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María José Castaño Dávila
columnista

Influenciadores: voceros 2.0

La invasión de los influenciadores es una realidad que toma más fuerza cada día.

María José Castaño Dávila
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María José Castaño Dávila

La invasión de los influenciadores es una realidad que toma más fuerza cada día, inundando nuestras redes sociales de aquellos usuarios que cuentan con reconocimiento y penetración para posicionar mensajes, productos y servicios. Tenga en cuenta que un influenciador no necesariamente es un ‘famoso’, sino alguien que tiene conocimientos particulares o experticia determinada, y que, al interactuar con otros usuarios, cuenta con la credibilidad necesaria en su comunidad para ser oído.

De acuerdo con un estudio de Twitter, casi el 40 por ciento de usuarios entrevistados ha realizado compras como respuesta a los contenidos de un influenciador. Pero no solo se trata de mercadeo, posicionamiento y visibilización; las empresas son conscientes de que lo que se busca es generar espacios de interacción con los usuarios, participar en sus conversaciones y promover discusiones que pueden llegar a ser de su interés.

La gran oportunidad para las compañías está en sacarle provecho a estos canales, en donde las afinidades y emociones priman, y donde las marcas puedan hablar por medio de alguien que cuenta con confianza por parte de nuestra audiencia. Aunque el entorno digital sigue siendo un espacio de exploración, ya existen mecanismos y metodologías que permiten identificar estos potenciales líderes online y filtrarlos por georeferenciación, tipo de canal, alcance de publicaciones y nivel de interacción con su comunidad.

Sin embargo, la tarea de elegirlos no se debe tomar a la ligera, dado que entregarle la representación o vocería de una empresa a una persona ajena es un riesgo que debe evaluarse y tomar medidas para mitigar las ventanas de riesgo. El mapeo de potenciales influenciadores no puede limitarse a evaluar si es afín a su marca, si las temáticas son familiares o si su audiencia es la misma que su target.

La empresa en cuestión debe revisar que la reputación de su candidato (tanto en línea como en el mundo real) puedan representar sus valores y no ponga en riesgo la empresa. La vida personal y el comportamiento de su representante en el mundo digital puede afectar la percepción hacia su empresa. No se debe descartar que una situación de violencia intrafamiliar, un comentario racista o cualquier comportamiento inapropiado (pasado o futuro) pone a su marca en medio del ring, y no solo él tendrá que poner la cara.

En un contexto en donde los consumidores tienen el poder de boicotear una empresa en redes por actuaciones o posiciones desafortunadas, necesario establecer una comunicación transparente con los usuarios. La claridad sobre la existencia de una remuneración o patrocinio por parte de una marca, que los contenidos sean reales y orgánicos, y que sea evidente una legítima afinidad entre el influencer y la compañía son esenciales.

Esta es la nueva generación de voceros 2.0, que no hablaran de resultados, proyectos o temas más corporativos, pero que representaran sus valores en un campo donde las relaciones se construyen por medio de la interacción y la experiencia. No hay que cometer el error de no percibirlo como su vocero, con doble función: con la independencia para equipararse a sus consumidores, y la cercanía para personificar su empresa.

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