me llevé uno a la habitación que cogí de la cocina. Sentada en una silla frente al espejo y con el plátano en una mano, simulaba besarlo y lamerlo pensando en cómo lo haría si fuera una polla, de los besitos y lametones pasé a chuparlo como si fuera un helado que tenía en mi boca y sin dejar de mirarme al espejo, ponía caras de estar disfrutando ese momento… ahora me río de todas esas tonterías, pero por aquel entonces todo ello era muy importante para mí. En esa época también cambio mi forma de vestir y la forma en que me maquillaba…mi padre siempre me iba diciendo que si esa faldita que me había comprado era demasiado corta, o que a donde creía que iba a ir maquillada de esa forma, afortunadamente mi madre estaba conmigo y le respondía que cuando se daría cuenta de que ya no era una niña… A mi daba igual lo que me dijera mi padre, para mi lo importante era que yo me sentía mucho mejor conmigo misma, sobre todo cuando sentía las miradas de los chicos del instituto y especialmente cuando eran mayores que los de mi clase… En alguna ocasión salía de casa con unos tejanos para no tener que escuchar a mi padre y en el bolso llevaba la ropa que me gustaba ponerme para cambiarme en el primer baño que encontraba. Mis amigas hacían lo mismo y cuando lo compartíamos nos sentíamos mucho mejor pues comprendíamos que no hacíamos nada malo ni nada extraño para nuestra edad… Pronto empezamos a flirtear con los chicos que revoleteaban a nuestro alrededor en busca de una primera cita. Nada serio por supuesto, pero fueron los primeros besos que siempre se recuerdan de una forma especial… Silvia, ya había roto con su novio y había empezado a salir con un chico que tenía una moto y que también era mayor que ella… Por primera vez la vimos indecisa cuando compartió con nosotras que su nuevo novio le pedía que hicieran el amor…para ella eso era algo mucho más serio y recuerdo que nos decía que una cosa esa una paja con la mano o con la boca y otra muy distinta y mucho más seria era hacer el amor… Yo tenía claro que cuando llegara esa primera vez tenía que ser con alguien muy especial y quizás por ello comprendía muy bien los recelos de mi amiga. Sea como sea, mis amigas y yo todavía no habíamos tocado una polla y lo máximo que habíamos hecho con un chico era besarnos con lengua y dejar que nos tocaran las tetas… Por las noches cuando me encontraba sola en mi cuarto, fantaseaba como seria y jugaba con mi imaginación. Tras varios escarceos con chicos de mi edad, conocí en una fiesta a un chico mayor que yo. Tenía 19 años y recuerdo que cuando quedaba con él siempre me esmeraba con el maquillaje para parecer un poco mayor. Un sábado por la tarde me invitó a ir al cine, hasta entonces tan solo nos habíamos besado y poca cosa más…yo me puse un vestido corto, sin mangas y ajustado que estrenaba para la ocasión y unos zapatitos de tacón para parecer un poco más alta… No iba muy cómoda porque constantemente tenía que estar alargando la falda que se me subía al andar… Al entrar en la sala me preguntó donde prefería sentarme y le dije que me era igual, el respondió que prefería las últimas filas porque así veía mucho mejor la pantalla. La gente se acomodaba en las filas centrales, así que no se sentó nadie cerca de nosotros. Yo me sentía algo nerviosa pero cuando las luces se apagaron el cogió mi mano y me tranquilice un poco. Al poco rato de empezar la película nos dimos un largo beso que hizo que el calor subiera a mis mejillas, sentía como mi corazón latía a toda prisa y tuve que apartar mis labios para recuperar un poco la respiración. Tomo de nuevo mi mano con la suya y yo temía que se diera cuenta de que estaba temblando. Intenté prestar atención a la pantalla, aunque mi cabeza estaba pensando en otras cosas porque ni tan siquiera recuerdo que película era…. El también pareció centrarse en la película, aunque sus dedos no dejaban de juguetear con la palma de mi mano… A los pocos minutos el buscaba nuevamente mis labios para volver a besarme, yo dejé que lo hiciera y sentí como su mano rozaba mi brazo deslizando sus dedos con mucha suavidad que lograron ponerme la piel de gallina. Nos continuamos besando un buen rato mientras yo sentía como su mano seguí acariciándome y acercándose cada vez más a mis pechos….Yo escuchaba el latir de mi corazón que parecía resonar con más fuerza que el sonido de la sala. Su mano derecha siguió su recorrido hasta posarse sobre mi pecho y empezó a acariciarlo por encima del vestido, yo dejé que lo hiciera y al no encontrar resistencia continuó acariciándome los pechos sin dejar de besarme acaloradamente. Sin dejar de acariciarme los pechos, su otra mano se posó sobre mi muslo acariciándolo hasta el límite de mi falda como si fuera la frontera que estuviera tanteando sortear… El recorrido de sus caricias era cada vez más largo, como si esa frontera marcada por el límite de mi falda se fuera desplazando lentamente en un retroceso que iba descubriendo descaradamente mis muslos. Me sentía incapaz de pensar, todo sucedía demasiado rápido y de alguna forma el pánico se apoderó de mi cuando sentí el roce de sus dedos acariciando mis braguitas… Como un resorte cerré mis muslos sin dejar de besarlo y el retiro su mano para retornar al otro lado de la frontera sin renunciar al espacio ganado. Sin dejar de acariciarme, siguió besándome con intensidad. Yo posé mi mano sobre la que el mantenía sobre mis muslos con el fin de atajar nuevas incursiones, que, aunque las deseaba no creía que fuera el momento adecuado. Pareció disgustarse un poco y