Vall de Núria: un santuario en los Pirineos y el paraíso que todo amante de las montañas debe conocer

El Valle de Núria es mucho más que un santuario, este enclave entre picos glaciares es parte de la historia de los Pirineos orientales. Es un lugar salvaje y espiritual como pocos en España.
El Santuario Basílica de la Vall de Núria en Cataluña.
Sergi Reboredo / Alamy Stock Photo

Recuerdo la última vez que visité la Vall de Núria, tendría unos 10 u 11 años. Fui con mis padres, en los años 90, aunque perfectamente podría haberlo hecho con el colegio, ya que es uno de esos lugares a los que suelen llevarte de excursión. No había vuelto desde entonces y tenía cierta curiosidad; quería verlo con los ojos de una persona ya entrada en años… Y, la verdad, no me equivoqué: este valle tiene algo especial pero hay que venir hasta aquí para entenderlo.

El Santuario de la Vall de Núria tiene un marcado carácter religioso, en el que nos adentraremos más adelante, sin embargo -y sin entrar a valorar si son modas o no-, actualmente no se puede desvincular del turismo espiritual. Hasta aquí, han llegado los últimos años grupos de hasta 300 personas buscando paz y calma para meditar y conectar con la naturaleza. Tal y como nos cuenta Joan Amades, guía y experto de la Vall desde hace más de 40 años, este lugar atrae a todo tipo de personas, desde los que quieren hacer el tradicional Viacrucis, hasta deportistas que quieren conseguir completar la Olla de Núria, un recorrido circular de 21 km de longitud y más de 1.800 de desnivel, yoguis, familias y guías espirituales. Pero de todas las conexiones y motivaciones para visitar este lugar, la que más me sorprendió (por desconocida) fue su relación con la fertilidad. Existe un "camino a la fertilidad' que lleva a muchas mujeres hasta la Basílica para pedir tener hijos.

“No existe una explicación lógica, sin embargo el hecho es real y se repite asiduamente. A menudo suben parejas a Núria a dar gracias a la Virgen por el hijo que han tenido, después de haber puesto la cabeza en la olla”, explican desde la Oficina de Turismo. Doy fe que aún existe un reclinatorio donde la mujer mete la cabeza (en la olla) y el hombre –o quién la acompañe– toca una campana. Esta tradición tiene una explicación, pero hay que viajar en el tiempo.

Hace miles de años, este precioso lugar estaba habitado por tribus paganas, se trataba de sociedades matriarcales, que vivían de lo que la tierra les aportaba (que no era poco). Al parecer había un megalito o un menhir al que estas mujeres pedían fertilidad. De ahí que esta tradición haya perdurado a día de hoy.

Vista aérea desde uno de los picos de la Vall de Núria.Panther Media GmbH / Alamy Stock Photo

De las sociedades paganas a la cremallera

La Vall de Núria no nació con el cremallera, como podría pensarse, su historia se remonta a la prehistoria. Hay estudios arqueológicos que demuestran que ya había pobladores en el Paleolítico. De hecho, actualmente se estudian diferentes hallazgos que demuestran que existía vida en muchas zonas del valle (hasta han hallado los restos de una antigua quesería). La Edad Media es, sin embargo, el punto de partida del origen del Santuario. Y la historia es bastante curiosa…

Cuenta la leyenda, que hasta el valle llegó San Gil, un predicador que huía de las guerras iconoclastas de Atenas. En el año 700 llegó y consiguió convertir a los paganos en cuatro años, pero para hacerlo se valió de la ayuda de la Virgen, a la que dio forma e imagen. Tres objetos le definieron: una campana con la que convocaba a los pastores del valle para predicar la palabra del Evangelio, una olla con la que preparaba guisos y una cruz. Los tres símbolos de Núria que pasaron a la posteridad. No duró mucho la paz en el valle, San Gil se vio obligado a huir, no sin antes dejar un tesoro escondido: la olla, la cruz y la campana. Cuentan también que el tesoro de San Gil no se descubrió hasta 1079 cuando un buey empezó a escarbar en la tierra y con la ayuda de unos muchachos desenterraron el tesoro.

Lo que no es leyenda, sino historia es que el origen del Santuario se remonta a 1072, con la construcción de la primera capilla, ya en 1087 se hace mención al lugar en unos escritos de pastoreo como “les Set Valls d'Annuria” (los siete valles de Núria). Su eje vertebrador, el Santuario, fue en su origen una capilla que quedó completamente destruida por un gran terremoto en el 1400.

De todas las construcciones que siguen en pie la única que se conserva de sus orígenes es la ermita de San Gil (1615), el Santuario, tal y como lo conocemos ahora, empezó a construirse en 1910 y s se terminó, más o menos como lo conocemos ahora en 1960. Dentro del Santuario- Basílica se encuentra la Virgen de Núria, que curiosamente ha desaparecido dos veces. La primera durante la Guerra Civil (se la llevaron a Francia para protegerla de las FAI) y durante el Franquismo. Franco quería coronar a la Virgen, pero misteriosamente la Virgen desapareció hasta que él murió.

