¿Permitir o prohibir videojuegos a los niños? Tome nota a estos consejos de Unicef

Unicef publicó un documento que proporciona herramientas para gestionar el uso de los videojuegos por parte de niños y adolescentes de manera segura y saludable. Conozca los puntos clave.

Según expertos, los juegos mejoran las conexiones entre padres e hijos, y “sirven para practicar cómo sentir emociones que normalmente evitamos, como la culpa, el dolor o la vergüenza”. FOTO GETTY
Uno de los juegos más populares entre niños, y que fomenta la creatividad, es Minecraft, disponible para celulares, consolas y PC. FOTO Mojang
La comunidad de la saga Call of Duty es una de las más tóxicas en el mundo de los videojuegos en línea. FOTO Activision

“Es peligroso ir solo”, dice una de las frases más icónicas en la historia de los videojuegos, que marca el inicio del viaje en la primera entrega de The Legend of Zelda, de 1986. Al igual que en el juego, en la vida es peligroso ir solo, pues tener una comunidad de apoyo (amigos o familia) es fundamental, sobre todo en la infancia.

Unicef lo sabe y por eso publicó una ‘Guía para progenitores’ que sirve de ayuda a padres de familia para acercarse más a sus hijos y establecer entornos seguros para los pequeños que consumen videojuegos, buscando que no se aíslen en el viaje que inician cada vez que encienden la videoconsola o el celular con su título favorito.

“Una de las cosas que más aconsejamos a los progenitores es que jueguen a videojuegos con sus hijos e hijas. Siéntense y dejen que les enseñen a jugar. Que los niños sean los expertos. Que disfruten mostrándoles su mundo”, comenta Daniel Johnson, experto en videojuegos del Centro de Excelencia para la Infancia en la Era Digital del Consejo Australiano de Investigación, coautor del texto.

Johnson explica que, el hecho de compartir estos juegos con los hijos “cambia el punto de vista sobre esos contenidos”, pues para nadie es un secreto que en ciertos sectores de la sociedad los videojuegos no son vistos con buenos ojos.

Buenos para la salud

Kelli Dunlap, psicóloga y diseñadora de videojuegos, y docente de la American University en Washington, dice que “una de las cosas más difíciles de los videojuegos es su muy mala reputación. Para algunas personas, son solo una podredumbre mental, son estúpidos, improductivos y, por lo tanto, son malos”.

Pero la realidad, señala la especialista, es que “se pueden usar juegos para mejorar las conexiones sociales o para practicar cómo sentir emociones que normalmente evitamos, como la culpa, el dolor o la vergüenza. Muchos juegos hacen que esos sentimientos afloren en nuestro interior y nos brindan un espacio para jugar con ellos de manera segura”.

El documento de Unicef, que hace parte de una serie de publicaciones para padres con “guías para conversaciones importantes”, toca la teoría de la autodeterminación, que desde la psicología identifica tres necesidades innatas que, si están satisfechas, permiten el funcionamiento óptimo y el crecimiento humano: competencia, relación y autonomía.

“Los videojuegos, cuando están bien diseñados, satisfacen increíblemente bien esas necesidades. Hay muchos beneficios derivados del juego, como las emociones positivas, la sensación de implicación (asociada a la felicidad), la creación de vínculos, la capacidad de interpretación, el aprendizaje y la creatividad”, menciona el texto.

Uno de los juegos más populares entre niños, y que fomenta la creatividad, es Minecraft, disponible para celulares, consolas y PC. FOTO Mojang

De acuerdo con Daniel Johnson, “los videojuegos ofrecen claros beneficios para el aprendizaje, tanto el incidental como el dirigido, y obviamente hay muchas oportunidades para desplegar la creatividad en varios tipos de juegos, desde aquellos en los que construyes una casa que tú mismo diseñas hasta la creatividad que se necesita para resolver un puzle o rompecabezas difícil”, lo que se puede experimentar en títulos como Fortnite, Minecraft, Zelda o Roblox.

El profesor Johnson expone que un estudio de la Universidad de Cambridge con adultos en que se comparó la actividad cerebral que tiene lugar al completar pruebas cognitivas convencionales, junto a la que se produce al jugar a un videojuego, descubrió que “los niveles de dificultad del juego se relacionan con niveles de actividad cerebral similares a los de las pruebas cognitivas más difíciles. En resumen, jugar a un videojuego requiere un alto nivel de implicación y actividad cognitiva”, lo que es beneficioso para la salud mental.

Pero los juegos también “son excelentes para establecer vínculos con otras personas”, indica Johnson, pues “quienes juegan en colectivo entablan verdaderos vínculos sociales. Incluso cuando son exclusivamente en línea y no necesariamente se convierten en una relación en la vida real, la intimidad resultante y el capital social son muy reales y valiosos”.

Nuevos peligros

Pero en el mercado de videojuegos no solo hay puzzles, retos, competencia leal y comunidades positivas. Mucho ha cambiado en casi 40 años, desde la era de los 8 bits cuando Nintendo publicó Zelda con esa famosa advertencia, que bien se puede aplicar hoy a la alta toxicidad y los nuevos peligros que los niños enfrentan en los juegos online y competitivos: “Es peligroso ir solo”.

La guía de Unicef recomienda a padres interesarse por los gustos de los niños y acompañarlos, porque para ellos “es mucho más fácil hablar si sienten que comprendes su pasión por los videojuegos”.

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“Debemos plantearnos con quién juegan nuestros hijos e hijas. ¿Con quién se relacionan en Internet? ¿Qué nivel de conciencia tiene un niño sobre la información que debe proporcionar o no a un desconocido en línea, o incluso a alguien que cree conocer en línea? Hay personas con muy malas intenciones, pero podemos evitarlas de muchas maneras. Por ejemplo, como padre, puedes utilizar los controles del juego para desactivar la posibilidad de conectar con extraños”, es uno de los tips que entrega Johnson.

La comunidad de la saga Call of Duty es una de las más tóxicas en el mundo de los videojuegos en línea. FOTO Activision

Sobre prohibir los juegos directamente o imponer límites frente a los títulos que deberían, o no, jugar los menores, la especialista Kelli Dunlap considera que “las prohibiciones son inútiles”, pues “las investigaciones han demostrado una y otra vez que el tiempo dedicado a jugar videojuegos no predice resultados sobre la salud mental” y, como también señala Unicef en su guía, estas decisiones pueden limitar el nivel de confianza y apertura al diálogo por parte de ellos:

“Es imprescindible que tu hijo o hija sienta que puede recurrir a ti si hay algo que le preocupa o se encuentra en una situación incómoda. Hay que evitar que guarden silencio por temor a meterse en problemas o a que les prohíbas jugar si te plantean un problema”.

El documento de Unicef, disponible en su página web, también aborda problemáticas como las comunidades tóxicas en línea, la violencia en los videojuegos, los “patrones oscuros” del diseño de algunos títulos e incluso el tiempo que los menores le dedican a ese pasatiempo. Consúltelo en este enlace.