sus besos que tanto me gustaban se iban apagando en mis labios… Yo reaccioné y por un momento tomé la iniciativa con el fin de mantener vivos esos besos. Nuestras lenguas chocaban en silencio y su brazo me rodeaba para acercar mi cuerpo al suyo. Permití que el brazo que me rodeaba por la espalda fuera descendiendo sintiendo como su mano se posaba sobre mis nalgas para acariciarlas. Su otra mano seguía sobre mis muslos aunque seguía bajo mi control no permitiendo que avanzara de nuevo a realizar una nueva incursión bajo mi falda. Sin dejar de besarme y magrearme las nalgas, el aparto la mano posada sobre mis muslos y con ella acompañó mi mano hasta posarla sobre los suyos muy cerca de su entrepierna en una clara señal de que también deseaba que lo acariciara. Yo me sentía muy calentita, mis mejillas ardían y un cosquilleo de excitación que conocía muy bien crecía en mi interior… Mantuve mi mano inmóvil sobre su muslo unos instantes, sintiendo como sus besos eran cada vez más apasionados y sus dos manos me acariciaban las nalgas, pechos, muslos… Yo me sentía rendida a sus besos cálidos y apasionados, sus manos fuertes me acariciaban también con pasión y yo respondía a sus besos con la misma pasión y mi mano posada sobre su muslo empezó a moverse para acariciarlo igual que lo hacía el… Sentía como el recorrido de mi mano sobre su muslo se acercaba mucho a su entrepierna y cuando parecía inevitable que diera ese paso, mi mano saltaba al otro muslo para empezar un nuevo recorrido. Por su parte, sus manos recorrían todo mi cuerpo sin llegar a cruzar la frontera que había delimitado y cuando sentía su tentación a una nueva incursión me bastaba con cerrar ligeramente los muslos para recordarle que era un terreno prohibido. Nos dejamos envolver por largos minutos en ese juego de besos y caricias en el que yo me sentía cada vez más excitada y aunque deseaba ir un poco más allá….no era capaz de dar ese paso. Mi mano recorría insistentemente sus brazos, su torso, sus muslos… acariciándolo como hacía el con mi cuerpo… sus besos me demostraban que también el se encontraba cada vez más excitado, sobre todo cuando le acariciaba sus muslos y mi mano se acercaba peligrosamente a su entrepierna… la distancia era tan corta y la tentación era tan alta que no pude evitar algún ligero roce que rápidamente me llevaba a retroceder la mano. El me seguía comiendo a besos y yo suspiraba como si fuera un sueño. Sentí como su mano cogía nuevamente la mía, entrecruzó sus dedos con los míos y sin dejar de besarme la acompaño nuevamente a sus muslos pero en esta ocasión tan cerca de su entrepierna que mi mano la rozaba descaradamente… Sabía que era lo que deseaba, pero yo me sentía indecisa y mi mano se quedó inmóvil ahí donde la había dejado. El me besaba con pasión descendiendo sus labios por mi cuello y ascendiendo hasta el lóbulo de mi oreja donde se entretenía mordisqueándolo… Mi mano seguía paralizada, y de nuevo sentí como la tomaba con la suya acompañándola hasta posarla descaradamente sobre su entrepierna que sentí muy dura sobre su pantalón… Era la primera vez que tocaba una polla y aunque fuera sobre el pantalón mi corazón parecía estar disparado por la emoción. Mi deseo seguía creciendo por momentos y mi mano reaccionó acariciándolo suavemente, el se sintió complacido al ver mi reacción y me lo hizo notar con ligeros suspiros de placer. Yo me sentía insegura en esas primeras caricias pero sus besos y suspiros me animaron a seguir acariciándolo sobre el pantalón que presentaba un bulto considerable y que yo sentía duro como una piedra. Una mezcla de excitación y curiosidad se entremezclaban en esas primeras caricias que ya dejaban de ser tan inocentes y me descubrían los primeros pasos para encontrar el camino del placer compartido. Yo sentía como también su excitación seguía creciendo, su mano se posaba sobre la mía acompañándola en su recorrido de caricias como si quisiera mostrarme cuál era el camino que más le complacía. Yo me dejaba llevar y disfrutaba tanto como él de ese momento. Sentía como su polla palpitaba bajo el pantalón y empujaba como si quisiera salir de su prisión. El seguía acariciándome por todas partes y había subido mi vestido lo suficiente como para que sintiera el calor de su mano en mis nalgas semidesnudas por mis pequeñas braguitas… En el recorrido de mis caricias me asaltaba la tentación de bajar la cremallera del pantalón. El deseo que sentía era demasiado fuerte como para que pudiera resistirme y finalmente, algo insegura por lo que estaba a punto de hacer, mis dedos tomaron el tirador de la cremallera y la abrieron unos pocos centímetros como si esperara alguna señal para poder continuar ese camino… No hizo esperar mucho más porque viendo que yo me había quedado parada, el decidió ayudarme y cogiendo mi mano termino de acompañarla hasta dejar la cremallera totalmente abierta, se la acomodó con su mano y dejó abierto el camino para que yo explorara lo que tanto deseaba. Sentía como él también lo estaba deseando así que no dudé en colar mi mano por la abertura abierta y mi sorpresa fue mayúscula al descubrir que su slip blanco de algodón estaba completamente mojado. Recuerdo que llegué a preguntarme si era posible que se hubiera corrido sin que yo me hubiera dado cuenta, pero su polla parecía palpitar bajo el slip que se movía como si me estuviera dando señales para que me fijara en ella. No me importo mucho encontrarme con tanta humedad y pensé en que mis braguitas estarían igual o aún más mojadas. El cosquilleo de mi excitación