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Roberto Angulo

El legado de las transferencias monetarias de Bogotá

El IMG pasó de alrededor de 60 mil hogares a más de un millón en tiempos de crisis y luego a cerca de 500 mil en la recuperación. 

Roberto Angulo
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Roberto Angulo

Al comienzo de la pandemia leí una entrevista de la filósofa Martha Nussbaum que me llamó la atención: “esta crisis podrá ser un tiempo de aprendizaje y resolución”, decía, y más adelante remataba con esta frase que el reportero dejó como titular: “O triunfamos juntos o caeremos juntos”.

La entrevista, que leí en El Tiempo, tuvo en mí un efecto alentador, pues en ese momento trabajaba en el equipo del distrito que estaba implementando Bogotá Solidaria, la plataforma que integró subsidios monetarios, bonos canjeables y subsidios en especie para dar respuesta a la crisis social de la pandemia.

Varios años después creo que Nussbaum tenía razón, de esta experiencia, cuya impronta fue el compromiso indeclinable por atajar el hambre que crecía con ímpetu demoledor en la ciudad y la convicción de que solo podíamos lograrlo en equipo, surgió la semilla de la estrategia que luego, con el trabajo juicioso de 8 secretarías, se decantó hasta lograr lo que hoy conocemos como el Ingreso Mínimo Garantizado de Bogotá (IMG). El IMG es un legado de Claudia López que el alcalde Galán debería mantener por 4 razones que explico a continuación.

En primer lugar, porque sus innovaciones equilibran criterios de eficiencia y equidad. El diseño del IMG sigue un principio de progresividad, es decir, la transferencia va dirigida a los hogares pobres de Bogotá según Sisbén y el monto es mayor conforme el hogar es más pobre (el monto por hogar oscila entre $740 mil y $55 mil). Este diseño, el de un programa focalizado que opera como si se tratara de un impuesto negativo a la renta, fue sugerido por Friedman como una alternativa de política social que podía lidiar con los objetivos de equidad y eficiencia minimizando la distorsión en los incentivos.

En segundo lugar, porque es una herramienta cuyas reglas de juego le permiten tener gran capacidad adaptativa. Pasó de alrededor de 60 mil hogares a más de un millón en tiempos de crisis y luego a cerca de 500 mil en la recuperación. Adicionalmente, logró articularse con una decena de programas de la Nación y del Distrito (desafortunadamente ya no con la Nación).

En tercer lugar, porque su operación reconoce que el Estado no se las sabe todas y le apuesta a utilizar las capacidades del sector privado. Hoy el IMG opera con 7 canales privados: Daviplata, Nequi, Movii, Dale!, Bancolombia a la mano, Powwi y Efecty.

Y finalmente, si bien el IMG no es la bala de plata que acabará la pobreza de Bogotá (nunca podría serlo), sí puede ser la piedra de toque de la política social focalizada y de transferencias de la capital. Según el Dane, la pobreza extrema en Bogotá sin IMG sería 2,2 puntos porcentuales más alta, y una evaluación de corto plazo encontró que la estrategia no desincentiva el acceso al mercado laboral, disminuye la prevalencia de inseguridad alimentaria y eleva el gasto en educación, salud, vestuario y vivienda.

Roberto Angulo
Socio fundador de Inclusión SAS
[email protected]

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