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‘Nos falta unirnos más y hacer más bulla que los malos’: la directora más joven de Fenalco

María José Bernal

María José Bernal

Foto:Fenalco

María José Bernal llegó al cargo a los 23 años.

José Manuel AcevedoDirector de Noticias RCN
Cuando le propusieron ser directora ejecutiva de Fenalco Antioquia, tenía 23 años. Los empresarios y comerciantes que lo hicieron sabían frente a quién estaban y por qué lo hacían. Aunque ella lo dudó al comienzo, terminó animándose pero puso dos condiciones: la primera, que no le tocara hacer política, que para eso era más bien mala. Y, la segunda, que tuvieran claro que no renunciaría a sus ideas liberales para reemplazarlas por los discursos que aborrecía sobre subsidios, proteccionismo o más impuestos. 

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Así, María José Bernal se convirtió en la primera mujer en llegar a la dirección de Fenalco en su departamento y tiene el récord de ser la más joven en la historia de este gremio que aglutina a miles de tenderos y empresarios de todo el país. Ella misma viene de una familia que ha sostenido un negocio por más de 20 años y en el que comenzó a ayudar desde que aprendió a leer y escribir. Por eso sabe de lo que habla.
Esta es la historia de una joven líder, que hoy tiene 27 años y es vocera de los comerciantes y ejemplo para muchos emprendedores del país.
¿Paisa como la arepa?
Ja, ja. Totalmente. Ciento por ciento.
¿Qué significa eso hoy en día? ¿Cuáles son los valores que te identifican?
Mirá, primero nosotros hablamos con puros dichos. Todo el tiempo. Ja, ja. Nosotros somos muy trabajadores. Mi papá dice que el único trabajo que no le gusta es el poquito. Somos muy familiares. Nos encantan los negocios y la disciplina. En eso resumo la cultura paisa: trabajo y echar pa’ lante.
Hablando de tu papá, ¿crees que tu familia influyó en lo que eres y haces hoy?
He tenido el privilegio de ser hija de una mamá psiquiatra y académica, que ha tenido una carrera internacional muy importante, y mi papá que empezó desde cero, viene desde abajo y montó su empresa con muchísimo esfuerzo. Fui criada por esas dos personas que han roto muchos paradigmas en sus campos de trabajo. El resultado somos mi hermana y yo. Ella es politóloga y yo, economista.
Supongo que desde el colegio y, luego en la universidad, comenzaste a desarrollar el interés por los negocios y por hacer empresa…
Eso no falla. En el colegio, yo solita me ponía horario militar. De hecho, mis papás me decían: “duerma hasta tarde un domingo, tranquila”, pero yo era muy inquieta y, luego en la universidad, yo quería saber por qué los economistas decían que el salario mínimo era muy alto o que la inflación no sé qué… cosas que eran contraintuitivas y yo quería saber estos señores por qué las decían y por eso escogí estudiar economía.
¿Por dónde despegas?
Yo conocí a un profesor, Luis Guillermo Vélez –que ahora es concejal en Medellín– con el que monté un grupo de libros, cuando eso a muy pocos les llamaba la atención, y leímos y discutimos libros durante tres años. Esa fue mi escuela de pensamiento económico liberal.
¿Qué libros dirías que te marcaron?
Hubo uno que fue La gran búsqueda, que te cuenta la historia económica como un chisme, es de Sylvia Nasar. Otro que obviamente para mí marcó muchísimo y es que ‘el profe’ me regaló La riqueza de las naciones, de Adam Smith, y entonces yo le llegaba siempre con un montón de anotaciones y papelitos pegados en el libro para preguntarle mil cosas, y el otro fue Principios de economía, de Menger.
Con ese conocimiento acumulado, ¿qué te pusiste a hacer y cómo llegaste a la actividad gremial?
Me vinculé a una organización que se llamaba Students for Liberty, que, de hecho, dirigí aquí en Colombia y empecé a recorrerme el país mochileando y convocando a eventos sobre estos temas y aunque, al principio, estuve más bien sola, terminé por el camino con más de 50 estudiantes en 10 ciudades del país, hablando de todo esto. Me eligieron estudiante del año. Conocí muchas personas; entre esos, empresarios que le apostaban a la libertad económica. Me fui a Corea del Sur a estudiar seis meses y comencé a trabajar de lleno en la empresa familiar. Ahí varios empresarios con los que yo hablaba me dijeron: “estamos pensando en postularte para la dirección de Fenalco”.
¿Y te escogieron de una?
¡Nooo! Ese era solo el comienzo. Al final fueron 19 hojas de vida. De ahí nos filtraron y quedamos cinco y pasamos a una cazatalentos y de ahí me eligieron a mí.
¿Sentiste en algún momento que hubo sectores que querían que los representara, qué sé yo, un patriarca paisa, por ejemplo, y no una jovencita impetuosa como tú?
Con seguridad había gente que pensaba eso. De entrada no era fácil confiar en una persona que apenas estaba en sus 20. Yo, 10 años de experiencia laboral no tenía, pero sí tenía unos principios muy claros, capacidad de trabajo y ganas de comerme el mundo y, eso, yo creo que fue definitivo. Un proceso de selección muy bonito.