era cada vez mayor pero intentaba no pensar en ello y me concentraba en lo que estaba descubriendo. Sentía como su polla palpitaba bajo el slip y como respondía a cada una de mis caricias como si me estuviera invitando a que la conociera más de cerca… Los gemidos de placer que escuchaba me daban la seguridad de que lo estaba haciendo bien, sus labios seguían buscando mi boca con pasión y sus manos no conocían el descanso buscando la forma de seguir conquistando terrenos inexplorados… Sus caricias encendían mi deseo por seguir acariciando su polla y mis dedos sentían la tentación de colarse por debajo del slip para para poder sentir el calor y el tacto por primera vez de una polla. Sabía que él también lo deseaba y en el recorrido de mis caricias me acercaba a la goma del slip jugueteando con mis dedos como si no supieran encontrar el camino para colarse, aunque en el fondo, yo sabía que no tardaría mucho en dar ese paso pues era lo que más deseaba en esos momentos. Finalmente el deseo y la tentación acompañaron a mi debilidad y sin mayor resistencia me aventuré a colar primero mis dedos y luego toda mi mano bajo el slip donde me encontré con el calor de su polla que estaba muy dura y mojada. No parecía que fuera tan grande como las que había visto en las revistas ni en la película X, pero poco me importaba en esos momentos. Era la primera vez que tenía una polla en mi mano y la tenía rodeada con mi mano sintiendo el palpitar de su excitación. El estaba descompuesto de placer y acercando sus labios a mi oído me pidió que continuara, que no dejara de acariciarlo…. Una combinación de curiosidad y de excitación me animaron a continuar y no me hice de rogar. Bajo el slip empecé a masajear su polla sintiendo como palpitaba de placer… Dejé que sus manos se colaran bajo mi vestido que a esas alturas lo tenía subido hasta la cintura y sentía como sus manos se peleaban torpemente por desabrochar el sujetador que se le resistía. Sin lograr desabrocharlo, sus dedos intentaban hacerse un hueco que le permitiera acariciar mis pezones que yo sentía como estaban endurecidos por la excitación… Yo intentaba apagar sus gemidos con mis besos sin dejar de masajearle la polla. Mi mano estaba totalmente pringada y resbalaba al pajear esa polla que estaba totalmente mojada de lo que luego averigüé que era liquido preseminal. Deje que me magreara los pechos bajo el vestido pero justo cuando sentí que mis resistencias se debilitaban y crecía el deseo de que fuera más allá…sentí como sus gemidos se aceleraban y a los pocos segundos se corría dejando mi mano y su slip totalmente pringado de leche que me pareció muy abundante. Yo viví ese momento y así lo recuerdo ahora con felicidad. No solo porque fue la primera vez que tocaba una polla, sino que también había descubierto que sabía complacer a un hombre con la mano y de alguna forma eso daba respuesta a alguna de mis inseguridades. Es cierto que me quedé con las ganas, pero en ese momento no le di mayor importancia y comprendí que después de como lo había dejado todo, el tenía que ir al baño para asearse un poco. Yo aproveché para recomponer mi vestido como si no hubiera pasado nada y por la noche ya en casa, recordé esos momentos para tener mi final feliz. Al día siguiente de mi aventura en el cine, me encontré con Silvia para contarle todos los detalles como ella siempre hacía conmigo. Éramos muy buenas amigas y llegamos a compartir muchos secretitos en una relación de amistad y complicidad. Cuando le expliqué que lo había pajeado sin necesidad de bajarle el slip, no se lo creía, y cuando le conté cómo se llegó a correr dejándolo todo pringado casi se me muere de risa. Lamentablemente mi relación con ese chico duro muy poco, porque a los pocos días una amiga me dijo que lo había visto por la calle besándose con otra chica, discutimos por todo ello y decidí cortar…así que mi primera polla y mi primera gran decepción...así es la vida…
DISFRUTANDO DE LAS VACACIONES
Tras mi experiencia en el cine, mis amigas Ana Mari y Bea escuchaban mi experiencia como si fuera su hermana mayor. Ellas no habían tocado todavía una polla y aunque las dos habían tenido algún rollito, no habían pasado de los besos y algunas caricias…. Las noticias corrieron como la pólvora por el instituto, entre otras cosas, porque el chico con el que salí también lo compartió a su manera con sus amigos y estos a su vez también lo fueron contando a su manera. Al parecer su versión era que lo provoqué en el cine y que terminé chupándosela…y sus amigos iban contando que se la chupaba al primero que me lo pidiera. A los pocos días creo que no había nadie en el instituto que no lo supiera y me quedé con la etiqueta de que era la guarrita de la clase por no decir otra cosa…. Mis amigas y yo sabíamos que muchas cosas de las que se contaban no eran ciertas, pero de nada servía lo que yo pudiera decir y la gente iba contando su película particular. Sea como sea, las semanas que viví a continuación no fueron muy agradables. Durante la clase los chicos me pasaban papelitos donde me escribían guarradas y cuando salía de clase los chicos de otras clases me miraban y me decían groserías de mal gusto. Excepto mis amigas de siempre, el resto de las chicas se apartaban y me evitaban… Durante el resto del curso apenas salí de casa, sin ganas de tener contacto con nadie excepto con mis amigas. Gracias a ellas, logré superarlo y al final dejó de importarme lo que la gente decía o dejaba de decir. ¡Por fin llegó el fin de curso y las deseadas vacaciones! Como cada