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Gonzalo Gallo González

Leyes universales

Por ley de causalidad o de causa y efecto cada ser cosecha lo que sembró para su felicidad o su infortunio.

Gonzalo Gallo González
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Gonzalo Gallo González

Los errores y el sufrimiento nacen de desconocer las Leyes Universales o Espirituales que rigen todo. Cuando esas leyes se violan hay caos, dolor y serias dificultades.

Quien conoce las leyes y las sigue está bien en cinco áreas: paz interior, prosperidad, buenas relaciones, salud y adaptabilidad.

Abre tu ser a una realidad más profunda y comprende que la Tierra es una Escuela de espíritus que evolucionan en el amor. Acepta que en este plano no hay seres buenos ni malos, solo hay espíritus más conscientes o menos conscientes.

De los seres en kínder espiritual aprendes por oposición o contraste y de los avanzados aprendes por imitación.

Un espíritu con vacíos de amor te talla o te entrena para tus aprendizajes. Gracias a sus errores puedes practicar perdón si te ofende, humildad cuando te critica, tolerancia si te juzga, desapego cuando pierdes algo o a alguien. Es una paradoja, pero el “malo” es tu maestro o entrenador: te da la ocasión de pulirte. Entre otras leyes hay una que es la de polaridad o de los opuestos.

Lo que en su sabiduría llamó Lao Tse el yin y el yang: luz y sombra, masculino y femenino, suave y fuerte, bien o mal, salud o enfermedad, etc. Ambos son necesarios porque la dualidad enseña mucho.
Existen la ley de atracción y de correspondencia. Atraes personas y realidades según como piensas, hablas y actúas, y te haces correspondiente a lo que llamas bueno o malo para aprender lo que necesitas.

El masoquista y el sádico se atraen y se unen y sufren. Alguien toma consciencia, cambia y ya no crea relaciones tóxicas.

Por ley de causalidad o de causa y efecto cada ser cosecha lo que sembró para su felicidad o su infortunio.

En la cultura de la India, se habla del karma, que es el resultado negativo de actos perversos o malévolos. Su opuesto es el dharma. Una ley universal es la de evolución.

Todo está en constante cambio, nada es permanente y el desafío para cada persona es avanzar, mejorar, evolucionar espiritualmente siendo amoroso, consciente y coherente. Puede hacerse consciente con amor o con dolor, con sabiduría o con ignorancia.

Lastimosamente, lo más común es aprender a las malas. No es necesario, pero millones eligen estrellarse o tocar fondo antes de hacer buenos cambios.

Gonzalo Gallo G.
Escritor y conferencista

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