Erin Sullivan - Los Planetas Retrogrados PDF
Erin Sullivan - Los Planetas Retrogrados PDF
Planetas
retrógrados
EDICIONES URANO
Argentina - España - México - Venezuela
Título original: Retrograde Planets. Traversing the Inner Landscape
Editor original: Arkana, Penguin Books, Londres
Traducción: Marta l. Guastavino
Revisión técnica: Montserrat Torné
ISBN: 84-7953-068-5
Depósito legal: B. 8.314-94
Printed in Spain
Dedico este afectuoso recuerdo
al espíritu de indagación de Howard
1948-1992
Índice
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Citas dignas de citarse . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
PRIMERA PARTE
LA RETROGRESIÓN Y CÓMO FUNCIONA
1 El mecanismo de la retrogresión . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . 25
2 El Sol y los planetas natales retrógrados . . . . .. . . .. . . . . . 39
3 La progresión secundaria de los planetas . . . . .. . . . . . . . . . 55
SEGUNDA PARTE
LOS PLAN ET AS INFERIORES RETRÓGRADOS
NA TALMENTE Y EN TRÁNSITO
TERCERA PARTE
LOS PLANET AS SUPERIORES RETRÓGRADOS
EN LA CARTA NATAL
9
1O Los planetas transaturninos . . . . . . . .................... 251
11 Urano natal retrógrado . . . . . . . . . . . .................... 267
12 Neptuno natal retrógrado . . . . . . . . . .................... 279
13 Plutón natal retrógrado . . . . . . . . . . . .................... 291
14 La historia de un caso natal: Osear .................... 303
15 La historia de un caso mundano: la sífilis . . . . . . . . . . . . . . 317
CUARTA PARTE
LOS PLANETAS SUPERIORES RETRÓGRADOS
EN TRÁNSITO
10
Agradecimientos
11
ron, que con su ojo de águila, su mentalidad aguda y su revisión me
ticulosa ha cuidado la edición de Saturn in Transit y de este libro, y sin
cuya ayuda yo estaría continuamente cometiendo errores gramaticales
y oscureciendo las ideas más simples. Muy cálidamente doy las gracias
a los amigos y clientes que son ejemplos vivientes de la elegancia de la
astrología; con gran respeto y agradecimiento he usado estos casos, en
su mayor parte camuflados, pero dando la interpretación precisa para
que todos podamos ser mejores astrólogos y consejeros. Mi agradeci
miento a los estudiantes, colegas y clientes que me han enseñado lo que
sé, y a todos los astrólogos y estudiosos que durante los últimos veinte
años se han interesado por los planetas retrógrados y me han alentado a
escribir este libro ... que espero sea lo que querían, puesto que es lo que
reciben. Y siempre con amor doy las gracias a mis hijas Spirit y Yesca,
que son el más bello producto de mi creatividad, me han dado en todo
momento el sentido, el valor y la fuerza para vivir, y son quienes encar
nan mi propia transformación.
12
Citas dignas de citarse
Audaces fortuna iuvat timidosque repel/it [«La fortuna favorece a los au
daces y desdeña a los cobardes»: referencia a los que toman decisiones
cuando los planetas les son adversos].
Rhodius de Mareotis, Disputationes astro/ogiae (ca. 240)
[El planeta retrógrado] quita una pequeña parte de esa armonía univer
sal de cada uno de sus períodos diurnos, y cuando hayan pasado algu
nos días parecerá [...] que ha hecho un grave daño al ecuador.
John Dee (1527-1608), Propaedeumata Aphoristica
13
neta retrógrado, ya sean radicales o direccionales, lo despojan de su efi
cacia, y nada de lo que promete llega a cumplirse.
Sepharial, New Dictionary of Astrology (1921)
Sin embargo, las personas que aspiran a cargos públicos o que destacan
ya en su comunidad, porque están reaccionando más personalmente
a las necesidades y tendencias de su época, se ven afectadas con más
frecuencia por un cambio en la dirección de estos planetas. Aunque
es imposible establecer una regla, la experiencia ha demostrado que
esto suele suceder justo antes de que un planeta se vuelva retrógrado o
directo.
Alexander Rupcrti, Cycles of Becoming ( 1978)
14
La clave, no podemos insistir bastante en ello, está en entender que la
retrogradación se produce en una determinada fase de la relación cí
clica de cada planeta con el Sol cuando se lo ve desde la Tierra.
Ambas citas de Dane Rudhyar y Leyla Rael,
Astrological Aspecl.\' (1980)
15
En la astrología tradicional la interpretación de un planeta retrógrado
tenía una connotación un tanto siniestra; sin embargo, los astrólogos
modernos tienden a desdeñar totalmente la idea de que la retrograda
ción pueda influir en la importancia de los planetas, o a rectificar mu
chísimo la reputación siniestra que le adjudicaba la antigua interpreta
ción.
Fred Gcttings, The Arkana Dictionary of Astrology (1985)
16
Introducción
Y habrá una gran confusión sobre las cosas, sobre lo que son esas cosas y
sobre dónde reposan todas esas cosillas.
La vida de Brian
17
aceptar aquella interpretación. Hacer caso omiso de aquel movimiento
excéntrico me parecía realmente muy extraño, sobre todo porque yo ya
me estaba dando cuenta de que se trataba de un fenómeno cíclico y de
que cada planeta pasaba con gran regularidad por fases de un movi
miento de retroceso aparentemente «sin sentido». Empecé a observar la
regularidad del movimiento retrógrado de Mercurio a comienzos de los
años setenta, pero no publiqué nada sobre el tema hasta 1983, cuando
el RKM Tape Club distribuyó una serie de mis conferencias grabadas
sobre Mercurio retrógrado.
Me daba cuenta de que los planetas inferiores podían haber sido un
problema para cualquier observador del cielo en la Antigüedad debido
a su proximidad al Sol y a la incuestionada creencia en el geocentrismo.
En cuanto a los planetas superiores, sin embargo, no podía entender
por qué no se había hecho más mención de su importancia cuando esta
ban retrógrados, ya que los habrían visto en el cielo nocturno cuando el
Sol estaba en oposición con ellos. Cuando finalmente estudié algunas
fuentes antiguas, encontré unas pocas menciones de planetas retrógra
dos, pero principalmente en el contexto de calamitosas advertencias
sobre sus estaciones y las terribles aflicciones que anunciaban.
Muchos filósofos han dicho que lo que distingue al género humano
del resto del reino animal es nuestra capacidad para razonar y para pre
ver nuestra propia muerte. Otros han dicho que es nuestro sentido del
humor. Yo creo que una de las características de la humanidad que nos
ponen en un lugar aparte es nuestra capacidad para la negación. ¡En
frentados con lo obvio, somos capaces de decir que no existe, o que si
existe, no viene al caso! Con respecto a los planetas retrógrados, los as
trólogos han alternado entre asignarles demasiada importancia, con lo
que ellos mismos se ponían en ridículo, y no hacerles caso, con lo que
parecían no menos tontos. Los dos problemas se han generado porque
hemos procurado entender el planeta retrógrado solo, en lugar de consi
derarlo en relación con su sistema. Si apartamos a un individuo de su
relación con su sistema -sea éste la familia, la sociedad, la cultura o la
época-, no veremos sino una partícula aislada y probablemente sin im
portancia. Cuando se incluye al individuo dentro de ese sistema, mu
chas otras cosas empiezan a encontrar su lugar. Yo creo que esto es lo
que nos ha sucedido en relación con los planetas retrógrados.
Uno de los principales argumentos que se oponen a tener en cuenta
la retrogresión como soporte filosófico de la astrología es que el movi
miento de los planetas hacia atrás es sólo «aparente». Un razonamiento
que bordea el absurdo: si lo que vemos no es una percepción válida, en
tonces estamos perdidos. El carácter «aparente» del movimiento retró
grado es una realidad en sí mismo, y si percibimos un planeta en movi-
18
miento retrógrado, entonces está en mov1m1ento retrógrado, desde
el punto de vista del observador. Dado que vivimos en la Tierra y que
en ella llevamos nuestros asuntos (o nos percibimos como si lleváramos
nuestros aparentes asuntos), tomando nota de diversas cosas desde un
punto de vista tanto subjetivo como objetivo, entonces es razonable
pensar que no sólo podemos «ver» objetivamente la retrogresión, sino
que también en un sentido subjetivo podemos estar interaccionando
con ella, es decir, teniendo una experiencia de ella como algo diferente
del movimiento directo.
Quizás el problema de la retrogresión no resida en los planetas mis
mos, sino en nuestra manera de entender el sistema de los planetas reu
nidos alrededor de nuestro Sol y la relación que tienen con éste tal
como lo vemos desde nuestro punto de vista geocéntrico. Parte de mi
propia confusión para hacerme una idea de los planetas retrógrados se
reflejaba claramente en las enseñanzas tradicionales a que todos nos
hemos visto sometidos, y en las que incluso nos han adoctrinado. Mi
incapacidad para captar el «problema de los retrógrados» residía en
que me habían enseñado a entender los planetas en los signos y en las
casas. Aunque estas especificaciones son válidas y pródigas en significa
dos, parece que para entender plenamente al planeta retrógrado es ne
cesario abordarlo de otra manera.
Quizás el lector advierta una falta de énfasis en la posición por casa
y el emplazamiento por signo en mis descripciones de los planetas re
trógrados. Esto eg deliberado por dos razones. En primer lugar, porque
el poder más importante de un planeta retrógrado reside en el hecho de
que es retrógrado y, por lo tanto, está implícitamente en aspecto con el
Sol. Y en segundo lugar, porque el poder de un planeta retrógrado de
pende de su posición en la gestalt del horóscopo, es decir, de si forma
un aspecto exacto con el Sol, de si está aislado o de si alguna otra ma
nera se encuentra segregado del cuerpo principal de los planetas en el
resto de la carta.
Catalogar las interpretaciones de los planetas retrógrados exclusiva
mente por su casa y su signo no sólo es un error que despista, sino que
no funciona de forma coherente. Espero que el lector sintetice su cono
cimiento de los signos y las casas con el de los aspectos de los planetas
retrógrados con otros planetas, y que llegue así a comprender cuál es la
contribución de la energía retrógrada en el contexto de la totalidad del
horóscopo.
Tras haber sopesado e investigado el movimiento de todos los pla
netas, me di perfecta cuenta de que se debe ver la retrogresión en el
contexto de un sistema total, el que produce el fenómeno. Por consi
guiente, es esencial leer este libro desde el principio al fin, en vez de es-
19
coger capítulos aislados en busca de las descripciones de algunas de las
características de cada planeta cuando está retrógrado, natalmente y en
tránsito. Al leerlo de cabo a rabo, el lector verá con toda claridad que lo
que está en funcionamiento es un sistema elegante, cuya compleja sim
plicidad tiene una resonancia y un ritmo que resultan prácticamente
destruidos por las interpretaciones aisladas.
Los ritmos, secuencias, ondas y pautas referentes a la retrogresión y
al movimiento directo de los planetas tienen una integridad holista de
carácter sinfónico. Son muchas las voces que están cantando juntas.
Tal como le hace decir Shakespeare a Lorenzo en El mercader de
Venecia:
20
es una encantadora metáfora de la relación interactiva que hay entre los
planetas en el sistema del horóscopo. Lo que constituye los cimientos
de mi trabajo en este libro es �l vínculo inextricable entre los planetas y
sus órbitas, y su relación con el Sol, el gran principio organizador, o el
director de la sinfonía.
En el curso de mi enfrentamiento cuerpo a cuerpo con la intrincada
complejidad de múltiples ciclos dentro de ciclos y con las interacciones
de los paradigmas, cada uno de los cuales tiene a su vez un «prototipo»
-es decir, una base fundamental para pautas o diseños subsiguientes-,
descubrí un sistema de una excelencia y una delicadeza admirables, que
puede ser aplicado en todos los ámbitos de la astrología: natal, mun
dana, de tránsitos y teórica. Abrigo la esperanza de que el resultado de
este libro sea una gran abundancia de trabajo y observación. Aunque
los valores interpretativos son característicamente míos, el sistema no
lo es; el sistema es verdadero, y lo único que es relativo y está sujeto al
prejuicio es nuestra forma de percibirlo.
El lector necesitará, por lo tanto, despojarse de toda idea preconce
bida en lo tocante a los signos y las casas, y concentrarse por entero en
el movimiento de los planetas y en su posición en relación con el Sol. Al
hacerlo, no tardará en darse cuenta de que, intrínseco en nuestro pe
queño cosmos, hay un orden divino de las cosas. Y la confusión res
pecto de «dónde reposan todas esas cosillas» se verá considerablemente
reducida.
21
PRIMERA PARTE
LA RETROGRESIÓN Y
CÓMO FUNCIONA
1
El mecanismo de la retrogresión
25
Venus «se acercan» a nosotros en sus órbitas para formar una conjun
ción inferior con el Sol, y cuando «se alejan» de nosotros, continuando
cada uno en su órbita alrededor del Sol para formar la conjunción supe
rior.
A los planetas sociales -Marte, Júpiter y Saturno- se los ve con más
claridad cuando se están moviendo en la parte del cielo opuesta al Sol
(en el cielo nocturno), y cuando se hallan en esta zona del zodíaco están
retrógrados durante gran parte del tiempo. Este mismo principio de la
oposición Sol-planeta se aplica también a U rano, Neptuno y Plutón,
pero estos planetas no son visibles a simple vista.
Por consiguiente, la principal diferencia entre los planetas inferiores
y los superiores cuando se hallan retrógrados consiste en que:
1. Los planetas superiores sólo parecen volverse retrógrados
cuando están a punto de formar una oposición con el Sol. Entonces, la
Tierra está situada entre el Sol y el planeta en su órbita.
2. Los planetas inferiores sólo parecen volverse retrógrados
cuando están a punto de formar una conjunción con el Sol. El planeta
está situado entre la Tierra y el Sol.
El punto en común entre todos los planetas es que están retrógrados
cuando se encuentran más próximos a la Tierra. Sin perder de vista
estos hechos, vamos a examinar ahora los ciclos de retrogresión inferior
y superior.
EL CICLO RETRÓGRADO
DE LOS PLANETAS INFERIORES
26
junto a otros, otras veces no. Cuando un planeta inferior, en su movi
miento alrededor del Sol, «alcanza» a la Tierra y la pasa, da la impre
sión de que se mueve hacia atrás contra el fondo del zodíaco. En ese
momento se encuentra en su punto más cercano al Sol en longitud zo
diacal (en las efemérides), y entonces está retrógrado. Desde un punto
de vista heliocéntrico, se produce una conjunción Tierra-Mercurio o
Tierra-Venus.
En el caso de Mercurio, este movimiento retrógrado se produce
aproximadamente tres veces cada trece meses; el planeta alcanza a la
Tierra en la conjunción inferior con el Sol cada 116 días. Venus -que
completa su órbita alrededor del Sol cada 225 días- forma una conjun
ción inferior con el Sol cada 584 días más o menos, y por lo tanto sólo
se ve a este planeta en movimiento retrógrado aproximadamente una
vez cada dieciocho meses. Aunque los tiempos de los ciclos retrógrados
de Mercurio y Venus son bastante diferentes, el sistema funciona exac
tamente de la misma manera.
En la conjunción superior (el punto 1 en la fig. 1.1), la Tierra está
mirando más allá del Sol hacia el planeta inferior, que va avanzando en
movimiento directo alrededor del Sol. Llegado a cierto punto, el pla
neta inferior empieza de nuevo a avanzar hacia la Tierra en su órbita y
pasa entre el Sol y la Tierra. Cuando el planeta está entre la conjunción
superior (punto 1) y la Mayor Elongación Oriental (punto 2), se encuen
tra en movimiento directo. Comienza a desacelerarse justo antes del
punto 2 y se estaciona, para volverse retrógrado, en el punto 3; después
de ese momento, durante un cierto tiempo (un promedio de 22 días
para Mercurio y 42 para Venus) parece que se mueva hacia atrás contra
el fondo del zodíaco. En el punto medio del período retrógrado, el pla
neta habrá retrocedido para formar una conjunción inferior con el Sol
(punto 4). Algunos días después de la conjunción inferior (en el caso de
Mercurio aproximadamente a los 1O días, y más o menos a los 21 en el
de Venus), parecerá que el planeta vuelve a moverse con lentitud, se
detiene y después retoma el movimiento hacia adelante (punto 5),
dirigiéndose hacia la conjunción superior (punto 1) en el otro lado
del Sol.
En los puntos anterior a la estación retrógrada y posterior a la esta
ción directa (puntos 2 y 6), el planeta inferior es claramente visible para
nosotros desde la Tierra. A estos puntos se los llama la Mayor Elonga
ción: el planeta inferior está entonces tan distante del Sol en longitud
zodiacal como es posible que esté. Para Mercurio, la distancia máxima
es de 28º a cada lado del Sol, y para Venus de 48º. En el punto estacio
nario retrógrado, el planeta inferior está en su mayor elongación orien
tal, se pone inmediatamente después del Sol y se lo llama estrella ves-
27
a
Tierra
a. Órbita de la Tierra
b. Órbita de un planeta inferior
1. Conjunción superior
2. Mayor elongación oriental
3. Estación retrógrada
4. Conjunción inferior
5. Estación directa
6. Mayor elongación occidental
28
pertina; en el punto estacionario directo, sale poco antes del Sol, como
estrella matutina, y entonces está en su mayor elongación occidental.
Tanto Mercurio como Venus realizan esta oscilación, y ambos, en
diferentes momentos de cada uno de sus ciclos, aparecen como la estre
lla matutina y la vespertina. En ciertos períodos excepcionales en que
Mercurio y Venus están juntos en el mismo lado del Sol, pueden pre
sentarse simultáneamente como estrellas matutinas o vespertinas, y en
tonces Venus -el más distante del Sol de los dos- al anochecer perma
nece en el horizonte más tiempo que Mercurio, o sale antes que éste,
anunciando el amanecer.
Resumen
29
a
30
En este período el planeta alcanza otra vez, mientras está en movi
miento directo, el grado en el cual estuvo en conjunción con el Sol
mientras estaba en movimiento retrógrado. En este punto el planeta in
ferior inicia su ciclo directo más largo, ya que, en su movimiento alre
dedor del Sol, «se aleja» de la Tierra y regresa a la conjunción superior.
Cuando Venus está en esta posición, se lo llama comúnmente Lucifer,
en latín «portador de la luz», pero también podría ser Bósforo, en con
sonancia con Héspero. En esta fase, a Mercurio se lo llama Prometeico,
por el dios griego Prometeo, que robó el fuego de los dioses.
EL CICLO RETRÓGRADO
DE LOS PLANETAS SUPERIORES
31
o --
Fig. 1.3. Punto de vista geocéntrico del movimiento aparente del Sol en
relación con la posición en el zodíaco de un planeta superior
32
bargo, es una representación astrológica, que muestra cómo, a lo largo
del año, parece que el Sol transita por los signos del zodíaco y cuál es su
posición tal como se lo ve desde la Tierra y en relación con el planeta
superior.
Cuando un planeta superior está en conjunción zodiacal con el Sol
es cuando su movimiento aparente es más rápido, aunque no podemos
verlo porque el brillo de los rayos solares nos lo impide. Sin embargo,
después de la conjunción el Sol sigue moviéndose aproximadamente un
grado por día y parece dejar atrás al planeta. En el momento en que el
Sol llega a la primera cuadratura con el planeta superior (el punto 2 en
la figura 1.3), el movimiento aparente de ese planeta empieza a hacerse
más lento; en el momento en que el Sol está en trígono con él (punto 4),
el planeta ya se ha estacionado y se ha vuelto retrógrado (punto 3) con
algunos días de anticipación, lo cual hace que parezca moverse hacia
atrás contra el zodíaco, y es visible en el cielo nocturno (con la única ex
cepción de Marte, con el que el Sol forma un trígono antes de que se es
tacione y su movimiento se vuelva retrógrado).
La mejor ilustración de este fenómeno es la analogía del coche que a
mayor velocidad adelanta al que va a menor velocidad: aunque ambos
estén moviéndose, la rapidez del coche más veloz, tal como se la ve
contra el fondo, hace que el coche más lento parezca estar retroce
diendo. Sin perder de vista esto, echemos una mirada a los períodos de
retrogresión de los planetas superiores.
Resumen
33
Tierra hasta el punto de su órbita en donde alcanza al planeta supe
rior y termina por pasarlo, da la impresión de que el planeta se mueve
hacia atrás durante cierto tiempo (entre dos meses y medio y cinco y
medio, según sea el planeta; véase en la seccíén siguiente cuántos días
transcurren entre el trígono del Sol con el planeta superior y cada esta
ción).
Sol en trígono con el planeta superior después de la estación retró
grada [punto 4]: Esta configuración se produce algunos días después del
punto estacionario retrógrado, pero el número de días difiere también
en cada planeta.
Quincuncio en aceleración [punto 5]: El Sol forma un quincuncio
con el planeta superior a medida que éste empieza a acelerarse.
Punto de oposición del Sol con el planeta superior [punto 6]: Éste es
el punto medio en el ciclo sinódico del planeta y el Sol, pero geocéntri
camente es el momento en que la Tierra está exactamente entre el Sol y
el planeta superior, lo cual en el horóscopo aparece como una oposi
ción. El planeta superior está en su fase más rápida de movimiento re
trógrado, con una rapidez que es aproximadamente dos tercios de la
que alcanza cuando está en conjunción con el Sol en movimiento di
recto.
Quincuncio en desaceleración [punto 7]: El Sol forma ahora un quin
cuncio con el planeta superior retrógrado, que está «aminorando» la
velocidad de su movimiento aparente.
Sol en trígono con el planeta superior antes de la estación directa
[punto 8]: El trígono que sigue a la oposición anuncia el punto estacio
nario directo, que tiene lugar algunos días después del trígono con el
Sol. Ahora la Tierra se ha movido en su órbita hasta el punto en que se
encamina hacia el lado del Sol opuesto a aquel donde se encontraba
cuando se produjo el primer trígono (punto 4), y el planeta superior se
prepara para la:
Estación directa [punto 9]: La Tierra ha avanzado en su órbita hasta
terminar de pasar al planeta superior. Ahora parece que éste se detiene
y luego empieza lentamente a moverse otra vez hacia adelante en el zo
díaco, habiendo completado la fase retrógrada.
Cuadratura del último cuarto [punto 1 O]: Ahora el planeta superior
«toma velocidad» a medida que el Sol regresa a la conjunción con él y
está tres signos zodiacales por detrás de él. La Tierra ha dado la vuelta a
su órbita para empezar su viaje en el lado opuesto del Sol hacia el pla
neta superior; al regresar al punto 1 estará exactamente en oposición a
la conjunción solar.
34
El ritmo de los trígonos del Sol con los planetas superiores
Debido a que todos los planetas giran alrededor del Sol en la misma di
rección, y a que sus períodos orbitales están calculados en relación con
la hora terrestre, podemos medir las sucesivas conjunciones y oposicio
nes entre los planetas de acuerdo con el punto de vista terrestre (véase
fig. 1.4, que muestra gráficamente la relación del movimiento planeta
rio directo con el retrógrado). Los períodos de los planetas superiores
son todos mucho mayores que el año terrestre y, por consiguiente, cada
una de las conjunciones u oposiciones de éstos con el Sol se producirá
cada año un poco más tarde. A estos contactos, que generalmente se
35
Fig. 1.4. Vista geocéntrica de los planetas superiores. El diagrama muestra
la distancia en grados a que se encuentra el Sol respecto a los planetas
superiores en los puntos donde éstos están estacion'arios. También indica
cuántos grados recorre el Sol cuando un determinado planeta está retrógrado.
Por ejemplo, cuando Marte está retrógrado, el Sol recorre 138º del zodíaco.
(Un diagrama similar a éste aparece en el libro Astrological Aspects, de
Dane Rudhyar y Ley/a Rae!.)
36
aplican a sucesivas conjunciones, se los denomina «sinódicos». Cuanto
más distante del Sol está un planeta, más lento es su movimiento, de
modo que entre cada conjunción u oposición sucesiva transcurre un pe
ríodo ligeramente más largo. Ya que todo esto va sucediendo desde el
punto de vista de la Tierra, examinaremos los ciclos sinódicos del Sol y
los planetas superiores.'
Como estamos tratando de los planetas retrógrados, hablaremos de
los puntos de oposición sucesivos, que se producen unos días más tarde
cada año, debido al lento movimiento de avance de cada planeta supe
nor.
Marte: De los planetas superiores, es el único que rompe el es
quema, porque su período orbital es algo menos que dos veces el de la
Tierra. Marte completa su órbita alrededor del Sol una vez cada 687
días, mientras que la Tierra lo hace en 365,25 días. Sus ciclos de oposi
ción en relación con el Sol no son anuales, como lo son los de todos los
demás planetas superiores, sino que se producen regularmente cada dos
años y dos meses más o menos. Las conjunciones sucesivas con el Sol
indican un período sinódico medio de 780 días. El planeta está retró
grado durante aproximadamente el 9 por ciento de su ciclo, lo que
equivale a decir de 60 a 80 días cada 26 meses más o menos. (Marte es
el segundo planeta menos retrógrado después de Venus, que lo está sólo
durante un 7 por ciento del tiempo.)
Júpiter: Júpiter completa su órbita alrededor del Sol cada 12 años, y
su movimiento anual (incremento a lo largo de la eclíptica) es de unos
30º . Su ciclo de oposición se produce, por lo tanto, unos 30 días más
tarde cada año. Júpiter está retrógrado alrededor del 30 por ciento del
tiempo, o durante aproximadamente 11O días al año. Su período sinó
dico medio es de 398,9 días.
Saturno: Su período orbital es de unos 29,5 años, y sus oposiciones
con el Sol se producen unos 12 o 13 días más tarde cada año. Saturno
está retrógrado durante aproximadamente el 36 por ciento de su ciclo,
o sea, unos 135 días por año. Su período sinódico medio es de 378,1
días.
Urano: U rano completa su recorrido alrededor del Sol cada 84 años,
y sus oposiciones con el Sol se producen unos 4 o 5 días más tarde cada
año. Está retrógrado durante casi el 41 por ciento del tiempo, o aproxi-
37
madamente 150 días al año. Su período sinódico medio es de 369,7
días.
Neptuno: El período orbital de Neptuno es de unos 165 años y sus
oposiciones sucesivas tienen lugar sólo 2 días más tarde por año. Está
retrógrado durante aproximadamente el 43 por ciento de su ciclo anual,
o sea, unos 157 días. Su período sinódico medio es de 367,5 días.
Plutón: Plutón tarda 248 años en dar la vuelta alrededor del Sol y
tiene también una elevada inclinación -alrededor de 17º- sobre el
plano de la eclíptica. Además, la órbita de Plutón es excéntrica, lo que
produce grandes variaciones en el tiempo que permanece en cada signo.
Pasa 32 años en Tauro, pero sólo se queda unos 11,5 años en Escorpio,
su signo opuesto. Aun así, sus sucesivas oposiciones sólo se atrasan
1 día por año, y está retrógrado durante más o menos un 44 por ciento
del tiempo, o sea, de 156 a 161 días por año. Su período sinódico
medio es de 366, 7 días.
38
2
El Sol y los planetas natales retrógrados
En un mundo superior las cosas son de otra manera; pero aquí vivir es
cambiar, y ser perfecto es haber cambiado con frecuencia.
John Henry Newman
39
que determina la retrogresión, este libro se refiere implícitamente a él y
explícitamente al movimiento planetario y a las relaciones de los plane
tas con el Sol.
Ahora bien, ¿es el Sol un dios, Apolo Febo, señor del noveno tem
plo, Theos? ¿O es un planeta con «actitudes», características y persona
(en el sentido junguiano)? ¿O quizás un principio de organización den
tro del cual se ocultan los misterios de la formación de nuestro sistema
planetario? Tal vez sea un archivo de datos, a la vez origen y compen
dio de los registros akásicos. Sin lugar a dudas es una fuerza de anima
ción, que aquellos que vinieron mucho antes que nosotros reconocieron
de diversas maneras, llamándola «el alma del Universo». Antes de lle
gar a conclusión alguna sobre las propiedades del Sol debemos explorar
su simbolismo, tanto en el sentido intrínseco como en el astrológico,
para luego pasar a examinar las características de los planetas retrógra
dos y, en su momento, algunos de los rasgos específicos que cada pla
neta encarna en los diversos modos de retrogresión.
40
Michel Gauquelin escribe luego (las cursivas son mías):
En primer lugar, los resultados fueron positivos para Marte, Júpiter, Sa
turno, Venus y la Luna. Para los temperamentos solares y mercurianos
eran negativos. Ahí fue donde los astrólogos del Renacimiento erraron en
la atribución de influencias astrales, lo mismo que sus colegas de la Anti
güedad. Permítame el lector que le recuerde que en mi trabajo sobre la
relación entre ocupaciones y rasgos de carácter, jamás he podido hallar
pruebas de que ni el Sol ni Mercurio ejercieran algún tipo de influencia as
trológica. Hay aquí una inquietante paradoja. ¿Cómo podemos explicar
la «ausencia» de estos dos planetas en mi trabajo, cuando los tempera
mentos que se les atribuye son históricamente tan antiguos y específicos
como los de los demás? Es un misterio. 3
Los resultados empíricos son fascinantes por lo que revelan. Sin em
bargo, yo propondría ciertamente una explicación alternativa para lo
que a primera vista parece ser la poca importancia del Sol como indica
dor vocacional o de personalidad. (Sobre Mercurio, véanse las págs.
67-99.) Los hallazgos de Gauquelin adquieren una profunda importan
cia a la luz de lo que efectivamente hace el Sol astrológico en el ho
róscopo. Como núcleo regulador o principio operativo dentro de la
totalidad del horóscopo, el Sol «controla», define y acentúa la carac
terización de los otros planetas; pero él no es clasificable en los mis
mos términos. Que los astrólogos antiguos y renacentistas atribuyeran
rasgos al Sol es comprensible, pero quizá sea erróneo que nosotros de
bamos seguir haciéndolo. Los primeros trabajos de los Gauquelin se
limitaron a establecer estadísticamente que las propiedades solares,
tal como las definen todos los astrólogos, no aparecen como indicado
res clave de las ocupaciones, cuando se las considera en los sectores de
Gauquelin.
Tal vez no deberíamos ir tan lejos como para decir que los astrólo
gos antiguos y del Renacimiento se equivocaron, sino proponer en cam
bio que el Sol no se impone ni impone propiedades definitivas, sino
que anima y estimula la fuerza vital, y con ello intensifica característi
cas que de otra manera serían moderadas. A mí las pruebas estadísticas
me parecen fascinantes, y no desalentadoras, porque demuestran la
falta de características identificables encarnadas en el símbolo solar,
tanto en la dimensión psicológica como en la astrológica, desde la Anti
güedad hasta el día de hoy.
Diego (California), 1982, pássim. En la p. 18 hay un diagrama que presenta este re
sultado estadístico negativo.
3. Michel Gauquelin, ob. cit., pp. 136-137.
41
El Sol es evidentemente un símbolo complejo. No es sólo pasivo, ni
actúa como una mera lente a través de la cual vemos subjetivamente la
vida, sino que es también activo, en cuanto el principio solar contiene y
anima nuestros impulsos internos y nuestra intención inconsciente,
y exterioriza estas motivaciones psíquicas que se manifiestan en pautas
de comportamiento observables. El Sol es el foco del sistema planeta
rio, cuya existencia misma depende de él, y se lo puede considerar de
dos maneras.
1. Del Sol en y por sí mismo, como símbolo puro desprovisto de
toda proyección, sin aspectos, emplazamiento zodiacal ni localización
en el horóscopo que lo tiñan y lo contaminen, se podría decir que repre
senta el Yo superior.
2. Del Sol tal como lo vemos personalizado por mediación del ho
róscopo individual -repleto de grados zodiacales, aspectos entre los
planetas y posiciones en las casas- se podría decir que es el vehículo de
la propia identidad, o la lente a través de la cual el yo se enfoca y se ma
nifiesta, cambiando y adaptándose a las circunstancias de la vida.
De acuerdo con la psicología junguiana, el Sí mismo más profundo
es el impulso psíquico a crecer y convertirnos cada vez más en quienes
somos, el misterioso incentivo para seguir cultivando tantas facetas de
nuestra naturaleza intrínseca como nos sea posible.
El Sí mismo abarca la totalidad de nuestro ser, tanto consciente
como inconsciente, que contiene aspectos ocultos o nacientes de lo que
llamamos nuestra personalidad. Como el despliegue de uno mismo y la
integración de las propias partes psíquicas en un todo unificado -el
proceso que Jung denominó individuación- es único en cada indivi
duo, para este proceso no existe modelo alguno.
La idea que tenía Jung del Sí mismo era la de que comprendía o
abarcaba tanto el centro como la circunferencia. De modo similar, no
sotros vemos que también el Sol simboliza a ambos.
1. El Sol como centro en su pura forma simbólica: el sí MISMO.
2. El Sol como la circunferencia en su forma individuada, astroló
gica y psicológica: el YO, la capacidad de decir «yo soy».
De manera que el Sol simboliza no sólo el estado individualista ob
jetivamente expresado, sino también el estado indiferenciado de la vo
luntad pura, el instinto fundamental de supervivencia. Todo esto nos
conduce a una conclusión hipotética: que si el Sol es el centro, el punto
en torno al cual giran todos los planetas, entre ellos la Tierra, y si tam
bién lo vemos geocéntricamente como la definición de la eclíptica, del
zodíaco, como el que mide todas las cosas, entonces es ciertamente a la
42
vez el centro y la circunferencia. Desde un punto de vista heliocéntrico,
desde luego, el fenómeno de la retrogradación no existe, pero es sobre
la Tierra donde tienen lugar la función de la encarnación y las experien
cias que la acompañan, entre ellas el desarrollo y la evolución del nece
sario yo. Podríamos hacer un anagrama partiendo de esta idea y decir
que el geocentrismo es egocentrismo.
En el horóscopo, la relación de cada planeta con el Sol concuerda
con nuestra visión, basada en la Tierra, del Sol contra los confines de la
eclíptica, del zodíaco. Por consiguiente, tanto la posición de los plane
tas como sus ciclos retrógrados son directamente relativos al Sol y a la
Tierra, lo cual implica una relación con la evolución del yo y con su
expresión a través de la personalidad. Visto bajo esta luz, un planeta
retrógrado en el horóscopo es tan activo y dinámico como cualquier
aspecto del Sol. Describe la necesidad de expresión del individuo y
su capacidad para realizar su «mayor propósito», la finalidad del Sí
mismo. Es decir que describe el impulso interior a exteriorizar tanto
como sea posible el contenido del inconsciente, expandiendo con ello la
circunferencia de la experiencia y la expresión personales.
El Sol simboliza la razón, la mente, el intelecto, la proyección y la
luz del fuego (por oposición a la Luna, que es el alma, la intuición, la re
cepción y la oscuridad uterina), todo lo cual se combina para establecer
el sentimiento de ser un individuo único. Las características solares, sin
refinar y en el estado ideal, son rasgos de un poder y una expresión in
diferenciados en su forma más primitiva.
Los aspectos que forma el Sol con los planetas moderan, modifican
y realzan (en algunos casos oscurecen y debilitan) las características so
lares, de modo que la expresión del Sol, limitada por la definición del
individuo y de su horóscopo, nunca es pura: el signo donde se encuen
tra el Sol jamás llega a expresarse de una forma pura. Por eso los astró
logos experimentados tienen una aguda conciencia de las limitaciones
de la descripción de un individuo exclusivamente en función de su
signo solar. Puede haber temas arquetípicos fundamentales, pero están
redefinidos a través de las lentes infinitamente variables de la configu
ración astrológica y de la psicología personal.
La esencia del signo zodiacal en el que se encuentra el Sol es cons
tante e indica una determinada tendencia. Pero el hecho de que el Sol
esté allí (y esto se aplica a cualquier planeta) tiñe la experiencia pura
del signo y exige que el carácter básico de éste sea vivido de la manera
que requiere el principio solar. El Sol en un signo significa simplemente
que uno debe encontrar maneras de descubrirse a sí mismo y de expre
sarse acordes con el arquetipo del signo. El astrólogo estadounidense
Jeff Jawer me dijo una vez que probablemente él entendería mejor a
43
Tauro si no tuviera al Sol allí. Fue una observación muy aguda sobre
la deformación de la percepción que provocan los planetas en los
signos.
La «solarización» de la conciencia es el proceso de separarse de la
identidad colectiva y de encontrar métodos de expresión completa
mente propios. Este proceso de diferenciar lo que es verdaderamente
propio de lo que es adquirido o está superpuesto con el propio senti
miento del Sí mismo básico es lo que Jung llamaba individuación. El
término significa literalmente «el proceso de ir descendiendo hasta lo
indivisible»; el hecho de separar lo que es «no yo» de lo que es «yo»
crea un estado de unificación interior. No importa cómo llamemos al
proceso de seguir siendo uno mismo; lo que en él está en juego es la evi
tación constante de los modos de ser prescritos y una aceptación de
quién es uno, al margen de lo que considere normal la sociedad o la fa
milia. Tanto el inconsciente como la dinámica conscientemente formu
lada de la familia se alimentan de los rasgos inherentes al individuo, en
tretejiéndose y enredándose con ellos. En ciertos momentos decisivos
de la vida, uno se encuentra desenmarañando esta trama y aislando los
hilos que son más apropiados para el presente. Este proceso de indivi
duación es un proyecto en marcha, que jamás se completa, nos identi
fica como seres mortales, y nos deja con un anhelo de totalidad y bus
cando continuamente nuevas vías para la autoexpresión.
Llegar a ser uno mismo es como el opus alquímico, en el cual el ob
jetivo explícito es la refinación del material bajo, el plomo, hasta trans
mutarlo en oro. Al convertirse en su propio Sol, en el proceso de des
pliegue y evolución del yo, en realidad uno está participando en un
trabajo al que bien se podría llamar opus continuum. El anhelo de ple
nitud, realización y totalidad es el impulso a crecer y experimentar, lle
gando así a ser cada vez más quien uno mismo es con cada nueva fase
de la vida. Es la búsqueda interminable del oro del Sol lo que consti
tuye el trabajo de la vida; interminable, porque aunque para los alqui
mistas fuera la idealizada fase de realización, para el individuo jamás
se completa, porque la identidad solar (la condición de ser yo) no es
algo finito.
Considere el lector lo difícil que le resulta describirse a sí mismo
ante alguien a quien acaba de conocer. ¿Por dónde empieza? ¿Quién es
usted ahora? ¿Quién fue en el pasado? Esa «persona del pasado», ¿es su
persona actual, o apenas una parte de alguien que todavía no ha llegado
a ser? ¿Qué sería importante que esa persona en particular supiera de
usted? ¿Es realmente posible, en alguna medida, describirse de forma
coherente? ¿Y cómo se hace? ¿En términos manifiestos? ¿En términos
psicológicos? ¿Hablando de finanzas? ¿Creativamente? Uno no sólo es
44
quien es, sino también quien fue y quien llegará a ser. Estamos tan mo
delados por nuestro futuro como por nuestro pasado. Dentro de este
marco de referencia fluido y versátil debemos empezar a abordar el
tema de los planetas retrógrados.
45
debilitarse, la mente se convierte entonces en un poderoso recurso ana
lítico, porque es intrínsecamente necesaria para que el individuo pueda
resolverlo todo razonando. En ocasiones, esto resulta agotador, y el
Mercurio retrógrado caerá periódicamente en un estado de fuga, du
rante el cual queda sometido a invasiones indiscriminadas de las fuer
zas psíquicas. Debido a esta vacilación constante entre controlar al yo y
someterse a él, en realidad la mente se ejercita más y puede convertirse
en una herramienta muy poderosa. Con frecuencia, las personas que
tienen a Mercurio retrógrado poseen una gran tenacidad mental y son
capaces de encarar proyectos largos y difíciles que les exigen investiga
ción y esfuerzo.
El Sol es el principio masculino básico, que necesita una expresión
externa y desea tener un dominio psicológico completo sobre todos los
demás principios planetarios. Cuando la Tierra se coloca de tal modo
en su órbita que sobrepasa la órbita de otro planeta, y ese planeta da la
impresión de que se mueve hacia atrás contra el zodíaco, entonces sim
bólicamente el Sol se ha trabado en combate con el planeta y hay una
lucha por la supremacía.
El mundo interior no siempre ve fácilmente satisfechas sus expecta
tivas referentes a lo exterior, porque siempre hay que hacer ajustes
entre lo que sentimos por dentro y lo que experimentamos afuera, pero
la retrogresión agranda y localiza la experiencia interior. Esta adapta
ción es necesaria para descubrir exactamente quiénes somos, con inde
pendencia de la imagen que nos devuelve el entorno. La condición de
ser yo es el Sí mismo que declara sus parámetros personales mediante
los actos, la experimentación y el crecimiento.
No hay ningún planeta que, de por sí, sea más poderoso que otro. Cada
uno tiene unas propiedades peculiares que deben ponerse de mani
fiesto, y un planeta retrógrado no es diferente. A los planetas se los
puede ver como miembros individuales de un sistema familiar -el sis
tema solar-, cada uno de los cuales desempeña la función que le es pro
pia, sintetizada y concentrada por mediación del padre Sol. Cada pla
neta tiene una personalidad y un papel, que contribuyen a la integridad
de toda la «familia», es decir, del horóscopo.
No parece que un planeta retrógrado sea más débil ni esté más repri
mido, ni tampoco que, por el hecho de serlo, tenga que ver con la con
ciencia ni con la inconsciencia. Por sí solos, los retrógrados no indican
introversión (ni extraversión) como tipo de personalidad dominante.
46
Sin embargo, sí parece que la retrogresión indica cierto grado de inte
riorización centrada en los principios del planeta retrógrado. Con res
pecto a la introversión y la extraversión se podrían hacer algunas com
paraciones entre los planetas retrógrados y los directos y la forma en
que experimentamos sus energías en cuanto éstas interaccionan en el
horóscopo para catalizar las etapas de la evolución en la personalidad
siempre cambiante. En Boundaries of the Soul [Las fronteras del alma],
June Singer habla de estos dos tipos psicológicos.
4. June Singer, Boundaries of the Soul, Anchor Press, Nueva York, 1973, p. 187.
47
en un significado cósmico indiferenciado en vez de asumir uno perso
nal.
Un planeta retrógrado evoluciona de acuerdo con algún misterioso
principio interior, desentendiéndose completamente de las reglas socia
les establecidas por los otros miembros del sistema solar. Por lo tanto,
puede desviarse mucho de lo que el consenso de la psique considera so
cialmente correcto y actuar, digámoslo así, como una energía cuya disi
dencia la lleva a no cooperar con la totalidad en el proceso de tomar
conciencia de sí misma, haciendo erupción o implosión de forma volu
ble porque su evolución no depende de la de los demás planetas ni de la
integridad del horóscopo como totalidad.
Si el individuo es del tipo extravertido, y el horóscopo como tal
tiene un exceso de fuego, o de angularidad, o predomina en él el hemis
ferio superior con una fuerte cardinalidad, un solo planeta retrógrado
puede causar más de una escisión psicológica. Puede encerrar la energía
del planeta más que si el peso del horóscopo se inclina hacia la tierra o
el agua, o si la mayoría de los planetas están en casas fijas o cadentes,
todo lo cual proporciona una base para una visión más introvertida del
mundo. Por ejemplo, puede ser que a una persona por otra parte suma
mente social y extravertida con sólo Marte retrógrado le resulte muy di
fícil concentrarse en el logro de fines prácticos y se sienta en cambio de
sorientada, excepto cuando se enfrenta con algo ineludible o tiene un
propósito concreto. El yo en cuanto agente de autoexpresión es un sis
tema en sí mismo, formado por todos los planetas y su interacción,
pero en este caso, Marte retrógrado (contra el Sol) actúa como un intro
vertido, es decir, al no sentirse obligado a manifestarse dentro de la fa
milia de los planetas, se comporta como un renegado, y se distancia de
la gestalt, lo cual puede dar como resultado tipos específicos de com
portamiento antisocial. De esta manera, Marte no contribuye a que el
yo se integre con el resto de los planetas. Se absorbe principalmente en
la tarea de ordenar sus prioridades en relación con el Sol y, de forma
secundaria, rehúye los aspectos que lo conectan con otros planetas. Es
inherente a su posición retrógrada el hecho de que rechace participar
en el proceso de movilizar a la acción a otros planetas o de recibir su
influencia moderadora. Inconscientemente, puede ser que muchos indi
viduos hagan caso omiso de la energía retrógrada indiferenciada de
Marte, y la descarguen sobre otras personas -compañeros, amigos,
amantes- que puedan «cargar» con ella, ya sea haciendo realmente
cosas por ellos o bien representando su enojo o su empuje.
A la inversa, a un tipo introvertido sin planetas retrógrados su en
torno le puede parecer sumamente misterioso, y es posible que cultive
una filosofía propia de la observación y del análisis para que le ayude a
48
entender el significado oculto tras el comportamiento manifiesto. En
un caso como éste, el hecho de no tener planetas retrógrados es la causa
de la escisión entre lo que el individuo sabe subjetivamente que es
cierto y lo que ve objetivamente en acción. Mientras un planeta natal
no se vuelve retrógrado por progresión secundaria, a la persona puede
resultarle difícil encontrar un vehículo adecuado mediante el cual culti
var y expresar sus propios valores o su forma personal de visión inte
rior, que pueden no llegar a expresarse hasta el momento en que la re
trogresión brinda apoyo a este tipo de personalidad en su totalidad.
Howard Sasportas vincula el Sol y la evolución del yo con el padre,
y en muchos sentidos coincido con él. 5 El comportamiento de un padre
con su hijo muestra al niño cómo le responderá el mundo exterior
cuando ponga en acción su yo. La predisposición inconsciente hacia el
padre se revela en la posición, los aspectos, el signo, etc., del Sol; la
exactitud con que todo esto sea paralelo al comportamiento del padre
real tal como lo percibe el niño es decisiva para la evolución del yo. La
«solarización» de la conciencia se inicia activamente cuando el niño re
conoce por primera vez su propio cuerpo Uugando atentamente con sus
manos y sus pies), en general alrededor de los seis meses, pero sólo em
pieza a exteriorizarse plenamente en la evolución del comportamiento
activo alrededor de los dos o tres años, cuando el niño aprende a cami
nar y a autoafirmarse. Es entonces cuando el bebé deja de formar parte
de la madre y empieza a ir -psicológica y literalmente- hacia el padre.
Es probable que la forma en que el niño percibe a «papá» no concuerde
con el arquetipo interior que tiene del padre celestial.
Por ejemplo, si el Sol natal forma un trígono con Júpiter, y por lo
tanto este último está retrógrado, uno está predispuesto a esperar una
relación jovial y abierta con un padre que lo apoya. Pero, ¿qué pasa si
en realidad el padre no es nada de todo eso? ¿Y si simplemente no está,
ya sea porque se murió, o es marino o nunca estuvo en casa? ¿Y si está,
pero es violento con el niño, o es alcohólico o drogadicto? ¿Qué sucede?
Por el contrario, bien puede ser que el padre sea justo, que lo apoye y
que sea una persona abierta; pero, ¿será capaz de percibirlo así un niño
con Júpiter retrógrado? ¿Aún seguirá existiendo la fantasía de un padre
celestial que prodiga a su alrededor favores y justicia? ¿Puede algún
padre real estar verdaderamente a la altura de esta visión interior? La
evolución del yo en ese niño, ¿tendrá lugar siguiendo líneas realistas, o
la autoexpresión será exagerada porque se ve al yo de un modo preten-
49
cioso, engrandeciéndolo y desfigurándolo? Estas son las cuestiones que
se plantean con respecto a los planetas retrógrados.
En repetidas ocasiones he oído decir que Saturno retrógrado signi
fica que el padre está ausente. Este planeta está retrógrado durante
cinco meses al año, de modo que no se debería sugerir que el padre de
todas las personas nacidas con Saturno retrógrado está ausente. Sin em
bargo, se ha demostrado que lo que esperan del padre es muy diferente
de la realidad, se halle presente o no. Hay indicios de que los planetas
retrógrados están más vinculados con el ámbito de lo arquetípico, que
es en donde se encuentran los padres imaginarios, fantásticos o celestia
les. Todos tenemos, hasta cierto punto, conciencia de un apego a la
Gran Madre nutricia o al Padre Salvador todopoderoso. Por ejemplo,
en épocas de profunda soledad existencial o de duelo podemos llegar a
niveles primarios de tristeza o de dolor, clamando por alguien que nos
nutra y nos cuide con amor y ternura. El clamor es, en realidad, por la
Gran Madre, la que da sin reservas, y no generalmente por «mamá». El
niño que hay en nosotros anhela que lo rescaten de la maldad del
mundo, que lo transporten a un lugar donde se sienta inequívocamente
apoyado, donde reciba el reconocimiento que todos nos merecemos. Y
eso es improbable que «papá» pueda hacerlo por nosotros, pero el
Padre Celestial sí que podría.
No todas las imágenes de los padres arquetípicos son benévolas.
Una adolescente que tenga un brote psicótico (una inmersión total del
yo en el inconsciente) puede imaginarse falsamente que su padre es un
brujo o un asesino. Sin embargo, sí que podría ser un devorador de la
creatividad de su hija, que dé como resultado una pérdida de yo, una
crisis de la conciencia solar y un retorno a la conciencia lunar (ute
rina).
El mundo interior del planeta retrógrado no es ni bueno ni malo, ni
sano ni enfermo, ni cuerdo ni neurótico. Es una manera intensamente
personal y creativa de ver la vida. El sistema del yo que contiene plane
tas retrógrados no evoluciona de acuerdo con los dictados de la familia
ni, más adelante, de la sociedad, sino en su momento y a su manera. Es
obvio que hasta cierto punto esto puede decirse de la evolución de cual
quier individuo, pero en el caso de la retrogresión hay un recurso pro
tector inherente, un mecanismo de regulación que intenta mantener
aislado al planeta retrógrado. El yo encuentra la manera de apoyar al
planeta, protegiéndolo de invasiones o ataques, y debido a esto se in
vierte una gran cantidad de energía inconsciente en la defensa más que
en la evolución. Este fenómeno crea dificultades sociales a las personas
con planetas retrógrados, porque tienden a sentirse torpes y fuera de
lugar, ya que no tienen el mismo sentido interno de la oportunidad
50
ni los mismos puntos de referencia para el comportamiento que las per
sonas sin planetas retrógrados. Esto es especialmente válido para los
casos de Venus y Marte, que son los que están retrógrados con menor
frecuencia, y de Júpiter y Saturno, que participan de forma importante
en la evolución del yo, el superyó y la personalidad socializada en la
primera mitad de la vida.
Tener uno o varios planetas retrógrados exige que nos aseguremos
un cierto grado de objetividad en lo que se refiere a la impresión que
producimos en nuestro entorno: a otras personas y en la esfera en la
que desarrollamos nuestra actividad. Cuando un planeta está retró
grado, es frecuente que esa objetividad se pierda, simbólicamente oscu
recida por el poder del Sol -a través de la distancia o de la proximi
dad-, que el individuo experimente de manera totalmente subjetiva los
principios del planeta retrógrado y que los exprese socialmente de una
forma incierta o torpe hasta que llegue a alcanzar cierto grado de madu
rez y de confianza.
Con esto volvemos a la importancia de confiar en uno mismo y de
conocerse en relación con el empuje emocional y psicológico de los
principios del planeta. Uno de los problemas de un planeta retrógrado
es que tiene menos probabilidades que uno directo de alcanzar la ma
durez, en parte debido a su rebelión inherente contra el «sistema», ya se
trate del sistema solar en relación con el horóscopo o del sistema cultu
ral. La pugna simbólica con el Sol es interna, y mientras no se resuelva
de un modo consciente buena parte del conflicto, la función del planeta
seguirá siendo principalmente una cuestión interior.
Puede suceder que los principios intrínsecos de un planeta retró
grado no nazcan o que sigan en el infantilismo hasta que el planeta lle
gue a una estación directa por progresión secundaria o hasta el mo
mento en que uno tome conciencia de que son un contrapunto del yo.
El planeta podría hacer el papel de abogado del diablo hasta que esté
más plenamente integrado en la totalidad del sistema por haber encon
trado un área de especialidad asociada con su dominio. Así como a una
persona introvertida es necesario atraerla cautelosamente a la interac
ción, también el planeta retrógrado necesita ser tratado con atención y
respeto.
La energía solar del yo fluye hacia adentro, hacia el planeta retró
grado, que está eclipsado por sus hermanas y hermanos directos, bifur
cando la energía en dos formas diferentes; esto es lo que con frecuencia
genera episodios interiores de alienación del mundo como tal, y hasta
que la madurez, la experiencia o las progresiones (o todo junto) orien
tan al planeta retrógrado hacia la contribución social, la función de éste
se mantiene latente.
51
Los padres cuyos hijos tienen planetas retrógrados deben ayudarlos
a tener más conciencia de sí y más confianza en sí mismos en los ámbi
tos psicológicos en donde los estimularían normalmente los respectivos
planetas. El hecho de que haya poco impulso y cierta falta de deseo de
explorar de manera social las necesidades de un planeta retrógrado se
debe en gran parte al dominio simbólico del Sol sobre ese planeta. Se
puede entonces suponer que el principio solar dé como resultado algtín
tipo de extraversión, pero lo que tiende a suceder es lo opuesto, y el re
sultado es la inversión de la energía y la lucha interior.
Con frecuencia, mientras no alcanza cierto grado de madurez y de
experiencia mundana, un individuo no se da cuenta de que es posible
que esté contemplando un determinado aspecto de la vida con ojos exa
geradamente selectivos y con una perspectiva centrada sólo en sí
mismo, suponiendo que los demás lo ven exactamente de la misma ma
nera. Hasta que no se enfrenta con la evidencia de lo contrario, com
partiendo sentimientos, experiencias e ideas, la persona con planetas
retrógrados no se da realmente cuenta de que en ese dominio está ais
lada. Aunque hasta cierto punto esto es válido para la mayoría de la
gente, llega al extremo en el caso de la experiencia de los planetas retró
grados.
El hecho de que todos los planetas, superiores e inferiores, se en
cuentren en su punto más próximo a la Tierra cuando están retrógrados
es también un símbolo de subjetividad. Dado que el planeta retrógrado
está más próximo a la Tierra, está más cerca del individuo, intensifi
cando la experiencia personal y no debilitándola. En Los símbolos del
horóscopo, Robert Hand dice: «Creo que su proximidad a la Tierra sig
nifica una falta de distancia o de perspectiva de la persona con respecto
al comportamiento que el planeta simboliza. Quien tiene a un planeta
retrógrado es menos capaz de ser objetivo con las energías de ese plane
ta».6 Y continúa: «Pero sospecho que es más difícil tener la vivencia de
las energías retrógradas como algo aparte de nosotros mismos». Es lo
que sucede con mis hallazgos. Es más bien como si el planeta se mantu
viera subordinado al paternal padre Sol, sin jamás madurar realmente
lo suficiente para separarse del resto de la personalidad y funcionar de
manera autónoma y objetiva cuando es necesario hacerlo. La función
del planeta puede seguir siendo infantil y primitiva, considerando que
su propia experiencia es la experiencia colectiva, sin tener en cuenta su
subjetividad, hasta que un episodio proveniente del exterior le propor-
52
ciona alguna forma de despertar. Esencialmente, el planeta retrógrado
se mantiene más próximo a su naturaleza arquetípica debido a la resis
tencia de la psique a que le sean impuestos prejuicios sociales. Puede
ser que la contribución del planeta retrógrado a la personalidad total no
sea tan autoafirmativa como la del planeta directo, y que no deje de ser
ingenua, pero esto no significa que sea menos autorizada ni influyente.
Lo que necesita un planeta retrógrado es una buena obsesión. Repeti
das veces me he encontrado con que la frustración que genera un planeta
retrógrado se debe principalmente a la falta de interés de la persona por
algo que la impulse y la empuje. En la mayoría de las sociedades, la ex
presión de las necesidades individuales está tan estigmatizada que con
frecuencia el individuo que tiene un planeta retrógrado se siente inse
guro y vacila en exteriorizar su interés en ese campo, ocultándolo o «ale
jándolo» de alguna manera, y de ahí las etiquetas de lento, introvertido,
regresivo, tardío en madurar, antisocial, excéntrico («acéntrico» sería
más apropiado), por no enumerar más que unas pocas. Es muy probable
que haya comportamiento antisocial y «acentricidad» asociados con la
naturaleza del planeta; pero, ¿acaso eso es realmente tan terrible? La
vida sólo se vuelve enfermiza y problemática cuando las necesidades
personales están tan profundamente sepultadas y atrofiadas que empie
zan a enconarse y a contaminar la gestalt del Sí mismo. Cuando uno en
tiende, integra y acepta una característica personal como parte de su pro
pia naturaleza, no hay en ello nada de antisocial. Lo que crea el aspecto
antisocial son los sentimientos de inferioridad y de incomodidad debi
dos a la falta de experiencia y de expresión, pero no, decididamente, la
naturaleza del planeta retrógrado.
Quizá parezca curioso que podamos sentimos inferiores a nosotros
mismos (no a los demás), pero eso es lo que con frecuencia ocurre en re
lación con los planetas retrógrados. En el caso de los planetas inferio
res, Mercurio y Venus, su proximidad al Sol y a la Tierra es tan estrecha
que están abrumados. En el caso de los planetas exteriores lo que crea
la sensación de separación y el aislamiento de las características plane
tarias de la integridad del resto del horóscopo es la distancia de la Tie
rra y el Sol. Aunque la distinción entre estas dos categorías (establecida
y profundizada en el capítulo 1) existe efectivamente, la teoría es la
misma para ambas: la naturaleza paternal y heroica del Sol es tan abru
madora que es preciso desarrollar activamente una mayor atención a
las necesidades especificadas por el planeta retrógrado. La batalla inte
rior se ha de librar con plena conciencia, lo que permite una relación
más equitativa entre el padre Sol interno y las energías nacientes del
planeta al que intenta controlar. Veremos varios ejemplos de planetas
retrógrados que actúan de un modo inconsciente, haciéndose valer
53
inadvertidamente, asomando de forma espontánea a la superficie, atro
pellando a la voluntad consciente y coincidiendo con acontecimientos,
despertares y experiencias psicológicas, en especial durante los años en
que la retrogresión (o dirección) se da en el horóscopo natal por progre
siones secundarias y tránsitos retrógrados en contacto con los planetas
natales.
El enojo es otra característica de la retrogresión que si no se la reco
noce tal como es puede debilitar y agotar. Hay una rabia natural inhe
rente al planeta retrógrado, que necesita expresarse «violentamente».
Los sentimientos de depresión o disociación identificados con un pla
neta natal retrógrado se relacionan directamente con los sentimientos
de renuncia y de impotencia que uno tiene en la esfera de energía sim
bolizada por el planeta. Debido a la falta de participación de los pla
netas retrógrados en la experiencia planetaria total, es difícil que este
enojo llegue a adquirir una forma específica, y con frecuencia impregna
la psique, y puede irrumpir en ámbitos de la vida que no tienen nada
que ver, creando confusión con respecto a su fuente.
A menudo me he encontrado en mi experiencia profesional con que
al concentrarme en el análisis de las funciones del planeta en cuestión
(sin tener en cuenta su carácter retrógrado) pulsaba un acorde en la per
sona, que empezaba entonces a reconocer la fuente de su incomodidad,
su alienación y su tristeza. Así se pone de manifiesto que no hay dife
rencia entre un planeta retrógrado y uno directo, a no ser en la forma en
que el individuo los percibe. Que la persona esté pensando desde un
punto de vista psicológico o planetario no tiene importancia.
Cuando el disidente vuelve para colaborar con la familia, es fre
cuente que cuente relatos exóticos, de delicioso sabor extranjero, y que
tenga una visión más amplia y menos egocéntrica del mundo que ha
visto. Tal vez regrese triunfante, tras haber vencido dragones, rescatado
a doncellas o ganado copas mágicas y encantadas, pero también puede
volver arrastrándose, apaleado y humillado. De cualquiera de las dos
maneras, el planeta retrógrado debe siempre retornar al hogar, sólo
para volver a partir en busca de un horizonte nuevo y distante, pero
otra vez enormemente subjetivo.
54
3
La progresión secundaria de los planetas
55
cias vitales más obvias, e infunden en la evolución interior del nativo
un estado o tono anímico que con frecuencia no se exterioriza hasta
que una conspiración de tránsitos importantes moviliza las experien
cias que iluminan el episodio interior. En este libro me concentraré
principalmente en tres ámbitos: en el Sol progresado y su influencia im
plícita en las estaciones de los planetas; en los aspectos progresados
que se forman entre el Sol y los planetas retrógrados, y en el movimien
to de los planetas progresados en cuanto tiene que ver con la retro
gresión.
Cuando hay planetas retrógrados en la carta natal es esencial verifi
car si y cuándo se estacionarán y se pondrán directos por progresión se
cundaria en la vida del individuo. Es muy probable que un Mercurio
natal retrógrado se vuelva directo, porque veinte días son el equiva
lente de veinte años progresados. También un Venus retrógrado es pro
bable que lo haga, ya que está retrógrado de 40 a 44 días, mientras que
en lo que respecta a Marte es solamente posible, según si el Sol natal ha
pasado o no su oposición con el planeta. Con Júpiter, Saturno, Urano,
Neptuno y Plutón se aplica el mismo principio que para Marte, porque
están retrógrados de cuatro a cinco meses por año, y por lo tanto es pro
bable que nunca cambien de dirección por progresión, aunque pueden
formar aspectos significativos con el Sol progresado.
De modo similar, es importante determinar si un planeta natal di
recto se estacionará y se volverá retrógrado en el curso de la vida de un
individuo, porque también esto señala un momento decisivo en la rela
ción entre el Sol y el planeta, momento del cual resulta un cambio sutil
en la participación de este último en el horóscopo corno sistema total.
También las direcciones por arco solar pueden resultar espectaculares
con respecto a las estaciones.
EL CICLO PROGRESADO DE
LOS PLANETAS NATALES SUPERIORES
56
cimiento en el curso de ese año ni se refleje en él. Sin embargo, fun
ciona por lo menos como un telón de fondo para perspectivas nuevas y,
si se reflexiona sobre ello, significa un año que es como una divisoria de
las aguas. En la mayoría de los casos que he visto, a la persona que tiene
plena conciencia del proceso le sucede algo tangible, exterior o interior
mente.
El primer planeta que se estaciona y se vuelve retrógrado indica
dónde es necesario que el individuo sea más retentivo y se interiorice
más, y dónde puede haber sido incapaz de interiorizar y personalizar de
manera adecuada la energía asociada con ese planeta. En torno de las
energías del planeta estacionario empieza a formarse una cáscara pro
tectora que lo aísla de los demás en la carta durante el año o dos que si
guen a la estación.
En el caso de los planetas superiores, el primero en volverse retró
grado será el que está «por fuera» o al borde de la gestalt planetaria, ya
que por signo zodiacal estará antes que el Sol. La estación retrógrada
progresada de un planeta superior -excepción hecha de Marte- va se
guida algunos años después por el trígono del Sol progresado con el pla
neta natal, de la siguiente manera:
Júpiter: de 4 a 6 días equivalentes al mismo número de años progre
sados;
Saturno: de 11 a 13 días equivalentes al mismo número de años pro
gresados;
Urano: de 17 a 20 días equivalentes al mismo número de años pro
gresados;
Neptuno: de 20 a 21 días equivalentes al mismo número de años
progresados;
Plutón: de 18 a 22 días equivalentes al mismo número de años pro
gresados.
Generalmente el año de la retrogresión es el momento en que se
forma una crisálida alrededor del área de la psique simbolizada por el
planeta estacionario. La crisálida sirve para proteger el yo del individuo
de ulteriores influencias externas en esa esfera planetaria hasta que el
Sol progresado forma un trígono con el planeta en retrogresión, algunos
años después. La condensación de los rasgos inherentes al planeta lo
aparta de la totalidad del horóscopo, de modo que empieza a evolucio
nar nuevamente de manera independiente y «acéntrica». El acto de la
retrogresión puede funcionar como un amortiguador contra ulteriores
invasiones, y el planeta se convierte gradualmente en un punto oculto
pero sensible, que va incubando una manera nueva de usar las energías
con él asociadas.
57
Esto crea un poder desmedido, porque el planeta estacionario co
mienza entonces a actuar como una lente cada vez más refinada, a tra
vés de la cual se enfocan nítidamente las capacidades creativas, ya sean
intelectuales o físicas, que adquieren así un brillo especial. El aisla
miento y la inversión de las energías del planeta pueden establecer la
base para un área de pericia que se consuma aproximadamente durante
el año en el que el Sol progresado forma un trígono con el planeta retró
grado. Este caso se da en particular cuando un individuo no tiene pla
netas natales retrógrados en el horóscopo y sólo dispone de un planeta
en estación retrógrada en los años de desarrollo de la vida. En este tipo
de carta, es probable que ese planeta esté aislado y ocupe, él solo, un
cuadrante o un hemisferio.
En algún momento del año de la estación retrógrada progresada del
planeta se inicia un ciclo de evolución interna, que llega a fructificar
plenamente cuando el Sol progresado forma un trígono con él. Es muy
frecuente que aquello que estaba invertido e interiorizado en el mo
mento de la estación progresada se vea iluminado por un sentimiento
de liberación, que señala una etapa de realización. La inversión inicial
se ve a menudo precipitada por una herida o una conmoción que coin
cide con la estación, lo cual da por resultado una rebelión interna y la
determinación de crearse una posición especial en el mundo. El planeta
estacionario no apoyará de manera convencional al yo, y se negará a su
bordinar sus energías, sus talentos o su creatividad a ningún orden esta
blecido, ya sea interno o externo.
La estación retrógrada también puede iniciar un complejo que se in
sinuará en todos los demás aspectos de la carta, especialmente si sólo
un planeta se estaciona y se vuelve retrógrado en el curso de la vida, o si
esa estación se produce durante los primeros años de desarrollo. Si el
planeta es significativo y está acentuado por su posición destacada en la
carta, entonces el cambio establece una nueva pauta de evolución inte
rior. Un planeta significativo es aquel que está en conjunción con un
ángulo; el que está aislado; el regente de la carta; el que determina al Sol
o a la Luna; o si es el primero en una secuencia de planetas en un stel
lium, todos los cuales se estacionarán y se volverán retrógrados en
algún momento. Con frecuencia, la estación retrógrada es la experien
cia que nos altera el curso de la vida. La dificultad con los momentos de
cambio en la vida es que a menudo no los reconocemos hasta muchos
años después.
En el caso de Donald (véase el capítulo 9), Saturno se estacionó y se
volvió retrógrado cuando él tenía 9 años; ese año murió su padre, a
quien él quería mucho. Para Donald, aquella estación fue el comienzo
de una época de retraimiento y soledad. Debido en parte a su edad, eri-
58
gió inconscientemente barreras contra sus sentimientos y los ajenos, de
teniendo así su desarrollo emocional hasta bien entrada la madurez.
(Además, en el mes del accidente mortal, la Luna natal de Donald, en
Capricornio, formó una oposición por tránsito con Urano, el cual, al es
tacionarse y volverse retrógrado en el cielo, exacerbó una situación ya
de por sí agobiante.) Sin embargo, esa no era toda la historia. Cuando el
Sol progresado formó un trígono con Saturno once años después,
cuando Donald tenía 20 años, se produjo el desenlace de la estación de
Saturno progresado: descubrió que era hijo adoptivo. La pérdida de su
padre, definida por la estación retrógrada de Saturno progresado y am
plificada por el impacto del tránsito de U rano en contacto con su Luna
en Capricornio, sirvió para aislar durante cuarenta años las vivencias
psicológicas saturninas y lunares de Donald, que sólo llegarían a libe
rarse con fuerza volcánica por la acción del tránsito de U rano en con
junción con su Luna natal.
59
posición social y el estilo de vida del individuo. Si la estación se pro
duce muy precozmente en la vida, la dificultad para incorporar la
nueva perspectiva es menor. El efecto inmediato es tanto más crítico
cuanto mayor es el nativo, simplemente porque los hábitos ya incor
porados de interiorización de las energías planetarias suelen ser más
rígidos.
Ciertas condiciones astrológicas indican también si la dirección de
un planeta afectará de forma manifiesta a las reacciones psicológicas
del individuo o no. El movimiento directo de un planeta será registrado
de forma más activa y consciente si el planeta es importante, es decir, si
está aislado o en conjunción con un ángulo, si es el regente de la carta,
si determina al Sol o a la Luna, o si es el primero en una secuencia de
planetas que están a punto de volverse directos en un stellium de plane
tas retrógrados.
Con la estación directa el planeta empieza a participar más activa
mente en el sistema del horóscopo y, por extensión, en el sistema psí
quico del individuo. Esto implica que asume una mayor responsabili
dad en la gestalt planetaria como participante y contribuyente en la
función global del horóscopo. Con frecuencia la estación directa se ma
nifiesta como una «presentación en sociedad», la aparición y el recono
cimiento consciente de una necesidad interior largamente reprimida
cuya activación es esencial para que la evolución del yo pueda conti
nuar. La estación directa de un planeta retrógrado natal es como un
dique que cede y libera un torrente de sentimientos reprimidos, inun
dando al individuo con una intensa sensación de finalidad y dirección,
allí donde antes había habido incertidumbre e inseguridad.
Otro resultado posible puede ser la aparición de caóticos sentimien
tos de angustia y expectativas carentes de realismo en el curso del año
de la estación. Se precisa tiempo y esfuerzo para abarcar e integrar en la
totalidad del sistema la energía recién liberada. Es muy probable que
ésta no se integre en un orden funcional en el término del año, pero con
el tiempo, los tránsitos y la experiencia de la vida, el nuevo impulso se
integrará en una síntesis con la propia conciencia.
Aunque los acontecimientos y las vivencias varían enormemente,
los puntos de inflexión son nítidos; el astrólogo puede afirmar de un
modo absoluto que ha sucedido o está sucediendo algo capaz de liberar
la energía reprimida. Siempre que un planeta progresado se estaciona,
ha estado prácticamente estacionario durante unos años, y es mucha la
preparación inconsciente que ha tenido lugar para ese momento. Con
una mirada retrospectiva, es posible discernir una pauta en los dos años
previos a la estación: una pauta de suspensión, tranquilidad y retrai
miento de un estilo de vida generalmente frenético. Tal es el caso
60
cuando el «significado» de la estación depende por entero de lo que
efectivamente está sucediendo en la vida del individuo.
La forma en que se exprese la liberación dependerá del tiempo que
el planeta haya estado retrógrado y el momento en que se vuelva di
recto (de hecho, de la edad que tenga el individuo). Cuanto más tiempo
haya estado retrógrado, mayor será la carga que se habrá creado y más
conciencia tendrá el individuo de haberse liberado de ella. Por ejemplo,
Drew había trabajado durante veinticinco años en un despacho jurí
dico, y renunció a él para trabajar en bienestar social el mismo año en
que su solitario Júpiter progresado se estacionó y se volvió directo. Sen
tía la necesidad de pagar una deuda a la colectividad trabajando en pro
blemas ambientales, con lo que propició a su Júpiter, que le había per
mitido ganar muchísimo dinero en el curso de su carrera profesional.
Necesitaba «liberarlo» para buscar nuevos horizontes y descubrir ma
neras menos tradicionales de expresarlo.
61
gración del rasgo ajeno en la totalidad de uno mismo. El mundo exte
rior empieza a asumir más importancia, y las experiencias internas
se reflejan en el entorno, a veces de forma bastante explosiva o espec
tacular.
EL CICLO PROGRESADO DE
LOS PLANETAS NATALES INFERIORES
62
natal movilizó las ansiedades y los sentimientos de inutilidad previa
mente suprimidos hasta llevarlos a su culminación, y el muchacho in
tentó suicidarse. En el contexto de esta progresión, también ese año el
Sol progresado había formado una conjunción con su Venus natal, ilu
minando su necesidad de establecer relaciones de intimidad, de lo cual
en aquel momento era incapaz. Ese mismo año Neptuno formó una
conjunción por tránsito con su Sol en Escorpio: los catalizadores exter
nos de su deseo de morir fueron la disolución de su yo y su incapacidad
para contener su angustia.
63
SEGUNDA PARTE
EL MERCURIO MITOLÓGICO
Theos
1. Una versión de parte del material contenido en este capítulo, que incluye la
tabla, aparece en mi capítulo de Planets: The Astrological Tools, Llewellyn Publica
tions, St. Paul (Minnesota), 1989. La tabla y el material original fueron registrados
en 1982 por publicaciones RKM y todo uso posterior del material no cuenta con el
reconocimiento ni con el permiso del autor.
Junto con este capítulo recomiendo la lectura de The Retrograd Mercury Work
book, de C. J. Puotinen, Ninth Sign Publications, Hoboken (Nueva Jersey), 1982, un
folleto completo y de fácil lectura.
2. Franz Cumont, Astrology and Religion Among the Greeks and Romans, Dover
Publications, Nueva York, 1960. Es importante leer en su totalidad este librito, que
ofrece un panorama de la historia de la astrología desde la visión del mundo que
tiene un conocedor de los clásicos, bien informado de las prácticas actuales y anti
guas de la astrología, aunque no simpatice con ellas.
67
Hermes fue el nombre con que los griegos reemplazaron el de la di
vinidad sideral babilonia Nebo, y en su momento los romanos lo llama
ron Mercurius, el Mercurio de nuestra astrología actual. Como dios,
Mercuio es una amalgama de muchas divinidades, imágenes y domi
nios. Hay pruebas históricas de que en la antigua Grecia Hermes estaba
asociado con la fertilidad, y de hecho su antecesor egipcio, Tot, era en
gran medida una figura de fertilidad, asociada con los días intercalados
que se reservaban para los festivales celebrados en adoración de los
cinco dioses que constituían la progenie de Nut (la diosa del cielo) y
Geb (el dios de la tierra). Tot actuaba como una especie de insemina
dor y comadrona de sus hijos -Osiris, Horus, Tifón (Set), Isis y Neftis-,
y el papel que le cupo como autor de los escritos alquímicos ocupa
un importante lugar en la obra de Maneto, un egipcio que escribió
en griego sobre la religión egipcia en el siglo III a.c. La asimilación
de Tot, Hermes y Mercurio en una figura compuesta fue la prefigu
ración de nuestro Mercurio astrológico, soberano de la transforma
ción mágica, dios de la transición y transmisor de información. El
Mercurio astrológico encarna todo el simbolismo recopilado a lo lar
go del tiempo, y es uno de los arquetipos más complejos del panteón
astrológico.
El dios griego Hermes y su papel en las obras clásicas nos da mucho
en qué pensar cuando nos ocupamos, en el ámbito astrológico, de Mer
curio. En la más antigua literatura griega sobre Hermes, vemos que la
I!iada y la Odisea homéricas, la Teogonía y Los trabajos y los días de
Hesíodo, así como el Himno homérico a Hermes, el IV, están repletos
de información sobre la naturaleza de este fascinante dios.
Con respecto al nacimiento de Hermes, leemos en los Himnos ho
méricos: «Nació al amanecer, al mediodía estaba tañendo la lira, y al
anochecer robó los rebaños de Apolo... ». 3 Esto nos lo muestra como el
embustero y embrollón por excelencia, dotado además de un enorme
encanto: para hacer y tañer su propia lira, engatusó a una tortuga y la
indujo a salir de su caparazón. Según el relato, Hermes, inquieto desde
su nacimiento, partió en busca de los bueyes de su hermano Apolo, y
por el camino se encontró con una tortuga. Con gran encanto, dijo a la
desventurada que sería para él una buena compañera de cena, y por
cierto que lo fue, ya que no tardó en comérsela. También le prometió
que cuando hubiera muerto podría hacer una hermosa música: con el
caparazón construyó el prototipo de la lira que finalmente cedió a
Apolo para apaciguarlo por haberle robado los bueyes.
68
Este robo de los bueyes tiene un aspecto sumamente notable. Her
mes «los hizo andar con las pezuñas hacia atrás, siendo las patas delan
teras las últimas y las traseras las primeras, mientras él mismo cami
naba normalmente hacia adelante». 4 Éste es el origen literario de la
senda dual y la engañosa brillantez de Hermes el Embustero, y es la pri
mera insinuación de su carácter retrógrado. Sólo minutos antes se
había sentido feliz tocando su nueva lira, pero «tenía el corazón puesto
en otros proyectos». 5 Versátil, astuto, Hermes es un arma de doble filo
que hace una cosa mientras planea otra. El hecho de que escondiera los
bueyes en la cueva de Apolo, el dios del Sol, es una metáfora adecuada
para la retrogresión de Mercurio cuando «regresa» hacia el Sol, ocul
tándose de la vista de la Tierra, sólo para volver a emerger luego, redi
mido, como la estrella de la mañana.