La llegada del cremallera a la Vall de Núria.polina-kocheva-fHyaBFxvIEw-unsplash.jpg

Sin lugar a dudas, el cremallera de Núria fue la gran revolución de montaña. Pensemos que hasta entonces los peregrinos y esquiadores llegaban caminando o en carruaje. El cremallera acercó a la población a la montaña pero también lo protegió de la masificación turística. Ahora mismo, es la única manera de llegar hasta aquí. Anualmente recibe más de 280.000 visitantes, realiza una travesía de 12,5 km y supera un desnivel de 1.000 metros en 40 minutos. El cremallera es un medio sostenible que no produce emisiones de CO2 a la atmósfera, ya que su consumo eléctrico proviene de energía solar. Igual que el Santuario y el hotel, ya que son edificios bioclimáticos y que funcionan gracias a la geotermia.

El Santuario y el hotel pertenecen al mismo edificio.frantic / Alamy Stock Photo

Cómo llegar y qué hacer en Vall de Núria

La Vall de Núria, la estación de montaña, se encuentra a 2.000 metros de altitud sobre el nivel del mar en Queralbs (Ripollès), en el Pirineo catalán. El valle, de enorme belleza, tiene una presa, el Santuario- Basílica, el hotel Vall de Núria y las maravillosas montañas que lo rodean, en total siete picos o cimas: Pic de Noucreus (2.799m), Pic de la Fossa del Gegant (2.808 m), Cim de les Arques (2.702 m), Pic de Fontnegre (2.728 m), Pic de L'Àliga (2.428 m), Torreneules (2.711 m) y Balandrau (2.585 m).

Como podéis imaginar este es un paraíso para excursionistas, porque es relativamente fácil coronar sus cimas, también accesibles con el Teleférico, esquiadores que llegan en invierno, pero también de arqueólogos, ornitólogos y biólogos. Este paisaje está lleno de vida: aves, vacas, caballos, rebecos, marmotas, cabras, zorros…

Para llegar hasta el valle hay que coger el cremallera, actualmente existen dos estaciones: en Ribes de Freser y en Queralbs. Ambas perfectamente comunicadas con RENFE, también disponen de parking gratuito para los que llevan en vehículo propio o autocaravana. El cremallera no es gratuito y varía de precio en función de la estación donde se coja. Incluye un paseo panorámico en el teleférico, una audioguía, el acceso a las exposiciones, la visita a la Basílica, rutas de senderismo, la observación de aves (hay una cabaña habilitada) y, obviamente, los paseos por el entorno.

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Lo que no incluye el billete son las actividades que oferta el Hotel de La Vall que cuenta con ludoteca, parque lúdico, paseos en barca, minigolf, paseos en caballos y zonas de acampada. El hotel cuenta con un albergue, zona de picnic y dos restaurantes, uno de ellos tipo bufet. También hay una tienda para comprar recuerdos del valle y la oficina turística.

Para los que no quieren subir a los picos más altos del valle, hay muchas más opciones con 12 recorridos fáciles y muy bonitos. Esta es una opción muy accesible para familias que van con niños pequeños. En este enlace puedes encontrar toda la información para organizar tu viaje.

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Dónde dormir

La mayoría de excursionistas y visitantes que llegan hasta la Vall de Núria lo hacen desde los pueblos de Queralbs y Ribes de Freser. Este último cuenta con hoteles y restaurantes preparados para una escapada tanto en invierno como en verano. La rica vegetación de la zona es sorprendente, el pino negro envuelve el paisaje bañado por la lluvia; cualquiera diría que te encuentras en una zona de la Suiza alpina. Casas de piedra, comercios de embutidos y quesos, y panaderías de toda la vida y ese ambiente de montaña tan acogedor hacen que quieras volver, por lo menos, una vez al año.

Una de las opciones posibles para alojarse cerca de la Vall está en Ribes de Freser. En el Hotel-Spa Resguard dels Vents, situado a 1.000 metros de altitud, se respira la tranquilidad y el silencio de los prados y bosques que lo rodean. Su privilegiada ubicación permite disfrutar de unas magníficas vistas del Valle de Ribes. Cuenta con spa y un restaurante con cocina tradicional de la zona que merece la pena probar, además de estar muy cerca de la estación para coger el cremallera.

En el mismo pueblo, para comer, una de las mejores opciones es 'Els Caçadors', un negocio familiar con más de 100 años de vida que ofrece unos platos sensacionales: guisos, carne estofada, arroces y unos postres caseros deliciosos.

La vida de la Vall.Polina Kocheva- Unsplash

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