año nos fuimos a la casa que mi familia tenía en la montaña cerca de un río y ahí nos reencontrábamos con otras familias que al igual que nosotros también iban cada año. Al final siempre éramos más o menos los mismos, pero yo me lo pasaba muy bien con mis amigos, que además al igual que yo habían dado un importante estirón, y ese año a alguno de ellos los ví especialmente cambiados… Aunque éramos más chicas que chicos, yo era de las mayores del grupo. En los chicos en cambio, sus edades eran más parecidas a la mía y había varios que me sacaban dos o tres años. Nos conocíamos la montaña muy bien, todos sus paseos, el río donde íbamos a bañarnos, una casa en ruinas donde por la noche encendíamos una hoguera y contábamos historias de miedo y todos sus lugares “secretos” que finalmente se convertían en nuestros puntos de encuentro… Ese año yo me encontraba algo incomoda entre los chicos mayores que me miraban y me trataban de una manera algo distinta. Supongo que era normal porque yo también los veía diferentes y las miraditas se cruzaban como si acompañaran alguna sensación turbadora que impidiera hablar y jugar como siempre lo habíamos hecho. Pronto los mayores del grupo, cinco chicos y dos chicas entre las que me encontraba, fuimos apartándonos del resto del grupo para hablar de nuestras cosas. No es que hiciéramos nada especial, pero algunos de los juegos de los mas pequeños ya nos aburrían y preferíamos sentarnos y charlar. En ocasiones alguno de los chicos llevaba unas cervezas, algún porro que nos hacía sentirnos mayores y también lograban que las conversaciones fueran más desinhibidas y divertidas. En nuestras charlas hablábamos un poco de todo, pero especialmente de nuestras vidas en la ciudad, las relaciones que habíamos tenido y por supuesto de una manera u otra el sexo siempre estaba presente. A mi no me apetecía explicar mi aventura en el cine, así que normalmente escuchaba a los demás y cuando me tocaba contar algo, explicaba anécdotas que sabía o me habían explicado de otras personas…En el fondo, siempre tenía el temor de que alguno ellos se lo contara a sus padres y estos se lo contaran a los míos. Así fue como me enteré de que mi amiga había tenido varios rollitos y que algunos de los chicos, parecía que fuera un depredador sexual por lo que contaba. Yo me inclinaba a pensar que exageraba, pero lo cierto es que lo contaba con mucha gracia y todos lo escuchábamos con curiosidad y nos partíamos de risa con sus cosas. Yo me sentía atraída por dos de los chicos, ambos eran ligeramente mayores que yo y cuando íbamos al río a refrescarnos me daba cuenta de que ellos también me miraban de una forma especial. Entre los chicos parecía que había cierta competencia por demostrar quién era el más rápido o el más fuerte. Mi amiga y yo nos los mirábamos sentadas mientras ellos hacían sus carreras en el río y nos reíamos divertidas cuando se peleaban dentro del agua. Entre nosotras había una buena amistad y compartíamos nuestras propias cosas. Así fue como me enteré de que el “depredador sexual” andaba loco por mi amiga y cuando me lo contaba yo me partía de risa y le decía que siendo así ya sabía lo que esperaría… De una manera u otra los cinco chicos intentaban flirtear con nosotras, cada uno a su manera por supuesto, alguno de una forma más o menos atrevida y otros les costaba un poco más porque eran un poco más tímidos. A mi siempre me ha gustado sentir que un chico deseara flirtear conmigo, incluso ahora que ya no soy tan jovencita, mejor dicho, ahora que soy menos joven, me sigue gustando sentir el deseo y las miradas de los hombres. Así fue transcurriendo el verano y finalmente un día me contó que había caído en las garras del “depredador” jajaja…. No puedo dejar de reírme cuando lo escribo porque según lo que me contó mi amiga, su decepción fue mayúscula cuando resultó que tardó tan poco tiempo en correrse que prácticamente ni se enteró de lo que había pasado. Me siguió explicando que el chico se sintió tan avergonzado por lo que había ocurrido que se marchó corriendo dejándola sola. Con el tiempo, averigüé que eso era bastante común y que le se llamaba “eyaculación precoz”… Seguramente no es cosa de risa y disculparme por el tono, pero es que el “eyaculador precoz” era el supuesto “depredador sexual” … me parto de risa otra vez. Al margen de esa divertida anécdota yo también había empezado a flirtear con otro de los chicos. No era el que más me gustaba del grupo, pero es que el que a mi me gustaba era probablemente el más tímido de todos ellos. Cuando salíamos con el grupo guardábamos las apariencias pues convenimos que era mejor que no se enterara nadie para evitar que pudiera llegar a mis padres y me pusieran pegas para salir. Supongo que no tenía mucho sentido, porque nuestras ausencias se repetían y mi amiga que si sabía dónde me metía, me dijo que se hacían bromitas acerca de nosotros y que corrían toda clase de rumores. Nos escondíamos por la montaña, donde nos sentíamos seguros de que no nos vería nadie, o subíamos por el río mucho más arriba de donde acostumbraba a ir el resto del grupo. Escondidos entre los arboles nos dimos nuestros primeros besos y algunas tímidas caricias que conforme iban pasando los días se fueron convirtiendo en algo más atrevidas, aunque sin que llegaran a mucho más. De alguna forma creo me sentía algo escarmentada por lo ocurrido en aquel cine y aunque pudiera estar deseándolo, mantenía la situación bajo un relativo control hasta que sentía que lo estaba perdiendo, lo cuál significaba que era