El Himno celebra el componente de joven encantador, de puer aeter
nus, que hay en Hermes, quien incluso recurre a su primera infancia
como defensa cuando le preguntan por el robo de los bueyes. Comete
un delito que no haría la menor gracia si el autor fuera otro, e incluso
consigue impresionar con su insolencia a Zeus, dios normalmente ira
cundo, que no sólo se queda impresionado, sino también divertido. Ese
instante de reconocimiento de una perspectiva, que se produce espon
táneamente y sin ninguna advertencia previa y que da como resultado
un estallido de pura risa, es precisamente de lo que se trata con Hermes
el Embustero.
Un Mercurio fuerte intensificará el horóscopo del humorista con un
rasgo peculiar, como si el arquetipo de Hermes viviera por mediación
del individuo, capaz de aportar súbitamente una perspectiva nueva a
una situación que de otro modo podría ser sombría o quizás, a no ser
por el encanto de Hermes, hasta terrorífica. El comediante es un sana
dor que destaca nítidamente prioridades que hasta ese momento no se
habían tenido en cuenta -por así decirlo, una realidad nueva-, de tal
modo que el impacto suscita la risa.
Pese a todos sus atributos de juventud, humor, gracia y picardía, en
Hermes hay facetas serias. Sus raras apariciones en la Ilíada contrastan
nítidamente con la fuerza de su presencia en la Odisea. Tal vez sea más
apropiado a su naturaleza que aparezca tan a menudo y de forma tan
destacada en un relato que se ocupa principalmente de un viaje, más
bien que de la naturaleza de los actos heroicos de la guerra. En la !liada,
Hermes es el enviado que ha de conducir a Príamo a la presencia de
Aquiles; actúa como un guía y protector, y «adormece los ojos de
4. lbíd.
5. Ibíd.
69
cuantos quiere»,6 para así permitir que el doliente padre pase sin sufrir
daño alguno entre los guardias encargados de vigilar las puertas de
Aquiles. Este acto de guiar a Príamo hasta donde está el cadáver de su
hijo Héctor, es un anuncio de la función de guía de almas que corres
ponde a Hermes, el psychopompos.
En la Ilíada se dice también que Hermes ha sido designado por el
propio Zeus para que sea el compañero del hombre. Esto es un símbolo
del papel de Mercurio en el horóscopo como traductor de todos los
datos sensoriales en cuanto son asimilados por la mente consciente.
Mercurio podría ser el planeta individualmente más importante del ho
róscopo, ya que por medio de él no sólo absorbemos todas nuestras per
cepciones, sino que también las diseminamos. En el curso de los ciclm
retrógrados, es frecuente que nuestras percepciones cambien de un
modo radical en la medida en que establecemos contacto con la infor
mación de una manera nueva y la procesamos inconscientemente. Her
mes, el dios, es quien nos guía a través de todos los ciclos retrógrados,
y desempeña un papel muy importante en la vida de las personas con
varios planetas retrógrados. Como recopilador y traductor de conoci
mientos inconscientes u oscuros, parece natural su patrocinio durante
todos los ciclos de retrogresión. En Hermes: Guide of Souls [Hermes,
guía de almas], Karl Kerenyi escribe:
70
alguno. Un traveller tiene un itinerario, un pasado y un futuro conocido
hacia el cual se encamina con un sentido direccional. Un journeyer ha
partido de algún lugar seguro y se aventura de grado o por fuerza en te
rritorio desconocido, para llegar en un futuro ignoto a un lugar impre
visto. Si tenemos esto presente, reconocemos en Hermes al guía de estas
almas liminares. Es el dios que esencialmente vive en el umbral de la
existencia, en el limen [umbral] de la experiencia. Cada vez que nos en
contramos en un estado de transición personal podemos esperar que
aparezca Hermes como portador de mensajes del inconsciente. La expe
riencia de la retrogresión es precisamente una experiencia de transición.
Mercurio supervisa el proceso creativo que se produce de un modo
espontáneo cuando intentamos desarrollar una idea o un plan. Al ha
cerlo, empleamos simultáneamente tanto la mente consciente como la
inconsciente; mientras creamos la estructura de la idea en un nivel
consciente, el inconsciente está procesando la información de manera
no lineal. Éste es el fenómeno cuyo resultado es la aparición aparente
mente espontánea de lo que llamamos una idea brillante. Con respecto
a esto, es importante la relación de Hermes con Hades/Plutón. De
todos los dioses, Hermes era el único que viajaba por su voluntad al
Hades y regresaba. Acompañaba tanto a los muertos como a los vivos
al mundo de las sombras, ya fuera como residentes permanentes o
como visitantes. Sus idas y venidas desde el Hades simbolizan la capa
cidad mercuriana de descender al inconsciente y transferir información
o material a la mente consciente para que ésta lo procese de forma li
neal. Así lleva a la luz los contenidos más ocultos, recesivos y suprimi
dos de la psique. A la inversa, también somos capaces de suprimir un
deseo consciente relegándolo al ámbito del inconsciente para que allí
sea procesado de manera no lineal. Esto puede servir como un proceso
de refinamiento de nuestro inconsciente por obra de la inteligencia,
cuyo resultado suele ser, más tarde, una manifestación creativa de la
voluntad. También es aquí donde Hermes/Mercurio ejerce una función
de fertilidad, actuando como un animador del pensamiento seminal. El
relato apócrifo de Arquímedes de Siracusa, consejero del rey Hierón 11
que intencionalmente trataba de determinar de qué estaba hecha la co
rona del rey -si era de oro puro o de una aleación con plata-, es un her
moso ejemplo de este fenómeno.
Arquímedes (suponemos) se agotó intelectualmente con el enigma.
Fatigado, se preparó un baño y se hundió en él, para aliviarse de las
presiones del pensamiento lógico y analítico. Al sumergirse, la verdad
afloró desde el inconsciente y el sabio se levantó de un salto gritando
«¡Eureka!» («¡Lo encontré!»), tras haber descubierto el principio del
desplazamiento. Aquí, la palabra clave es «descubrir».
71
El desplazamiento desde el hemisferio izquierdo del cerebro al dere
cho, cuyo resultado es el instante de inspiración que genera el conoci
miento, puede ser equiparado a una transformación alquímica. Dicho de
otro modo, la preparación para el descubrimiento es larga y ardua y tiene
lugar «por encima de la tierra», pero durante todo el tiempo lo «subte
rráneo» está procesando de manera balista y no lineal la información,
que sólo se transferirá a través del límite en un momento de desasi
miento del intelecto. Aunque éste no es siempre el camino del descubri
miento o de la creación, sí lo es con frecuencia. 8
Es Mercurio quien asiste al artista en su descubrimiento y sus viajes
por el inconsciente para traer los resultados de las conclusiones subli
minales a la mente consciente y que ésta los organice. El proceso de in
seminación y de espera activa, el hecho de poner una idea o un plan de
acción sobre el «fuego de atrás» para incubarlo y madurarlo, es un atri
buto de todos los ciclos retrógrados.
El Hermes de la Odisea es Hermes en todas sus facetas, y el héroe
Ulises, con su astucia, su ingenio y su suerte, parece la personificación
del dios. Ulises también es un journeyer. Salió de Troya y puso proa a
Ítaca. Su proyectado viaje de tres semanas le llevó de hecho diez años y
dio margen a numerosas aventuras y episodios inesperados. Esencial
mente, Ulises dejó el mundo conocido del héroe y entró en un reino so
brenatural de monstruos, brujas y encantamientos. En el poema, Her
mes actúa como embaucador, maestro y psicopompo [guía de almas],
realizando así la totalidad de su naturaleza. ¡En su papel de mensajero
de los dioses suele aparecer como el último recurso! Hermes comunica
a Ulises cómo defenderse de los embrujos de la hechicera Circe y le da
el antídoto, hecho de una raíz mágica, que, al beberlo, le permite evitar
verse convertido en cerdo como sucede con su tripulación. Zeus envía a
Hermes a Ogigia, donde Ulises tiene amores con Calipso, la bella diosa
que le promete la inmortalidad y la juventud eterna si se queda con
ella. Hermes le advierte inmediatamente que Zeus quiere que Ulises
siga su camino, y que ella no debe continuar deteniéndolo. En este epi
sodio se llama a Hermes «el que encuentra caminos». También aparece
al principio del último libro de la Odisea, cuando se lleva las almas de
los pretendientes muertos a manos de Ulises:
72
Empleábala entonces para mover y guiar a las almas
y éstas le seguían profiriendo estridentes gritos.
Como los murciélagos revolotean chillando
en lo más hondo de una vasta gruta
si alguno de ellos se separa del racimo colgado de la peña,
pues se traban los unos con los otros,
de la misma suerte, las almas andaban chillando,
y el benéfico Hermes, que las precedía, como simple Guía,
llevábalas por lóbregos senderos. 9
El embaucador
73
por enunciada al final menos importante- su proximidad a la figura de
un salvador».'º Y luego sigue diciendo que estas figuras de embaucado
res se las arreglan para «lograr gracias a su estupidez lo que otros no lle
gan a conseguir con sus mejores esfuerzos».'' ¡Qué adecuado es esto
para el Mercurio astrológico! Seguramente Jung no pensaba en el trán
sito de Mercurio retrógrado cuando escribió estas palabras, pero sí en
tendía la forma en que estos motivos surgen de un modo espontáneo
del inconsciente del individuo, con particular referencia a la vida cons
ciente. Como mensajero, Mercurio trae a la mente consciente informa
ción no evolucionada, profundamente almacenada en la fuente inagota
ble del inconsciente, y con frecuencia transmite sus mensajes de una
forma imprevista.
1O. Car! J ung, «On thc Psychology of the Trickster Figure», en Collected Works,
Princeton University Press, 1959, Bollingen Series, vol. 9. 1, párrafo 456.
11. Ibíd., párrafo 469.
12. Ibíd.
74
El embaucador es la esencia de la serendipity. * El hallazgo de algo
perdido en el momento más increíble, la aparición de un dato que com
pleta una investigación o la coincidencia extraordinaria son las travesu
ras más divertidas e inofensivas con que se divierte el embaucador.
Más seriedad hay en la energía del chamán, que es también la energía
del embaucador; el sanador herido es un excelente ejemplo. Este as
pecto de la sanación se origina en el conocimiento de la herida. Uno
debe comprender realmente la enfermedad para poder expulsarla, y
este recurso no siempre tiene éxito en el proceso de sanación, ya sea
éste psicológico o somático. De ahí que el sanador, el psicoanalista, el
astrólogo o lo que fuere, sea especialmente susceptible a los riesgos de
la energía del embaucador. Con esto no quiero decir que Mercurio re
trógrado sea el sello del embaucador-sanador, sino que la esencia de
Mercurio no puede ser controlada por la voluntad, y que cuando pre
suntuosamente creemos estar controlando la situación es cuando más
probabilidades tenemos de tropezar con el embaucador en toda la mag
nificencia de su gloria.
El maestro
En su libro Synchronicity, David Peat introduce un concepto sencillo,
pero de innegable profundidad, referente al doble aspecto de la percep
ción, que ejemplifica las actitudes del Mercurio directo y el Mercurio
retrógrado. Habla de un «lugar desinteresado» donde hay una especie
de «vacío pleno», que Jung llamaba el pleroma, y en donde residen las
semillas de todos los orígenes. Después distingue entre «percatación»
y «atención», dos términos que cabe aplicar a los períodos de movi
miento planetario directo (atención) y retrógrado (percatación).
La percatación se define como un estado en el cual el sí mismo está
indiferenciado del entorno -no hay separación entre el observador y lo
observado-; esencialmente, un estado de inconsciencia divino. La aten
ción se define como una separación aguda cuyo resultado es una focali
zación definitiva en los detalles que da origen a la participación cons
ciente en el entorno y a la relación con él. Peat afirma:
Esta es una manera bastante pedante de decir que para apreciar ple
namente nuestra naturaleza y sus relaciones necesitamos una manera
de ser divina y una profana. Está claro que la base de esto es el ciclo de
Mercurio como receptor y diseminador. Yo percibo la fase directa
de Mercurio como el «ciclo de la atención», y la fase retrógrada como el
«ciclo de la percatación». El ritmo natural de la totalidad del ciclo per
mite que ambos se incorporen a nuestra vida y nos proporciona un
boceto gráfico del momento oportuno de la participación creativa en
nuestro mundo.
La dificultad inherente a Mercurio retrógrado -y a todos los ciclos
retrógrados- no reside en la naturaleza de la retrogresión, sino en nues
tra mala disposición a aceptarla como una forma de enseñanza. Es
común que culpemos al destino o a las circunstancias externas cuando
las cosas nos van mal. Normalmente pensamos que la mente consciente
debe tener el control, pero no es esto lo que nos enseña la retrogresión.
Si hemos de usar en su totalidad el potencial del modelo astrológico,
debemos escuchar lo que nos dice. En particular, cuando Mercurio está
retrógrado, hay algo importante que llama a la conciencia, y ese «algo»
llegará a emerger del inconsciente por mediación de Mercurio. En la
fase retrógrada del ciclo de Mercurio, como en la de todos los ciclos re
trógrados subsiguientes, descubrimos que la vida -como el arte- no es
diseño, sino descubrimiento. Como dice Jung: «La desastrosa idea de
que todo llega a la psique humana desde fuera y de que ésta nace como
una tabula rasa, es la responsable de la errónea creencia de que en cir
cunstancias normales el individuo está en perfecto orden». 14
¿Por qué, entonces, invocar la ley de Murphy -cualquier cosa que
pueda salir mal, saldrá mal- cuando Mercurio está retrógrado? ¿Por
qué insistir en que todo se hará pedazos y en que después se arregla
rá de forma mágica cuando Mercurio vuelva a su movimiento directo?
En gran parte, porque no estamos conscientemente condicionados
para el reajuste cíclico necesario para alternar entre una conciencia
sumergida y una que participa, entre la percatación y la atención, yendo
de la una a la otra. El surgimiento de la información mercuriana es
76
un positivo paso hacia adelante en cuanto a civilizar aspectos subde
sarrollados de nuestra psique, uno de los cuales es la función de la
sombra.
El embaucador tiene todos los rasgos distintivos de la sombra que se
interponen entre el Sí mismo junguiano y la persona [en el sentido jun
guiano de «máscara», como en el teatro clásico griego; el papel que se
representa], y si la expresión del propio yo por mediación de la perso
nalidad no suena a verdadera, o niega la expresión al Sí mismo, enton
ces con frecuencia la sombra se exterioriza a través de un suceso o una
circunstancia que obliga al individuo a llegar a un acuerdo con su lado
más primitivo y menos evolucionado. La experiencia es especialmente
reconocible porque cuadra a la perfección con la persona y sus necesi
dades evolutivas. Mercurio ayuda a la función de la sombra a pasar a
primer plano para que se pueda expresar más plenamente el material
inconsciente reprimido.
El Hades griego, adonde iban todas las almas después de la muerte,
era un lugar al que la persona llegaba exactamente tal como era en el
momento de su muerte. Quirón llegó allí con su herida; Ulises descu
brió que Menelao, cuya esposa Helena se había fugado a Troya con
Paris, seguía teniendo celos de su hermano Agamenón, porque su mujer
le era fiel. En realidad, uno se llevaba al Hades la suma total de su vida
para toda la eternidad. Por lo tanto, da la impresión de que, en reali
dad, en el inconsciente no mejoramos nada; no corregimos realmente
ninguna situación si no la llevamos al taller de reparaciones de la con
ciencia. Cuando logramos percatarnos de algo, entonces necesitamos
prestarle atención.
Mercurio actúa como un agente de rememoración -anamnesis- y de
curación del alma mediante la iluminación. Cualquier información, su
ceso, hecho o toma de conciencia con que Mercurio se asome a la su
perficie en el curso del ciclo retrógrado está totalmente dentro del ca
rácter de la persona y es por completo aplicable a sus necesidades. De
esta manera, Mercurio actúa como un agente civilizador.
Tradicionalmente, se ha interpretado la retrogresión de un planeta
como un principio de inversión o de reversión, como algo que pone al
mundo patas arriba; en el caso de un planeta natal retrógrado, se lo ha
considerado decididamente negativo. Pero la natural experiencia in
trospectiva e interior es una de las maneras en que podemos llegar a un
acuerdo con la fascinación que sentimos por nuestro lado oscuro. Las
lecciones que aprendemos del tránsito de Mercurio retrógrado son de
múltiples niveles, pero en aras de la simplicidad y a fin de poder usarlas
como orientación astrológica, digamos que son duales. Como los ciclos
de retrogresión de Mercurio son los más frecuentes -tres al año-, este
77
planeta establece un paradigma de respuestas y de interpretación para
todos los ciclos retrógrados.
En un nivel hay tendencias genéricas, que experimenta toda la Tie
rra durante el tránsito de Mercurio retrógrado por un determinado ele
mento. En el nivel personal, los individuos tienen la experiencia de
Mercurio retrógrado en su propio horóscopo, lo que a su vez afectará a
la serie de casas en la carta ocupadas por los signos que pertenecen a ese
elemento; en la tabla 4.1 (véanse pp. 92-93) se observará que hay exten
sos períodos durante los cuales Mercurio está retrógrado en un determi
nado elemento. Obsérvese que esta tabla revela uno de los rasgos pecu
liares de Mercurio. A pesar de su aparente movimiento de avance en un
nivel -es decir que el planeta se mueve hacia adelante a lo largo del zo
díaco-, gradualmente va deslizándose hacia atrás por los elementos de
manera precesional, un poco como las pezuñas de los bueyes de Apolo
al ir entrando en la cueva. Más adelante explicaré mejor este movi
miento.
78
mente. La segunda mente acusa recibo de la recepción de las señales y
de la formación de la información transmitiendo a la primera otras se
ñales, que crean entonces una nueva información». 15 ¡Es fácil imaginar
lo mucho que se puede perder en la traducción!
Cuando Mercurio está directo, como sucede durante el 80 por
ciento del tiempo, la mente opera en un nivel muy funcional. Hay poco
tiempo para la retrospección, y la energía se gasta en acción productiva.
Nuestro lado contemplativo está prácticamente sojuzgado. Este ritmo
es natural. El período durante el cual Mercurio está retrógrado dará ori
gen a problemas que se han mantenido latentes durante los tres meses
anteriores. Este es el momento en que gran cantidad de la información
inconsciente que se ha absorbido y almacenado empezará a aflorar a la
superficie de una manera específica según las necesidades de la persona
y en el momento oportuno.
La retrogresión de Mercurio es el tiempo de inactividad mental ins
tintivo. Va asociada con mucho rehacer, repensar, reorganizar, reaso
ciar; cualquier cosa que pueda admitir la anteposición de re definirá
este período de descanso. Es algo muy semejante al desplazamiento la
teral que debe producirse para que el germen de una idea pueda aflorar
en un concepto formulado. Este proceso es tan natural como el del
sueño y la vigilia. Imagínese el lector cómo tendría la cabeza si no reco
nociera la necesidad de un tiempo para la inconsciencia, para dormir y
soñar. Si hacemos caso omiso de las señales que apuntan a la necesidad
de dormir, en cuestión de días el inconsciente empezará a fraternizar
con la mente consciente, causando confusiones sin fin y dificultades
para discernir lo real de lo imaginario.
Mercurio es el guía durante nuestros viajes entre estar «despierto» y
estar «dormido», y entre conciencia e inconsciencia. El ciclo de Mercu
rio retrógrado es el ritmo natural del espacio entre el aquí y el allí, el es
pacio liminar del journeyer en su camino hacia el descubrimiento.
Así como conocemos los días, años, estaciones, husos horarios, relo
jes y todos los mecanismos de regulación, deberíamos conocer el meca
nismo de ordenación de Mercurio retrógrado. Los estados naturales de
descanso son una ventaja para nosotros. Ser capaces de prever y utilizar
estos estados es una poderosa ayuda para ser más conscientes. También
aquí es sensato el punto de vista orgánico y holista en astrología: si per
cibimos correctamente un sistema que se refleja en muchos otros siste
mas, podremos usarlo como un instrumento valioso para nuestra evolu
ción. Gracias a este enfoque, una psicología expandida nos ayuda a
15. John Lilly, Communication Between Man and Dolphin, Crown Publications,
Glendale (California), 1978, p. 54.
79
\
80
esperanza consciente de reconectar la naturaleza y la cultura inclu
yendo un paradigma cósmico para la actividad terrena. Reconocer el
ritmo astrológico e incorporarlo a nuestro ethos cultural permite que
el individuo vuelva a poner «en hora» su reloj natural, estableciendo un
acuerdo orgánico con un sistema macrocósmico. Permite que el indivi
duo reclame el poder que ha quedado subordinado al ritmo del mundo,
organizado y externo. Entonces reconocemos a la vez la percatación y
la atención.
La relación entre la mente consciente y la inconsciente se da con tal
frecuencia reflejada por o proyectada sobre la pantalla de las tendencias
sociales que el individuo pierde cualquier sentimiento de relación per
sonal con la naturaleza y sus ciclos. El uso de los ciclos de Mercurio re
trógrado tal como se relacionan con el horóscopo personal es un factor
importante en la reconexión del individuo con el ritmo cósmico.
Las estaciones de Mercurio se producen siempre en el momento en
que está más alejado del Sol en longitud, ya sea en el este o en el oeste
(v. fig. 4.2, p. 80). Cuando parece estar estacionado, se encuentra via
jando hacia la Tierra en su órbita, o apartándose de ella en movimiento
directo.
Cuando Mercurio está en su mayor elongación oriental, aparece en
el cielo como la estrella vespertina, y se encuentra en su punto estacio
nario retrógrado. Le falta poco para pasar entre la Tierra y el Sol en su
órbita y, simbólicamente, «consolida el conocimiento de la experien
cia». Cuando se encuentra en esta posición, se lo llama Epimeteo o Epi
meteico. Las fases epimeteicas exigen una consideración y una retros
pección cuidadosas, especialmente en relación con la sociedad. 16
Cuando Mercurio está �n su mayor elongación occidental, se esta
ciona y retoma el movimiento directo, saliendo antes que el Sol y ale
jándose de la Tierra en su órbita. Como heraldo del amanecer se lo
llama Prometeo o Prometeico. La fase prometeica del ciclo completo
(de la conjunción inferior a la conjunción superior) es el momento en
que el riesgo y la aventura son la principal fuerza motivadora. En estos
81
puntos de mayor elongación -a su distancia máxima del Sol- el sím
bolo de Mercurio se encuentra en una especie de solsticio; el símbolo de
la mente está tan alejado como puede estarlo del símbolo de la realidad.
Esto es especialmente importante para entender el proceso de Mercurio
retrógrado. Este planeta no se mantiene visible durante mucho tiempo
en sus puntos de elongación (en contraste con Venus, el otro planeta in
ferior, cuya posición como estrella vespertina o matutina puede durar
semanas, o un par de meses, cada vez) y generalmente alcanza su mayor
elongación oriental (estrella vespertina) aproximadamente una semana
antes de su rctrogresión. En contraste, la mayor elongación occidental
de Mercurio (estrella matutina) sucede más o menos una semana des
pués de su estación directa.
Las dos fases principales de la órbita de Mercurio tal como se la ve
desde la Tierra, la prometeica y la epimeteica, tienen un período di
recto y otro retrógrado. Las fases de Mercurio son tal como se las ve
desde la Tierra: una fase creciente desde la conjunción inferior (retró
grada) hasta la conjunción superior, y una fase menguante desde la con
junción superior (directa) hasta la conjunción inferior. Como ya dije en
el capítulo 1, sólo vemos a Mercurio en sus fases crecientes, ya que da la
impresión de que se moviera de un lado a otro a través del Sol o por
«detrás» de él a medida que se encamina hacia la conjunción superior.
De modo que, como la visibilidad se produce en los puntos de elonga
ción, sólo podemos comprender a Mercurio cuando está lejos del Sol.
El hecho astronómico es un nítido símbolo de la proposición según la
cual la distancia es perspectiva.
La fase epimeteica de Mercurio, de la conjunción superior a la infe
rior, es una época de cosechar resultados, los cuales con frecuencia sólo
percibimos mediante la reflexión, y la primera mitad de la fase retró
grada es especialmente introspectiva. En contraste, la segunda mitad,
después de la conjunción inferior (fase prometeica), está teñida de la
urgencia de apartarse de la introspección y seguir avanzando hacia una
experimentación quizá temeraria, basada exclusivamente en orienta
ciones interiores.
En la Teogonía y en Los trabajos y los días, de Hesíodo, encontra
mos las fuentes de los términos prometeico y epimeteico. Prometeo y
Epimeteo eran hermanos de Atlas y Menecio, hijos de la oceánide Clí
mene y de Jápeto. Hesíodo los describe como «Prometeo el brillante y
astuto, Epimeteo el tonto». 17 Con una treta, Prometeo despojó a Zeus,
que se dio buena cuenta del engaño, de su porción de carne para el sa
crificio. Por esta transgresión fue castigado: atado y encadenado, du-
82
rante el día un águila le comía el hígado, que durante la noche se rege
neraba. Fue liberado por Hércules, y Quirón le cedió su inmortalidad.
Como un castigo más por la temeraria acción de Prometeo, Zeus había
privado del fuego a la Humanidad. Al verse liberado de la roca, y toda
vía presa de su arrogancia, Prometeo robó audazmente el fuego y huyó
con él para brindárselo a la Humanidad. El robo del fuego es universal
entre las mitologías, una clara analogía con el hecho de que la Humani
dad alcanzara los poderes esenciales de la razón, ¡pero de forma fraudu
lenta! De ahí que Prometeo represente la acción directa e indepen
diente que se basa en un pensamiento o idea interior.
Movido a la acción, Zeus envió un presente al hermano de Prome
teo. Aunque se le había prevenido que no debía aceptar regalos de
Zeus, Epimeteo lo tomó. El presente era una mujer, Pandara, que en su
afán de atisbar dentro de la caja de los dolores y los males, permitió que
todo su contenido escapara volando, salvo la ciega esperanza. A Epime
teo se lo presenta como el que nos legó a todos las diversas aflicciones
que nos acosan cuando vamos más allá de nosotros mismos y excede
mos nuestros límites naturales. El único rasgo común a la segunda
mitad de todos los ciclos retrógrados es la esperanza para el futuro.
Prometeo se traduce como «pensamiento previo», y Epimeteo como
«pensamiento posterior». Fundamentalmente, los ciclos prometeicos
de Mercurio son momentos para reunir recursos e información, ejerci
tar habilidades y reforzar la acción con la confrontación directa, mien
tras que los ciclos epimeteicos son momentos para cosechar las recom
pensas de la experiencia, investigar ideas, comprender significados y
refinar la materia prima.
Aunque la siguiente descripción de los ciclos está pensada principal
mente para Mercurio en tránsito, permitirá también una visión de la
fase natal de Mercurio tal como se la encuentra en un horóscopo. Sin
perder de vista el mito, examinaremos el ciclo de Mercurio y sus fases.
Como todos los puntos de un modelo circular y cíclico son tanto un co
mienzo como un final, empezaré arbitrariamente con la estación de
Mercurio en el este, cuando está a punto de volverse retrógrado y se en
cuentra todavía en la fase epimeteica.
83
reflexión. La medida en que forzamos resultados es la medida en que la
fase inicial del ciclo retrógrado es frustrante.
En cualquier punto de transición hay siempre un enfrentamiento
con los opuestos, y el «umbral de lucha» durante la etapa inicial del
ciclo retrógrado puede ser profundo. La resistencia al cambio que ma
nifiesta la psique no difiere de la que cualquiera de nosotros tendría si
nos dijeran que en el término de unos pocos días debemos trasladar
todas nuestras pertenencias de un extremo al otro del país. La fase limi
nar se inicia con la estación, un momento de tensión e incertidumbre
durante el cual al inconsciente se le concede una participación de
mayor alcance en la totalidad de la psique. La mente se embarca en un
viaje que no tiene un itinerario específico, y lo que se descubre no
puede ser deliberadamente impedido.
Con la fase retrógrada se inicia una época de atención sumergida,
que luego se convierte en una percatación global: no verbal, no lineal y
de carácter sumamente femenino en su funcionamiento. Las lecciones
aprendidas durante el período retrógrado de Mercurio se relacionan di
rectamente con nuestra capacidad de ser y permanecer flexibles incluso
frente a una actividad firme y productiva. Este es un don de Hermes, el
que halla el Camino: un don que puede aparecer bajo múltiples disfra
ces, incluyendo actividades de embaucador y la frustración. Es proba
ble que el resultado de aprender a dejarse ir sea un brote de poder crea
tivo. Al permitir que se expandan los horizontes de la posibilidad, se
puede tener acceso a información nueva que previamente se había su
blimado.
La característica más importante de la fase epimeteica retrógrada,
que dura aproximadamente once días, es la revisión forzada de las con
diciones del entorno. La reflexión sobre el paisaje interior no es menos
intensa, aunque en lo exterior no sea tan espectacular. Si esta época está
erizada de frustraciones, es casi seguro que esos acontecimientos des
concertantes son una señal directa de que debemos aprender más sobre
la lectura de los signos que no hemos advertido por estar demasiado
ocupados. Se hace necesaria una revisión de la motivación y la perspec
tiva personales.
En su totalidad, la fase retrógrada es de transición. Es probable que
uno necesite descubrir problemas directamente relacionados con la
casa por donde Mercurio está en tránsito durante esta fase. Verifique
con la tabla 4.1 (pp. 92-93) dónde está en su carta el tránsito de Mercu
rio retrógrado, y cuál es el elemento que resuena en una trinidad en
toda la carta. Las informaciones que afloren o los dramáticos enfrenta
mientos con problemas no resueltos son como los dones de Hermes. El
hecho de que a menudo asuman la forma de bromas del embaucador
84
no es más que una técnica de la que se vale con frecuencia el incons
ciente para llamar la atención.
La fase epimeteica de retrogradación es la etapa inicial del viaje, y
nuestros puntos de referencia resultan poco familiares. Es la fase de
descenso, el ciclo previo de la reflexión. Esencialmente, el comienzo
de la fase retrógrada está marcado por una brusca separación de la ex
periencia cotidiana que con frecuencia nos desorienta. Hay una tenden
cia a rechazar las señales que indican que lo más adecuado sería sus
pender toda actividad forzada y, en cambio, reflexionar sobre ella.
Dejarse sumergir en el inconsciente durante este breve viaje y per
mitir que sus mensajes afloren a la superficie en forma de símbolos,
imágenes y señales refuerza los poderes intuitivos y da como resultado
una mayor libertad de elección. Idealmente, este debería ser el mo
mento en que se haga un esfuerzo concertado por entregarse a la refle
xión y la revisión retrospectiva. Se está produciendo una especie de
aflojamiento, una solución para una situación en la que estamos atasca
dos, que nos libera de lo que éramos a fin de prepararnos para lo que
hemos de ser, sea lo que sea, que todavía está por ver.
85
pensamiento o el estilo de vida deja espacio para el material de impor
tancia más actual que comienza a aflorar en las fases siguientes del ciclo
de Mercurio. Durante esta etapa estamos en la mitad del viaje retró
grado, y el proceso de reorientación está a punto de comenzar, lenta e
inconscientemente al principio.
86
la mañana, un poco antes que el Sol, cerca del horizonte, como heraldo
de la aurora. El símbolo de la mente va adquiriendo poco a poco la in
formación y la perspectiva que habrá de poner en práctica la voluntad
cuando después de la estación directa se inicie el ciclo directo. Es el
momento de supervisar la escena y de escudriñar el horizonte en busca
de instrumentos nuevos que puedan ser útiles en el futuro inmedia
to; de ahí la asociación de esta fase con la investigación. El inconsciente
se afana en la adquisición de datos que han de emerger a la superficie
de forma más concreta durante la fase directa.
La percatación ya está madurando, y será muy útil para el tipo de
atención que necesariamente ha de ocupar la mayor parte del ciclo di
recto. Esta fase final de Mercurio retrógrado es un momento profun
damente educativo y, de forma embrionaria, intensamente creativo.
Como sigue siendo una época para mantener refrenado el pleno poder
de la acción ejecutiva, y sin embargo no deja de ser muy estimulante en
la dimensión evolutiva, la fase puede ser vivida como una frustración
debido a la incapacidad de dar forma cabal a ideas o situaciones plena
mente maduras. Es aquí donde la confianza y la capacidad de dejarse ir
se convierten en lecciones profundas.
Cuando las circunstancias exigen que algo se concrete durante esta
fase, lo prudente es insertar un «codicilo de cambio provisional» para
obviar graves fallos de planificación. Si uno está preparado para el
cambio -aunque los detalles le sean desconocidos-, la flexibilidad se
convierte en una ventaja. De este modo, el ciclo de Mercurio retró
grado actúa a la manera de un maestro Zen: el fluir del tao se puede
equiparar fácilmente con el hecho de permitir que lo liminar de Mercu
rio retrógrado nos enseñe a movernos grácilmente durante una carrera
de obstáculos cósmicos. Al fin y al cabo, las rocas forman parte del
sendero.
87
actuar por instinto, sin tener mucho en cuenta los resultados que se ma
nifestarán en el entorno. El impulso interior es la motivación principal,
la emoción de la libertad es Prometeo desencadenado: la mente, ahora,
tiene el pleno control, y los poderes de observación y de acción van en
aumento. La acción precede al pensamiento y, aunque la actividad
mental está en su culminación, no necesariamente se tienen en cuenta
las consecuencias. Es el momento perfecto para poner a prueba lo no
experimentado y para comercializar la idea o el producto de la refle
xión de la etapa de retrogresión. Los frutos del período introspectivo se
manifiestan durante la conjunción superior de Mercurio con el Sol al
final de la etapa prometeica, de modo que este impulso hacia adelante
es la oportunidad de dar margen a una plena libertad creativa, aprove
chando todas las posibles circunstancias de crecimiento y de expansión,
en lo personal, lo profesional y lo creativo.
A medida que el ciclo se aproxima a la fase de «Mercurio lleno»
[por analogía con la Luna llena], y entra en un período más sofisticado
de movimiento directo, hay una nota admonitoria: durante la conjun
ción superior se llevan a cabo las implicaciones de la conjunción infe
rior retrógrada. Astronómicamente, Mercurio está tan lejos de la Tierra
como puede llegar a estarlo, y en relación con nosotros, se encuentra en
el lado opuesto del Sol. Heliocéntricamente, la posición es una oposi
ción Tierra-Mercurio, y es posible que la voluntad y la fuerza del yo nos
cieguen y no nos permitan guiarnos por la razón. A la inversa, también
es posible que recibamos el impacto del puro genio de nuestras propias
acciones.
Retrospectivamente, los resultados que se manifiestan durante la
conjunción superior son un reflejo de la acción emprendida en la fase
prometeica directa, basada en la contemplación a que uno se entregó
durante la fase retrógrada que la precedió. Todo esto suena muy rebus
cado y difícil, y yo misma creo a veces que por este camino se va a la lo
cura, pero si el reconocimiento de estas maquinaciones aparentemente
complicadas proviene de adentro y es bien consciente, entonces al pres
tarles cierta atención nos preparamos para los inevitables cambios de la
vida.
La fase prometeica directa es una fase experimental de acción, una
época en que uno puede desafiar las convenciones, pero finalmente
nuestras ideas o nuestras acciones deben afrontar la prueba de la expe
riencia. La conjunción superior señala el final de la fase prometeica, y
entonces, al pasar a la fase epimeteica, empieza una nueva modalidad
de Mercurio directo.
88
La fase epimeteica directa: Se inicia con «Mercurio lleno», en el mo
mento en que el planeta tiene el movimiento más rápido, está en con
junción superior con el Sol y en plena madurez. El ciclo empieza inme
diatamente a decaer, entrando en el período de introspección y de
responsabilidad social. Sin embargo, se sigue estando en plena aten
ción. Aunque con una total entrega al movimiento hacia adelante, hay
un impulso inconsciente a retroceder y reservar energía, y a concen
trarse en el producto de los últimos cuarenta y siete días, aproximada
mente, de acción iniciadora. Según todas las apariencias externas nada
ha cambiado, pero los procesos inconscientes empiezan a prepararse
para la aparición de Mercurio en el horizonte inmediatamente después
de la puesta del Sol, lo que señala que el planeta está a punto de estacio
narse en el cielo y de empezar su período de veintidós días de movi
miento aparentemente retrógrado. Durante los aproximadamente cua
renta y siete días que transcurren entre la conjunción superior y la
estación retrógrada es cuando domina una etapa de «conclusión de
la acción».
Ha llegado la madurez de los proyectos, ideas y acciones, y la fase
epimeteica directa es un momento oportuno para cosechar plenamente
las recompensas. Aunque el movimiento sigue siendo de avance, es
también un momento de cavilación que exige más deliberación antes
de la iniciación. Mercurio se mueve ahora muy rápidamente; se adelan
tará al Sol en longitud zodiacal y se pondrá después del Sol como estre
lla vespertina, simbolizando el «pensamiento posterior» de Epimeteo.
El yo no está ya subordinado a la mente descontrolada y pura, como su
cedía en los ciclos prometeicos, y es más probable que los arranques de
creatividad sean verificados con un cierto sentido práctico. La mente es
más pragmática, incluso en los dominios experimentales, y por ello más
racional, lógica y organizada. El regalo de Epimeteo a la Humanidad
fue una serie de limitaciones, pero también nos dejó la esperanza.
Poco a poco, Mercurio avanza hacia su posición más distante del
Sol en el este. Durante el período de mayor elongación oriental, la
mente tiene plena conciencia del progreso realizado en los meses si
guientes a la estación directa, y particularmente desde el momento de la
conjunción superior. Ahora, Mercurio se ha adelantado al Sol en longi
tud zodiacal, y está de 20 a 28 º por delante de él. Se trata de una evi
dente paradoja en la interpretación simbólica. Llamamos Epimeteo al
planeta porque sigue al Sol en su salida y su puesta aparentes, pero zo
diacalmente está por delante de él en longitud.
En la estación retrógrada se ve que valdría la pena revisar un poco
gran parte de lo que ha sucedido durante los dos últimos meses. Con
frecuencia, el ciclo de Mercurio retrógrado retrasará o paralizará com-
89
pletamente algunos proyectos, no como un castigo de los dioses, sino
como una parte natural de la evolución cíclica.
19. Este mandala y todos los que le siguen para los tránsitos de Venus, Marte,
Júpiter y Saturno fueron realizados por Astro Computing Scrvices, Inc. Neil Michel
son hizo el programa, y sus investigaciones con respecto a la sinfonía planetaria se
remontan a comienzos de los años setenta. Se los puede ver en color en el último
libro de Neil, Tables of Planetary Phenomena, ACS Publications, San Diego (Cali
fornia), 1990.
90
sión acentuará en el horóscopo natal un trígono de un determinado ele
mento. Por ejemplo, durante un período de veinte meses entre febrero
de 1988 y septiembre de 1989, la posición de Mercurio en retrograda
ción acentuó el trígono de aire. No importa qué casas ocupen los signos
de aire, las áreas de la vida que necesitan de una insistente reflexión en
ese momento, porque la retrogresión de Mercurio dos veces en cada
una de esas casas a lo largo de un período de unos dos años asegura que
se les preste atención y que, idealmente, se logre un entendimiento.
El uso de este ciclo nos llama la atención sobre los ritmos incons
cientes de la reflexión y nos sintoniza con nuestro reloj interno me
diante el conocimiento de dónde son más necesarias la concentración y
la introspección. Cuándo considerar y reconsiderar ideas, proyectos, re
laciones y estilo de vida de acuerdo con un ritmo especial para cada
persona es el propósito más importante de Mercurio retrógrado.
El ciclo de los elementos se repite en su totalidad aproximadamente
cada seis o siete años. Por ejemplo, el trígono de fuego destaca a co
mienzos de 1978 y después nuevamente en 1985, y así sucesivamente a
través de cada uno de los elementos durante un período de dieciocho
meses a dos años, un ciclo de plazo largo que repite ese foco puesto en
una determinada casa natal con su elemento cada siete años aproxima
damente.
El ciclo indica que la totalidad de nuestro planeta, lo colectivo, ex
perimenta la retrogresión de acuerdo con el elemento, pero que el indi
viduo lo focaliza de manera personal a través de la lente de su propia
carta y clarifica la experiencia en el interior de las casas que contienen
ese elemento.
De esta manera, Hermes/Mercurio es un maestro. Dentro de los su
tiles movimientos del ciclo retrógrado podemos aprender mucho de
este dios embaucador y tramposo, pero también nosotros tenemos que
jugar el juego. El ciclo retrógrado forma parte del viaje arquetípico
que parte de un lugar conocido, o de un conjunto de valores que súbita
mente son cuestionados. Entonces viene la transición desde ese lugar de
certidumbre al lugar de lo desconocido, donde batallamos contra fuer
zas invisibles o extrañas. En este lugar liminar es donde a la sabiduría
del inconsciente se le permite soltarse y flotar hacia la superficie para
dar instrucciones que brotan de esa fuente de suprema inteligencia que
es la intuición.
Cuando luchamos contra lo inevitable, o pugnamos por alterar el
ritmo inexorable de Mercurio, nos oponemos al tao de la existencia.
Por lo tanto, el hecho de entender los principios de Mercurio retró
grado en tránsito mientras se mueve a través de los elementos lleva al
máximo el potencial dentro de un ritmo natural. Ese ritmo se expresa
91
mejor en forma de pregunta, y a medida que se va destacando cada ele
mento en el horóscopo, se plantea una pregunta que puede funcionar
como guía para la meditación.
94
seriedad en las relaciones, porque si se intenta escapar de las responsa
bilidades emocionales durante esta época, luego vuelven a aflorar con
más complicaciones. Del pasado pueden surgir antiguas relaciones que
nos recuerdan cómo fuimos antes y provocan una evaluación del creci
miento y el cambio en el orden emocional. Este es uno de los mejores
momentos para la autoevaluación. El crecimiento emocional y espiri
tual se convierte en un problema urgente, y puede presentarse bajo el
disfraz de preocupaciones prácticas. Si se profundiza lo suficiente, se ve
con claridad que la fuente es interior y profunda y que se relaciona con
el pasado sumergido. Este será el momento, durante un período de seis
años, en que se pueda llevar a cabo esta revisión con un equilibrio sin
cronizado con nuestro propio ritmo interior.
Cuando Mercurio se vuelve directo, estos problemas pueden quedar
atrás durante unos meses, pero cualquier asunto sin terminar volverá
a la superficie a tres meses vista, para que se siga trabajando con él.
Todas las casas en signos de agua serán el foco central en varios mo
mentos como parte del curso del ciclo total, haciendo que cada vez
aflore algo más a la superficie.
95
Las pequeñas irritaciones que se generan con mayor frecuencia du
rante el ciclo de aire son: citas no cumplidas, documentos perdidos,
mecanismos que fallan, promesas rotas, información bienintencionada
pero que despista y cosas semejantes. Son los signos tradicionales que
apuntan a la necesidad de encogerse de hombros y prestar atención a
mensajes más importantes, que pueden referirse, por ejemplo, a la ad
ministración del tiempo y a la claridad en la comunicación. Ahora es la
oportunidad de evaluar las prioridades y la productividad en cualquier
situación dada; unida a la revisión de los objetivos a largo plazo, esta
búsqueda interior nos enriquece la existencia. Como dijo Sócrates en su
propia defensa ante el jurado ateniense, una vida que no se examina no
vale la pena vivirla. Hay ocasiones, sin embargo, en que cualquier ser
pensante duda incluso de esta simple profundidad, y la vida examinada
puede convertirse en una pesadilla de dudas.
Tal como afirma la astrología tradicional, este es probablemente el
peor momento posible para comprar máquinas: coches, máquinas de
escribir, ordenadores, teléfonos, contestadores o cualquier cosa a la que
se pueda considerar como una extensión mecánica de la propia mente o
red de comunicaciones. Sin embargo, es un buen momento para inves
tigar lo que se necesita en cuanto a recursos mecánicos: cuando Mercu
rio se ponga directo, se encontrará lo que se precisa. Y no olvide la
vieja advertencia: procure evitar los acuerdos, sean contractuales o táci
tos, a menos que esté preparado para aceptar una alternativa al plan
originario e incluso una inversión de los acontecimientos con el cambio
de dirección de Mercurio.
Lo mejor es usar este ciclo para despejar la mesa de complicaciones
y hacer una lista de objetivos a largo plazo. Una vez hecho esto, debería
quedar espacio para recibir importantes señales de la fuente más inteli
gente (el inconsciente). Es frecuente que lo que esperamos no sea lo que
sucede al final del ciclo retrógrado, pero es precisamente lo que se nece
sita por el momento. Llevar a la práctica los cambios necesarios suele
dar como resultado menos complicaciones cuando Mercurio se vuelve
directo.
96
En el nivel personal, quizás encuentre que se está autocriticando de
masiado. Una crítica está bien, pero no haga picadillo su autoestima.
Sin duda, necesita reevaluar su contacto con el mundo de la realidad
práctica, pero no es prudente invalidar el pasado, que probablemente le
ha ido de maravilla hasta ahora. Más bien, considere su debe y su haber
como si formaran parte de un balance ajeno, y siga el consejo que usted
le habría dado a esa otra persona. Es imperativo mantener la objetivi
dad durante este ciclo en que el énfasis está puesto en el elemento tierra
de su carta.
Como el trígono de tierra se relaciona con las casas que pertenecen a
todas las facetas del valor, entre ellas el dinero, la autoestima, las condi
ciones laborales, la salud y otras cosas afines que son factores que con
tribuyen a que usted funcione como un ser humano en el mundo prác
tico de la forma, es importante que tome conciencia del valor más
profundo de esos recursos. El mensaje del trígono es que, si es necesario
hacer cambios en estas áreas de la vida, que son a menudo las que pre
sentan más resistencia al cambio, es mejor que los haga, porque si no
le vendrán impuestos desde fuera. Naturalmente, esto afectará a la
forma en que usted se relaciona con el cuerpo y sus necesidades, con su
trabajo y la capacidad de éste para satisfacerle, y con sus actitudes
hacia toda clase de recursos, en particular los financieros.
Paradójicamente, volverse más organizado en las bases mismas de
su vida le ayudará a liberar su espontaneidad. Aliviará también cual
quier culpa que pueda sentir por no estar atento a los detalles funda
mentales de la vida. El espíritu tiene su albergue en la carne, de modo
que preste atención a la carne. Estos no son momentos de especial ins
piración, pero durante el período retrógrado se pueden lograr muchas
cosas que en su momento proporcionarán beneficios prácticos muy im
portantes. Al concentrarse en las necesidades de la vida, estará ha
ciendo más lugar para los beneficios adicionales. Si durante esta retro
gresión en el elemento tierra se ocupa de los problemas prácticos, le
resultará más fácil determinar qué está sucediendo realmente con su
vida, porque no la tendrá complicada por asuntos sin terminar.
97
sente y el futuro de las posibilidades en todas las cosas. De esta manera
creamos el futuro. No estamos hechos solamente de nuestros pasado,
sino también de nuestro futuro.
La aparente falta de dirección que con frecuencia acompaña a un
tránsito repetido por el trígono de fuego de nuestra carta es la manera
que tiene Mercurio de desbaratar las viejas pautas de expectativas de
nuestra función creativa. Cuando Mercurio está retrógrado en el ele
mento fuego, podemos hacer a la buena de Dios un montón de intentos
de «empezar algo»: un pobre sustituto de la auténtica inspiración. Esta
angustia por el futuro es necesaria para la creatividad. Llegar a un
«atasco» en la evolución lleva la presión al borde del estallido, forzando
el crecimiento y permitiendo que potencialidades no desarrolladas
afloren desde el inconsciente. Es esencial reconocer que hay momen
tos en que tenemos que atravesar un período de entropía espiritual que
nos alerte ante la necesidad de un cambio en nuestra producción
creativa.
Además, nuestra actitud cultural hacia el juego no es muy saludable.
Es una idea bastante bien aceptada que entre creatividad y juego hay
una relación muy estrecha. Schiller dice que el hombre sólo alcanza su
nivel más elevado cuando juega, cuando no hay propósito consciente,
cuando el impulso interior no se ve atemperado por el «agente civiliza
dor» de controles impuestos desde afuera. Esto puede ser muy evidente
en el período asociado con la retrogresión en el elemento fuego. La ne
cesidad de juego, creatividad y espontaneidad quizá haya estado prece
dida por una depresión, y la retrogresión puede ser la oportunidad de
descender al nivel de percatación de la mente, sin conciencia del yo;
de ahí brotará la auténtica inspiración. En su libro Creation Myths
[Mitos de la Creación], Marie Louise von Franz se ocupa extensamente
y a fondo de este concepto del juego. Afirma que el intento inconsciente
que subyace en la depresión es el de hacer descender la conciencia al ni
gredo, a la oscuridad del inconsciente, a fin de liberar el espíritu crea
tivo.
Cuando el ciclo retrógrado de Mercurio se da en el trígono de fuego,
puede indicar que uno está pasando por una transición de su foco crea
tivo dirigida hacia afuera. Esto se destaca durante los períodos de vein
tidós días de retrogresión. Significa que uno tendrá que volver a apren
der a jugar para ver que también eso añade una dimensión de
creatividad a la vida. La creatividad no es sólo la pintura, la música y el
resto de las bellas artes, sino un estilo de vida. ¿Cómo reacciona usted a
una crisis, por ejemplo? ¿Con rabia y resistencia? ¿O dándose cuenta
cada vez más de la continua necesidad de cambiar de marcha o de ob
servar la vida con ojos nuevos? Esta retrogresión en el elemento fuego
98
pondrá a prueba su capacidad de responder a la vida con una energía
espontánea y de ser más creativo con sus decisiones de cambiar.
En un nivel práctico, darse cuenta de sus hábitos sedentarios puede
provocarle un deseo urgente de ponerse en forma. Las enfermedades
psicosomáticas pueden suscitar ese planteo específicamente en el domi
nio de la psique que se ha anquilosado o no está lo bastante activo. Si
pertenece usted al mundo del arte, un «bloqueo» puede ser, precisa
mente, el síntoma indicador de la necesidad de un cambio de técnica o
de estilo. En última instancia, este ciclo retrógrado acentuará la necesi
dad de experimentar con nuevas maneras de ser, nuevos modos de pen
sar cada uno en sí mismo y nuevas formas de relacionarse con las pro
pias fuentes de inspiración.
Al evaluar las casas que ocupa el trígono de fuego, encontrará algu
nas pistas referentes a la fuente de su inquietud. La revisión del foco
creativo de su vida a lo largo del próximo par de años puede alterar de
una forma drástica su dirección futura, y además de un modo más
apropiado para el nuevo ser que está emergiendo en usted. Y, por su
propio bien, encuentre maneras de relajarse y de disfrutar de los place
res de la vida.
99
5
Venus, la diosa dual
LA VENUS MITOLÓGICA
101
Del 11 de mayo de I 931 al 30 de marzo de I 939
102
desempeña un papel tremendo en el desarrollo de la armonía interior
en la psicología individual.
La Venus astrológica es regente de dos signos, Tauro y Libra, con lo
que acentúa la dualidad inherente a su dominio. A la Venus de Tauro
se la puede equiparar con la terrena y sensual Pandemos, y a la Venus
de Libra con Urania: refinada, idealizada, cerebral y completamente
socializada. La función sensual y primitiva de Tauro es innata y con
serva recuerdos del útero, de los aspectos táctiles, viscerales y sensoria
les de nuestra naturaleza, que desencadenan nuestras respuestas instin
tivas a los estímulos. La reacción uraniana de Libra ante la respuesta
instintiva está invariablemente sobrecargada de preocupaciones social
mente adquiridas sobre la moralidad, la aceptabilidad social, la cortesía
o la corrección. Es decir que Urania se entremete para juzgar si estas
respuestas automáticas del cuerpo están «bien» o no. Por ejemplo, si en
un encuentro con alguien sentimos una repulsa instantánea, una voz in
terior podría decirnos: «Oh, qué mal está eso, concédele a esa persona
el beneficio de la duda» o, dicho de otra manera, no hagas caso del ins
tinto animal de peligro. Con el mismo mecanismo uraniano también
podemos considerar secundarias nuestras necesidades de amor y afecto
más auténticas y profundas, recubriéndolas de costumbres racionaliza
das y socialmente aceptables.
Para llegar a ser un individuo completo uno debe estar en contacto
con sus propios sentidos y con su cuerpo: la sensual y terrena Venus de
Tauro. Sin embargo, el lado de Libra, con su refinamiento y su tenden
cia social, y teniendo como tiene las características intelectuales del aire
y la razón, es nuestro intento de distanciarnos de las demandas físicas e
instintivas del cuerpo. Esta ambivalencia natural puede estar entrela
zada y retorcida, produciendo culpa, o puede escindirse, dando por re
sultado dicotomías y «complejos de Venus» congelados o polarizados
(por ejemplo, en los hombres, el complejo, generado en una escisión del
anima, de Virgen-Magdalena, que en las oposiciones y cuadraturas
Luna-Venus se encuentra frecuentemente combinado con Plutón, o en
las mujeres el complejo de Afrodita-Hera, también una combinación
Venus-Luna-Plutón). Idealmente, Urania y Pandemos pueden incorpo
rarse e integrarse, no sólo profundizando y enriqueciendo nuestros va
lores instintivos, sino también favoreciendo nuestras relaciones perso
nales y sociales, y ofreciendo en última instancia la resolución más
creativa.
A medida que Afrodita continuaba evolucionando e iba siendo asi
milada en la teocracia romana, se convirtió en Venus Genetrix, madre
de Eneas, el fundador de Roma. Julio César pretendía ser descendiente
directo de Venus a través del hijo de Eneas, Ascanio, también llamado
103
Julo, y le dedicó un templo en el año 46 a.C. Aunque siguió siendo la
diosa del amor, y capaz de incitar a voluntad a Eros e Hímero, se sua
vizó un poco con el paso del tiempo y llegó a personificar la cultura, el
arte y la civilización. A pesar de sufrir esta transformación a través de
la asimilación cultural, hoy los apuntalamientos de su potencia de diosa
griega se mantienen activos en la vida de aquellos que sin tener con
ciencia de ello la encolerizan o invacan sus poderes.
Afrodita misma era indiscriminada en sus relaciones, ya que amaba
tanto a los mortales como a los dioses. A diferencia de Zeus, se enamo
raba de verdad y sufría, entregándose al duelo, cuando perdía su amor
o cuando éste era inalcanzable para ella. Incluso, en el caso de su apa
sionado amor por Adonis, fue víctima de su propio poder. Había ben
decido a Pigmalión por su fiel adoración de su aspecto uraniano, dando
vida a Galatea, la estatua de mármol que él había tallado y con quien
entonces pudo casarse. Posteriormente tuvieron una hija, Pafo, quien a
su vez tuvo un hijo, Cíniras, cuya propia hija, Mirra, se enamoró de él.
Concibieron un hijo, Adonis, de quien Afrodita se enamoró sin reme
dio, y que murió por no haber atendido la advertencia de la diosa de no
participar en cierta cacería de jabalíes. Según la versión de Ovidio,
Afrodita creó de la sangre de Adonis la anémona, una flor delicada y
siempre sujeta a la condena de que la marchiten los vientos. Así, esta
«flor del viento» nos muestra la temporalidad del amor. Los ritos de
primavera, centrados en el descenso y el renacimiento de Adonis, se re
lacionan estrechamente con otro ciclo de muerte y renacimiento del
que hablaré más adelante.
El matrimonio de Afrodita con Hefesto, el dios cojo y herrero (el
Vulcano de los romanos), hijo de Zeus y Hera, fue la clásica unión de la
bella y la bestia. Afrodita jamás se sintió sexualmente atraída por su
consorte, sino que en cambio deseaba con lujuria a Ares, su homólogo
masculino. Ya eran amantes cuando, en la famosa historia que se
cuenta en la Odisea, Hefesto tejió una red de oro con la que los atrapó
in flagrante delicto, para gran diversión colectiva de los dioses, a quie
nes había invitado a presenciar el espectáculo. En esta lasciva escena,
Hermes es el único que expresa categóricamente que él no se avergon
zaría en absoluto de que lo atraparan de ese modo con Afrodita, y cier
tamente en algún momento se emparejan y de su unión nace Hermafro
dito, la personificación de la androginia. Veremos cómo este carácter
andrógino aflora en los mitos mesoamericanos, al igual que su manifes
tación psicológica por medio de la implícita Sección Áurea.
La dualidad inherente a la Venus griega y romana refleja nuestra
propia ambivalencia cuando nos vemos atrapados en un dilema ético.
Los nacidos durante el ciclo retrógrado -el oscurecimiento de Venus
104
cuando su poder está anulado por el del Sol- experimentan con mayor
intensidad el conflicto entre los valores íntimos y los rituales aprendi
dos de la sociedad. La gente que tiene a Venus retrógrado parece estar
más próxima a su naturaleza pandémica, al lado instintivo. Son perso
nas atrapadas en luchas interiores entre su necesidad de ser solares y so
cialmente extravertidas y su deseo de ser misteriosas, interiores y refle
xivas. Cuando está retrógrado, Venus resuena con los aspectos ocultos
y primarios de la motivación humana, y posee un conocimiento innato
de los misterios y arcanos de la vida.
De la inmersión en el inconsciente cuando Venus está retrógrado
puede surgir un mandato de guerra: con los sentidos, ciertas actitudes
sobre el amor y los valores viejos y muertos. El Adonis de Afrodita sim
boliza la inmersión en el mundo subterráneo, porque allí es donde él
pasa parte de su tiempo como dios de la vegetación que muere para re
nacer, limpia y fresca, en la primavera. Esta alegoría encuentra su para
lelo en Cibeles, la homóloga frigia de Afrodita, la celebración de cuyos
ritos de primavera era notoriamente sangrienta, violenta y guerrera, y
en los Coribantes, que -según el poeta romano Lucrecio- estaban acos
tumbrados a «entrar bañados de sangre en una danza guerrera».
Sabemos que el lado oscuro del amor apasionado y romántico puede
generar su opuesto: el odio hacia el que fue una vez objeto amado, si
desaparece o cambia de forma. Este es el amor que los filósofos esperan
evitar, el que se da la vuelta para revelar su lado sombrío, con todas las
características propias del mundo subterráneo. Shakespeare da la im
presión de que se contradijera en dos sonetos sobre el amor, pero qui
zás sólo experimentaba la dicotomía filosófica entre el ideal platónico
de U rania y el más fácilmente alcanzable de Pandemos, cuando expresa
en el soneto 116:
No es amor
el que, al ver desaliento, descaece
y tiende a huir del que primero ha huido.
Y más adelante:
105
al ver de la grandeza ese mudarse
o a la grandeza misma derrumbarse,
enséñame esas ruinas a que arguya:
VENUS, EL SOL Y EL YO
Como Mercurio, Venus nunca está lejos del Sol, y en su mayor separa
ción se encuentra a una distancia aproximada de 48 º de él. Por eso en el
horóscopo vemos a Venus como un acompañante personal de nuestra
fuerza vital. Funciona como uno de los dos satélites que flanquean el
radiante poder del Sol y convierten la fuerza bruta en valores humanos.
La función de Venus es separar lo sagrado de lo profano, la forma pri
mitiva de los aspectos cultivados de nuestra energía y nuestro poder.
Actúa como un filtro a través del cual uno encuentra un sentimiento de
placer en la vida, que excluye los estímulos desagradables y discrimina
todo aquello que no ha de servir a la totalidad.
Hay condiciones precoces que actúan como precedentes de la evolu
ción venusiana, y la más importante de ellas es la forma en que nos
tocó y nos manejó nuestra madre. Solemos decir que la extraversión del
yo empieza a activarse después de los dos años y medio, pero de hecho
es algo que ya está evolucionando desde el momento del nacimiento,
aunque en las primeras etapas todavía no sea discernible en la forma en
que definimos el «yo». Un bebé tiene un Venus (y un Mercurio) más
visceralmente sensible que el niño mayor, e infinitamente más impre
sionable y susceptible que el Venus de la persona adulta. Es decir que
en el bebé el Venus sensorial de Tauro está más en primer plano, mien
tras que el de Libra depende de infinidad de estímulos y experiencias
sensuales que comenzarán a educarlo sobre lo que es amoroso, ar-
106
monioso y estable. El yo crece con el cuerpo y con el poder que éste
puede ejercer en el entorno. Un bebé a quien no se ama físicamente em
pieza de forma instintiva a protegerse con barricadas, e inicia el labo
rioso esfuerzo de montar mecanismos de autodefensa. Si el niño no es
la fuente de un júbilo y un placer absolutos para la madre, su Venus
comienza a encerrarse y encallecerse. Si la emoción que recibe de la
madre es cálida, amorosa y nutricia, Venus se siente feliz y a salvo,
pero si la energía primaria de la madre es ansiosa, hostil o distante,
Venus empieza a deformarse para adaptarse al ambiente externo. Esta
evolución infantil profundamente inconsciente es un aspecto de Venus
que resulta difícil de compensar. Los planetas personales son difíciles
de «cambiar» conscientemente, ya que están trabados con rasgos y
mensajes viscerales. El cuerpo es memoria.
A medida que nos hacemos mayores, esta es la fuente donde se en
cuentra la base de lo que nos gusta y lo que nos disgusta, de lo que nos
da placer y lo que nos duele. Es difícil diferenciar entre naturaleza (ca
rácter) y nutrición (tanto física como afectiva) cuando se trata de las
respuestas instintivas, porque la nutrición se sobreimpone inmediata
mente a la naturaleza, y ambas se entretejen hasta tal punto que el «dis
curso» terapéutico sobre ciertos aspectos de nuestra naturaleza venu
siana es totalmente inútil. Ciertas posiciones de Venus por signo y
determinados aspectos entre Venus y otros planetas nos predisponen a
ver el mundo como algo áspero, y otros nos inducen una visión más ro
mántica. Según los horóscopos, Venus es de naturaleza fuerte y resis
tente, o bien flexible, sensible y suave, e incluso en otros permanece
«ajena» al tono general.
El lado culto y distinguido de Venus, tal como se expresa en nuestra
personalidad, se pone de manifiesto en nuestra interacción con los
demás, en nuestra forma de vestirnos, en la música, el arte o los am
bientes que preferirnos, los círculos sociales que frecuentamos y los
tipos de experiencias que más nos interesan y nos hacen crecer. Como
inicialmente se nos facilitan los valores de manera no verbal, mediante
el tacto, el olfato, el oído y los demás sentidos, hay una interacción
compleja entre el Sol y Venus y la evolución del yo.
Venus nos dice cuándo sentimos una repulsión instintiva, y con ello
nos protege de lo que nos repugna. Nos alerta ante el deseo y las res
puestas que han de satisfacer nuestras necesidades, ya sean de ali
mento, de amor o de estimulación visual, y nos insta a que sigamos su
orientación en cuanto al gusto. Alguien que tiene «mal gusto» es, con
frecuencia, una persona cuyos valores no pertenecen al dominio de lo
estético, pero es probable que una persona así no se sienta insatisfecha
con su ascetismo o con su falta de sentido musical o su insensihilidad
107
para la moda. Es más, es probable que tenga un yo firmemente consti
tuido y valores sólidos. Sin embargo, esto es lo superficial de Venus. Si
vamos en contra de nuestros instintos profundos y nos comportamos
de una manera que sabemos que es falsa, aunque millones de personas
nos aplaudan, esto es un problema de Venus. En una situación como
ésta, la Venus instintiva y pandémica ha quedado subordinada a la
Venus social e ideal uraniana, de lo cual resulta un desequilibrio.
A menudo, esto puede ser la consecuencia de haber recibido mensa
jes ambiguos precozmente en la vida, por ejemplo cuando los valores
parentales y familiares están en conflicto, o cuando se proclama el
amor, pero haciéndolo depender de ciertos tipos de comportamiento, o
cuando en los primeros años evolutivos se ha producido una violación
de los derechos personales, como pueden ser abusos sexuales, violencia
o perturbaciones emocionales extremas en el hogar. Venus crece junto
con nosotros, y nuestros valores están incorporados en las vísceras,
donde hay una inteligencia muy superior a la del intelecto. Fundamen
talmente, Venus nos dice lo que está bien y lo que está mal, y a medida
que maduramos influye cada vez más en la forma en que vemos la so
ciedad y sus valores, diciéndonos si son esos los valores a los que perso
nalmente deseamos apuntamos.
Podríamos ver en Venus al elegantiae arbiter, el árbitro de la elegan
cia. Los emperadores romanos tenían en su corte a personas así, y uno
de los más famosos fue Petronio, el autor del Satiricón, que estuvo al
servicio de Nerón. De él nos dice Tácito:
Dedica sus días al sueño, sus noches a los negocios y placeres de la vida.
La indolencia lo ha llevado a la fama, así como a otros los lleva la ener
gía, y se reconoce en él no a un libertino y un derrochador, como la ma
yoría de los que dilapidan sus caudales, sino a un hombre de refinado
lujo. [ ...] Nerón lo escogió para ser uno de sus pocos asociados íntimos
como crítico en cuestiones de gusto. 1
108
gua) nuestra imagen de nosotros mismos, con independencia de que lo
que estimula lo mejor de nuestra estética libriana sean nuestros aman
tes, las personas de quienes nos rodeamos, el entorno en el que vivimos
o el estilo, la música, el arte y la cultura.
'
109
parece que el Sol le fuera ganando en longitud, y en mitad de esta fase,
Venus llega al grado en el que se junta con el Sol formando una conjun
ción inferior retrógrada.
Elevación helíáca (punto 4): Unos pocos días (seis o siete) después de la
conjunción inferior, Venus está a unos 10º por detrás del Sol, se lo ve
primero después de «desaparecer» durante la conjunción inferior e ini
cia la larga fase de estrella matutina.
Conjunción superior (punto 7): Cuando Venus está en el otro lado del
Sol, desde la visión geocéntrica, y en el mismo grado que el Sol en lon
gitud zodiacal. Durante unos cincuenta días alrededor de la conjunción
deja de ser visible a simple vista. Esto marca el momento en que Venus
empieza el avance hacia su mayor elongación oriental, y el ciclo vuelve
a empezar.
La visión mesoamericana
110
La fase de Venus que tiene más importancia para nuestra investiga
ción de la retrogresión y sus implicaciones, tanto natalmente como en
tránsito, es la que está entre la estación retrógrada y la directa. ¿Qué
pensaban los mesoamericanos de lo que sucede cuando Venus se oculta
en los brazos del Sol, invisible a nuestros ojos? Dice Bruce Scofield (la
cursiva es mía):
11I
ideal del amor uraniano, sino que está más próxima al vengativo hime
ros afrodisíaco pandémico que en última instancia destruyó a Fedra y a
su hijastro Hipólito, que cometió la tontería de adorar a Ártemis, la
diosa de la castidad.
Los mesoamericanos parecen haber sabido más de Venus retrógrado
y haber asignado más importancia a sus ciclos astronómicos que otras
culturas eruditas. Ponían en marcha sus ejércitos sincronizándolos con
el ascenso de Venus desde el mundo subterráneo, transformada de
mujer en hombre para volver a ser mujer, impregnada todavía de la at
mósfera de los muertos. Para ellos, Venus era la Diosa de la Guerra. El
calendario parece indiscutiblemente astrológico, calculado para deter
minar los momentos propicios para el combate y el sacrificio a los dio
ses. La peylota era un combate ritual, que representaba el legendario
viaje de los héroes mayas, los gemelos Hunahpu el Cazador (Venus) y
Xbalanque el Jaguar (el Sol) al mundo subterráneo llamado Xibalba,
donde se enfrentaron con muchas pruebas a manos de los Señores de la
Muerte. La vida de los gemelos estaba en juego, y aunque su padre
había perdido antes un juego como ése -además de la cabeza-, los ge
melos no corren la misma suerte, y tras hacer sacrificios a los Señores
de la Muerte se transforman en seres celestiales: Venus y el Sol.
El pueblo maya conocía muy a fondo el movimiento y los ciclos
de Venus: habían creado un calendario de 586 días, confasti o días de
fiesta. Venus era una figura central y, representada como diosa de la
guerra, se movilizaban los ejércitos cuando ella estaba en su estación
directa. Las imágenes que la rodean son horripilantes y violentas. Se
decía que se levantaba del mundo subterráneo todavía viscosa por
causa de la sangre y los huesos de los muertos después de su viaje de
cuarenta días en los brazos del Sol. Aquí es donde se encuentran la
Venus maya y la Afrodita griega: en los rituales que rodean a la muerte
y al viaje por el mundo subterráneo. La resurrección anual de Adonis,
como los misterios eleusinos y órficos, preparaba psicológicamente a
sus participantes para su propia muerte. Las interpretaciones de los
movimientos astronómicos de Venus son tan fascinantes y tienen tanto
que ver con la retrogresión que por ello mediante este ciclo los meso
americanos regían su vida ritual y con sus mortales jugadas representa
ban el «juego de la vida».
112
a,
10
a,
ºm
�p
113
signo cada ocho años, lo hace de 2 a 3 grados antes que en la retrogre
sión anterior. Venus en tránsito realiza una revisión lenta y regresiva
del zodíaco a lo largo de muchos años. Como sucede con Mercurio, se
estaciona y se vuelve directo unos pocos grados antes, hasta que gra
dualmente cubre todos los signos del zodíaco. Sus fases son sucintas y
dibujan a grandes rasgos las etapas de inseminación, transferencia de
conocimiento arcano por medio de un simbólico cambio de género
[masculino-femenino], incubación, misteriosa unión con la fuente de la
vida y, finalmente, aparición y renovación. El mandala celestial que va
dibujando Venus en su movimiento retrógrado ilustra a la perfección
su intrínseca belleza. El centro del mandala es la Tierra, el lugar donde
debemos luchar para alcanzar la integridad y el conocimiento.
El simbolismo quinario representa tradicionalmente al hombre des
pués de la caída, en su estado pandémico profano. Las escuelas esotéri
cas ven el poder del número cinco como la causa, no como el efecto, de
los puntos de contacto de cinco dígitos en nuestras extremidades huma
nas. Siempre se lo ha asociado con la innata capacidad humana de en
tender, y de crear algo a partir de esa comprensión. Lo quinario se aso
cia con el entendimiento material de las verdades arcanas o esotéricas,
y simboliza la totalidad del mundo material. El quinto elemento en el
trabajo esotérico es el éter, el «pegamento cósmico» que transporta
el pensamiento (la idea) al nivel inferior, pero manifiesto, del cuerpo.
Ya en los jeroglíficos egipcios la estrella de cinco puntas significaba el
concepto de «elevarse hasta el punto de origen», y formaba parte de ex
presiones cuyo significado es «enseñar», «educar».
Implícita en la pauta cíclica de Venus está la Estrella del Hombre,
que Leonardo da Vinci ilustró en su dibujo del círculo que contiene al
hombre en equilibrio, la representación artística más famosa de la Sec
ción Áurea. La pauta de Venus retrógrado forma la base de la Sección
Áurea, en la cual hay implicaciones de poderes generativos ocultos. Es
trictamente definida, la Sección Áurea es una proporción irracional
equivalente a la división de una recta en dos partes, de tal modo que la
relación de la línea entera con el segmento mayor sea igual a la relación
de la parte mayor con la menor (13:8).
Así pues:
A B
A + B es a A como A es a B
Los griegos conocían esta medida por lo menos desde Euclides (ca.
300 a.C.), y se cree que posee en sí misma alguna virtud estética, una
114
proporción armónica oculta que sintoniza con el universo. Bien puede
ser por eso por lo que la fraternidad pitagórica escogió como un sím
bolo emblemático el pentáculo: cada segmento en la figura de la estrella
guarda la proporción áurea con el segmento que le sigue en tamaño de
creciente. Esta proporción está implícita en la naturaleza: las cáma
ras de la concha del molusco conocido como nautilo son un ejemplo
ideal de este fenómeno natural: a medida que el molusco crece dentro
de su concha, ésta se agranda siguiendo una espiral logarítmica, de
modo que siempre sigue siendo un hogar idéntico, porque al crecer no
cambia de forma. Una galaxia espiral, como nuestra Vía Láctea, es una
visión macrocósmica de ese divino orden de las cosas.
En relación con las estaciones de Venus, tanto directas como retró
gradas, la Sección Áurea se activa y resuena alrededor del zodíaco a in
tervalos de 72 º, estableciendo un tono que «evoca» todas las estaciones
de Venus dentro de ese ciclo. En última instancia, es esa resonancia ar
mónica lo más importante, y en caso de que se conecte con un planeta
natal, entonces ese planeta funciona como un agente que hace resonar
el mensaje de Venus retrógrado en tránsito en la totalidad del horós
copo a intervalos de 72 º . 3
Tal como afirma Charles Harvey en Working with Astrology [Traba
jando con la astrología]: 4
115
naturaleza introvertida y contemplativa (asocial) de estos individuos es
sumamente imaginativa y debe encontrar vías para exteriorizar lo me
tafísico por medio de lo físico. En tránsito se produce algo misterioso,
una reformulación del orden natural, un retomo a un lugar ideal donde
todo lo manifiesto puede parecer una réplica barata de la perfección
cósmica.
La asociación de la conciencia y la «mente» con Venus no es tradi
cional. Sin embargo, tal como ahora lo vemos, el número cinco no se
asocia con el intelecto per se, sino con la fuerza inspiradora que hay por
detrás del intelecto y que, entre todos los animales, el hombre posee en
gran medida. Es el número del espíritu creativo, del ars y de la techné,
de la imaginación creadora expresada en un uso hábil. Esta función
abarca simultáneamente las potencialidades creativas y destructivas. El
dualismo de Venus nos habla de estas polaridades: lo sagrado y lo pro
fano; lo divino y lo temporal; la fuerza vital y el deseo de muerte; la
diosa del amor y la diosa de la guerra; lo celestial y lo mundano. Los
sueños celestiales se convierten en realidad mundana cuando el im
pulso creativo del hombre encama y manifiesta los ideales platónicos
de la imaginación.
Dice David Hamblin (la cursiva es mía):
116
Cuando Venus está en movimiento retrógrado, todos los ciclos de
retrogresión, pasados y futuros, se ponen en juego. El período retró
grado activa la pauta de la Sección Áurea inherente al quintil, la capaci
dad de conocer lo incognoscible. En un ciclo no hay «primero» ni «úl
timo», sino sólo pautas evolutivas, y Venus está grávida del impulso de
expresión física creativa de una idea exaltada. De ello se sigue que los
individuos nacidos durante los períodos retrógrados de Venus tienen
esta pauta incorporada a la psique y llevan a todas partes este quintil
venusiano que les hace experimentar la angustia creativa que muchos
artistas expresan mediante su obra. Lo lamentable es que con frecuen
cia sólo atribuimos el temperamento artístico a quienes activamente
participan en las artes creativas clásicas, algo que no sólo despista, sino
que también desalienta a las personas creativas que quizá no sean capa
ces de componer arias, pintar obras maestras, idear poemas o lo que
fuere.
Tal vez la invocación del quintil de la Sección Áurea explique par
cialmente la sensación de ser «diferente» que tiene el individuo con
Venus retrógrado. Quizás a eso se deba el hecho de que global e indivi
dualmente se reflexione tanto sobre el amor, los valores, la creatividad
y la diplomacia cuando Venus se estaciona, se vuelve retrógrado y per
manece así durante cuarenta días, en comunión con las fuerzas inmuta
bles guardianas del conocimiento de lo misterioso. El conocimiento que
imparte Venus a su retorno al mundo de arriba no es la información
que Mercurio trae a la superficie con cada uno de sus ciclos. Es un saber
estético y visceral que no es posible expresar, sino que sólo se puede re
presentar o describir por mediación de la sutileza de nuestras relaciones
con los demás o mediante imágenes abstractas.
En el antiguo Egipto, el loto simbolizaba la vida naciente o la pri
mera aparición (un arquetipo) y era un símbolo natural de todas las for
mas de manifestación. En la Edad Media llegó a representar el «centro»
místico y el corazón, pero el loto de cinco pétalos combina los símbolos
sagrados con los profanos: el loto de la iluminación mística con el sím
bolo quinario de la capacidad humana de manifestación. En el loto,
[...] las potencialidades del ser se realizan por medio de una actividad
siempre interna, puesto que se la ejercita a partir del centro de cada
plano; además, desde el punto de vista metafísico, es imposible hacer que
la acción externa llegue a pesar sobre la totalidad del ser, porque una ac
ción como ésta sólo es posible en un plano particular y relativo. 7
117
Que los ciclos retrógrados de Venus describan en los cielos un man
dala en forma de loto (v. fig. 5.1, p. 102) tiene sentido porque es la «ac
tividad interna» del ciclo de Venus retrógrado en tránsito, que en úl
tima instancia es imposible exteriorizar. Las lecciones aprendidas
durante el período retrógrado de cuarenta días sólo se refieren al indivi
duo que las experimenta. En realidad, bien puede ser que la flor de loto
solamente recoja lo que quedó fuera en la última estación de Venus en
el mismo signo y la misma casa. Es improbable que la plena integración
de Venus retrógrado en la estructura del yo tenga lugar inmediatamente
después de volver a su movimiento directo, sino que se incorpora con
el tiempo. El período retrógrado crea una serena introspección que
tiene lugar en un nivel muy profundo, más bien como si uno observara
su propia conducta y sus reacciones mientras, sin embargo, participa
plenamente en ellas. De todos los ciclos retrógrados, el de Venus parece
el más inconsciente en sus efectos inmediatos, el más racional a la
larga.
