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Johanna Peters

La importancia del ocio

Johanna Peters
POR:
Johanna Peters

Tal vez resulte un poco extraño hablar de la importancia del ocio en un diario de negocios, pero el arte de desconectarse y dejar que las cosas fluyan es una de las virtudes que más necesitamos en un mundo que solo parece apreciar el trabajo, la velocidad y la brevedad.

Sonará a típico cliché de Nueva Era, pero para cualquiera es evidente que en el acelere de la cultura laboral actual es difícil pensar y generar nuevas ideas. El ocio es una de las fuerzas creativas más importantes de la humanidad, y desde los griegos hasta antes de la revolución industrial era visto como algo deseable e importante.

La ley de la gravedad no nació en una oficina, sino debajo de un árbol, igual que Galileo inventó el cronometraje moderno, observando por horas un péndulo en una catedral y no mirando un tablero.

Sin embargo, nos sentamos por horas delante de una pantalla esperando que esos milagros sucedan, y creemos que con descansos ocasionales el equilibrio entre el trabajo y la vida se establece plenamente. Y es que el ocio es precisamente distinto a un descanso del trabajo. Es una forma de soltar, que solo llega con la lentitud, el silencio y hasta la aburrición. La Real Academia de la Lengua define la palabra ocio de cuatro formas: la total omisión de la actividad, el tiempo libre de una persona, diversión o ocupación reposada y, por último, como las obras de ingenio que alguien forma en los ratos que le dejan libres sus principales ocupaciones.

La misma definición de la palabra confirma que el ocio es una virtud en vías de extinción y que necesitamos realmente entender su importancia para no dejarla morir entre la tiranía de la vida laboral. Hace casi setenta años, el filósofo alemán, Josef Pieper, identificó que estábamos confundiendo el tener un trabajo con tener una vida, y que sobre todo estábamos perdiendo ese apalancador de la cultura y del desarrollo que es el ocio.

“El ocio no es la actitud de quien interviene pero de quien se abre; no de quien abarca sino de quien suelta y se deja ir… La marea de nueva vida que fluye hacia nosotros cuando nos entregamos a la contemplación…”, sostiene Pieper.

El mundo laboral, no importa la industria, es cada vez más competido y precisamente requiere más innovación, ingenio y creatividad, que se producen especialmente en momentos de ocio o de desconexión. Para un empresario o un empleado, obviamente, no es fácil llegar y decidir que se va a dedicar a la contemplación, pero sí es esencial entender que para realmente crear, necesitamos desconectarnos.

La respuesta que yo he encontrado a este dilema es un bello sitio en Villa de Leyva, llamado Auromira, donde he ido un par de veces a gozar unos días de silencio y quietud. Y es en esos momentos, cuando logro pensar y encontrar nuevas formas de ver mi vida y, claro, mi trabajo.

Johanna Peters

Consultora en comunicaciones

@jpetersr

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