la hora de regresar con el grupo o de volver a casa. Ya en casa, entre mis sábanas, recordaba sus besos y sus caricias…cerraba los ojos y me dejaba llevar por un intenso deseo que apaciguaba con mis propios dedos y que me llevaba a alcanzar esa ola de placer que tanto me gustaba sentir convulsionando todo mi cuerpo. El calor del verano hacía que me pusiera ropa fresca para pasar el día, unos shorts y una camiseta de tirantes era lo más adecuado para pasear por la montaña o para ir en bicicleta, aunque en ocasiones, cuando el plan era ir a charlar en algún rincón perdido, también me ponía algún minivestido de verano muy fresquito… Sea como sea, acostumbraba a llevar conmigo una bolsa con la toalla y el bikini por si nos apetecía darnos un chapuzón… como ocurrió una mañana en la que tras largos besos apasionados y algunas caricias que me hicieron sentir ese calor en las mejillas que me advertían de que podía estar perdiendo el control y se me ocurrió decir que me apetecía un chapuzón en el río para recuperarlo. El pareció un poco turbado por la idea y porque supongo que estaba con tantas ganas como yo de continuar con lo que estábamos haciendo. Pero insistí en que hacía mucho calor y que me apetecía mucho. Le mostré la bolsa con la toalla y el bikini y no le di ninguna opción… Me cambié con rapidez las braguitas y dándole la espalda, terminé por quitarme el vestido y poder cambiarme el sujetador, mientras, el también se había quitado la ropa y cuando me di la vuelta, ya estaba metido en el agua hasta la cintura. El agua estaba helada y cuando mis pies la tocaron, se me quitaron todas las ganas de darme el chapuzón. El insistía desde el agua en que no me lo pensara tanto y que me tirara, pero yo preferí coger la toalla para colocarla en la orilla del río y tomar un poco el sol mientras seguía escuchando sus protestas. Tardó un buen rato en salir del agua y yo me quedé medio adormilada bajo las caricias del sol hasta que sentí como unas gotas heladas caían sobre mis piernas y su cuerpo se tumbaba a mi lado izquierdo para secarse bajo el sol. Seguí sin abrir los ojos para que no me cegara el sol y con un poco de sorna le dije que estaba segura de que ahora se sentía mejor. No entendí muy bien lo que respondió, supuse que estaba molesto conmigo y pensé que sería mejor que se calmara… Volví a quedarme medio adormilada y había perdido ligeramente la noción del tiempo. No sabía qué hora era y me incorporé para buscar el reloj en mi bolsa que había dejado a mi derecha…todavía era temprano para regresar, pero pensé que llevábamos demasiado tiempo bajo el sol y me giré con la intención de darle un beso apaciguador pues sabía que no me había portado demasiado bien. Al darme la vuelta, sus ojos estaban cerrados y parecía adormilado. Me paré a mirar como su piel morena brillaba bajo los rayos del sol y recorrí todo su cuerpo con mis ojos que se detuvieron en el ajustado bañador negro que llevaba. Me entretuve un buen rato mirando la forma de su polla escondida bajo su bañador, era tan tentadora que me sorprendí mordiéndome los labios mientras la imaginaba. Me apetecía seguir mirándolo, pero otra idea mucho más excitante se cruzó por mi cabeza. Busqué el bronceador que llevaba en la bolsa y puse un poco de crema en mi mano que me propuse extender por su cuerpo al tiempo que le decía que se iba a quemar por el sol… El murmuró que lo había despertado, pero siguió con los ojos cerrados y dejó que le esparciera la crema solar un poco a regañadientes… Mi mano se movía despacio sobre su pecho y esparcía la crema en pequeños círculos que se iban ampliando lentamente con el fin de ir abarcando una mayor superficie. Me entretenía mucho más de la cuenta como si no quisiera que ese momento finalizara y deseando llevar mi mano mucho más allá de su ombligo como si me sintiera atraída por un imán. Mis ojos estaban clavados en su bañador y sentí que me engañaban cuando me pareció ver un movimiento cuando mi mano se acercó a la goma del bañador. Repetí el movimiento con mi mano abriendo un poco más el círculo y rozando con mi dedo ligeramente el bañador. No habían sido imaginaciones mías y de nuevo la forma de su bañador se había movido ligeramente como si hubiera dado un golpecito para llamar la atención. Repetí el movimiento varias veces más y me excitaba comprobar como a cada pasada, el movimiento se repetía al tiempo que crecía ligeramente de tamaño. Me tumbé inclinada en mi toalla reposando mi cabeza sobre su pecho al tiempo que mi mano no dejaba de acariciarlo como lo había estado haciendo… Mis ojos tenían una perspectiva para seguir disfrutando del espectáculo que se iba repitiendo a cada pasada y que ahora se hacía mucho más evidente por el tamaño que había tomado su polla… Mis dejos ahora jugaban a cruzar ligeramente la goma del bañador que a cada pasada se acercaban un poco más al destino deseado. Pero cuando parecía inevitable que alcanzara el bañador, retrocedían y se deslizaban hacia sus piernas para acariciar sus muslos donde iniciaban un nuevo recorrido que finalizaba nuevamente muy cera de su abultada entrepierna. Mi oído pegado a su pecho escuchaba con total claridad el latido acelerado de su corazón que bombeaba con fuerza ansioso por que me decidiera a dar el último paso. Una vez más mi mano inició el ritual con el que se abría un circulo que acariciaba su cuerpo y que se fue extendiendo tímidamente hasta posarse finalmente sobre su bañador donde se entretuvo acariciando su polla dura que parecía estar luchando por salir de su prisión. Yo me sentía