Por lo tanto, cuando se analiza una tendencia retrógrada actual de
Venus es útil mirar ocho años atrás, porque en la situación del presente
habrá ecos del pasado. Los planetas inferiores siempre retoman los pro
cesos allí donde los dejaron la vez anterior que salieron del ciclo retró
grado, pero a diferencia del ciclo rápido y accesible de Mercurio, el de
Venus es más largo. Venus retrógrado transita por la misma casa natal
cada ocho años, revisando y resucitando cuestiones incompletas o ale
targadas que se han mantenido en suspenso desde el último tránsito.
En ese momento contemplamos con mirada fría y dura nuestras re
laciones y lo que afecta a nuestra integridad. Puede ser que haya un de
sequilibrio durante un tiempo mientras en lo profundo se producen
misteriosas transformaciones ... tan misteriosas que en realidad no sa
bremos qué es lo que ha sucedido hasta que no hayan transcurrido va
rios meses. Cuando Venus ha vuelto al movimiento directo y empieza a
moverse más o menos a la misma velocidad que el Sol (en las efeméri
des), se inicia una época de revisión de lo que se reveló durante el pe
ríodo retrógrado.
La estación retrógrada da comienzo a una etapa de revisión global;
la Tierra entera experimenta el fenómeno de retrogradación. Podemos
ver cómo se manifiesta en lo colectivo si observamos las noticias refe
rentes a las relaciones diplomáticas e internacionales. La reconsidera
ción de lo que es diplomático, y de lo que se necesita para mantener
una visión equilibrada del mundo y un sentimiento de integridad, es
precisamente lo que le sucede al individuo cuando Venus transita por
un sector del horóscopo natal. Los mayas creían que en el punto en que
Venus alcanza su elevación helíaca, unos seis o siete días después de la
118
conjunción inferior, la situación política era particularmente inestable
y los líderes se sentían inseguros y falibles. Bruce Scofield dice que ha
comprobado que la elevación helíaca «corresponde con frecuencia a
una época de fracaso o resignación por parte de los líderes, y a menudo
coincide con un accidente importante o con una tormenta». 8 En este
punto Venus está todavía retrógrado, pero estacionándose y movién
dose lentamente, mientras que el Sol da la impresión de que avanza en
el zodíaco.
En la estación retrógrada se produce un retroceso instintivo, a veces
debido a un suceso, otras veces como una retirada consciente y volunta
ria. En general, el área de la carta que está siendo examinada por Venus
retrógrado, anteriormente había quedado durante algún tiempo sin
atender -con esta profunda perspectiva, desde luego-. Inconsciente
mente, tendemos a retraernos, buscando en la experiencia un signifi
cado oculto, con la esperanza de obtener de nuestras interacciones coti
dianas un valor o un conocimiento más profundo. El área donde Venus
se encuentra retrógrado se vuelve vulnerable al ataque, y con frecuen
cia se constituye en escenario de una confrontación cuando el planeta
retoma el movimiento directo. Mensajes tácitos, insinuaciones, matices
y sutilezas se magnifican y hasta pueden resultar falseados, pero de
todas maneras están cargados de implicaciones.
En las áreas del horóscopo por donde transita, Venus sondea las
profundidades de las características personales no desarrolladas, y es
probable que en el curso de ese tránsito haga contacto por aspecto con
un planeta natal. puesto que retrocede entre 15 y 18 grados de arco. Si
la conjunción inferior forma un aspecto con un planeta natal, es proba
ble que los frutos de tal inseminación vean la luz bastante después de
que Venus retome el movimiento directo. Cuando el planeta atraviesa
dos casas hay una superposición de intereses, que tiene una influencia
directa en el resultado final. Cuando cambia de signo durante la fase re
trógrada, el planeta experimenta un cambio sutil de tema (dado que el
período retrógrado abarca entre 15 y 18 º , puede volver al signo ante
rior, y con frecuencia lo hace).
El aspecto de transmutación del ciclo retrógrado de Venus es evi
dente durante el período de tránsito porque parece que hubiera una
imagen especular del método «normal» del nativo para llegar a conclu
siones. Es decir que si por lo común uno es tremendamente intelectual
y sistemático para tomar decisiones, podría encontrar ahora que hay
otra manera más fructífera y volverse más instintivo. A la inversa, al-
119
guien que es normalmente intuitivo encuentra reconfortantes los méto
dos lógicos y altamente organizados de tratar con el mundo. Se trata de
una experiencia de descubrimiento de nuestro propio opuesto y de rela
cionarnos con él.
El hecho de que Venus se convierta en una deidad masculina en la
fase retrógrada de su ciclo simboliza la necesidad de inversión para
tener la vivencia de la totalidad. El tránsito de Venus retrógrado deja al
descubierto la necesidad de ver aspectos de nosotros mismos que en ge
neral permanecen ocultos a la vista. Esos valores son con frecuencia
diametralmente opuestos a los que defendemos de un modo consciente,
y pueden crear algunas perturbaciones emocionales muy profundas.
Durante los tránsitos retrógrados de Venus se pueden cometer muchos
errores, en gran parte porque es una situación poco frecuente y por lo
tanto ajena a la experiencia cotidiana.
El grado de discordia que se genera en la vida personal durante la
retrogresión señala la distancia a que uno está de sus propios valores
esenciales y de sus más elevadas inspiraciones creativas. El súbito dese
quilibrio puede inclinarnos hacia el polo opuesto, creando tremendas
conmociones en las relaciones y las experiencias personales. El alboroto
puede ser la magnificación de un único problema, explotando de un
modo desproporcionado. Idealmente, es una época para contemplar
cuáles son las propias necesidades más personales, profundas y creati
vas, y en qué fuente interior se originan. Es el momento de explorar
nuestras necesidades de amor y de afecto, y de examinar nuestra capa
cidad para recibir estas fuerzas que son el sostén de la vida.
El misterioso «ideal» puede interrumpir y hacer trizas lo que hasta
ahora ha sido fuente de amor y de afecto: los defectos y los fallos de los
demás se nos aparecen agrandados, y es posible que recordemos mo
mentos pasados en que el rechazo y el dolor emocional se unieron para
erigir una fortaleza que para las circunstancias actuales puede ser total
mente inapropiada. En última instancia, el hecho de que la situación se
corrija, dando margen a los cambios necesarios, dependerá del grado de
responsabilidad que uno asuma por su propia capacidad de amar y
de comprometerse.
Graham
121
mente en estación directa, y a los dieciocho años, el planeta había pro
gresado hasta el grado exacto de su Sol natal.) Sus experiencias en la
jungla fueron las ordalías que describe la Venus maya retrógrada. Fue
testigo de los horrores del combate, la locura, las drogas, la insana de
pravación de sus superiores y, finalmente, del sacrificio sangriento de
uno de los suyos. Su profunda sensibilidad y sus valores intrínseca
mente religiosos pueden haberle ayudado a sobrevivir psicológica
mente, aunque fue incapaz de hablar de las experiencias de la guerra
hasta muchos, muchísimos años después.
A su regreso, Graham se encontró con que en su país, durante su au
sencia, había aparecido un orden social nuevo. Tras haber esperado
una cálida bienvenida, se encontró escupido y ridiculizado por un
grupo de los «amorosos» miembros de ese nuevo orden. Herido en
carne viva por esta actitud desconsiderada y hostil, destrozado y en
fermo por la experiencia de Vietnam y sintiendo ahora el rechazo de
sus compañeros, Graham se retiró en seguida a un convento jesuita
donde pasó un par de años, sanando y recuperándose mientras estu
diaba la disciplina que terminaría por llevarlo a su vocación espiritual:
Venus en estación directa en su carta natal, impulsándolo a aspiracio
nes cada vez más elevadas.
Diez años después de haber salido de una prisión subterránea y, en
último término, del ejército, regresó a la zona de guerra por mediación
de su inconsciente. Durante el primer embarazo de su mujer la guerra
volvió a él en sus sueños: solía despertarse bañado en sudor, estreme
ciéndose de terror, reviviendo los horrores que había experimentado en
el combate activo y más adelante en el campo de concentración. El in
minente nacimiento de su hijo lo devolvió a las muertes de que había
sido testigo y en que se había visto obligado a participar: el entreteji
miento ritual de la vida y la muerte reflejado de forma dramática en la
psique de un veterano de Vietnam.
Graham decía que en sus relaciones siempre se había sentido
atraído por mujeres que habían tenido numerosas experiencias sexua
les, mientras que él había tenido más bien pocas y era dolorosamente
tímido con la mayoría de las mujeres. Su carisma -con frecuencia ra
diante en la gente con Venus retrógrado- le ganó la atracción de mu
chas mujeres en su vida pública, pero su vida privada era de ascetismo
y reclusión. Cuando finalmente se casó, después de Vietnam y del mo
nasterio, fue con una mujer que había tenido «balsas de relaciones»,
como él decía, y que se hizo cargo de buena parte del lado femenino de
él. Aunque tenía una parte muy sensible y femenina, la reservaba para
su personalidad pública; en privado era inconscientemente muy
machista. Él y su mujer terminaron por separarse cuando él tenía
122
cuarenta años, momento en el cual «encontró» a su Venus y adoptó una
nueva pauta en sus relaciones.
Graham había aprendido en una edad crítica a ocultar sus necesida
des de relación y de amor, cuando fue rechazado por sus padres y en
viado a un orfanato. Esto se complicó más todavía por obra de la deci
siva experiencia de la zona de combate, el posterior rechazo por parte
de los jóvenes hippies y la existencia monacal en el convento jesuita.
Aunque Venus se mantendrá directo por progresión secundaria durante
el resto de su vida, Graham sigue sometido a la influencia natal y los
tempranos recuerdos del planeta retrógrado. Sus emociones humanas
instintivas fueron bloqueadas y deformadas, y la expresión natural del
intercambio amoroso era extraña para él. Aunque es lo que se podría
llamar una persona de floración tardía en el ámbito de sofisticación de
Venus, Graham ha encontrado un sentimiento de equilibrio y armonía
entre los extremos que habían conseguido escindir no sólo su psique,
sino también su vida.
John
123
Fig. 5.4. John
Justine
Sigamos con el mismo tema. Una mujer a quien llamaré Justine nació
justo dos días después que John. Tiene la misma conjunción entre
Venus retrógrado y Saturno, pero al haber nacido dos días después, el
aspecto es aún más exacto (en el orbe de 5' de arco) y está localizado en
la casa doce. Tiene a la Luna en Acuario y la misma oposición Marte
Plutón aparece en la carta de ella, pero entre la tercera casa y la novena
124
Fig. 5.5. Justine
(v. fig. 5.5). Justine describía su mundo interior como una fantasía para
escapar de las violentas palizas que el padre propinaba a todos sus
hijos. Sus padres se divorciaron en circunstancias muy amargas cuando
la niña tenía unos once años (Venus estaba directo, pero todavía revo
loteando alrededor del Saturno natal) y sus sentimientos de culpa, al
igual que sus lealtades divididas, prácticamente paralizaron su mundo
emocional. Justine no volvió a ver a su padre hasta que cumplió los
veinte años, en la época en que Venus progresado estaba en conjunción
con su Mercurio natal.
Duante su infancia y su adolescencia fue retraída y tímida, doloro
samente consciente de su «diferencia» de los demás, pero sin ser capaz
de reconocer del todo en qué consistía esa diferencia. Cuando me des
cribió sus sentimientos habló repetidas veces de reflejos, dualismo, di-
125
cotomías, dilemas, polaridades y sentimientos de esc1s10n entre un
mundo exterior y un mundo interior. Intentó inútilmente adaptarse a
las normas de la sociedad, pero a los diecisiete años salió de su escon
dite y creó un grupo de punk-mck formado sólo por mujeres, que tuvo
gran éxito a mediados de los años setenta. Justine dice que su conflicto
interior se ha mantenido hasta hoy, aunque se integra cada vez más en
su personalidad total a medida que va adquiriendo la perspectiva que
da la madurez. Aun así, le resulta emocionalmente difícil mantener una
relación a largo plazo, porque no puede soportar la intimidad. Siente
que no es porque le dé miedo, sino porque limita su mundo a un único
foco. Su propia androginia es algo que tiene claro -ella misma se descri
bió como un hombre-mujer, un ser completo-, pero esta unión interior
no le trae conflictos.
Las personas con Venus retrógrado en la carta natal tienen una aguda
conciencia de cómo los valores que reconocen en su entorno difieren
enormemente de sus propios sentimientos sobre lo que está bien y lo
que está mal. La relación de Venus retrógrado con el Sol nos describe
una visión de la realidad que no está de acuerdo con el consenso de los
valores. La voluntad interior del individuo (el Sol) está conectada inex
tricablemente con su propio sentido innato de la justicia y de la intui
ción sensorial (Venus). El circuito cerrado que forman Venus, la Tierra
y el Sol permite con mayor facilidad que las percepciones y evaluacio
nes del nativo provengan de forma directa del Sí mismo. Esta unión del
Sol y Venus crea un alambique más interior y subjetivo para la evolu
ción de los valores personales, y la manifestación pura, menos fácil
mente teñida por valores impuestos desde afuera, se mantiene intacta,
aunque vaya sufriendo variaciones con la experiencia y la madurez.
Naturalmente, esto causa dificultades a medida que el niño abandona
la seguridad del ambiente hogareño para ingresar en el mundo, donde
tendrá la experiencia de los valores y sentidos de sus iguales y sus supe
riores, y de la sociedad como voz colectiva de la autoridad. Un niño
con Venus retrógrado necesita que lo estimulen a escuchar su voz inte
rior, y a responder a su naturaleza instintiva, porque esa es la única
fuente fiable de integridad personal en este caso.
Emma
Emma, una joven de dieciocho años, vino a verme porque había fraca
sado en los exámenes de acceso a la universidad y estaba preocupada
126
por la dirección que podía dar a su vida. Se preparaba para repetir los
exámenes en primavera y tenía que tomar ciertas decisiones con res
pecto a su educación y a su futuro profesional. Era una chica cuyo porte
llamaba la atención, y que entendía con toda claridad sus dificultades.
Sin embargo, era exigente hasta la obsesión, demasiado autocrítica y to
talmente carente de confianza. Tenía a Venus retrógrado en Cáncer en
la casa doce, exactamente en cuadratura con Plutón en la tercera. Aun
que sus padres no la apremiaban, ni trataban de modelarla según sus
propios ideales, ella se sentía intrínsecamente presionada para compor
tarse de manera especial. En realidad, al parecer sus padres eran muy
comprensivos y tolerantes con ella, e intentaban ayudarla a ser menos
exigente consigo misma. La cuadratura de Venus retrógrado con Plutón
en la tercera me llamó la atención y le pregunté por sus hermanos.
Me confesó que se sentía muy resentida con sus hermanos menores,
sin ninguna razón más específica que el hecho de ser varones y de
existir.
El año que la vi, su Venus progresado había realizado una retrogre
sión al grado del Sol natal, mientras que Saturno en tránsito se opon
dría a su Marte en dos ocasiones ese mismo año. La chica se sentía
deprimida, sola, aislada y completamente carente de voluntad y de vi
talidad. Acababa de romper con su primer amor verdadero, y su amiga
más íntima ya había ingresado en la escuela politécnica, de manera que
se estaban apartando poco a poco. Me pareció que el fracaso en aprobar
los exámenes de acceso a la universidad ese año tenía algo que ver con
el sentimiento, más profundo, de que su condición femenina no era re
conocida. Aunque rodeada por un ambiente hogareño bastante bené
volo, Emma se había autoimpuesto normas demasiado exigentes, y su
Venus interior clamaba pidiendo que la dejaran expresarse. El simbo
lismo del hecho de que Venus progresado se instalara sobre su Sol natal
(en Géminis) expresaba la necesidad de ponerse en contacto con sus va
lores femeninos, de vivir interiormente como una persona, no como
una norma de medición de logros.
La conjunción entre el Venus progresado y el Sol es el mito maya
del apareamiento del Venus transexual masculino con la diosa subte
rránea del amor, rompiendo sus votos de pureza y viviendo la experien
cia del amor profano. El animus-Venus, el monstruo rígido e intole
rante del intelecto (negativo) de una mujer, estaba machacando a
Emma para que funcionara mejor, destacara, alcanzara logros intelec
tuales, pero no la animaba a reunirse con la diosa del amor ni a dar a
luz su lado espontáneo, creativo y divertido: el fruto de su parte feme
nina.
En cuanto a su Sol en Géminis, había establecido conscientemente
127
una norma de logros intelectuales, que ahora a sus propios valores in
ternos les parecían profundamente insatisfactorios. En el tema natal, su
Mercurio en Géminis estaba también en cuadratura con Plutón en la
tercera, imponiéndole la exigencia de tener que saberlo todo. Su «fra
caso» era en realidad un clamor de su Venus progresado para que
aprendiera a amarse a sí misma por su propia belleza innata, que no
predispone al logro intelectual, aunque lo destaca si el nativo lo tiene ya
intrínsecamente. A edad temprana Emma se vio forzada a interiori
zarse para contemplar sus recursos personales, y se le exigió que exami
nara su capacidad para llevar a la práctica su valor como individuo.
Los aspectos que coinciden con la repetición de sus exámenes son
menos estresantes, y es probable que la joven tenga éxito, pero lo más
importante es que haya tenido tiempo para volver a examinar sus pro
pios valores y descubrir dentro de sí la esencia de su feminidad.
Cuando Venus progresado entra en conjunción con el Sol destaca en
ese año las relaciones. Según cuál sea la edad a que esto se produzca,
tendrá diferentes connotaciones. Generalmente, uno descubre su pro
pio opuesto interior y los aspectos no desarrollados de sus íntimos an
helos de amor y de pareja. Una relación amorosa que se establezca en
este año señala un momento decisivo, y con frecuencia es un prece
dente que seguirán las relaciones subsiguientes en los años venideros.
El individuo que ha encontrado a su pareja invisible -el «compañero
interior»- comprobará que se manifiesta con frecuencia en una rela
ción en la vida externa. Parece que los contactos recíprocos entre el Sol
y Venus progresados se expresarán constantemente en forma de amor,
aunque éste no tiene por qué ser necesariamente el amor romántico,
sino quizás un sentimiento más profundo y auténtico de equilibrio inte
rior que luego da como resultado una expansión de las percepciones.
Aunque se suele dar por mediación del amor, el romance no consiste
sólo en relaciones, sino en una intensificación de los sentidos: la vida es
más intensa, los colores son más luminosos, los sonidos más resonan
tes, el tacto y las percepciones viscerales se acentúan y se moviliza en su
totalidad todo el lado vivencia! del sí mismo.
La prioridad de Emma era examinar su relación consigo misma y
estar en un contacto más estrecho con su lado femenino, sensual, emo
cional y visceral, más bien que con el escindido Sol masculino en Gé
minis que intenta convencerla de que el camino hacia la felicidad pasa
por el éxito intelectual. En el año en que Venus progresado había retro
cedido hasta el Sol, ella tenía que reevaluar tanto la dirección de su
vida como sus relaciones con los demás.
La evolución del yo en quienes tienen a Venus retrógrado parece
efectivamente más lenta, y son personas que permanecen en el umbral
128
de la sofisticación social durante más tiempo que aquellos que tienen a
Venus directo. El proceso de evaluación social se ve menos influido por
causas externas: es más probable que la persona con Venus retrógrado
conserve un cierto grado de inocencia, que no se entienda bien con la
actividad social superficial y deba hacer cosas que tengan un signifi
cado más profundo. Su instinto primario de supervivencia -saber de
forma instintiva qué vitaliza y qué es mortífero- es un factor impor
tante en lo que parece timidez o un contacto social superficial. Lo que
realmente está funcionando es una comprensión profunda de que para
ella podrían ser «mortíferas» las acciones insensibles, o simplemente
triviales y aleatorias, de los demás. En el nivel de los valores personales,
hay cosas que para muchos son agradables e inofensivas, pero para
estas personas asumen la dimensión de una especie de muerte del alma.
La gente joven con Venus retrógrado se encuentra con frecuencia ante
situaciones que hacen que retrocedan e interioricen sus respuestas ins
tintivas, lo que a su vez implica una seria contemplación de su verda
dero valor interior. Incluso si cuentan con una situación parental que
básicamente los apoya (corno sucedía en el hogar de Ernrna), seguirá ha
biendo una muralla entre estos hijos y el mundo hasta que encuentren
la seguridad interior que los proteja de la aspereza de la realidad.
Cada vez que me he encontrado con mujeres que, teniendo a Venus re
trógrado, han sido violadas sexualmente en sus años de crecimiento -si
no por el padre, por tíos, hermanos u otros miembros masculinos de la
familia-, hay un siniestro paralelo con la transformación de la Venus
maya. Unirse en pareja con el Sol (el padre) puede sonar enriquecedor
y fascinante en el mito, pero en la vida real decididamente no lo es.
Cuando el rito de pasaje a la sexualidad de una mujer joven no es una
respuesta instintiva, sino una coerción impuesta por una figura solar,
no es ni más ni menos que el infierno sobre la tierra. El agresor mascu
lino se adueña de su esencia femenina, que desaparece y queda sepul
tada bajo tierra. Lo que emerge más ádelante es un grito de guerra; la
hostilidad fría y rechazante de la mujer es, en realidad, la evolución psí
quica detenida y frustrada de la niña de quien se ha abusado sexual
mente. En algunos casos este suceso -la violación o el matrimonio
involuntario con el Sol- termina realmente por emerger corno una ma
nifestación transexual, en la cual el animus se hace cargo, avasallando a
la parte psíquica femenina, y la mujer se convierte en una
mujer-hombre: fuerte, llena de coraje, valiente, política, militante, agre
siva, estridente y aterrorizada.
Que yo sepa, no hay ningún vínculo entre las mujeres que tienen a
Venus retrógrado y el incesto, y yo no estableceré ninguno, pero con
129
frecuencia la carga erótica en el hogar familiar es tensa, está despla
zada, y la persona que asume instintivamente esa carga en el sistema fa
miliar es la que tiene a Venus retrógrado. Son personas que perciben
intuitivamente con mayor claridad la discordia o los sentimientos am
bivalentes de sus padres, ya sea entre ellos o hacia otros miembros de la
familia. La sensibilidad para la resonancia sexual de la familia es tam
bién en ellas sumamente alta.
En los hombres, es frecuente que Venus retrógrado coincida con un
vínculo psicológico y físico mucho más poderoso con la madre que con
el padre. No parece que el abuso de los niños varones por parte de la
madre esté tan difundido como en el caso de las hijas y el padre, pero
puede ser que sea más sutil, y también más difícil que los hombres lo
reconozcan debido a las presiones y los estigmas sociales.
Warren
130
Los hombres con un Venus retrógrado menos problemático encuentran
otras maneras de experimentar la transformación de un género a otro.
Tienen una poderosa identificación con su lado femenino, y con fre
cuencia ven que, en un nivel de amistad, les resulta más fácil relacio
narse con mujeres que con hombres. Con una característica falta de
competitividad masculina, sus gustos sociales a menudo van de un ex
tremo a otro: de la tendencia a la reclusión y al disfrute de su propia
compañía hasta el cultivo de compañeros superficiales, frívolos y volu
bles. La reacción alternativa es la de la imagen del hombre macho, cuya
parte masculina se aterroriza ante el anima y su feminidad, como resul
tado de lo cual se pasa la vida en busca de la mujer ideal, intentando en
última instancia, y de la única manera que instintivamente sabe, regre
sar al útero con tanta frecuencia como le sea posible.
Carentes de la voluntad necesaria para hacerse valer, los nativos con
Venus retrógrado suelen ser víctimas de la introyección, es decir, acep
tan pasivamente todos los valores que les ofrecen la familia y la socie
dad, sin dejar ni un momento de proclamar visceralmente que los re
chazan (como en el caso de las experiencias de infancia de Justine).
Esto crea un conflicto especial, una herida de cuerpo y alma que los
vuelve hacia adentro para contemplar un universo cuyas leyes están de
acuerdo con sus propios sentimientos. Con frecuencia estos hombres
poseen un fuerte carisma, una corriente subterránea de intensidad emo
cional que emana de ellos como una vibración sutil, en vez de manifes
tarse en una actividad social abierta o en la extraversión. De ahí que a
menudo ejerzan un callado e irresistible magnetismo, generando un
poder sensual y una silenciosa atracción.
Basados en un fuerte sentimiento de justicia interior, es frecuente
que sus valores sean crudos y primitivos, o bien exaltados y religiosos.
Da la impresión de que el factor religioso surge siempre, como si lleva
ran vivo dentro de sí un asesor espiritual. Ortodoxas o heterodoxas, sus
necesidades religiosas son fuertes, y estas personas van en busca de los
sistemas de apoyo que necesitan. Cuando se sienten heridas, derrotadas
o profundamente rechazadas en el amor, las personas que tienen a
Venus retrógrado suelen buscar el consuelo en Afrodita Urania, la diosa
purificadora del amor ideal; la unión espiritual con un personaje mito
lógico suaviza y calma la tristeza y la desesperanza de la experiencia
profana.
Con frecuencia, a los individuos con Venus retrógrado les resulta di
fícil relacionarse con los valores sociales superficiales, y por lo tanto tie
nen, según ellos, problemas en sus relaciones. Pero no son las relaciones
per se lo que constituye el problema, sino la forma en que las experi
mentaron en sus años formativos. La lente a través de la cual las ven
131
Fig. 5.6. Nadia
Nadia
132
problema. Cuando la casa natural de Venus contiene una mayoría de
planetas, las relaciones desempeñan un papel más importante en la evo
lución del yo, y es posible que el conflicto interior se proyecte sobre la
pareja. El complejo de Venus retrógrado y su naturaleza dualista se
añadió a los ya ambivalentes sentimientos que habían empezado a re
moverse en ella en el momento en que acudió a la consulta.
Nadia vino para que le hiciera una lectura de la carta en el momento
en que su Venus directo progresado había vuelto a su grado natal, lo
que anunciaba el redescubrimiento de sus valores personales sumergi
dos. La razón manifiesta para la consulta era hablar de la necesidad de
separarse de su marido -que había llegado a ser más bien su amigo que
su amante- y de irse a vivir sola. El factor inconsciente afloró en el
curso de la sesión. Nadia habría de descubrir hasta qué punto había lle
gado a separarse de sus valores personales, y cuál era la mejor manera
de volver a conectarse con ellos.
Era la menor de tres hermanos, con catorce años de diferencia, y la
criaron prácticamente como si fuera hija única. Su padre, alcohólico,
estaba muy enfermo, y su madre llegó a identificarse totalmente y de
hecho a fundirse con Nadia, tratándola como a un «sustituto paterno»,
en una rarísima inversión de papeles, causante de muchísima confusión
para una niña que luego tuvo que librar una batalla para separarse de su
madre. El padre dejó de beber cuando en la carta de su hija, a los dieci
séis años, Venus progresado se estacionó y se volvió directo, momento
en que la muchacha se fue de casa para proseguir sus estudios.
Nadia afirmaba que aborrecía las relaciones porque eran !imitado
ras. Parecía incapaz de detenerse en lo específico y hablaba, en cambio,
en términos universales para enmascarar su miedo de afrontar lo que
podría ser simplemente una incompatibilidad entre ella y su marido.
Como filosofía de la vida se había construido una defensa global
-«Odio las relaciones»-, en vez de expresarse en enunciados particula
res como «No me satisface la calidad de esta relación específica o el
grado de satisfacción personal que obtengo de ella». Mediante la explo
ración de la experiencia de Venus retrógrado, fue más capaz de enten
der la ambivalencia de sus sentimientos más íntimos y descubrió que su
miedo de identificar problemas específicos estaba enmascarando una
negación profunda de su propia validez como persona.
133
estaciones progresadas resonarán con el concepto platónico del plano
ideal. Psicológicamente, pues, esto se traduce como el afloramiento o la
percatación de un exaltado sentimiento de perfección y como una espe
ranza de alcanzar una perfecta armonía por medio del amor, el estudio
o el arte.
134
Todos los valores que no se han originado en el propio núcleo más ín
timo se desploman, palidecen y se vuelven superficiales, impulsando a
transformar la motivación subyacente en la formación de relaciones
y en el establecimiento de valores y costumbres. Con frecuencia hay
algún acontecimiento o circunstancia en especial que, cuando se refle
xiona sobre ello, da la impresión de haber precipitado la inversión.
A lo largo de unos pocos años después de la estación y la retrogre
sión progresadas, las personas extravertidas pueden encontrarse cada
vez más desanimadas con el mundo exterior y sus placeres, volviéndose
cínicas y retraídas hasta que se acostumbran más a la nueva manera de
percibir su entorno. Por otra parte, los introvertidos pueden encon
trarse complacidos al descubrir que después de todo no estaban equivo
cados, y que el gran manantial del amor y la alegría es, en efecto, in
terno. En cualquiera de los dos casos, el mundo interior se enriquece y
adquiere más significado, impartiendo un mayor sentimiento de satis
facción al hecho de estar uno solo consigo mismo. El yo se vuelve más
fácil de apaciguar, está menos necesitado de aprobación externa y más
centrado en la propia creatividad.
Es probable que en torno de Venus se forme una concha como pro
tección de las perturbaciones externas, creándose un recipiente para
sanar las heridas. Generalmente se trata de heridas que se produjeron
muy pronto en la vida, y que sólo vuelven a la memoria en el momento
decisivo, cuando Venus empieza a recorrer muy despacio hacia atrás
los grados del zodíaco que ha recorrido en movimiento directo desde el
nacimiento. De esta manera podemos visitar nuestro propio pasado,
corrigiendo desequilibrios e impurezas que han contaminado nuestro
sentimiento de integridad. Con la estación retrógrada de un planeta se
moviliza siempre un mecanismo de autocorrección, y es probable que
ni siquiera nos demos cuenta de hasta qué punto nos habíamos des
viado de la senda central.
Si el Venus progresado se mueve hacia atrás hasta su grado natal
antes de llegar a la conjunción progresada con el Sol, vuelven a desper
tar valores reprimidos pero innatos, y empiezan a aflorar a edad bas
tante temprana. Ese año se pone de manifiesto que ciertos valores están
fuera de su lugar, y la persona comienza a abandonar una vida que no
es satisfactoria, e inicia la búsqueda de un Sí mismo «perdido». Es fre
cuente que los gustos, las necesidades y los valores del nativo se alteren
drásticamente en el curso de ese año, seguido por un silencioso retiro
en el interior de sí mismo. La gente suele señalar que el año fue notable
debido a una especie de revelación emocional o a una relación que les
cambió la vida y que sintieron como más verdadera y personalmente
real. En resumen, la estación retrógrada se produce aproximadamente
dentro de los primeros veinte años de vida. Después, el Venus progre
sado retrógrado terminará por encontrarse con el Sol progresado en la
conjunción inferior. Con este orden de cosas, emerge inconsciente
mente un recuerdo de valores intrínsecos que se unen a lo que se ha
aprendido con el tiempo, y el nativo recupera el Sí mismo perdido, se
pultado en los rayos del Sol.
Si la estación retrógrada se produce después de la mitad de la vida,
o en los años que van de finales de los treinta a la mitad de los cuarenta,
puede señalar un momento de reunión de todo lo que se ha aprendido
para recopilarlo en una gran obra. En los años que siguen inmediata
mente a la estación retrógrada de Venus, la persona creativa se encon
trará con un brusco cambio de foco, o bien de técnica, en virtud del
cual todos los supuestos previos relativos a su trabajo naufragarán en el
caos, obligándola a una reevaluación. Este puede ser el comienzo del
magnum opus, de la gran obra en la que la suma total del trabajo de
toda una vida se concentra en un único foco. En este caso, es probable
que Venus no llegue nunca a progresar hacia atrás hasta cruzar su grado
natal en el curso de la vida, sino que se encuentre con el Sol progresado
unos veinte años después de su estación, en una conjunción inferior
progresada. (El Venus natal estará entonces en un grado muy anterior a
aquel en que se produce la conjunción inferior.)
Cuando el Sol progresado y Venus se encuentran en la conjunción
inferior ya tarde en la vida, puede suceder que el nativo se encuentre
con un compañero o una compañera del alma cuando menos se lo es
pera. La naturaleza transexual de la conjunción inferior, el matrimonio
de Venus con el Sol y la transformación simbólica en hombre o mujer
pueden significar literalmente la transformación del yo en una identi
dad no sexual. Más allá de cierta edad, no hay acentuación en los pape
les masculino o femenino, y un encuentro de almas puede trascender
verdaderamente lo material y lo físico.
Los aztecas y los mayas daban gran importancia al punto en donde
Venus se volvía visible por primera vez en el cielo al amanecer, cuando
hacía su aparición después de haberse sometido a misteriosos ritos. Se
decía que ese era el instante de la revelación -con Venus unos 1 Oº por
detrás del Sol, después de la conjunción inferior-, cuando su carácter
de portador de la luz y su iluminación empezaban a avanzar hacia su
momento de mayor brillo. La astrología natal parece confirmarlo: la
gente también se toma su tiempo para «mostrar su nuevo ser» después
de la muerte y el renacimiento acaecidos en la conjunción inferior.
136
cundaria en algún punto de la «primera mitad» de la vida, es decir, en
el momento en que se produce la transición de la mitad de la vida o
antes. Según lo tarde que uno haya nacido en el ciclo retrógrado, Venus
puede o no volver a pasar sobre el grado natal en movimiento di
recto.
1. Si Venus natal se encuentra en la primera mitad del ciclo retró
grado (es decir, antes de la conjunción inferior), llegará en los primeros
años de vida a la conjunción inferior progresada, seguida por la esta
ción directa de Venus progresado de 20 a 22 años más tarde.
2. Si Venus natal está en la segunda mitad del ciclo retrógrado (es
decir, después de la conjunción inferior), entonces la estación directa
de Venus progresado tendrá lugar antes de los 22 años, y alcanzará la
elevación helíaca antes de los 30. Si uno ha nacido exactamente en
la conjunción inferior, Venus progresado no pasará en movimiento di
recto por el lugar natal hasta aproximadamente los 45 años.
Cuando Venus natal está en un ciclo retrógrado, la capacidad de re
lacionarse con la gente en un nivel superficial es casi inexistente y el
mundo de las relaciones y de los valores es visto ya sea a través de una
lente de aumento o de un cristal opaco; el cuerpo y sus necesidades físi
cas y viscerales tienen una respuesta nítida y primitiva, lo cual para la
filosofía representa con frecuencia un conflicto. Es más difícil reconci
liar a Urania con Pandemos, y es frecuente que en el nativo haya una
dicotomía entre los deseos y las creencias, hasta que llegue a cierto
grado de madurez o de experiencia. Las personas con Venus retrógrado
tienden a mitificar, simbolizar y expresar en términos universales nece
sidades muy humanas y específicas.
La estación directa progresada de Venus simboliza el momento en
que se emerge de un lugar secreto donde se ha estado llevando a cabo
toda clase de misteriosos procesos alquímicos. Recuerde la aparición de
la Venus azteca-maya a partir de la fase retrógrada. Había sido trans
formada en una deidad masculina, que unida a la diosa subterránea del
amor dio nacimiento a una criatura celeste. Casada con el Sol, emergió
finalmente restaurada como la Reina Guerrera, preparada para condu
cir ejércitos.
Los primeros seis o siete años después de que Venus retome el mo
vimiento directo son tiempos de inestabilidad e incertidumbre para los
individuos con Venus retrógrado. Ha habido un buen nivel de turbu
lencia e inseguridad interior en tomo de sus valores, y de la importan
cia de éstos para el mundo, que el movimiento directo de Venus por sí
solo no alterará. El foco se ha de poner en los tránsitos y los aspectos
con el Venus natal durante los años siguientes a la vuelta al movi
miento directo.
117
Cuando se vuelve directo, Venus es volátil. En gran parte debido a
toda una vida llena de defensas, suele haber un sentimiento de haberse
visto despojado de esos mecanismos una vez que Venus inicia el movi
miento progresado hacia adelante. Esto puede ser a la vez un alivio y
un problema. Es un alivio porque ahora se puede ser más abierto, di
recto y confiado, pero es un problema porque uno no está acostum
brado a vivir la vida sin reglas defensivas ni fronteras. Anular las justi
ficaciones habituales y dejar caer el escudo protector no es nada fácil de
lograr, además de que «ser directo» puede ser tan problemático como
ponerse instintivamente a la defensiva, refugiándose en el propio inte
rior y acorazándose.
Sin embargo, es posible equiparar el movimiento progresado directo
de Venus con una liberación. Una clienta que nació durante la conjun
ción inferior decía que el año de su movimiento directo progresado fue
el punto culminante de su vida. Coincidió con su ordenación en una co
munidad religiosa que la hace viajar por todo el planeta para ayudar a
los países del Tercer Mundo en situaciones críticas. A los 23 años sintió
que finalmente estaba en libertad de salir de su protegido sistema de
valores y compartir su secreto amor por la divinidad, guardado con ce
loso egoísmo.
Cualquiera que sea el mecanismo que una persona haya usado para
mantener su conjunto de valores privados, sagrados e íntimos apartado
del mundo profano de los mortales ordinarios, o la defensa que haya
erigido para proteger sus más profundos sentimientos espirituales refe
rentes a su ser interior, estas barreras empiezan a erosionarse con la
estación directa progresada de Venus, lo que permite una imbricación
más estrecha de la vida interior con la exterior.
138
TERCERA PARTE
141
Su velocidad es mediana. El Sol se encuentra dos signos por delante del
planeta superior.
142
6. Quincuncio en aceleración (retrógrado): El planeta está cobrando
impulso retrógrado en este momento, mientras el Sol avanza hacia la
oposición con él.
141
La manifestación de la totalidad del ciclo retrógrado puede tardar
semanas. Con frecuencia es la cuadratura con el Sol lo que marca el
momento adecuado para que se produzca la reforma práctica.
El trígono del Sol con Marte produce el «drama» por el que se co
noce su estación directa. El resto de los planetas superiores reciben la
serena influencia de la cuadratura con el Sol después de la estación di
recta. El período siguiente es el resultado de la fase retrógrada en su to
talidad, cuando los objetivos prácticos de la revisión anual se incorpo
ran a la corriente diaria de la vida.
12. Sextil (directo): El sextil del planeta superior con el Sol a medida
que éste regresa a la conjunción prefigura la siembra de la conjunción
siguiente. En ese momento el Sol está dos signos por detrás del planeta
superior.
Las sucesivas conjunciones de los planetas superiores con el Sol tie-
nen lugar un poco después en cada año civil:
144
LOS ASPECTOS DEL SOL EN LA ZONA RETRÓGRADA
145
no se manifiesten en rasgos de personalidad obvios a menos que for
men aspecto con el Sol, o con uno de los otros planetas personales.
Debido a que el movimiento de los planetas exteriores es tan lento y
sus períodos retrógrados tan prolongados -recorren apenas unos pocos
grados de arco en unos cinco meses-, su interpretación en la carta natal
es muy controvertida. Yo tiendo hacia el extremo conservador del es
pectro, y no ofrecería una descripción definitiva de lo que «significan»
Urano, Neptuno o Plutón cuando están retrógrados en el horóscopo.
Sin embargo, cuando uno de estos planetas está en aspecto con el Sol,
dentro de un orbe pequeño, hace una afirmación personalizada sobre el
propósito del individuo en la vida en relación con un movimiento,
enunciado, objetivo o ideal de carácter colectivo. El potencial para una
fuerte identificación del yo con una fuerza colectiva se ve reforzado
cuando el Sol natal está en contacto directo con un planeta transatur
nino.
La otra manifestación, más difícil, de los contactos del Sol con los
planetas exteriores retrógrados es una tendencia compulsiva incons
ciente, cuando el yo se identifica con la psicología de las masas y no es,
por lo tanto, un auténtico representante del Sí mismo interior, sino que
está estrechamente relacionado con comportamientos inconscientes y
no con una opción individual y consciente. Sin embargo, el individuo
podría muy bien ser una auténtica voz de lo colectivo si otras caracte
rísticas del horóscopo confirman esa capacidad. Más adelante veremos
ejemplos de personas de este tipo, que han tenido una influencia tre
menda en lo colectivo, con aspectos exactos del Sol con Urano, Nep
tuno o Plutón retrógrados.
El signo y la casa donde se encuentra el Sol, y el signo y la casa del
planeta retrógrado, así como los aspectos entre el Sol y el planeta retró
grado, son factores significativos para analizar qué es lo que el Sí
mismo interior se propone que el individuo cultive y exteriorice. Lo
que sigue es una interpretación de los aspectos que forma el Sol con los
planetas superiores en el curso del período retrógrado de estos últimos.
Al incorporar el simbolismo del planeta, el signo y la casa, obtenemos
una comprensión más clara de cómo poner nuestra voluntad al servicio
de la activación y la explotación de la energía planetaria retrógrada.
Con el fin de apreciar plenamente la forma evolutiva de encarar los
aspectos retrógrados, pasaré de la estación retrógrada al trígono estacio
nario retrógrado y de éste a la oposición para llegar finalmente al trí
gono estacionario directo.
Si su programa de ordenador muestra «SR» (o «ER») para la esta
ción retrógrada, y «SD» (o «ED») para la estación directa, la indicación
corresponde al día exacto. Si las estaciones son unos pocos días antes
146
o después del nacimiento, sólo aparecerá una «R» para retrógrado y no
habrá ninguna indicación para directo, aunque podría ser el día antes
de la estación retrógrada o el día después de la estación directa. Por lo
tanto, será necesario consultar las efemérides para ver si el planeta en
cuestión está realmente dentro de los dos o tres días de una estación.
Haber nacido exactamente el día de una estación sólo coincide con el
orbe de un trígono en el caso de Júpiter, cuya estación se encuentra
dentro de los 6º del Sol en trígono con él.
Es posible arriesgarse a adivinar si el planeta está estacionario
cuando se conocen las pautas de cada uno de los planetas superiores,
pautas que subrayo repetidamente en este libro. Sin embargo, hay lige
ras variaciones en el número de días, de modo que incluso así debemos
consultar las efemérides. Aun teniendo esto presente, ¿cómo podríamos
definir un planeta estacionario? Técnicamente, sólo durante más o
menos una hora al día el planeta parece efectivamente inmóvil. En inte
rés de la interpretación, sin embargo, se suele conceder un margen de
por lo menos tres días a cada lado (yo con frecuencia concedo seis),
aunque la intensidad de la estación aumenta con la exactitud, tal como
sucede con cualquier tipo de aspecto.
Las estaciones
147
tón, entre los 1 9 y los 22. El año en que tiene lugar el trígono es óptimo
para la liberación; establecer contacto con la energía interiorizada y
descubrir vías para expresarla puede dar como resultado que el planeta
retrógrado se convierta en un poderoso vehículo para la expresión del
yo a medida que el individuo continúa madurando.
Se podría decir que un planeta natal en estación retrógrada es el
miembro autista de la familia: presente, pero no responsable. Puede ser
que permanezca mudo y no llegue a nacer en toda la vida, pero general
mente hay muchos otros factores para considerar que no paralizan a la
persona en su totalidad, sino sólo ese único aspecto de la psique. De
todas las demás señales astrológicas, la más importante es el poder del
trígono progresado con el Sol, que puede «cosechar» energía y darla a
luz, ofreciendo al yo un vehículo sólido y creando un poderoso canal
por cuya mediación la persona puede aprender formas creativas de au
toexpresarse. Se podría considerar que los años que van desde el naci
miento al trígono del Sol progresado son como un «período de incuba
ción» durante el cual se está produciendo una gestación interior, a
menudo totalmente inconsciente. El despertar del trígono solar puede
coincidir con el descubrimiento de una característica especial de cuya
existencia quizá la persona haya sido consciente, pero que hasta ese
momento no había tenido la capacidad de realizar. Con un esfuerzo
consciente, madurez y especialización en los ámbitos asociados con el
planeta estacionario, el trígono solar puede convertirse en un área espe
cial de capacidad y talento artísticos y en un canal mediante el cual
pueda expresarse el genio.
148
se produce en algún momento entre los 15 y los 20 años, y sirve para
ayudar a crear un escenario donde se represente el impulso de alta in
tensidad intrínseco en el Marte estacionario directo; una persona joven
puede encontrar de pronto una dirección, como si despertara de un
largo sueño. El trígono de Marte con el Sol progresado proporciona a la
energía desenfrenada la concentración en el yo, un lugar donde brillar y
una sensación de organización, recogiéndose en sí mismo y volviéndose
cada vez más directo en los años siguientes.
En cuanto a los demás planetas superiores, su primer aspecto con el
Sol progresado es la cuadratura, con el planeta en estación directa. Si se
trata de Saturno, la cuadratura se produce alrededor de los 20 años,
coincidiendo con el natural rito de pasaje que constituye el tránsito de
Saturno en cuadratura consigo mismo a los 21. El Sol progresado forma
una cuadratura con Júpiter a los 28 años, coincidiendo con el retorno
lunar progresado a los 27 y medio y anunciando el retorno de Saturno a
los 29. La cuadratura del Sol progresado con Urano se produce hacia
los 14 o 15 años, turbulentos años de adolescencia señalados por el
tránsito de Saturno en oposición con el Saturno natal. Neptuno forma
una cuadratura con el Sol progresado a los 12 años, y Plutón varía mu
chísimo debido a su gran inclinación orbital sobre la eclíptica. Según en
qué signo se encuentre, Plutón forma cuadratura con el Sol progresado
entre los 6 y los 14 años. Cuando está en Tauro, Géminis y Cáncer, la
cuadratura se produce entre los 6 y los 8 años, y no antes de los 12
cuando se encuentra en Virgo o Libra. En Escorpio, Sagitario y Capri
cornio ocurre entre los 13 y los 14 años, en mitad de la adolescencia.
El año de la cuadratura estará marcado por una confrontación entre
el yo en desarrollo y el todavía no delimitado planeta estacionario. Lo
que puede ser inherentemente un rasgo rebelde y anarquista también
podría ser, con la contención adecuada, una fuente de gran originali
dad. El año en que se produce la cuadratura constituye una oportu
nidad de contener la energía indiferenciada y encontrar un medio tan
gible de utilizar el poder y la autoridad potenciales.
Paul
149
séptima. Tanto Saturno como Júpiter estaban prácticamente inmóviles,
moviéndose sólo más o menos un minuto de arco por día. Júpiter es
taba más cerca de su estación retrógrada, que alcanzó en el tercer año
de vida de Paul. Para entonces se veía claramente que Paul tenía gran
des dificultades para comunicarse (¡y con el Sol en la tercera casa!); no
podía hacerse entender y sus padres estaban muy preocupados. Si que
ría algo, como no le entendían porque deformaba las palabras, se in
ventó un sistema pictográfico: básicamente, dibujaba lo que quería
decir. Ideó un lenguaje simbólico, con figuras y cifras, para comuni
carse. Paul recuerda que estaba obsesionado con el norte de África, los
temas egipcios y las pirámides a la precoz edad de 3 o 4 años; es evi
dente que su lenguaje era jeroglífico. Su familia, sin embargo, pensaba
que el niño tenía algún defecto.
Entre los 4 y los 5 años, durante la estación de Júpiter, Paul se so
metió a una terapia del habla. Recuerda claramente esa época como de
gran frustración, y por lo visto, según cuenta una tía, a los 5 años «fra
casó» en su clase de preescolar. Lo pusieron en una clase especial con
niños que tenían incapacidades emocionales y de aprendizaje, y la
maestra tocó algo profundamente escondido dentro del niño y consi
guió llegar a su parte aislada y oculta.
Después de aquello se produjo un notable giro en los acontecimien
tos. Al año siguiente, cuando el niño tenía 6, el Sol progresado formó el
trígono posterior a la estación con su Júpiter retrógrado, y Saturno llegó
a su estación directa. Paul logró un importante adelanto, su «pro
blema» desapareció y sus habilidades escolares y de comunicación se
dispararon. Al terminar el primer año escolar estaba en vías de ser un
excelente alumno, y siguió siéndolo en su época universitaria y de pos
grado.
La inversión de Júpiter y la liberación de Saturno en el movimiento
directo, todo ello relacionado con el desarrollo del yo ( el Sol), sirvieron
para romper la tensión. La estación retrógrada de Júpiter cuando Paul
tenía 3 años había interiorizado su sentimiento de conciencia social
hasta tal punto que la familia se inquietó ante su retraimiento, que se
convirtió en motivo de preocupación. Cuando el Sol progresado formó
un trígono con el planeta, él estaba encontrando maneras de exteriori
zar sus conocimientos y sus habilidades. En esa experiencia, que coinci
dió con la estación directa de Saturno, Paul dio cuerpo a su yo, va
cilante e incierto. Me dijo que sentía que en realidad se había «en
camado» a los 6 años, y que hasta entonces anduvo revoloteando al
rededor de su cuerpo. En Paul se produjo un despertar interior cuando
Saturno se volvió directo; él lo describió como «un cambio espectacular
en mi conciencia social, fomentado, sin duda, por los buenos oficios
150
de la maestra de preescolar y el logopeda� finalmente, algo consiguió
llegar a mí».
El siguiente aspecto importante después de la estación directa de Sa
turno fue la cuadratura del Sol progresado con el Saturno natal, diecio
cho años más tarde, cuando Paul tenía 24. Una vez terminada su edu
cación secundaria, había ingresado en la universidad para graduarse en
historia y en literatura. A los 24 años emigró. Siguió estudiando hasta
titularse en psicología, recordando que a los 6 años había decidido que
quería ser psiquiatra.
En la actualidad Paul es profesor de astrología, consejero psicoló
gico y un prolífico escritor en su campo. Extravertido por naturaleza, se
expresa con fluidez y habla con gran facilidad en público, pero le re
sulta penoso y frustrante escribir, como si en el proceso estuviera arro
jando algo muy profundo que hay dentro de él, algo informe y muerto
que necesita resucitar. La estación de Júpiter sigue operando natal
mente, al igual que la de Saturno, pero la asociación inconsciente del
niño con los antiguos jeroglíficos y el lenguaje simbólico se ha conver
tido en un sistema de trabajo para el adulto que hoy es Paul. Es decir,
los movimientos progresados no cambian el aspecto natal -que sigue
siendo la semilla-, pero la evolución y la maduración de la simiente se
revela de un modo espectacular a medida que el Sol continúa con su
movimiento decisivo, trazando la retrogresión y la dirección de los pla
netas a través del orden clásico.
151
40 años. El segundo aspecto importante es la oposición del Sol progre
sado con el planeta retrógrado progresado, seguida por la oposición con
el planeta retrógrado natal en el término de un par de años. Esto ocurre
treinta años después de que el Sol progresado forme quincuncio con el
planeta retrógrado natal (véase la sección sobre la oposición). El trígono
estacionario retrógrado confiere una calma y una concentración inte
riores que dan margen a un grácil flujo de energía entre la voluntad
solar y el planeta implicado. Aun sin ser enérgico y poderoso en un sen
tido activo, el aspecto es muy productivo y puede ofrecer al individuo
un fuerte sentimiento interior de dirección espiritual. Es un aspecto
fundamentalmente afortunado; con poco esfuerzo, la voluntad propor
ciona al individuo un vehículo estable con el cual dirigir los asuntos re
lacionados con el planeta, y da la impresión de que el universo se amol
dara a ese esfuerzo. Con frecuencia, las oportunidades surgirán en el
momento adecuado, y entonces sólo es cuestión de elección decidir si
uno actúa o no en función de ellas. Sin el necesario esfuerzo (como con
cualquier trígono), parece que la vida simplemente fluyera, y el peor
efecto que de ello resulta es una sensación de aburrimiento o de inquie
tud, sin ninguna estimulación externa que dé energía al trígono solar.
Esto parece característico de ambos trígonos estacionarios, pero el re
trógrado tiene el poder de la introspección y de la autogeneración de
energía.
El trígono es por naturaleza un aspecto muy social, pero está en con
flicto con la función de interiorización de la retrogresión, lo cual da
como resultado un diálogo interno -cuando no un conflicto declarado
sobre el uso de la energía potencial de una manera abierta y extraver
tida. El aspecto necesita efectivamente de otros que enciendan el im
pulso creativo, pero la inversión de la energía simbolizada por la fun
ción estacionaria retrógrada rehúye la invasión. Con frecuencia se
necesita madurez para saber dónde trazar el límite entre libertad e inti
midad.
Los planetas estacionarios contienen un poder suspendido; este trí
gono encierra dentro de sí un sentimiento de incertidumbre sobre el fu
turo: se duda de que los sueños y planes más íntimos lleguen alguna vez
a realizarse. Puede haber una profunda frustración con respecto al mo
mento oportuno para actuar y una desconfianza del futuro que se mani
fiesten en forma de apatía y depresión. El trígono confiere una rica
imaginación y una gran fantasía, unidas a un alto grado de visión inte
rior de las posibilidades futuras, pero exteriorizar lo que se imagina
exige un esfuerzo consciente. El sueño puede presagiar la realidad, pero
si no se encarna, permanece eternamente en el dominio, improductivo
y frustrante, de lo potencial. A menos que otros factores en el horós-
152
copo estimulen la aplicación, el esfuerzo, la voluntad y el espíritu prag
mático, el trígono no pasa de ser un aspecto estático, un cojín conforta
ble que protege de la dura realidad.
En el momento en que el planeta en cuestión está dentro del orbe de
un trígono, empieza a cobrar velocidad a medida que se encamina
hacia el quincuncio y la oposición. En la carta natal esto suscita un sen
timiento de conflicto aún mayor, y puede manifestarse en fases manía
cas de actividad, seguidas por depresiones agotadoras. El yo está desga
rrado entre un doble mensaje del planeta: fomentar y fortalecer la
actividad extravertida, o retirarse a un mundo interior donde ningún
riesgo es necesario.
lsadora Duncan, la bella y talentosa iconoclasta que encarnó una
nueva forma de danza, tenía al Sol a 5º de Géminis en trígono con Júpi
ter en estación retrógrada a 7º de Acuario. Su vida, exuberante y nada
ortodoxa, pero trágica, llegó a su fin cuando el largo pañuelo que llevaba
alrededor del cuello se trabó en los radios de la rueda de un coche desca
potable cuando éste aceleraba, y la desnucó.
E/vis Presley tenía al Sol a 17º de Capricornio en trígono estacionario
retrógrado con Neptuno a 14º de Virgo. A diferencia de Shirley Mac
Laine, que tiene un trígono estacionario directo del Sol con Neptuno,
E/vis no pudo arrojar hacia afuera su malestar espiritual y lo trató con
fármacos. Murió de intoxicación con narcóticos, aunque sus condicio
nes vocales siguieron siendo perfectas hasta una semana antes de su
muerte.
153
Es como si hubiera siempre un punto de control en la expresión del
yo, como si se necesitara estar en una situación de alerta constante por
miedo a perderse algún mensaje del entorno. Un intenso deseo de lan
zarse de cabeza a la actividad choca con frecuencia con los propios sen
timientos de inadecuación. Este desafío intrínseco, en vez de actuar
como un acicate, puede suscitar un sentimiento de atascamiento que
genere depresión, falta de voluntad y una reducción de la fuerza vital. A
diferencia del quincuncio en desaceleración, el individuo siente que el
entorno, más bien que la fuente divina, le impide ejercitar su libertad
de elección. En realidad, ciertamente es más probable que sean las cir
cunstancias y las condiciones de la vida externa lo que difunda el men
saje espiritual, y no el daimon interior divino. Parece esencial tomar
conciencia de que las opciones se ofrecen de manera experimental y
que cuanto más hábil sea uno para adaptarse a las situaciones ambien
tales, con mayor rapidez conseguirá alcanzar el objetivo.
El yo puede tener planes de desarrollo más grandiosos de lo que per
mite el quincuncio, y de ahí la frustración que se produce cuando, en su
búsqueda del éxito, las personas con este aspecto tropiezan con obs
táculos imprevistos. Esto puede deberse en parte a los objetivos colecti
vos profundamente inconscientes o a las normas impuestas por la fami
lia y aprobadas por el padre, que a su vez aparecen en el mundo como
condiciones rígidas e inflexibles con las que el nativo debe enfrentarse.
Con frecuencia se ha de romper el «mito» familiar para volver a reha
cerlo con relatos y en estilos más apropiados para el individuo. Cuan
do el Sol progresado forme el trígono con el planeta alrededor de los
30 años, indicará notables avances, y unido al retorno de Saturno y a
otros aspectos por tránsito, señalará una liberación de los talentos que
se estaban incubando.
Es muy frecuente que el problema del quincuncio aflore en un senti
miento vocacional, en la esfera del trabajo o en el cuerpo, en forma de
enfermedad. Estos sistemas externos de alerta están diseñados para re
forzar nuestra sensación de un propósito en la vida. Se libra una batalla
entre el yo-Sí mismo-Sol y el Mundo-tal-como-es (y no como parece
ser), y si se siente como una causa social, esto puede añadir un tre
mendo distintivo de coraje a la persona con este aspecto. Por consi
guiente, el aspecto puede aparecer en las cartas de personas extremada
mente astutas, habilísimas cuando se trata de manipular su entorno y
que se echan sobre los hombros el reto de asumir el mundo con todos
sus obstáculos.
Jane Fonda usó su condición de estrella de la pantalla como un ga
rrote político durante la guerra de Vietnam, e insultó a muchos de sus
admiradores al respaldar a los vietnamitas del norte, por lo cual se dis-
154
culpó veinte años más tarde. Fonda tiene al Sol a 29" de Sagitario en
quincuncio en aceleración con Plutón a 29º de Cáncer. Sus problemas
con el cuerpo (es una bulímica confesa: Sol-Plutón) dieron como resul
tado sus famosos libros y cintas de ejercicios aeróbicos y su promoción de
la salud y la buena forma. Sigue siendo políticamente ambiciosa, y con
tinúa luchando contra cualquier opresión, por más quUotesca que pueda
parecer en sus a.filiaciones políticas.
155
conflicto directo con lo que el individuo siente que debe hacer a fin de
apaciguar a la familia, a la sociedad o a algún exaltado propósito en la
vida. El autoengrandecimiento es, en todo caso, una patología del as
pecto que llamamos oposición, y cuando interviene el Sol puede haber
fantasías de grandeza con respecto a la propia importancia que se su
perponen con una negación del propio y auténtico valor.
La carencia interior de confianza en las propias capacidades puede
ser una total falta de realismo, y con frecuencia el esfuerzo por mejorar
y alcanzar el éxito vale la pena. El año en que el Sol progresado forma el
quincuncio en desaceleración con el planeta retrógrado señala un im
portante cambio de actitud, y suele ser el momento en que uno encuen
tra su propia dirección con respecto a las energías del planeta. (Este
quincuncio se produce en algún momento hacia la mitad de los 30, con
la excepción habitual de Marte, en cuyo caso tiene lugar alrededor de
los 25 años.) Se producen, a menudo con resultados sorprendentes, im
portantes reajustes entre los propios sentimientos de inadecuación y la
evaluación que uno hace de sus logros reales.
Cuando el Sol progresado llega al quincuncio en desaceleración con
el planeta, alrededor de los 30 años, se presenta la oportunidad de desa
fiar abiertamente la inhibición inherente a la oposición con el Sol y de
liberar gran cantidad de cólera interior reprimida. En su desarrollo, el
yo encuentra maneras de adaptarse a la situación y empieza a adquirir
habilidades, y es probable que uno sienta que finalmente puede encon
trar algo que canalice el impulso revolucionario.
Son numerosos los ejemplos de oposiciones entre el Sol y planetas su
periores, pero unos pocos ejemplificarán bien esta batalla. Angela Davis,
activista negra de los años sesenta en Estados Unidos, que figuró una vez
en la lista de las personas más buscadas por el FBI, actualmente enseña
ciencias políticas en una importante universidad del medio oeste. Tiene
al Sol en Acuario en oposición con Plutón en Leo.
Car! Jung, psicoanalista y filósofo, con el Sol a 19º de Leo en oposi
ción con Saturno a 24º de Acuario (el Sol también forma un trígono esta
cionario directo con Marte), desarrolló la teoría de la función de la Som
bra y rompió con Freud a causa de su visión del inconsciente. Tenía un
padre débil y religioso, y en Freud encontró otro padre contra quien pudo
rebelarse, como resultado de lo cual fue a su vez el padre de su propia es
cuela de pensamiento.
Krishnamurti, con el Sol en Tauro en oposición con Urano en la casa
nueve, tras haberse encontrado con que lo proclamaban el Buda encar
nado, se desprendió de la capa del liderazgo religioso y disolvió la funda
ción que había creado, escandalizando a sus seguidores y a la Fundación
Teosófica. «La verdad es un país sin senderos», dijo. «El hombre no puede
156
llegar a él mediante ninguna organizacwn ni ningún credo, dogma,
sacerdote o ritual, ni por mediación de ningún conocimiento filosófico ni
técnica psicológica.» Esta cita ejemplifica la oposición Sol-Urano.'
Elizabeth Tay!or tiene al Sol a 8º de Piscis en oposición con Neptuno
º
a 6 de Virgo. Se convirtió en una proyección de la belleza para el público
estadounidense, y también en un ejemplo de confusión de identidad, al
casarse repetidas veces. Su romántica vida ha sido siempre del dominio
público, al igual que su lucha contra el alcohol y otras drogas. Tras haber
sobrevivido a todas estas vicisitudes, estableció un programa de rehabili
tación para drogadictos, y apoya la investigación sobre el sida partici
pando activamente en la recogida de fondos.
157
«conoce» su moira -su suerte en la vida-, pero hay una discusión sub
yacente entre lo que está predestinado y lo que desea el yo consciente
mente desarrollado. Al escuchar la voz interior y seguir los dictados del
maestro interno, uno no está luchando con el mundo, sino siguiendo
una senda verdaderamente única.
Con frecuencia, las personas que tienen este aspecto se sienten como
siguiendo alguna especie de enigmático aprendizaje, con un maestro
que se niega a revelar el propósito de éste. Cualquier sensación de deca
dencia moral que perciban a su alrededor debe enfocarse hacia adentro,
para examinar su adhesión a una senda que los mapas no registran.
Deben trabarse regularmente en lucha con los demonios, y superar re
petidas pruebas de fe y de integridad espiritual.
Este aspecto es fascinante y tiene mucho potencial; el individuo se
siente conducido por una senda del destino, y fuertemente inspirado
por una fuente divina. Esto sucede en particular si hay dos quincuncios
en los que interviene el Sol formando un yod (véase en la pág. 161 esta
configuración especial) y escindiendo el sendero entre lo sagrado y lo
mundano. Existen un acentuado sentimiento de percepción consciente
y una sensibilidad natural e instintiva para los matices y las insinuacio
nes sutiles provenientes del Sí mismo más profundo, que concuerdan
con la necesidad que tiene el yo de romper con el pasado y establecer
relaciones nuevas con el entorno. Puede haber un miedo intrínseco al
estancamiento, que crea un sentimiento de inquietud, manifestándose
en comportamientos quijotescos y desbaratando a cada momento el
orden establecido.
El quincuncio en desaceleración va seguido por el trígono estaciona
rio directo, lo que significa que el Sol progresado formará este trígono
con el planeta en cuestión alrededor de los 30 años, ofreciendo un ve
hículo para la energía inquieta y ansiosa. Según cuál sea el planeta, es
posible que, más adelante en la vida, llegue a una estación directa, lo
que da significado y conexión social a la I ucha interior por entender los
misterios del mundo y de sus habitantes.
Martin Luther King, el ministro bautista estadounidense que en los
años sesenta fue el líder de la integración racial en su pais, recibió en
1964 el premio Nobel de la paz. Como fruto de sus esfuerzos, en 1968
este hombre, que habla luchado por la paz, el señor de la guerra interiori
zado, fue abatido por la bala de un asesino. Tenia al Sol a 25 º de Capri
cornio en quincuncio en desaceleración con Marte retrógrado a 22º de
Géminis.
158
al igual que el trígono retrógrado, con la diferencia de que aquí hay una
estructura psicológica, un sentimiento de expectativa, de algo que está a
punto de suceder. Un poder tenso y un alto grado de expectación for
man la corriente de energía que subyace entre el Sol y el planeta afec
tado. Es frecuente que las personas que tienen este aspecto sientan que
deben cumplir un destino específico, pero no lo es menos que tengan la
sensación de que hay un destino que las elude. Otros aspectos del Sol
les ayudarán a aclarar de qué manera pueden canalizar su particular
destino. La posición por casa del planeta retrógrado sugiere en qué ám
bito de la vida se necesita mayor objetividad e integración. Si el aspecto
es exacto, el Sol progresará bastante temprano en la vida hasta el punto
donde el planeta ha de estacionarse y volverse directo (dependiendo del
planeta, antes de los 23 años como máximo) y ofrecerá una posibilidad
de liberar la carga acumulada. Con este aspecto, es útil tener presente
que la promesa del movimiento directo está codificada en la psique,
y que el hecho de que el individuo sienta que obedece a un destino o un
hado no es necesariamente fruto de un autoengrandecimiento, aunque
sigue siendo preciso tomar medidas prácticas para su realización. Sin
embargo, la frustración de no ser capaz de satisfacer enseguida esta ne
cesidad interior puede ser dolorosa. Por naturaleza, un trígono es un as
pecto fácil y armonioso, y no está destinado a la lucha. Por lo tanto, se
requiere disciplina para realizar y manifestar los objetivos.
Encerrado dentro del trígono estacionario directo hay un conflicto
entre el sueño de la buena vida y la etapa ya alcanzada, centrada en la
realidad de cuánto es el trabajo que se requiere para encarnar ese
sueño. Este conflicto puede dar como resultado el letargo que conven
cionalmente se asocia con el trígono. Pero el problema no es tanto la
ociosidad como el hecho de sentirse paralizado por problemas relacio
nados con la autoafirmación. La natural exuberancia de algo que está a
punto de ser liberado queda contrarrestada por el hecho de que ese
«algo» todavía no ha nacido. Con este aspecto es como si se estuviera a
punto de nacer: todos los elementos necesarios de la producción están
completos, y sin embargo, deben emerger y someterse a la prueba del
mundo real.
Con frecuencia hay brotes de depresión y de cólera que son sínto
mas de problemas más profundos centrados en la necesidad de -por
mediación del trígono solar- canalizar la energía retrógrada de un
modo extravertido y social, que entra en conflicto con la inclinación
natural del planeta retrógrado a interiorizar sus características. El yo
necesita estructura y forma para desplegar su valor interior, y esto no lo
proporciona sólo el trígono. Se requiere un esfuerzo extra para realizar
el potencial inherente al trígono, pero fijarse en qué casa está empla-
zado el Sol ayuda a delimitar el campo o escenario donde el individuo
puede realizarse.
Con frecuencia hay dificultades para establecer o mantener las fron
teras psicológicas, particularmente en el caso del trígono Sol-Saturno. En
el mejor de los casos, las fronteras son imprecisas, inciertas o provisiona
les. El individuo siente que debe estar disponible para lo que pueda suce
der, y esto suele debilitar la resolución personal y permitir que el mundo
externo se infiltre más fácilmente y con mayor impacto en su mundo in
terior. Las personas que tienen este aspecto son propensas a la distrac
ción y a las diversiones, y abrigan la esperanza de que el mundo les
ofrezca un proyecto o una aventura interesante que les permita llevar a
la realidad su necesidad interior de una actividad dinámica. En el peor
de los casos, son seres frenéticos, ávidos de satisfacciones y logros excesi
vos para quemar el exceso de energía acumulada. Con frecuencia este as
pecto puede aparecer en personalidades que actúan como si su deber
fuera lograr algo antes de que se acabe el mundo.
El planeta que se halle en esta relación con el Sol llegará a una esta
ción directa dentro de la década de los 30 años del nativo. Según cuál
sea el planeta, el aspecto marcará en su vida el momento en que le será
cada vez más posible reconciliar y exteriorizar la abundante energía y la
exuberancia intrínsecas en el trígono solar y que la retrogresión ha
mantenido en suspenso. Durante la estación, todos los aspectos no rea
lizados de la naturaleza del planeta se reunirán en una tensa configura
ción psíquica. Esto se manifestará socialmente de diferentes maneras,
dependiendo de la edad del nativo, pero éste irá asumiendo decidida
mente una mayor responsabilidad por la expresión de su propio yo.
Shirley MacLaine tiene al Sol a 4º de Tauro en trígono estacionario
directo con Neptuno a 9º de Virgo (en 1961 Neptuno estuvo directo por
progresión secundaria). MacLaine pasó por una «situación peligrosa»
[en inglés Out on a Limb, título de uno de sus libros] después de que su
Júpiter retrógrado se estacionó para volverse directo en 1981. Dio cauce
a su espiritualismo reprimido y llegó a una importante cantidad de pú
blico con sus historias «del otro lado».
Elisabeth Kübler-Ross tiene una conjunción Sol-Plutón en Cáncer en
trígono estacionario directo con Saturno retrógrado en la casa ocho. Pri
mero se desalentó, después se sintió insatisfecha y finalmente adoptó
una posición militante, sublevada por la inexistencia de cuidados respe
tuosos para con los moribundos. Sus esfuerzos elevaron la conciencia
tanto de la profesión médica como de la gente en general, permitiendo
así el establecimiento, a nivel mundial, de clínicas de cuidados especiales
y enseñando la manera de ayudar a los enfermos terminales a morir dig
namente.
160
LAS CONFIGURACIONES ESPECIALES FORMADAS CON EL SOL
El yod solar
161
la sensación de que quizás algún importante objetivo personal, a me
nudo misterioso, sea imposible de alcanzar.
Debido a que la perturbación periférica proviene de dos ángulos, en
el núcleo central del yo se produce una escisión. La ambivalencia habi
tual en los planetas retrógrados se acentúa doblemente en el yod. A
veces se manifestará en tendencias dualistas, otras veces creará confu
sión entre las dos fuerzas que tironean del centro, y otra posibilidad es
que se escinda y niegue una dirección en favor de la otra. Lo más fre
cuente es que se mantenga a la espera hasta que la configuración se
ponga en movimiento debido a un tránsito en aspecto con el Sol, mo
mento en el que la escisión se activa y avisa a la persona sobre una
cuestión del destino.
Harinder
Una mujer a quien llamaré Harinder tiene un yod de este tipo en su ho
róscopo (véase fig. 6.1). Su Sol en Capricornio está en un quincuncio
exacto con su Saturno en Leo, y también está en quincuncio con su
Urano en Géminis, con un orbe de 2º. Harinder quería que viéramos
su carta porque estaba preocupada por su falta de éxito personal, tanto
en asuntos grandes como pequeños. Dijo que sentía que toda su vida
había sido una difícil lucha por superar problemas familiares. Quería
aclarar su perspectiva de cuáles eran las configuraciones planetarias
que podían estar contribuyendo a su aparentemente interminable lucha
con el destino.
Harinder nació en Líbano en 1948, y es la mayor de dieciséis her
manos, con cuatro años de diferencia con respecto al segundo. Sabía
que su padre y sus abuelos paternos la querían mucho (Urano en la no
vena), pero su madre y sus numerosos hermanos no le hacían el menor
caso (Sol en la cuarta casa en Capricornio en quincuncio con Saturno
en la once). Cuando Harinder tenía 14 años, su abuela paterna murió, y
eso fue un golpe devastador para ella. Toda la familia se deshizo, ha
ciendo trizas los últimos hilos de cohesión. Su abuela era la única per
sona que la veía como un individuo, y que estimulaba su creatividad y
sus intereses intelectuales (Urano en la casa nueve, la de los abuelos).
Harinder no recibió educación alguna después de la escuela secundaria,
y era tan inocente que cuando quedó embarazada de su primer hijo, a
los 20 años, ignoraba cómo había de nacer el niño... Esto fue algo que
Harinder contó con un intenso enojo y rabia contra su madre, a quien
odiaba activa y abiertamente. La describió como «una mujer que
pare», estúpida, torpe y sin el menor ingenio, alguien a quien odiaba
162
11 º
�28'
hasta tal punto que temía que sus propios hijos llegaran a odiarla de
la misma manera a ella. Como no sabía lo que era amar a la madre,
no podía entender lo que sentían por ella sus propios hijos, porque no
tenía una experiencia previa del amor materno. Por su parte, era un
rasgo de prudencia tener en cuenta esta posibilidad, pero cuando ha
blaba de las verdaderas relaciones que tenía con sus hijos no parecía
que ellos la odiaran. Ese hecho, sin embargo, no hacía que disminuyera
su ansiedad.
Aparte de su deseo de entender sus sentimientos de fracaso, Harin
der estaba profundamente preocupada por lo que ella llamaba el des
tino de su familia, y le aterraba la posibilidad de transmitir a sus pro
pios hijos la dinámica familiar. Tenía una conciencia bastante clara de
163
esta posibilidad, y podía ver que era muy probable que terminara ale
jando a sus hijos tal como ella misma estaba alejada de su madre. Este
proceso empezaba a producirse con su hijo mayor, y la confusión y el pá
nico socavaban su capacidad de ver con objetividad su propio papel.
En 1968 vino de Líbano con su primer marido, y tuvieron su se
gundo hijo, pero después se divorció de él y volvió a casarse en 1973;
de este matrimonio tiene dos hijos. Está contenta con sus cuatro hijos y
su segundo matrimonio, pero siente que le falta realización personal.
Pasó por una depresión durante un par de años mientras Saturno es
taba en tránsito por Capricornio, y en la época de nuestra sesión Sa
turno acababa de abandonar el grado de su Sol, lo que activó los quin
cuncios natales con Saturno y Urano.
Si miramos el yod podemos ver que el propósito vital de Harinder
se escindía en dos direcciones: desde la cuarta casa hacia Saturno en la
undécima (quincuncio en aceleración) y Urano en la novena (quincun
cio en desaceleración). Esto se puede interpretar como una obligación
fundamental impuesta a Harindcr de realizarse en una senda orientada
a la familia (Sol focal en Capricornio en la casa cuatro) que podría con
ducir en dos direcciones: o bien a un complejo rígido y capaz de perpe
tuarse alrededor de la autonegación y del apaciguamiento del orden
establecido en la familia, así como de la disposición inconsciente a
aceptar menos de lo que se merecía (Saturno en la casa once), o bien
a la originalidad uraniana y la ruptura con el modelo familiar gracias a
una comprensión más profunda de su propia peculiaridad como algo
aparte del mito y la tradición familiares, no por tácitos menos avasalla
dores. Tiene dos opciones: mostrarse tímida, retraída y pasiva, o rebe
larse contra los modelos heredados y luchar por la obtención de una
identidad independiente. En la integración por la que debe luchar se
combinan el espíritu práctico de Saturno y su reconocimiento de los
verdaderos límites intrínsecos en su camino espiritual (hay influencias
culturales restrictivas) con los impulsos uranianos de asumir situacio
nes nuevas y estimulantes a medida que vayan apareciendo en su en
torno.
El aspecto más tenso en el yod se da entre el Sol y Saturno, que están
en recepción mutua y además forman el quincuncio en aceleración.
Como el Sol y Saturno están vinculados de tantas maneras, la tendencia
sería inclinarse hacia la senda saturnina de menor resistencia y caer en
el molde paternal-cultural-familiar. Hasta ese momento Harinder se
había dejado llevar hacia la inclinación saturnina a ser tragada por la
familia y a tragarse su propia creatividad. El hecho de que tomara una
aguda conciencia de los peligros de este camino durante un tránsito de
Saturno en conjunción con su Sol ( el punto focal) nos habla de un sis-
164
tema interno de advertencia que la alertó ante un conjunto codificado
de normas que no se basaban en la opción personal, sino que ella
adoptó globalmente hasta el momento en que tuvo que tomar una deci
sión. La preocupación de Harinder por lo que se merecía y por su pro
pia valía, su incapacidad de romper con las pautas autodestructivas y
el creciente aislamiento que estaba sintiendo llevaron la situación al
punto de ruptura.
Primero, el tránsito de Saturno por el Imum Coeli y la cuarta casa
señala el punto del sendero vital donde uno excava profundamente
entre las raíces y la historia de la familia y hace un intento de desente
rrar su propia identidad, como algo aparte de la identidad colectiva de
la familia. 2 En segundo lugar, cuando Saturno en tránsito está en con
junción con el Sol, se siente el peso de la necesidad de definirse y de
definir la propia finalidad en la vida. En el caso de Harinder, no sólo
tenemos estos dos rasgos configuradores de la vida, sino también las
presiones que se generan al apartarse de un sendero para encaminarse
por otro.
Saturno retrógrado tiene las fronteras débiles y es muy susceptible.
Urano retrógrado tiene un carácter interiorizado, explosivo y revolu
cionario. Con el Sol en la cuarta casa en un yod con estos planetas, la
tensión reside entre escoger la senda de menor resistencia del conserva
durismo o el camino de la transformación, que precisamente por ello es
más tenso.
