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José Manuel Acevedo

La confianza se cotiza a la baja

Si hay algo peor que la ausencia de confianza en Europa por fuera del continente es la desesperanza

José Manuel Acevedo
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José Manuel Acevedo

Si existiera una ‘bolsa de valores ciudadanos’ en que las acciones más preciadas fueran el respeto por las instituciones y la confianza de la sociedad civil en sus líderes, aquellas en Europa habrían colapsado todas.

De acuerdo con la última encuesta de los diarios DerSpiegel, El País, Le Monde y The Guardian, el 66 por ciento de los británicos no cree capaz a su Ejecutivo de salir del atolladero. 

El 80 por ciento de los alemanes no ve claro que con sus gobernantes puedan recuperarse y el 78 por ciento de los españoles expresan descontento hacia Zapatero, pero tampoco les entusiasma la posibilidad de que el partido opositor lo suceda en el poder.

Cuando se les pregunta en qué medida creen que los políticos nacionales, ya sea del Gobierno o de la oposición, actúan con honestidad e integridad, la media de Europa se reparte así: un 44 por ciento dice que ‘no mucho’ y un 46 por ciento asegura que ‘nada’. 

Sumadas las dos cifras negativas, podríamos decir que el 90 por ciento de los consultados definitivamente no se fía en sus líderes.

Y es que a las tragedias del desempleo, la crisis inmobiliaria y la falta de acceso al crédito, los ciudadanos del viejo continente suman ahora la falta de optimismo en el futuro y el rechazo a sus líderes políticos.

Así, mientras América Latina despide a sus últimos presidentes con índices de favorabilidad cercanos al 80 por ciento con casos como el de Chile, Brasil y Colombia, en Europa la tendencia es exactamente la contraria. 

Quizás ello refleje la descomunal emoción de Francia por liderar las operaciones en Libia, en el marco de una apuesta arriesgada que nadie sabe qué tal saldrá, pero que por lo menos sirve como flotador a un Sarkozy literalmente con el agua hasta el cuello.

En España, ni los socialistas creen en Zapatero. No hace falta ser adivino para predecir que más rápido que tarde terminará anunciando su retiro para dar paso a un viejo zorro de la política española como Pérez Rubalcaba, quien competirá con un Mariano Rajoy del Partido Popular, que si gana, será por descarte. La campaña presidencial que se viene en el país ibérico promete ser una de las más lánguidas de todas.

En Italia, las cosas no van mejor. La inmensa mayoría quiere que Silvio Berlusconi deje el poder sin tener claro qué dirigente político puede reemplazarlo, pues para sistemas parlamentarios ‘folclóricos’, el italiano, que – ¡quién lo creyera!– vino a encontrar algo de estabilidad con Berlusconi.

En el caso de Alemania ir bien, curiosamente, le ha salido caro a la señora Merkel. Los alemanes no soportan la idea de que tanto sacrificio fiscal termine sirviendo para rescatar a los más descuidados. El free-riding a tope, como dirían los economistas y los ciudadanos alemanes desencantados con su Canciller por tanta generosidad con los más vagos de la clase.

Sí. La confianza se cotiza a la baja, y si hay algo peor que la ausencia de confianza en Europa por fuera del continente es la desesperanza que impera dentro de los propios países de la Unión Europea. Son los mismos europeos los que no dan un ‘euro’ por su futuro.

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