también excitada y aunque él se limitaba a acariciar mi espalda con mucha suavidad, estaba dejando que fuera yo la que llevara en todo momento la iniciativa. Disfrutaba de cada caricia sintiendo como su polla se movía excitada, trasladándome su deseo de que no parara… Su bañador se había mojado de lo que supuse era el líquido preseminal que ya conocía… yo me estaba poniendo malita por momentos y me sentía perdida ante la tentación que tenía en mi mano. Bajé ligeramente la goma del bañador para facilitar que asomara su polla al exterior que apareció como un resorte viendo la luz… Estaba tan dura y grande que su bañador retrocedió para permitir que asomara prácticamente por completo. Mi pequeña mano intentó cogerla rodeándola con los dedos, pero era demasiado gruesa para poder cerrarla. Tenía la cabeza muy mojada y seguía expulsando un hilo de ese líquido que me estaba pringando la mano. Al empezar a mover mi mano para masajear la polla como había aprendido, sentí un primer suspiro de placer al que le continuaron muchos más respondiendo a los movimientos de mi mano. Mis ojos no perdían detalle y me sentía como hipnotizada observando el movimiento que seguía mi mano subiendo y bajando su polla. El desabrochó el broche de la parte de arriba de mi bikini y sus manos se deslizaron rodeando mi cuerpo para poder acariciar mis pechos y juguetear con mis pezones… Sus gemidos de placer eran cada vez más evidentes y yo sentía ese cosquilleo entre mis piernas que tantas veces había sentido en la soledad de mi habitación y que me invitaban a redescubrir el placer. El dejó de acariciar mis pechos y poso su mano sobre mi cabeza para acariciarla por detrás de la nuca y empujándola suavemente… Yo me removí ligeramente para poder descender desde su pecho y terminé posando mi cabeza muy cerca de su polla que apuntaba a mis labios. Aunque sabía perfectamente lo que deseaba yo todavía no me sentía preparada para ello. Todo así para complacerle rocé la punta varias veces con mis labios…lo que nuevamente provocaba sus gemidos animándome a continuar… Intentó con sus manos que acercara un poco más mis labios a su polla que teniéndola ten cerca de mis ojos aun me parecía más grande pero yo continuaba masturbándolo con la mano y no deseaba al menos en esa ocasión probar como sabría una polla en mi boca. El optó por retirar su mano de mi espalda y la colocó extendida a su lado para acariciar mis muslos y acercar su mano a la parte de abajo de mi bikini. Yo me sentía ansiosa y entreabriendo los muslos le facilité el camino para que me acaricia en mi intimidad… Aparto con sus dedos la pieza del bikini y sus dedos se colaron para confundirse con la humedad de mis labios. Fue la primera vez que mi tesoro era descubierto por unos dedos que no eran los míos y el placer que sentí en ese momento se confundía con la ansiedad que sentía. Sus dedos se movían con algo de torpeza, pero yo estaba disfrutando del momento y movía con suavidad mis caderas para ayudarle a encontrar ese punto mágico que me hacía perder la cabeza… Sentía como su polla se hinchaba en mi mano como si quisiera explotar y el placer que yo sentía entre mis piernas provocaban mis gemidos anunciando la antesala de lo que sería mi primer orgasmo en las manos de un hombre. No tardé en sentir ese rico estremecimiento de placer que desde que lo descubrí ya no podía dejar de experimentar y gemí disfrutando de ese maravilloso momento dejándome llevar por un sinfín de ricas sensaciones. Justo en le momento que me corría de placer entre sus dedos, escuche de su garganta un profundo gemido y una exclamación advirtiéndome que se iba a correr… La advertencia me llego algo tarde porque no pude evitar que el primer chorro de leche mojara completamente mi mejilla y tan solo pude frenar los siguientes chorros con mi mano que quedó totalmente pringada de su leche. Los dos nos quedamos relajados unos minutos sobre la toalla disfrutando del silencio de la montaña, nos lavamos con el agua del río y sonreímos por el nuevo juego de complicidad que había surgido esa tarde y que sin duda se repetiría más tardes como realmente así sucedió.
TRABAJO PARA CLASE
Desde mi primer año de instituto, Silvia se convirtió en mi mejor amiga y no teníamos secretos entre nosotras. Ella repetía curso y era un año mayor que yo. Quizás por eso y también por su forma de ser mucho más decidida que yo, especialmente alegre y extrovertida, yo intentaba seguirla en todo lo que hacía. Lo compartíamos todo, nos intercambiábamos la ropa, yo la ayudaba con los estudios y ella me explicaba y me enseñaba cosas que seguramente de otra forma hubiera tardado más tiempo en descubrir. Estaba encantada de ser su mejor amiga y aunque en ocasiones me sorprendía con sus locuras, siempre lograba hacerme reír y terminaban por parecerme las cosas más normales del mundo. Ya estábamos en segundo año de instituto y en una ocasión al salir de clase, me preguntó si quería pasar rato divertido. Sin saber de qué se trataba, yo ya me estaba riendo segura de que se le había ocurrido alguna travesura. La idea era salir a la calle y con el pretexto de estar haciendo un trabajo de clase abordábamos a los chicos mayores y les hacíamos preguntas sobre sus hábitos sexuales para nuestro particular estudio. Entre las dos hicimos un breve cuestionario para aparentar que el estudio iba en serio y acordamos que ella haría las preguntas y que yo llevaría un bloc en la mano para anotar las respuestas. En general los chicos no ponían pegas a participar y algunos sonreían con aires de superioridad ante dos chicas más jóvenes a las que estaban seguros de impresionar con sus respuestas. Se les cambiaba la cara cuando mi amiga Silvia, se ponía en su papel de “investigadora” y les preguntaba cosas del tipo ¿cuántas pajas te haces cada día?, ¿te lavas las manos antes o después de hacerte una paja?, ¿te has lavado hoy las manos?...