El resto del horóscopo refuerza el dilema. La Luna en Acuario está
en oposición con Plutón, lo que intensifica el peligro de traspasar a sus
propios hijos su alienación, proveniente de la madre, y la disociación
consiguiente. Venus está en la quinta casa en oposición con Saturno en
una cruz con el eje nodal que muestra los temores que tiene Harinder
de caer en la alienación entre ella misma y sus creaciones, en este ejem
plo en particular sus hijos; pero también habla de su miedo de amar y
ser amada, y de la distancia que hay entre ella y su propio núcleo crea
tivo. Lo más frecuente es que nuestros miedos tengan alguna base, si no
en la realidad al menos en lo potencial, y en su situación, Harinder ne
cesitaba ejercitar su energía para impedir que sus ansiedades llegaran a
convertirse en realidad. Dicho de manera simplista, su identificación
biológica con la madre (progenitor del mismo sexo), unida a la intensa
rabia que aún seguía sintiendo por ella, habla de un complejo, poderoso
y todavía no resuelto, centrado en la Luna, la madre y los hijos. La
senda uraniana del yod amplifica la necesidad de encaminarse hacia la
2. Véase Erin Sullivan, Saturn in Transit: Boundaries of Mind, Body and Soul,
Penguin, Londres, 1991, pp. 91 y, específicamente, 21O.
165
libertad y la objetividad, rompiendo el vínculo asfixiante que sigue li
gándola a su madre.
La rama uraniana del yod es fuerte: se alimenta de la Luna y de
Venus, que están en Acuario, y además Venus está en trígono exacto
con Urano. Al trasladar conscientemente el foco hacia un nivel de razo
namiento más alto, en vez de acomodarse al supuesto saturnino a priori
para el cual su valor se mide por el mantenimiento del orden estable
cido, Harinder activaría el poder latente de Urano, revolucionando sus
ideas sobre sí misma y poniéndolas a prueba en su mundo al crear y
aceptar el cambio en su vida y su entorno. Es obvio que esto es más
fácil de aconsejar que de hacer, pero Harinder había empezado ya el
proceso en el momento en que hablamos de ello. Se había matriculado
en un curso de sanación y en una serie de seminarios sobre filosofía y
psicología, que se iniciarían cuando Saturno entrase en Acuario, en la
primavera de 1991.
Cuando el Sol forma un gran trígono con dos planetas superiores, estos
dos están retrógrados (con la excepción de Marte, como es habitual).
Por naturaleza, un gran trígono es un circuito cerrado en el mismo ele
mento que exige la exteriorización mediante un esfuerzo activo y cons
ciente, especialmente si ningún otro planeta está en aspecto con los que
participan en la configuración. Aunque este aislamiento es excepcional,
es posible que el trígono esté segregado de esta manera. Con frecuencia
se crea un cometa cuando uno de los planetas de un gran trígono está en
oposición con otro planeta, lo que permite que se expulse y se dirija
hacia otro lado la energía acumulada en el circuito cerrado.
Robert Hand llama síndrome armónico a cualquier configuración
importante, ya sea una gran cruz, un cometa, una cuadratura en T o un
yod. 3 Es una conspiración entre planetas para reunirse y crear un com
plejo autónomo -un conjunto de energías- que pueden escindirse de
la totalidad del nativo y comportarse de manera independiente del
resto del horóscopo. Es como si hablaran en una lengua propia, refor
zándose recíprocamente por acuerdo mutuo y sin consultar a nadie
más. Con frecuencia, al individuo que tiene una de estas configuracio
nes le sorprende mucho descubrir que «ahí fuera» hay otro lengua
je y otro mundo. De todos modos, los planetas retrógrados están
aislados por naturaleza, pero su participación en configuraciones como
3. Robert Hand, Horoscope Symbols, ob. cit. (véase p. 52, nota 6), cap. 7.
166
éstas con el Sol amplifica el síndrome armónico cerrado. Por ejemplo,
no se pueden tener tres planetas retrógrados superiores formando un
gran trígono.
Los tránsitos en aspecto con uno de los planetas o con el punto
medio de dos de ellos en una configuración como ésta, aumentan y for
tifican el síndrome, especialmente cuando entre los planetas que inter
vienen hay un orbe reducido (1-2 º).
A menudo, el gran trígono solar plantea problemas muy específicos
referentes a la realización del potencial del Sol (véanse págs. 149-151,
«Paul»). De los dos planetas que forman el trígono, aparte del Sol, uno
estará siempre en estación retrógrada y el otro en estación directa. La
energía del Sol se encuentra escindida entre el deseo de interiorizar la
experiencia del planeta estacionario retrógrado y el de liberar o exterio
rizar la energía simbolizada por el planeta estacionario directo. La con
figuración puede dar como resultado una personalidad tímida e inse
gura que vive internamente, en vez de hacerlo de una manera social y
abierta. El yo puede ser o no saludable y feliz, pero es probable que sea
bastante estático y conservador.
Por progresión secundaria, el Sol se irá moviendo hacia el planeta
estacionario directo, ensanchando así la brecha que lo separa del pla
neta estacionario retrógrado. Por lo tanto, incluso en una carta natal
estática existe la sensación de que el Sol «se inclina» más hacia uno
de los planetas del gran trígono que hacia el otro. Este punto de vista
vivifica al gran trígono, y podemos tener un atisbo de cómo el Sol po
dría «escaparse» de la sensación de encierro y expresar su propia
originalidad.
Hay una confabulación inconsciente entre el Sol y el planeta. Por
ejemplo, si el Sol está en trígono con Júpiter estacionario directo y con
Saturno estacionario retrógrado, el entusiasmo interior (Júpiter) se ve
contrarrestado por un bloqueo (Saturno), y el yo se debate entre una ex
hibición espectacular y llamativa y una subestimación de sus capacida
des creativas. (Cuando el Sol, por progresión secundaria, forme una
cuadratura con el planeta estacionario directo, estará en oposición con
el planeta estacionario retrógrado.) Esta combinación puede ser suma
mente productiva y encarnar los principios de la expansión controlada,
o bien dar como resultado un circuito cerrado en el que la autoexpre
sión creativa se ve constantemente socavada. De modo similar, en el
caso de que el gran trígono estuviera formado por el Sol, U rano estacio
nario directo y Neptuno estacionario retrógrado, el doble mensaje es:
encuentra un método de exteriorizar la energía solar mediante ideas o
acciones peculiares y originales, o bien interioriza tu potencial creativo
retrayéndote en un mundo de fantasía en el que a otras personas no les
167
cabe necesariamente un papel importante. El caso siguiente nos mues
tra un notable proceso de nacimiento.
Martina
Según su madre, Martina era un precioso bebé que incluso llegó a ganar
el premio al recién nacido más hermoso en la sala de maternidad del
hospital del pueblo... ¡lo cual armoniza muy bien con su Venus en Leo
en ascenso y su Luna también en Leo (véase fig. 6.2)! La madre dice
que Martina era una criatura afectuosa, extravertida y demostrativa, y
parecía feliz tanto en compañía como a solas. Durante los primeros
años, la familia -la madre, el padre y el bebé- fue dichosa. Vivían en
una pequeña aldea de pescadores en una isla del Pacífico, al noroeste de
Canadá, donde el padre era el dueño y el patrón de un barco salmonera.
La madre de Martina es una india norteamericana nativa, de pura san
gre, de la tribu de los haida, y el padre un canadiense de habla inglesa.
Martina posee la exótica belleza que con tanta frecuencia resulta de las
mezclas de sangre, pero también el trágico destino de no pertenecer a
ninguna de las dos culturas, porque en aquellos años, una mujer que se
casaba fuera de la tribu renunciaba a su condición tribal (sin embargo,
los hombres que se casaban con mujeres caucásicas la conservaban), de
modo que su madre vivía fuera de la ley de su cultura (Marte en la casa
diez en cuadratura con U rano en ascenso). Esta situación cambió poste
riormente, pero no lo bastante pronto como para proteger a Martina y a
su madre del inevitable ostracismo.
Cuando Martina tenía 3 años, en septiembre de 1965, el barco pes
quero del padre zozobró en una tempestad, no lejos de la cabaña donde
vivían, y él murió ahogado. En aquel momento, en la carta de Martina,
Saturno en tránsito estaba en Piscis en la casa ocho, justo después de la
conjunción con Júpiter, y en oposición con Urano en tránsito a 14º de
Virgo y con Plutón en tránsito a 15º de Virgo. No sólo perdió a su
padre, sino también su derecho a la herencia porque la tribu no se ocu
paría de la hija que una mujer nativa había tenido con un blanco.
Cuando un niño pierde a uno de sus progenitores, la experiencia es
similar a la de una orfandad total, porque el proceso del duelo lo priva
durante un tiempo del padre sobreviviente, y cuando ambos se han re
cuperado, los dos han experimentado cambios permanentes y en oca
siones se han alejado el uno del otro. Una vez la madre se hubo recupe
rado de su duelo, aproximadamente un año después de la muerte del
padre, el daño producido era irremediable (se había vuelto alcohólica) y
la pequeña Martina había cambiado mucho.
168
Fig. 6.2. Martina
169
cuncio con Plutón en ascenso) y subsiguiente pérdida de la madre de
bida al alcoholismo.
Martina se vio librada a sus propios recursos y se volvió muy hábil
para arreglárselas sin ayuda, cuidar de su madre y asegurarse de que es
taba a salvo. La constante corriente de hombres que entraban en la di
minuta cabaña y volvían a salir les aseguraba algunos ingresos, pero
también amenazaba su seguridad, ya que la madre con frecuencia sufría
agresiones de sus clientes, informales hasta el punto de que a veces
le daban dinero, pero con mucha más frecuencia se limitaban a una
botella y una paliza. En esa época, entre los 3 y los 12 años, Martina
estableció con su madre un vínculo aún más fuerte, si cabe, identificán
dose intensamente con ella. Aunque iba a la escuela de la reserva, regu
larmente hacía novillos, y su posición en la tribu era tan poco impor
tante que no llegaba a merecer la atención de los funcionarios de vigi
lancia, de modo que finalmente consiguió escabullirse por las rendijas
del edificio de la educación.
El gran trígono del Sol con Neptuno y Júpiter en agua es un circuito
cerrado emocional que suele difuminar las ya imprecisas fronteras
entre madre e hijo, y a causa de la implicación de Neptuno, simboliza
un estado que llamaré de «nonato». El Sol en Cáncer -una señal de
energía de tipo uterino que se manifiesta de manera muy diferente en
cada nativo de Cáncer, pero que se ve muy claramente en los profundos
vínculos psicológicos, emocionales y biológicos con la madre- se apro
ximaba (por progresión secundaria) a Neptuno estacionario directo y se
separaba de Júpiter estacionario retrógrado. Los orbes del trígono son
estrechos y crean una energía dinámica carismática. El Sol «tiende»
hacia Neptuno, hacia algo misterioso, confuso y lleno de anhelos cen
trados en la historia genética y el destino familiar. El gran trígono de
Martina es particularmente intrincado por diversas razones: Júpiter
está en recepción mutua con Neptuno (y Júpiter tiene el efecto adicio
nal de ser el antiguo regente de Piscis); los planetas están en signos de
agua (los dos planetas retrógrados se encuentran, además, en casas de
agua), y todas las señales están centradas en la sexualidad, la confusión
genética y hereditaria y los contenidos profundamente inconscientes
preñados de un problema naciente. En definitiva, una fusión de símbo
los llena de misterio y emocionalmente cargada. El gran trígono de
Martina era una especie de crisálida, o un alambique donde se gestaba
una misteriosa transformación.
Para marcar la diferencia entre los dos aspectos solares en el gran
trígono, vamos a tomar primero el trígono Sol-Neptuno. Ya hemos
visto que el trígono estacionario directo lleva implícito un estado en el
que se siente algo frustrante e inminente, junto con la necesidad de li-
170
berar o exteriorizar la energía simbolizada por el planeta estacionario
directo. Exteriorizar a Neptuno no es, generalmente, uno de los proce
sos más precoces de la individuación; y de hecho, encarnar o realizar a
Neptuno es contrario a su naturaleza. Sin embargo, en algún momento
y de alguna manera, eso saldrá afuera. El trígono estacionario retró
grado Sol-Júpiter habla de interiorizar más aún las preocupaciones del
planeta: Júpiter tiene que ver con la ley social y moral, la justicia
del orden natural y la liberación de la sabiduría o de la creatividad. El
problema principal con el trígono estacionario retrógrado es el pro
fundo sentimiento de desesperación por no ser capaz de realizar el des
tino que se siente con tanta intensidad.
Miremos ahora el trígono total. Para expresarlo con palabras clave,
este gran trígono dice: «Con el fin de realizar plenamente mi individua
lidad solar y conseguir que me acepten como quien de verdad soy, debo
sacar a la luz un rostro desconocido y extraño de mi Sí mismo que yace
profundamente sepultado en mi inconsciente. Esto puede deberse a un
vínculo directo con mi herencia genética, y es probable que el descubri
miento y la aceptación de este hecho hagan que mi conciencia del ca
rácter misterioso del orden social sea todavía más profunda, de modo
que yo pueda emerger de las profundidades de las aguas embrionarias
del inconsciente colectivo para asomarme a la vida en la plena luz del
día».
Martina piensa que debía de tener unos 12 años cuando se dio
cuenta de algo en ·sí misma que era misterioso, diferente y un poco in
quietante. Se refiere a ello como «algo que necesitaba nacer». Tras
haber estado aislada la mayor parte de su vida, sin relacionarse jamás
con otros niños de la manera habitual, con frecuencia horriblemente
perseguida y rechazada por ellos debido a su condición y a la reputa
ción de su madre como la prostituta de la isla, jamás aprendió a esta
blecer comparaciones entre ella y los demás. Lentamente empezó a ha
cerlo, y el resultado de ello es la historia de su vida hasta hoy.
Porque Martina, cuando nació, era Martín. Al reflexionar sobre su
niñez y el comienzo de su evolución, Martina siente que su lado feme
nino se había mantenido embrionario durante toda su vida y que ella es
taba gestando a la mujer en quien se convertiría. Fue durante los años
turbulentos de la oposición de Saturno con su lugar natal, la demarca
ción natural del final de la infancia que coincide con la emergencia del
Eros, cuando Venus progresado formó conjunción con su Plutón natal
mientras que Marte progresado estaba todavía dentro del orbe ( 1 º des
pués del punto exacto) de la cuadratura con Plutón. Desde lo más pro
fundo emergió la primitiva batalla entre lo masculino y lo femenino. De
los 14 a los 17 fueron los peores años para Martín, porque ahora sabía
171
plenamente qué era lo que había dentro de él que quería nacer. ¿Era de
bido a su naturaleza o a su educación? Sin duda, era su naturaleza, pero
de un modo misterioso su historia personal respaldaba su metamorfosis
en mujer, la «madre» que él era interiormente.
A los 1 7 años se dio a luz a sí mismo. Al principio sólo nominal
mente. Tenía talento y madera de estrella, y empezó a trabajar como
actor travestido en una ciudad importante, el mismo año en que Nep
tuno se estacionó para volverse directo. Lo que no había nacido, final
mente vio la luz. El Sol progresado había llegado a los 29 º de Cáncer,
empujando hacia adelante a Neptuno en movimiento mientras Saturno
en tránsito atravesaba Virgo para formar una oposición con su Júpiter
natal retrógrado en la casa ocho (trayendo a la memoria el tránsito de
Saturno catorce años antes, cuando murió su padre). Aquí podemos re
cordar el mito de Júpiter, que hizo que Saturno diera a luz a la progenie
que había devorado y estaba sepultada en su cuerpo, especialmente
dado que el Sol en la casa once estaba en sextil con Júpiter. Eso fue
«presentarse en sociedad» a lo grande. Pero aun así, no era suficiente.
Era, decía él, como «hacer teatro», y empezó a buscar especialistas en
cirugía transexual. Tras haber ganado muchísimo dinero, Martin se fue
metamorfoseando gradualmente en Martina a lo largo de los cinco años
siguientes, sometiéndose a los últimos procedimientos de transforma
ción mientras Saturno transitaba por la casa cuatro. Las implicaciones
específicas de este tránsito son: expiar el destino de la familia; arrebatar
el tesoro del seno de la familia; rescatar a la doncella, y buscar la identi
dad individual dentro de los confines de la propia historia genética. 4
Más o menos en esa época las leyes sobre la posición social de las
mujeres norteamericanas nativas fueron cambiadas por el consejo de la
tribu. La madre de Martina fue «rescatada» de sí misma y acogida en
la comunidad que antes la había condenado al ostracismo. Aceptó tra
tarse por su alcoholismo y empezó un prolongado ciclo de regeneración
en su vida.
Cuando Martina tenía 28 años y medio, en el año de su retomo de
Saturno en Acuario en la sexta casa, su Sol progresado había llegado a
su prometedora oposición con su Saturno natal y ella pudo finalmente
aceptar su masculinidad. Su madre le había proporcionado muy poca
información valiosa sobre su padre, pero a medida que emergía de su
bruma alcohólica, la madre y su «nueva» hija empezaron a hablar de él.
De manera que ahora Martin se ha convertido en Martina y se encuen
tra con que en su vida se le plantea la incongruente situación de no
tener que vérselas con el anima, sino con el animus.
172
Los elementos y el gran trígono solar
Aire: A las personas que tienen este trígono, con frecuencia les resulta
difícil exteriorizar sus ideas y expresar sus pensamientos. Tienen una
fuerte tendencia a reservar para sus adentros lo que piensan. Necesitan
aprender a confiar intelectualmente y a aplicar la mente a sistemas que
les ofrezcan un vehículo para vivificar su brillantez interna. El yo está
interesado en las apariencias, y como éstas no son nunca del todo per
fectas, estos nativos pueden ser excesivamente críticos consigo mismos,
una actitud fácil de proyectar sobre individuos en particular o sobre la
sociedad en general.
173
transformación hasta emerger del alma como mariposas. El yo puede
permanecer rudimentario e infantil hasta el momento en que el nativo
se da cuenta del valor de sus propios sentimientos y confía en lo que
-como bien sabe su Sí mismo interior profundo- tiene un valor, posi
tivo o negativo. A estas personas quizá les cueste expresar sus senti
mientos hacia los demás, pero suelen ser profundamente intuitivas y
perceptivas, aunque tal vez carezcan de la voluntad necesaria para cul
tivar sus talentos.
El abanico
Es del todo posible que una pauta en abanico albergue un planeta supe
rior retrógrado si el Sol está en un extremo de la estructura y el planeta
superior está en trígono con él desde el otro extremo, en cuyo caso la
configuración está «contenida» por el Sol y el planeta o planetas retró
grados.
La estructura en abanico describe una carta sumamente centrada en
una tensión interior que caracteriza a un individuo independiente (in
cluso si todos los planetas están en la parte del horóscopo que corres
ponde al Descendente). Esta pauta en la carta natal es el compendio de
un individuo automotivado que rompe con el pasado no por oponerse a
la familia o a la sociedad, sino debido a su necesidad interior de no sen
tirse estorbado por los demás y sus opiniones. Puede indicar una ob
sesión con la independencia y el autogobierno que bordee el egocen
trismo, y con frecuencia son necesarias conmociones provenientes del
exterior para conseguir que la mente se vuelva hacia adentro.
El cuenco
174
Gran trígono solar Yod solar
p 0cP X� 2 y
� x � 1 a los 30 años
EQ,.x ERx
será Q,
primero por progresión
175
rio del horóscopo está automáticamente acentuado, y por lo tanto el
otro está alienado. Si éste es el caso, entonces el Sol, Mercurio y Ve
nus (la tríada de la identidad) estarán centrados en la configuración, en
conjunción con los planetas superiores o flanqueados por ellos. En la
carta en embudo o en cubo, el planeta aislado que forma el extre
mo o el «asa» del diseño es generalmente un planeta superior retrógra
do. Si no es así, estará cerca de su estación, ya sea ésta retrógrada o
directa.
176
trógrado, exacerba la natural angustia existencial del nativo, y la entro
pía impregna todas las cosas, frecuentemente con el resultado de que
el individuo no se siente amado y, como Hades, tiene que «robar»
el amor.
Sigmund Freud tenia a Marte retrógrado como planeta aislado, y
toda su etiología de la neurosis surgía del impulso sexual. Se ganó mala
fama por su sensibilidad a la represión sexual, y sus teorías sobre la se
xualidad infantil, la libido y la seducción le acarrearon muchos proble
mas con sus colegas.
John Jacob Astor tenia a Plutón como planeta aislado. Es el prototipo
del estadounidense que «se ha hecho a si mismo»; amasó una fortuna
fantástica en dinero, propiedades y poder y, como auténtico líder de la
libre empresa, estableció en Estados Unidos la primera dinastía finan
ciera.
Cuando los planetas se combinan para formar un cubo sin que haya
ninguno retrógrado dentro, y la Luna se opone al punto medio de esa
estructura, se manifiesta un estado emocional muy peculiar. Aunque es
peligroso proponer algo absoluto en cualquier modelo psicológico, esta
configuración demuestra ser la más difícil. Las emociones y la función
sentimental están separadas del conjunto de la psique. El compromiso
que hemos visto en las pautas anteriores -el abanico y el cuenco- está
presente, pero con una nítida carencia de integración emocional. Mien
tras no se ven obligadas a tomar conciencia del impacto emocional que
provocan en los demás, estas personas actúan inconscientemente como
vampiros emocionales, que se nutren de los sentimientos ajenos sin
comprender sus propias emociones ni su carácter de súcubos. Este caso
demuestra que la responsabilidad emocional está latente, una situación
potencialmente endémica cuyos atributos necesitan proyección. Otras
personas pueden sentir el peso de tener que cargar con el bagaje emo
cional de quienes tienen esta curiosa configuración, que tienden a verse
rodeados de dramatismo cuando los demás se ponen irracionales en sus
exigencias, conscientes o inconscientes, de respuesta emocional, y así
obtienen la excusa que necesitan para no estar presentes o no participar
en el «crimen» del exceso emocional.
Cuando el Sol progresado llega al punto en donde uno de los plane
tas superiores se estaciona y se vuelve retrógrado, señala el año o los
años en que las experiencias obligan a mirar hacia adentro y promue
ven un autoexamen. Aunque esto podría no afectar a la Luna en sí, ini-
177
cia una época de cuestionamiento espiritual. Se produce un desafío al
sentido innato de autoridad personal, lo que lleva automáticamente el
sentimiento a un estado más activo. Los individuos que tienen una
Luna aislada se sienten confundidos ante aquellos cuyos sentimientos
están relativamente integrados, y podría ser que optaran por buscar una
senda vital o un dogma que por su organización estricta los proteja del
fuego cruzado emocional. Esto puede manifestarse, en su variante más
extrema, como una forma de autismo emocional. Es muy probable que
la madre (la Luna) haya tenido un importante papel en esto, ya sea
mostrándose fría y distante o manipulando de tal manera que su hijo o
hija haya llegado a ver las emociones como un instrumento de control.
Aunque parezca mentira, el resultado de la configuración es que la per
sona controla emocionalmente cualquier situación que pudiera subyu
gar a la Luna aislada. Lo que crea esta atmósfera es el miedo al senti
miento. Si los propios sentimientos están separados de la totalidad del
sí mismo, es natural que se suponga que ese estado es universal.
James
James tiene una configuración planetaria que muestra a todos los pla
netas en el interior de un quincuncio entre Júpiter y Urano, con el Des
cendente en medio y la Luna aislada como asa en el Ascendente en Pis
cis. Fue criado por tres mujeres, una de las cuales era su madre, según
él «una figura insustancial como una sombra». James jamás conoció a
su padre, que murió antes de que él naciera, y nunca tuvo realmente
una figura masculina con quien identificarse y que le permitiera desa
rrollar un fuerte yo masculino. Para su sustento, su vida dependía en su
mayor parte de mujeres. Es un hombre de negocios de mucho éxito, sus
colegas lo aprecian, tiene numerosos amigos y muchos logros en su
haber. Con el Sol en conjunción con Neptuno, su principal preocupa
ción cuando acudió a mi consulta era un extraño sentimiento de irreali
dad que lo disociaba y que, por lo que él recordaba, lo había acosado
siempre. Se siente un impostor, aunque hay pruebas que demuestran
todo lo contrario. Las necesidades de su yo, aunque externamente estén
satisfechas, en su interior constituyen un vacío. Sus sentimientos son en
buena medida proyectados, y sus amantes, tan numerosas como fuga
ces, terminan por «evaporarse».
Él y su mujer se separaron antes del nacimiento de su hija, y ella no
quiso que James interviniera en la crianza y la educación de la niña.
Como él se avino a la imposición, no había visto a su hija hasta un año
antes, cuando ella tenía 22 años. De hecho, James desapareció. Aunque
178
Urano ( el primer planeta en volverse retrógrado) se había estacionado
para emprender el movimiento retrógrado siete años antes de que él co
nociera a su hija, fue en el año en que su Sol progresado formó una cua
dratura con su Plutón natal cuando, según James, se aclaró toda la si
tuación. Debido al carácter inconsciente y colectivo de los planetas
transpersonales, el momento en que éstos se estacionan y cambian de
dirección por progresión no es necesariamente un acontecimiento, sino
más bien una iniciación gradual en un proceso nuevo. En el caso de
Urano, el planeta activa un proceso de individuación: cuando el Urano
progresado de James se estacionó para volverse retrógrado, él empezó a
autodefinirse con más claridad. Su yo comenzó a hacerse valer de una
manera en que jamás lo había hecho; es decir que la salida de James de
las brumas de su Sol en conjunción con Neptuno y su Luna en Piscis se
inició alrededor de la época de la estación de U rano por progresión y se
centró en el año de la cuadratura progresada del Sol con Plutón.
Al conocer a su hija e ir comprometiéndose cada vez más, James
empezó a participar conscientemente en su vida lunar emocional, que
tan divorciada había estado de su vida solar. Empezó a concentrarse
cada vez más en sus emociones y sentimientos, y de acuerdo con ello
sus necesidades en el ámbito de las relaciones comenzaron a cambiar.
Un año después de haberse convertido en un verdadero padre estaba
experimentando cierta confusión. Tal como él decía: «He vivido como
en un sueño, flotando entre mujeres, sin sentirme jamás realizado ni sa
tisfecho. Sólo ahora ·me doy cuenta de que debo cuidar yo mismo de
mis necesidades emocionales y trazar algunas fronteras definidas alre
dedor del amor». Estaba empezando a comprender la necesidad de vol
ver a conectar su aislada Luna al conjunto de su psique, pero esto es un
proceso y no un acontecimiento, y aunque su Luna natal estará siempre
«ahí fuera en algún lugar sobre el horizonte», con su estructura planeta
ria en la zona de la séptima casa, el resultado de su disposición a asu
mirla -y con ello a asumir la responsabilidad de sus propias emocio
nes- será la consolidación de sus sentimientos en lo referente a su vida
amorosa.
Chris
179
Real inglesa, estaba en Australia cuando él nació y prácticamente no
desempeñó papel alguno en su vida. A la madre le diagnosticaron una
esclerosis múltiple cuando él tenía 6 años, y la enfermedad avanzó rápi
damente, de modo que cuando cumplió los 14, ella ya estaba en una
silla de ruedas. Ese mismo año, un día lo enviaron a la planta alta de la
casa a ver «qué era todo ese escándalo», y se encontró con que su padre
estaba en el cuarto de baño muriéndose de un ataque cardíaco. Después
de aquello, su madre le pasó la responsabilidad de cuidar de ella. Chris
había nacido con la predisposición a distanciarse de sus sentimientos y
a reprimirse (la Luna corno el asa del cubo, en oposición con Saturno
en ascenso). De todos modos, sus primeras experiencias vitales colabo
raron en buena medida con la disposición astrológica.
Es el mayor de dos hermanos, y dice que desde los 14 años se educó
él solo. Según su hermana, se niega a hablar de su niñez, y se bloquea
incluso cuando le hacen preguntas directas. Aunque lleva más de diez
años viviendo con una mujer, ella encuentra grandes dificultades para
atravesar los límites que él impone. Su armadura emocional es extre
madamente rígida, y siente que cualquier forma de terapia o de análisis
psicológico, incluyendo la astrología, es «peligrosa». A partir de su
carta, es lógico que Chris sienta eso: ve una actividad de este tipo corno
muy amenazadora porque trabajar con los niveles más profundos de su
psique le exigiría despojarse de su coraza y experimentar sus sentimien
tos. No es imposible que esto suceda en el futuro, pero no sabernos qué
es lo que Chris dejará que le pase llegado el momento.
180
con un sobresalto en la adolescencia, cuando la biología les recuerda
que han de iniciar el proceso de individuación y de autoafirmación. Así
como es probable que hayan sido niños retraídos y tímidos que vivían
en su propio mundo, en la adolescencia la irrupción de los cambios,
tanto hormonales como sociales, da como resultado una «presentación
en sociedad» repentina y espectacular. A menudo, la gente que reac
ciona así da la impresión de haberse convertido en «otra persona»,
según sus padres y sus amigos: se comportan de un modo libre e indisci
plinado, experimentando sin reservas y mostrándose generalmente hi
peractivos hasta que se apaga su sed de los aspectos físicos de la exis
tencia, momento en el cual vuelven a un estilo de vida más tranquilo,
introspectivo y filosófico.
Una posibilidad ulterior es que tales individuos puedan sentirse tan
abrumados por la masiva rebelión inconsciente y sus características pri
mitivas y embrionarias que se retraigan completamente de su entorno
para retirarse a un mundo de sombras. Puede haber un miedo intenso
de lo que bulle por debajo de la superficie, y aunque los aspectos como
tales no denoten locura (ya que ninguna configuración astrológica es
absoluta), hay un horror subyacente ante lo que está al acecho en los es
condrijos más profundos del inconsciente. Los adormecidos monstruos
de nuestros estratos más arcaicos podrían emerger de las tinieblas en
cualquier momento.
Las personas que no tienen planetas retrógrados en su carta natal
dicen que lo que en cierto modo las obliga a la introspección son los
acontecimientos, las circunstancias o los sorprendentes cambios inte
riores que provocan una herida o una comprensión profunda de la que
no pueden seguir desentendiéndose. Sin embargo, es frecuente que en
la vida de quienes tienen una mayoría de planetas retrógrados, una
fuerte impresión, una conmoción o una interrupción biológica los obli
gue a enfrentarse con el mundo exterior. Tan interiorizada y reprimida
está su expresión emocional que sus sentimientos de aislamiento pue
den ser profundos.
Cuando el Sol está en la zona de oposición con la mayoría de los
planetas superiores, suele haber una gran confusión con respecto al pro
pio valor y a la autoafirmación. Es probable que la vida interior sea
mucho más real para el individuo que cualquier influencia externa.
Esto genera en los padres mucha consternación, porque se sienten im
potentes ante un niño así, y con frecuencia temen haber hecho algo que
haya provocado semejante introversión. La verdad es que podría ser
que los padres que tienen estos hijos no fueran más que encargados a
quienes corresponde un mínimo papel en el desarrollo de su personali
dad, porque a menudo los niños no se dan cuenta alguna de la influen-
181
cia parental mientras no empiezan a tomar conciencia de la psicología
y a examinar con cierta profundidad y con detalle cuál fue exactamente
la forma en que los padres influyeron en ellos (véase el caso de Osear,
en el cap. 14).
Con frecuencia los padres están tan alarmados por la manifiesta
falta de respuesta o de interés del niño por ellos que lo traumatizan
obligándole a adaptarse a diversos moldes, deformando así un proceso
natural y proporcionando municiones al adolescente hasta que éste ter
mina devolviéndoselas. Encontrar un hilo que sirva de guía en el labe
rinto del inconsciente y aprender a entenderse más a sí mismo, aunque
no siempre sea una experiencia cómoda, es absolutamente necesario
para alguien que tiene todos los planetas superiores o la mayoría de
ellos retrógrados.
182
mación sobre los planetas natales que se vuelven retrógrados por pro
gresión.
Mick Jagger no tiene ningún planeta retrógrado, en una carta con
todos los planetas contenidos en un cuenco desde la duodécima casa a la
quinta. Su increíble energía y su resistencia, su capacidad para la direc
ción y sus rasgos de personalidad corresponden al retrato del individuo
no retrógrado. Su conjunción Sol-Júpiter-Plutón muestra su poder sobre
los demás y la notable riqueza de sus recursos.
183
Jack Kerouac (JU, SA, NE, PL)
Billie Jean King (MA, SA, UR, PL)
Gypsy Rose Lee (MA, SA, NE, PL)
Sybil Leek (JU, SA, NE, PL)
John Lennon (SA conj. JU; UR)
Marcel Marceau (JU, SA, NE, PL)
Liza Minnelli (JU, SA, NE, PL)
Abdul Nasser (JU, SA, NE, PL)
Vaslav Nijinsky (SA, UR, NE, PL)
Yoko Ono (MA, JU, NE, PL)
Bhagwan Shree Rajneesh (JU, UR, NE, PL)
Mark Spitz (MA estacionario retrógrado, SA, UR, NE, PL)
William Thackeray (MA, SA, UR, NE, PL)
Henry David Thoreau (JU, SA, UR, NE, PL)
Osear Wilde (JU, UR, NE, PL)
184
7
EL MARTE MITOLÓGICO
186
lo 5 vimos el mito de Ares y Afrodita y cómo consumaron su pasión in
cluso a riesgo de ser descubiertos por los demás dioses y convertirse en
el hazmerreír de todos ellos. Desenfrenado e indiferenciado, Marte es
evidentemente peligroso, pero un Marte aprisionado lo es también,
aunque de diferente manera. Si no nos sentimos cómodos con nuestro
lado más primitivo, se sublima y se hace imposible de refinar y cultivar
plenamente. Si se lo mantiene inconsciente, se debate y arde en un in
tento de liberarse. Las situaciones vitales que traen a la superficie esos
sentimientos «incivilizados» ofrecen oportunidades de llegar a un
acuerdo con ellos, y con frecuencia actúan como un vehículo para se
guir transformando esos atributos indeseables en provechosas cuali
dades.
Los atributos de Marte, eris (lucha) y jolos (furia), son de todos co
nocidos, pero en él hay un tema subyacente que es afín a lo que llama
mos fuerza vital. Se llama thumos, y también significa voluntad y
deseo, libido, resolución, intención, corazón, sentido, coraje, espíritu,
pasión, enojo, ira. En los repliegues más profundos del inconsciente
está contenida esa motivación misteriosa que es el instinto de supervi
vencia. Aunque afirmemos con convicción que queremos vivir, en rea
lidad mantener vivo este deseo no es prerrogativa de la mente total
mente consciente. La calidad de la propia vida puede ser intensificada
por la volición consciente, pero el inconsciente emergerá con total inde
pendencia de la forma en que, en lo superficial, nos esforcemos valien
temente por declarar nuestra lealtad a la vida. De igual manera, cuando
quizá pensemos que la vida no vale la pena, o la depresión nos desfi
gure la percepción y la perspectiva, thumos nos mantendrá vivos y des
piertos. Entre la voluntad consciente y el deseo inconsciente se da un
fluir constante, y el deseo inconsciente, tanto de vivir como de morir,
está activo en nuestro equilibrio entre lo mental y lo corporal.
187
el nivel de producción de energía de Marte podemos observar más de
cerca cuándo una persona está expresando su individualidad. Hay otros
planetas que apoyan la expresión del yo, pero tanto el Sol como Marte
exigen el reconocimiento abierto del poder individual. Desde el mo
mento en que se corta el cordón umbilical, hay muchas fases de separa
ción y desarrollo: el niño grita para que le presten atención, aprende a
caminar; más adelante desafía a sus compañeros y aprende a autoafir
marse; el adolescente establece su identidad y exige reconocimiento. A
través de las diversas fases del desarrollo de la autoafirmación, el indi
viduo reconoce que a Marte le cabe un papel importante en la separa
ción del colectivo en cuanto masa y en la demostración de la propia
identidad individual. La paulatina civilización del dios griego Ares
hasta convertirse en Marte, el dios agrario de los romanos, no es muy
diferente del proceso de civilización que sufre Marte -como planeta y
símbolo- en el nivel individual a medida que va alterando su represen
tación psicológica en las diversas fases del crecimiento personal.
Si no tuviéramos a Marte en el horóscopo, no seríamos capaces de
levantarnos de la cama y vestimos por las mañanas. Animus, una pala
bra que se usa para describir el principio masculino en la terminología
junguiana, es la palabra latina que designa al espíritu, y es también una
palabra que, cuando se la usa de determinada manera, significa enojo.
El animus en su forma positiva y creativa «anima», es decir, infunde
vida a situaciones y objetos. La medida en que nos sintamos animados,
inspirados y cómodos con nuestra autoafirmación y nuestra agresivi
dad la demostramos estando dispuestos no sólo a triunfar, sino tam
bién, en las circunstancias adecuadas, a rendirnos. Los individuos que
se sienten cómodos con el poder de Marte son capaces de reconocer sus
límites y su caudal de energía, y saben evaluar y distinguir qué es lo que
realmente merece la pena esforzarse por obtenerlo. Sentimos celos y
resentimiento, envidia y rivalidad cuando no exteriorizamos ni expre
samos lo que sabemos que es nuestro propio poder, individual y
único.
El Sol, que no sólo es el primer representante de nuestro yo, sino
que además está hecho del profundo Sí mismo interior, sabe de qué lo
gros, grandes y pequeños, somos capaces. Si Marte no se siente «feliz» o
no se le ha permitido que se alimente, crezca y prospere, el yo se en
cuentra frustrado en sus intentos de manifestar el Sí mismo con la am
plitud suficiente para satisfacer nuestra necesidad de reconocimiento.
Los males -celos, resentimiento, envidia y rivalidad- que de cuando en
cuando (y a veces constantemente) nos consumen a todos, son expresio
nes de la deformación del impulso natural a ser el número uno. El Sol y
Marte reclaman atención; ambos son planetas masculinos muy auto-
188
afirmativos y necesitan medir su valor en logros externos. Juntos pue
den colaborar en la producción de una corriente constante de energía
creativa, pero también pueden estar en abierto conflicto, cada uno des
gastando al otro, hasta terminar consumiéndose en la depresión. Lo
que en una persona es una ambición saludable, en otra puede conver
tirse en un monstruo devorador lleno de colérica envidia, un senti
miento que siempre disminuye lo que hay de positivo en el animus y
deja al individuo inanimado, es decir, sin espíritu.
El Sol y Marte son los principales principios masculinos en el horós
copo, símbolos duales del arquetipo paterno. El papel del padre bioló
gico en la vida del niño no sólo depende de cómo es objetivamente,
sino también de cómo lo percibe su hijo. Para un niño pequeño, el
padre simboliza al héroe, independientemente del modo en que trate a
sus hijos. Él es el mundo exterior, el gran protector, el sabio. El hecho
de que con frecuencia no esté, o guarde silencio, o se sienta incómodo
con sus sentimientos, no hace más que incrementar su atractivo y su
fascinación. Para un niño pequeño, incurrir en su enojo es más aterra
dor que provocar el de su madre. Ella está casi siempre con él, y en ge
neral, el padre no, y por lo tanto el enojo paterno no se resuelve con la
misma facilidad.
Es habitual que uno esté ávido de los elogios de sus padres o, como
mínimo, de que ellos aprueben tácitamente sus acciones, o incluso,
simplemente, su ser. Aunque es demasiado simplista considerar la ac
ción de Marte como específica del padre, en la psique todavía primitiva
del niño él es el representante del héroe y del agresor, y se convierte así
en la base fundamental de la forma en que se relaciona con su propia
función masculina y, más adelante, con los hombres en general.
189
competir con uno de sus hijos y ganarle. Además, sólo en las situacio
nes más patológicas los manifiestos malos tratos físicos o psicológicos
por parte del padre son un factor en la vida de una persona con Marte
retrógrado.
Un padre puede iniciar, sin darse cuenta, una batalla en el corazón
de un hijo o una hija que tenga a Marte retrógrado por causa de sus
propias características marcianas no satisfechas. Quizá su voluntad se
haya visto sometida o socavada por circunstancias difíciles que se con
gregan en su hijo como una especie de destino, y que el padre de alguna
manera debe justificar. La persona con Marte retrógrado puede tener
un padre cuyo trabajo sea diametralmente opuesto a su vocación, en
cuyo caso es posible que el niño cargue con la cólera interior del padre y
le sirva así para expiar su pérdida de poder o de prestigio y para seguir
el camino no expresado.
Un esfuerzo natural por conseguir el aprecio del padre es una parte
saludable y habitual en la evolución de todos nosotros. Sin embargo, si
no se reconocen nuestros esfuerzos, sentimos que son inútiles. Si éste es
el caso, o si el niño lo siente así, surge la inclinación a invertir a Marte y
renunciar a la búsqueda de reconocimiento externo. En La dinámica
del inconsciente, Howard Sasportas escribe:
190
el período que va aproximadamente desde los 3 hasta los 7 años,
cuando el yo es más vulnerable en su desarrollo. Idealmente, el héroe
exterior se convierte en el héroe interior a medida que incorporamos a
nuestro padre-Sol en la gestalt de la totalidad de nuestro ser. Como se
trata de un proceso continuo, es obvio que se da por etapas, pero la ca
racterística más importante de la función Sol-Marte retrógrado es la di
ficultad para interiorizar el héroe solar y la tendencia a seguir proyec
tándolo afuera y viendo que los demás tienen más éxito y son más
interesantes, más atractivos, más poderosos ... Como lo más frecuente
es que el padre sea nuestro patrón para medir los logros externos, y
Marte es el vehículo para la exteriorización del valor interior y de las
necesidades del yo, dentro de todos nosotros hay una búsqueda del
éxito que se refleja en la relación Sol-Marte en el horóscopo y en la rela
ción padre-hijo.
A veces hace falta un planeta retrógrado para introducir una revolu
ción en un concepto. Los individuos que se identifican con las masas
oprimidas y se sienten compelidos a hablar en nombre de ellas y a re
presentarlas en una guerra contra los poderes establecidos quizá estén
utilizando su guerra interior para combatir al opresor. Un caso que
ejemplifica esto es el de las sufragistas. En Significado y simbolismo de
Quirón, Melanie Reinhart escribe:
2. Melanie Reinhart, Chiron and the Healing Journey, Penguin, Londres, 1989, p.
44. [Hay traducción al castellano: Significado y simbolismo de Quirón, Urano, Barce
lona, 1991. La cita está en la p. 61.] El estudio que hace Reinhart del culto de Árte
m is, las amazonas y Marte es revelador a la luz de Marte retrógrado y del «ultraje».
191
embargo, dejó de ser tan fuerte al iniciarse el siglo xx, y hoy este factor
ya no es necesario o viable. El efecto de entantiodromia se produce
cuando algo llega a polarizarse demasiado y pierde así eficacia al con
vertirse en su opuesto. Este «lado de la sombra», que Reinhart destaca,
se convierte entonces en la fuerza dominante. El hecho de que ya no sea
necesario tener a Marte retrógrado para emancipar a las mujeres, pero
que en un momento lo haya sido, habla por sí solo. 3
La objetividad, la madurez y la experiencia son las claves para desa
rrollar las características latentes del planeta retrógrado. Aunque poda
mos proyectar los aspectos, es importantísimo recordar que el horós
copo continúa siendo nuestro. Por lo tanto, recaigan en quien recaigan,
las proyecciones siguen perteneciéndonos. A su vez, es frecuente que la
proyección sobre el padre (el Sol) sea extrapolada, a partir de esa fuente
clave, a todas las formas de autoridad: el jefe, la sociedad, la policía,
el esposo o la esposa, etcétera. En algún momento, el individuo que
tiene a Marte retrógrado debe aceptar que su visión del mundo lo pre
dispone a la batalla, y por lo tanto debe encontrar la batalla adecuada
para librar. Como de hecho la guerra es interna, el oponente debería
ser el nativo mismo; esforzarse por alcanzar «lo máximo a lo que uno
puede llegar» es la manera más eficaz de satisfacer la propia agre
sividad.
La sustitución del pensamiento de que «los demás son héroes» por
el de que «yo soy un héroe» pueden lograrla incluso quienes tienen a
Marte retrógrado. Hay un punto donde el padre y, por extensión, todas
las figuras externas del héroe deben dejar de ser la fuerza controla
dora simplemente porque eso se convierte en una excusa para quejarse
de la mala suerte o de haber tenido un mal padre. Con frecuencia
significa un giro psicológico radical, un reconocimiento de que la bata
lla que se libra ahí fuera es en realidad la batalla de aquí dentro, y de
192
que uno debería prestar atención a los artilugios autolimitadores que han
socavado su propia capacidad para realizar plenamente sus dones naturales.
Los principios del Sol y de Marte exigen una actividad extravertida.
La agresividad, si no es posible expresarla externamente, implosiona,
creando una depresión de los sentidos y, en los casos extremos, provo
cando períodos de inactividad y una aguda melancolía. El resultado
también pueden ser conflictos innecesarios, sólo para lograr algo de ex
citación. Cuando podemos suscitar entusiasmo y desafío sin que ello
sea destructivo ni provoque confrontaciones, vemos que Marte está
mejor atendido.
La expresión «agresión pasiva» es interesante porque es, como se
puede ver, un oxímoron, es decir, una aparente contradicción. Cual
quiera a quien le haya tocado sufrir la agresión pasiva de otra persona
sabe lo confusa y complicada que es la situación que se plantea; hay que
dedicar muchísimo tiempo a tratar de imaginarse lo que podría haber
hecho uno, o qué es lo que realmente quiere esa persona. Por el contra
rio, es menos probable que los individuos que caen en la categoría de
«agresivos pasivos» entiendan conscientemente de qué se trata. Es una
manera muy especial de ser ofensivo y, al mismo tiempo, estar a la de
fensiva. Algunos quizá incluso piensen que es un recurso económico:
¡no sólo puedes enfadarte, sino que además impides que los demás se
desquiten! Es un punto muerto, exterior e interiormente. Aunque la
agresión pasiva se muestra en los aspectos Marte-Saturno, en Marte
en Capricornio, Piscis o Escorpio y en algunas combinaciones Luna
Marte-Plutón, es también una característica de Marte retrógrado. En
vez de encauzarlo hacia su blanco, el nativo exuda un sentimiento de
cólera. Marte retrógrado proporciona un método de controlar a los
demás mediante una manipulación sutil, más bien que con órdenes
directas. Si a los niños con Marte retrógrado no se les permite tener un
territorio donde puedan expresar su enojo o su agresividad, o no se les
enseña a usar estas fuerzas instintivas desde temprana edad, termina
rán aprendiendo maneras de desviar, y por lo tanto de desplazar, su
Marte.
Para este nativo, definir metas y lograr sus objetivos puede ser un
problema si el límite establecido no corresponde al que se ha marcado
para sí mismo en cuanto persona que tiene a Marte retrógrado. Enton
ces es fácil que se dispare un mecanismo inconsciente de autolimita
ción, y que le parezca que «fallará» en su empresa. En última instancia,
esta posición favorece en realidad las formas de empleo autodirigidas y
el trabajo creativo que deja tiempo para la contemplación y para refle
xionar sobre el significado del logro. Se la encuentra con tanta frecuen
cia en las cartas de personas que han roto con la tradición familiar para
193
establecer su propia carrera u ocupación que es indudable que la pre
sión proveniente de la familia (o del padre) se les ha hecho imposible de
soportar.
La afirmación de que romper con la familia y con la adoración he
roica del padre es algo natural para todos es indiscutible, pero sostener
que cualquiera puede hacerlo con facilidad es una falacia. Cuando
Marte está retrógrado en la carta natal hay una batalla interior instin
tiva entre la necesidad de autoexpresión y la falta de impulso para ini
ciar la acción que tendrá como resultado esa autodefinición. Cuanto
más cerca esté Marte de la oposición con el Sol, más intenso será el aca
loramiento y el enojo que se acumulan en el individuo que tiene esta
posición. La pasión del Marte retrógrado individual se vuelve introver
tida y se hace difícil de exteriorizar a no ser que el nativo se vea provo
cado hasta el punto de que llegue a estallar.
Aunque Marte, a diferencia de todos los otros planetas superiores, no
se encuentra retrógrado cuando está en trígono con el Sol, vale la pena
mencionar algunas características del trígono Sol-Marte. Es el aspecto
más engañoso; siempre que el Sol y Marte están en trígono, Marte está
en su velocidad mínima y se volverá retrógrado en un término de entre
quince y veinte días, o habrá acabado de ponerse directo entre quince y
veinte días antes del nacimiento e irá acelerando lentamente su movi
miento. Este trígono produce una obstinación que no se asocia con el as
pecto en general, que se tiende a describir como fluido, fácil, confluente
y armonioso, por no citar más que algunas de las palabras clave más po
pulares. A veces también se dice, entre otras cosas, que es ocioso, apático
y afortunado, es decir, que no trabaja demasiado. En el caso que nos
ocupa, estos atributos pueden estar presentes, pero el punto muerto en el
deseo de expresarse que suele provocar un Marte lento produce en la
persona una intensa frustración. De hecho, es probable que entre el Sol y
Marte la energía fluya con facilidad y gracia social, pero cabe preguntarse
si la autoafirmación y la agresividad se expresan de un modo igualmente
cómodo. Con frecuencia hay una ruptura psicológica del circuito entre el
conocimiento interior que el nativo tiene de su superioridad y la mani
festación de ésta. El aspecto puede producir una liberación de la tensión
emocional en la forma de fantasías de logro no realizadas que configuran
una especie de megalomanía. Que la gente que tiene el trígono Sol-Marte
pueda o no realizar su enorme potencial depende en buena medida de
otros aspectos más exigentes y desafiantes del horóscopo, y también,
desde luego, de los ejemplos de ambición, iniciativa y motivación autó
noma que haya en su entorno hogareño. Un axioma que no deben olvi
dar los que tienen el trígono Sol-Marte es: los aplausos se reciben después
de la representación.
194
En su movimiento más lento, Marte está en un trígono pasivo (por
signo) con el Sol, avanzando sólo un par de grados antes de estacio
narse. Por lo tanto, una persona nacida con el trígono Sol-Marte antes
de su estación retrógrada tendrá a Marte retrógrado por progresión
secundaria durante prácticamente la totalidad de su vida adulta. El
trígono en el que los dos planetas están en el mismo elemento es un
aspecto que promueve una liberación paulatina de la energía y una
fluencia sutil del impulso creador. Hay una connivencia de elementos
entre el Sol y Marte cuando están en trígono: el yo se expresa por medio
de los elementos en que están emplazados los planetas. Es un factor
tranquilo, que no genera tensión y que siente una intrínseca animadver
sión por el conflicto. El año en que Marte progresado llegue a su esta
ción retrógrada será un año importante (se producirá entre los 14 y los
20 años de edad; como promedio a los 18). En este período, la volunta
riosa marcha del yo en su desarrollo planteará un reto al «fácil» trígono
natal Sol-Marte: que cultive la fuerza interior necesaria para hacerse
valer.
Con el correr del tiempo, cuando el Sol progresado forme una oposi
ción con Marte progresado, al nativo se le planteará una situación al
rojo vivo. El trígono pasivo de la carta natal ya no satisfará los deseos
del individuo, y durante los dos o tres años que dura este aspecto se
producirá una eclosión de energía. Esta época suele marcar una rebe
lión contra la orientación que uno mismo ha elegido, y se produce en
mitad de la vida, en un período de todas maneras generalmente car
gado de cambios necesarios. Si uno ha nacido antes de la oposición del
Sol con Marte retrógrado, entonces la segunda progresión importante
es el Sol progresado en conjunción con el Marte natal.
Michel Gauquelin
195
Fig. 7.1. Michel Gauquelin
196
grado, está nítidamente destacado en varios temas interesantes. Ya a
los 12 años, Michel estaba atrapado por la astrología, con la que su
padre, astrólogo aficionado, aunque dentista de profesión, lo había fa
miliarizado desde pequeño. Los compañeros de escuela de Michel le
llamaban Nostradamus: al parecer, el niño ya había descubierto que el
conocimiento de los signos era un rasgo atractivo, que al mismo tiempo
fascinaba a las niñas e irritaba a los maestros (¡lo que evidentemente
demostraba una buena economía de propósitos para un adolescente!).
Siempre estuvo muy ligado a su hermana Martine, cuyo nombre es el
femenino de Marte. Al ingresar en la universidad, escogió cuidadosa
mente todas las asignaturas que pudieran auspiciar su obsesión: esta
blecer una observación empírica de la astrología. El reloj interno de
Gauquelin en relación con su Marte retrógrado es un ejemplo tan impe
cable como habría de llegar a ser su trabajo en el campo de la investiga
ción estadística.
Gauquelin se identificó con Aristarco de Samas, el revolucionario
astrónomo griego que se atrevió a sugerir un universo centrado en el
Sol, y también con Copérnico, el hombre que mil ochocientos años des
pués confirmó esta verdad. Michel sentía que el verdadero significado
astrológico había quedado en gran parte oscurecido por los epiciclos de
Tolomeo durante un lapso similar de mil ochocientos años. Sentía que
él podía ser quien atravesara el velo y desencadenara la nueva revolu
ción copernicana en la astrología al regresar en el tiempo para redescu
brir un factor perdido, factor que, según demostró, es operativo en el
llamado «efecto Marte». Gauquelin reconoció su deuda: «Yo no descu
brí el efecto Marte ex nihilo, sino porque existía ya una bibliografía as
trológica. [ ...] Durante su larga historia, la astrología ha conocido más
de un "Aristarco de Samos"».4 Fundamentalmente, Gauquelin encon
tró una vieja espada y supo forjarla de nuevo para convertirla en un
arma moderna.
De manera similar, Johannes Kepler vio facilitado su trabajo astro
nómico por las detalladas observaciones de Tycho Brahe, quien había
anotado con notable precisión el movimiento de Marte. Fue la exacti
tud de las mediciones de Brahe lo que constituyó la base de las leyes del
movimiento planetario establecidas finalmente por Kepler. Gauquelin
atribuyó su propia incursión inicial en la investigación estadística a la
inspiración que le proporcionó el trabajo de estos dos astrónomos. La
primera compilación de datos y de resultados se refería a Marte, que se
encuentra en la «zona plus» de Gauquelin para los atletas. (¡El hecho de
que él mismo fuera uno de los principales jugadores de tenis de Fran-
197
cia, campeón del circuito de los «veteranos», debe de haberle fastidiado
bastante, ya que su Marte no se encuentra en los ángulos cadentes que si
guen al Medio Cielo y al Ascendente, sino en la «zona insignificante»!)
Sin embargo, su Marte retrógrado tenía otros planes para él.
Gauquelin instigó una reforma total en el campo de la precisión de
los datos, además de reunir más datos estadísticos referidos a la fecha
de nacimiento que nadie en ningún momento anterior de la historia de
la astrología. Consagró su vida a la lucha, a caballo entre dos mundos,
el de la astrología y el de la ciencia tradicional moderna. Se encontró
enfrentado con la oposición proveniente de los dos campos: el miedo y
la burla defensiva de los astrólogos «blandos», que consideran la inves
tigación y la estadística demasiado «mecánicas», y la hostilidad y el es
carnio de los científicos.
No libró batalla sólo contra los científicos, sino también dentro del
mundo astrológico, para estimular a los astrólogos a insistir en la inves
tigación de modelos que permitan establecer la astrología como una
ciencia empírica. Implacable en su búsqueda de pruebas, les reprochó
su negligencia y su enfoque poco científico. El grado de tensión gene
rado por la instigación de una reforma o un pensamiento nuevo, o por
la integración de una ideología revolucionaria en la corriente principal
de una disciplina, es aquí un arma de doble filo. Establecer un nexo
entre los astrólogos y la comunidad científica no sólo es una tarea for
midable, sino que incluso quizá sea imposible.
Gauquelin estaba emocionalmente entregado a su trabajo, que com
prometía una gran parte de su yo. La combinación de la pasión, la dedi
cación y la profunda integridad inherentes a Escorpio con su Marte
retrógrado es el sello del auténtico revolucionario. Dar a luz, en condi
ciones arduas y en un medio hostil, a un Minotauro como la «astrología
científica» es lo que en la carta de Gauquelin nos anuncia su Marte en
Cáncer, que da lugar a una guerra, una batalla por la verdad.
La batalla de Michel fue la batalla de un Marte retrógrado, un sím
bolo del revolucionario clásico que sacrifica la felicidad personal en el
altar de una causa colectiva. Compartió sus investigaciones iniciales
con Franc;oise, su primera mujer, y la vida personal de ambos estuvo
consagrada a su trabajo. Sentaron las bases de lo que Gauquelin ter
minó por llamar la neo-astrología. La revolución encabezada por Gau
quelin ha establecido de una vez por todas ciertos absolutos en astrolo
gía, uno de los cuales -el poder de los emplazamientos planetarios
cadentes- sorprendió a muchos astrólogos. En su último libro, Neo
Astrology, Michel habla del trabajo que hizo en los primeros tiempos, y
de la oposición hostil que recibió del grupo, originariamente estado
unidense, CSICOP (Committee for the Scientific lnvestigation of
198
Claims of the Paranormal) a mediados de los años setenta. Se sentía
bajo el constante apremio de llevar a este grupo, ferozmente reacciona
rio, a un entendimiento consciente de la validez de la astrología.
Su Marte estacionario retrógrado, tenso y vibrante de poder conte
nido, lo fue adentrando cada vez más en su trabajo para refinarlo, deli
nearlo y perfeccionarlo. Marte natal retrógrado muestra una frustración
en la relación entre el individuo y su padre, en la que el padre puede
haber cargado con una desilusión o un dolor que el hijo experimenta
de manera muy personal, y que de alguna forma necesita justificar. Se
podría fantasear que el padre de Michel fue un astrólogo frustrado re
signado a ser dentista. El Sol como representante del padre-yo puede,
además, ser proyectado sobre la sociedad como la imagen del padre del
colectivo. Simbólicamente, los científicos son «padres difíciles», la en
camación de la revolución mecanicista, y Michel los combatió como
podía haber combatido a cualquier opresor, a cualquier asesino de la li
bertad de pensamiento. Porque aunque Michel librara su batalla bajo la
égida de la astrología, bien podría haberlo hecho bajo el estandarte de
cualquier grupo oprimido deseoso de obtener solidaridad y de ganarse
la libertad de existir. Percibió correctamente los escrúpulos que sienten
los científicos regidos por el antiguo paradigma, que se estremecen de
miedo ante la posibilidad de que su modelo pueda desplomarse, y el pe
ligro que esto plantea a cualquier sociedad cuyo norte sea la libertad.
No se trata de que Michel fuera un enamorado de la astrología tal como
aparece popularmente, porque sin duda no tenía pelos en la lengua, se
mostraba un poco arrogante y se oponía a toda astrología no fundamen
tada estadísticamente, pero defendía la libertad de pensamiento y lu
chaba por el objetivo de una astrología aceptada en el duro y áspero
mundo de la tecnología.
Como el movimiento del Sol actúa como disparador de todos los ci
clos de retrogresión -por tránsito o por progresión-, delinearé breve
mente los aspectos que fue formando el Sol progresado con el Marte
natal de Michel, iluminando el poder de este planeta retrógrado. El
contacto del Sol ofrece el vehículo para la exteriorización de la energía
encerrada del planeta retrógrado. En la carta de Michel, el Sol progre
sado fue marcando, una por una, las etapas de la evolución en la batalla
de su Marte retrógrado.
Cuando Michel tenía 16 años, su Sol progresado había hecho el pri
mer contacto con su Marte retrógrado progresado en 1944-1945. El Sol
progresado formó una conjunción con su Luna natal a 7 º de Sagitario,
haciendo simultáneamente el quincuncio previo a la oposición con
Marte retrógrado progresado: una señal de la profunda necesidad emo
cional que tenía Michel de descubrir una manera creativa de dominar
199
su variable energía marciana. El primer contacto del Sol progresado
con un planeta retrógrado da el «tono» para su evolución. N atalmente,
en la carta de Michel, Marte retrógrado está dentro del orbe (a 2º) del
quincuncio con la Luna, pero cuando cumplió los 16 años este aspecto
era exacto... ¡recuérdese el mote que le aplicaban de adolescente y su re
curso del chico astrólogo!
El segundo contacto se produjo cuando su Sol progresado, a 29º de
Sagitario, formó una oposición con Marte retrógrado progresado a 29º
de Géminis. En esa época Michel había entrado firme y abiertamente
en el combate. Era en 1965-1966, y ya tenía escritos publicados y había
llevado a cabo otras actividades en el campo de la astrología, creando
graves problemas a los científicos que se le oponían.
El tercer aspecto significativo del Sol progresado a 9º de Capricornio
fue la oposición con Marte retrógrado a 9º de Cáncer en la carta natal
de Michel, que se produjo cuando él tenía 48 años (en 1975-1976), el
mismo año del edicto de los 186 científicos. Esta denuncia formal y pú
blica de la astrología recordaba en muchos sentidos lo que sucedió con
Galileo y la Inquisición. Ese mismo año, la batalla de Michel se inter
nacionalizó y se le hizo una publicidad muy sucia. Él y otros colegas ha
bían tropezado con una fuerza formidable. Ahora su yo (el Sol) tenía
que vivir externamente la batalla interior (su Marte natal retrógrado)
en una confrontación abierta (el Sol progresado en oposición), y Michel
prácticamente estalló.
El CSICOP fue el detonante de la bomba interior de Michel, quien
descargó la munición que, en forma de datos, había reunido durante
toda la vida. A partir de ese momento, se inició el recuento final. El
cuarto y último aspecto que formó el Sol progresado con su Marte pro
gresado en 1988-1989 fue el quincuncio posterior a la oposición, tradi
cionalmente un aspecto de corrección o adaptación de puntos de vista.
Ese fue el año en que Michel formalizó su trabajo y su ideología con el
nombre de neo-astrología, y con ese nombre se celebró una conferencia
en el Matrix Heartcentre.
Trágicamente, Michel Gauquelin se suicidó en su casa de París en
mayo de 1991, apenas tres meses antes de la publicación de su último
libro. ¿Había terminado su batalla? Esencialmente, la revolución ha fi
nalizado, porque ahora se han abierto nuevas puertas, pero su trabajo
ha dejado un legado de responsabilidad que otros tendrán que asumir,
no sólo en el campo de la investigación estadística, sino en cuanto a se
guir estableciendo una astrología seria. 5
200
Fig. 7.2. Sheila
202
no había sentido que tuviera poder alguno sobre su entorno, se creó un
sistema interno de inspección y control. Era obvio que Marte estaba
muy activo, pero no de la manera que normalmente esperamos. Se vol
vió tiránica en su obsesión por perfeccionarse interiormente y organi
zar su entorno. Todo esto terminó provocándole ataques de bulimia y
anorexia a comienzos de la adolescencia.
En la época en que conoció a su marido, Sheila estaba firmemente
establecida como «ayudante»: su Marte se había convertido en un ele
mento de apoyo más bien que de acción. Ayudaba a los demás a hacer
cosas y a alcanzar logros. Entre 1969 y 1975 tuvo cuatro hijos, dos de
ellos gravemente disminuidos y los otros dos sanos. Es imposible con
siderar este tipo de tragedia desde un punto de vista moral. El senti
miento de culpabilidad que Sheila sentía por sus hijos era bastante nor
mal, pero también infantil. Sus emociones jamás fueron más allá de
una rabia impotente, y se autoflagelaba sintiéndose culpable de sus sen
timientos. Ha estado tomando antidepresivos durante más de quince
años, y sólo en los dos últimos ha buscado ayuda para su devastada
psique. Los desencadenantes fueron una progresión y dos importantes
acontecimientos.
En 1989, el Sol progresado de Sheila se movió hasta los 12º de Sagi
tario, y formó una oposición con su Marte progresado a 12º de Gémi
nis. Al llegar finalmente al punto de la oposición progresada Sol-Marte,
ella sintió dentro de sí una tremenda explosión. De repente, empezó a
rebelarse contra las restricciones que se había autoimpuesto y contra la
supresión de sus deseos. Hizo un crucero, conoció a un hombre y em
pezó una grande passion. Este romance de a bordo se prolongó durante
meses; ella volvió a su país y ambos se encontraban los fines de semana
en lugares exóticos. Sheila pensaba en dejarlo todo para entregarse a la
pasión sensual y sexual, y en organizar su complicada doble vida. Puso
en ello tanta energía reprimida que no entendía dónde había estado en
reserva todo aquel poder. Astrológicamente, había esperado aquella
oposición durante cuarenta y cinco años, de modo que el resultado de
la confrontación entre el yo servil y el Marte reprimido podía ser algún
tipo de manifestación dramática.
Desdichadamente, las liberaciones no siempre son felices. Ese
mismo año, en ausencia de la madre, diez meses después de la inicia
ción de la aventura, su hija menor murió mientras dormía. En vez de
verlo como una liberación misericordiosa y pacífica para su hija dismi
nuida, Sheila lo vio como un castigo (todavía más castigo) por su com
portamiento. Entonces afloró el viejo Marte en toda su furia, atacando
y destruyendo. Fue en este momento cuando por primera vez acudió a
una consulta astrológica, centrada principalmente en sus sentimientos
203
de enojo y rabia, que otra vez la iban arrastrando a la depresión y a la
sensación de desvalimiento.
Al estudiar las progresiones se han de evaluar también los tránsitos,
y el año de la oposición progresada Sol-Marte, Saturno en tránsito es
taba en cuadratura con su Mercurio natal y, en su debido momento,
con su Sol natal en Libra. La combinación de Marte y Saturno, espe
cialmente considerando que Sheila tiene en su carta natal una conjun
ción de estos planetas, es una lucha con los impulsos y los mecanismos
de control de la psique. La evolución interior tendente a liberar el
Marte reprimido en el punto de oposición se dio junto con una expe
riencia interna relacionada con el tránsito de Saturno. En el preciso
momento de la liberación, a Sheila se le impuso enérgicamente el re
cuerdo de sus límites y responsabilidades personales en la familia (Sa
turno en tránsito por la cuarta casa). Muy deprimida, agorafóbica y casi
inmovilizada por el encuentro de estos dos símbolos antitéticos, volvió
a iniciar un tratamiento con antidepresivos, pero esta vez, además,
buscó ayuda profesional.
La febril culminación que en el caso de Sheila llegó con la oposición
Sol-Marte es evidentemente extrema, como lo son también sus mani
festaciones, pero en ello hay una verdad válida para todos. No cabe
duda de que la oposición marcó, en varios asuntos, una línea divisoria.
Su Sí mismo le exigía que creciera más allá de su caparazón, que explo
rase más su naturaleza, y específicamente las restricciones que había
impuesto a su función marciana. El carácter extremo de la manifesta
ción está en proporción directa con el grado de conmoción interior. En
el curso del año de la oposición y del siguiente, Sheila se enfrentó con
los extremos de su estado emocional. Al dirigir esta experiencia en una
vía de autodesarrollo, empezó a verla como una oportunidad de ir más
allá de su vieja pasividad autolimitadora, hacia el objetivo de alcanzar
una independencia con la que previamente apenas si había soñado.
Marcia
Eros, esa esencial fuerza generadora de vida que tiene una doble faz,
como Jano, y vigoriza a la vez que debilita, forma parte del dominio de
Marte, y también del de Venus. La sexualidad, que no es más que un
aspecto de la energía erótica, es más difícil de expresar abiertamente
para quienes tienen a Marte retrógrado. En algunos individuos, este
eros deprimido es el resultado de algo que les aconteció o que presen
ciaron; en otros es simplemente su inclinación innata. Sin embargo,
todas las experiencias que rodean las progresiones de Marte retrógrado
204
Fig. 7.3. Marcia
205
otros amigos. Durante lo que empezó como un juego inocente, se dio
cuenta de que una serie de roces y contactos le provocaban profundos
sentimientos de ansiedad e intentó hacer señales a su madre, quien,
pensando que su hija lo hacía a modo de juego, siguió conversando. Lo
que estaba sucediendo era, sin duda, una vejación sexual. Marte es el
regente de su Aries en la casa ocho, y el Sol es el regente de su Leo en la
once: el abuso sexual cometido por un amigo de la madre es un ejemplo
casi demasiado exagerado.
El incidente movilizó una cadena de reacciones psicológicas que es
taban empezando a aflorar en el momento de la consulta: el Marte pro
gresado de Marcia se encontraba a 2 º de Cáncer formando un quincun
cio exacto con el Sol progresado en Acuario, al mismo tiempo que
estaba en oposición con el Sol natal. Ella estaba en análisis, haciendo
valientes intentos de adaptarse al recuerdo de este episodio -la primera
de una serie de violaciones-, que tuvo lugar durante la oposición del
Sol progresado con Marte progresado a los 7 años. A los 1 O años,
cuando el Sol progresado formó una oposición con su Marte natal, fue
un tío el responsable de la agresión sexual, que se repitió a los 16 a
manos de un extraño.
Marcia me contó que había sepultado el recuerdo del incidente en la
piscina, que sólo lo había recordado años después, y solamente ahora
que estaba en análisis se sentía capaz de enfrentarse con sus repercusio
nes. Su fallido intento de llamar la atención de la madre durante aque
lla primera experiencia sexual la dejó con el sentimiento de una trai
ción femenina, y más adelante no había podido decidirse a contar el
episodio a su madre. Parte del problema, tal como lo identificaba la
propia Marcia, era que tenía dificultad para establecer vínculos con las
mujeres. De hecho, parecía que éstas no confiaran en ella, y en su pa
sado había varios incidentes en los que la habían acusado de flirtear
con los maridos o amantes de sus amigas o de intentar abiertamente se
ducirlos. Ella se declaraba inocente de estas acciones, y yo podía ver
que no tenía la menor conciencia de su propia carga erótica ni de su na
turaleza competitiva. En un nivel profundamente inconsciente, equipa
raba a un abandono el hecho de que su madre no hubiera atendido sus
desesperados intentos de llamarle la atención y pedirle apoyo durante
el episodio de la piscina; aunque las violaciones posteriores no habían
contado con la complicidad materna, ella llegó a considerar que todas
aquellas experiencias eran en parte culpa de su madre. Es frecuente que
las mujeres molestadas sexualmente por los hombres de la familia se
quejen más adelante de que la madre no las ayudó.
De niña, Marcia no habría buscado una experiencia sexual con un
adulto, pero cuando sucedió, la archivó instintivamente en un lu-
206
gar seguro: en el inconsciente. A los seis años, sublimó sus normales
sentimientos eróticos porque habían sido estimulados por proposicio
nes no deseadas, y su resultado fueron sentimientos de disgusto y de an
siedad. Todas las pasiones que tienen que ver con Marte -enojo, con
quista, eros, libido, impulso y competitividad- se interiorizan cuando
el planeta está retrógrado, pero eso no significa que estén inactivas.
Aunque conscientemente no hacía el menor intento de seducir al com
pañero de una amiga, Marcia emitía claras señales inconscientes que
ambos miembros de la pareja captaban. Cuando su amiga se lo indicó,
ella se sintió herida y ofendida, otra de las facetas de su Marte retró
grado.
Al analizar su necesidad de ser competitiva y de hacerse valer en su
entorno (Marte en la décima casa en oposición con el Sol), y subrayar el
hecho de que su yo florece en una buena batalla, hablamos de las mane
ras de usar esa energía inconsciente de forma más consciente y en fun
ción de su carrera. Pero la esfera emocional seguía siendo muy turbu
lenta; su primer contacto con la sexualidad todavía la llenaba de un
sentimiento de rabia y de vergüenza que le creaba dificultades para
mantener una relación amorosa prolongada. Inconscientemente, Mar
cia se sentía más segura llamando la atención de hombres ajenos, acari
ciando su yo herido con inofensivos flirteos y destruyendo las relacio
nes que tenía con sus amigas.
Durante el retorno de Saturno en su carta, Plutón en tránsito formó
una cuadratura con su Venus natal a 16 º de Acuario en la quinta casa, y
Venus progresado hizo conjunción con su Luna natal en Piscis. Enton
ces Marcia tomó clara conciencia de la pauta emocional que se había
iniciado cuando tenía 6 años. Furtivamente, habían obtenido de ella un
contacto sexual, y aunque su código ético consciente no aceptaba la se
ducción -es más, negaba que aquello estuviera sucediendo-, incons
cientemente aceptaba el papel de quien desea lo prohibido y lo obtiene
seduciendo.
Lo que se reprime debe aflorar de alguna manera. Cuanto más seve
ramente se controla una emoción o un sentimiento, más espectacular
será el despliegue que de ello resulte. Marte quiere destacarse. Tal como
vimos ya en los mitos, sabe lo que quiere y lo obtendrá por el método
que sea, sin tener en cuenta las repercusiones.
207
algo nuevo porque están enfadadas con lo viejo o lo perciben como un
insulto. Como ya he dicho, es un factor dominante en las cartas de las
feministas del siglo XIX, pero no en las del siglo xx. Y esto tiene sen
tido, puesto que la batalla que ellas libraron ya estaba ganada. Marte
aún sigue apareciendo retrógrado en las cartas de figuras destacadas en
los orígenes de ideas nuevas y revolucionarias, donde la cólera personal
puede cumplir la función de reunir la que bulle en el colectivo, como
sucedió por ejemplo con Lech Walesa, el papa Juan Pablo 11, Sigmund
Freud y Martin Luther King.
Un Marte aislado puede plantear inequívocos problemas si el horós
copo no respalda su abundancia de energía. En algún profundo nivel de
sí mismo, el individuo se siente dolorido y herido, y la verdad es que
puede tener buenos motivos para ello. Sin embargo, una furia ciega sin
un motivo por el cual combatir crea un debilitamiento, y es probable
que en vez de reunir la cólera del colectivo, albergue todos los comple
jos no resueltos con que carga la persona. Lizzie Borden, que fue acu
sada -pero no condenada- de haber matado a sus padres con un hacha;
Yoko Ono, cuya relación feminista y anticonvencional con John Len
non fue descrita por ambos como una total inversión de papeles, y Joan
Crawford, cuyos hijos no veían en ella a la fascinante estrella sino a una
madre que los maltrataba horriblemente, todas ellas son mujeres que
muestran un Marte indiferenciado, y albergan una rabia global que no
encuentran dónde depositar. Sin duda, los talentos de Crawford y Ono
son indiscutibles, pero eso no les granjeó las simpatías del público en
general, y muchas personas las veían como pantallas perfectas para pro
yectar en ellas su propia cólera indiferenciada.
Un Marte aislado no sólo puede congregar la totalidad de nuestros
propios complejos, sino que también puede reunir la cólera del colec
tivo, que al final termina por envenenarlo. Idealmente, una persona así
debería ser muy consciente de su propia sensibilidad ante las neurosis y
las angustias colectivas y, a través de esa misma conciencia, esforzarse
por crear alguna vía especial de liberación o descarga. Este Marte es el
pionero en un horóscopo, sumamente inventivo y valiente, pero nece
sita tener arraigo en la tierra y un foco concreto. Que esto se logre prac
ticando un deporte, escribiendo, pintando, construyendo, luchando por
una buena causa o con cualquier otra forma de liberación disciplinada
y concentrada, dependerá de cada individuo.
Las empresas revolucionarias firmes alivian la presión interior pro
veniente de Marte retrógrado, obligándolo a exteriorizarse y a manifes
tarse en una lucha abierta. La necesidad intrínseca de estallar que tie
nen los individuos con Marte retrógrado se puede dirigir muy bien
hacia la liberación de otras personas de la opresión, con lo cual se es-
208
tará sirviendo a dos amos: el impulso del propio daimon y la necesidad
colectiva de contar con héroes y campeones.
Pueden darse casos de agresión pasiva entre los individuos que tie
nen a Marte aislado, pero también pueden incitar a calentar los ánimos,
a crear tumultos a su alrededor y escapar luego ilesos pero sintiéndose
en alguna medida víctimas. Se necesita tiempo, conciencia, esfuerzo y
un poco de suerte para incorporar a Marte a la dinámica de la carta, de
tal modo que no se quede fuera esperando que le peguen, ni ande por
ahí castigando al azar a todo aquel que se le acerque.
Un Marte retrógrado aislado puede mostrar síntomas como migra
ñas, infecciones, propensión a los accidentes, ansiedad sin causa apa
rente y diversos tipos de reacciones fóbicas. Si Marte es el asa de un di
seño en cubo, entonces el peligro de que se proyecten el odio, la furia y
los sentimientos apasionados sobre otras personas es una posibilidad
muy real, algo así como la manifestación negativa del rebelde con causa.