María José, este espacio se nos llenó de mujeres y eso a mí me alegra mucho. ¿Crees que hemos avanzado en inclusión, sobre todo en el tema empresarial, para las mujeres?
Yo creo que sí hemos avanzado pero falta mucho más. Yo de hecho tengo un reto personal para que las mujeres dentro del mismo Fenalco Antioquia participen más. Necesitamos más referentes, más trabajo en equipo. Yo creo que es más por ese lado que por el de la victimización o pedir prebendas especiales para las mujeres.
Dime una cosa: ¿está siendo fácil montar una empresa y, sobre todo, sostenerla hoy en Colombia?
¡Para nada! Realmente montar empresa es de valientes, pero sostenerla sí que más. Nosotros tenemos ese temido ‘valle de la muerte’ de 5 años que es cuando más del 80 por ciento de los negocios se quedan en el camino y desaparecen. En Colombia hay mucha incertidumbre jurídica. Nos cambian las reglas de juego cada año y las cambian para complicarlas más. La carga tributaria es impresionante. Las empresas trabajan para el Estado. En el tema de trámites, según el Índice de Burocracia, que lo miden el ICP y Atlas Network, la empresa colombiana promedio dedica casi 500 horas anuales a atender trámites. ¿Así cómo?...
Por eso, tal vez, te inventaste una iniciativa que se llama ‘Dejen camellar’. ¿No es así? ¿De qué va eso?
El origen de eso es que encontré un mea culpa de los economistas que hablamos superenredado y pensamos que todos los que nos escuchan son economistas también ¡y nada! Entonces yo dije: en vez de decir simplifiquen la carga tributaria, laboral, no sé qué, nosotros tenemos que decirlo más clarito, y comencé a tuitear con el #DejenCamellar y eso fue. Me siento muy feliz de que los mismos afiliados dicen: ¡dejen camellar!, y eso apela al sentido común y nos identifica a muchos frente a la impotencia que es trabajar en un Estado que te pone mil trabas, como este.
No parece muy halagador el panorama para un empresario hoy, según esto que nos dices. ¿Cómo sobrevivir, entonces?
A ver, el empresario es optimista por definición porque si no fuera optimista de que viene un futuro mejor, no le apostaría todos sus sueños a su proyecto empresarial y hay que creer porque todo lo que hay que sufrir solo se logra sobreponer si uno cree. La clave es trabajar en equipo: la asociatividad es fundamental en tiempos de crisis. Y lo otro es que tenemos que confiar en que hay instituciones que van a hacer contrapeso a la campaña antiempresa tan marcada que tiene hoy el Presidente de la República y todo su gobierno, pero nos toca creer en Colombia. No hay más.
A propósito del presidente Petro, ¿qué opinas de lo que está pasando entre el Gobierno Nacional y los gobiernos de Medellín y Antioquia?
A mí me parece un despropósito total la forma en que el Presidente ha tratado a Antioquia. Somos una región muy pujante. Somos responsables de una porción grande del PIB, y más que para hablarlo con números, somos responsables de una porción importante de oportunidades para Colombia que pasan por Antioquia. Los señalamientos, la división, no llevan a ningún lado. Todos estamos remando desde diferentes orillas para un bien común, para que Colombia salga adelante, pero mira: no haber incluido en el presupuesto de 2024 el cierre financiero de las vías 4G es un desastre.
Ya veo que, entonces, eres una de las aportantes de la famosa ‘vaca’, que ha causado tanta polémica…
No solo eso. Yo estoy en la junta promotora de la ‘vaca’, con gente como la CGT, la Alcaldía de Medellín, con Estiben, un obrero del túnel del Toyo, la cámara de comercio y Proantioquia, y lo que nosotros estamos diciendo es: “venga, donemos y miremos qué podemos hacer”. Antioquia siempre demuestra que sale adelante a pesar de la adversidad y hoy no nos puede quedar grande esto. Esto no es peleando contra nadie, sino peleando por Antioquia.
Últimas dos preguntas: ¿crees que esta nueva generación está a la altura del desafío del momento?
Yo creo que sí. Nosotros tenemos un gran reto: hay unos pocos muy bullosos que hacen mucho daño y a los jóvenes propositivos que queremos trabajar de la mano con otras generaciones y no barrer con todo; a los que queremos estar en otras instancias nos falta unirnos más, comunicar mejor y hacer más bulla que los que suenan más pero por lo malo: la primera línea y todos estos vándalos. Ellos no representan a la juventud colombiana. Son un ala, pero no la juventud.
¿En dónde te ves, a dónde quisieras llegar en dos décadas?… cuando tengas 47…
Ay Dios mío. Ja, ja. Me veo con una familia muy bonita, empezando por lo personal, yo soy una persona a la que le encanta lo que hace, pero no tengo un cargo o una institución en la que crea que deba estar. Me veo sirviendo mucho; trabajando por la empresa privada e influyendo mucho en jóvenes y hablando de libertad económica y de todos los temas por los que llevo ya varios años trabajando.
José Manuel AcevedoDirector de Noticias RCN
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