¿antes o después? Luego nos partíamos de risa y buscábamos otra presa fácil hasta que dimos con dos chicos que nos parecieron guapetones y que tenían pinta de ser unos vacilones… Se partían con nosotras al escuchar las preguntas, hasta que Silvia les preguntó, ¿quién de las dos la tiene más larga?, se quedaron parados ante esa pregunta y se miraron sin saber muy bien que responder, nosotras nos partíamos de risa al ver las caras que ponían. Finalmente, el más alto respondió que era el quién la tenía más larga de los dos y su amigo rápidamente protestó diciendo que no era cierto… Silvia y yo nos seguíamos partiendo de risa al comprobar que esa pregunta generaba una pequeña discusión entre los dos amigos y aun reímos mucho más cuando Silvia, añadió que era una pregunta fácil pero que si no estaban seguros siempre podían salir de dudas preguntándonos a nosotras. El más alto no entendió muy bien lo que le estaba sugiriendo Silvia y le respondió que ella no tenía ni idea. Pero Silvia no se amilanó e insistió en que si lo deseaban podíamos dar nuestra opinión, aunque para ello las teníamos que poder ver. Yo nunca pude llegar a imaginar que con semejante tontería los dos chicos accedieran a mostrarnos su polla, pero así fue. Aprovechando que a esas horas los trabajadores de una obra ya se habían marchado, nos colamos en una construcción y tras unos muros, se bajaron los pantalones y su ropa interior, dejándola caer hasta sus tobillos para mostrarnos sus pollas. Mi amiga y yo mirábamos divertidas y nos reíamos por la situación pues no estaba claro cual de las dos pollas era más grande lo cuál no parecía que fuera del agrado del chico más alto. Con ese pretexto, Silvia se acuclillaba para verlas más de cerca y me preguntó si podía prestarle la regla que sabía que siempre llevaba en la bolsa. Los chicos la miraban sorprendidos como si se preguntaran que se proponía hacer. Pero Silvia con toda la naturalidad y con la regla en la mano, cogió con su mano primero una polla y luego la otra para hacerles una medición… Yo no me lo podía creer, pero tratándose de Silvia, esas cosas y muchas más que os iré contando era fácil que ocurrieran. Finalmente dimos por ganador al chico más bajo, no por que la tuviera más grande realmente, pero la regla nunca engaña
PASEANDO DE NOCHE EN EL PARQUE
Ya he contado lo de los continuos viajes de mi marido, pero quizás me faltaba explicar que mi marido es bastante mayor que yo y que con los años ha ido desarrollando algunos problemas de salud que han provocado que nuestras relaciones hayan pasado de un juego apasionado de complicidades a una situación donde las relaciones son muy esporádicas, puntuales, inexistentes... A pesar de que ya no soy una jovencita yo me considero una mujer con muchas ganas de vivir la vida, de disfrutarla y por supuesto todo ello tiene mucho que ver con algunas de las experiencias que os estoy relatando. En mis relatos tampoco sigo un orden cronológico de como se han ido sucediendo los hechos, tan solo me limito a relatar escenas que por una u otra razón me parecen morbosas de compartir y esa es la razón por la que os podéis encontrar con escenas de mi adolescencia, de mi juventud, de mi vida en matrimonio o de mi madurez como mujer. En el relato de hoy me apetece contaros una experiencia muy caliente que tuve con un desconocido en un parque en una noche de verano, una de esas noches de calor sofocante, de no poder dormir, de tener la necesidad de levantarme de la cama y distraerme con cualquier cosa que no fuera ver como pasaban las horas del reloj. Mi marido dormía profundamente, sus ronquidos hacían aun más difícil poder conciliar el sueño y finalmente decidí levantarme sin hacer ruido, me apetecía sentir el aire, caminar un poco y dejar de dar tantas vueltas en la cama. Salí de casa vestida con ropa fresca de verano, una camiseta de tirantes, una faldita y unas sandalias. Mi intención tan solo era pasear un poco por una zona ajardinada que hay cerca de mi domicilio y que finaliza en un parque público. Durante el día era una zona muy tranquila donde los más pequeños se lo pasan en grande. Ahora, las risas y gritos de los niños habían dejado paso al silencio de la noche. En los porches veía como algunos vagabundos se habían instalado para dormir sobre los bancos, mientras otros se dejaban acompañar por una botella de alcohol ajenos a todo lo que pudiera ocurrir a su alrededor. Seguí caminando, y me cruce con un grupo de chicos jóvenes que regresaban de su particular noche de fiesta y que al verme sola me invitaron sin éxito a que los acompañara. Intentaron convencerme de que lo pasaría muy bien si me unía a su fiesta, pero decidí seguir mi camino sin dar pie a que la conversación continuara y sin poder evitar escuchar sus expresiones de desencanto llamándome puta y estrecha... Ya en el parque, todo volvía a estar en silencio y parecía casi desierto. Tan solo alguna alma sonámbula como la mía se cruzaba en mi camino, mirándome con curiosidad como si intentara adivinar mis pensamientos... Me senté en uno de los bancos, para respirar la tranquilidad y sentir una ligera brisa que acariciaba mi piel, apaciguando el calor de la noche. Por el camino un hombre