Annie Besant
Lizzie Borden
Al Capone (también NE, PL retrógrados)
Joan Crawford
James Dean (también JU, NE, PL retrógrados)
Mamie Eisenhower (también NE, PL retrógrados)
Betty Ford
Sigmund Freud
Judy Garland
Michel Gauquelin (MA estacionario retrógrado; también JU, UR, PL,
retrógrados)
Ira Gershwin (también NE, PL retrógrados)
Lilliam Hellman (también UR retrógrado)
Jesse Jackson (también SA en conjunción con UR retrógrados)
Papa Juan Pablo 11
James Joyce (también UR retrógrado)
Billie Jean King (también JU, SA, UR, PL retrógrados)
Martin Luther King
Henry Wadsworth Longfellow
Gustav Mahler (también NE retrógrado)
Thomas Mann (también JU, SA retrógrados)
Wolfgang Amadeus Mozart (también el Sol en oposición exacta con NE
retrógrado)
209
AnaYs Nin (en trígono con PL retrógrado)
Annie Oakley (en oposición exacta con Venus)
Yoko Ono (también JU, NE, PL retrógrados)
Blaise Pascal
Franklin D. Roosevelt (también UR, PL retrógrados)
Lech Walesa
Mae West (MA como asa del cubo; trígono exacto del Sol con JU retró
grado)
Virginia Woolf (también UR retrógrado)
210
8
Júpiter natal retrógrado
EL JÚPITER MITOLÓGICO
212
síaco del ecstasis significa, literalmente, «estar fuera de uno mismo»,
un estado inducido por el vino que lleva al enthousiasmos, o sea, a estar
colmado por el dios. Que estos rituales tuvieran lugar en las montañas,
lejos de la ciudad, indica que para tener la vivencia del dios interior es
necesario estar en un ambiente natural, porque uno debe distanciarse
de la influencia cultural (las costumbres de la época) para participar en
esta experiencia religiosa. Se trata de un estado que hoy se puede alcan
zar de muchas maneras alternativas, pero el recurso de los antiguos
adoradores era el vino. Aristóteles equiparaba este estado de enthou
siasmos con la katharsis, mediante la cual, la representación de una tra
gedia desempeñaba una función psicológica sanadora, una expurgación
del alma que aliviaba al espectador, permitiéndole participar en el
drama de forma indirecta.
En el papel de agente de Zeus, la purga ritual de Dionisos actuaba
como un remedio homeopático para la abdicación de toda responsabili
dad. En su libro The Greeks and the Irrational [Los griegos y lo irracio
nal], E. R. Dodds dice: «Su función psicológica era satisfacer y aliviar el
impulso a rechazar la responsabilidad, un impulso que existe en todos
nosotros y que en determinadas condiciones sociales puede volverse
irresistible». 2 Esta forma de «locura», de posesión por parte de un dios
o de entrada de un dios en la propia alma, se relaciona también con
otras formas de locura divina que elevan la conciencia llevándola más
allá de la mera autoconciencia. Uno está fuera de sí mismo, al lado de
sí mismo, más allá de sí mismo.
Las hijas que Zeus tuvo con Mnemósine, las nueve Musas, elevaban
fuera de sí mismos a los artistas, poetas y pensadores, y les dictaban un
conocimiento inspirado. Aunque se las consultaba, y no aparecían sin
que se las llamara, Platón incluyó su presencia en sus análisis de la lo
cura divina. Sin embargo, para la tradición las Musas proporcionan in
formación y no necesariamente inspiración. A Júpiter también se lo
asocia con los poetas y los artistas, esos individuos que deben ence
rrarse en sí mismos, apartándose de la influencia de la sociedad y de la
experiencia mundana, aunque sólo sea durante períodos muy breves,
con el fin de recibir la información correcta (divina).
Desde los primeros tiempos se conoce a Zeus como el administra
dor de justicia, pero también aparece con frecuencia como un dios au
tocrático y dado a toda clase de excesos. Según los datos que nos ofrece
la literatura antigua, la justicia de Zeus parece ser de un tipo bastante
específico. Él no tenía que comportarse de acuerdo con las máximas
213
«conócete a ti mismo» y «nada en demasía» inscritas en las bóvedas de
Delfos, porque era un inmortal. Pero, sin embargo, aseguraba que todos
los mortales, incluso los héroes, han de permanecer dentro de su moira,
su suerte. Porque el «conócete a ti mismo» significa, no psicológica
mente, sino como mortal, «conoce tu mortalidad», y «nada en dema
sía» era una exhortación contra el orgullo desmesurado, y Zeus estaba
exento de todo ello, porque su dominio era el de los inmortales. Enton
ces, la justicia de Zeus es, en realidad, una inhibición divina de la intro
misión humana más allá de la esfera propia de los hombres.·
Cuando se los exagera, los rasgos jupiterianos son muy semejantes a
los de Zeus en virtud de los cuales nos sentimos inmortales e invulnera
bles, por obra de los cuales todo es posible y nada es demasiado. La
exageración, la prodigalidad, el exceso en todas sus formas y el hecho
de desafiar a los dioses son privilegios adolescentes que no han de man
tenerse en la edad adulta. En efecto, es frecuente que comparemos los
rasgos saturninos del senex con las extravagantes características jupite
rianas del puer, que son la prerrogativa de Zeus-Júpiter y no correspon
den a un mortal maduro y sensato, que valora la vida.
En el pasaje de la Odisea citado al comienzo del capítulo, Zeus se
queja ante los demás dioses de que los mortales los culpan a ellos de en
viarles el mal, mientras que la verdad es, según él, que sólo a sí mismos
deberían culparse, porque los dioses siempre envían un mensajero para
advertir a los mortales de los peligros que les amenazan. Con frecuen
cia, el mensajero es Hermes, pero, por ejemplo, fue Atenea quien guió a
Ulises en su viaje de regreso desde Troya. Es bien sabido que los dioses
ayudan a aquellos que se ayudan; el mensaje implícito en esto es que
cada uno debe reconocer y asumir la responsabilidad de sus propias
acciones. Hay siempre reglas no escritas que se aplican al comporta
miento, tal como hay implicaciones tácitas en lo que nos motiva a
actuar. El Zeus arquetípico puede «despojarnos de nuestra cordura» y
por lo tanto llevarnos a la ruina, y también recompensarnos como hé
roes por la acción adecuada. Tanto en la vida moderna como en la mí
tica, estas misteriosas e imprecisas reglas para la motivación y el com
portamiento a menudo se descubren mediante un proceso de ensayo y
error. .. algo así como andar por un campo minado sin confiar más que
en el instinto para evitar la explosión.
Zeus-Júpiter encarna también los problemas relativos a la culpa y la
vergüenza. Estos dos términos tan cargados se aplicaban a la transición
desde una cultura olímpica dominada jerárquicamente a una sociedad
democrática humana basada en la mortalidad. Para diferenciarlos, el
antropólogo J. K. Campbell escribe (las cursivas son mías):
214
Tanto la culpa como la vergüenza son estados de conciencia, pero mien
tras que la vergüenza se refiere al fracaso de un hombre que intentaba
aproximarse a algún patrón de conducta ideal, la culpa y el pecado perso
nal se refieren a la transgresión de límites prohibidos. La vergüenza se re
laciona con el fracaso, especialmente en comparación con el logro ajeno.
Tiene una sanción externa en el abandono social, que en alguna medida
acompaña siempre a la vergüenza pública. El sentimiento de culpa, por
otra parte, es la consecuencia de actos que desajlan los mandamientos de
Dios, tanto en las relaciones entre el hombre y Dios como en las respon
sabilidades sociales derivadas de la común pertenencia a un grupo. Es
cierto que un acto puede provocar simultáneamente sentimientos de
culpa y de vergüenza. Cuál de los dos términos se use dependerá de si
se considera el acto de forma más general en su aspecto de transgresión, o
como un fracaso en el objetivo de estar a la altura de un patrón ideal de
comportamiento. 3
215
giosos, de transgresión, blasfemia o traición; no es el sentimiento de
culpabilidad por haber robado caramelos, dado un pellizco a la herma
nita o haber cortado las flores del jardín de la anciana de al lado. Lo
que más se asocia con el dominio de Júpiter es una profunda sensación
de decadencia moral y el miedo a una suprema represalia. El planeta
inspira el temor de ser un recipiente contaminado o la víctima de
«miasmas», es decir, de influencias malignas, lo que nos lleva de nuevo
a la idea de una expurgación ritual o una participación indirecta a la
manera de un remedio homeopático para elevarse más allá de cualquier
techo y perder todas las fronteras que delimitan el yo.
Otro de los dominios de Zeus era el de la protección de los foraste
ros. Esto es muy apropiado a la luz de las descripciones astrológicas tra
dicionales, para las que Júpiter, Sagitario y la casa nueve tienen que ver
con los extranjeros, las actividades interculturales e internacionales, los
viajes largos, las capacidades lingüísticas, los intereses étnicos, etcétera.
Cuando Zeus se presentaba de esta manera, se lo llamaba Xeinios. Zeus
y Hermes tienen papeles sutilmente similares, en cuanto Zeus es el pro
tector de los forasteros y los visitantes, los que están entre dos lugares
conocidos, encaminándose firmemente en pos de un objetivo, y Her
mes es el patrón de los desventurados viajeros que se encuentran en
algún lugar en ruta, pero sin destino conocido. Es fácil confundir las
funciones de Júpiter y Mercurio en el horóscopo debido a esta simili
tud, pero en Júpiter siempre hay un tono moral o de principios que
lleva implícito un compromiso de honor más elevado que en el caso de
Mercurio.
216
lico que específicamente corresponde a la sociedad y sus necesidades, y
que se relaciona con la evolución de nuestro superyó. El superyó de
pende de dictados y límites impuestos desde afuera, en los ámbitos
donde la exploración y la expansión están limitadas por la sanción de
voces externas a nosotros mismos, como los padres, la familia y el espí
ritu social de la época. En ausencia de tales influencias, no podríamos
ni siquiera hablar de los problemas de la culpa y la vergüenza. Tal
como ya he dicho, Saturno se encuentra con más frecuencia asociado
con sentimientos de culpa, y Júpiter desempeña un importante papel en
las dimensiones que tienen que ver con la vergüenza.
De niños, el efecto de nuestra exuberancia y nuestro orgullo desme
surado varía: los demás tanto pueden encontrarnos encantadores como
alarmantes. Salir corriendo a la calle sin mirar, tragarse el jabón lí
quido, volcar una olla con agua hirviendo, trepar escaleras arriba sin
preocupación alguna por la manera de bajar, son actividades normales
para los pequeños mortales. La niñez no conoce límites. Librados a sus
propios recursos, quizá los niños descubrirían, gracias a los arbitrarios
designios de los dioses, cuáles son sus dimensiones y sus capacidades,
pero tal vez no sobrevivirían. Sin embargo, si les explicamos las leyes
naturales del universo en un tono razonable, y conseguimos que entien
dan por qué son peligrosos los acantilados, nuestros descendientes fi
nalmente aprenden a no seguir avanzando hacia el abismo. Si hacemos
que se avergüencen de su inocente comportamiento (recuerden que no
hay motivo para ello), entonces empiezan a formarse una idea desfigu
rada del crimen y el castigo, y también de su propia capacidad para
arreglárselas y lograr sus fines. Además pueden llegar a tener una visión
distorsionada del poder del dios bajo la forma de un control mortal, y
sentirse entonces impuros y sórdidos. A la inversa, también podrían
crecer con un complejo de deidad o un síndrome de «niños divinos»,
en virtud del cual todo el mundo se equivoca, salvo ellos.
Las relaciones Sol-Júpiter en el tema natal simbolizan nuestro deseo
intrínseco de desarrollar el potencial que nos ha sido asignado. Tam
bién pueden indicar una tendencia a extralimitarse. Además, la rela
ción entre el Sol y Júpiter expresa la forma en que percibimos cómo nos
recibe nuestro entorno en cuanto seres sociales en crecimiento, origina
les y capaces de efectuar nuestro aporte. ¿Somos por naturaleza expan
sivos y dados a la experimentación, extravertidos y enérgicos? Ese ca
rácter emprendedor, ¿fue estimulado y aplaudido, o bien fue aplastado
por un progenitor excesivamente temeroso o autoritario, o simple
mente muy ocupado? ¿O somos de tipo cauteloso y no nos interesa en
particular ir más allá del jardín de casa? El contento innato que sentía
mos en nuestro propio espacio de juego, ¿fue considerado antisocial,
217
grosero o motivo de vergüenza por un progenitor más gregario, o más
ambicioso o extravertido?
El «Júpiter interior» contiene todos los aspectos nacientes de la jus
ticia personal, la percepción de lo que está bien y lo que está mal para el
individuo. El Sol y Júpiter en Capricornio, por ejemplo, pueden sentir
una gran curiosidad por lo que hay más allá de la puerta del jardín,
pero quizá no quieran salir de viaje. Una persona de este tipo puede
emprender, por ejemplo, estudios de antropología antigua, mantenién
dose en los confines de la universidad en vez de viajar sin limitaciones
de un sitio a otro. El Sol en Aries con Júpiter en Cáncer puede sentir
una gran atracción por la aventura, pero ser más feliz convirtiendo su
hogar en una parada intermedia para amigos lejanos que sí viajan.
Estas personas tienen que encontrar una manera de ser a la vez el Sol
y Júpiter, de no sentirse mal con su propio estilo personal de creci
miento.
Con Júpiter como vehículo no sólo de la expansión solar, sino tam
bién del deseo de ver alguna forma de divinidad en la naturaleza, el
símbolo se vuelve más complejo. Parece ser un planeta tribal, en la me
dida en que instintivamente funciona como un mecanismo de regreso
al hogar, un sensor que nos permite encontrar la clase de gente ade
cuada para nosotros. Al ser por naturaleza sensible a los forasteros y los
extranjeros, nos guía hacia nuestros grupos sociales naturales. Y la
cuestión no es si estos grupos y colectivos tribales están fuera de los va
lores sociales normales: tanto punks como hippies, cabezas rapadas,
yuppies, aristócratas, artistas, intelectuales, revolucionarios y demás
tienen, todos, su propia ética y sus propios límites. El radar de Júpiter
encuentra nuestra identidad colectiva y nos sitúa en nuestra «zona de
comodidad». Además, dentro de estos límites encontramos nuestra
identidad individual al expresar nuestras creencias, códigos y prejui
cios. Esto identifica automáticamente a Júpiter como un elitista, el je
rárquico y autocrático planeta interior.
218
La naturaleza polimórfica del dios Júpiter y la profundidad y la ampli
tud de su influencia, hacen que resulte difícil aislar características defi
nitivas para asignárselas al planeta astrológicamente. La mayoría de las
palabras clave y de los rasgos asociados con Júpiter son abstractos y fi
losóficos, fáciles de traducir en formas de expresión muy variadas y
difíciles de describir. Esto se debe en parte al hecho de que las caracte
rísticas jupiterianas se van transformando a través de las épocas y las
culturas, y parece que su influencia cambiara con las fluctuaciones y
las creencias sociales. Por ejemplo, lo que en una cultura se considera
bohemio, en otra es una tranquila vida campesina. O bien lo que para
una época es bohemio puede haberse incorporado a la clase media en
la generación siguiente. Aunque, como deidad suprema del panteón
griego, la posición de Júpiter fuera absoluta y su palabra definitiva, las
reglas implícitas que encarnan las culturas y las sociedades siempre
fluctúan con el carácter religioso y moral de la época. Las fronteras y las
definiciones, bajo la forma de credos y leyes, están efectivamente suje
tas a cambio.
La relación entre el Sol y Júpiter es de recíproco apoyo y comple
mentaria; es más, Júpiter-Zeus era un legislador, representante de He
lios, tal como lo era Apolo. Parece que el Sol se confabulara más fácil
mente con Júpiter, ¡incluso cuando están en quincuncio o en oposición!
El papel de Júpiter en el desarrollo del yo bien podría consistir en en
grandecerlo periódicamente de un modo excesivo, para que tenga la vi
vencia de sus límites y su mortalidad.
Los rasgos comunes más fuertes que se encuentran en los horósco
pos con Júpiter retrógrado son: un trasfondo social o religioso escin
dido; un progenitor revolucionario; un ambiente familiar de insatisfac
ción y de inquietud, o en el que la posición social era considerada
nítidamente importante, en un sentido positivo o negativo; un senti
miento del valor o de la aventura exagerado; una visión estrecha de la
educación, con la sensación de ser intelectualmente inferior, la obse
sión por la investigación o una educación unilateral; una identificación
apasionada con la organización tribal.
Es frecuente encontrar a Júpiter retrógrado en las cartas de personas
con un sentimiento instintivo de la justicia que no se corresponde con
la idea familiar de lo que es un comportamiento adecuado, y sienten
que deben dejar su ambiente de origen, a veces literalmente emigrando
o abandonando su ámbito cultural, para encontrar su propia y personal
«tribu».
Ambos trígonos indican un tipo de persona indolente, que se siente
dotada en algún sentido, y con frecuencia lo está. U na íntima sensación
de corrección y rectitud moral puede manifestarse ocasionalmente
219
como complacencia y falta de ambición, una preferencia por dejar que
«sea lo que los dioses quieran» en vez de trabajar con asiduidad en pro
yectos a largo plazo. Su profundo e íntimo conocimiento de ser alguien
privilegiado, si no tiene el contrapeso de otros aspectos más humildes
en el horóscopo, emerge en la personalidad haciendo que el nativo se
muestre como el «número uno» o el «niño divino». La confianza inte
rior en el apoyo de los inmortales puede dar como resultado un orgullo
desmesurado, una excesiva expansión de los propios límites y un exage
rado sentimiento de omnipotencia.
La oposición del Sol con Júpiter se expresa en un autoengrandeci
miento en el que se magnifica el poder del Sol como vehículo del yo, y
los sentimientos de omnipotencia inundan al individuo. Las fases ma
níacas a menudo son contrapesadas por su opuesto: un desmesurado
sentimiento de inadecuación o, cuando es positivo, de humildad. El
tono moral puede ser muy vibrante en la oposición Sol-Júpiter, pero en
ello quizá se encuentre subyacente el miedo. De esta angustia suele re
sultar mucho trabajo, un coraje y un optimismo tremendos, una fe só
lida y operativa en una deidad o poder supremo, y la capacidad de ins
pirar a otros transfiriendo un espíritu interior a través de la materia. El
humor, una forma de curación cósmica, no es inaccesible para los jupi
terianos, que pueden reconocer su relativa falta de importancia en el es
quema global de las cosas.
Si el Júpiter natal está directo al nacer y se vuelve retrógrado por
progresión secundaria en el curso de la vida, el año de la estación retró
grada iniciará una época de alejamiento gradual de las viejas creencias,
ya superadas, y del comportamiento mecánico. Es probable que los va
lores superficiales, o los que no concuerdan con un sistema central de
creencias, sean descartados. El nativo puede abandonar una profesión
que quizás haya durado más que el propósito al que servía, o tal vez se
ponga de nuevo a estudiar para adquirir mayores conocimientos o
avanzar en su carrera.
A la inversa, es probable que se aventure en el mundo, si de alguna
manera ha estado viviendo fuera de él, en busca de las vivencias ínti
mas que necesita para equilibrar y encarnar de forma adecuada su
senda espiritual o religiosa. Se produce algún tipo de rito de iniciación
interno. Si ha seguido ciegamente una senda ordenada desde afuera,
puede que se le exija una nueva dirección a través de una serie de prue
bas de fe, para ver si es fiel a su propio centro y capaz de aguantar que
el mundo exterior vaya perdiendo cada vez más importancia. Una he
rida o lesión grave del espíritu puede necesitar atención, en especial si
el nativo se ha vuelto demasiado orgulloso y cree que el Sol o el yo es
quien controla el alma. La retrogresión implica que el planeta se inclina
220
ante el Sol, devolviendo el poder a su fuente, y de todos los planetas, Jú
piter es el que corre mayor riesgo de perder la perspectiva con respecto a
su importancia relativa en el universo.
La estación retrógrada va seguida entre cuatro y seis años después por
el trígono del Sol progresado con Júpiter, que señala el punto de incorpo
ración del territorio recientemente explorado. En esta época, el nativo se
siente más en armonía con la realidad cambiante y con la inversión de
los valores egocéntricos. Idealmente, esta es una época de mucha paz: el
mundo de la forma y de los valores sociales tiene poca importancia y la
persona ha aprendido alguna valiosa lección de humildad -no de humi
llación- que añade profundidad, fuerza y autenticidad a su visión de la
vida. Quizá ya no sea necesario que se atenga a la senda elegida, ni que
hable con avidez de sus creencias, y en cambio sea suficiente con que las
viva felizmente, en paz y armonía con las leyes de la naturaleza. La gente
puede encontrarse más cómoda con los elementos más básicos de la
vida, como el cuerpo y sus exigencias, con un estilo de vida más sencillo
y menos complicado que refleje una armonía interior, o una relación sin
cera basada en la igualdad y no en la sumisión y la dominación.
Si Júpiter está retrógrado en la carta natal y en el transcurso de la
vida se vuelve directo por progresión, el año en que se produce su esta
ción directa señala un punto decisivo en el sendero de la vida, exigiendo
al individuo una participación más extravertida. Es decir que parecerá
como si todo lo que ha hecho hasta ese momento hubiera sido un experi
mento todavía no puesto a prueba en el mundo. La estación viene anun
ciada entre tres y cinco años antes por el trígono del Sol progresado con
Júpiter, con el fin de que el nativo se prepare psicológicamente para la li
beración. Un creciente sentimiento de confianza y madurez forma parte
del proceso de la estación directa, una nueva sensación de liberación y de
libertad, de ganas de vivir y de excitación.
Puede que sea necesaria una prueba de valores; quizá la persona
tenga que vivir sus creencias hasta el final, pagando alguna deuda al co
lectivo. Se pasa de ser «aprendiz» a ser «oficial», y en los primeros años
que siguen a la estación, una vez que Júpiter inicia el movimiento di
recto, una gran oleada de poder y entusiasmo por la vida y sus benefi
cios impulsa al nativo hacia su propio destino.
El movimiento directo de Júpiter puede ser la liberación de una in
troversión malsana o improductiva, a medida que la persona se vuelve
más extravertida y menos egocéntrica. Ensanchar horizontes y explorar
tierras nuevas, en sentido literal o metafórico, según la edad y el estilo
de vida de cada uno, pone el sello de la experiencia a las divagaciones
teóricas.
221
Mar/ene
222
Fig. 8.1. Diana
223
námica familiar. Su huida de ellos persigue el objetivo de hallar raíces
más profundas que las de la sangre.
Hay algunas dimensiones de la vida que sólo es posible atribuir al
destino, y en el caso de Diana, la búsqueda de raíces y de valores más
específicos para su ser interior, en vez de aceptar lo que la sociedad
considera adecuado, la ha llevado a obtener un título universitario en
estudios orientados hacia la mujer. Se ha especializado en la historia de
las mujeres durante el siglo XIX, y en la posición social e histórica de la
mujer. Como lesbiana y feminista, ha encontrado inequívocamente su
tribu y su afiliación espiritual, con códigos, una ética y una dinámica
con los que de verdad puede identificarse.
En 1993, el Sol progresado en trígono con Júpiter anuncia la esta
ción directa de Júpiter progresado que tendrá lugar en 1995, y esto de
bería acercarla más a la expresión de su profundo e íntimo deseo de li
berarse de la opresión, no sólo de su familia, sino -con todo derecho
de lo que Diana percibe que ha hecho la sociedad con la situación de la
mujer. Yo me animaría sin temor a predecir que Diana encontrará muy
gratificante lo que haya logrado para sí misma cuando llegue ese año,
en que no sólo habrá matado un dragón, sino que también habrá recu
perado su tesoro. En el curso de la expurgación ritual, su íntimo senti
miento de poder ya no dependerá de la rebelión y la cólera, sino de la
incorporación y la integración de sus valores personales, cuyo resultado
será un yo fuerte y saludable. Sólo entonces podrá liberarse de su fami
lia, y el probable resultado será un mutuo y seguro acercamiento.
Helena Blavatsky
224
dado a la frivolidad ni a las alegres actividades propias de los contactos
Sol-Júpiter. Su genuina lealtad a un principio organizador omnisciente
basado en leyes secretas (la Luna en oposición con Plutón y en trígono
con Júpiter), pero naturales (physis), se genera directamente en lo que
también podría haber sido un sentimiento exagerado de su destino per
sonal. El hecho de que sus enseñanzas hayan sido, y aún sigan siendo,
una fuente tan rica de inspiración demuestra que en su obra hay un fac
tor misterioso: sin más ayuda que el horóscopo no se puede decir cómo
van a manifestarse los principios básicos de la influencia o la disposi
ción de los planetas.
Es muy probable que Madame Blavatsky fuera una persona difícil
para convivir con ella, una dogmática obsesiva que, en su pugna por
cumplir su destino, no tolerase interferencias de los simples mortales.
De carácter controlador, tenía poca paciencia para las tareas aburri
das... aburridas para ella, al menos. La magnitud y el detalle de su tra
bajo y sus investigaciones demuestran su capacidad para hacer cosas
que la aburrían, pero lo que hizo con la información que recopiló per
manece en los asombrosos volúmenes de /sis desvelada y La doctrina
secreta. El stellium formado por Marte, Saturno y Mercurio en Virgo en
la casa tres, que fácilmente podría haber actuado como un freno o
como un complejo de inferioridad intelectual, se manifestó en una
meticulosa organización de los detalles. Parece evidente que Júpiter
actuó como una lente a través de la cual fue posible recoger el conoci
miento, seleccionarlo y diseminarlo convertido, finalmente, en una
doctrina.
Si alguna vez sucumbió a un orgullo desmesurado, debe de haber
sido de forma fugaz o poco virulenta, pues hay numerosos ejemplos de
lo que sucede con los «líderes espirituales» cuando su yo se identifica
con un dios. Ninguna de las sanciones retributivas de una deidad im
portunada cayó sobre la cabeza de Madame Blavatsky, y esto es la
prueba de que se mantuvo respetuosamente dentro de sus dimensiones
mortales, propiciando quizás a su daimon por mediación del trabajo,
duro y serio, que se requiere para cumplir las órdenes recibidas desde
lo alto.
El hecho de que Júpiter retrógrado esté en Acuario -el signo de lo
colectivo- en conjunción con Urano, y de que al mismo tiempo sea el
regente de su sexta casa, la de las tareas y el trabajo mundano, liga
su vocación con el esfuerzo necesario para cualquier logro. Con el Sol
en Leo, su identidad personal estaba indudablemente vinculada con su
propósito en la vida, que concretó de una manera admirable.
225
Júpiter retrógrado como planeta aislado,
o como único planeta retrógrado
226
Júpiter, pero que se vuelve especialmente complejo cuando está en la
situación de planeta aislado. A la inversa, el nativo puede convertirse
en el foco de las fantasías religiosas y espirituales de otras personas: sin
contacto con el resto de la esfera astrológica, Júpiter es un telón para la
proyección de lo divino, y su portador puede convertirse en la pantalla
sobre la que otros ven proyectada su propia divinidad. La dificultad
que plantea el hecho de ser un líder espiritual es la posibilidad de termi
nar siendo sacrificado, es decir, pagando una deuda espiritual o moral
que pertenece al colectivo.
Todo esto exige una gran conciencia y una clara visión de la posibi
lidad de ser presa del autoengrandecimiento y de un orgullo desmesu
rado, y por lo tanto es esencial que las personas con un Júpiter alienado
encuentren un trabajo o un proyecto auténticamente altruista, en el que
su satisfacción provenga del trabajo que realizan y no del beneficio que
obtengan. De esta manera, pagan su deuda con la colectividad, y tienen
la auténtica vivencia de la generosidad y la benevolencia inherentes a
Júpiter. El hecho de que otros puedan beneficiarse de sus ganancias,
también ha de ser tenido en cuenta.
Otro problema que se plantea con un Júpiter retrógrado aislado es la
angustia moral: una culpa o vergüenza indiferenciada que surge de un
poderoso complejo de dios del Antiguo Testamento. Para un Júpiter
aislado es demasiado fácil congregar toda la culpa de los siglos y vivirla
como una mancha personal. Con mucha frecuencia, a este nativo se lo
ve en la familia como el arquetipo del niño divino, situación que con
fiere demasiada responsabilidad al niño y provoca mucha cólera en el
adulto. Si el niño especial fracasa en algo, entonces interioriza la ver
güenza, porque sabe muy bien que las divinidades no lloran. Interiori
zar los pecados del colectivo o de la familia, una actitud que puede
traer como resultado la autonegación y el autocastigo, es una patología
propia de esta posición, cuyo resultado puede ser el abuso del alcohol u
otras drogas, trastornos con la comida, un atletismo fanático, compor
tamientos autoagresivos, obsesiones y una sexualidad que tome como
modelo a Zeus.
Lo contrario de esto es el árbitro moral, el líder de masas, autodesig
nado y autoungido, en quien las imágenes grandiosas de sí mismo se in
corporan a una exagerada demanda de poder y de recursos. No se trata
de que su demanda no sea legítima, pero el peligro reside no tanto en el
poder como en el uso que se haga de él. Idealmente, al madurar, un in
dividuo joven y exuberante con estas características termina por encon
trar una senda que pueda conducirle al desarrollo de sus potencialida
des hasta convertirlas en talentos creativos.
Si Júpiter está vinculado con la estructura del horóscopo de tal ma-
227
nera que comprometa al yo de un modo operativo, sus experiencias
puras y sumamente visionarias pueden ser canalizadas a través del in
dividuo, que a su vez transfiere esta visión a los demás. El poder del
planeta aislado puede, pues, actuar como una lente con la que se enfo
can todos los ideales, creando a un individuo notablemente cálido, sin
cero y magnético, cuya presencia confiere valentía a los demás.
Angela Davis
Betty Friedan
Elisabeth Kübler-Ross
Mary Shelley
Bhagwan Sri Rajneesh
228
9
EL SATURNO MITOLÓGICO
229
«devora a sus seres amados»... no hay nada nuevo en estos comporta
mientos. Lo extraño es que, con frecuencia, cuanto más íntima es la re
lación, mayor es el miedo que tenemos de dejar traslucir nuestra debili
dad o nuestra vulnerabilidad. El arquetipo del aspecto creativo que nos
tragamos o que no dejamos nacer es un drama que todos, en mayor o
menor medida, representamos en momentos de cambio.
De múltiples maneras, Saturno retrógrado se presenta como un
hombre preñado. El verdadero crimen de Cronos-Saturno fue su in
tento de preservar el orden establecido suspendiendo el ciclo natural de
la gestación, torciendo la evolución natural. A menos que consiga ser el
rey supremo, Saturno se muestra malhumorado, celoso, confuso e inefi
caz, y asume papeles que no corresponden a sus talentos. Un Saturno
desdichado en la carta natal se presenta con frecuencia como un yo dis
torsionado o innecesariamente limitado; o, por el contrario, se mani
fiesta como una carencia infantil de límites eficaces, que da por resul
tado la construcción de murallas, barreras defensivas y una helada
reserva, todas totalmente innecesarias.
Tradicionalmente, a Saturno se lo identifica con la función mascu
lina, en especial con el principio paterno, pero hay razones para creer
que lo que produce problemas de carácter saturnino o cuestiones de lí
mites en la psicología humana es la confabulación de ambos progenito
res. Cronos-Saturno se tragaba a su propia progenie porque temía que,
al madurar, se separaran de él. Es un mito escalofriante, pero cuya vi
gencia se sigue comprobando repetidamente, de muchas maneras y en
mayor o menor grado, en los tiempos modernos.
La fusión de las casas cuarta y décima, de la madre y el padre, que
encarna Saturno, se infiere de lo que dice Manilius:
230
Estos templos no son las antiguas casas tradicionales, sino sectores del
cielo en donde dominan determinados dioses. No es la astrología tradi
cional, pero es un sistema interesante cuando consideramos el Imum
Coeli y la cuarta casa como el templo de la oscuridad, el testigo miste
rioso y el lugar donde está contenido el legado de los mitos y los secre
tos de la familia.
La cuarta casa está asociada con la Luna y con el útero en la astrolo
gía tradicional; el útero y la tumba están estrechamente vinculados por
su propia naturaleza, ya que ambos contienen lo no nacido. Saturno
enterró a su progenie en su seudo útero y se negó a dejarla nacer; de
hecho, fue necesario inducir el parto. Es mucho, en Saturno, lo que nos
habla de este fenómeno: los límites inciertos y el exceso de limitaciones
son rasgos y fallos suyos. La supresión de los frutos de la creatividad es
una característica de Saturno que puede ser a la vez necesaria y proble
mática, según las circunstancias. Para que del cuerpo o de la mente
surja una creación madura y plenamente desarrollada se requiere una
incubación y un período de gestación adecuados. Si ese tiempo se pro
longa, la situación se vuelve patológica y la inducción se hace obli
gada.
El Sol y Saturno son polaridades naturales, cada una de las cuales com
plementa a la otra. Son, por naturaleza, hermanos y enemigos, el Sol y
la Sombra. U na estructura del yo saludable y contenida es la esencia
positiva de la confabulación del Sol y Saturno, pero se trata de un es
tado que no es nunca un equilibrio estático. En relación con el desarro
llo del yo, la función principal de Saturno es contener y definir al Sol y
darle una forma viable mediante la limitación y la distinción entre «ahí
fuera» y «aquí dentro». Saturno es el principio homeostático del sis
tema psíquico, y se esfuerza por mantener el orden establecido en todas
las situaciones de sufrimiento o de desafío psíquico. Cuando no hay
ninguna circunstancia adversa que incite a la actividad, Saturno actúa
como un conservador de la energía, como un regulador de la ilimitada
radiación del principio solar. Que el Sol sea a la vez el yo y el Sí mismo,
con su mayor profundidad, da testimonio de su omnipotencia y de la
versatilidad de su expresión, pero Saturno actúa como un gobernante
de la función solar y sólo en determinados momentos permite la ema
nación de discretas partículas de radiación, con lo que identifica al yo y
lo canaliza por vías distintivas que luego quedan incorporadas a lo que
llamamos nuestra personalidad.
231
La polaridad Sol-Saturno es la distinción de la encarnac1on que
brinda a los individuos la conciencia de que están objetivamente sepa
rados del ámbito en el que participan:
2. Erin Sullivan, Saturn in Transit: Boundaries of Mind, Body and Soul, Pen
guin, Londres, 1991, p. 14 7.
232
vemos aceptados. En la vida, desde el nacimiento hasta la muerte,
cada confrontación con los parámetros prescritos invoca el arquetipo
saturnino.
El papel que corresponde a Saturno en el desarrollo del yo es el de
guardián y carcelero. Mientras que Marte actúa como la fuerza que ex
terioriza la expresión del yo, y Júpiter como el árbitro moral, Saturno
es el punto de definición más allá del cual ya no es aplicable ninguno de
los valores de la mortalidad. Contenidos dentro de los límites de Sa
turno están el Sol y los planetas inferiores (la trinidad de la identidad) y
los planetas superiores interiores, los que están configurados y defini
dos de acuerdo con los dictados sociales. Las contribuciones de cada
planeta al proceso de civilización del yo son reguladas y verificadas por
Saturno. Sin duda, esto significa que se producen períodos de cristaliza
ción que congelan el desarrollo del yo, y éste queda subordinado a las
presiones provenientes del mundo exterior.
La sepultura de la progenie de Cronos y su posterior liberación pre
cipitaron una larga batalla cuyo resultado fue el establecimiento de un
nuevo orden social: la liberación de la devorada progenie fue el anuncio
del nacimiento de un nuevo panteón. Todos los participantes en este
mito están dentro de nuestra propia psique: el panteón incipiente, el
encierro de múltiples fuerzas que contribuyen a la autoidentificación,
la batalla interior por el derecho al autogobierno y la autoexpresión, y
naturalmente, la primera causa: Saturno.
En su libro sobre este planeta, Liz Greene señala que el Sol y Saturno
están siempre en pugna en el horóscopo, independientemente de que se
encuentren o no en aspecto, pero que cuando forman un aspecto el pro
ceso de desarrollo del yo es más rápido, o se lo percibe como más ur
gente. 3 Los únicos aspectos mayores que se pueden formar entre el Sol y
Saturno cuando éste está retrógrado son el trígono, la sesquicuadratura,
el quincuncio y la oposición (véanse en el cap. 6 las descripciones de los
aspectos mayores entre el Sol y los planetas superiores retrógrados).
Cuando el Sol está en cuadratura con Saturno, este último se encuentra
en alguno de los dos extremos de su movimiento más lento y preparán
dose para la estación retrógrada o para la directa. Las cuadraturas, los
3. Liz Greene, Saturn: A New Look at an O/d Devil, Penguin, Londres, 1990, p.
95. [Hay traducción al castellano: Saturno (Un nuevo enfoque de un viejo diablo),
Obelisco, Barcelona, 1992.]
233
sextiles y la conjunción con el Sol sólo se dan cuando Saturno está en
movimiento directo.
Las dos fuerzas, antitéticas pero simbióticas, del Sol y Saturno están
enfrentadas en una lucha de poder por la supremacía y la autoridad,
pugnando por alcanzar un equilibrio factible entre el poder bruto y el
control maduro. Que entre ambos haya o no un contacto angular exacto
no viene al caso, porque sabemos que la retrogresión es, en sí misma,
un aspecto con el Sol. Saturno contiene y limita por naturaleza, con el
propósito de gestar o crear un yo en continua maduración. Las per
sonas con Saturno retrógrado son particularmente sensibles al entor
no y a sus mensajes subliminales. La pantalla del yo tiene minúsculos
agujeros que dejan libre el paso entre la autoidentidad y la identi
dad socialmente definida. Estos nativos con frecuencia sienten una an
siedad fundamental -que los demás apenas pueden apaciguar, reiterán
doles su aceptación y su aprecio- por ser aceptados y amados tal como
realmente son.
Las personas creativas con Saturno retrógrado suelen quejarse de su
incapacidad para creer en sus propias creaciones. Para ellas es enorme
mente importante que los demás acepten los frutos de su creatividad,
que su ser interior se refleje en el ambiente y sea validado por una me
dición objetiva. Su capacidad para crear depende de que incorporen su
creatividad al orden establecido. Si se quedan demasiado tiempo solas,
empiezan a dudar de su propia existencia y regresan a un estado seme
jante al de la vida intrauterina. Con el fin de equilibrar el aislamiento
que parece necesario para su proceso creativo, hay con frecuencia una
pauta de comportamiento reactiva de socialización extravertida. Inevi
tablemente, la socialización indiscriminada conduce al agotamiento,
y el ciclo de retraimiento, pérdida, reaparición y redefinición del yo
vuelve a empezar.
Para estos individuos, la función del proceso de nacimiento en su
totalidad es a menudo provisional y estresante, mientras no consiguen
desarrollar un vehículo para la expresión creativa, o mientras no se li
beran de un punto de vista excesivamente tímido y egocéntrico, limi
tado por la aceptación social. La casa donde esté emplazado Saturno re
trógrado aislará el ámbito más inseguro e inhibido, y más necesitado de
estímulos e incentivos para que la persona realice sus posibilidades
creativas. A la inversa, la posición por signo y casa del Sol señala dónde
es mejor buscar y liberar el espíritu creativo, aprovechando o creando
vías de expresión que ejemplifiquen los dominios de la experiencia lo
calizados en esa casa. El Sol es el foco, la lente a través de la cual el pla
neta retrógrado puede demostrar su lado directo, «solarizando» el blo
queo creativo.
234
Los límites fluctuantes de la persona con Saturno retrógrado pueden
ser parcialmente atribuidos a la forma en que experimentó a su padre.
A menudo, éste se encuentra ausente -ya sea física o emocionalmente
y ello hace que adquiera dimensiones mitológicas. De esta manera, el
poder del padre queda más bien reforzado que disminuido, aunque con
frecuencia, en períodos posteriores de la vida, se produce una sanación
del vínculo entre la persona y el padre, en particular si Saturno llega a
una estación directa por progresión secundaria. El hecho de que el
padre sea la personificación de una familia satélite, con sus prerrogati
vas superiores a las de los demás, da el tono para la idealización del
hombre como tal, independientemente de que sea o no superior. Para el
niño pequeño, el padre va y viene a voluntad y los planes giran a su al
rededor, es a la vez el centro y la circunferencia de la unidad familiar.
Su posición en la familia es muy semejante a la del Sol y Saturno juntos
en el sistema solar; en la familia de planetas del horóscopo, Saturno
es el perímetro del círculo interior, y el Sol el centro. Si tuviéramos
que personificar a Saturno retrógrado, estaría algo resentido con esta
figura central controladora, y simultáneamente se sentiría culpable
por ello.
A menudo, los individuos que tienen a Saturno retrógrado vacilan
muchísimo entre sentirse poderosos y centrados, capaces de tratar con
cualquier obstáculo que se les oponga, y mostrarse infantiles e impoten
tes ante cualquier desafío que les presente la vida. Esto es el resultado
de un complicado juego de mecanismos de defensa destinados a prote
ger el crecimiento del yo de diversas presiones o ataques. Estos meca
nismos de defensa son inherentes a la naturaleza humana, pero Saturno
retrógrado tiende a favorecer una incongruencia y una ambivalencia in
conscientes con respecto al empleo de estos escudos naturales. La clave
de la pauta, aparentemente extraña, de alternancia de fuerza y vulnera
bilidad que muestran estos individuos es el hecho de que en ellos, in
cluso en la edad adulta, una buena parte del yo sigue estando subdesa
rrollada.
Esta pauta puede manifestarse, especialmente en la oposición Sol
Saturno, como un yo fuerte, contenido y bien dirigido que protege y de
fiende al niño interior. Los individuos con este aspecto (y, en términos
generales, los que tienen al Sol y a Saturno en signos opuestos) periódi
camente experimentan una fulgurante desaparición de lo que les ha ser
vido tan útilmente de persona [en el sentido junguiano de máscara] y de
conjunto de normas. Inconscientemente, sienten un miedo intenso a la
pérdida de su poder, a que les falle la contención y, como consecuencia,
se disuelvan. El resultado de esta sensación es que se arman de un es
cudo exageradamente fuerte contra las fuerzas invasoras, que asumen
235
la forma de ideas nuevas, actividades inéditas, horizontes distantes y
diversas formas de aventura.
La reacción ante el miedo a la disolución suele ser crear un sistema
o un dogma que sirva de apoyo y de validación a la propia existencia.
Desde muy temprano en la vida, las personas que tienen a Saturno re
trógrado empiezan a establecer algún principio de organización que les
sirva para validar sus percepciones interiores. De niños suelen ser ob
servadores dotados de un silencioso discernimiento, que intentan en
tender el comportamiento de los demás con la esperanza de compren
der así su propio sentimiento de autoridad, irracional e inestable. Esto
ocurre en particular cuando Saturno está aislado o muy separado del
resto de la estructura de la carta, aunque haya otros planetas retrógra
dos y la oposición no sea específicamente con el Sol, sino con el grupo
principal de planetas.
Cuanto más consciente sea el nativo de esta función natural de la
oposición, menos probable es que la proyecte sobre diversas formas de
autoridad, lo que da por resultado hábitos contraproducentes. La opo
sición Sol-Saturno contiene todos los ingredientes necesarios para que
su supremacía y su dominio de los asuntos mundanos sean auténticos,
pero el nativo siempre ha de tener presente que en el proceso de llegar
cada vez más a ser quien realmente es, es preciso que se enfrente con su
propio opuesto. Las reacciones reflejas se basan en conjuntos de reglas
rígidas e inflexibles que impiden una transición fácil a nuevos sistemas
de orden. La fachada segura y bien delimitada de las personas que tie
nen al Sol en oposición con Saturno enmascara un miedo profunda
mente arraigado de verse derrocadas y superadas por sistemas nuevos
(o más jóvenes) y por ideas más contemporáneas. De ahí su preocupa
ción por el desarrollo de sistemas autoritarios. Estas personas tienen
más conciencia de la habitual de la autoridad del Tiempo y de la impla
cabilidad con que trata todo lo viejo, cansado y gastado. Un humor iró
nico y teñido de cinismo suele estar presente como defensa contra lo
que temen que pueda ser una profunda arrogancia que acecha por de
bajo de su armadura externa.
Los trígonos del Sol y Saturno se producen dos veces en el ciclo re
trógrado: el trígono estacionario retrógrado unos doce días después de
la estación, y el trígono estacionario directo unos doce días antes. Los
trígonos son las fases de movimiento más lento del ciclo de Saturno, y
los aspectos retrógrados más engañosos entre el Sol y Saturno. Con res
pecto a ellos, dice Robert Hand en Los símbolos del horóscopo (la cur
siva es mía):
236
Cada vez que optamos por actuar de acuerdo con la naturaleza de las
energías combinadas por un trígono, la acción es fácil y sin tropiezos,
siempre y cuando escojamos actuar dentro del marco de un orden estable
cido en nuestra propia vida. La acción del trígono no se presta a alterar las
circunstancias que puedan tener vigencia en un momento determinado, a
no ser para restablecer el equilibrio después de un estado de desequili
brio previo. 4
4. Robert Hand, Horoscope Symbols, ob. cit. (véase p. 52, nota 6), p. 128. [Ed.
en castellano, p. 141.]
237
las condecoraciones. De modo que, aunque la relación entre el yo y el
contenedor está estancada, hay una concha blanda, un delicado amorti
guador entre el equilibrio interno y el externo. Al nativo no le gusta
el estrés que se le impone desde fuera, porque el sistema está en un
proceso constante de regulación homeostática y cualquier distracción
puede romper esta pauta y perturbar el proceso de mantenimiento de
un sistema de fronteras relativamente débil.
Por lo tanto, es sumamente importante que las personas con este trí
gono alcancen una sensación de verdadera autenticidad interior, que se
vean a sí mismas como autoras de su propio destino, utilizando su ar
monía interior para crear un mundo exterior firme y seguro. Si el trí
gono es el que se produce después de la estación retrógrada, Saturno
jamás se volverá directo por progresión secundaria en el curso de una
vida, de modo que los únicos aspectos progresados entre el Sol y Sa
turno serán el quincuncio y la oposición. Los años de esas progresio
nes señalarán importantes puntos decisivos en las pautas de creación
y producción. Sin embargo, si el trígono es el estacionario directo, en
tonces por progresión secundaria Saturno se volverá directo algunos
años después (doce si el trígono es exacto), señalando un par de años
significativos en los que comienza a producirse una reevaluación del
poder y la autoridad y una exteriorización de las fuerzas creadoras inte
nores.
El quincuncio -ese aspecto que según los antiguos era el más ma
ligno, porque los planetas que lo forman no pueden establecer cone
xión- es el ángulo más paralizante que se da entre el Sol y Saturno. El
hecho de que estos dos planetas no puedan «verse» el uno al otro im
plica un deseo de poder y de control profundamente inconsciente y, por
lo tanto, en gran medida incumplido. Con frecuencia he pensado que
para utilizar el quincuncio se necesita un periscopio; sin duda, exige
importantes ajustes en nuestra propia perspectiva de la eficacia con que
somos capaces de llevar a la práctica incluso las tareas más triviales. A
menudo indica un talento peculiar que para concretarse necesita de ins
trumentos sumamente especializados, y un largo aprendizaje que per
mita al nativo alcanzar el dominio de su don.
Con frecuencia, los hombres que tienen a Saturno retrógrado están
muy cerca de su función femenina, y se desenvuelven bien en profesio
nes relacionadas con ayudar o cuidar a otras personas. Su sensibilidad
hacia la naturaleza y el carácter evolutivo de los ciclos vitales es suma
mente creativa, y pueden actuar como parteros de la creatividad de
otras personas. Por otro lado, a las mujeres con Saturno retrógrado les
resulta muy dolorosa la pérdida del padre. Con frecuencia han mante
nido un contacto muy cálido eón él durante su primera infancia, pero a
238
medida que maduran el contacto se rompe, ya sea por circunstancias
como el divorcio o la muerte, o bien psicológicamente, cuando él se
aparta de la hija-mujer. Esto puede dar como resultado una función del
animus muy dura, por lo que la mujer se ve acosada por un sentimiento
de inadecuación y debe esforzarse muchísimo para compensar su vul
nerabilidad a la crítica.
Ley/a
239
Fig. 9.1. Ley/a
240
como lugar de encuentro de lo consciente y lo inconsciente, dice:
«Desarmonía entre los padres o los cónyuges, diferencias causadas
por tensiones interiores, insatisfacción y las dificultades consiguien
tes». 5
Leyla está alejada de sus padres por mediación de Saturno retró
grado debido al contacto íntimo de éste con el Sol y la Luna. Y, lo que
es más importante, se siente desconectada de su propio espíritu interior
creativo, lo cual distorsiona la visión que tiene de sus padres. Lo que
siente por su padre ejemplifica perfectamente la posibilidad de que la
forma en que vemos nuestro mundo pueda no coincidir con lo que en
efecto está sucediendo. Leyla siente el estímulo de su padre y la «gran
fe» que éste tiene en ella como una carga que la distancia de su afecto;
inadvertidamente, él se traga el impulso creativo de la hija antes de que
haya madurado. La distancia entre Leyla y su padre fue impuesta forza
damente por el alejamiento de él cuando ella tenía 14 años. Ahora, a los
23, él participa de un modo más activo en la vida de su hija, pero ella
no está presente emocionalmente.
En el momento de la consulta, Saturno en tránsito estaba cruzando
el Medio Cielo de Leyla, lo que señala una transición a un nuevo
mundo de aventura y experiencia. 6 En el curso de la sesión, tomó aguda
conciencia de que ahora tenía que asumir la responsabilidad de la
unión de sí misma con su naturaleza creadora. Lo que provocó el sen
timiento de una intensa presión que le exigía cumplir con alguna in
cierta obligación fue precisamente la falta de límites entre ella y el mito
paterno-familiar (el Artista). El principio inverso también es válido:
Leyla creó dentro de sí unos límites inadecuados para compensar la ca
rencia de una fuerte estructura del yo, y esto la llevó a sentirse abru
mada por la tradición familiar, y por lo tanto, incapaz de reconocer
que, independientemente de la familia, tenía su propio daimon artís
tico. Esta limitación compensatoria le impedía contactar con su espí
ritu creativo. Cuando se dio cuenta de que se estaba rebelando contra
sí misma, contra su propio daimon, dejó de rechazar su talento y vio
que lo suyo era en realidad el campo artístico (el Sol en conjunción
con Neptuno en sextil con Luna-Plutón, y Venus en el Medio Cielo) y
que ahora debía responder a la llamada a la aventura (Saturno en trán
sito por el Medio Cielo) y aventurarse en su propio y todavía desco
nocido territorio de esfuerzo creador.
241
Fig. 9. 2. Sandra
Sandra nació con una cuadratura exacta entre el Sol a 14º de Capricor
nio en la casa uno y Saturno a 14º de Libra en el Medio Cielo (véase
fig. 9.2). Se casó a los 18 años, cuando Saturno se estacionó y se volvió
retrógrado por progresión. El estilo de vida voluble y despreocupado
de Sandra no se corresponde con las interpretaciones más convencio
nales (una actitud conservadora, depresión o una ambición desmesura-
, da) que se asocian con la tipología capricomiana de las cuadraturas
Sol-Saturno. Sin embargo, tras haber evitado la asunción de cual
quier forma de identidad que pudiera considerar propia, hacia media
dos de su vida en Sandra se manifestó el «síndrome del impostor».
Si se tiene presente que las cuadraturas del Sol con los planetas exte-
242
riores significan que el planeta está en su período de movimiento más
lento, podemos ver cómo Sandra retrasó el desarrollo de su yo al trans
ferir o proyectar su Saturno sobre su marido. En los primeros dieci
nueve años de matrimonio, se mudaron diecisiete veces (¡lo que tam
poco concuerda con la descripción tradicional de su Luna en Tauro en
la cuarta casa!). Cuando su Sol progresado formó oposición con su Plu
tón retrógrado, Sandra se enamoró apasionadamente de otro hombre.
En esa misma época, en 1987, su marido perdió una fortuna en la crisis
del mercado de acciones y disminuyeron las propiedades conjuntas que
tenía con Sandra (cuyo Plutón está en la octava casa).
Sandra ha vivido su vida de adulta a través de su marido, sin culti
var ninguna habilidad que pueda llamar propia. A los 37 años, ate
rrada, se dio cuenta de ello y se sintió angustiada, profundamente insa
tisfecha e incapaz de pensar en su futuro. En el momento de la sesión
(y de su toma de conciencia) su Saturno retrógrado progresado había
vuelto lentamente al minuto exacto de su posición en el momento del
nacimiento, evocando el recuerdo de la represión natal. Aunque la es
tructura de la carta progresada es, en su totalidad, muy diferente de la
imagen natal, cuando Saturno progresado retrocedió hasta volver a su
minuto de nacimiento, Sandra despertó de una vida entera de nega
ción.
Era una hija única cuyo padre estaba mucho tiempo fuera de casa,
trabajando para abastecer sus necesidades. La madre era enfermera y
estaba «siempre ocupada», es decir que no demostraba afecto alguno
por la niña ni le prestaba mucha atención. Sandra dice que se adaptó a
su soledad rodeándose de murallas y encerrándose tras una barrera pro
tectora. Ahora que Saturno estaba volviendo a su lugar natal, mientras
el Sol avanzaba hacia los 24º de Acuario, Sandra sintió que ya no nece
sitaba esas barreras. La estación y la retrogresión de Saturno cuando
ella tenía 18 años, coincidentes con su matrimonio, implicaron a su
marido en sus continuos intentos de protegerse del mundo. Sandra ha
vivido siempre dentro de las murallas protectoras del matrimonio, con
siderando sus propios asuntos como algo secundario, pero lo que real
mente faltaba en su vida era la capacidad para un compromiso autén
tico. El marido es una figura; no una relación, sino un escudo humano
que la protege del mundo real. El encuentro con la pasión encarnada en
el amante, que apareció el año de la oposición del Sol progresado con el
Plutón natal retrógrado, hizo que Sandra fuera consciente de ello.
Estuvo pensando en dejar a su marido por ese hombre que despertó
en ella sentimientos latentes de pasión y ambición, pero finalmente no
lo hizo porque sabía que eso equivaldría a comprometerse sin restric
ciones ni reservas en una relación. De esa manera, la cuadratura del Sa-
243
turno natal bloqueó el desarrollo de su yo. Sandra me dijo que la rup
tura de esa relación se debió a su «independencia», es decir, a que no
quiso compartir una casa con su amante, pero lo más probable es que
fuese un reflejo de su profundo miedo a la intimidad. La estructura
de su yo sigue ligada a su marido, con quien comparte poco más que
las cosas materiales, pero que la deja en paz y no le exige mucha inti
midad.
El año en que Saturno volvió a su lugar natal por progresión secun
daria, Sandra se sintió profundamente insatisfecha con sus logros y
buscó posibilidades de mejora en el terreno profesional.
Donald
244
Fig. 9. 3. Donald
ción con el Sol del hijo, indicando no sólo una relación padre-hijo, sino
también una amistad duradera.
Cuando Donald cumplió 9 años, Saturno se estacionó y se volvió re
trógrado por progresión secundaria, y hubo también una conmoción
crítica producida por planetas en tránsito. Cuando se considera una es
tación por progresión en el horóscopo, es muy importante verla tanto
en el contexto de la carta natal como en el de los tránsitos principales.
Es probable que la experiencia interior -la progresión- no se exteriorice
a menos que los tránsitos indiquen un entorno adecuado para el cam
bio interior. Si miramos los tránsitos de octubre de 19 50 en relación
con el horóscopo natal de Donald, vemos que Urano está en estación
retrógrada a 9 º de Cáncer en oposición con su Luna natal; Saturno en
tránsito en conjunción con su Neptuno natal, y Júpiter en estación di-
245
recta a 28 º de Acuario, exactamente en cuadratura con su Saturno natal
en la casa doce. Junto con la estación retrógrada de Saturno progresado
hubo también ese año una sucesión de tránsitos planetarios que le alte
raron la vida, además de dos importantes estaciones en tránsito.
En aquella época Donald y su padre estaban trabajando en la granja
cuando el padre se cayó de una escalera y se dislocó una vértebra del
cuello. Él sabía que se había hecho daño, pero no lo grave que era. Unas
semanas después sintió dolor, lo ingresaron en el hospital y murió in
mediatamente. La vértebra lesionada se había desplazado, seccionando
la médula.
Donald perdió a su padre el año en que Saturno se volvió retró
grado, y la interpretación literal «Saturno retrógrado en el horóscopo
significa que el padre está ausente» se convirtió en una triste verdad.
Sin embargo, la retrogresión de Saturno no es la totalidad de la historia;
no podemos cargar la culpa sólo en este movimiento simbólico, que
describe la forma en que Donald sintió la pérdida, y no ésta en sí. De
hecho, la devastadora desaparición de su afectuoso padre lo dejó pri
vado de ambos progenitores. La madre se refugió en su propio proceso
de duelo, y de todas maneras, el padre siempre había sido una madre
sustituta. Dos años más tarde, a Donald lo enviaron a un internado,
con lo que el vínculo con la madre se cortó de forma permanente.
La súbita y extraña manera en que murió su padre parece reflejarse
en los tránsitos:
246
Fue a esa tierna edad de 9 años cuando Donald «se cerró», aunque
periódicamente sufría un brusco despertar por obra de acontecimientos
importantes en su vida. Tenía 40 años (1981) cuando su Júpiter progre
sado llegó a la estación retrógrada, y a los 45 ( 1986) Mercurio hizo lo
mismo. En esa época dejó el trabajo de contable que tenía desde hacía
veinticinco años por otro bajo contrato.
En 1990, Urano en tránsito volvió a estar en contacto con su Luna
natal, esta vez por conjunción. Durante dos años el grado nueve de Ca
pricornio había estado asediado por Saturno y Neptuno, disolviendo y
reincorporando alternativamente problemas emocionales, y evocando la
experiencia previa de Urano en oposición con la Luna. Vi por primera
vez a Donald en octubre de 1990, y me dijo que en enero de ese mismo
año había intentado suicidarse. Dijo que 1990 había significado una
«línea divisoria», y que aunque había elaborado las seductoras ideas de
suicidio, todavía seguía procesando el material que había aflorado a la
superficie cuando aflojó el control que ejercía sobre su propio yo.
Los repetidos tránsitos directos y retrógrados de Saturno y Neptuno
habían ayudado no sólo a liberar viejos recuerdos y a cicatrizar profun
das heridas que él había enterrado en su Luna en la casa ocho, sino a
desmoronar el muro erigido alrededor de sus sentimientos. La llegada
de Urano trajo consigo el derrumbe de todo el sistema, fragmentando
por completo un yo ya debilitado. En abril de 1990 Urano llegó a su es
tación retrógrada a 9º de Capricornio, el punto de estación exactamente
opuesto al de cuarenta años antes, cuando Donald se había visto pri
vado de su padre de un modo tan inexorable. Esto hizo trizas el revesti
miento protector de un yo sumamente vulnerable, que se había pasado
los dos años anteriores sometido a una silenciosa reconstrucción inte
rior. Con humildad, renovado por su permanencia en el oscuro valle de
su Luna en la casa ocho, Donald inició, en la primavera de 1990, un
lento proceso de reorientación y de selección gradual de nuevas priori
dades y opciones vitales.
247
tructura principal del horóscopo, aísla al individuo en un esplendor so
litario, encerrándolo en una torre o fortaleza psicológica.
El intenso deseo de entenderlo todo y de dar forma a todo puede ser
un estímulo positivo que impulse a establecer sistemas y a encontrar
explicaciones lógicas. En su manifestación negativa extrema, el deseo
de organizar puede conducir a trastornos obsesivos, pero es indudable
que ayuda al individuo a entender el protocolo y la posición jerárquica
natural. Son personas aislacionistas por naturaleza, e independiente
mente de su situación económica y su posición social, están envueltas
en un aura de nobleza.
En cualquier configuración, Saturno congrega en la psique la fun
ción de la sombra, pero lo hace con particular eficacia cuando se en
cuentra aislado. Las personas con este emplazamiento pueden actuar,
sin darse cuenta, como abogados del diablo, creando una estructura de
contención para una tácita posición de adversarios. Por naturaleza
toman partido por el lado de la sombra, y disfrutan bastante con la vida
taciturna y singular que les propone Saturno. En los casos extremos, un
Saturno aislado puede congregar la sombra colectiva, y el nativo se ad
hiere entonces a doctrinas como la eugenesia o el racismo, que lo mue
ven a proyectar la totalidad de sus propios rasgos inferiores inconscien
tes sobre determinados colectivos.
La capacidad de enfrentarse con el miedo y el terror viscerales se ve
reforzada por el racionalismo y la filosofía existencial. Las personas con
un Saturno aislado tienen una aguda conciencia de las ineludibles fron
teras que rodean a individuos, culturas, ideas e ideologías, y están muy
bien equipadas para arreglárselas, lo cual, con este emplazamiento, se
convierte en una virtud: este nativo no es el mártir, como en el caso de
Neptuno, sino el estoico que instintivamente sabe que la vida espartana
es la senda que conduce a una existencia iluminada.
La melancolía saturnina es inherente a las personas que tienen a este
planeta aislado, forma parte de su personalidad. No son necesaria
mente depresivas, pero sí serias y reservadas, y en el peor de los casos,
están acosadas por un miedo paranoico a que las invadan. Como son
profundamente filosóficas y fatalistas, están protegidas de las flaquezas
de la condición humana. Sus barreras son muy difíciles de derribar, y
también es difícil intimar con ellas. Una vez establecida una amistad o
una relación amorosa, y cuando se sienten seguras en ella, tienden a es
catimar las actitudes manifiestas de intimidad y, con la confianza de
que el amigo o el amante lo entenderá, vuelven a mostrarse frías y dis
tantes. Por eso es tan importante que las personas con Saturno en esta
situación aprendan a hacer excepciones a su regla general de mantener
la distancia ante cualquier avance.
248
Puede parecer irónico, pero entre la gente de Saturno se encuentra el
temperamento del aventurero, el explorador y el experimentador. Su
capacidad para estar solos, o para ser los primeros en un ambiente
nuevo sin sufrir las punzadas de la nostalgia del hogar ni las de la inse
guridad -y no importa que el ambiente sea ideológico, psicológico o
geográfico-, es auténtica y profunda. Su habilidad para dominar la an
gustia no tiene límites. Como resultado de ello, pueden adherirse fiel
mente a un principio nuevo, razonar sus premisas y no renegar jamás
de él, ni siquiera ante la desaprobación, la burla o la crítica más despia
dadas. Como por naturaleza se sienten ajenos a las necesidades y emo
ciones del común de los mortales, su fuerza de carácter no les falla en
situaciones adversas en las que tengan que labrarse un sistema o un es
tilo de vida nuevos.
Con una reserva tan profunda, es difícil contactar con estas perso
nas en el nivel emocional, ya que pueden convertir su soledad en una
especie de sistema o código de ética. De hecho, el lado patológico del
Saturno aislado es el sadismo, una veta de crueldad fría y despiadada
que despoja de su vitalidad emocional a quien llega a establecer un con
tacto íntimo con estos nativos. El perverso disfrute del sufrimiento de
otras personas calma su profundo odio a sí mismos, permitiéndoles que
se convenzan de que si ellos sienten tal dolor, entonces otros también
deben de necesitarlo.
Francis Bacon
Daniel Boone
Lewis Carroll
René Descartes
Reina Isabel 11
Havelock Ellis (también JU en estación directa; UR retrógrado)
Anne Frank (también ME retrógrado)
Greta Garbo
Allen Ginsberg
A. E. Housman
Christine J orgensen
Stanley Kubrick
Marilyn Monroe
Jacqueline Onassis
Marcel Proust
Peter Paul Rubens
249
Bertrand Russell
Eric Satie
Neil Simon
Julio Veme
Andy Warhol (también UR retrógrado)
Colín Wilson
Frank Lloyd Wright
Wilbur Wright
250
10
Los planetas transaturninos
1. Liz Greene, The Outer Planets and Their Cycles: The Astrology of the Collec
five, CRCS Publications, Reno (Nevada), 1983. [Hay traducción al castellano: Los
planetas exteriores y sus ciclos, Barath, Madrid, 1988.] Las conferencias que forman
este libro abarcan gran parte del significado psicológico histórico y mundano de los
planetas exteriores. Tratan de éstos tal como son experimentados en las cartas de
naciones, líderes e individuos.
2. Dane Rudhyar, The Sun is a/so a Star, passim.
251
Alexander Ruperti, seguidor de la tradición de Rudhyar, señala que es
probable que Urano, Neptuno y Plutón no afecten a los individuos du
rante sus ciclos retrógrados porque los movimientos de estos planetas
son operativos en un sentido global, o incluso galáctico. Sin embargo,
también afirma que los individuos que son representativos o portavo
ces del colectivo pueden encarnar estos movimientos más esotéricos y
ser muy sensibles a los ciclos transpersonales. 3
El hecho de que estos planetas estén más allá de los límites de Sa
turno, que actúa como punto de conexión entre los símbolos planeta
rios más antiguos y accesibles y los planetas cuya comprensión es bas
tante reciente y cuyas características e influencia aún hoy siguen
evolucionando, hace pensar que colectivamente nuestro yo global está
aún en su etapa naciente. Las asignaciones planetarias transaturninas
evolucionan simultáneamente con nuestra capacidad colectiva e indivi
dual para aprehender una nueva visión del mundo que se despliega con
rapidez. Cada vez que se ha descubierto un planeta nuevo (con una his
toria conocida de unos doscientos cincuenta años, por oposición a más
o menos cuatro mil), se han producido en los asuntos mundiales tre
mendas conmociones, revoluciones y notables «estirones» de creci
miento que han afectado en gran medida a los individuos y a su calidad
de vida.
La individualidad, tal como la concebimos hoy, no fue un concepto
familiar hasta comienzos del siglo XVII. La palabra tenía entonces más
bien un sentido de «indivisibilidad». Según el Oxford English Dictio
nary, en 1605 el término había evolucionado hasta llegar a definir un
único objeto separado de up grupo, o un miembro aislado de una clase.
Sin embargo, hasta l 646 la palabra «individuo» no empezó a referirse
de modo específico a uh ser humano aislado por oposición a su familia
o su sociedad. Desde lQs elfos en que orgullosamente nos identificába
mos como parte de un colectivo -la familia, la clase o la cultura- hasta
nuestra actual obsesión por la individualidad, el individualismo y la in
dividuación, hemos llegado al punto en que al individuo se lo considera
un cosmos con su propio principio de organización y además con un
profundo efecto sobre el colectivo.
El nacimiento del yo y del individualismo tiene una larga historia.
El individualismo se convirtió en una preocupación consciente hace
por lo menos dos mil quinientos años, cuando los filósofos de la an-
252
tigua Grecia se esforzaron por definir los conceptos de responsabili
dad personal, volición y observancia religiosa. Con el establecimiento
de la democracia en la Atenas del siglo v se aceptó la idea del efecto
individual sobre la psique colectiva, aunque se promulgaron comple
jísimas leyes para regir el comportamiento individual en el contexto
del Estado. La idea de que era peligroso que los individuos no tu
vieran una posición dentro de una jerarquía hizo que se iniciara la larga
pugna por la emancipación en la que todavía nos encontramos in
mersos.
En nuestra historia más reciente, hemos pasado de una visión del
mundo para la cual lo colectivo es lo individual e intrínsecamente lo
rige, a una filosofía en la que el individualismo inspira y afecta a las ac
tividades de la totalidad, concepto que implica que el individuo no sólo
contribuye al colectivo, sino que lo controla. Esta transición se ha acele
rado en los últimos trescientos o cuatrocientos años. El 13 de marzo de
1781 se descubrió por casualidad a Urano, planeta que fue finalmente
bautizado con el nombre del dios griego del cielo, ouranos, el miste
rioso lugar de «ahí fuera», en el éter superior. Después de Urano fueron
descubiertos dos planetas más: Neptuno, el 23 de septiembre de 1846, y
Plutón, el 21 de enero de 1930. Desde el descubrimiento de Plutón,
también hemos asimilado en nuestro marco de referencia astrológico al
cometa Quirón, descubierto el 1 de noviembre de 1977. En los aproxi
madamente doscientos años transcurridos desde el descubrimiento de
Urano, la Tierra se ha convertido en una comunidad en donde en cues
tión de minutos se puede conocer en el oeste de Canadá un hecho acon
tecido en Sudáfrica. Al reducirse así el mundo, las prerrogativas del
individuo han crecido a pasos agigantados. Ya hemos llegado a la «co
munidad global» del filósofo social Marshall McLuhan.
En los años cincuenta, los astrólogos empezaron a incorporar, con
gran éxito, los planetas transatuminos a las interpretaciones del horós
copo, integrándolos en el esquema total de la personalidad. En vez de
decirle a un cliente: «Oh, entre 1914 y 1939 han nacido miles de millo
nes de personas con Plutón en Cáncer, de modo que eso sólo significa
que usted forma parte de una generación que se esforzó por poner los
cimientos de la familia nuclear en las circunstancias sociales más difíci
les y exigentes», ahora vemos cómo los planetas exteriores están ope
rando cada vez más dentro de los límites de la conciencia. No sólo tie
nen un significado individual, también tienen significado para el
individuo. Así pues, aunque el impulso social a destruir el pasado y
crear un futuro nuevo esté vinculado con Plutón, ahora vemos cómo
este anhelo se halla también presente en cada persona. Y lo mismo es
válido para el resto de los planetas exteriores.
253
El vínculo que conecta el sistema solar interior -desde el Sol hasta
Saturno y Quirón- con el ámbito exterior ha quedado ahora felizmente
asegurado, porque las puertas de la percepción, una vez que se las abre,
no se pueden volver a cerrar. Hasta finales de nuestro siglo hemos des
crito de diversos modos a los planetas transaturninos: colectivos, gene
racionales, inconscientes, galácticos, transpersonales, esotéricos, pri
mordialmente arquetípicos... y son todo esto, pero ahora vemos cómo
funcionan de forma integral en la estructura del horóscopo, la psique y
la totalidad de la persona. Ya no están relegados al éter, como oscuros
presagios de su inesperada y catastrófica actuación. Hay muchas mane
ras de considerar este fenómeno, y no menos numerosas son las expli
caciones de por qué el individuo se está conectando de forma cada vez
más consciente con las dimensiones exteriores del espacio interior. Esto
no disminuye demasiado la medida en que todos, como individuos, se
guimos siendo política y socialmente sensibles (y en ocasiones, estando
subordinados) a los movimientos colectivos; de hecho significa que,
mientras participamos en nuestro mundo, podemos encontrar un
mayor significado y profundos recursos interiores.
El descubrimiento de Quirón fue uno de los eslabones. Su órbita ex
céntrica y su inclinación sobre el plano de la eclíptica son tales que pa
rece que fuera un vagabundo que atraviesa el límite entre los planetas
sociales y los exteriores. Su inclinación sobre la eclíptica es de un 6,9
por ciento (así como la de Mercurio es de un 7 por ciento y la de Plutón
de un 17 por ciento), de modo que su posición aparente en relación con
nuestra visión de otros planetas está alargada en algunos signos y acor
tada en otros. Su órbita le permite viajar de un lado a otro entre Sa
turno y Urano en su afelio (cuando está más lejos del Sol) en Aries, y
entre Júpiter y Saturno en su perihelio (cuando está más cerca del Sol)
en Libra. Por ejemplo, se encuentra entre las órbitas de Saturno y
Urano desde dicien_-ibre de 1970, y lo estará hasta julio de 1996 (de
Aries a Virgo), y después se colocará entre las órbitas de Júpiter y Sa
turno, donde permanecerá desde julio de 1996 hasta el año 2020 (de
Libra a Piscis). Se pasa la mitad del tiempo más allá de Saturno y la
otra mitad dentro de sus fronteras. Por lo tanto, Quirón es un planeta a
la vez interior y exterior, según cuál sea el punto de su órbita donde se
encuentre. Natalmente, para algunos individuos es un planeta interior,
y para otros exterior. Sin embargo, su pauta revela que encarna no sólo
las características de los planetas interiores y las de los exteriores simul
táneamente, sino también algún otro factor misterioso que se relaciona
con la vida personal y el inconsciente, vinculando el destino y el libre
albedrío. La evolución del yo en términos quironianos significa la asun
ción de lo inevitable, de experiencias que no pueden ser procesadas me-
254
diante la individuación del sistema solar -es decir, el proceso de trans
formación tal como lo describe el simbolismo planetario desde el Sol
hasta Saturno-, sino que deben emplearse como un instrumento que
ayuda a aceptar e incorporar lo inexplicable o inalterable. 4
Hay rasgos nítidamente personalizadores de los planetas exteriores:
primero, que estén emplazados en los confines de la carta por su posi
ción por casa; segundo, que estén en aspecto con los planetas interiores,
y en tercer lugar, que estén en relación con el Sol independientemente
de que formen o no un aspecto clásico con él. Sabemos que Cronos
Saturno separó para siempre a Urano de Gea (o Gaia), estableciendo la
frontera absoluta. Los planetas exteriores son los ámbitos situados más
allá de los límites de las formas fijas; en el nivel psicológico, represen
tan opciones en la conciencia y el potencial para una expansión dentro
de la experiencia individual. Estos planetas podrían ser más individua
les y más personales que cualquiera de los planetas clásicos. Mediante
estos tres cuerpos distantes encontramos vías potenciales para la expre
sión personal de nuestro yo, precisamente porque están menos limita
dos por las expectativas estrictas de la sociedad y más conectados con
la vastedad de un cambio total. Estos planetas nos exigen que trascen
damos los valores tradicionales y prescritos para llegar a ser más dife
rentes, únicos e individuales.
El impacto del descubrimiento de cada planeta exterior es propor
cional a la evolución del inconsciente colectivo y a la medida en que
éste se halle preparado para su «aparición». Los planetas siempre estu
vieron ahí, acechando invisibles en los cielos, oscurecidos por nuestra
limitación visual. Se ha comprobado que emplazar estos planetas en
horóscopos de fechas anteriores a su descubrimiento es muy revelador.
Por ejemplo, Marie Curie, nacida en 1867, tenía en su carta al Sol
en trígono estacionario retrógrado con Urano, que ya era conocido en
tonces, así como también Neptuno, que estaba en quincuncio en desa
celeración con su Sol natal, llamándola a un destino ignoto. Neptuno
rige la química y ésta era su profesión. Hasta aquí vamos bien. Sin em
bargo, Plutón todavía no había sido descubierto, y no se sabía entonces
que Marie Curie tuviera una oposición exacta del Sol en Escorpio con
Plutón retrógrado en Tauro de la casa ocho a la dos. La inserción
de Plutón en su horóscopo es ciertamente reveladora, si se tienen en
cuenta los resultados a largo plazo de su experimentación. Que Marie
Curie, con el Sol en Escorpio en la casa ocho en oposición con Plutón,
fuera a hacer posible el arma mortífera del futuro mediante su descu-
4. Melanie Reinhart, Chiron and the Healing Journey, ob. cit. (véase p. 191,
nota 2).
255
brimiento del radio era algo que ni ella ni ningún astrólogo hubiera po
dido saber en 1906.
Urano está asociado con las ideas originales, los descubrimientos y
la invención. Una vez descubierto, se desplegaron, a veces de manera
revolucionaria, nuevas facetas de la libertad colectiva e individual. De
modo similar, el posterior descubrimiento de los otros planetas transa
turninos se produjo simultáneamente con una explosión en la concien
cia colectiva. A medida que los arquetipos intrínsecos en la imagen del
planeta se volvían más esenciales para la evolución del colectivo, se
iban haciendo también más accesibles a la conciencia individual. Los
descubrimientos de los planetas exteriores exteriorizaron en el cielo el
nacimiento de una nueva conciencia colectiva. A medida que el colec
tivo empezó a manifestar cada vez más aquello que sólo simbólica
mente había estado asociado con las imágenes relacionadas con el pla
neta, los individuos comenzaron a incorporar estas energías a una
experiencia personal central. Con cada descubrimiento sucesivo emer
gían, en escala global, nuevos horizontes. Una vez que algo queda co
lectivamente incorporado, se convierte en una opción individual. Con
frecuencia se necesita la mediación de un individuo -el inventor, el in
novador, el descubridor o el pionero- para alterar los valores o los pun
tos de vista colectivos. Cuando empezamos a pensar de esta manera, la
línea que separa lo individual de lo colectivo pierde nitidez rápida
mente.
Para todos los planetas, además de la identificación personal que
cada uno de nosotros tiene con sus rasgos generales, hay una interpreta
ción colectiva. Por ejemplo, algunas palabras clave para Venus son «va
lores», «relación» y «amor», pero no dejan de ser términos genéricos
mientras alguien no los personaliza diciendo: «Te amo» o «Mis valores
son tales y cuales», o describiendo su propia capacidad para relacio
narse. Lo mismo se puede decir en el caso de los planetas transaturni
nos: son colectivos, y también personales. En el simbolismo planetario
hay rasgos centrales y esenciales que sólo se diferencian y se individua
lizan por medio de la psique y la conciencia de una persona, y que si
guen siendo teóricos mientras no se los humaniza.
En la transición de fin de milenio, estamos adquiriendo una alar
mante familiaridad con las interpretaciones de Plutón, antaño mitoló
gicas y simbólicas. Por ejemplo, el antiguo dicho según el cual Plutón se
relaciona con el sexo y la muerte y además los conecta entre sí, ahora es
verdad de un modo escalofriante; ya no le queda nada de simbólico o
metafórico (como tampoco le queda, a partir de 1969, a la idea de llegar
a la Luna). La correlación entre estas palabras no es sólo colectiva, ni
tampoco sólo psicológica; es muy personal, totalmente tangible y, a la
256
luz del virus del sida, afecta en la actualidad a todos los individuos que
estamos sobre el planeta.
Teniendo esto presente, podríamos considerar que el proceso de la
individuación por medio de los planetas exteriores ya no es ningún
ejercicio particularmente esotérico, ni algo que nos espera en un futuro
distante, cuando lleguemos a la Era de Acuario: existe aquí y ahora.