joven, vestido únicamente con un corto pantalón blanco de deporte se acercaba corriendo, su torso desnudo me permitió apreciar un bonito cuerpo atlético con unos abdominales bien marcados, mientras su corto pantalón dibujaba un paquete tentador que me alegró la vista. Sin dejar de correr, se me quedó mirando al pasar frente donde yo estaba sentada, me sonrió y sin decir nada se fue alejando hasta que lo perdí de vista. Disfrutaba del silencio, de la brisa, tan solo acompañada de mis propios pensamientos sin que hubiera nada ni nadie que me interrumpiera...cerré los ojos para saborear ese momento y mis labios dibujaron una sonrisa al sorprenderme recordando la imagen del corredor que había despertado ligeramente mi imaginación... Así pase un buen rato y cuando ya estaba pensando en regresar a casa, vi de nuevo al corredor que al parecer estaba haciendo alguna ruta circular y que sin duda, no tardaría en volver a pasar frente a mi. Decidí quedarme hasta que pasara de nuevo y volver a disfrutar de esa imagen tentadora que ya se iba aproximando. Sus brazos eran fuertes y tenia un cuerpo fibrado que parecía salir esculpido de un gimnasio... Por supuesto que mis ojos también se fijaron en ese paquete oculto debajo de su corto pantalón y me resultó gracioso comprobar como se movía al compás de su carrera. A medida que se acercaba, el hombre fue desacelerando su carrera hasta pararse en una fuente que quedaba a pocos metros de donde estaba yo sentada. Mojó su cabeza y su cuerpo con el agua de la fuente dejando que el agua resbalara sobre su piel. Parecía como si deseara lucir su cuerpo ante mis ojos y por supuesto yo no tenía nada mejor que hacer que seguir admirándolo. Como si yo no estuviera ahí, el siguió su ritual...con sus manos mojadas por el agua posó su mano sobre el pantalón acomodando su paquete y logrando que su prenda mojada marcara descaradamente su entrepierna. Yo seguía disfrutando del espectáculo y no dejaba de mirar cada uno de sus movimientos. El en cambio, parecía totalmente ausente de mi existencia, apenas alguna miradita de reojo, sin aparente interés, lo cual me molestó porque una también tiene su orgullo, jajaja. No parecía que le importara que lo estuviera mirando y se acercó al banco que se encontraba frente al mío para realizar unas series de flexiones y estiramientos que yo seguía mirando sin perder detalle y sin dejar de observar como su mano acomodaba su paquete cada vez que cambiaba de posición. Quizás fueron imaginaciones mías pero tenía la sensación de que lo hacía expresamente para provocarme, como si supiera que su movimiento atraía especialmente mi atención....y la verdad es que no andaba equivocado, jajaja... Mi imaginación ya había empezado a volar y no podía dejar de tener pensamientos tentadores que apenas lograba reprimir. El parecía saber que estaba siendo el centro de mis pensamientos y su mano se posaba de forma cada vez más frecuente en su paquete y se entretenía más de la cuenta recolocándolo como si necesitara acomodarlo. Finalmente si pareció centrar su atención en mi y acercándose a donde estaba yo sentada me dejó helada cuando me preguntó si estaba disfrutando del espectáculo. Yo quedé un poco avergonzada, y comprendí que quizás me había pasada un poco mirándolo con tanta atención. Le pedí disculpas por si le había molestado y me levanté con la intención de marcharme. El me agarró entonces del brazo preguntándome a donde iba tan deprisa y que no podía dejarlo así. No me gustó que me cogiera del brazo, pero sus manos eran fuertes y no pude soltarme. Me cogió de la mano llevándosela a que le tocara el paquete que hacia breves minutos me había hecho suspirar y me preguntó si no deseaba verla. Me sentí perdida, mi mano ya no podía separarse de lo que estaba tocando y sentía como crecía bajo el pantalón...el se carcajeo de mi al comprobar que no se había equivocado y agarrándome de nuevo por el brazo me acompañó para ocultarnos detrás de unos arbustos. Yo lo seguí medio hipnotizada y también un poco atemorizada. Podía haber gritado y llamar la atención de alguna forma, pero no lo hice...porque supongo que de alguna forma estaba deseando ese momento. El parecía estar nervioso y tan pronto se sintió seguro en el lugar que había escogido, se bajo con rapidez su pantalón y su slip para mostrarme una potente erección que salto al sentirse liberada. Me hizo acuclillarme frente a su polla en una clara señal de lo que estaba deseando. Me sentí por un momento indecisa y pensé de nuevo en gritar, pero no hubo tiempo para más, cogió mi cabeza con sus fuertes manos y acerco mis labios a su polla para recibirla con fuerza y obligándome a metérmela en la boca. Casi me atraganto cuando empezó a follar mi boca con rapidez moviendo sus caderas con fuerza. No negaré que deseaba sentir esa polla dura y caliente en mi boca, aunque quizás hubiera preferido que las cosas fueran de otra manera. Ahí en el parque, de noche, oculta tras unos arbustos, acuclillada con la falda casi por la cintura....me sentía como una zorra chupando la polla a un desconocido. Una mezcla de morbo y excitación invadían mi pensamiento y me impedían razonar. Sentía mis braguitas mojadas por esa excitación y sin dejar de chuparle la polla una de mis manos de coló entre mis piernas para apartar las braguitas y acariciar mis labios deseosos de placer. No pude evitar gemir al sentir las caricias de mis dedos, y eso hizo que mi amante nocturno se volviera loco de excitación explotando en mi boca al tiempo que yo me dejaba llevar por un profundo orgasmo.