257
compraban en otoño, que tenía las mangas demasiado largas y la es
palda demasiado ancha, pero que mágicamente ya nos quedaba bien en
la primavera. Para asumir la alta carga que contienen los planetas exte
riores se necesita madurez. La gente que tiene fuertes contactos entre
los planetas personales y los exteriores, en general se siente compelida
a asumir grandes riesgos en la vida, ya sea psicológica o físicamente,
y estos riesgos tienden a ser inconscientes mientras el nativo no llega
a la treintena, momento en el que las circunstancias por lo común le
llaman la atención sobre la necesidad de tomar conciencia de sus com
pulsiones.
Una vez que atravesamos la frontera de Saturno, el contenedor sim
bólico del yo, entramos en un dominio que no está claramente defi
nido. Los planetas exteriores son los más fáciles de proyectar, porque se
tiene menos experiencia de ellos que de los personales. Por eso es tan
frecuente que estén asociados con acontecimientos que escapan de
nuestro control. Cuando nos enfrentamos a nuestra hora más sombría y
vemos cómo los pilares de las estructuras fundamentales de la vida se
nos desmoronan uno a uno, o quizá todos de golpe, la sensación es la de
haber perdido nuestro yo. Cuando el destino nos golpea, ninguna plega
ria encuentra respuesta y la Noche Oscura del Alma deja de ser una me
táfora, sufrimos una desintegración de lo que en su momento fue una
estructura del yo bien establecida y delimitada. Raro es el individuo
que no experimenta esta aniquilación de los puntos de referencia cono
cidos y no se tambalea al borde del abismo.
La más misteriosa de estas experiencias es la que tiene lugar dentro,
donde esa penosa prueba no es evidente para quien observa desde
afuera, de modo que ni siquiera los seres más próximos y queridos la
comprenden. Lo más frecuente es que no haya palabras para esta catás
trofe, de modo que las personas que se encuentran en medio del remo
lino parecen -o se sienten- incoherentes e irracionales. Al comporta
miento característico de este tipo de declive no se lo considera normal,
ni siquiera de acuerdo con lo que es habitual en la persona que pasa por
esta vivencia. La gente no pierde necesariamente su yo, su concepto de
sí misma, cuando está interaccionando con los planetas que van del Sol
a Saturno, pero sí puede sufrir una forma de desintegración del yo en
relación con Urano, Neptuno y Plutón.
Algunas personas comprueban que pasan regularmente por expe
riencias de este tipo, y se sienten llamadas a una constante verificación
de su yo. Tienden, o quizá se ven obligadas, a despojarse, de forma cí
clica y ajustada a un ritmo, de los adornos del yo y de la personalidad.
Otras no van tan cargadas, y encuentran vías de cambio y crecimiento
más simples, moviéndose de maneras más tradicionales y teniendo una
258
vivencia menos dramática de la existencia. Ninguno de estos tipos de
persona es necesariamente más profundo ni más evolucionado que el
otro. Sin embargo, los nativos con aspectos fuertes o varios contactos
entre su Sol natal y los planetas exteriores pertenecen a la categoría de
los transformadores compulsivos.
El impulso de cambiar puede manifestarse como una característica
caótica, en virtud de la cual la destrucción de estructuras se lleva a cabo
simplemente por la destrucción misma, o bien de un modo incons
ciente, manifestándose como desesperación. Sin embargo, si tomamos
conciencia de la necesidad de cambiar, el impulso transforma en vez de
destruir. Hay muchos individuos brillantes, genios incluso, que jamás
encuentran la vía para expresar sus extraordinarios poderes. De
acuerdo con la definicióq del planeta exterior, son soñadores, místicos,
poetas o músicos (NepUmo), organizadores o inventores (Urano), o
controladores de multitudes (Plutón). Son fascinantes, carismáticos y
atractivos, pero también sumamente autodestructivos, y, sin darse
cuenta de ello, pueden destruir a los demás con su comportamiento.
Son adictos a la transformación, pero nunca encuentran dónde reali
zarla. Su yo permanece en estado embrionario y, sin la capacidad de
discernir sus propias fronteras, sus respuestas al desafío son infantiles y
desmesuradas. Con frecuencia empiezan a hablar diciendo «Yo po
dría...», para terminar luego la oración con un « ... si quisiera». Rápidos
para la crítica, lentos para la acción, a menudo proyectan hacia adentro
todos los aspectos del Doppelganger [sosia, doble, otro yo] colectivo, al
bergando el dolor del mundo y sufriendo la alienación crónica de los
perpetuamente incomprendidos.
Los planetas exteriores son accesibles durante toda la vida, pero la
capacidad de usarlos de forma consciente y productiva se incrementa
después del retomo de Saturno, a los 29 años. Entre los 37 y los 42,
cuando se produce la oposición de Urano consigo mismo -el ingreso as
trológico en la «mitad de la vida»-, hay un creciente anhelo de estar
conscientemente atento a los procesos inducidos por los planetas exte
nores.
259
tuno y Plutón sólo a 1 º. Que esa heliocentricidad «nos libere del pro
blema de los planetas retrógrados» no es la cuestión; en realidad, parece
que el caso es lo opuesto. No sólo no nos hemos liberado de ningún pro
blema, sino que ahora debemos considerar el hecho de que los planetas
más alejados del Sol se pasan casi la mitad del tiempo retrógrados. De
ahí que entender lo que significan cuando están retrógrados tenga exac
tamente la misma importancia que entender lo que significan cuando
están directos. Vamos a examinar ahora algunas características comu
nes a todos los planetas exteriores cuando están retrógrados.
260
Un complejo no es necesariamente algo malo. A los complejos no se
los encuentra sólo en los neuróticos impulsados por factores incons
cientes que se han juntado para presentar una subpersonalidad autó
noma y escindida. Un complejo es una función sumamente especia
lizada que actúa como un impulso a expresar -de un modo muy subje
tivo, pero creativo- un aspecto de la personalidad. Los complejos pue
den ser muy interesantes, y añadir cierta tensión a la energía que cons
tituye la base de nuestra fuerza creativa. A los planetas exteriores se los
encuentra con frecuencia en el centro de un complejo, en especial
cuando están dentro del orbe de un aspecto fuerte con uno de los plane
tas inferiores o con el Sol.
El planeta retrógrado exige que los individuos se pregunten repeti
damente: «Este rasgo, hábito, sentimiento o patrón de conducta, ¿es
realmente mío?». Porque el impulso a asumir una causa elevada o a
proponer alguna forma de revolución social o ideológica puede ser sim
plemente otra manera de suscribirse al orden establecido, y no una vo
cación personal. Sin embargo, son muchas las veces en que he hablado
con individuos sinceros que se sienten fuertemente llamados a una pro
fesión espiritual o curativa, pero que están atados por las circunstan
cias a trabajos que los aburren y los frustran. Otros encuentran que
su trabajo mundano sirve muy bien a su propósito «superior», por
que les permite la libertad de seguir su vocación al mismo tiempo que
cuentan con la seguridad de un ingreso regular. Es muy afortunada la
persona que descubre, de manera natural e instintiva, la integración
de vocación y trabajo. El resto depende no sólo del destino, sino tam
bién de su nivel de coraje y disciplina para establecer las conexiones
necesarias.
A estos complejos se los describe con frecuencia como «kármicos»,
o como campos de influencia cósmica sobre los que el nativo no tiene
control. De hecho, es posible que haya poco control sobre las propias
reacciones ante un planeta inconformista en oposición con la trinidad
de la identidad, pero cierto grado de conciencia influye mucho en las
propias acciones. Por ejemplo, personas perfectamente sanas, con Nep
tuno retrógrado aislado en la carta, pueden sentirse atraídas de forma
compulsiva por fracasados sociales, alcohólicos, histéricos o individuos
emocionalmente perturbados. Al identificarse de un modo inconsciente
con esos desdichados, estas personas quedan magnetizadas por su ener
gía de súcubos y se ven llevadas a experimentar, a través de ellos, el
estado en que se encuentran. Pero al reconocer conscientemente su
complejo de salvadores y al comprender que se trata del doppel
ganger [doble] de su propia identidad cuerda, estos nativos pueden con
seguir que el complejo se convierta en una intensa fuerza motiva-
261
dora que constituya la base de una profesión o de una vocación. De
esta manera ocupan el espacio de su «víctima interior» con una activi
dad, y no tienden tanto a permitirle que contamine todos los aspectos
de su vida. Si Neptuno retrógrado está en trígono con Saturno o en
sextil con Marte o en cualquier contacto útil con los planetas social
mente activos, entonces se abre un canal potencial para reorientar la
energía.
Esto es válido para todos los planetas exteriores; cuando hay un
canal social, no es tan difícil usar la retrogresión de forma pragmática.
Esto no significa que un planeta retrógrado realmente «revolucionario»
sea imposible de manejar. Considero que un planeta exterior retró
grado es «revolucionario» cuando está aislado, o en conjunción con el
Ascendente o el Medio Cielo y sin ningún aspecto clásico con otros pla
netas. En las listas de personas famosas con planetas retrógrados aisla
dos o con múltiples planetas retrógrados, se evidencia que la locura re
trógrada puede ser no sólo útil, sino también socialmente aceptable.
Lo que sí parece claro es que se ha de renunciar a cierto grado de co
modidad, estabilidad y seguridad para poder llegar a un acuerdo con las
exigencias que plantea un planeta exterior retrógrado. Asumir la res
ponsabilidad de llevar a cabo lo que millones de personas piensan que
les gustaría hacer «si no fuera porque...» supone una buena parte de au
tosacrificio. Convertirse en portavoz del colectivo puede equivaler a ser
un mártir del colectivo si no se ha desarrollado un yo fuerte y bien deli
mitado. Esto significa tener aguda conciencia de las cosas más simples,
de los propios valores y de lo más personal que hay en la vida. Cuando
los planetas exteriores están en la zona de oposición a la de la trinidad
de la identidad, es muy real el peligro de perder la perspectiva ade
cuada de lo que es básico y fundamental en la vida: el amor, el sexo, la
comida, las letras de la casa, los animales de compañía, los hijos y los
amigos. Si el nativo se separa de sí mismo, sucumbe a lo que hay de víc
tima en el poder conferido a la posición retrógrada. El potencial para
desprenderse completamente de lo esencial del propio ser es muy alto, y
se necesita una afirmación consciente y coherente de la importancia de
las cosas sencillas.
El alejamiento de la espiral del sacrificio del propio yo en aras del
colectivo proviene de muchas fuentes, pero astrológicamente las claves
principales son los contactos de los planetas retrógrados con los plane
tas socialmente activos: Marte, Júpiter y Saturno. Cuando el planeta
exterior retrógrado está en trígono o en sextil (y con frecuencia en opo
sición) con uno o más de estos planetas, hay un vehículo mejor para
transferir la carga interna hacia algo sustancial de fuera. Como mínimo,
conectan la inconsciencia del planeta exterior con un cuerpo consciente
262
que el nativo, a medida que envejece, va siendo más capaz de emplear.
Los planetas sociales facilitan la transmisión de la alta carga interna
cuando están en aspecto con los exteriores desde otro ángulo. De este
modo es más probable que un complejo se convierta en una fuerza
creadora, y menos probable que se adueñe del yo.
Sin embargo, si los planetas sociales también intervienen en la po
sición retrógrada, como en muchas configuraciones generacionales, es
probable que la persona experimente un sentimiento de frustración in
terior. Por ejemplo, la conjunción Saturno-Urano al final de Tauro y al
comienzo de Géminis en los primeros años cuarenta precipitó una re
volución en el orden social; a todos los que natalmente tienen este
aspecto les aterran las tiranías y dictaduras. Son anarquistas por natu
raleza, pero no todos los que tienen en su carta la conjunción Saturno
Urano están consciente y activamente en contacto con su anarquista in
terior. Éste puede manifestarse, en cambio, como su opuesto interior,
un guardián tiránico que frena el impulso al cambio en el nativo. Las
personas con esta conjunción retrógrada tienen al Sol en algún punto
entre los signos de Virgo y Capricornio, y deben luchar contra su fun
ción, relegada a la sombra, ultraconservadora y temerosa del cambio.
La incorporación de los planetas superiores interiores a los planetas ex
teriores comunica al nativo, con más urgencia todavía, que debe res
ponder a sus deseos compulsivos de cambio radical.
263
citada de Reinhold Ebertin, La combinación de las influencias estelares,
para aclarar más el estudio de los complejos colectivos. 5
Como breve ilustración de un complejo colectivo, la más reciente
conjunción Urano-Neptuno en Capricornio se vinculó con una serie de
temas de fines de los ochenta y de los noventa: el miedo de que el
mundo desaparezca por causa de la contaminación o de un holocausto
nuclear; las guerras santas; un nítido impulso ascendente en la fenome
nología; una gran publicidad en los medios de comunicación sobre la
inminente «Nueva Era»; un resurgimiento del «crisol de la conciencia»
bajo la forma de un ostensible cristianismo de la sombra (satanismo)
tanto en Estados Unidos como en Gran Bretaña, y una nueva ciencia
que propone una metafísica «verdadera» e introduce un principio de
organización en el caos.
Dice Ebertin refiriéndose a la combinación Urano-Neptuno:
264
Con la adición de Saturno a estas palabras clave, hacemos que todo
descienda a la Tierra y vemos cómo las manifestaciones de los miste
rios se incorporan al orden establecido. Aunque se trata de un fenó
meno global y social transitorio, se convertirá en un problema personal
para los nativos nacidos con la conjunción (Saturno) Urano-Neptuno, y
está impreso en la psique de todos los individuos que viven durante
este tiempo.
Cuando una carta natal incorpora un complejo colectivo por medio
de planetas exteriores retrógrados, el nativo se encuentra con que debe
trabajar para unificar las características dentro de su propio marco de
referencia personal. Es muy fácil pasar por alto la configuración, o es
más difícil interesarse conscientemente por ella, si no hay contacto
entre los planetas retrógrados y los otros planetas de la carta. De ello re
sulta una escisión que, cuando aflora, puede ser tremendamente des
tructiva para la integridad del yo. O si no, el complejo termina por ser
proyectado, y el nativo atrae sobre sí lo que encarnan los planetas exte
riores, mediante sus relaciones o sus experiencias sociales o incluso
identificándose con la psicología de las masas.
Algunas personas se alarman bastante cuando descubren que tienen
tres o más planetas superiores retrógrados, y más aún si también tie
nen a Mercurio o Venus retrógrado. Pero al darse cuenta de que hay
una gran cantidad de personas, muchas de ellas sumamente producti
vas, que tienen cuatro o más planetas superiores retrógrados, sus temo
res se atenúan. Como todos los individuos manifiestan su horóscopo a
su manera, en realidad no hay forma de ajustarse a un significado gene
ral. Sin embargo, cuando los planetas superiores están retrógrados es
importante observar la secuencia de cada uno de ellos a medida que se
vuelve directo por progresión secundaria. Cada planeta, al estacionarse,
pondrá en marcha un nuevo nivel de conciencia de lo que en su mo
mento fue un misterioso impulso interior. Hablar del inconsciente
como de algo con lo que es posible «ponerse en contacto» es desmentir
su naturaleza: no es uno quien se pone en contacto con él, en absoluto;
él se pone en contacto con uno. Pequeñas partículas se introducen en la
conciencia y, tras un período de asimilación, se convierten en algo com
pletamente normal. Cada vez que un planeta exterior se estaciona y se
vuelve directo, se abre un nuevo panorama y se expanden las posibili
dades de utilizar el planeta de una forma nueva.
265
11
URANO, EL SOL Y EL YO
Como ocurre con todos los planetas exteriores, U rano está retrógrado
durante algo menos de la mitad (41 por ciento) del año. Por lo tanto,
grupos enteros de signos solares tienen a U rano retrógrado en su carta
natal. Sería erróneo «empaquetar» a un porcentaje tan elevado de seres
humanos dentro de una determinada categoría, pero hay dimensiones
de la retrogresión que hasta cierto punto pueden describirse, y en el ca
pítulo 6, que trata de los aspectos del Sol con los planetas superiores,
defino con más precisión la particular energía asociada con los planetas
retrógrados.
Cuando un planeta está retrógrado, su «comportamiento» parece
más mitológico, es decir, da la impresión de estar arquetípicamente
más activo. Por su posición retrógrada se distancia de la función solar
de individuación y por lo tanto opera más bien como una energía rene
gada que como una parte integral del horóscopo. Este fenómeno se pro
duce con independencia del número de aspectos que forme con otros
planetas. Aunque de hecho los contactos con otros planetas (interiores
superiores o inferiores) arrastran al retrógrado exterior a un ámbito
más tangible, el efecto de ello es que su manifestación se vuelva más
voluble.
En el antiguo mito griego, U rano, el cielo, no era un dios sino un
reino, un lugar que no era la Tierra, sino la totalidad de los cielos.
Jamás se lo adoró como a un dios, no se le rendía culto alguno y su do-
267
minio era el aither (éter), el cielo superior. Ni siquiera en los testimo
nios más antiguos se encuentra a Urano totalmente personificado como
sucedía con otras deidades, incluyendo a su consorte, Gea (o Gaia), que
fue transformada en diversos tipos de diosas de la Tierra. Esta falta de
personificación que sigue a la castración tiene implicaciones interesan
tes a la luz de la permanente separación de U rano y la Tierra.
Al tratar del mito de Cronos-Saturno ya he hablado de la castración
de Urano y d� su posterior apartamiento de las actividades terrestres.
Nuestro Urano astrológico se comporta de manera muy semejante:
divorciado, amputado, separado, castrado y desencarnado. Esto no es
siempre negativo, porque la objetividad, el genio y la iluminación bro
tan con frecuencia de fuentes uranianas. Sin embargo, lo mismo pasa
con la locura, la alienación existencial, el elitismo jerárquico, la tiranía
anárquica y los comportamientos perversos.
La distancia entre el Sol y Urano puede manifestarse en diversas ca
racterísticas que permanecen escindidas hasta que uno aprende a incor
porar ideales desencarnados o a reconocer el lugar que les cabe en la es
fera más humana. Jacques Lacan dijo en una ocasión que el alma con
una idea es como un pez con una manzana: no sabe qué hacer con ella.
Para los individuos que tienen a Urano retrógrado, la imaginación de
sempeña un papel muy importante en el desarrollo de una fuerte estruc
tura del yo. Aunque suele ser un símbolo creativo, Urano necesita de
un sólido factor de conexión con la tierra en algún otro lugar del horós
copo para contener su carácter inconformista, de modo que éste no le
lleve a una escisión del yo. Si el Sol forma un aspecto exacto con Urano
retrógrado, las características estarán más nítidamente definidas y se
creará un puente más sólido entre Urano y el Sol. Entonces, el planeta
puede ofrecer un vehículo estructurado para la manifestación de la
imaginación creadora.
En el mito originario, Urano impedía el nacimiento de los Hecaton
quiros, los monstruos de cien brazos a quienes suprimía en la matriz de
Gea. El «crimen» de Urano fue el elitismo, ya que su propia progenie le
pareció inadecuada e imperfecta en comparación con lo que él se ima
ginaba. Gea, al ser la madre ideal, amaba tiernamente a sus hijos sin
tener en cuenta su imperfección, y presionó a uno de ellos, Cronos,
para que castrara a su padre, Urano, con lo que los cielos quedaron
para siempre separados de la Tierra. Esto nos hace pensar en la nítida
demarcación entre algo ideal en el ámbito de lo imaginario y su fallida
manifestación física: la idea queda totalmente alejada de la realidad. El
concepto platónico de la Forma Ideal, de la que toda la creación es una
réplica imperfecta, es análogo al arquetipo uraniano.
268
URANO RETRÓGRADO EN LA CARTA NATAL
269
nía un mensaje evidente para las personas con Urano aislado. Pearl S.
Buck vio la belleza y la simplicidad de la vida rural china, y en sus
obras alabó elocuentemente sus virtudes.
Einstein, que tenía a Urano retrógrado a 1 º de Virgo y al Sol a 23 º de
Piscis (con una separación de 158 º, es decir, sin ningún contacto espe
cial), respondió así a la observación de que todas sus ideas eran brillan
tes: «No, tengo muchas ideas, y algunas de ellas son brillantes». El
U rano de Einstein es desenfrenado. Su incapacidad para desempeñarse
en matemáticas elementales, al mismo tiempo que percibía esquemas
energéticos elegantes y misteriosos, su aborrecimiento del estudio y su
defensa de la función intuitiva son factores que describen a un Urano
«desconectado». Los aspectos más fuertes de su Urano retrógrado y ais
lado son los quincuncios (en desaceleración) con Mercurio a 3 º de Aries
y Saturno a 4º de Aries. Su conjunción Saturno-Mercurio era el conte
nedor que necesitaba su Urano retrógrado; su unidireccionalidad men
tal y su conceptualismo abstracto no sólo están contenidos, sino tam
bién encerrados por Saturno. El genio es como un impulso eléctrico,
indiferenciado y potencialmente peligroso a menos que esté bien conec
tado a tierra o canalizado mediante el conductor correcto y con el vol
taje adecuado. Muchos factores deben contribuir a la manifestación del
potencial.
Marie Curie tenía a U rano en trígono estacionario retrógrado con el
Sol a 14º de Escorpio en la casa ocho (Urano retrógrado estaba a 12º de
Cáncer en la quinta casa). Con Acuario en el Ascendente, Urano era
también el regente de la carta. La mentalidad científica de Marie Curie,
típica de Escorpio, le valió dos premios Nobel, el de física en 1903 y el
de química en 1911, pero su condición de mujer hizo que jamás fuera
admitida como miembro de la Academia de Ciencias. Ella y su marido,
Pierre, compartieron su interés por el magnetismo (él también tenía a
Urano en la quinta casa) y colaboraron en el empeño de aislar el radio y
el polonio.
El psicólogo Alfred Adler tenía un quincuncio exacto entre su Sol a
18 º de Acuario en la casa ocho y Urano en el Ascendente a 18 º de Cán
cer. Su orientación y su visión de lo psíquico lo apartaron de sus con
temporáneos, y los ajustes que propició en la ideología y la psicología
revolucionaron esta ciencia e instituyeron una escuela de pensamiento
totalmente nueva.
Aunque parezca que estos espectaculares ejemplos de Urano retró
grado implican que cierta forma de genio convencional es una caracte
rística que abunda, no siempre es así. Sin duda que, en el mejor sentido
de la palabra, Urano es el genio, el espíritu o daimon que cada uno de
nosotros lleva dentro -un mentor espiritual o guía personal interno-,
270
pero no todos los que tenemos a Urano retrógrado seremos capaces de
aplicarnos con la disciplina necesaria para dar forma a los impulsos del
genio. Sin embargo, la gente con Urano retrógrado siente el irresistible
deseo de descubrir algo diferente, de encaminarse hacia un horizonte
lejano, de explorar lo desconocido y hacer que se conozca. Si no hay ve
hículo para este impulso interior, se expresará como irritabilidad, esta
dos anímicos volubles, un comportamiento poco digno de confianza
que se hará pasar por temperamento artístico, sentimientos de insatis
facción y una inexplicable angustia.
Estos rasgos difíciles se exacerban si Urano retrógrado no está fre
nado por aspectos planetarios que apoyen y contengan los impulsos
uranianos. Un sextil, un trígono o una semicuadratura de Saturno con
Urano, por ejemplo, permitiría que el genio se canalizara de forma
práctica y disciplinada, aunque lenta en su avance. También una com
binación del Sol en trígono y Marte en sextil o en trígono con Urano se
ñalaría una dirección, y un contacto con Mercurio, por ejemplo, podría
facilitar el genio de Urano. Un Urano totalmente «suelto» puede plan
tear verdaderos problemas en la conexión del proceso instintivo de in
dividuación con la voluntad consciente. A medida que envejecemos
nos volvemos cada vez más conscientes de lo que es «nuestro» y lo que
es «de otros». Esta conciencia se vuelve especialmente aguda hacia la
mitad de la vida, cuando Urano en tránsito empieza a oponerse al
Urano natal. El nativo comienza a separar las características que de
verdad le pertenecen, a él y a su propio daimon, de lo que le ha sido im
puesto por las presiones e influencias del mundo. Cuando Urano está
retrógrado y no está en aspecto con el Sol ni conectado con ningún pla
neta personal, o se encuentra aislado en un hemisferio o en un cua
drante, puede plantear problemas muy difíciles en el manejo de este
proceso de llegar a ser «uno mismo» tan plenamente como lo desee el
impulso interior. El resultado son las manifestaciones negativas extre
mas: comportamiento irracional y autodestructivo, violentos cambios
en el estado anímico, profundas depresiones, esporádicos brotes de
energía, destellos de brillantez desenfocada, acciones frías e incluso
crueles, tácticas de aislamiento y el sentimiento de estar desconectado
de la realidad o de las emociones.
El innovador Ronald D. Laing, el psiquiatra que postuló la «norma
relativa» y aclaró al mundo psicológico qué era el comportamiento nor
mal en un psicótico, tenía un Urano retrógrado muy complicado. Hacia
el final de su vida había sufrido muchas de las manifestaciones negati
vas que acabo de mencionar, además de haber disfrutado de los atribu
tos positivos. Su Sol a 13 º de Libra estaba en la zona de oposición con
su Urano a Oº de Aries (que estaba en conjunción con Júpiter retró-
271
grado a 26 º de Piscis). La conjunción Júpiter-Urano formaría el asa de
un diseño en cubo a no ser porque la Luna, a 29 º de Acuario (en oposi
ción con Neptuno y Venus), ocupa también ese hemisferio. Laing vir
tualmente revolucionó las actitudes hacia la psicosis. Por desgracia para
él, también tuvo experiencias personales de brotes graves de angustia y
depresión. Sin embargo, fue capaz de utilizarlas y de conectar con la tie
rra su propia forma de «locura» -Saturno a 4º de Sagitario formaba un
trígono con su Urano-, y dio peso y sustancia (Saturno) a ideas origina
les, creativas, radicales y existenciales (Urano). Fue un escritor no sólo
prolífico, sino también de expresión versátil, lo cual en mi opinión co
rresponde a un aspecto de la conjunción Júpiter-Urano (H. P. Blavatsky
también tenía esta conjunción). En The Divided Self [El yo dividido]
Laing se extendió sobre el concepto de fenomenología existencial, y su
inapreciable contribución a la psiquiatría clínica se mantiene hasta hoy
día. Aborrecía los términos clínicos que clasificaban a los pacientes, e in
trodujo la entonces sorprendente premisa de que era posible comprender
a un paciente como ser humano y no como un caso clasificado de enfer
medad. También, como sucede con Pearl Buck, el título del libro sinte
tiza la lucha de su autor por la conciencia.
La oposición de Urano en tránsito consigo mismo hacia la mitad de
la vida nos catapulta metafóricamente a la zona de los planetas exterio
res. Como el primero de los tres, tiene mucho sentido que el punto que
marca la mitad de su órbita escinda en dos la senda de la vida: la «vida
vivida» y la «vida no vivida». El retorno de Saturno a los 29 años inicia
el natural proceso de incorporación de la responsabilidad adulta al des
preocupado vagabundeo por entre la plétora de posibilidades intrín
secas en todos nosotros, pero la oposición de Urano (entre los 38 y
los 41 años) es un tañido de muerte que nos recuerda la realidad del
tiempo que nos queda para realizar y encarnar nuestras potencialida
des. Nos volvemos más perspicaces y más conscientes de lo que no po
demos hacer. El tránsito de U rano en mitad de la vida viene aquí al
caso porque a las personas con Urano natal retrógrado esta época les re
sulta especialmente difícil. Ello se debe a que Urano en tránsito se en
cuentra en el lado personal del horóscopo, y es probable que esté en
conjunción con alguno de los planetas personales. Ciertamente desper
tará a estos nativos a la conciencia de su vida no vivida, obligándoles a
integrar en la psique sus ideales escindidos y postergados.
Urano retrógrado nos habla de un padre inquieto y distante, al que
no se puede encasillar. Con frecuencia, el papel que él desempeña en la
niñez del nativo no es nada convencional, incluso puede ser informal.
Es común que no ofrezca apoyo alguno al proceso de individuación del
hijo, sino que actúe en cambio como si él mismo fuera un niño rebelde.
272
Aun cuando superficialmente pueda haber sido convencional, su ener
gía y sus tendencias ocultas eran inquietantes y abstractas. Quizá le
haya resultado muy difícil relacionarse con los niños y prefiera hacerlo
con sus hijos adultos, con los que puede tratar de manera no emocional.
Con frecuencia, la gente con Urano retrógrado tiene la vivencia de su
padre como un dios, lo cual evidentemente no puede ser cierto. Cuando
estos niños le piden que los consuele, los tranquilice o les aconseje,
lo más probable es que reciban una diatriba filosófica. El resultado de
ello puede ser un adulto sumamente autosuficiente y valiente, pero
sólo después de una época de muchos ensayos y errores, durante la cual
el yo, aún en proceso de desarrollo, tropieza con bastantes virajes ines
perados en el camino hacia su edad adulta.
El desarrollo del yo en los individuos con Urano retrógrado es espo
rádico y voluble� en general se encuentran con demasiadas alternativas
en su orientación vital y se ven obligados a tomar decisiones. Aunque
con frecuencia les atraen las causas humanitarias, también pueden in
clinarse hacia el lado oscuro de la vida e identificarse con los margina
dos. Su anhelo de transformar la sociedad en un limpio ideal se debe en
gran parte a que han visto el lado sórdido, corrompido y horrible de la
naturaleza humana. En su deseo de combatir todo esto en sí mismos, se
vuelven hacia el colectivo para la elaboración de sus procesos indivi
duales.
El yo debe aprender a contener a Urano, lo que en sí mismo no con
duce a la integración, sino a la segregación. Una de las personas con
Urano aislado más limitadas por la convención es el príncipe de Gales,
heredero del trono británico. En su carta, Urano está muy separado de
la estructura central del horóscopo, en oposición exacta con Júpiter
(emplazado cerca de su Marte natal). El Sol, a 22º de Escorpio, está en
un amplio quincuncio en aceleración con Urano a 29 º de Géminis. Al
príncipe Carlos se lo conoce como «radical» en cuanto defiende la paz,
está profundamente comprometido con el ecologismo, expresa de un
modo activo su preocupación por el planeta, apoya la medicina alterna
tiva y ha demostrado un marcado interés por la psicología junguiana.
Su condición de príncipe no ha frenado su acción humanitaria, pero el
emplazamiento escindido de Urano favorece su papel de persona dis
tante: una figura real, un arquetipo de la monarquía. Su sentido del
humor y su compasión son evidentes, pero su dignidad no se ve menos
cabada por esta exhibición de sentimiento (Escorpio). Se podría sospe
char, sin embargo, que la dificultad del príncipe Carlos está en el nivel
emocional profundo, que su capacidad de conectar verdaderamente
con sus sentimientos personales está limitada y constreñida no sólo por
la convención, sino también por su propio carácter innato.
273
URANO PROGRESADO
Los años en que el Sol progresado forma aspectos exactos con el Urano
natal son épocas de grandes cambios y de reorganización. Si el Sol pro
gresado llega a oponerse al Urano natal retrógrado, esa oposición marca
un año en el que el nativo siente que su vida se hace trizas y experi
menta un aspecto completamente nuevo de sí mismo. Le resultará cada
vez más difícil vivir de la manera a la que estaba acostumbrado: los
tipos de cambio que se producen tienen que ver con una grieta interior
a través de la cual empiezan a filtrarse aspectos de su propia naturaleza
que ha suprimido, consciente o inconscientemente. En última instan
cia, es una vivencia liberadora, porque seguir viviendo una mentira, o
llevando una vida superficial que no incluye creencias y valores intrín
secos y profundamente sentidos, se vuelve imposible.
La oposición progresada inicia un período de algunos años (en gene
ral alrededor de tres) en que la fría realidad se enfrenta con las fantasías
del nativo, a las que hasta ese momento ha llamado «realidad», y de
hecho lo eran, pero la antigua manera de ver el mundo ya flo servirá
de base a la estructura existente. El yo choca contra una fuerza inmuta
ble: el poder de la verdad y de los hechos. Se inicia una época de análi
sis consciente de todas las facetas de la propia naturaleza y de la vida
no vivida. Con frecuencia, este cuestionamiento se extiende a las rela
ciones, y a menudo es fácil pensar que la ruptura o destrucción que se
produce es culpa de terceros, pero si eso es cierto, entonces esas perso
nas están colaborando y participando de un modo inconsciente en la
transición necesaria en la vida del nativo.
Por otra parte, si el Sol progresado forma un quincuncio (ya sea
antes o después de la oposición), con frecuencia lo que provoca el caos
es efectivamente el entorno. El nativo debe soportar y experimentar
tremendas conmociones en sus relaciones con el mundo circundante.
A menudo, a este aspecto se lo siente más ligado al destino, y muchas
veces es posible trabajar con él de manera muy productiva si la persona
intenta mantenerse tan consciente como sea posible de sus reacciones
interiores, siendo testigo de su propia experiencia y aprendiendo una
lección en profundidad sobre la forma de ir adaptándose a circunstan
cias para las que no estaba preparada. En el caso de que el quincuncio o
la oposición se produzca en una época temprana de la vida, es probable
que una situación familiar se haya deshecho de un modo fundamental,
cambiando permanentemente la dinámica de la familia. Ésta se va reor
ganizando poco a poco alrededor de otro foco central, pero ha sopor
tado una experiencia que el nativo siente en el centro de su ser. Una
pérdida, una muerte, el divorcio de los padres o una mudanza puede
274
ongmar una pérdida temporal del yo en una persona joven, propi
ciando una prematura introducción en el examen interior y convir
tiendo al nativo en un filósofo precoz.
Si Urano llega a una estación retrógrada en una carta en la que está
directo, la persona se ve obligada a renunciar a las esperanzas y expec
tativas depositadas en el mundo y comienza a retraerse, iniciando el
proceso de formación de una crisálida dentro de fa cual empieza a incu
barse una nueva filosofía. La estación puede coincidir con un derrumbe
de la esperanza, una pérdida de la inocencia o una vivencia de traición.
La experiencia tiene que ver con la profundidad con que la persona
haya buscado la «verdad» y la medida en que esté conectada con la raíz
intrínsecamente idealista de la psique. La estación actúa en el sentido
de obligar a una torna de conciencia más profunda de la ley natural de
independencia. Ya para siempre, el nativo ha adquirido una aguda con
ciencia de su propia y peculiar individualidad y puede llegar a ser su
mamente eficaz como líder. Sin embargo, al mismo tiempo debe tomar
conciencia de su naturaleza humana y no aislarse demasiado. A esta
etapa le sigue, unos dieciocho años más tarde, el trígono del Sol progre
sado con el Urano natal, cuando el impacto de la inversión del movi
miento ha madurado hasta incorporar un sistema de análisis plena
mente desarrollado. Por una parte, el sistema sirve como una sólida
defensa contra nuevas heridas de las propias ideas, pero por otra suele
indicar un sistema suficientemente madurado, que el yo puede adoptar,
con lo que permite que Urano se ponga a su servicio de un modo huma
nitario.
En el caso de que Urano llegue a una estación directa en una carta
progresada, esto va seguido, unos catorce años después, por una cua
dratura del Sol progresado con el Urano natal. La estación directa pro
duce un tiempo de caos, de lo cual se genera un rápido intento de orga
nizar los aspectos de la propia vida que aparecen como dispares o que
han sido separados de la totalidad del sí mismo. El caos es un producto
de la unión súbita de Urano con el sistema familiar de la estructura pla
netaria y de la perturbación de todo lo que es interiormente conocido y
habitual, con lo que se envía al individuo por una tangente de opciones
experimentales. Esta puede ser una estación sumamente creativa, cau
sando durante catorce años una reorganización de los ideales, la filoso
fía y las relaciones de la persona. Ambas estaciones (la retrógrada y la
directa) son sutiles, pero eficaces, ya que arrojan una nueva luz sobre
la actividad dentro de la totalidad del horóscopo, y puede ser necesa
rio más o menos un año para que la experiencia se reconozca corno
decisiva.
Es probable que la cuadratura del Sol progresado con Urano sea no-
275
table, principalmente porque pone término a cualquier experimenta
lismo iniciado durante la estación directa. El Sol reúne todo lo que se
ha aprendido desde la estación y fuerza su manifestación, que puede ser
muy pronunciada, exigiendo al nativo que renuncie de una vez por
todas a las creencias y formas de comportamiento ostentosas, superfi
ciales o pasadas de moda. La persona puede sentirse llamada a una vida
más aislada, en la que la actividad se reduzca a lo esencial y todo lo su
perfluo desaparezca, quedando intacto sólo el núcleo de las creencias
más significativas.
U rano se mueve con más rapidez que los otros dos planetas exteriores
(pasa siete años en tránsito por cada signo) y por lo tanto se lo encuen
tra con mucha más frecuencia como planeta aislado o separado de la es
tructura central formada por todos los demás. Cuando está segregado
de este modo, sirve como gancho para los complejos uranianos, innatos
o colectivos. Puede convocar la locura colectiva e impulsar al individuo
a comportamientos inconscientes extremos, o puede servir al yo como
un vehículo perfecto para ayudar a los demás a superar con rapidez
conflictos personales, y en el caso de los individuos que son muy acti
vos y socialmente influyentes, puede alentarlos a hacer que su sociedad
pase por períodos de transición rápidos.
La soledad de U rano retrógrado no es el aislamiento encerrado de
Saturno, que está emocionalmente comprometido con su posición dis
tanciada, sino el ámbito elevado y aéreo del idealista, que prospera en
el desapego y la distancia del común de los mortales. Esta posición fa
vorece a los extremadamente elitistas, aquellos que ni siquiera saben
que más allá de ellos o de sus propias creencias existen otras personas u
otros sistemas. Estos nativos se identifican con el iconoclasta y el revo
lucionario y están ligados con cualquier transformación de la sociedad.
Incluso el hombre de la calle que tiene a U rano aislado siente de un
modo u otro que forma parte de los ciclos naturales de decadencia y re
novación que se dan en el seno de su sociedad. Estas personas son filó
sofos por naturaleza, y se pasan mucho tiempo procesando su mundo
interior, tratando de encontrar razones racionales para las pautas de
comportamiento comunes a toda la humanidad.
Urano puede condensar la cólera interior de un individuo y despa
rramarla salpicando todo lo que hay a su alrededor, con lo cual pro
yecta cualquier revolución interior no resuelta sobre los amigos o la so-
276
ciedad. Adolf Hitler es un caso escalofriante de esta función, mientras
que otra expresión de ella es su «gemelo» astrológico Charlie Chaplin.
A Hitler se lo conoce por haber proyectado sobre los judíos su propio
odio -no resuelto, pero sumamente diferenciado- y por ser el creador y
el principal responsable del holocausto de la segunda guerra mundial,
mientras que Chaplin fue el recipiente de la locura colectiva, y estuvo
en la lista negra del senador norteamericano McCarthy, por lo cual se
exilió de por vida en Suiza. Una de las interpretaciones más notables y
brillantes de Chaplin fue en la película El gran dictador, en la que pre
sentó un minucioso retrato de Hitler.
El mayor reto para las personas que tienen a Urano retrógrado
como planeta aislado es combinar su visión y su imaginación con una
cierta capacidad para concretar ese efímero ideal. También necesitan
estar en armonía con su cuerpo, experimentándolo como un templo del
reino de la imaginación en lugar de verlo como un organismo incó
modo y bastante sucio lleno de multitud de compulsiones sensoriales.
Trabajando con el cuerpo, se equilibra la mente. Mens sana in corpore
sano: el aforismo de Juvenal resume la lección que deben aprender los
uramanos.
Evangeline Adams
Ray Bradbury
Giacomo Casanova
Catalina la Grande
Charlie Chaplin
Ray Charles (asa)
Jacques Cousteau
Olivía de Havilland
lan Fleming
Henry Ford 11
Edward Heath (asa)
Katharine Hepburn
Adolf Hitler
John F. Kennedy (asa)
Marshall McLuhan (asa)
Charles Manson (aislado en la casa doce; también PL retrógrado)
Princesa Margarita (con SA retrógrado en el MC)
Thelonius Monk (asa)
Nelson Rockefeller
277
Gertrude Stein (también JU retrógrado)
James Stewart
Margaret Thatcher
Príncipe de Gales
Barbara Walters
278
12
279
realidad. El emplazamiento natal de Neptuno es el ámbito donde es
más probable que este anhelo se manifieste. Podemos comprometer a
Neptuno en nuestro trabajo si ayudamos a otras personas a eludir -o a
comprender más plenamente- su necesidad de nutrición cósmica. El
deseo de que nos ayuden a sufrir los dolores de la vida -o nos salven de
ellos- y a entender mejor la necesidad de un principio unificador que
conecta la totalidad de la vida puede convertirse en un impulso que nos
mueva a ayudar a los demás a llegar a un acuerdo con la avidez instin
tiva de regresar al útero cósmico.
En el símbolo del tridente de Neptuno se halla la triple imagen de la
mente, el cuerpo y el alma; encamada en el propio Neptuno está la no
imagen sin fronteras, lo que no puede ser contenido. En nuestra exis
tencia debe haber algún aspecto que se identifique con lo que no tiene
cuerpo, con lo no camal. La dificultad con este planeta está en el in
tento de encarnarlo de alguna forma tangible. De Neptuno provienen la
poesía, la música, el arte, la física esotérica, pero también la inconscien
cia, la histeria, el infantilismo y el complejo de fusión.
En su condición de dios, el dominio de Neptuno no era sólo el mar,
sino también las corrientes y los ríos subterráneos de agua dulce, y los
terremotos y otros traumas aún inexplicados de la Tierra. Aunque su
papel no está tan claramente definido como el de sus hermanos Zeus y
Hades -cuyos reinos eran más concisos-, sus actividades en la tradi
ción religiosa clásica eran numerosas. Sin embargo, y pese a ser tan pro
lífico como Zeus, ya que su progenie se contaba por millares, de hecho
su presencia se limitaba al mar.
Hay un río del Hades que, aunque no se encuentra en el dominio
tradicional de Neptuno, presenta una sospechosa afinidad con este pla
neta y su inconsciencia. En la República de Platón, al final del libro X,
hay un relato alegórico sobre un hombre llamado Er que tuvo el privile
gio de morir y después retomar a su cuerpo recordando por completo la
experiencia de su alma durante su viaje por el Hades. (Platón creía en
la inmortalidad del alma y en la reencarnación.) Después de muchas
pruebas y procesos de selección, el alma inmortal llegaba a una vasta y
dura llanura que tenía que atravesar antes de volver a su cuerpo. Al
final de la llanura, el alma se encontraba con un río del cual se la ani
maba a beber para saciar su sed. Sin embargo, dice Platón, «aquellos a
quienes no salvaba la prudencia bebían más de lo adecuado, y los que
así bebían se olvidaban de todo». En cambio, a los que bebían modera
damente se les permitía recordar todo lo que sabía su alma. El nombre
del río era Leteo, el río letal del olvido. Neptuno se parece muchísimo
al Leteo, el río donde bebemos y olvidamos; es el recuerdo individual
que se pierde en la matriz.
280
El río del olvido fluye a través de nuestra región subliminal, desco
nectándonos de nuestra alma. En la carta natal, el emplazamiento de
Neptuno señala dónde nos anestesiamos para protegernos del dolor
de nacer. El impacto de emerger del estado de unificación cuerpo
alma que fue la vivencia intrauterina es tan grande que el recuerdo que
guardamos de él es puramente subliminal. Esta es la fuente del deseo
inconsciente de retornar al Edén, de reunir psique y soma; este anhelo
es fundamental en nuestra conciencia, y nos provoca el deseo de volver
una vez más a fundirnos con algo.
Independientemente de que creamos o no en la reencarnación, hay
algo intrínseco en la naturaleza humana que recuerda un lugar seguro,
cálido y protegido donde estábamos tan ligados a la fuente que nos
nutría que no nos distinguíamos de ella. La pérdida de esa seguridad
marca a cada individuo encarnado, sea hombre o mujer, con una espe
cie de sello, una manera propia de reclamarla, mediante sus relaciones
con los demás o por la vía de una senda espiritual. Parece que Neptuno
tiene menos relación con la sólida orilla de la encarnación que con el
aspecto Ilimitado de la psique infantil.
Una pérdida de contacto con el alma produce un anhelo insaciable
de volver a descender a la oscuridad y encontrar solaz: un extraño
poder de seducción casi mágica nos lleva a buscar maneras de volver a
conectarnos con nuestra alma. El Neptuno contenido nos guía hacia
nuestras raíces religiosas. La búsqueda del espíritu lleva a muchas per
sonas a caer por los barrancos de Neptuno. El alcohol y otras drogas tie
nen un vínculo en común con la meditación y la religión extática: la
búsqueda del amor cósmico y la vinculación universal. Es evidente que
esta búsqueda puede ser vana, engañosa o peligrosa. A primera vista
parece incongruente que Neptuno simbolice tanto al traficante de dro
gas como al líder religioso, pero ambos ofrecen una panacea para las
pruebas a que nos somete el mundo.
El océano, que es el dominio de Neptuno, simboliza el mar del in
consciente colectivo, que abarca la «otra mitad» de la vida, la que es
misteriosa y desconocida y no participa en las actividades ligadas a la
Tierra. Todos sabemos que el mar es un lugar tranquilizador, donde las
olas y la pura distancia de un horizonte sin nubes se llevan nuestras pe
nurias y nos arrullan.
NEPTUNO, EL SOL Y EL YO
281
identificarse como distinto de todo lo demás. Por lo tanto, si no está
contenido, configurado y definido, no hay yo. Neptuno simboliza la
etapa previa al yo, cuando no hay separación entre sujeto y objeto, ni
hay «identidad» como tal. ¿Qué es, entonces, lo que puede aportar
Neptuno al yo? Quizá poco si pensamos en un apoyo, pero aporta al Sí
mismo una dimensión que luego se incorpora al yo, añadiendo a la afir
mación consciente «yo soy» una misteriosa profundidad, un nivel de
sensibilidad y sentimiento. Neptuno es alma, es intangible y se resiste a
ser cuantificado. Uno no puede ponerse de pie en medio de una habita
ción diciendo: «Yo tengo mucha alma, más que la mayoría; ¿no soy
acaso un individuo profundo, místico y hondamente sensible?». ¡Estoy
segura de que la gente rechazaría en tropel semejante pretensión! Sin
embargo, siempre «sabemos» cuándo estamos en presencia de alguien
que tiene efectivamente un alma contenida y contenta, una persona que
se siente segura de sí misma y posee el carisma que proporciona una
misteriosa fuerza interior. Su alma no anda vagabundeando, perdida y
solitaria ante un horizonte que perpetuamente retrocede; está conte
nida en el recipiente de su ser. Podemos percibir este sentimiento de
otras personas porque Neptuno emana, vibra, exuda, insinúa, penetra e
infunde. No «ocurre», como pasa con otros planetas.
Un yo sano contiene una gran porción de Neptuno, pero esa no es
su característica predominante. Los contactos Sol-Neptuno son muy
resbaladizos y difíciles de encarnar y caracterizar, porque el yo, como
Proteo, constantemente cambia de forma. Proteo era un dios menor del
mar, pastor de las criaturas marinas, a quien Poseidón concedió el don
de la profecía y también el poder de cambiar de forma sin cesar mien
tras no fuera agarrado con firmeza. La clave para tener una conversa
ción con Proteo residía en ser capaz de aferrarse a él para que dejara de
metamorfosearse y se estabilizara en una única forma. El carácter pro
teico es polimorfo, ambiguo, efímero y quimérico; los que tienen con
tactos Sol-Neptuno deben esforzarse mucho para mantener su forma
ante los demás.
La dificultad con estos contactos no está en que sean malos, ya que
eso rara vez sucede. El problema reside en su empatía con -y su simpa
tía por- el entorno y las personas con quienes el nativo se relaciona, lo
cual puede ser muy molesto si se ve obligado a establecer una relación
simbiótica con cada persona con que se encuentra. En su película Zelig,
Woody Allen interpreta a un hombre tan desprovisto de yo que literal
mente se convierte en quien está con él después de un breve período. Se
metamorfosea en cada uno de los individuos con los que se relaciona.
Es una brillante personificación del yo proteico.
El nativo Sol-Neptuno es un yo en sí mismo, pero definido de
282
acuerdo con su movediza realidad. Esto puede ser peligroso y siniestro
de dos maneras: primero, si se lo usa conscientemente para manipular a
los demás y apropiarse de sus recursos, ya sean éstos psíquicos o mate
riales, y en segundo lugar si es un rasgo profundamente inconsciente
que hace que las necesidades del nativo sean infantiles, que no existan
fronteras entre él mismo y los demás, y que, como un bebé, haga todo
lo que esté a su alcance para salirse con la suya.
¿Significa esto que, independientemente de que sea consciente o in
consciente, Neptuno es peligroso? En cierta medida, todos los planetas
exteriores son destructivos, pero esos mismos rasgos también pueden
convertirse en vehículos de un yo sano. Los manipuladores pueden usar
sus habilidades de forma artística y creativa, «obligándonos» a ver las
cosas a través de sus ojos en el arte, la música, la poesía o la prosa. El
terapeuta o el médico neptuniano puede insinuar nuevos datos o empu
jar sutilmente al individuo para que dé nacimiento a una nueva manera
de ser. La capacidad de suscitar en los demás estados anímicos, senti
mientos y experiencias puede ser un don divino.
También puede ser un infierno. Supongamos que el yo Sol-Neptuno
se sumerge en un estado de inconsciencia infantil: terminará por retor
cer, deformar, confundir, ofuscar y anular todos los demás puntos de
vista posibles. Es evidente que este estado es ruinoso, no sólo para el in
dividuo, sino también para todos los que están íntima y emocional
mente comprometidos con él. El poder neptuniano de cambiar de
forma crea la posibilidad de una folie a deux, el fenómeno de transfe
rencia de la locura de un individuo a otro, este último una persona bási
camente sana. Los analistas y psicoterapeutas están en una situación en
la que deben contener conscientemente su propio Neptuno para no de
jarse contagiar por la posible transferencia de los estados neptunianos
indiferenciados de sus pacientes.
Neptuno ofrece una experiencia positiva al yo sano. Las personas
creativas disponen de la capacidad de evocar el estado edénico en el
que todo era perfecto y armonioso. Su propia identidad se mantiene in
tacta aunque deban soportar en la vida diversas dificultades que son
causa de dolor, tristeza o un sentimiento de pérdida. No tienen una vi
sión irreal de lo que sucede; el dolor está contenido y lo pueden ver en
el contexto adecuado, sin explotar hacia afuera, en el entorno, contami
nándolo todo y a todos con su desdicha. Neptuno es también la oportu
nidad de conectarse con el colectivo mediante el duelo, la nostalgia y el
deseo de fundirse con la fuente divina, y en una estructura del yo bien
contenida y delimitada encuentra su lugar a través de una intensa fe o
de un sólido sistema de creencias.
Aunque el único lugar donde dos corazones laten al unísono es el
283
útero, estamos ávidos de recrear en nuestras relaciones ese vínculo de
fusión. Hay cierto grado de ello en todas las relaciones, tanto en las
sanas como en las patológicas. Se trata de saber cuál es la distinción
entre uno mismo y los demás, y de ser consciente de la belleza que hay
en la fusión temporal de cuerpo y alma, pero sabiendo también que
todo eso es ilusorio. El vínculo que caracteriza a una relación de amor
exige que se dé la fusión neptuniana, ya que eso forma parte del
amor romántico, pero si esta fusión es obsesiva y compulsiva y lo con
sume todo, mata la individualidad y termina por matar la relación. El
aspecto ilusorio no es en sí mismo lo negativo; lo es, más bien, el hecho
de no saber dónde se acaba la ilusión y comienza la realidad.
Neptuno tiene mucho para ofrecer al yo, pero no como contenedor
ni como vehículo. Esencialmente, el yo debe contener a Neptuno, ha
llando los lugares apropiados para dejar que fluya en el estanque de lo
colectivo, y reconociendo también que ese estado tiene la potencialidad
de aniquilar y anestesiar la voluntad más allá de su capacidad para fun
cionar de manera consciente.
Cuando Neptuno está separado del Sol por más de 101 º, hacia cual
quier de los dos lados, está retrógrado. A tal distancia, todo contacto
personal resulta disminuido, y surge una tendencia más universal o co
lectiva. El planeta puede entonces actuar a la manera de una lente a
través de la cual el nativo contempla objetivamente el mundo del mis
terio, o bien puede convertirse en un depósito o un recolector de sínto
mas misteriosos. Como es raro que Neptuno (al igual que Plutón) sea el
único planeta retrógrado en la carta natal de las personas nacidas du
rante este siglo, es difícil observar sus características en ejemplos indi
viduales. Sin embargo, en el arquetipo neptuniano hay encerrados cier
tos potenciales que pueden emerger por mediación de los individuos y
manifestarse como rasgos personales.
A las personas cuyo Neptuno está en el hemisferio opuesto a la trini
dad de la identidad, formada por el Sol, Mercurio y Venus, puede resul
tarles muy difícil identificarse como seres separados de su familia hasta
que no llegan a su autorrealización. Quizá no hayan podido percibirse
con claridad a sí mismas y se hayan dejado influir por los demás en su
manera de pensar y de ver las cosas. La gente que tiene a Neptuno re
trógrado acepta con más facilidad los complejos que se agrupan alrede
dor de la familia, mitos como el del «hombre que se ha hecho a sí
mismo», el de la «familia de artistas» o el de «la suerte de la clase
284
obrera», o aseveraciones como ésta: «En nuestra familia todos estudian
medicina». Puede ser que tengan tales inclinaciones, y que de hecho
cuenten con habilidades y talentos diversos que son el legado de la fa
milia, pero si no es así, ¿qué?
Como son extremadamente sensibles a las necesidades ajenas, las
personas con Neptuno retrógrado perciben, desde que nacen, qué es lo
que se espera de ellas, y actúan en consecuencia. En algún momento,
cuando emergen de la matriz de la niñez para entrar en la adolescencia
y embarcarse en una nueva etapa de la vida, es probable que reciban un
golpe al darse cuenta de que han estado subordinando sus anhelos y ne
cesidades a los ajenos. El sacrificio de su propia alma puede quedar sin
recompensa hasta el momento en que «entren en su propio cuerpo» y
dejen de vivir por mediación de los demás.
Parece que los trígonos, aunque con frecuencia inadvertidamente,
favorecen las dotes de médium. Si la carta en conjunto tiene un matiz
de tierra, lo que incluye también contactos importantes de Saturno y la
presencia de aire (para un mínimo de razonamiento), el trígono de
Neptuno retrógrado puede estar bien encaminado hacia un trabajo ar
tístico o de otro tipo en el que intervenga la inspiración.
Algunos casos
285
fronteras, y tendrá que trabajar duro y a conciencia para poder creárse
los. Instintivamente, quiere dormir, beber con avidez de las aguas del
Leteo y olvidarse de su cuerpo y de su persona, pero paradójicamente
es su propia adicción lo que una y otra vez le obliga a retirarse.
En la carta de William Blake el Sol está a 6 º de Sagitario en trígono
con Neptuno a 13º de Leo, en estación directa y como único planeta
más o menos retrógrado. Saturno está en oposición con Neptuno, y esa
dicotomía encama la lucha espiritual de Blake con la nueva y flore
ciente filosofía mecanicista. Fue un poeta político, pero inspirado.
La oposición con el Sol hace de Neptuno un adversario declarado de
la delimitación del yo. Es muy raro encontrarlo nítidamente aislado; es
más común que aparezca como único planeta retrógrado. Mozart tenía
al Sol, Mercurio y Saturno en Acuario, con una oposición exacta entre
la conjunción Sol-Mercurio y Neptuno en Leo; también tenía a Marte
retrógrado, pero Neptuno era el único planeta exterior retrógrado, se
gregado de la estructura principal de los demás planetas. Como niño
prodigio, Mozart fue explotado, sus fronteras fueron invadidas y co
rroídas por la forma en que su padre gestionó y administró la constante
exhibición de su hijo por toda Europa. Mozart era prácticamente una
extensión del yo de su padre, tal como se ve en la conjunción Sol
Saturno, y también en la conjunción Luna-Plutón en Sagitario en la
casa cuatro. Pero volvamos a su Neptuno retrógrado, que era la princi
pal fuente de abastecimiento del genio musical innato (¿es este un ejem
plo de «recuerdo»?) que manifestó desde los 2 años. El estado infantil
de Mozart, carente de yo, canalizó su Neptuno, pero cuando llegó el
momento del desarrollo de su yo, no encontró parámetros, ya que lo
que podría haber sido un elemento de contención se lo había robado su
padre (Saturno), y la oposición de Neptuno lo había corroído. Su inge
nuidad política convirtió a Mozart en un paria social, inepto para las
«gracias» de sus contemporáneos y psicológicamente incapaz de men
digar favores entre la élite de la que dependía tácitamente el éxito artís
tico. Alcohólico, murió a los 35 años.
La zona de oposición tiene una carga especial, cuya contención
exige un gran pragmatismo y mucha conciencia. Alan Watts, defensor
del budismo zen en los años sesenta y setenta, tiene una conjunción
Sol-Mercurio a 15 º de Capricornio en oposición exacta con el punto
medio de Plutón y Neptuno, que están respectivamente a Oº y a 29º de
Cáncer. Su Sol «captura» el lugar de encuentro del poder y el alma, ca
nalizando su visión mística y religiosa mediante un yo terrestre y conte
nido. Watts estudió teología, pero en 1948 abandonó la Iglesia cristiana
para atender a su interés por la filosofía de las religiones orientales, evi
tando el sectarismo.
286
Richard Alpert, más conocido como Baba Ram Dass, tiene a Nep
tuno como único planeta retrógrado, pero no se encuentra aislado. Está
incorporado a la estructura principal de los planetas (la Luna y Saturno
se hallan lejos de un diseño en cuenco). Como licenciado por la Univer
sidad de Harvard, participó con Timothy Leary en los primeros experi
mentos intelectuales efectuados con LSD. Jim Lewis señala que Ram
Dass tiene una relación poco frecuente entre el Sol y Urano (están
ambos en conjunción tanto en longitud como en declinación) a 15 º de
Aries. 1 El Sol de Ram Dass está en sesquicuadratura con Neptuno a 3 º
de Virgo, un aspecto especialmente tenso cuyo uso exige un tremendo
sentido del humor. Como conexión con la tierra, tiene a la conjunción
Sol-U rano en cuadratura con Saturno. Este es un rasgo importante para
añadir al Neptuno de Ram Dass, porque permite una utilización verda
deramente única de la energía colectiva. Como Richard Alpert, inves
tigó los estados alterados de conciencia químicamente inducidos y las
nuevas dimensiones de la mente; como Ram Dass, continúa con su bús
queda visionaria, pero con la elegancia y la madurez de sus años. Ha re
cibido una fuerte influencia del misticismo oriental y tiene un estrepi
toso sentido del humor cósmico, que comparte sin prejuicios con sus
auditorios de todo el mundo. El Neptuno colectivo de Ram Dass
ha sido canalizado de múltiples maneras por mediación de su persona
[en sentido junguiano] individual. Alterna con Wavy Gravy (también
conocido como Hugh Romney) el cargo de director de SEVA, una
organización con base en Nepal dedicada a devolver la vista a los
ciegos.
Neptuno retrógrado puede congregar complejos religiosos colecti
vos, clavando al portador en una cruz metafórica, pero como hemos
visto, con esfuerzo, conciencia y una pizca de Saturno, ofrece al indivi
duo una participación enriquecida en un mundo por lo demás despro
visto de espíritu. La búsqueda de un principio unificador encuentra
muchas sendas para recorrer, muchas fuentes de inspiración, algunas
divinas, otras diabólicas. La palabra «religión» proviene del latín reli
gare, «volver a ligar», es decir, volver a conectarse con el principio uni
versal. El reto de Neptuno retrógrado es aprender a distinguir unas
voces de otras. Los intentos de interpretar edictos provenientes de
fuentes divinas han dado como resultado una multitud de doctrinas re
ligiosas, todas las cuales pretenden haber penetrado los misterios de la
ley cósmica. Estas doctrinas sirven a un propósito espiritual, pero con
frecuencia poco consuelo ofrecen al individuo mediante su interpreta
ción humana del orden divino.
l. Jim Lewis y Ariel Guttman, The Astro... , ob. cit. (véase p. 157, nota 1), p. 49.
287
NEPTUNO PROGRESADO
288
sona inflexible es la medida en que los experimenta como «malos».
Tendrá que soportar un cambio de forma, entrar en un mundo de seña
les bastante misteriosas y, literalmente, dejarse llevar por la marea.
Todos los parámetros y puntos de referencia hasta entonces bien cono
cidos empiezan a difuminarse en los bordes, y el resultado es una reali
dad desenfocada. Un artista gráfico, que hasta entonces había sido am
bicioso y enérgico en la dedicación a su carrera, empezó a sufrir esta
disolución de la identidad más o menos un año antes de que el Sol pro
gresado formara una oposición exacta con su Neptuno. Simplemente,
perdió interés en su trabajo, se concentró en estudios metafísicos, en
particular en la astrología, y se encontró sin darse cuenta «olvidán
dose» de mandar la factura a sus clientes. Optó por aceptar una pérdida
de ingresos, con la exclusiva intención de hacer algo que sentía que era
creativo.
Para la persona, pasar de una imagen de sí misma bien definida a
un ser amorfo puede ser alarmante, pero en última instancia forma
parte de una transición más larga hacia un sentimiento de sí misma
más creativo y centrado. Este resultado positivo se produce principal
mente si el nativo tiene conciencia del proceso de cambio, porque de
otra manera es posible que surjan un gran pánico y una tremenda con
fusión. El alma puede estar acosada por un dolor proveniente de fuen
tes desconocidas -Weltschmertz (desengaño del mundo)- y como resul
tado buscar refugio en diversos rituales más o menos analgésicos: el
alcohol, otras drogas, el fervor religioso, por no mencionar más que
unos pocos. Idealmente, el nativo podría usar el año de la oposición
para explorar con tranquilidad su mundo interior y compararlo con lo
que siente que es más benéfico y útil en una visión de conjunto. Sin em
bargo, hacer esto a través de la nebulosa lente de Neptuno es bastante
difícil, de modo que quizá sea el momento de que la fe, más bien que el
control, represente el papel protagonista en el propio destino.
La disolución de la estructura del yo durante el año de la oposición
puede ser equiparada con la solutio alquímica, en la que el resultado de
la disolución del yo y en consecuencia de las impurezas psíquicas es, en
última instancia, un canal denso y menos adulterado a través del cual el
yo podrá evolucionar en el futuro. El Sol progresado en oposición con
el Neptuno natal puede revelar también el peor lado de la propia natu
raleza, es decir, el lado histérico, en donde las fronteras individuales
dejan de existir y uno se unifica literalmente con los demás o con el
universo. Es necesario tener cuidado de no confundirse con los demás
ni traducir el dolor personal en dolor cósmico o viceversa. Esto signi
fica estar alerta a la posibilidad de perder las propias fronteras en las re
laciones -en todas ellas- e intentar controlar una ansiedad desbordada
289
y sin objeto preciso. La meta final es conseguir un recipiente más puro,
en el que el yo pueda contener las verdades y las maravillas cósmicas
sin por eso perder la percepción del presente inmediato.
Martin Heidegger
Henry Miller
Jawaharlal Nehru
Chiang Kai-shek
290
13
PLUTÓN, EL SOL Y EL YO
292
ción de vida. Elisabeth Kübler-Ross, a quien mencioné en el capítulo 6,
tiene una conjunción Sol-Plutón a 1 Y' de Cáncer, y el trabajo de su vida
consiste en caminar con la muerte, interpretarla y animar a los demás a
indagar en la necesidad de llegar a un acuerdo con ella.
Los rasgos positivos de una toma de conciencia profunda de la so
ledad total sólo se hallan presentes cuando nos damos cuenta de una
verdad fundamental: la soledad no es necesariamente lo mismo que el
aislamiento. Cuando Plutón está separado del conjunto principal de
planetas en el horóscopo, la fuerza de su propia psique exige al indivi
duo que se someta cíclicamente a los rituales de la muerte y el rena
cimiento para aportar a la experiencia alguna clase de significado per
sonal. La exploración del lado oscuro de la psique aporta una visión in
terior particularmente aguda del aspecto inmortal de nuestra natura
leza. La fuerza que se obtiene a través de Plutón, a la larga es libera
dora: la muerte no anda siempre acechándonos si reconocemos su
existencia.
En astrología, se ha asociado a Plutón con un punto de reencarna
ción en la carta natal. Bien podría ser así, ya que el alma debe atravesar
el reino del Hades antes de encontrarse con las Moiras, que distribuyen,
asignan y determinan el curso de la siguiente vida. La región más pro
funda de la psique es el depósito de los arquetipos, cuya presencia da
origen a las diversas filosofías metafísicas centradas en la reencarna
ción. El filósofo griego_ Sócrates decía que el cuerpo (soma) era la tumba
(serna) del alma, y creía que ésta sólo se liberaba cuando el cuerpo
moría. Una carta natal también puede ser una «carta mortal», porque
representa el punto de confluencia entre la salida del ámbito etéreo y la
entrada del alma encamada en el mundo. Plutón es el portal por el que
todos debemos pasar para encarar la muerte o presentamos a la vida.
Hades, el Invisible, tal como lo encontramos en el Plutón astrológico,
es un estado de ánimo.
El Tártaro está tan distante de la tierra como ésta del cielo, profun
damente enterrado en las entrañas del Hades, donde las almas de los
malvados soportan un tipo especial de eternidad, sufriendo horrores es
pecialmente diseñados para la transgresión del malhechor. Tántalo, por
ejemplo, está allí por haber servido para cenar a los dioses a su propio
hijo, y sufre para siempre el suplicio de ver cómo eternamente se le es
capan los alimentos y la bebida.
Dentro de cada uno de nosotros está su propio infierno, un lugar es
pecífico para nuestra propia versión de lo que significa estar conde
nado. De vez en cuando lo visitamos, y tenemos la vivencia de nuestro
propio horror personal y eterno. Jean-Paul Sartre tenía un stellium for
mado por el Sol, Mercurio y Plutón en Géminis en la casa ocho, en trí-
293
gono con la Luna a 23 º de Acuario en la cuarta (Plutón a 21 º, Mercurio
a 26 º y el Sol a 29º). Sus indagaciones en la existencia enfrentada con la
muerte lo llevaron a una sucesión de esfuerzos creativos. Su obra tea
tral Huis clos [A puerta cerrada] presenta el infierno personal que
puede experimentar cada individuo, una especie de Tártaro en un am
biente social. Igual que Elisabeth Kübler-Ross, con una conjunción
Sol-Plutón en trígono con Saturno, Sartre tuvo una relación personal
con Plutón que le ofrecía un vehículo para transportar la oscuridad que
este planeta parece llevar siempre a la conciencia. Causa una mayor
cantidad de sufrimiento y más dificultades lafalta de contacto con Plu
tón (o, dicho de otra manera, la inexistencia de aspectos exactos de este
planeta) que la existencia de contactos personales.
Al igual que con Neptuno, es útil echar una mirada al Plutón natal re
trógrado cuando está en aspecto con el Sol, lo cual sirve para personali
zar la energía colectiva. Como imagen colectiva, Plutón simboliza la
angustia de supervivencia de una generación. Plutón y Escorpio son
símbolos de eliminación y desecho, y también de la forma más pro
funda de transmutación. La generación que tiene a Plutón en Leo, des
tinada a tenerlo en cuadratura consigo mismo en una época más tem
prana de su vida que ninguna otra generación, está inexorablemente
ligada con el aspecto aterrador de la muerte colectiva. Por haber apare
cido bajo el estandarte nuclear (hay quien diría que por haberse reen
carnado a partir de los escombros nucleares), cada individuo nacido
durante el tránsito de Plutón por Leo tiene como compañero de viaje a
Tánatos (la muerte), representante de Plutón. Desde este tránsito, los
contactos de Saturno con Plutón han asumido una nueva carga, la de
llevar a los límites de la conciencia no sólo el destino del mundo, sino
también el de la totalidad del sistema solar.
Todos los individuos tienen conciencia de la muerte, y de vez en
cuando piensan en ella. Sería absurdo el intento de describir de manera
específica a Plutón retrógrado con respecto a la filosofía de la muerte.
En general, no es un tema socialmente aceptable, y por lo común se
plantea en situaciones sociales controladas, como talleres, encuentros
filosóficos, conferencias médicas y otras circunstancias parecidas, o
cuando algún familiar o amigo ha muerto o se está muriendo. A pesar
de que se hacen muchos chistes sobre la muerte, como defensa con
tra su poder, no suele ser el tema del día. Por lo tanto, es difícil deter
minar con precisión cuál es la idea que la gente tiene de la muerte.
294
Lo mismo ocurre con otro tema íntimamente vinculado con ella: el
sexo.
La capacidad de integrar en el yo consciente las experiencias miste
riosas es muy plutoniana� Escorpio y Plutón son con frecuencia indica
dores de una mentalidad que presenta una inclinación inherente a de
senmarañar temas complicados o laberínticos. Cualquier contacto solar
(y secundariamente, los contactos angulares) de Plutón fomenta el inte
rés del nativo por sondear las profundidades y las regiones inferiores de
los misterios de la vida, pero la carencia de contactos solares de Plutón
indica un espectro de posibilidades que van desde la falta de interés por
las cosas invisibles, hasta la obsesión por todo lo que se pueda interpre
tar como morboso.
Los individuos con un Plutón estacionario o retrógrado sin contac
tos solares en su carta natal tienen una línea de comunicación profun
damente inconsciente con la angustia generacional, y su infierno per
sonal suele estar vinculado con problemas colectivos centrados en la
muerte y la psicosis de masas. Como Plutón está segregado y distan
ciado del yo (el Sol), hay con frecuencia una notable falta del deseo de
explorar y aceptar los problemas que se centran en la muerte. Todos es
tamos en alguna medida en una situación de negación, pero el grado en
que un individuo puede escindirse de cualquier reconocimiento de la
muerte es más pronunciado cuando no hay ningún aspecto del Sol con
Plutón. La manifestación de esto es un optimismo sin contacto con la
realidad, y el nativo niega que tenga jamás «pensamientos morbosos» y
se enorgullece de estar libre de ansiedades y pesimismo. Sus experien
cias en la vida pueden llevar a estas personas a aproximarse a su condi
ción mortal, pero entonces se separarán de su respuesta emocional y lo
sentirán como un tema demasiado distante para pensar en profundidad
en él. A menudo les desazona pensar en la muerte, y muestran un enojo
inequívoco hacia quienes cuestionan su actitud forzadamente opti
mista. Aunque puede ser que no aflore anormalidad alguna, hay una
fuerte posibilidad de que la negación provoque la irrupción, en la
mente consciente, de una obsesión que se manifestará bajo la forma de
terrores y fobias directamente proporcionales a la fuerza de la nega
ción. Es probable que la prevención plutoniana contra todos los miedos
no reconocidos que podamos tener se vea perturbada por los tránsitos o
los aspectos solares progresados de Plutón o por sus estaciones progre
sadas. Si el Sol progresado forma un aspecto con el Plutón natal retró
grado, puede que se produzca una experiencia que nos recuerde el lado
más oscuro de la vida.
295
Krista
1. Erin Sullivan, Saturn in Transit..., ob. cit. (véase p. 232, nota 2), p. 268.
296
Daphne
297
Fig. 13.1. Daphne
298
Daphne había experimentado su retorno de Saturno el año anterior
a su crisis nerviosa ( 1980), una época en la que normalmente la gente se
enfrenta con su propia mortalidad, pero en general sin llegar a ese ex
tremo. La estación de Plutón desencadenó su descenso a los infiernos,
donde la esperaban todas sus angustias reprimidas sobre la encarna
ción. Antes había estado protegida de las etapas normales del creci
miento que atraviesa el yo en su evolución debido al hecho de haber
permanecido en el hogar de sus padres, aislada del mundo, sin experi
mentar jamás ni las vicisitudes ni las alegrías de la vida, viviendo en un
mundo totalmente onírico.
Esencialmente, durante la estación de Plutón, una de las más desa
gradables, Daphne regresó al útero para someterse a un proceso de re
nacimiento. En el curso de esos siete años, volvió al estado infantil de
absorción en sí misma y de carencia de yo. Con la cuadratura de Sa
turno consigo mismo, precisamente después de su tránsito por el MC,
en unión con Urano; con Plutón en tránsito estacionario directo a 9º de
Escorpio en trígono con su Urano natal, y la Luna progresada en Cán
cer en conjunción con su Urano natal, la joven salió de su caparazón e
inició un tratamiento intensivo de su agorafobia.
Daphne reanudó su carrera musical en 1991, poco después de que
Saturno en tránsito formara una cuadratura con su Neptuno natal, un
tránsito cuya mejor descripción es decir que fue una separación del
útero, un momento de renacimiento y de expulsión del Edén. Ahora
está aprendiendo lentamente a cuidar de sí misma y a vivir en el
mundo normal.
PLUTÓN PROGRESADO
299
signos en determinadas décadas. Por ejemplo, en la generación que
tiene a Plutón en Leo, sólo aquellos cuyo Sol progresado haya de entrar
en Sagitario experimentarán este fenómeno; los que tengan a Plutón en
Virgo lo experimentarán solamente si la progresión de su Sol lo lleva a
entrar en Capricornio, y así sucesivamente siguiendo la secuencia de los
signos.
Cuando el Plutón natal se estaciona y se vuelve directo, va seguido
por el Sol progresado en cuadratura con él. Este aspecto es mucho más
rápido en aparecer que el trígono durante la estación retrógrada de Plu
tón. Igual como pasaba en ese caso, para que esta estación progresada
se produzca, el nativo debe haber nacido con el Sol en algún punto de la
región del trígono izquierdo a él (cuatro signos detrás de Plutón). El Sol
progresado en cuadratura con Plutón sigue a la estación directa de seis
a catorce años después, según el signo natal donde se encuentre Plutón.
Las personas con Plutón en Leo, Virgo o Libra tienen esta cuadratura
del Sol de nueve a diez años después de la estación directa, pero las que
tienen a Plutón en Escorpio, Sagitario o Capricornio deben esperar de
trece a catorce años. La cuadratura nos obliga a encarar nuestra propia
necesidad de ejercer control y poder sobre el mundo manifiesto. Por
naturaleza, Plutón niega la vida y no se presta a apoyar al yo de un
modo voluntario. Funciona desgastando la conexión superficial del na
tivo con la vida, con la intención de hacerle profundizar su compro
miso con la totalidad de sí mismo. El hecho de que la posibilidad de
esta progresión esté tan limitada amplifica además el carácter de pre
destinación de la experiencia. No es algo que le pase a todo el mundo,
ni siquiera a la mayoría, pero una reducida minoría de individuos tie
nen estaciones de Plutón en el transcurso de su vida.
La dirección progresada de Plutón marcará más o menos un año en
el que el nativo deberá enfrentarse con su propia voluntad consciente
de vivir, y de hacerlo profundamente, con un compromiso apasionado.
No le estará permitido limitarse simplemente a existir. El yo tropezará
con la oposición a cualquier filosofía que se haya construido o fabri
cado sin incluir una cláusula de muerte. Las religiones o las filosofías rí
gidas y sumamente organizadas o jerarquizadas afrontarán el reto de
la confrontación con lo inevitable. El año de la estación señala el co
mienzo de un viaje psicológico que llevará al yo a la fusión con el Sí
mismo, o bien la cuadratura subsiguiente hará aflorar una angustia pro
fundamente reprimida que forzará la desintegración del yo, para luego
reorganizarse en tomo de un principio nuevo. La cuadratura del Sol
progresado con Plutón empujará al nativo a examinar de un modo des
piadado su propia superestructura, que se desplomará si no está apo
yada internamente por el Yo superior.
300
En el mundo subterráneo de la psique acechan multitud de mons
truos: Cerbero, el can de tres cabezas; las hilanderas del destino, las dio
sas de la noche, los jueces de los muertos... pero también los secretos de
Eros. El resultado del rapto de Perséfone por parte de Plutón es un ma
trimonio secreto, sagrado y simbólico. Perséfone selló su propio destino
al comer los granos de granada que le había dado Hades, con lo cual
quedó unida a él en matrimonio. Aunque en primavera puede volver al
mundo de la superficie, es la reina del mundo subterráneo por toda la
eternidad. Perséfone es el amor robado y Hades el enamorado que lo
roba. Dentro de cada uno de nosotros se encuentra el arquetipo de esta
experiencia primaria: la pérdida de la inocencia, la lujuria secreta, el
momento robado, el amante demoníaco.
En el curso de los cambios de dirección de Plutón, o de los aspectos
formados por tránsito con el Plutón natal retrógrado, podemos encon
trarnos con una relación que deseamos desde hace largo tiempo. Los
cambios de Plutón suelen llevar a la superficie un anhelo profunda
mente sepultado de la perfecta pareja espiritual, y quizá encontremos,
al acecho dentro de nuestra propia alma, algo que difiere de lo que, en
opinión del yo, es correcto para la sociedad. Es una experiencia que va
acompañada de mucho dolor y ardor, pero la honda verdad y la pro
funda integridad que resultan de su reconocimiento aportan la recom
pensa de la complicidad entre el yo y el Sí mismo más profundo. Este
encuentro es también una característica de los tránsitos de Plutón: nos
encontramos con quien deseaba nuestra alma, pero es probable que
tengamos que sacrificar algo para conquistar y formar pareja con él
o con ella.
Perry
301
no tuvo el valor de separarse de su esposa, decírselo a sus hijos y esta
blecerse aparte de su familia. Aquel fue el último año que tuvo relacio
nes sexuales con una mujer.
Aunque hubo de afrontar un profundo examen de conciencia y
mucho dolor, Perry se sentía obligado a ser fiel a su ser más profundo.
Nunca es fácil alcanzar una sinceridad íntegra y honda, porque siempre
debemos enfrentarnos con esa parte nuestra que sólo nos pertenece a
nosotros mismos. La purga que resulta de esta clase de sinceridad puri
fica el alma. Las personas que se deciden a reconocer este aspecto de sí
mismas reciben inevitablemente las bendiciones de aquellos de quienes
se habían ocultado, porque todo el mundo, en uno u otro nivel, sabe
cuándo otro le miente. Perry sigue estando muy cerca de sus hijos, que
sienten una gran admiración por él, y de su ex mujer, que ha vuelto a
casarse.
Los raros cambios en la dirección del Plutón natal progresado siem
pre traen consigo experiencias extremas, algunas más desesperadas que
otras. Ninguna, que yo sepa, ha causado la muerte de nadie, pero mu
chas han alimentado alguna característica fundamental y verdadera
mente única que había permanecido en cautividad hasta el momento
en que, gracias a la estación directa, Hades se sacude los grilletes de
preservación del yo, o rapta a su pareja para llevarla lejos de la existen
cia superficial en un mundo insustancial durante la estación retrógrada.
302
14
303
o
Principio: Lo sobrenatural.
Correspondencia psicológica:
+ Vida espiritual intensificada y purificada, alto grado de sensibilidad,
imaginación y fantasía sumamente activas, ilusiones, visiones clarividen
tes, inclinación a investigar fenómenos extraños y sobrenaturales, amor
al misticismo, conocimiento de uno mismo (por comprensión interior de
la verdad).
304
- Interpretación confusa y nebulosa de las experiencias del alma, quime
ras o caprichos, estados raros de vivencia espiritual, trampas o tretas en
gañosas, falsedad, fraude.
Correspondencia biológica:
La etapa engañosamente indolora de la enfermedad. Falta de incentivo o
de fuerza de voluntad para el mantenimiento de la salud. Perturbaciones
o molestias de evolución lenta o prolongada. El comienzo gradual de la
terapia.
Cuando combinamos este punto medio del yod más común de la ge
neración posterior a la segunda guerra mundial -Neptuno y Plutón
con Saturno, que está emplazado precisamente entre ellos, obtenemos:
«Oscuros presagios, pesimismo, angustia. Doloroso sufrimiento emo
cional, la declinación gradual de los poderes y facultades del nativo».
Después, para el Sol en el punto medio inverso de Neptuno y Plutón,
leemos: «Físico delicado, sensibilidad, impresionabilidad o predispo
sición a las influencias externas. Enfermedades raras causadas por el
abandono, vulnerabilidad a influencias extrañas». 1
Osear proviene de un ambiente de clase media con una fuerte ten
dencia religiosa. Es el menor de cuatro hijos, uno de los cuales murió
antes de nacer. Su madre era maestra de religión, y entre los 7 y los 12
años, Osear cantó en el coro de una catedral mientras estudiaba en un
internado. El tono resonante de la música celestial y todo el ritual aso
ciado con las ceremonias de la Iglesia fueron muy útiles para su natura
leza profundamente espiritual y sensible en la preadolescencia (Luna en
Sagitario en la casa doce).
Su padre era un hombre tranquilo, una influencia débil, y a pesar de
ser una persona compasiva, al parecer no desempeñó un papel activo
como padre. Yo sospecho que con su oposición Sol-Saturno, Osear no
llegó en realidad a tener una visión clara y consciente de su padre, sino
que lo veía más bien a través de una lente brumosa sin foco definido.
Es probable que el padre interiorizara su propio poder, sacrificándolo
en aras de una madre más extravertida y franca. Osear respondió a un
nivel de autoridad mucho más elevado, divinamente dispuesto, el de la
ima�en de un padre celestial.
El dice que de niño fue siempre muy fácil de «manejar», que res
pondía bien a la autoridad, sin cuestionarla nunca, y que generalmente
se comportaba de un modo pasivo. En la escuela empezó a demostrar
una notable sensibilidad para las artes creativas y estudió literatura y
1. Reinhold Ebertin, The Combination of .. , ob. cit. (véase p. 241, nota 5),
pp. 206-207.
305
música tal como se le exigía. A los 11 años, empezó a desarrollar sus
propias ideas y a escribir.
El primer aspecto importante que formó su Sol progresado fue, a los
11 años, una cuadratura con su U rano estacionario, seguida por la opo
sición del Sol progresado con el Marte progresado a los 12. La combi
nación de estos dos aspectos solares progresados es explosiva y está al
tamente cargada de libertad. El descubrimiento de su sexualidad y la
liberación de su fuerza creativa fueron los puntos culminantes de esos
años, ilustrados de un modo explícito por la ruptura de su caparazón (el
Sol progresado en el punto medio de Saturno y Neptuno, en cuadratura
con el U rano natal retrógrado) y la catálisis de sus visiones interiores al
escribir su primera obra teatral en 1962. La oposición del Sol progre
sado con el Marte retrógrado progresado (al llegar a la pubertad e ini
ciar su actividad sexual) es una prefiguración de la posterior oposición
del Sol progresado con el Marte natal, a los 17 años.
Es decir que a los 12 años Osear estaba totalmente comprometido
con su sexualidad, y sabía que era homosexual. Fue algo muy secreto
que los maestros de la escuela -pequeña y exclusiva como era- no llega
ron a conocer, pero que, como decía Osear, entre los muchachos era un
«asunto de familia». El latente Marte retrógrado fue activado por su
primer aspecto con el Sol, permitiendo que Osear tuviera una plena vi
vencia de sus pasiones, pero también liberó en él la simiente creativa y
lo encauzó por la senda de lo que terminaría por ser su profesión.
La oposición Sol-Saturno va de Piscis a Virgo, y mantiene el tema
religioso arquetípico fijado en las casas tres y nueve, en donde Osear,
escribiendo y haciendo música, encontraba la expresión creativa de sus
visiones interiores, sus armonías y sus sueños. Nunca fue capaz de ma
nejar la ocasional furia involuntaria que induce Marte retrógrado, ni
siquiera ahora, ya que no admite otra solución que interiorizarla o
proyectarla. Sin embargo, con frecuencia una fantasía intensa y una ac
tividad ritualista atemperan la impotencia de Marte retrógrado. La ma
nifestación de la escisión entre Marte y Saturno es clásica. Osear era
obediente, subordinaba sus propias necesidades a las exigencias o las
expectativas de la autoridad, ya fuera ésta la de sus padres, la de la Igle
sia o la de sus maestros en la escuela. Hasta más adelante en su vida no
tuvo la menor conciencia de tales sentimientos. Saturno le proporcio
naba un sólido contenedor para su visión onírica del Sol, pero hasta
mucho después en la vida no le ofreció un vehículo para la expresión de
su yo.
El siguiente aspecto importante fue, a los 17 años, la oposición del
Sol progresado con el Marte natal. Entonces ya estaba muy claro el ex
traordinario talento de Osear y su motivación creativa, de modo que
306
sus padres sintieron que le haría bien dominar a fondo algún otro
idioma y, haciendo un gran sacrificio, lo enviaron a París a estudiar en
la Sorbona. A esta edad, Osear ya se estaba dando cuenta de su tenden
cia a aceptar pasivamente la autoridad. Sin embargo, tenía una aguda
conciencia de los bondadosos motivos de sus padres y de lo que desea
ban para él, y desoyendo su voz interior, dejó que lo enviaran a París.
Describe los nueve meses que siguieron como un verdadero infierno. Se
sentía solo, padecía insomnio, era desesperadamente desdichado y ter
minó por enfermar. Su cuerpo, caja de resonancia natural de sus pertur
baciones psíquicas y sus trastornos emocionales, dio la señal de una
situación emocional desesperada: con el yo (el Sol) frágilmente conte
nido, se vio abrumado por el poder de Saturno en Virgo en la casa
nueve. Saturno en esta casa indica una conciencia intrínseca de lo deci
sivo de la autoridad divina, como si todas las figuras saturninas pudie
ran ser dios. Mientras no se produce un cierto grado de autodesarrollo,
un Saturno como éste es criticón y opresivo, y confina al yo, todavía no
formado y manejable, en una rígida jaula de reglas y reglamentaciones
estipuladas por una autoridad indiferenciada y tácita.
Además, los años de la oposición del Sol progresado con el Marte
natal (1966-1967) estuvieron marcados por los tránsitos de Plutón y
Urano en conjunción con el Saturno natal, mientras que en la misma
época Saturno transitaba sobre el Sol natal. Por sí solos, estos aspectos
podían haber hecho trizas los frágiles límites entre Osear y la autoridad
que percibía, así como la tenue frontera entre la parte consciente de su
ser y el inconsciente. Osear fue presa de una crisis nerviosa. Somatizó
la tristeza que le aplastaba el alma, y su enfermedad fue una de las típi
cas maneras de manifestar el estrés y la depresión que puede adoptar
un tipo Virgo-Piscis. El «doloroso sufrimiento emocional y la gradual
declinación del poder» a que hace referencia la conjunción natal de Sa
turno con el punto medio Neptuno-Plutón se vieron exacerbados por el
tránsito de Saturno en Piscis en conjunción con el Sol y el tránsito de
Urano y Plutón en Virgo instalados sobre ese punto medio Saturno
Neptuno-Plutón durante aproximadamente dos años.
Su contacto Sol-Neptuno-Plutón, su «físico delicado» y su «predis
posición a las influencias externas» en unión con una vida interior pro
fundamente espiritual y sentimental, fueron liberando toda la furia re
primida e interiorizada en el Marte natal retrógrado, a través de la
decisiva oposición progresada del Sol con el Marte natal. Los síntomas
agudos exteriorizaban lo que Osear no era capaz de expresar en pala
bras.
La enfermedad -en buena medida una reacción psicosomática al
hecho de haber sido sepultado contra su voluntad- iba paralela con la
307
progresión Sol-Marte. La psique de Osear se rebelaba no sólo contra las
autoridades externas, sino también contra su propia incapacidad para
hacer valer sus necesidades. Lo enviaron de vuelta a casa, enfermo y
postrado en cama. Por debajo de la manifestación obvia, algo más es
taba creciendo: las fuerzas de las sombras del colectivo empezaban a
reunirse en el limbo de la conciencia, en espera de ser liberadas casi
veinte años más tarde.
Osear se recuperó, fue a la universidad, estudió filología inglesa y se
graduó. A los 27 años, su vocación y su trabajo estaban bien estableci
dos, pero se produjo un avance decisivo cuando lo invitaron a presen
tar una obra en un importante festival de teatro en Europa. Durante el
año en que conoció a la gente que organizaba el festival, el Sol progre
sado había llegado al Imum Coeli de su carta, oponiéndose a su Nep
tuno natal retrógrado en la décima casa y formando un trígono con el
Plutón natal retrógrado en la octava. El bloqueo de la decisión infun
dido por el yod (el dedo de Dios) natal finalmente se rompió: Osear
había encontrado un canal para su Sol y un «hogar» para su obra. Nep
tuno es el planeta de más importancia en este yod por lo que se refiere
al yo, porque el Sol está en su domicilio, Piscis: Osear exteriorizó sus
fantasías y su mundo onírico a través de la décima casa por el canal
principal de la oposición. El Sol progresado en oposición con Neptuno
podría haber significado fácilmente una época de dilapidación y disipa
ción, o de invasión inadvertida de las fuerzas psíquicas del colectivo,
pero fue canalizado por medio de su creativo trígono con Plutón.
(Véase el yod solar en la pág. 161 ).
Aunque su trabajo había sido aclamado internacionalmente desde
1974, cuando tenía 24 años, Osear recuerda el festival como el mo
mento en que de verdad se estableció en una seguridad madura. Este
importante aspecto le dio poder e influencia, así como la oportunidad
de afectar a las masas, en vez de limitarse a ser pasivo. Sus sentimien
tos de confianza se afirmaron ese año, y desde entonces ha presentado
obras varias veces en el mismo festival. Lo más importante, sin em
bargo, es que estableció una profunda amistad con los directores, uno
de los cuales, sin saberlo, tuvo un importante papel en el hecho de que
Osear reconociera su obsesión por el orden y la limpieza. La progresión
del Sol hasta oponerse con el Neptuno natal permitió el nacimiento de
la semilla encerrada en el quincuncio natal con el que había estado lu
chando; el trígono simultáneo del Sol con Plutón en la casa ocho le
abrió una puerta más. Su yo en desarrollo -el Sol progresado- había
capturado al escurridizo Neptuno, conteniéndolo en una confrontación
directa, mientras que el trígono con Plutón le permitía expresar en tér
minos concretos su mundo onírico interior.
308
En ese mismo período, tuvo su primera relación auténtica, y aunque
nunca se había sentido desdichado por ser homosexual, ni oprimido,
culpable o reservado con respecto a su sexualidad, jamás había tenido
una relación amorosa hecha y derecha, de igual a igual. La relación se
prolongó durante tres años, de los 26 a los 29, y fue una hermosa expe
riencia, que le abrió las puertas, hasta entonces cerradas, de la relación
emocional. Su Plutón natal retrógrado en la casa ocho se liberó, y Osear
encontró a su pareja, tanto en el nivel emocional como en el sexual y el
intelectual.
Cuando el Sol progresado formó una conjunción con el Imum Coeli,
Osear se afirmó. En su carta no hay más tierra que Saturno en Virgo,
que al estar retrógrado, no le ofreció la contención tradicional que suele
brindar este planeta, sino que, por una parte, erigió barreras extremas
entre los impulsos inconscientes que empezaban a aflorar y su capaci
dad para canalizarlos poco a poco, y por otra debilitó los límites entre
él y cualquiera a quien percibiera como autoridad, dificultándole la po
sibilidad de verse a sí mismo como una autoridad, como un artista au
téntico. Pero gracias a su relación privada y la fama internacional que
alcanzaron sus visiones interiores, consiguió construirse la base que
hasta entonces le había faltado.
Durante su retomo de Saturno, cuando tenía 29 años, su amante se
fue a otro país: una separación triste, pero necesaria. Cuando cumplió
los 30, conoció al hombre que durante seis años sería su principal rela
ción y que había de morir de sida en 1986, el mismo año en que el pro
pio Osear descubrió que era seropositivo.
Cuando acudió a su entrevista conmigo, iba vestido de los pies a la
cabeza con piel negra. Llevaba la cabeza afeitada, era bien parecido y
daba la impresión de ser una persona muy vital y de carácter abierto.
Inmediatemente percibí una escisión: el niño del coro se me presentaba
con atuendo de skinhead; el místico, el visionario, el salvador, venía
vestido para matar. Fue directo al punto que esperaba aclarar por
medio del horóscopo. Era seropositivo, se estaba debilitanto, el plazo
de vida que le quedaba era incierto, y cada vez le preocupaba más
cierta actitud suya, un ímpetu instintivo que había surgido después de
la muerte de su pareja, y que ocupaba ya exactamente la mitad -la
mitad secreta- de su vida. Como sentía que no iba a llegar a los 72,6
años que eran la esperanza de vida según las estadísticas, quería hablar
con franqueza de la situación para entenderla mejor.
Parece que cuando murió su pareja, Osear se sintió misteriosamente
forzado a afeitarse la cabeza. Pronto descubrió que se estaba acercando
a los skinheads en serio, a los de la variedad dura, racista, violenta y or
ganizada, no a los que se lo tomaban como una moda. Para su propio
309
asombro, no sólo se identificaba con ellos: era uno de ellos. Durante el
día, para su compañía teatral, era una figura paterna extravertida, que
se codeaba con todas las autoridades que tenían que ver con las artes.
Sonriente, abierto, espiritual, auténticamente protector, pendiente de
los demás y muy disciplinado, ese mismo Osear que gustaba a todo el
mundo se convertía de noche en un hombre obsesionado por los estalli
dos de violencia racial. Con sus planetas personales en el hemisferio
nocturno, en oposición con los planetas exteriores en el hemisferio
diurno, la escisión entre su vida consciente y sus contenidos incons
cientes estaba empezando a aflorar.
Aunque admite que está de un modo instintivo implicado como
participante activo en un movimiento de extremo racismo, Osear sabe,
intelectualmente, que eso es censurable. En su nivel consciente, se da
perfecta cuenta de la dicotomía, y su propósito al acudir a la consulta
era ver si por medio del horóscopo se podía explicar algo, y vio que su
carta natal era un reflejo perfecto de su estado interior. Todos los pla
netas exteriores, además de Marte y Saturno, están segregados en el he
misferio; en realidad, si se considera que Neptuno está en conjunción
con el Medio Cielo, todos se encuentran aislados en el cuadrante de
la relación con los demás. Esto los hace accesibles como canales para
la energía del colectivo, pero su despertar a la expresión consciente
exige madurez, experiencia y años.
Con la Luna en la casa doce, Osear también está conectado visce
ral y emocionalmente con el inconsciente colectivo, con la matriz de la
humanidad y todo su potencial. El hecho de que la Luna esté en Sagi
tario, en sextil con Venus, indica la capacidad positiva de nutrirse
de la fuente del colectivo y fundirla con una profundidad emocional
y espiritual auténtica. La armonía entre la Luna y Venus ofrece un
anima tranquila y desprendida, pero inspirada, una Musa que le dic
ta las palabras, los sonidos y las vibraciones que infunde en su obra.
El lado oscuro de su Luna en Sagitario en la casa doce lleva en sí un
todavía no nacido complejo de Zeus: un tono moral elevado, que en
unión de Saturno en la novena, a su debido tiempo debe salir a la luz
bajo la forma de un sistema de creencias, una filosofía o un código
ético.
Marte retrógrado es la señal de un revolucionario, de la instigación
de la revolución, no del orden establecido una vez finalizada ésta. Re
coge la furia indiferenciada de los sometidos y humillados, y no para
hasta que toma forma, hasta que nace como algo que facilita la necesi
dad del individuo de ser superior y dominante. Su función retrógrada
es la de ser una canalización para las necesidades inconscientes de su
premacía. En la novena casa, ha de encontrar un sistema por medio del
310
cual esa rabia global pueda mitigarse; si no lo hay, entonces el indivi
duo debe crearse una religión en torno de ella.
Lo que sigue son aspectos específicos que se relacionan con el fenó
meno de los múltiples planetas retrógrados, y los uso para ilustrar cómo
funciona, no a manera de una guía para la interpretación.
Saturno retrógrado: recoge la sombra del grupo; la necesidad de una
disciplina ritualista y de un liderazgo autoritario; en la casa nueve, ne
cesita encontrar la autenticidad a través de causas sociales o religio
sas.
Neptuno retrógrado: en la décima casa, acumula dolor, veneno y an
gustia, así como el encanto y las fantasías del colectivo; además, facilita
el desprendimiento del dolor, el sufrimiento y la pérdida, que da mar
gen a una objetivación de los problemas arquetípicos comunes a todos
los individuos, pero que son experimentados de maneras personales, ya
sea como enfermedad, pérdida de la inocencia, sueños de estados edé
nicos, relaciones románticas... El nativo, o bien su trabajo, se convierte
en una pantalla para la proyección colectiva.
Urano en estación directa: se estremece de tensión, a la espera de
una liberación a través de la conciencia, que se manifiesta más o menos
al año de la cuadratura del Sol progresado con él. El hecho de que esté
en la casa siete indica la necesidad de relaciones de persona a persona
que funcionen a manera de un espejo en el que Osear pueda entender
más de sí mismo como individuo. Individuación mediante el experi
mento y la intimidad.
Plutón retrógrado: alineado de un modo instintivo con Hades, el
guardián de los muertos; fundamentalmente existencial, está ávido del
conocimiento del te/os -el fin- de la vida; atraído por los poderes esen
ciales, los de eros y thanatos; en la octava casa, el nativo se siente a
gusto con lo que otros consideran morboso, malsano y peligroso.
Una síntesis de las interpretaciones individuales que anteceden po
dría ser más o menos la siguiente:
El proceso de alcanzar la contención que se deriva de un yo fuerte
requerirá un tiempo en el que Osear estará envuelto en la matriz del in
consciente colectivo, en donde recibirá materiales indiferenciados, pri
mitivos y muy humanos, pero inconscientes. En el curso de su surgi
miento de esta «segunda matriz» (una experiencia común para quienes
tienen más de cuatro planetas superiores retrógrados) se enfrentará con
vivencias extremas que le impondrán de un modo brutal la percepción
consciente de su conexión irrevocable no sólo con su inconsciente per
sonal, sino también con el colectivo. Mientras no alcance cierto nivel
de madurez, y mientras el movimiento solar progresado desencadena
los cambios progresivos en el tono de cada planeta retrógrado, es pro-
311
bable que encuentre que el mundo exterior es ajeno a su vivencia inte
rior de él.
Deberá soportar períodos de alteración radical de la percepción a
fin de facilitar lo que siente como su «destino». En repetidas ocasiones,
necesitará darse a luz a sí mismo. Aunque sentirá la totalidad de su
vida como una incubación de algo más grande, sólo podrá realizar ese
destino en una búsqueda continua del aprendizaje, y experimentando
los aspectos de su naturaleza socialmente inaceptables, es decir, la som
bra del colectivo.
El Sí mismo, en su interés de alcanzar la «integridad», le exigirá que
corra el riesgo de dejar al descubierto lo más vulnerable de su forma
ción de clase media y religión ortodoxa. Y si no asume todo esto para
examinarlo conscientemente, su yo podría ser absorbido por ello, y
Osear entonces se identificaría con su lado de sombra, y sería incapaz
de separarse de la psicología de la masa. Él es consciente de la escisión,
y está intelectualmente fascinado por lo que le sucede en el nivel instin
tivo: realmente siente un odio y un rechazo viscerales hacia los negros,
y sin embargo, su mente sabe que eso es sólo un aspecto de la totalidad
de su ser.
Es posible estar a caballo entre dos mundos, con un pie en la reali
dad consensual y el otro en la realidad individual. Con el Sol empla
zado precisamente en el punto focal de Neptuno y Plutón, e inmovi
lizado por Saturno, es muy probable que llegue a encontrarse en tan
precaria posición. Pero, ¿por qué, cuando el horóscopo podría ser fácil
mente el de alguien con un yo infantil, una identidad borrosa, que va
flotando por la vida en una bruma, temeroso y fóbico hasta el punto de
ser incapaz de arreglárselas ni en lo más elemental?
El amigo que Osear conoció el año en que el Sol progresado formó
una oposición con Neptuno y un trígono con Plutón, fue sin darse
cuenta el partero de un aspecto de la psique de Osear que había perma
necido latente: la obsesión por la limpieza y el orden típica de Saturno
en Virgo. Era el reflejo de su terror del caos: el caos de lo colectivo que
debe encontrar un contenedor firme. Mientras decoraban su aparta
mento, su amigo decidió que una habitación blanca y desnuda, sin
nada más que un escritorio, sería la adecuada para Osear. En realidad,
tras haber visto la habitación y vivido durante un tiempo en ella, Osear
se dio cuenta de que parte de su Sí mismo era esa habitación.
En su interés por alcanzar la unidad, el Sí mismo nos exige que ex
ploremos tantas opciones como podamos, y en la transición de la mitad
de la vida, la «vida no vivida» se abre paso a martillazos hasta la con
ciencia, reclamando un tiempo igual. Pero el tiempo de Osear es limi
tado, y probablemente no llegará a ver culminar su vida hasta lo que se
312
suele llamar «la plenitud». Su vida plena podría ser ahora. En lo más
profundo de sí mismo, él lo sabe, sabe que debe alcanzar la madurez y
la plenitud con rapidez, y que debe lograr su objetivo. La mitad de su
vida está estrechamente vinculada con la madurez y la vejez.
El hecho es que la gente que no tiene una enfermedad terminal o no
es seropositiva vive en un estado de negación de la muerte: algún día
llegará, pero no se sabe cuándo. Los que se enfrentan con un plazo co
nocido tienen una vivencia psicológica peculiar. En términos generales,
su conocimiento consciente de la inminencia de la muerte acelera el
misterioso proceso del Sí mismo y su desarrollo evolutivo natural. Es
menos probable que permanezcan reprimidos ciertos aspectos de la na
turaleza, que emergen rápidamente para ser integrados con no menor
rapidez. En las diversas etapas, el paciente de sida llega a un acuerdo
con las facetas no integradas de su naturaleza; es frecuente que en cues
tión de meses procese vivencias psicológicas muy profundas, cuya asi
milación podría llevar años en una persona que no padece una enfer
medad terminal. La sombra emerge, como también lo divino, cuando el
alma se prepara para liberarse de su carga. La aparición de un aspecto
radical que ha permanecido latente en lo más resistente de la psique
puede producirse en cualquier momento de la vida, pero se impondrá
por la fuerza a la mente consciente a medida que el nativo se acerca
paso a paso a la muerte.
La generación que tiene a Plutón en Leo experimenta la cuadratura
de Plutón consigo mismo más pronto que otras generaciones: para
ellos, se produce alrededor de los 40 años. Plutón en cuadratura con
Plutón significa una honda conciencia de la muerte, y muchas personas
sufren una profunda muerte psicológica cuando tienen la experiencia
de este aspecto generacional. La cuadratura de Plutón consigo mismo
en la carta de Osear desencadenó su deseo de entender lo que su psique
le estaba instando a desarrollar mediante la influencia de la proyección
de la sombra.
La ideología y la política de los skinheads desempeña una función
en la sociedad, una función muy necesaria. Son los que congregan todo
el lado obsceno y repugnante de la cultura blanca, actuando como vál
vula de escape para los aspectos más oscuros de la brigada «del amor y
la luz», de quienes no están en contacto con su sombra, sino que la
reprimen, de modo que se exterioriza en ciertos segmentos de la socie
dad que disfrutan con creces al encargarse de expresarla. La sombra del
grupo no es ajena al mito ni a la historia: el Satán bíblico es la sombra
de Dios; siempre hay un canal para la expresión de lo que no se puede
nombrar.
Tengo la sensación de que, al emerger bajo la forma de una sombra
313
colectiva, la sombra del propio Osear cumple la función de hacerle
tomar conciencia de hasta qué punto ha suprimido una furia básica. El
hecho de que emerja en un contexto racial no es más que un disfraz. In
sisto en que, en interés de su integridad, Osear necesita tener contacto y
mantener un diálogo con el elemento saturnino-plutoniano. Que el diá
logo esté abierto y sea consciente es precisamente lo que postulaba
Jung, que tenía una gran fe en el lado positivo de la sombra:
2. Carl Jung, Collected Works, Princeton Univcrsity Press, 1969, Bollingcn Se
ries, vol. 2, párrafo 292.
3. lbíd., párrafo 719.
314
tercera casa en oposición con Saturno en Virgo en la novena es la ima
gen del alma sepultada en el cuerpo, como símbolo de que el cuerpo y
su vileza son intrínsecamente impuros, mientras que el espíritu es ele
vado y puro. El hecho de que en la misma época en que él tomó con
ciencia de que la función de la sombra pugnaba por expresarse, su
cuerpo fuera invadido por un virus colectivo, mortífero y que no discri
mina, está gritando precisamente lo obvio: que el templo de su alma se
había convertido en una tumba, y se había liberado el lado oscuro del
espíritu santo. La metáfora cristiana presenta a todos los negros como
descendentes de Caín, relegados al continente negro; son un símbolo ar
quetípico personificado de la sombra no realizada del colectivo caucá
sico.
Hablar de la integración de la sombra puede ser presuntuoso, pero
por alguna razón misteriosa, parece que de eso se tratara con Osear.
Primero, respondió a su sombra por medio de sus amigos de la noche;
después actuó sobre ella mediante su propio lado oscuro; en tercer
lugar, empezó a pensar de un modo consciente en ella y a reconocer que
era «intelectualmente censurable», pero tuvo que aceptar la autentici
dad de sus orígenes. El paso siguiente es seguir dialogando con ella, es
decir, comprometer a otros del mismo grupo colectivo -los skinheads,
que probablemente también tengan conciencia de una dicotomía den
tro de sí mismos- en alguna forma de análisis significativo del fenó
meno. Una vez alcanzado este nivel del proceso, la presión de lo arque
típico empieza a ser cada vez menos numinosa, se va normalizando
gradualmente y la dicotomía disminuye. No se sabe si seguirá siendo
una filosofía activa, pero es menos probable que Osear continúe de
jando que su sombra lo consuma, y más probable que la comprometa
en una actividad creativa.
El tema de la obra cuyo estreno tuvo lugar en la época de nuestra
primera entrevista era su propio sentimiento de alienación de Dios.
Trataba de la oscura lucha por la individuación a partir del páramo
existencial, y de la experiencia que un hombre tiene de la cruz de la
existencia encarnada.
315
15
317
Fig. 15.l. Sifilítico, 1496
(reproducido de Richard Davenport-Hines,
Se.x, Death and Punishment, Collins, 1990)
318
Fig. 15.2. La sífilis
319
ciones sociales son profundas. El grado de «proyectabilidad» con Marte
retrógrado se demuestra en el libro de Davenport-Hines: en un capítulo
revelador, explica cómo en general el origen de la sífilis era proyectado
en alguna otra cultura.
Dice el autor: «Cada nacionalidad echaba a otra la culpa de la epi
demia, reflejando la rápida internacionalización de su transmisión y la
instantánea necesidad de contar con objetos fácilmente identificables
para descargar en ellos el miedo y el repudio». 1 En Inglaterra se la llamó
«la enfermedad oculta» o «la enfermedad secreta», expresiones que por
su discreción son bien reveladoras de la actitud sexual colectiva en
aquella época. Otras culturas descargaron su fobia sobre los temibles
monstruos de su propia fantasía: los portugueses la llamaban «la enfer
medad castellana»; los franceses, «la enfermedad italiana o napoli
tana»; los alemanes, «la enfermedad francesa»; los polacos, «la enfer
medad alemana»; los rusos, «la enfermedad polaca»; los persas le
atribuían un origen turco, y en Tahití era «la enfermedad inglesa». 2
Y podría continuar con la enumeración. La sífilis siempre era atribuida
a «algún otro».
Junto a los rasgos de la proyección asociados con Marte retrógrado
y los poderes de introyección de Venus retrógrado, tenemos también la
confabulación de ambos en recepción mutua en los signos de la guerra
(Marte en su domicilio en Aries) y el sexo (Venus en su detrimento en
Escorpio). La posición de Venus es la de la estrella vespertina, y está
en la fase en que la diosa maya del amor se ha metamorfoseado en el
dios masculino que se aparea con la diosa del amor del mundo subte
rráneo, que se queja de su amante demoníaco. En el mundo subterrá
neo ha habido una experiencia transexual y Venus se somete a misterio
sos preparativos para volver a emerger, más adelante, como diosa de la
guerra. Es el momento de su desquiete, de la forma que a ella le parezca
adecuada.
También son fascinantes las posiciones de Mercurio y Venus:
ambos están en el mismo grado del zodíaco geocéntrico, pero desde un
punto de vista heliocéntrico en realidad se encuentran en los lados
opuestos del Sol. Venus está entre el Sol y la Tierra, en la zona de retro
gradación, mientras que Mercurio está directo, y por lo tanto en la zona
de conjunción superior en el otro lado del Sol, visto desde la Tierra.
La influencia de Mercurio en este caso consiste en convertir una enfer
medad en una pandemia, es decir, en difundir indiscriminadamente la
320
afección venusina. El hecho de que ambos planetas se encuentren en el
mismo grado zodiacal podría implicar además una influencia de la es
trella fija Serpentis, emplazada en el «grado maldito del signo maldito»
-19º de Escorpio-, allí donde en realidad encontramos a Saturno.
La guerra entre Venus y Marte, uno de sus mitológicos amantes,
huele a venganza contra una fuerza social, que los astrólogos de la
época veían reflejada en los cielos. Actualmente, los astrólogos han
identificado el advenimiento del sida con la venganza de Plutón, desco
nocido en la época del horóscopo de la sífilis. El invisible Plutón estaba
a 15 º de Libra en la carta de la sífilis, en recepción mutua con Venus de
acuerdo con las regencias modernas (Urano estaba a 22º, 42' de Sagita
rio, y Neptuno a 10º O l' de Sagitario). Con la entrada de Plutón en Es
corpio en noviembre de 1983 también nosotros hemos sido testigos del
azote de una plaga horrenda sobre la humanidad en forma de muerte
sexual, lo que a su vez se ha proyectado sobre diversos grupos minorita
rios, aunque se haya vuelto rápidamente indiscriminatoria y, sin la
menor duda, no esté limitada a <(Otra gente».
321
CUARTA PARTE
325
nueva evaluación de las polaridades o combinaciones planetarias que
todavía no ha integrado. El tránsito en aspecto con un planeta que está
en el punto focal de una configuración de puntos medios podría con
fundir más a la persona, porque siempre hay un desequilibrio natural
entre las polaridades o las combinaciones, en el sentido de que en gene
ral las partes aisladas dentro de la totalidad del cuadro están resaltadas,
dejando que otras partes «descansen» hasta que algo las active. El pla
neta retrógrado en tránsito habrá pasado sobre el punto medio en mo
vimiento directo en algún momento anterior, abriendo la puerta a la fu
sión de las energías, pero el tránsito retrógrado libera la información o
el conocimiento de una manera caótica. Por lo tanto, en el primer «im
pacto» se insinuará lo que se va a desintegrar durante la retrogresión.
Para el tránsito siguiente -en movimiento directo- queda volver
a construir lo que se ha desintegrado. Con los planetas a partir de
Saturno, completar el proceso de reestructuración puede requerir
meses.
Como cada planeta en tránsito está contenido por su propio ciclo y
su período de retrogresión, se producen ciclos previsibles que afectan
de una forma evolutiva a las diferentes áreas de nuestra vida. Este mo
vimiento regular es más útil para la consideración de los ciclos de evo
lución larga, que forman el «telón de fondo» de los altibajos más mun
danos de la vida cotidiana.
Entre dos conjunciones sucesivas del Sol con un planeta superior,
hay períodos de movimiento directo y retrógrado. Dane Rudhyar vio la
conjunción del Sol y el planeta exterior como el período de la «si
miente» o fase «nueva», donde se inicia un ciclo de actividad, que se va
modificando desde la estación retrógrada hasta la oposición del Sol con
el planeta retrógrado exterior. En la mitad del ciclo, en el punto de opo
sición solar, cuando el Sol empieza a alejarse de la oposición y a avan
zar hacia la conjunción siguiente -la fase «llena»-, se produce un cam
bio. El período entre la oposición y la estación directa tiene sus propias
características. Entonces, a partir de la estación directa, la fase continúa
hasta la conjunción. Con la única excepción de Marte, la retrogresión es
un ciclo anual para todos los planetas superiores, y el enfoque cíclico
es una manera fructífera de enfrentarse con los planetas retrógrados y
con la influencia que ejercen en la vida interior de los individuos y el
mundo externo que los rodea. (Véase fig. 1.3, pág. 32).
El ciclo retrógrado como tal está marcado por dos aspectos entre el
Sol y el planeta superior: el primero es el trígono poco después de que
el planeta se estacione y se vuelva retrógrado, y el segundo es el trí
gono justo antes de que el planeta se estacione para volverse directo.
(Véase en el cap. 1 el número de días antes y después de la estación en
326
que el Sol forma un trígono con el planeta superior. Obsérvese, insisto,
que Marte es la única excepción a esta regla.) El período retrógrado va
desde el trígono derecho estacionario retrógrado (separándose de la
conjunción y avanzando hacia el punto de oposición) hasta el trígono
izquierdo estacionario retrógrado (separándose del punto de oposi
ción), y dura aproximadamente dos meses para Marte, cuatro meses
para Júpiter, cuatro meses y medio para Saturno, y cinco meses para
los planetas exteriores.
El enfoque cíclico y «orientado a las fases» del movimiento planeta
rio es especialmente valioso cuando se lo aplica a la retrogresión, por
que es un punto de vista evolutivo a partir del cual se ve al Sol y a los
planetas en relación recíproca y no como elementos discontinuos y ais
lados. El hecho de considerar que los planetas retrógrados lo son sólo
1
debido a su relación con el Sol puede que sea la única manera de con
templar la retrogresión y sus pautas en constante evolución. Bajo esta
luz vemos con más claridad que el movimiento del planeta retrógrado
en su ciclo se ajusta a una ondulación rítmica de dos pasos hacia ade
lante y uno hacia atrás, que tiende a ser característica de las pautas de
crecimiento.
Con este propósito, adjunto aquí la efemérides gráfica (fig. 16.1, en
la p. 328) para todos los planetas superiores, y en la página 378 sólo la
de los planetas exteriores. La efemérides gráfica representa el «gran
cuadro» para uno o varios años. Los 360º del zodíaco están condensa
dos en 45 º, lo que ilustra mejor el movimiento «hacia adelante» y
«hacia atrás». Esencialmente, la efemérides gráfica de 45 º magnifica la
senda del movimiento aparente porque el eje vertical de 45 º en el dia
grama es proporcional al círculo de 360º a razón de 1 :8. 2
El movimiento directo está representado cuando las líneas planeta
rias van hacia abajo (aumentando en grados de longitud), y el movi
miento retrógrado cuando van hacia arriba (disminuyendo en longi
tud). Las estaciones (retrógrada y directa) están representadas en la
curva de las líneas tal como muestra el diagrama.
Sin perder de vista esto, vamos a explorar los principales puntos de
cisivos del tránsito retrógrado: la estación retrógrada; el subsiguiente
trígono del Sol con el planeta retrógrado; el punto de oposición del Sol
y el planeta; el trígono del Sol con el planeta retrógrado antes de la esta-
1. Dane Rudhyar y Leyla Rael, Astrological Aspects... , ob. cit. (véase p. 81, nota
16), cap. 4. En este capítulo los autores defienden concisamente la aplicación del en
foque orientado al proceso para la retrogresión tanto de los planetas inferiores como
de los superiores.
2. Efemérides gráficas de Astrolabe IK, Roy Gillett Consultants.
327
Efemérides de 45° - Del 1 de enero de 1990 al 3 de enero de 1991
O-
10
15
20
25
\1
\
30
1
35-
\
40
45 d'�-- - -d'�---
Ene. Feb. Mar. Abr. May. Jun. Jul. Ago. Sep. Oct. Nov. Dic. Ene.
FASE I:
REACCIÓN INCONSCIENTE
Y DESINTEGRACIÓN
329
en desaceleración: la máquina va deteniéndose lentamente mientras
todos los vagones van chocando entre sí, lo cual, a medida que el tren
en su totalidad se detiene, crea un cese rítmico y gradual, y sin embargo
absoluto, del movimiento. Después de los golpes, las maniobras y el es
trépito, se produce un silencio ensordecedor.
Un estremecimiento conmueve los cimientos de la psique, aflojando
contenidos que están profundamente sumergidos y son inaccesibles a la
conciencia. A menudo, el desprendimiento del conocimiento interior
no procesado, del material de los niveles más íntimos del inconsciente,
provoca los famosos y sorprendentes resultados de la retrogresión. Las
partículas de material inconsciente subdesarrollado comienzan a rever
berar, creando un sentimiento de fluctuación e incertidumbre que debi
lita la frontera entre los reinos de la conciencia y el inconsciente.
De todas maneras, la «frontera» entre lo consciente y lo inconsciente
se encuentra en una constante fluctuación: hay puertas que se abren y se
cierran, contenidos inconscientes que se vuelven conscientes, y lo que
era consciente puede ser reprimido y relegado a un almacén que alberga
información innecesaria en un momento, pero que sin embargo puede
ser inapreciable en otro. Ambos territorios están protegidos, en ocasio
nes con la máxima seguridad, otras veces no tanto, cuando los guardia
nes se duermen o se los puede eliminar o sobornar para que nos dejen
pasar. No podemos acceder a las profundidades de nuestro inconsciente
mediante métodos conscientes, pero es frecuente que el inconsciente se
derrame en la parte consciente de la mente o la inunde. Los tránsitos de
los planetas exteriores son célebres porque desbaratan las fronteras y
crean accesos entre los dos aspectos de la mente. Cuando se inicia el pe
ríodo retrógrado, se produce la fisura en el «muro», y durante la fase
subsiguiente de retrogresión hay filtraciones de información que poco a
poco se van asimilando en el área que llamamos consciente, no tardan en
ser integradas y terminan por percibirse como algo completamente có
modo, hasta convertirse en lo que uno llamaría normal. Una informa
ción hasta entonces desconocida o inadmisible se convierte de pronto en
algo no sólo aceptable, sino indispensable. ¡Lo que era imposible se
vuelve posible, y sentimientos, actitudes, estados de ánimo y conceptos
que antes no eran conscientes pueden pasar súbitamente a formar parte
del orden del día! La asimilación consciente de las emisiones espontá
neas de la parte inconsciente de la mente es lo que provoca la conmo
ción. El yo actúa como una «sala de informes» en el que se cuestiona
toda la información que entra, para negarle el acceso o para transfor
marla de inmediato en algo reconocible y útil.
Ante el «impacto» inicial, el yo reacciona tratando de contrarrestar
la oscilación; más tarde, la totalidad del ciclo retrógrado se centra alre-
330
dedor del sistema intentando corregirlo. La resistencia al proceso de in
versión, contemplación y reorientación es natural e instintiva; frecuen
temente se da de forma inadvertida en el ámbito consciente de la vida
cotidiana, excepto en síntomas como la angustia, la enfermedad, el
miedo, la tensión o la sobreexcitación. Sin embargo, es frecuente que
nos demos cuenta retrospectivamente de la efectividad del ciclo,
cuando recordamos el tránsito como el instigador de una modificación
importante de la percepción o de un cambio de vida significativo.
Como la estación retrógrada no hace más que iniciar la desorganiza
ción, pero sin completar nada, esto suscita (en el mejor de los casos) un
sentimiento de insatisfacción y suspensión, o (en el peor) un caos abso
luto.
La estación retrógrada va acompañada de una atmósfera de confu
sión, introspección y súbita ambivalencia con respecto a una cuestión o
situación que hasta entonces había sido perfecta. Estos enfrentamientos
con lo inoportuno pueden ser internos, o experimentarse en el entorno
cuando se producen de repente cambios totales o acontecimientos que
nos hacen cambiar bruscamente de política, creando una oportunidad
de reflexionar sobre el significado más profundo de las exigencias de
nuestra vida.
En el sistema se infiltra un malestar, y el nativo puede sentirse súbi
tamente enfermo o agotado, incapaz de recurrir a sus habituales reser
vas de energía. En última instancia, podría utilizar mejor este tiempo
permitiendo que funcione el natural ciclo evolutivo de liberación in
consciente, dejándose llevar por la corriente en cuanto a experimentar
percepciones nuevas para que en sus pautas habituales se produzcan
cambios evolutivos. La experiencia ha demostrado que durante el pe
ríodo retrógrado pueden producirse cambios súbitos en el concepto de
tiempo del nativo, lo cual da lugar a errores de juicio, retrasos o inepti
tud en el manejo de las circunstancias, si continúa empeñándose en se
guir adelante en condiciones arduas.
Con independencia del control que crea tener sobre sus propios
asuntos en la época de la estación, o de lo estables que le parezcan, en
un nivel subterráneo algo se agita. Cuando varios planetas se estacio
nan al mismo tiempo, o en el término de unas pocas semanas, o cuando
un ciclo largo incluye otro breve, como cuando Mercurio o Venus se
vuelve retrógrado y luego directo dentro de un ciclo de Saturno, la psi
que puede paralizarse, creando frustración en cualquier actividad que
requiera iniciativa. El principal estado anímico es el de espera, como si
algo estuviera a punto de suceder. La insinuación de algo nuevo en el
horizonte es real, porque en efecto hay una experiencia nueva al ace
cho, pero el resultado dependerá en gran medida del planeta implicado
331
y de sus aspectos con la carta natal, así como de otras circunstancias,
como la edad, el estilo de vida, los valores, la posición social, los objeti
vos, las necesidades espirituales, la orientación psicológica y muchos
otros factores.
El planeta retrógrado como tal no altera sus características, pero
nuestra percepción de los rasgos inmutables inherentes al símbolo pla
netario pasa por una sutil adaptación. Se produce un examen interior
en los ámbitos de la vida (las casas) que se van viendo afectados por el
tránsito retrógrado. Es inevitable -a veces con resultados sorprenden
tes- una intensa evaluación de las actividades de la casa en relación con
el planeta en tránsito. Por ejemplo, si Marte se estaciona en la casa
siete, experimentamos un período de intenso examen de nuestra agresi
vidad, nuestro impulso y nuestra fuerza vital en la esfera de las relacio
nes con los demás. Ello podría imponernos una actitud de retraimiento
para que observemos dónde proyectamos nuestro poder en las relacio
nes, creando un espacio para examinar las corrientes subterráneas de
cólera o animosidad, o a la inversa, deteniendo el progreso en una rela
ción hasta que se aireen los conflictos todavía no resueltos en el interlu
dio entre el movimiento retrógrado y el directo. De modo similar, si
Júpiter se estaciona en la cuarta casa, es probable que favorezca un
tranquilo retraimiento de cualquier tipo de actividad febril a fin de es
tablecer un contacto más íntimo con los problemas emocionales centra
dos en el hogar y la familia, y puede que saque a la luz complejos fami
liares históricos que están inhibiendo la libertad creativa del nativo.
Durante todo el tiempo que Júpiter permanece en retrogresión en la
cuarta casa, se efectúa un drenaje del inconsciente para liberar los re
cuerdos reprimidos o los talentos latentes que pueden llegar a ser útiles
una vez pasado el punto de oposición de Júpiter en tránsito con el Sol.
Cuando este planeta se vuelve directo, poco a poco se van incorpo
rando, integrando y empleando conscientemente estos rasgos interiores
recién descubiertos.
Hay ocasiones en que el período de estación retrógrada se mani
fiesta en un retraimiento súbito, un cambio total y repentino que alivia
las condiciones tensas o peligrosas. Si una situación ha llegado al punto
del estallido sin que se atisbe ninguna solución, entonces la estación re
trógrada puede reducir la tensión que rodea a la experiencia, creando
una atmósfera más relajada. La liberación de la tensión deja tiempo
para reagrupar los elementos y volver a negociarlos, creando un espacio
para un crecimiento y una maduración naturales. Si una carta ha su
frido el ataque repetido de tránsitos generadores de una gran presión,
una estación retrógrada en el momento de la crisis puede mejorar la
situación al liberar emocionalmente a la persona para que pueda ex-
332
plorar el significado subyacente en esa difícil circunstancia. En el mo
mento en que el tránsito se repita, meses después, cuando el planeta
esté directo, la estructura de los otros tránsitos habrá cambiado, al igual
que la perspectiva personal del nativo, abriendo nuevos canales de po
sibilidad.
Poco después de su estación retrógrada, el planeta (a excepción de
Marte) forma un trígono con el Sol. Es el trígono estacionario retró
grado, y con frecuencia el mensaje de la estación es activado por este
aspecto solar. El Sol «recoge» la estación y manifiesta su energía, po
niendo en movimiento el período retrógrado. Este trígono es el punto
de transición hacia la plena actividad del ciclo retrógrado; se podría
decir que es el punto decisivo consciente, cuando el Sol apoya el movi
miento y transmite el mensaje retrógrado. El impacto de la estación se
asimila y se absorbe rápidamente en el trígono, e inaugura la experien
cia interior o subterránea. Esto se debe en parte al movimiento acele
rado del planeta retrógrado después del trígono.
El trígono con el Sol es la prefiguración del resultado final de la tota
lidad del proceso, desde la conjunción hasta la estación directa, de ocho
a diez meses más tarde. Si la estación retrógrada se ha producido en as
pecto con un planeta natal, el trígono del Sol con el planeta estacionario
alerta al nativo para que reciba una «lección» o un mensaje determi
nado, y es el momento en que se manifiestan acontecimientos y realiza
ciones.
El lapso entre la estación retrógrada y la oposición con el Sol es un
ciclo anual para la reevaluación de tácticas y técnicas. El proceso forta
lece la capacidad de la persona para escuchar su voz interior -la voz del
Sí mismo más profundo-, que le aporta una mayor conciencia de la
continua necesidad de seguir evolucionando en esa precisa área de
la experiencia. Como el tiempo que los planetas exteriores pasan en una
casa de la carta natal es prolongado, el ciclo retrógrado anual se repetirá
durante varios años; quizá los resultados no sean inmediatos ni sor
prendentes, pero con el tiempo se los nota, en especial retrospectiva
mente. La medida en que las polaridades psíquicas estén todavía sin in
tegrar suele hacerse cada vez más obvia durante la primera mitad del
ciclo, y los sucesos, las relaciones y los desafíos se acumulan para desta
car los desequilibrios.
Como este período -de la estación a la oposición- es la fase reac
tiva, un exceso de reacción y la magnificación de las percepciones pue
den deformar la verdadera situación. Entonces se tiende, como dice el
proverbio, a tirar el grano junto con la paja. Si el nativo es consciente
de que en última instancia la reacción se resuelve desde una perspectiva
más realista, entonces las apariencias exageradas pueden representar,
333
de hecho, una ventaja. En general, hay una pizca de verdad en esta
clase de situaciones, y las reacciones dramáticas suelen tener una afini
dad sorprendente con una nueva visión que aflora después del punto de
oposición.
El capricho de las etapas finales de esta primera mitad del ciclo re
trógrado poco a poco comienza a polarizarse, aportando perspectiva a
cualquier situación inestable o muy precaria. Con frecuencia, el mejor
resultado de la estación retrógrada hasta la fase de la oposición es una
forma de estabilidad flexible, donde la confusión se transforma en op
ciones más nítidas; emergen entonces nuevas opciones y direcciones
que son más tangibles que en la fase de la crisis inicial.
FASE 11:
DELIBERACIÓN CONSCIENTE
Y REORGANIZACIÓN
334
La oposición del Sol con el planeta retrógrado marca la fase «llena»,
el punto de maduración de lo que se ha reflexionado, produciendo una
nueva etapa en el proceso. La segunda mitad del ciclo retrógrado ofrece
un período de reorientación más deliberado y útil, un tiempo durante el
cual el nativo se siente más eficaz y positivo en lo que respecta a des
pejar el pasado o pasar revista a antiguos materiales. Esta fase suscita
mucho menos pánico, muy posiblemente porque la persona se limita a
adaptarse a la influencia retrógrada, y puede abandonar su implacable
apego a lo absoluto. Poco a poco, las opciones empiezan a materiali
zarse, y se puede producir una eliminación muy fructíera de lo anti
cuado u obsoleto.
En el caso de los planetas superiores, la oposición entre el Sol y el
planeta puede ser un punto de explosión, en especial si la retrogresión
ha desenterrado material totalmente inesperado, y para el cual el nativo
no se encontraba preparado. La perspectiva que se gana con este en
frentamiento entre el yo (el Sol) y el planeta interiorizado es de gran
importancia, en particular si el grado del eje contacta con un planeta
natal. Cuando este punto está en contacto con un grado importante del
horóscopo, se precipita un despertar que desbarata pautas y conceptos
viejos. Como mínimo, se destaca un punto de separación y desintegra
ción entre las áreas de las dos casas implicadas. En el caso de los plane
tas que están más allá de Saturno, esta confrontación se produce anual
mente durante muchos años, y va progresando poco a poco año tras
año a medida que el planeta exterior transita por esa casa.
El punto de oposición señala una transición en el ciclo de retrogre
sión, anunciando una fase más deliberada y organizativa. Los proble
mas que se ponen de manifiesto en la oposición son una clave para en
tender con qué tiene que ver la segunda mitad del ciclo. El planeta
retrógrado comienza a reducir su velocidad a medida que el Sol avanza,
preparándose para la liberación en la estación directa.
Justo antes de la estación directa, el Sol forma otro trígono con el
planeta que se estaciona, que ahora se está moviendo con mucha lenti
tud, y como máximo transitará sólo un grado entre el trígono solar y la
estación. A este trígono se lo llama estacionario directo. Igual que en el
trígono estacionario retrógrado, el Sol recoge la energía, pero mientras
que este trígono relaja la energía, el estacionario directo incrementa la
tensión. La carga de energía acumulada durante la retrogresión se con
centra en el trígono entre dos y tres semanas antes de que el planeta se
vuelva directo. Esto explica en parte la acumulación de tensión alrede
dor de la liberación en la estación. El Sol moviliza la estación directa,
reuniendo la fuerza e intensificándola durante las semanas que condu
cen al punto decisivo. Si el grado estacionario directo está formando as-
335
pectos natales, entonces el trígono solar será importante porque gene
rará una liberación creativa.
El sentimiento de expectación es una reacción al trígono del Sol, que
inicia la movilización inconsciente de la energía y las fuerzas, en prepa
ración para la estación directa en sí.
Cuando el planeta se estaciona para volverse directo, la liberación
de la energía y las fuerzas reprimidas puede producir tanto una viven
cia positiva como una negativa, según lo que se haya acumulado en la
psique. Si uno ha estado reprimiendo fuertes necesidades o intentando
controlar las circunstancias o una situación que ha de cambiar, la esta
ción directa puede hacer estragos. Si la necesidad de expresión está bajo
la guía del Sí mismo más profundo, pero subordinada a lo que el yo
consciente ha diseñado para su futuro, entonces el resultado es una
forma de confrontación externa.
Los conflictos interiores surgen en ambos períodos de estación si no
hay correspondencia entre lo que le parece necesario al inconsciente
para alcanzar una mayor integridad y lo que el nativo ha identificado
como su propia persona o imagen estática. Este tipo de irrupción del
contenido del inconsciente en la conciencia es lo que da a los puntos de
estación su fama de ser tan espectacularmente activos, ya que contie
nen una tremenda tensión que puede magnificar condiciones que han
ido evolucionando a lo largo de períodos muy prolongados. Lo que
tiende a emerger es -al menos de un modo simbólico, cuando no de
forma clara- precisamente lo que uno ha estado tratando de ignorar,
retrasar o controlar.
En astrología mundana, la estación directa va señalada con frecuen
cia por un cambio evidente en las pautas de los problemas comerciales,
políticos, económicos y sociales, movilizados todos ellos durante el trí
gono solar. Es frecuente que poco después del punto de estación se pro
duzca una reorganización y una modificación rápidas que promueven
un curso de acción más eficaz. El movimiento directo de un planeta no
siempre señala la liberación de su poder ese mismo día, sino que eso su
cederá en el término de unas semanas después de la estación, y con fre
cuencia esperará a que el Sol esté en cuadratura con el planeta, ya que
las cuadraturas son aspectos de la manifestación externa. La magnitud
del caos que se libere en la estación directa depende de muy diversos
factores. Son importantes, en particular, los aspectos del planeta que se
estaciona con los planetas o configuraciones natales, y también el poder
del planeta mismo, puesto que las estaciones de los planetas exteriores
provocan una reorganización más amplia, que con frecuencia se pro
longa hasta la siguiente estación retrógrada.
La fase retrógrada como tal podría más bien incrementar que dismi-
336
nuir el aspecto psicológicamente útil del poder de un planeta, en la me
dida en que se pasa un tiempo adicional revisando y examinando las
casas transitadas y los planetas contactados en su reversión. Y cuando
el planeta emerge, en la estación directa, de su batalla con el Sol, nos
sentimos renovados y fortalecidos por la experiencia reflexiva. El ciclo
de la retrogresión funciona aportando perspectivas nuevas obtenidas
mediante la introspección. Las facetas de nuestra propia naturaleza o
inherentes a nuestro ambiente que se han reprimido o que están sim
plemente inertes se vuelven más accesibles y revelan su utilidad una
vez que el ciclo de la retrogresión se completa y se reinicia el movi
miento hacia adelante. En esta etapa, el período de gestación del ciclo
retrógrado ha terminado, y el fruto de la reflexión interior y de la nueva
orientación externa emerge, para bien o para mal, marcando el tono del
inminente período de movimiento directo.
En una etapa posterior, en el momento de la conjunción entre el Sol
en tránsito y el planeta, se inicia un nuevo ciclo anual. En el caso de Sa
turno, Urano, Neptuno y Plutón, su conjunción con el Sol está siempre
dentro de un grado de la estación retrógrada previa, que se produjo
nueve o diez meses antes. La conjunción completa el período de incu
bación de los planetas exteriores. Las implicaciones 'ion profundas; el
ritmo natural de conjunción, estación retrógrada, retrogresión, oposi
ción, estación directa y nuevamente conjunción es análogo al ciclo na
tural de la gestación de los seres humanos.
Es sumamente práctico mirar hacia la conjunción cuando se hacen
planes a largo plazo o se elaboran bloqueos psicológicos, porque el
punto señala el comienzo -el punto de fecundación- de la evolución
Sol-planeta, si la vemos más bien como un proceso que como un mero
fenómeno geocéntrico.
LA OPOSICIÓN SOL-PLANETA
SEGÚN EL EJE DE LAS CASAS
337
sición según las casas, deberíamos considerar por separado los dos sec
tores de la carta ocupados por el Sol y el planeta en tránsito.
La casa ocupada por el Sol en tránsito aclara siempre el área de la
carta en donde la evolución de la expresión del yo y la liberación crea
tiva se producen de manera natural y cíclica. En el transcurso de un año
tenemos períodos personales de nacimiento, crecimiento, muerte y re
nacimiento a medida que el Sol transita por el Medio Cielo, el Ascen
dente, el lmum Coeli y el Descendente. Durante un tránsito retrógrado,
que incluye el ciclo que va desde la estación retrógrada pasando por la
oposición hasta la estación directa, el Sol transitará por varias casas
que están en la parte del horóscopo opuesta a la del planeta retrógrado.
La posición del Sol simboliza el área donde podemos liberar la energía
interiorizada del planeta retrógrado, proporcionando un mensaje refle
xivo durante la totalidad del proceso. A la inversa, podría distraernos
de los problemas que el inconsciente se esfuerza por llevar a la superfi
cie, es decir, de las preocupaciones de la casa por la que transita el pla
neta retrógrado.
El Sol, como creador de un vehículo consciente exteriorizado, ayuda
a facilitar el cambio que el tránsito retrógrado desarrolla gradualmente.
Esto puede asumir muchas formas, pero las oposiciones tienen el carác
ter de un espejo en el que nos vemos de forma más objetiva.
La casa por donde transita el planeta retrógrado es aquella en la que
se está gestando un cambio fundamental. El desarrollo y la evolución
de esta transformación llevan el signo de la oposición del Sol con el pla
neta retrógrado a medida que éste se mueve por toda la casa. En el caso
de cada tránsito individual, cuanto más distante del Sol está el planeta,
más largo es el proceso y más numerosos los ciclos anuales de oposi
ción. En el tránsito de Marte, la oposición se produce sólo una vez en
una casa aproximadamente cada dos años; en el de Júpiter, una vez
en cada casa, anualmente; en el de Saturno, dos y posiblemente tres
veces, a lo largo de otros tantos años; en el de U rano, seis o siete, y
posiblemente ocho veces, a lo largo de otros tantos años; en el de
Neptuno, más o menos catorce veces a lo largo de otros tantos años,
y en el de Plutón, que tiene un período variado, una vez por año du
rante tantos años como permanezca en cada casa.
Es evidente que los planetas de orientación más social -Marte, Júpi
ter y Saturno- influyen en el horóscopo de una manera asimilable en un
marco temporal previsible. Sin embargo, con los planetas exteriores
-Urano, Neptuno y Plutón- la transformación es prolongada y evolu
tiva. Cuanto más se adentra nuestra mirada en el espacio, tanto más
hacia atrás vemos en el tiempo. Los planetas exteriores liberan de un
modo gradual aspectos incivilizados de la parte profunda de nuestra
338
naturaleza, y la experiencia suele ser profunda y perturbadora. Pueden
pasar años antes de que la experiencia se encarne plenamente y sea re
conocida como una transición o transformación importante. Es muy
frecuente que los ciclos retrógrados de los planetas exteriores sean
recalcados o intensificados por tránsitos de movimiento más rápido,
es decir, por los llamados tránsitos menores (Sol, Luna, Mercurio, Ve
nus o Marte), que precisan el foco y lo orientan hacia los puntos de
cambio.
El punto de la oposición del Sol puede ser explosivo y definitivo, en
particular si está ligado con otros tránsitos o progresiones, o si se pro
duce en un aspecto estrecho con ciertos puntos sensibles del horóscopo,
como un planeta natal, los ángulos, un punto medio o los nodos. En el
caso de que el punto de oposición se produzca en un aspecto estrecho
(dentro de un orbe de 2 º) con un planeta natal, habrá que tener en
cuenta el eje de la casa en donde está situado el planeta natal afectado y
leer también este dato, incorporando ambas interpretaciones para lle
gar a un mejor entendimiento de lo que se está fragmentando para
luego recombinarse.
Sin perder de vista que la posición del Sol es el punto focal que ilu
mina el área que es necesario equilibrar en la carta, y poniendo el
acento en el ámbito que hay que analizar y que requiere más claridad y
definición de acuerdo con las necesidades más íntimas y profundas del
nativo, vamos a explorar los ejes de las casas destacadas por el punto
medio del ciclo retrógrado.
339
Casas dos y ocho: Cuando este eje de casas está acentuado por la oposi
ción entre el Sol y el planeta retrógrado, el nativo lentamente va desa
rrollando una comprensión más profunda de su verdadero mérito inte
rior y de su intrínseca valía en oposición a los valores adoptados a
través de respuestas aprendidas. El ciclo se centra en el mantenimiento
de una fuerte sensación de integridad personal, al tiempo que se siente
interesado en los valores y la esencia de los demás. Junto con la valía
material y financiera se acentúa fuertemente la valía personal, y a tra
vés de repetidas oposiciones, poco a poco, a lo largo de los años, se va
dando un cambio fundamental que modifica cíclicamente la propia
perspectiva respecto a cómo invertir el tiempo, el amor y el dinero en
los demás.
A causa de la materialidad del eje de las casas dos y ocho, en él los
ciclos retrógrados repetidos pueden alterar sustancialmente el punto de
vista del nativo en cuanto al tema de la dependencia o la independencia
material. La persona tenderá a revisar su enfoque de los recursos fina
cieros y su manera de manejarlos. En uno de los niveles de la segunda
casa, se incluyen las primeras bases del desarrollo del yo, y la casa ocho
es la manifestación de la inmersión del yo en las relaciones. Por lo
tanto, cada uno de los ciclos reiterados en este eje pone el énfasis en la
maduración y el aprendizaje para poder cuidarse a uno mismo; de este
modo, se tienen más recursos o valía para invertir sin correr el riesgo de
perder el yo.
340
ficado y correcto y lo que la autoridad considera contrario al derecho o
a la tradición. La persona quizá se sienta alienada de su propia cultura
y necesite explorar otras más lejanas o extranjeras a fin de ampliar su
mente y sus bases nacionales. Con frecuencia, este mismo impulso la
llevará a aventurarse en la educación superior, lo cual puede ser el re
sultado de una profunda sensación de inadecuación intelectual.
341
colectivo. En el eje de estas casas es donde la persona se ve a sí misma
como un espíritu creativo e independiente y como alguien que contri
buye a un orden social. Pueden ser necesarias alteraciones importantes
en la esfera de la creatividad del nativo para salvaguardar sus senti
mientos de gratificación y, a la inversa, puede que sea preciso que con
tribuya con mayor generosidad a la totalidad, para así poder sentirse
más digno como individuo.
Fase I
l. Punto de conjunción del Sol y el planeta, en el mismo grado en
que Saturno, Urano, Neptuno y Plutón tuvieron su última estación re
trógrada. Conclusión del ciclo viejo y comienzo del nuevo.
2. Estación retrógrada. Cese de la actividad superficial e introver
sión de la energía. Un sentimiento de interiorización del poder sin un
punto de liberación manifiesto. (El grado de la estación retrógrada de
Urano, Neptuno y Plutón es el mismo en el que el Sol formará la pró
xima conjunción con ellos.)
3. Trígono estacionario retrógrado. El trígono del Sol con el pla
neta retrógrado estabiliza y concentra el proceso que ha de producirse
durante el ciclo retrógrado.
342
Fase II
4. Oposición del Sol con el planeta retrógrado. La confrontación
con el tirano interior; punto de iluminación. El punto decisivo y explo
sivo en donde se encaran los problemas que hay que integrar.
5. Trígono estacionario directo. El trígono del Sol con el planeta
que está a punto de volverse directo reúne y concentra la energía prove
niente del período retrógrado, en preparación para el movimiento di
recto. Su resultado es una elevada tensión, un estado anímico de expec
tación y unas condiciones tensas y exageradas que preparan para el
movimiento directo.
6. Estación directa. La súbita liberación de la energía, los recursos
y la información que se han acumulado. El resultado inicial es el caos,
que desazona a la vez que alivia. La tensión se suelta bruscamente, y de
ello resultan una nueva liberación y un potencial mayor.
7. Movimiento directo. Las consecuencias o los resultados del
ciclo se activan de un modo apremiante. Durante las semanas siguien
tes se abren vías de posibilidad totalmente nuevas que se hacen tangi
bles al formar el Sol la cuadratura con el planeta.
8. Conjunción. Los resultados finales del prolongado ciclo que se
inició en el punto de la estación retrógrada. (Sólo para Saturno, Urano,
Neptuno y Plutón.)
343
Del 11 de mayo de 1931 al 23 de febrero de 1964
345
de cuatro estaciones, pero la duración de las suyas es el doble que la de
las nuestras, es decir, Marte tiene cuatro estaciones de seis meses, y la
Tierra cuatro estaciones de tres meses. La órbita de la Tierra alrededor
del Sol dura un año, mientras que la de Marte dos, de modo que la Tie
rra alcanza la órbita de Marte cada dos años y dos meses aproximada
mente; después, tras un período retrógrado de unos dos meses, Marte
reanuda el movimiento directo.
La diferencia más importante entre Marte y los demás planetas su
periores es su relación con el Sol cuando está en estación, sea ésta retró
grada o directa. Mientras que todos los otros planetas superiores están
retrógrados cuando forman un trígono con el Sol, Marte no. El trígono
Sol-Marte se produce aproximadamente entre 15 y 20 días antes de que
Marte se estacione para volverse retrógrado, y de 15 a 20 días después
de su estación directa, dependiendo de las particularidades de su excén
trica órbita.
Esto altera el carácter de la estación retrógrada de Marte, porque a
menudo se agita de un modo exagerado el potencial previo a su retro
grcsión, y el resultado de ello es un chocante «factor sorpresa» y una re
tirada súbita de la energía directa. A la inversa, el trígono Sol-Marte
que sigue a la estación directa del planeta favorece una rápida recupera
ción y un restablecimiento del equilibrio que puede haberse interrum
pido durante la retrogresión.
346
insistir, sin hacer caso de la retrogradación, para que se produzca un
cambio de perspectiva. Es frecuente que Marte retrógrado llegue de
forma inesperada; como no tiene los ritmos regulares anuales de los
otros planetas superiores, podemos vernos inducidos a la complacencia
durante los largos ciclos directos del planeta. De un modo coherente
con las características de Marte, su ciclo puede ser el que más perturbe
las rutinas y los hábitos.
Inconscientemente, llegamos a acostumbrarnos a los diversos rit
mos planetarios tal como están incorporados en nuestro reloj interno
regido por el sistema solar. Nos acostumbramos a los ciclos de los pla
netas cuyas estaciones tienen una frecuencia regular, como sucede con
todos los demás planetas superiores. Es probable que esta familiaridad
inconsciente explique por qué a menudo la retrogresión anual en trán
sito de los planetas exteriores no tiene ningún efecto discernible. La na
turaleza de Marte no se conforma con la danza anual del Sol como
todos los otros planetas superiores, sino que tiene su propio ciclo pecu
liar. Nos habituamos al estado de quietud de Marte, pero después nos
sobresalta la necesidad de alterar los modos de energía cuando final
mente el planeta se vuelve retrógrado durante dos meses y medio.
La estación y la retrogresión de Marte no significan necesariamente
el cese de toda actividad, pero el cambio precipita un período de expe
riencias más bien reactivas que activas. Podemos iniciar una intensa
búsqueda de los motivos morales y éticos subyacentes en nuestras ac
ciones, e investigar la validez de nuestras metas y ambiciones, simboli
zadas por la casa donde está Marte retrógrado. De hecho, puede que no
haya necesidad de interrumpir lo que estamos haciendo, pero general
mente debemos aumentar la introspección y la contemplación cons
cientes.
En una situación que requiere acción, tal como estar trabajando en
un proyecto que implica un objetivo en un plazo determinado, la esta
ción de Marte retrógrado puede posponer la empresa, e incluso ponerle
término en caso de que sea completamente inapropiada a largo plazo.
Es probable que durante la fase retrógrada se produzcan inversiones sú
bitas del interés (pasión) y del impulso (ambición). De ello resulta una
batalla interna entre el yo, que quiere que las cosas se hagan, y el Sí
mismo, que quiere que las cosas sean.
Cuando está en estación retrógrada y en aspecto con un planeta o
con un ángulo de la carta natal, Marte puede hacer aflorar sentimientos
reprimidos de hostilidad o frustración, que ocupan la energía del nativo
y retrasan temporalmente su avance. El reconocimiento de los niveles
conflictivos no resueltos que se han estado incubando suele ser libera
dor, y permite que la persona organice de manera más adecuada sus
347
propias fuerzas. Con frecuencia, Marte retrógrado lleva a la superficie
problemas que se habían olvidado o se habían reprimido de un modo
deliberado por su carácter perturbador. Pueden aflorar, aparentemente
fuera de contexto, viejas heridas, cicatrices o frustraciones, pero la per
turbación tiene siempre un propósito.
Encontramos un ejemplo de la situación en que el pasado resurge
para abrir nuevas vías al futuro en la experiencia de Moira, quien mu
chos años atrás había pertenecido a una comunidad religiosa, de la que
se había apartado con emociones hondamente conflictivas: rabia, tris
teza y desesperación, centradas todas en la pérdida de la fe y de con
fianza. Cuando Marte en tránsito llegó a la estación retrógrada y formó
una conjunción con su Luna natal en Géminis en la casa ocho, provocó
en Moira un examen de conciencia. Unos pocos días antes de la esta
ción de Marte (mientras en su carta el planeta estaba en conjunción con
el punto medio Sol-Luna), se enteró de que el guru de la comunidad
acababa de morir. El día de la estación retrógrada de Marte, Moira vol
vió al centro por primera vez en doce años, y la visita desencadenó un
torrente de conflictos emocionales no resueltos.
Desde luego, la muerte (casa ocho) del maestro era importante, pero
para Moira actuaba principalmente como catalizador de la resolución
de sus largas años de cólera reprimida. Desde su separación de la comu
nidad, muchos problemas de dependencia emocional (Luna) habían
permanecido latentes, pero se había mantenido su actividad sublimi
nal, que la apartaba de la vivencia de sus sentimientos a medida que
surgían, lo cual parecía relacionado indirectamente con su incapacidad
para tener una relación emocional a largo plazo. Moira había mante
nido su indignación limitada a lo que ella percibía que sucedía en la
comunidad, reprimiendo su auténtica respuesta emocional. Aquella ex
periencia había sentado un precedente para la pauta ulterior en sus re
laciones: el miedo y la angustia ante la verdad de su propio Sí mismo
innato. Durante la totalidad del ciclo retrógrado de Marte en su casa
ocho, Moira desenterró sentimientos que había «olvidado», consiguió
liberar una rabia que la debilitaba y evadirse de lo que para ella se
había convertido en una prisión interior.
Hubo también momentos emocionantes. Se conectó con viejos ami
gos, resucitaron antiguas relaciones, y obtuvo una visión en profundi
dad al entender las motivaciones y los sentimientos de otras personas
que también habían formado parte de la comunidad. Muchas de ellas le
sirvieron de espejos de sus propios sentimientos, aunque Moira no
había confiado en lo que percibió y sintió en aquella época. Mediante
un análisis objetivo del pasado, obtuvo un mejor discernimiento. El
hecho de ver desfilar ante sí misma su propio pasado le permitió com-
348
prender con más claridad que las percepciones de su juventud habían
sido correctas, lo cual le devolvió la fe en sí misma.
El funeral por el difunto maestro se celebró cinco días después de la
oposición del Sol y Marte en tránsito, exactamente en su punto medio
Sol-Luna, en el grado preciso en que estaba Marte directo cuando
Moira tuvo la primera noticia de su muerte. La reunión congregó a mu
chas personas que formaban parte de su pasado y sirvió para restable
cer algunas relaciones positivas, pero también puso término a un ciclo
entero de experiencia.
349
Durante su ciclo retrógrado, Marte no contactaría con ningún punto
natal en la carta de Celeste, pero de hecho activó en la carta compuesta
(la de la relación) a la Luna progresada compuesta. El día de la oposi
ción del Sol y Marte en tránsito se produjo un incidente que puso en pe
ligro el secreto de su relación, y en las semanas siguientes una serie de
circunstancias inesperadas impidió que los amantes se vieran. Cuando
Marte se estacionó y se volvió directo en conjunción con el nodo norte
en la casa siete de la carta de Celeste, ella aún no había tenido noticias
de él y, enojada, decidió poner término a la relación, sin saber que este
sentimiento era recíproco.
La confrontación final y la conclusión de la aventura amorosa no se
produjeron, sin embargo, hasta el día en que Marte en movimiento di
recto volvió a transitar sobre la Luna progresada compuesta en la carta
de la relación, ¡precisamente en el lugar donde estaba cuando se había
producido, dos meses antes, la inoportuna circunstancia! Durante todo
este período retrógrado de Marte, la energía se empeñó en destruir
la relación (afectando a la carta compuesta), y el aspecto decisivo -la
oposición Sol-Marte- había puesto efectivamente término a la rela
ción, aunque en ese momento ninguno de los dos lo supo a nivel cons
ciente.
Cuando la oposición Sol-Marte interrumpe el ciclo a mitad de ca
mino, el resultado es un evidente punto decisivo, y el período posterior
es una época de reconsideración de las nuevas direcciones que hayan
emergido en la primera mitad. Si en ella no ha habido ninguna clara in
dicación de dirección, el impacto de la oposición puede hacer estallar el
orden establecido, y es probable que se haya de reevaluar totalmente
el curso de acción necesario para reclamar el poder personal.
En octubre, noviembre y diciembre de 1990 la tensión del mundo
entero se centraba en el golfo Pérsico. Marte llegó a la estación directa
el 1 de enero (Mercurio lo hizo el 3 del mismo mes) y las posibilidades
de impedir la guerra disminuían con rapidez. Inmediatamente después
del eclipse solar en conjunción con Saturno del 16 de enero, se inició la
guerra, ¡sólo cuatro días antes del trígono Sol-Marte, con el Sol a 29º de
Capricornio y Marte en Tauro!
Kuwait había sido invadido por Irak el 2 de agosto de 1990, apenas
unos días antes de la cuadratura Sol-Marte, cuando este último empezó
a desacelerar para volverse retrógrado. Urano, Neptuno y Saturno lle
garon a la estación directa en septiembre, y cuando el Sol formó un trí
gono con Marte el 7 de octubre, justo antes de que el planeta llegara a la
estación retrógrada, se empezó a discutir abiertamente lo que se debía
hacer, si se hacía algo, con la agresión de Saddam Hussein. La totalidad
del ciclo retrógrado de Marte en 1990 estuvo ocupada por preocupa-
350
ciones internacionales sobre la guerra y la paz, con el comienzo de im
portantes discusiones bélicas durante el trígono anterior a la estación
retrógrada y la iniciación efectiva de la guerra coincidiendo con el trí
gono del Sol y Marte posterior a la estación directa, el 20 de enero
de 1991.
También los individuos pueden declarar la guerra a situaciones
opresivas. En situaciones en las que normalmente desviamos o despla
zamos la cólera, la irritación o el miedo, cuando Marte está en su fase
retrógrada los puntos dolorosos empiezan a enconarse, y estallan
cuando Marte se estaciona y se vuelve directo. Como la estación directa
se produce siempre antes del trígono Sol-Marte, la explosión o libera
ción de las frustraciones reprimidas puede retrasarse hasta después del
trígono, unos quince días más tarde. Esto deja un período de investiga
ción o previsión entre la estación directa y el trígono posterior.
351
que es el regente de su casa siete (la de las relaciones) en Tauro. Con
respecto a ello, me escribió: «El retiro como tal fue casi increíble. La se
mana anterior estaba de vacaciones con una vieja amiga en la montaña
[Marte retrógrado], y sentí que debía depender más de mis propios
recursos [retrogresión] para organizarme otra cosa, ¡y con tan poco
tiempo!».
Además, Angela observó que en su retiro había involucrados proble
mas personales, serios cuestionamientos de la soledad, pero comentó:
«Se da la coincidencia de que amigas casadas me han hablado por dife
rentes razones de la soledad». Y también: «En cierto modo, me sentí
más entera porque por lo menos la relación potencial con S. me había
demostrado que combinar la vida doméstica y la vocación en una rela
ción con otra persona todavía era una posibilidad. No tengo que esco
ger entre polos opuestos ni sustituir ni negar nada».
Angela pasó su retiro contemplando sus polaridades entre las casas
séptima y primera durante las últimas jornadas de Marte retrógrado,
y cuando el planeta llegó a la estación directa, exactamente sobre su
Descendente, renunció a la fantasía de esa relación en particular y
empezó a ver más claras sus necesidades globales en una relación de
pareja.
Katherine acudió a mi consulta durante el período posterior a un
ciclo retrógrado de Marte, y me contó la siguiente historia. Ella y su
marido habían comprado una casa cuando Marte en tránsito se esta
cionó para volverse retrógrado en la casa siete del tema natal de ella. El
grado de la estación retrógrada formaba un quincuncio con su Neptuno
natal en la casa doce, y un trígono con su Luna en la cuarta casa. Du
rante las semanas que siguieron a la estación (mientras Marte estuvo re
trógrado), les resultó difícil contactar con el hombre con quien habían
hecho la transacción. Cuando por fin lo localizaron, dos meses y medio
después, Marte acababa de estacionarse y volverse directo exactamente
en conjunción con el Mercurio natal de Katherine en la casa siete
(como regente de la octava casa, la de los recursos compartidos). Re
sultó que el hombre había malversado la considerable cantidad de di
nero que ellos le habían dado en depósito, junto con los de varias otras
víctimas, y como la semana anterior había sido enviado a prisión por
un delito diferente, no se lo podía demandar. ¡No sólo no había com
pensación posible, sino que Katherine y su marido tuvieron que pagar
los gastos judiciales!
Sería bastante sencillo advertir a la gente que no hiciera contratos ni
acuerdos verbales de ninguna clase mientras Marte está estacionario o
retrógrado, pero para ellos no sería tan fácil ponerlo en práctica a
menos que estuvieran dispuestos a esperar dos meses y medio antes de
352
volver a considerar la situación. Esto plantea un problema al astrólogo
y al cliente. Sin embargo, hay bastantes casos en que una espera así, ar
bitraria o escogida, ha demostrado ser una bendición.
353
Hay un temporizador que parece enganchado a Marte, al igual que ocu
rre con todos los planetas y sus ciclos retrógrados, pero éste es especí
fico de las experiencias marciales. Uno se vuelve agudamente cons
ciente de su propia capacidad para la diplo:::nacia y la estrategia a lo
largo de este ciclo. Se ha de recurrir sobre todo a una paciencia y un es
tado de alerta que hay que mantener para que no sobrevengan la depre
sión y el agotamiento.
La depresión, normalmente equiparada con Saturno, es también
una función marciana. La melancolía es una «cólera negra», del griego
melas, negro, y kholos, bilis, es decir, la bilis que químicamente activa
el enojo. Las personas con Marte natal retrógrado parece que tienen
que enfrentarse con una depresión subyacente de la energía y el entu
siasmo, y como nacieron cuando Marte estaba en tránsito retrógrado,
es lógico que su nivel de energía y sus funciones de autoafirmación
estén en simpatía con el momento en que nacieron. La frustración en
gendra dentro del individuo una llama que es preciso apagar soplando
antes de que consuma el íntimo sentimiento de su propia valía.
Cuando Marte está en tránsito retrógrado es el momento ideal para
determinar la diferencia entre la depresión de los sentidos, o apatía psí
quica, y la simple falta de interés. Insistir en una situación que parece
infructuosa es terquedad irracional, no valiente obstinación. Por consi
guiente, podría ser adecuado renunciar a un proyecto, una relación, una
actitud o un objetivo en su momento muy querido, en vez de persistir
agresivamente en actividades anticuadas una vez que Marte completó
su ciclo retrógrado.
La enfermedad y la debilidad constitucionales también son rasgos
relacionados con Marte; un trastorno extremo de la integridad interior
puede volverse somático. Aunque Marte es un planeta de enfermedades
agudas, sus tránsitos pueden activar un problema crónico y debilitar la
inmunidad del nativo ante la invasión, sea ésta psicológica o física. El
período de retrogresión en su totalidad actúa en el sentido de exacerbar
el estrés acumulativo, y si hay una enfermedad al acecho, el resultado
puede ser un ataque activo, generalmente después del punto de oposi
ción y con suma frecuencia durante la estación directa. Como es natu
ral, esto depende de muchos otros factores, incluso astrológicos, pero
el incendio interior corroe la resistencia. La enfermedad puede rectifi
car un desequilibrio energético obligando al nativo a retirarse a contem
plar la dirección que lleva y el uso que hace de la energía, sea ésta la pa
sión, la voluntad o la ambición.
Se dice que en el amor y en la guerra todo está justificado. Yo diría
que este axioma es válido cuando la guerra se da entre el amor por uno
mismo y el combate con uno mismo. Cuando Marte está retrógrado, se
354
pierde cierto grado de poder personal y de control en el área que el pla
neta está atravesando. Esta pérdida del poder o del mando tiene que
ver con el establecimiento de un equilibrio, o con la creación de «justi
cia» en el sentido psíquico. No parece que despotricar y desvariar sea
muy eficaz, mientras que abandonarse a lo que tiene que ser sí lo es.
Con frecuencia la inspiración pasa a la clandestinidad, pero vuelve a
aflorar cuando Marte reanuda el movimiento directo, con un objetivo
nuevo y más realista. Es como si fuera necesario que la batalla entre la
voluntad consciente y la intención inconsciente se librara muy íntima
mente y en secreto, para revelarse sólo cuando el vencedor tiene la se
guridad de su supremacía. En este caso la batalla se libra entre el sí
mismo consciente y el Sí mismo inconsciente, ese misterioso aspecto de
la psique que alberga el poder de dirigir nuestra fuerza vital.
355
Del 11 de julio de 1931
al 30 de julio de 1943
356
18
Júpiter retrógrado en tránsito
357
ción o un plan. Eso significa que cualquier sensación de futuro o de cre
cimiento, en los asuntos referidos directamente a la casa por donde
transita Júpiter, dará la impresión de estancarse hasta que el planeta
llegue a su estación directa.
Cuando la retrogresión de Júpiter coincide con la pérdida de poder
o de autoridad personal, es probable que el nativo haya perdido pers
pectiva en lo referente a su propia capacidad para seguir adelante. Con
frecuencia advierte que ya no quería, o no podía, continuar con la si
tuación en la dirección que ésta estaba tornando. Semejante estado de
cosas no siempre es adverso, ya que a menudo, cuando algo llega al
borde mismo de la realización y la persona retrocede, al reflexionar ve
que esa era la solución más práctica o apropiada.
La estación provoca una interiorización del lado dionisíaco de la
naturaleza del nativo, suprimiendo el deseo y exigiendo que el código
moral intrínseco de la persona sea examinado. Durante el tiempo que
Júpiter permanece retrógrado en una casa determinada, los problemas
que surgen tienen un tono moral subyacente. La mejor forma de pasar
este período es investigar la fuente de la propia moralidad personal.
Si se pudiera decir que los planetas tienen intención, el propósito de
Júpiter en su ciclo retrógrado sería conectarnos con un sentimiento
de justicia más personal y profundo; no me refiero al plano jurídico,
sino a aquello que es correcto para nuestro equilibrio integral y nuestra
salud. Con frecuencia reprimimos inconscientemente nuestro senti
miento interno de lo que está bien y lo que está mal, subordinándolo a
los valores y los códigos morales aceptados, ya sean de orden social o
estén definidos dentro de una relación específica. El ciclo retrógrado de
Júpiter es la oportunidad anual de contemplar los aspectos de nuestra
vida en los que necesitamos explorar nuestro código ético personal, y
de reflexionar sobre ellos. En cierto sentido, la vivencia que tenemos de
nuestra integridad es más instintiva cuando Júpiter está retrógrado, y
aunque quizás en ese momento seamos incapaces de formular o expre
sar con claridad el análisis interno, se está dando una corrección en el
inconsciente.
Si tenemos presente esto, puede ser que lo que en un principio fue
eliminado en la estación retrógrada -ya fuese una idea muy querida,
una relación, un contrato, una suma de dinero o un momento determi
nado- no fuera en modo alguno necesario para reforzar el propio yo,
sino que en realidad estuviera dañando una posibilidad de expresión
más plena de éste, de acuerdo con su propia estimación de lo apropiado
o correcto. En estos momentos el Sí mismo, más vasto, tiene un desig
nio que no coincide con los deseos del yo, y estimula la actividad de un
dispositivo de autocorrección. La vida interior asume un carácter alta-
358
mente dramático, y el mundo externo parece opaco y casi hostil en los
dominios que se ven afectados por la casa donde Júpiter está llevando a
cabo su verificación anual de un progreso absoluto. Idealmente, la esta
ción y el período de adaptación subsiguiente antes de la oposición con
el Sol deberían significar una época de tranquila reevaluación interior
de las propias prioridades éticas y morales.
Una de las patologías inherentes a Júpiter es el autoengrandeci
miento. En el curso de su tránsito directo el planeta puede crear el sen
timiento de un propósito exagerado, y cuando está retrógrado puede
estimular lo opuesto, es decir, el empequeñecimiento del yo. Como el
nativo se siente incapaz de confiar en que su entorno produzca los re
sultados deseados, los sistemas de soporte externo pierden significado
para él, que prefiere profundizar en la sabiduría interior. Las circuns
tancias podrían aconsejar que se retraiga de una situación a fin de
poder estar abierto para recibir el consejo interior, en vez de empeñarse
en avanzar, en un intento de apresurar la realización a fuerza de provo
caciones, codazos, desafíos y otras presiones. En este caso, la devorada
Metis es el don jupiteriano de la sabiduría interior. El hecho de impo
nerse a la adversidad fomenta el sentimiento del propio valor, pero el
intento de lograr lo imposible no hace más que aumentar el sentimiento
de fracaso. Esto no significa que cuando Júpiter está retrógrado deba
mos relajar nuestra voluntad, sino que ser flexible en los asuntos en ge
neral o en la planificación a largo plazo puede llevar a una maduración
más natural, ayudando al proceso de continuidad.
Los períodos de retrogresión son sutiles y evolutivos, y quizá no se
manifiesten en pérdidas, fracasos o reveses directos a menos que haya
un aspecto directo con un planeta o un ángulo. Cuando Júpiter transita
en contacto con un planeta o una casa, se expande y libera al máximo el
valor que el planeta o la casa contiene en ese momento, pero cuando
retrocede parece que retuviera o quitara ese don. Júpiter retrógrado
afecta de la manera más directa a los asuntos corrientes de la casa por
donde transita en el curso del ciclo. La casa natal regida por Sagitario y
la casa natal en la que se encuentra Júpiter son indicadores indirectos
de dónde podemos encontrar respuesta a las preguntas sobre la direc
ción de nuestro futuro una vez que se haya completado el ciclo retró
grado. Puede haber un conflicto entre lo que querríamos haber creado o
lo que deseábamos que sucediera y los resultados reales, que a la larga
se presentan como una lección de humildad y como los límites del
poder personal.
Zeus era un dios justo pero inexorable, y su legado al Júpiter astro
lógico como árbitro de la justicia tiene un nítido carácter social: las
leyes tácitas cambian con el tiempo, al igual que nuestra ética y nues-
359
tras lealtades interiores. Si una situación originada antes de la retrogre
sión de Júpiter va en contra de la ley social o de nuestra integridad inte
rior, es el momento ideal para dar un paso atrás y reflexionar sobre qué
es la verdad para nosotros. Podríamos explorar todos nuestros senti
mientos sobre la represión: ¿es para el bien social o se genera en el
miedo a la represalia? Por otra parte, ¿se origina en una fuente perso
nal, y constituye por lo tanto un apoyo de la propia integridad? Como
mínimo, la fase retrógrada ofrece un período en el que es posible con
templar la fuente o causa oculta de nuestros motivos para desear la
aceptación social. Quizás el equilibrio entre los problemas morales y las
necesidades individuales se haya resentido y sea necesario restablecerlo
durante la fase retrógrada.
Zeus continuamente prevenía contra la soberbia a los mortales y a
los héroes, e incluso hoy sigue creando paradojas con el poder y el des
tronamiento. Por una parte, la idea de alcanzar las grandes cumbres del
logro es el primum mobile para el éxito; por otra, esa idea contiene
todos los ingredientes de arrogancia y de insolencia que pusieron a Pro
meteo sobre la roca, a merced del águila que día tras día le devoraba el
hígado. Los objetivos generan acción, siembran las semillas de lo que
ha de venir, pero en el caso de que el destino que conscientemente per
seguimos se frustre, deberemos volvemos hacia nosotros mismos para
descubrir la causa. Júpiter puede ir asociado con la experiencia de
dones casuales o gratuitos, de manera que, para nuestra grata sorpresa,
nos podemos encontrar con la proverbial «bendición disfrazada»
cuando Júpiter haya completado su ciclo retrógrado. Y si lo que cree
mos necesitar no armoniza con el plan general, lo más probable es que
se desvanezca.
A medida que Júpiter continúa acelerando hacia el punto de oposi
ción con el Sol, se hace más clara la iluminación de lo que ha sido
inconscientemente reflejado y ha servido de base para la acción. El
quincuncio en aceleración puede provocar el impulso de tomar decisio
nes súbitas, o de retraer la propia energía de una manera reaccionaria o
vengativa, como un recurso de autoprotección. Rápidamente -a me
nudo con demasiada rapidez- se hacen planes nuevos, y lo más proba
ble es que sea necesario revisarlos tras la reflexión que se produce du
rante la oposición.
En el punto decisivo de la oposición, puede que automáticamente
empiecen a tomar forma nuevos planes, que con frecuencia ofrecerán
posibilidades sorprendentes.
360
intensifica todas las situaciones en las que el impulso creativo se ha re
primido o tragado. (Véase en el cap. 16 los puntos de oposición descri
tos a través de las casas.) La energía eliminada, perdida o enterrada en
la primera mitad del ciclo resurge con una elevada, y con frecuencia ex
plosiva, intensidad. Esto es especialmente aplicable en relación con la
necesidad o el deseo de algo. El movimiento retrógrado subraya lo que
no tenemos, y nos vemos enfrentados con las esperanzas y los sueños
que quizás hayamos reprimido durante la primera mitad, y que ahora
se liberan en un despliegue exagerado y excesivamente espectacular
que, a modo de catarsis, despeja la atmósfera. Una vez que las circuns
tancias se han asentado un poco, esta catarsis permite una asimilación
gradual de la verdadera situación y, como consecuencia, una paulatina
revisión de los planes.
El carácter de Júpiter en su función de entrega o de distribución
puede ser inquietante, en particular si el tránsito del planeta favorece
experiencias intrínsecamente desconocidas o que exacerban un estado
psicológico ya de por sí tenso. Por ejemplo, si el nativo se siente incó
modo con las situaciones emocionales y habitualmente evita cualquier
tipo de circunstancia demasiado dramática, es muy propio del poder de
Júpiter acicatear las emociones que le son ajenas o extrañas. En este
caso, es beneficioso que explore el origen de la reacción emocional y
trate de encontrarse más cómodo en su dominio, con lo que descubrirá
la verdadera fuente de la frustración.
El tránsito de Júpiter retrógrado puede provocar depresión como
consecuencia de necesidades insatisfechas, y el período se hunde gra
dualmente en una espiral de duelo y pérdida, exigiendo al nativo que
recurra a sus reservas más profundas de fe en sí mismo. Una experien
cia como ésta es común cuando Júpiter y Saturno están en conjunción
-cada veinte años- y se vuelven retrógrados y directos en un breve
lapso, o cuando están en oposición -también cada veinte años- y cada
una de sus estaciones coincide estrechamente con la oposición con el
otro. Los ciclos de Júpiter y Saturno representan de la forma más espec
tacular su pauta mítica cuando están en oposición o en conjunción recí
proca, devorando y expulsando alternativamente los resultados creati
vos. La discusión entre Júpiter y Saturno clarifica nuestras ideas sobre
la moralidad individual (Júpiter) y la moralidad colectiva (Saturno).
Estos ciclos son los heraldos de un nuevo orden de prioridades y de una
pugna por la supremacía creativa en las casas en donde se representa
el drama. Lo que ha sido reprimido o contenido durante demasiado
tiempo súbitamente es expelido, a menudo con una gran cólera.
En su camino hacia la estación directa, Júpiter se encuentra con el
quincuncio en desaceleración con el Sol, que exige muchos ajustes y re-
361
visiones. Tiende a ser un período muy ocupado por el diseño de planes
para el futuro, pero con un creciente sentimiento de espera y de expec
tación. Este emocionante aspecto comienza a acumular energía y crece
hasta alcanzar proporciones tremendas, creando unas esperanzas exa
geradas. El horizonte, aunque optimista, aún no está despejado. El mo
vimiento de Júpiter se sigue desacelerando a medida que se aproxima
al trígono estacionario directo, momento en el cual el planeta ya estará
prácticamente inmóvil. Unos pocos días antes de volverse directo, Jú
piter forma el trígono con el Sol, que congrega y condensa la energía
acumulada. La estación contiene, por lo tanto, una fuerza tensa e hin
chada que puede reventar como un dique, lo cual tanto puede consti
tuir una liberación positiva, como convocar a todos los demonios.
362
versa, si es el grado estacionario directo el que está en aspecto con un
planeta natal, entonces al recordar el momento de unos siete meses
antes, cuando Júpiter transitó por primera vez por ese grado, el nativo
podrá ver qué es lo que está saliendo a luz, ya plenamente maduro.
Con la estación directa se inicia una época excelente para inaugurar
una nueva empresa o un nuevo concepto, porque los ocho meses de
movimiento directo subsiguientes (que pueden ser modificados por
otros planetas retrógrados) dejan margen para que la estabilidad y el
crecimiento establezcan una sólida base de operaciones en el área por la
que transita Júpitcr. Los planes, ideas y proyectos que fueron restringi
dos durante la retrogresión (o estaban implícitos en el primer contacto
directo con un planeta natal) emergerán con el movimiento directo, y
casi siempre con una nueva perspectiva. Es probable que la expansión
con que se soñaba antes del período retrógrado haya sufrido un cambio
espectacular, en general algo modificada a partir de su grandiosidad
original. En un nivel profundamente inconsciente, durante el interludio
entre las estaciones se podría alcanzar un compromiso que deje margen
a un cambio armonioso en los planes o la dirección. Quizá lo que el na
tivo parecía querer en el contacto inicial no fuera en modo alguno lo
que de verdad necesitaba, y entonces puede liberarse su verdadero don
creativo. Aproximadamente ochenta días después de la estación di
recta, Júpiter vuelve a pasar por el grado en que se volvió retrógrado y
empieza de nuevo a cobrar impulso, encaminándose hacia la conjun
ción con el Sol. Entre la estación directa y el paso por el grado retró
grado, se dan los últimos toques y se alcanza la plena madurez de una
imagen largamente elaborada, añadiendo la nota final al ciclo retró
grado.
363
Del 1 de enero de 1932 al 28 de enero de 1961
364
19
365
primer contacto pasan por una gestación, una maduración y el consi
guiente nacimiento durante el tránsito final por ese mismo grado. Sa
turno da a luz lo que había sepultado.
366
piente, una crisálida dentro de la cual empiezan a metamorfosearse
misteriosos procesos inconscientes. En general, esto se centra en un
tema; lo normal es que el nativo tenga una sutil conciencia del cambio
necesario, pero que instintivamente se resista a él. El principio homeos
tático sale al rescate, deteniendo cualquier acción manifiesta o inme
diata. Hay una garantía intrínseca de que lo que emergerá al final del
ciclo de nueve meses de gestación será muy diferente de lo que se ima
ginaba.
Por ejemplo, si Saturno se estaciona en cuadratura con la Luna
natal, eso puede significar una o varias cosas: una mudanza o una reno
vación del hogar, una crisis o un punto decisivo en cualquier tipo de re
lación, o bien una depresión o melancolía con respecto a conflictos
emocionales no resueltos. Dentro de los límites de lo posible -porque
ahí es donde Saturno se encuentra más cómodo-, la predicción del re
sultado de un tránsito de este planeta a menudo es muy acertada. En el
curso de la época retrógrada se revelan muchas etapas de evolución y
maduración de la idea germinal, de modo que lo que efectivamente
llega a desarrollarse quizá no sea en modo alguno lo que se proyectó en
un comienzo. Sin embargo, un hilo de similitud relaciona el primer
tránsito con el tránsito final, nueve meses después. Si habíamos fanta
seado con una nueva situación al comienzo del ciclo, es probable que
llegue a darse, pero que no se produzca allí donde nos la imaginamos.
En general, las cuadraturas, semicuadraturas y oposiciones con los
planetas natales son los aspectos más obvios, ya que son característicos
de la manifestación, y van acompañados por el desagradable senti
miento de encontrarse en una trampa, lo cual genera frustración, angus
tia y desesperación. Nos vemos forzados a aceptar nuestra propia inca
pacidad para controlar el entorno, y tomamos una aguda conciencia de
la disminución del poder de nuestro yo. Con la nueva disposición del
tiempo y las prioridades, y después de un tranquilo retiro, es frecuente
que encontremos una considerable paz mental, porque sentimos que la
época difícil ya ha pasado o porque nos hemos dado cuenta de que
cuando hay una necesidad de cambio tan profunda, es preciso pensar
en ella lentamente y con gran reserva.
Saturno encierra al yo y restringe sus parámetros, con lo cual, en
ciertos momentos, reduce nuestro aparente control sobre determinados
aspectos de la vida. Si los planetas están aspectados por el ciclo retró
grado, entonces la reevaluación del poder y de la autoridad es más ge
neral, pero sigue estando asociada con los asuntos de la casa por donde
transita Saturno, y se refleja en las casas que el Sol en tránsito va ocu
pando durante la totalidad del ciclo.
Si los aspectos que forma el grado de la estación con los emplaza-
367
mientos natales son trígonos o sextiles, el efecto de la estación es más
suave, el ciclo subsiguiente es más sutil y los resultados en general con
cuerdan con los planes del nativo. Sin embargo, la estación sigue intro
duciendo una nota de solemnidad en el principio de organización del
planeta. En el caso de un sextil o un trígono, una estación retrógrada
puede ganar tiempo para permitir un plan a largo plazo mejor desarro
llado. Por ejemplo, una estación de Saturno en trígono con el Venus
natal puede hacer que nos embarquemos en una seria reevaluación de
nuestra actitud en las relaciones, y ocasionar un período de sosegada fe
licidad. En la fase retrógrada siguiente, es probable que nos encontre
mos con toda clase de aspectos de nuestra propia naturaleza profunda
mente satisfactorios e independientes por completo de las relaciones.
Nuestra participación en las relaciones madura durante la retrogresión
de Saturno, dando como resultado una mayor seguridad en nosotros
mismos y unos valores personales más saludables. Saturno aísla al pla
neta con el que contacta e invierte sus energías, enterrándolo para la
incubación que conducirá luego a un nacimiento. En el proceso de pro
fundización de sus relaciones consigo mismo, el nativo consigue multi
plicar su satisfacción en sus relaciones con los demás.
El trígono del Sol con Saturno que sobreviene unos doce días des
pués de la estación suele desencadenar el primer atisbo de lo que ha su
cedido de forma subterránea, y que, durante un tiempo, prácticamente
ha desaparecido. El trígono se produce en el mismo grado de la estación
de Saturno, provocando la encarnación de la estación. Con frecuencia,
ésta no se manifiesta ni se hace notar hasta ese trígono posterior, y es
este aspecto el que activa la creación de la crisálida dentro de la cual
empiezan a formarse nuevas posibilidades.
La capa protectora que rodea a determinadas áreas de la psique, in
troducida durante la estación de Saturno, es la forma que tiene la natu
raleza de detener un crecimiento que quizá no se adecue a las intencio
nes del Sí mismo superior. El trígono aísla el área psíquica que necesita
intimidad y protección frente a otros aspectos mientras sufre una trans
formación. La limitación de las posibilidades y la interiorización de la
energía que vienen después van acompañadas de una reducción de los
parámetros. Los meses posteriores a la estación pueden estar llenos de
hondas frustraciones y de resentimiento, lo cual obliga al nativo a aten
der a los asuntos inmediatos, le enseña a estar alerta y, al final, le obliga
a arrasar con todos los obstáculos posibles para llegar al único pro
blema principal que está realmente en el centro del resentimiento.
El movimiento retrógrado de Saturno se acelera a medida que el Sol
avanza hacia la oposición, y su llegada al quincuncio previo a la oposi
ción, alrededor de seis semanas después de la estación, señala un mo-
368
mento de negociación. El yo intenta por todos los medios recuperar el
control, reorganizando como un loco las prioridades, con frecuencia
traicionándose a sí mismo y aceptando menos de lo que en un principio
se proponía. Los reajustes internos y los que hacemos en el entorno
están de acuerdo con los ámbitos de la experiencia que representan las
dos casas en donde se encuentran el Sol en tránsito y, en el lado opuesto
de la carta, Saturno en tránsito retrógrado. La posición del Sol en trán
sito es un indicador de dónde se siente más frustrado el nativo en ese
momento, y dónde tendrá que luchar para mantener la autoridad y el
orden establecido. El yo quiere recuperar lo que perdió, o desea ganar
allí algo que, a la larga, lo eludirá.
369
lación; en estos momentos se pueden realizar muchos cambios y ajustes
rápidos, y con gran éxito. Sin embargo, nuestro propio cronómetro ins
tintivo sabe que todavía no ha llegado el momento de dar a luz un
orden nuevo y más apropiado. Una fuerza interior que se mantiene y
maneras más adecuadas de poner en práctica nuestros planes a largo
plazo, unidas a la impaciencia y la ansiedad, crean una atmósfera de
transición rápida, pero es probable que haya un ajuste en el tiempo.
La retrogresión de Saturno se va desacelerando hasta que el planeta
deja de moverse, justo antes del punto de la estación directa. Esta dis
minución del movimiento contribuye a dar los toques finales a lo que
se ha ido gestando durante todo ese tiempo.
El trígono exacto con el Sol se produce precisamente cuando Sa
turno comienza su movimiento retrógrado más lento, antes de llegar a
la estación directa, y sólo se moverá unos 6 minutos de arco antes de la
estación, doce días después. Esto puede provocar un alumbramiento
prematuro, es decir, decisiones tomadas a la ligera, basadas no en la sa
biduría del tiempo, sino más bien en la intolerancia y la impaciencia. El
Sol recoge la energía del ciclo retrógrado, resultando de ello un senti
miento de tensa y angustiada incertidumbre. Como el ciclo sigue es
tando activo hasta bastante después de que el planeta se estacione y se
vuelva directo, es frecuente que la información consciente de lo que
se ha ido gestando no aflore a la superficie hasta que Saturno pase por
el grado en el que se volvió retrógrado.
La acción del Sol de «reunir» o «cosechar» durante el trígono con
tribuye a la tensión de los aproximadamente doce días previos a la esta
ción, precipitando las acciones y los acontecimientos, que harán erup
ción durante la semana siguiente.
370
desintegración de lo que en su momento pareció ser uno mismo deja su
marca. El ciclo anual de la retrogresión de Saturno puede producirse
dos o tres veces en una casa, y con cada ciclo sucesivo los asuntos rela
cionados con esta casa son sometidos a revisión, no dejando piedra por
mover. Dondequiera que el yo esté comprometido en los asuntos de la
casa, muere durante parte del año, mientras se desarrolla una nueva
utilidad.
El tránsito final por un grado es el más notable, y a menudo señala
el nacimiento consciente y manifiesto de lo que se insinuaba nueve
meses antes. Generalmente, es algo muy tangible. Si el nativo ha estado
trabajando durante ese tiempo en un proyecto a largo plazo, el proyecto
se completa, se vuelve factible y toma cuerpo en el tránsito final. Por
otra parte, un plan provisional o una fantasía puede convertirse en rea
lidad en las últimas etapas del ciclo; negativamente, pondrá punto final
a las relaciones, actividades o proyectos anticuados o improductivos.
Es típico de la naturaleza humana entretenerse en el umbral, y aunque
luchemos con valentía por aferrarnos a todo ello, finalmente las relacio
nes y los valores anticuados e incluso dañinos que han pasado ya con
mucho su etapa productiva llegarán a su fin. Puede haber una prolonga
ción o un esfuerzo en el último momento, pero también esto tiene que
acabar, y si el ciclo retrógrado coincide con nuestras propias fases de re
tiro, interiorización, gestación y nacimiento, tan claramente delimita
das por Saturno, entonces lo mejor es dejarlo en paz. Cuando Saturno
vuelva a pasar por el grado en el que se volvió retrógrado, nueve meses
después, estará a cuatro semanas del punto de conjunción con el Sol. Si
se ha producido un retraso, esto señala la definitiva conclusión del
ciclo.
371
20
Los tránsitos de los planetas
transaturninos
1. Howard Sasportas, The Gods of Change: Pain, Crisis and the Transits of
373
Los planetas transatuminos activan zonas no racionales, y los acon
tecimientos relacionados con sus tránsitos suelen provenir, sin una ad
vertencia consciente previa, de ámbitos insospechados, con lo cual per
turban la pauta lógica de nuestra vida. Pero en su despliegue de los
contenidos del inconsciente hay una lógica. No quiero pecar de exce
sivo optimismo y falta de realismo diciendo que estos tránsitos tienen
siempre su lado bueno, porque a menudo al principio parece que no lo
hay. De hecho, es frecuente que lo primero sea la vivencia del lado
sombrío, es decir, de los aspectos primitivos y no evolucionados de
nuestra naturaleza, que no ocultan en sí ninguna maldad intrínseca,
aunque solemos considerar a lo desconocido como una fuerza ma
ligna.
Los planetas exteriores transitan por una determinada casa durante
muchos años (tomando 30º como el promedio de una casa): en el caso
de Urano, 7 años; en el de Neptuno, 14, y en el de Plutón, un tiempo
que puede ir desde 12 años (en Escorpio) hasta 32 (en Tauro). En este
tiempo habrá otros tantos ciclos retrógrados, porque como el Sol se
mueve alrededor del zodíaco, anualmente pone en movimiento los ci
clos retrógrados. 2 Esta repetición estacional explica en parte la sutileza
del trabajo a largo plazo que implican los planetas transatuminos. Ade
más, se opone abiertamente a la tradición anterior, que interpretaba los
ciclos retrógrados de los planetas exteriores como insignificantes o sin
sentido alguno. Aunque los ciclos suelen ser sutiles, sin duda no carecen
de sentido.
Las casas (con frecuencia cinco) y los sectores (es decir, cuadrantes o
ángulos) por donde el Sol transita durante el ciclo retrógrado de un pla
neta exterior señalan un mensaje de contrapunto. Consciente o incons
cientemente, en estas casas se invierte, sobre una base cíclica, un plus
de energía psicológica. La fuerza está orientada a revelar y romper pau
tas para así desarrollar un yo más fuerte. Con frecuencia nos sentimos
exhaustos durante el tránsito retrógrado, porque el inconsciente trabaja
horas extras, y ni siquiera el sueño parece ser un descanso.
Uranus, Neptune and Pluto, Penguin, Londres, 1989. [Hay traducción al castellano:
Los dioses del cambio: el dolor, las crisis y los tránsitos de Urano, Neptuno y Plutón,
Urano, Barcelona, 1990.] Muy recomendado. Howard trata los planetas exteriores
en profundidad, con gran penetración psicológica, tornando cada planeta en aspecto
con los planetas natales y emplazado en cada casa. Véase también Robert Hand,
Planets in Transit, Para Research, Rockport (Massachusetts), 1981.
2. Los períodos sinódicos -entre las sucesivas conjunciones con el Sol- son lige
ramente más largos que los períodos orbitales.
374
El tránsito del Sol a lo largo de los cinco meses de retrogresión del
planeta o planetas exteriores destaca dónde hemos de responder al de
safío del entorno. Un tránsito de Urano por la quinta casa, por ejem
plo, desintegra lo que era una manera muy útil de relacionarse con los
demás en un nivel emocional y puede perturbar las relaciones de inti
midad. No se trata de un castigo de los dioses, sino de un proceso im
portante de maduración. Urano se hace notar por su capacidad para se
parar aspectos de la naturaleza interior del nativo de otros aspectos
integrales. El tránsito de Urano afloja los viejos hábitos emocionales y
nos obliga a fijarnos con atención en nuestros motivos interiores para
amar, cuidar y alimentar afectivamente, así como en nuestra capacidad
para correr riesgos en esos dominios.
El tránsito del Sol manifestará lo opuesto, es decir que la catarsis in
terior la producirá el mundo exterior. En este ejemplo hipotético, la
oposición del Sol con Urano caerá sobre el eje de las casas quinta y un
décima, proyectando la experiencia interior (quinta casa) sobre el en
torno (undécima) y obligando al nativo a tratar abiertamente con sus
amigos y asociados y, en última instancia, a clarificar sus objetivos vita
les . Lo que puede parecer una consecuencia sin importancia de la pro
pia capacidad de dar y recibir amor se reflejará abiertamente en la casa
once. Es tan frecuente que el mundo exterior sea un espejo del paisaje
interior, que lo único que necesitamos para convencernos es mirar a
nuestro alrededor.
Esto vale para todos los planetas. El Sol es el vehículo de la volun
tad, que expresa de maneras constantemente nuevas y más versátiles
las necesidades internas del Sí mismo. En las épocas periódicas de agru
pamiento de los planetas superiores, como los stellia que se produjeron
en Tauro en 1940-1941 (Júpiter, Saturno y Urano), y también en Capri
cornio a fines de los años ochenta y comienzos de los noventa (Saturno,
Urano y Neptuno), una reestructuración intensamente complicada del
inconsciente nos impone, de múltiples maneras, un examen interno du
rante breves períodos anuales. Sin embargo, cuando los planetas exte
riores están distribuidos por todo el zodíaco, siempre puede haber un
planeta superior en movimiento retrógrado, y por lo tanto resulta im
posible establecer una doctrina definitiva para describir el movimiento
retrógrado de los planetas exteriores.
Los ciclos de retrogresión de los planetas transatuminos se produ
cen muchas veces. Su extensa permanencia en cada casa crea una histo
ria de experiencias asociadas con el ciclo retrógrado, comenzando por
el tránsito inicial sobre un punto sensible. La coincidencia de los tránsi
tos de los planetas exteriores con experiencias de transformación su
braya hasta qué punto son profundamente inconscientes nuestros moti-
375
vos en la vida, porque a menudo el «golpe» inicial es un verdadero im
pacto. Poco a poco vamos absorbiendo la información o la circunstan
cia y la incorporamos a nuestra vida diaria, y de este modo progresa
mos. A medida que nos trasladamos de Urano a Plutón, la duración y el
alcance de la experiencia de transformación son mayores, y los resulta
dos más y más profundos.
Tal como vimos en el capítulo 1 O, al tratar de los planetas transatur
ninos retrógrados en la carta natal, éstos no son tan impersonales como
se creía. La esencia fundamental y central de todos los planetas es lo
que podríamos llamar la dimensión arquetípica, pero las miríadas de
expresiones personales que se superponen al arquetipo son lo que nos
da nuestro peculiar e indispensable sí mismo. Cuando soportamos re
petidos ciclos retrógrados de Urano, Neptuno y Plutón sobre puntos
sensibles de nuestra carta natal, en realidad estamos experimentando
una necesidad de desarrollar más los aspectos profundamente persona
les de nuestra propia naturaleza, y de hacerlos evolucionar hasta inte
grarlos en nuestra personalidad, para así cultivar una estructura del yo
más fuerte y más específicamente característica del Sí mismo interior
profundo.
Los planetas exteriores exigen siempre más esfuerzo consciente para
integrarlos en la totalidad del sistema del sí mismo, y a eso se debe que
tengan tan mala prensa. Es tremenda la energía que se requiere para
transformar características subdesarrolladas o primitivas de una ma
nera útil e integrada. Los tránsitos de los planetas producen constante
mente importantes transiciones vitales, que necesitan años para desple
garse, y puesto que se pasan casi la mitad del tiempo en movimiento
retrógrado, la mitad del «trabajo» psicológico se realiza durante el trán
sito retrógrado. Con frecuencia, todas las estructuras ajenas y superfi
ciales de contención del yo se desintegran en el proceso de salvar nues
tra vida o nuestra alma: a la persona que pasa por el tránsito retrógrado
se la acusa a menudo de «comportamientos raros», de locura o de irres
ponsabilidad lisa y llana, cuando en realidad lo que muestra se parece
más a una «necesidad».
Se pone demasiado énfasis en el legendario relámpago de ilumina
ción. Las zarzas ardientes, los rayos deslumbrantes y la blanca luz de la
conciencia trascendental no son los rasgos más característicos de los ci
clos retrógrados, ni siquiera cuando hay contactos de la precisión de un
grado. E incluso si un ángel se nos apareciera a los pies de la cama para
anunciarnos la iluminación, lo único que tiene de numinoso el episodio
es el momento de conciencia como tal y no la vida normal y cotidiana
subsiguiente. El trabajo subterráneo, la preparación para el momen
to numinoso de la toma de conciencia -si es que sucede-, se realiza
376
con frecuencia durante la fase de retrogresión. Las fases directas apor
tan el tiempo de participación activa que hay en la transformación
a largo plazo, y que de hecho a menudo no parece nada fuera de lo
común.
Otra característica importante de los ciclos de retrogresión de los
planetas exteriores es la extrema probabilidad de que, en algún mo
mento de la vida, uno o más de los planetas personales del horóscopo
natal se vean afectados por ellos. A diferencia de los ciclos de Marte,
Júpiter y Saturno, los planetas transpersonales escudriñan los grados
del zodíaco con un empeño implacable que prácticamente no deja pie
dra sin remover. Su intención es la de conectar a los individuos con re
cursos profundamente personales e iniciarlos en su propia y cada vez
más personal manera de experimentar el mundo.
Tal como vimos con los planetas más próximos al Sol, a lo largo de
años de ciclos retrógrados, sus movimientos forman mandalas natura
les. Parece como si los planetas «revisaran» los grados del zodíaco y
volvieran después al movimiento directo, atravesando de nuevo esos
mismos grados. Como los planetas exteriores tienen períodos orbitales
muy largos (Urano, 84 años; Neptuno, 168, y Plutón, 245), la forma
más práctica de ilustrar su movimiento, en vez de los mandalas utiliza
dos para los planetas inferiores y los superiores interiores, es el gráfico
lineal. Da la casualidad que el período de tres años que va de 1990 a
1993 nos proporciona una imagen especialmente favorable, que ejem
plifica la naturaleza ondulante de los movimientos directo y retrógrado
(véase fig. 20.1, p. 378).
Ha habido interpretaciones de los ciclos de tránsito retrógrado que
incluyen la posibilidad de que se produzca una repetición de una situa
ción o un estado cuando el planeta vuelve a pasar por un grado sobre el
que ya ha transitado antes. Esto es muy improbable, no sólo psicológica
sino también astrológicamente, primero porque en el curso de la retro
gresión todos los demás planetas siguen moviéndose y se los encuentra
en grados posteriores cuando finalmente el planeta retrógrado se vuelve
directo para pasar otra vez por el mismo grado. Y en segundo lugar,
como veremos, hay dos paradigmas básicos, cada uno muy diferente
del otro, a los cuales se ajustan los tránsitos retrógrados.
Cuando el planeta retrógrado se vuelve directo y pasa de nuevo por
el grado en el que se volvió retrógrado, la visión del mapa planetario ha
cambiado totalmente, y la relación del planeta con el Sol y con los
demás planetas se ha alterado por completo. No hay, en modo alguno,
un «retorno», sino simplemente otra visión desde la misma localiza
ción zodiacal. Esta relación alterada -con el marco de referencia en su
totalidad, pero especialmente con el Sol- es muy importante, porque
377
Efemérides de 45° - Del 1 de enero de 1990 al 5 de enero de 1993
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1990 t99t t992 1993
378
implica más bien un proceso de evolución que una revelación o un
acontecimiento súbito.
Cuanto más distante del Sol está un planeta, más pequeño es el arco
de su movimiento retrógrado -apenas unos pocos grados- y más pro
longado su período retrógrado. En el caso de los planetas exteriores, se
crean ciclos en los que puede haber tres tránsitos por un mismo grado,
lo cual intensifica ese grado y concentra la atención en un punto en par
ticular (que a veces puede ser un planeta) del horóscopo natal. Para ser
exactos, el tránsito de U rano por un único grado se produce tres veces;
en el caso de Neptuno, puede darse cuatro veces, y en el de Plutón, si el
planeta está en los signos de Libra, Escorpio y Sagitario, el tránsito se
puede repetir cuatro veces, y cinco o seis si se encuentra en Aries o en
Tauro.
Los planetas más distantes (Urano, Neptuno y Plutón) tienen ciclos
distintos entre su primer tránsito por un grado específico y el tránsito
final por ese mismo grado. Urano emplea diez meses. Neptuno también
tarda casi exactamente diez meses. Plutón, cuando está en Escorpio y
en Sagitario, emplea nueve o diez meses, y durante un período de die
ciocho meses pasa exactamente cuatro veces por el mismo grado, mi
nuto y segundo. El resultado de la órbita sumamente excéntrica de Plu
tón y de su inclinación de 17° sobre la eclíptica es que se pasa 11 años
en Escorpio y 32 en Tauro, es decir que su permanencia en cada signo
es muy diferente.
Un tránsito repetido por un determinado grado del horóscopo ocu
pado por un planeta natal, o por uno de los ángulos, alerta una y otra
vez al nativo sobre algo que está sepultado desde hace mucho tiempo y
que hay que explorar desde una nueva perspectiva. La exhumación de
recuerdos profundamente enterrados se siente primero como una con
moción, pero a la larga conduce a que el nativo vea con claridad algún
aspecto hasta entonces no desarrollado de su propia naturaleza interior.
El grado en cuestión no es territorio virgen; ya antes ha dado cabida a
múltiples y diversas experiencias. Encerrados en el interior de ese grado
hay niveles de memoria tanto personales como arquetípicos, que se
agrupan para formar prejuicios conscientes o actitudes inconscientes.
Cuanto mayor es uno, más material acumulado hay cubriendo la pu
reza del grado. Por lo tanto, cuanto más profundamente nos apoyamos
en nuestros prejuicios conscientes, más chocante nos parecerá la apari
ción de materiales inconscientes primarios. Lo que a primera vista pa
rece ilógico es, en realidad, muy lógico, porque aquello que aflora a la
superficie se relaciona con nuestras propias necesidades inmediatas y
está asociado de un modo manifiesto con circunstancias y aconteci
mientos del momento actual. Es existencialmente apropiado, y vale la
379
pena examinarlo como mínimo en este nivel. Los tránsitos se vuelven
aún más previsibles cuando investigamos cuáles son las experiencias y
las relaciones significativas previas asociadas con el planeta o con el
grado en cuestión.
El punto repetidamente transitado en el horóscopo se vuelve cada
vez más sensible, imbuido para siempre de los rasgos innatos del pla
neta exterior en tránsito, que a su vez están entretejidos con los recuer
dos de los acontecimientos o las circunstancias que el tránsito ha traído
a primer plano. Si suponemos que hay una complicidad entre el funcio
namiento interior de la psique y nuestra experiencia del mundo exte
rior, los acontecimientos importantes deben darse de forma simultánea
con los tránsitos, y con frecuencia es así. Los ciclos retrógrados son im
portantes porque en el proceso de autodespliegue, señalado por un re
tiro hacia el interior de uno mismo para digerir y asimilar lo que su
cede, hay una animación intensa y periódica.
El siguiente rasgo es el más importante: ciertos planetas y configura
ciones planetarias de una carta natal experimentarán más contactos
que otros con los planetas en retrogresión (verifíquelo en su carta). En
el supuesto de que esto haya sucedido o vaya a suceder, significa que
estos planetas y configuraciones son nata/mente más importantes que
los demás en el horóscopo natal. Los planetas y configuraciones de la
carta natal que están predestinados a pasar con tanta frecuencia por
tránsitos retrógrados y directos, son por naturaleza los de mayor impor
tancia psicológica de la carta, es decir, los que contienen el material in
formativo más rico sobre el carácter.
Debido a que la carta natal es la carta de los tránsitos para el indivi
duo en el momento de su nacimiento, el hecho de que uno o más de
estos planetas sea repetidas veces objeto de tránsitos en ambos sentidos
implica que al nacer la memoria estaba conectada con el futuro, que
luego se convierte en «pasado». 3 De esta manera, estamos hechos en
igual e incluso en mayor medida de nuestro futuro que de nuestro
pasado. Inmediatamente después de nacer, el individuo comienza, de
forma instintiva e inconsciente, a rodear de protección a esos planetas,
como si el Sí mismo «supiera» que allí habrá acción, y cuando se inicia
la embestida del largo proceso de ciclos de retrogresión múltiples y re
petidos de los planetas exteriores, ellos ya están tensos porque lo saben
3. Véase Michael Harding, Hymns to the Ancient Gods, Penguin, Londres, 1992.
En este libro, Michael Harding ejemplifica claramente la «memoria planetaria».
El movimiento planetario es un continuo, no una serie de posiciones discontinuas
por donde el planeta va saltando de un lugar a otro. Por eso este sistema fun
ciona.
380
y se resisten al cambio. Esto puede ayudar a definir un «complejo» psi
cológico.
Por medio de la confluencia de los «tránsitos» natales (es decir, la
carta natal) estamos ya conectados a los futuros tránsitos planetarios en
aspecto con esos planetas y al conocimiento inconsciente de este fenó
meno inevitable, y podemos entonces suponer que es probable que allí
haya importantes complejos psicológicos. Los planetas natales cuyo fu
turo ha de verse repetidamente escudriñado se cargan -prácticamente
se saturan- de rasgos psicológicos complejos, que serán la principal
fuerza de motivación inconsciente subyacente en todos los demás as
pectos de la vida. Cuando llegue el momento prometido, y se inicie la
acometida de los tránsitos, el complejo empezará a desenmarañarse, y
aunque pueda parecer que sólo involucra a un aspecto, éste terminará
por ser el eslabón que se conecta con la totalidad del ímpetu consciente
del individuo. (Véase en el cap. 24 un ejemplo del efecto de acumula
ción.)
De las dos maneras en que un tránsito retrógrado puede afectar al
grado de un emplazamiento en el horóscopo natal, la más común es
cuando el planeta transita primero por ese punto en movimiento di
recto, luego en la fase retrógrada, y finalmente en movimiento directo
después de haber completado el ciclo retrógrado. (Véanse las figs. 20.2
y 20. 3, págs. 383 y 387). Si este grado está ocupado por un planeta
natal, la acción repetida del tránsito altera de un modo permanente la
predisposición del planeta; los resultados a largo plazo de los tránsitos
retrógrados por los puntos sensibles del horóscopo tienden más bien a
alterar la vida que a ser algo transitorio o incidental.
La concepción, la gestación y el nacimiento asociados con el trán
sito de un planeta exterior en contacto con uno interior o con un punto
medio reflejan la evolución prenatal de una persona. Cuanto más cons
cientes seamos de la secuencia temporal de estos ciclos, con más inteli
gencia llegaremos a entender cuál es su función en la continua evolu
ción de nuestra naturaleza. No puedo decir que la conciencia de un
tránsito de un planeta exterior nos permita evitar o desviar lo que está
escrito desde el nacimiento, pero es indudable que ayuda a manejar los
acontecimientos del proceso. El reconocimiento de que estamos llenos
de algo que es necesario reduce el miedo y la angustia que con frecuen
cia generan los planetas exteriores.
La naturaleza profundamente inconsciente de los planetas transa
turninos y la información, a menudo sorprendente, que sacan a la su
perficie provocan corrientes de profunda agitación alrededor de su
tránsito. Es muy típico y frecuente que un tránsito de un planeta exte
rior coincida con revelaciones súbitas y con una toma de conciencia
381
cada vez mayor de aspectos hasta entonces no comprendidos de una ca
racterística o de un rasgo psicológico profundamente personal. Pero lo
que de manera pragmática e inmediata es útil para el astrólogo es el
movimiento previsible, y el posterior desarrollo lógico observable en
cada paso vacilante a lo largo del ciclo retrógrado a través de los grados
del zodíaco.
Sin embargo, no me interesa la predicción, sino la visión profunda y
la comprensión. Al indagar cuál es la experiencia previa de un cliente
con respecto a un punto de la carta, sus antecedentes en relación con el
planeta en tránsito, y la situación actual y sus potenciales, se vuelve to
talmente posible entender qué está llevando a la superficie el proceso
evolutivo del tránsito retrógrado. La importancia psicológica de este
método es evidente, pero su uso pragmático, por ejemplo para calcular
el momento de la concreción o la conclusión de un proyecto o de una
idea, es igualmente valioso.
Como ya he dicho antes, hay dos secuencias principales en virtud de
las cuales un punto en el horóscopo experimentará los tránsitos retró
grados de uno o más planetas exteriores. Si en una carta natal hay un
planeta (o un punto) en el grado en el que un planeta exterior (Urano,
Neptuno o Plutón) llegará a una estación retrógrada, entonces se produ
cirá una secuencia ligeramente diferente de la que se daría si el planeta
exterior pasara por encima de un planeta natal en movimiento directo,
se estacionara en un grado posterior y después volviera a pasar sobre el
planeta natal mientras está retrógrado para luego hacerlo una vez más
cuando vuelva a estar directo. Su estación directa siempre tendrá lugar
dentro de un grado de orbe en el mismo punto en donde estuvo esta
cionario retrógrado. Las sutiles diferencias entre estos dos paradigmas
pueden producir resultados radicalmente diferentes.
En aras de la claridad y de la coherencia, me he valido arbitraria
mente del movimiento de Urano en los primeros grados de Capricornio
para ilustrar los dos paradigmas.
PARADIGMA A
Ejemplo:
1. Estación retrógrada de Urano a 1 º 02' de Capricornio el 4 de
382
Paradigma A
abril de 1988. (El Sol en Géminis estará en oposición con Urano retró
grado a 29º de Sagitario, el 21 de junio de 1988.)
2. Estación directa de Urano a 27 º 02' de Sagitario, el 5 de sep
tiembre de 1988.
3. U rano está en movimiento directo a 1º 02' de Capricornio, el 20
de diciembre de 1988, pasando por encima del grado en el que ocho
meses y medio antes llegó a una estación retrógrada. (22 de diciembre
de 1988: el Sol forma una conjunción con Urano en movimiento di
recto poco después de que éste pase por el grado donde llegó a una esta
ción retrógrada, y seis meses después de la oposición Sol-Urano.)
En este ejemplo, U rano sólo contacta dos veces con el grado, mi
nuto y segundo exactos: una vez en la estación retrógrada, y de nuevo
cuando ha completado el ciclo y se ha vuelto directo, pasando por en-
383
cima. Urano, sin embargo, volverá a contactar una vez más con ese
grado, pero ligeramente más adelantado, como podemos ver en el ciclo
continuado de Urano para este período.
1. Urano llega a una estación retrógrada a 5 º 20' de Capricornio
el 9 de abril de 1989. (El Sol formará una oposición con Urano el 25 de
junio de 1989 a 3º de Cáncer-Capricornio.)
2. Urano llega a una estación directa a 1 º 20' de Capricornio, el 10
de septiembre de 1989. (Observe que este es el mismo grado en el que
Urano se detuvo en estación retrógrada diecisiete meses antes -aunque
ahora, por unos pocos minutos de arco, se encuentra ligeramente más
adelante que en el primer «contacto» del 4 de abril de 1988-, y por lo
tanto, está dentro de orbe en lo que se refiere a la interpretación.)
3. U rano está en movimiento directo a 5 º 20' de Capricornio, el 25
de diciembre de 1989, es decir que está pasando por el mismo grado en
que se volvió retrógrado en abril.
En esta secuencia, por ejemplo, si la Luna natal de un nativo estu
viera a 1º 02' de Capricornio, esta persona tendría primero la vivencia
de una estación retrógrada de U rano en conjunción con la Luna; des
pués la del ciclo retrógrado; luego un segundo contacto con la Luna
cuando, casi nueve meses después, Urano volvió a pasar en movi
miento directo por el grado, el minuto y el segundo exactos. De un
modo técnico y preciso, no habría más que dos contactos con la Luna.
Sin embargo, casi exactamente nueve meses después de ese tránsito, el
nativo experimentaría un tercer tránsito cuando Urano llegase a la esta
ción directa a 1 º 20' de Capricornio... ¡sin duda, en un orbe lo bastante
ajustado como para considerarlo en conjunción! En este caso, sin forzar
para nada la imaginación ni los hechos, se podría considerar que el na
tivo ha tenido tres tránsitos de Urano en conjunción con su Luna du
rante un período de un año y medio. Esto es bastante lógico en los pla
netas transaturninos. Cuando un planeta exterior llega a una estación
retrógrada sobre un emplazamiento natal, terminará por llegar a una
estación directa dentro de un grado de ese mismo lugar aproximada
mente dieciocho meses después. Por lo tanto, se darían una estación re
trógrada y una directa, produciéndose ambas directamente sobre el
punto o el planeta en cuestión.
Se trata de un tránsito muy potente que se puede interpretar de la si
guiente manera cíclica.
1. El planeta en tránsito llega a una estación retrógrada sobre un
punto sensible o un planeta. En este caso, el planeta exterior ha estado
rondando sobre el grado natal durante algunas semanas previas a la es
tación, y ha ido avanzando a una velocidad cada vez menor. Esto tiene
el efecto de aflojar gradualmente los vínculos -tanto conscientes como
384
inconscientes- del nativo con los principios del planeta o punto afec
tado. Lo más frecuente es que no haya «sorpresa», sino en cambio una
honda angustia, un sentimiento difuso de desorden en lo que respecta a
las reacciones y los hábitos más arraigados relacionados con el planeta
o el punto sobre el cual se «asienta» el planeta estacionario. Empieza a
aflorar un profundo sentimiento de conflicto no resuelto, pero la expe
riencia es demasiado nueva para que se vislumbre alguna posibilidad
de análisis. Sin embargo, otros tránsitos y progresiones, unidos al cono
cimiento de que así se inicia un proceso que con frecuencia atenúa los
miedos, ayudarán a hallar la manera de contener la angustia. El período
de la estación suele ser agotador, porque el principio homeostático in
terno procura en vano activarse para resistirse al cambio; el agota
miento puede precipitar la subsiguiente depresión de los sentidos y de
las emociones que con frecuencia va asociada con este tránsito estacio
nario. Estos sentimientos se exacerban por el hecho de que el planeta
estacionario se pasará casi dos meses suspendido sobre ese grado.
2. El ciclo retrógrado siguiente, que se prolonga entre ocho y nueve
meses. U na vez que el planeta estacionario «se retira» del punto sensi
ble, es frecuente que el individuo que experimenta el tránsito se sienta
inundado por una sensación de alivio. La reacción instintiva es olvi
darse de lo que ha sucedido, agradeciendo que haya «pasado». Durante
esta fase es posible, pero desaconsejable, reprimir la angustia que se ini
ció con el contacto original. Este es un período de descanso durante el
cual se podría trabajar mucho en el sentido de distinguir y hacer cons
ciente lo que desea darse a conocer. Es una época muy fructífera, ya
que durante un largo tiempo el ciclo natural deja margen para la absor
ción y la asimilación de una nueva información. Es un buen momento
para observar los propios procesos y reacciones ante las antiguas pau
tas, al mismo tiempo que se mantiene una actitud consciente con res
pecto a los cambios que inevitablemente se producirán durante más o
menos todo el año siguiente.
3. La oposición del Sol en tránsito con el planeta retrógrado en
tránsito. Esto se produce siempre a mitad de camino del ciclo de retro
gresión, y puede iluminar esa semana o par de semanas con relámpagos
de comprensión, información crítica y una frenética reagrupación de la
energía, el tiempo y los recursos aparentemente «perdidos» durante
la estación retrógrada. Aunque esta es una fase sutil del ciclo, se la
puede usar para desmantelar viejos esquemas y recuperar el poder que
disminuyó mientras, inconscientemente, el sistema del nativo dedicaba
su energía al mantenimiento del orden establecido.
4. El tránsito en movimiento directo del planeta exterior por en
cima del grado en el que se estacionó. El planeta pasará exactamente
385
sobre el grado en donde se estacionó, rompiendo así una vieja pauta.
Aunque en general no es tan discordante como el «impacto» inicial,
hay a menudo una evocación de los ataques de angustia y la aprensión
de que «todo eso vuelva a empezar». El hecho de que esto rara vez sea
cierto sirve en alguna medida de consuelo, pero el individuo que pasa
por esta segunda experiencia puede verse forzado a volver a procesar
asuntos que no quedaron resueltos. Esto se debe a que mucho de lo que
era necesario llevar a la conciencia se mantuvo amorfo y sólo fue co
brando forma gradualmente durante el período de retrogresión. No es
raro que se produzca una revisión de lo que sucedió en el contacto ini
cial, pero en un estado anímico totalmente diferente. Los «temas»
serán similares, es decir, algunos hilos de la experiencia original estarán
entretejidos en ésta, pero por lo general ahora con una sensación de
perspectiva, control y conclusión.
5. El planeta exterior llega a una estación directa dentro del orbe
(generalmente l °) del punto sensible aproximadamente unos dieciocho
meses después de la estación retrógrada, cuando se estableció el primer
contacto (unos nueve meses después de la etapa 4). Esta etapa libera los
materiales inconclusos de la totalidad del ciclo de año y medio. En
estos momentos, el lento proceso ondulante ya ha hecho su trabajo,
pero aún está por verse cuál ha sido su eficacia, y qué es lo que de
hecho ha sucedido exactamente durante la transición. Como regla bá
sica general, en realidad se necesita más o menos un año para incorpo
rar y encamar transformaciones vitales tan importantes como las que
implica la retrogresión de un planeta exterior. Pueden pasar años antes
de que el nativo esté realmente enterado de sus procesos. Baste con
decir que es algo que sucederá sólo una vez, y que idealmente habría
que sacarle el mejor partido realizando tantos cambios conscientes
como sea posible.
PARADIGMA B
Ejemplo:
1. Urano está en mov1m1ento directo a 6º 06' de Capricornio,
el 7 de enero de 1990.
2. Urano llega a una estación retrógrada a 9º 35' de Capricornio, el
386
3
Paradigma B
1. Paso en movimiento directo (7 de enero de 1990)
2. Retrógrado ( 1 O de agosto de 1990)
3. De nuevo directo ( 19 de octubre de 1990)
387
grado otra vez en conjunción con su Luna; después un tercero y último
tránsito de Urano en movimiento directo en conjunción con su Luna.
Son tres contactos exactos con la Luna. En esta pauta en particular,
Urano ya no volverá a transitar por el grado seis de Capricornio du
rante, por lo menos, ¡ochenta y cuatro años!
Cuando el contacto inicial lo hace el planeta exterior en movi
miento directo y a continuación vuelve a pasar por el mismo punto en
movimiento retrógrado, para finalmente transitarlo de nuevo en movi
miento directo, en cada caso se genera un proceso sutilmente diferente.
La secuencia es la siguiente.
l. Primer contacto (el planeta en tránsito establece contacto con el
grado mientras está en movimiento directo). Un despertar o una conmo
ción de la actividad inconsciente coincide con un espectro de posibles
sentimientos, desde una preocupación leve hasta un ataque agudo de
angustia. Una alarma interior indica que hay interferencias en el sis
tema y que el cambio es inminente. Es la etapa de la «concepción», y
aunque haya una vaga percepción de que algo ha sucedido, es una in
cógnita embrionaria, y en buena medida un misterio. Es común que el
nativo sienta la necesidad de examinarse a sí mismo y de retirarse de
los modos habituales de actividad con el fin de explorar sus experien
cias interiores. Con frecuencia, las sensaciones son indiferenciadas y
fluidas, difíciles de localizar y por lo tanto fáciles de proyectar. El trán
sito puede coincidir con un acontecimiento inesperado, y a menudo es
así, como si recurriera a algo externo para provocar un viaje interior. El
planeta en tránsito se sigue moviendo en el grado, dando una falsa sen
sación de conclusión o, como mínimo, provocando la prematura expec
tativa de haber «cambiado».
2. Segundo contacto (mientras el planeta está en tránsito retró
grado). En este momento afloran a la conciencia las cavilaciones del úl
timo par de meses que el planeta lleva en retrogresión. Lo más probable
es que el nativo tome conciencia de lo que realmente se ha ido desarro
llando desde el primer contacto. No es un momento de resolución, sino
que forma parte de la fase de «gestación», y la madurez del proceso to
davía no se ha producido. No está siempre asociado con un aconteci
miento, pero si lo está, raras veces es del mismo tipo que el que se ge
neró en el primer contacto. Sin embargo, por lo general hay un motivo
implícito, y con un poco de esfuerzo y estableciendo una conexión con
los temas simbólicos, el nativo podrá ver claro lo que necesita descubrir
y llevar a la superficie. Cualquier secuencia de acontecimientos que
coincida con los tránsitos puede parecer totalmente ajena o aleatoria
mientras no se llega a la conclusión del ciclo y se alcanza una perspec
tiva global.
388
3. La oposzczon del Sol en tránsito con el planeta retrógrado en
tránsito. Se produce en la mitad del ciclo y tiene un efecto poderosa
mente esclarecedor. Con frecuencia, aquello que se está desarrollando
se activa de forma manifiesta, psicológica e intelectualmente, o bien
como una vivencia del drama interior que se proyecta en el entorno en
forma de acontecimientos, circunstancias y sucesos vividos por otras
personas.
4. El tránsito final (después de que el planeta retrógrado en tránsito
se haya vuelto directo, pasando en su movimiento más allá del grado
natal). La probabilidad de asociar este contacto con un acontecimiento
es aún menor. Es el «nacimiento» de lo que ha ido evolucionando du
rante los últimos nueve meses. Aunque al llegar a este tránsito final po
demos darnos cuenta conscientemente de lo que ha producido el ciclo,
todavía tiene que producirse la digestión del nuevo conocimiento antes
de poderlo integrar plenamente. Es útil «trabajar» de un modo activo
en el inconsciente, mediante la asociación y el análisis de las ideas, las
imágenes, los sueños y las fantasías que se van produciendo durante
todas las fases de los ciclos, y permanecer agudamente consciente de
las pautas de comportamiento, para ver si tienen alguna relación con las
necesidades del momento. Si se hace un esfuerzo, hay más probabilidad
de que se produzca la liberación de un antiguo complejo. La mayoría de
las personas sienten en esta última fase que se han liberado de un viejo
tirano, generalmente de un tirano interior moldeado, a partir de mate
riales arcaicos, al estilo de uno de los progenitores, o que encarna los
valores parentales.
389
mismo, e inicialmente es absorbido de forma subliminal. Los cambios
que se manifiestan más adelante tienen lugar al principio internamente,
en secreto.
Durante el tránsito retrógrado, el potencial para la transformación
se interioriza, insinuándose en todas las facetas del ser, convirtiéndose
en algo orgánico. El yo se vuelve indefenso, permeable, mientras las
fronteras caen, o por lo menos se difuminan. El asimiento del yo se de
bilita y se vuelve accesible a las alternativas, incluso a los opuestos. Em
piezan a concentrarse las polaridades extremas, que dan como resul
tado una escisión interior y crean una tensión que todavía sigue siendo
flotante y amorfa, y que termina por aflorar en forma de alternativas,
decisiones y encrucijadas. Un fuerte sentimiento de fatalidad acom
paña normalmente al período próximo a la oposición del Sol con el pla
neta retrógrado (véase en el cap. 16 la descripción de las oposiciones a
través de los ejes de las casas). El yo se vuelve esponjoso, y absorbe can
tidades crecientes de energía «nueva» proveniente del inconsciente,
que lo incapacitan para relacionarse con el entorno de la manera acos
tumbrada.
La retrogresión es un viaje liminar, :una existencia marginal, du
rante la cual se vuelve imposible hacer planes, todo es eventual y provi
sional. El yo está a merced del Sí mismo, que actúa a la manera de un
guía hermético durante todo el pasaje que va del lugar conocido al des
tino incógnito. Hay una compulsión profundamente instintiva que
pugna para que el potencial del futuro todavía no vivido emerja de la
realidad conscientemente conocida del pasado, a la cual nos aferramos.
El período de incubación de la retrogresión se ajusta a su propio patrón
intrínseco, en gran medida misterioso para la mente consciente. Esto es
lo que causa la ansiedad, la depresión y la lucha interior durante los
tránsitos prolongados.
El verdadero trabajo se hace durante la fase retrógrada, y la puesta
en práctica de habilidades, percepciones y conocimientos nuevos, así
como la posterior fase experimental de la vida, se inicia con el movi
miento directo. Como los planetas exteriores aportan a la experiencia
personal posibilidades tan incomprensibles como insondables, uno se
siente como un animal en el bosque, amenazado por un cazador desco
nocido al acecho.
La periferia se conecta con el centro, y nos extendemos más allá de
lo que conocemos como nuestros propios límites para incorporar al nú
cleo de una filosofía central experiencias y sentimientos que en su mo
mento nos parecieron distantes. Las tácticas superficiales dejan de fun
cionar, las viejas y convincentes generalidades ahora suenan a hueco y
las soluciones aprendidas de memoria no resuelven nada. Nos aferra-
390
mos a los extremos y crecemos con el esfuerzo, aprendiendo a eliminar
lo superfluo cada vez con mayor rapidez.
La crisis de la conciencia no se puede mantener demasiado tiempo,
porque entonces el yo se desintegra y deja de contener al individuo. La
época de la retrogresión parece durante casi todo el tiempo muy armo
nizada, aunque muchos de nosotros la hemos sentido como una com
pleta desintegración del yo, que luego se vuelve a integrar en los puntos
decisivos. Precisamente en el momento en que uno siente que todo está
perdido, el planeta llega a la estación directa. La explosión que esto
provoca termina por aplacarse, y con el tránsito directo se inicia una
reorganización en el paso final del planeta.
La estación directa recoge en lo posible el proceso inconsciente y lo
expulsa, para exteriorizar y manifestar lo que se ha estado gestando.
Cuando el planeta vuelve a pasar por ese grado de la carta natal, marca
el final del cambio más intenso. Poco a poco la vida se estabiliza, pero
con perspectivas infinitamente más apropiadas y con una nueva e irre
vocable dirección.
391
21
Urano retrógrado en tránsito
393
En algún nivel, todos tenemos el deseo de crear el sistema perfecto y
destruir todos los demás. Los tránsitos de Urano retrógrado provocan
una revolución interior en contra de los sistemas que no apoyan la su
pervivencia holista. Gradualmente reemplazamos los antiguos modelos
por otros nuevos a medida que el lento proceso del tránsito de U ra
no por una casa transforma nuestros puntos de vista; cada año, mien
tras el planeta está en oposición con el Sol, socavamos lentamente lo
viejo y lo reemplazamos por lo nuevo. El modelo «nuevo» que U rano
introduce no se puede utilizar en su forma ideal, y el resultado de ello
es la frustración y la desilusión que con tanta frecuencia acompañan a
los tránsitos de Urano.
La actitud intrínsecamente desapegada y observadora de U rano
puede ser causa de que el tránsito produzca en el nativo la sensación de
estar «fuera» de sí mismo, separado de su propio núcleo y escindido en
dos partes, es decir, experimentando y al mismo tiempo observándose a
sí mismo. El primer contacto trae consigo la súbita percepción de que
no todo está «bien», pero con frecuencia a la persona le resulta difícil
discernir qué parte de sí misma o de su entorno es inapropiada para el
futuro. Empieza a buscar fuera de sí misma la causa de la angustia o de
la turbulencia. A menudo, la angustia está teñida de un sentimiento
de esperanza y una osadía que estimulan al nativo a explorar horizon
tes nuevos y dan margen a una mayor interrupción de la rutina. El me
canismo homeostático interior, que inconscientemente regula nuestro
comportamiento normal, de pronto empieza a vacilar, y lo que antes se
consideraba un riesgo ahora puede que no lo parezca tanto.
Debido a la relación de Urano con lo «ideal», el tránsito inicial
puede inundar al individuo de un sentimiento de insatisfacción. Todo
lo que solía ser cómodo y estable se vuelve aburrido y formal, opaco e
insoportablemente ridículo. Este sentimiento no siempre es positivo,
porque puede introducir el cambio de una manera demasiado radical,
involucrando a todo un sistema o una red de ideas o personas interrela
cionadas, todas las cuales participarán, de un modo indirecto y sin
darse cuenta, en la transformación uraniana del nativo. Gran parte de
la angustia que acompaña al tránsito inicial de Urano en aspecto con
un planeta u otro punto es el resultado de verse inesperadamente ante
posibilidades ilimitadas y horizontes sin fronteras. De pronto uno ya
no está contenido ni limitado por la convención, pero tampoco tiene
una pauta de reacción alternativa. La falta de contención y la incapaci
dad de volver a crear seguridad de forma inmediata, normalmente se
experimentan como caos. Sin embargo, el caos es la génesis de todas las
cosas, y el proceso que caracteriza a largo plazo al ciclo de Urano es la
introducción gradual de una nueva perspectiva. Una ansiedad secunda-
394
ria que siente la gente cuando Urano empieza a operar sobre una pauta
natal se relaciona con el grado en que se es responsable de la vida de
otras personas, y con la inseguridad a la que, sin darse cuenta, se las
puede exponer.
Linda
Cuando Linda vino a verme por primera vez para pedirme un análisis
de su carta acababa de experimentar el tránsito de U rano en cuadratura
con su Luna natal a 2 º de Aries. Se había hundido en una caótica masa
de sentimientos que jamás había experimentado antes. Hasta entonces
su vida había sido, en la superficie, tranquila y convencional: se había
casado a los 18 años, su marido era médico, tenían tres hijos en edad
escolar, tanto ella como el marido llevaban una activa vida social en la
sociedad de clase media alta a la que pertenecían, y ella había disfru
tado siempre de su círculo de amigos y de las actividades en que ambos
participaban. De pronto vio cosas que la conmocionaron y advirtió un
cierto grado de superficialidad en sus relaciones del que hasta entonces
no había sido consciente. En su realidad externa nada había cambiado,
pero Linda estaba sumida en la desesperación existencial. Lo «vigila
ba» todo, fijándose en el vacío de las conversaciones, dándose cuenta
de que sus contactos sociales y sus amistades no se basaban en necesi
dades individuales, sino en los grupos y las actividades sociales. Poco a
poco se fue distanciando de un entorno que había sentido como fami
liar y de su viejo yo.
Pensó que se estaba desintegrando, que le pasaba algo terrible, por
que en medio de la conmoción psíquica en que se encontraba, se juz
gaba de acuerdo con normas del pasado y según el comportamiento de
otras personas. Su angustia se vio exacerbada por el hecho de que se
daba aguda cuenta de que quien estaba cambiando era ella, mientras
que todo lo demás seguía igual. Al final pudo admitir que su matrimo
nio era profundamente insatisfactorio, pero se negó a cuestionar o mo
dificar la situación porque su mantenimiento dependía de ella. Nada de
lo que ella pudiera hacer calmaría su profundo miedo de que su vida
fuera superficial y no tuviera sentido.
Entonces Urano se estacionó, y se volvió retrógrado hasta formar
una segunda cuadratura con su Luna. Linda ya se había acostumbrado
a su creciente toma de conciencia, pero había una ansiedad residual
que se mantenía como un telón de fondo en cualquier cosa que hiciera.
Durante la retrogresión, empezó a introducir algunos cambios impor
tantes en su vida. Se inscribió en un trabajo para posgraduados en la
395
universidad e inició una terapia. Reconocía el valor de su experiencia
interior, pero sentía que necesitaba el apoyo de un guía para ser más
eficaz en la creación de un punto de apoyo estable que le permitiera
realizar los cambios que esperaba. Su cambio de percepción la había
dejado con pocos puntos de orientación familiares, y tras haber llegado
a la conclusión lógica de que su experiencia era principalmente interna,
necesitaba entender mejor qué era lo que había estado enterrando en el
subconsciente, de manera que empezó a participar de un modo activo
en su proceso de intensificación de la conciencia. Seguía afirmando que
iba a cambiar, pero sin perturbar a la familia. A medida que su visión
se hacía más clara, su infelicidad iba en aumento.
El tercero y último tránsito de U rano en contacto con su Luna en
contró a Linda manteniendo resueltamente su vida convencional, al
tiempo que estudiaba y exploraba su inconsciente. Lejos de ser feliz con
ese estado de cosas, se sentía cada vez más descontenta y perturbada
por los cambios de su conciencia, hasta que empezó a desplomarse bajo
la presión de llevar una doble vida. Aunque en cierto sentido siempre
había vivido dos vidas, ahora se daba cuenta de ello, y se sentía incapaz
de integrarlas. Su marido no la entendía en absoluto, y a esas alturas ya
estaba bastante harto del viaje de autoexploración en el que necesaria
mente se había embarcado Linda, que se sentía cada vez más alienada y
atrapada.
La experiencia de Linda es muy típica del impacto de U rano cuando
«golpea» en la carta de un individuo que se encuentra prisionero de un
sistema del que no se puede independizar. Su capacidad para liberarse
dentro del sistema era limitada, no porque los demás estuvieran real
mente impidiéndole avanzar, sino porque esa era la percepción que
Linda tenía de ellos. Sus percepciones habían cambiado, pero la reali
dad no. Cuando llegó el tercer tránsito, su visión de su propia realidad
emocional y habitual había cambiado de un modo drástico. Linda
había hecho todo lo que tradicionalmente se hace cuando Urano está
en aspecto con la Luna: empezó a cambiar sus rutinas; contempló más
en profundidad sus necesidades emocionales y comenzó a crearse una
realidad nueva, con personas nuevas; intentó satisfacer sus propias ne
cesidades al tiempo que reducía sus exigencias con respecto al entorno,
en la esperanza de que éste las pudiera satisfacer; en el transcurso del
tránsito final, la familia se mudó. ¿Qué más podía hacer Linda? De lo
único que no llegó a darse cuenta fue de que no podría sufrir la trans
formación sin demoler la estructura, es decir, el contexto en el que es
taba contenida su vida. Tras haber considerado la posibilidad de rom
per su matrimonio, desmantelando así un sistema que a partir de ella
misma se movía concéntricamente hacia afuera, decidió pasar el pe-
396
ríodo de transición en el seno de su familia y ver qué le aportaba el des
conocido futuro. Al hacerlo así se sintió más feliz y productiva, y tomó
conciencia de que se encontraba en mitad de una transición y de que
sería capaz de incorporar los cambios que podían producirse.
397
sado. Éste se vuelve sórdido, feo, subdesarrollado y estúpido. Nos pre
guntamos cómo pudimos haber sido tan tontos como para no haber
visto los aspectos bajos y no evolucionados de nuestra propia natura
leza y de la ajena. Pero hemos de tener cuidado de no perder la identifi
cación con nuestros propios monstruos y nuestra naturaleza instintiva.
Sentirse súbitamente horrorizado ante la vida normal y corriente y
transportado al mundo de la mente superior puede producir depresión
y desesperación existencial ante la futilidad de los intentos de llegar a la
perfección.
Bajo un tránsito de Urano es difícil reconciliarse con la propia y
aburrida personalidad. Uno tiende a buscar cosas interesantes, que lo
aparten de los fundamentos de la vida. Sin embargo, he visto cómo los
triples tránsitos de Urano producen cambios notables en algunos indi
viduos mientras el tránsito dura, para luego volver al punto exacto
donde se encontraban al comienzo. Esto sucede principalmente porque
los cambios fueron instigados con demasiada rapidez y poco funda
mento y sin tomar ninguna medida práctica. Puede suceder que un in
dividuo se vaya de excursión experimental durante dieciocho meses sin
otro resultado que decidir que el cambio no valía la pena. Las personas
que han hecho el experimento de moverse en una dirección nueva, y se
han encontrado en una atmósfera demasiado enrarecida, y alejada ade
más de sus necesidades básicas de seguridad, no han fracasado. Su per
cepción del mundo se ha modificado y es más aguda, pero han prefe
rido volver a los viejos hábitos, resignadas quizás a una vida que no
incluye este tipo de cambio. Sin embargo, su experiencia las ha vuelto
más profundas.
Urano ataca los aspectos más estrechamente enroscados de nuestro
ser interior, las partes de nosotros que están tensamente organizadas en
torno de algún ideal o de algún principio. El lector puede tener la segu
ridad de que aquello que una vez dijo que «jamás haría» le será ofre
cido como opción durante los tránsitos repetidos de Urano ... si no en el
primero, durante los dos subsiguientes. La intención de los tránsitos re
petidos es que uno no se olvide jamás de lo que aprendió, y por si acaso
el nativo creyera que ya lo entendió la primera vez, la enseñanza vuelve
de otra forma, en ocasiones hábilmente disfrazada, pero su mensaje es
idéntico.
Los tránsitos repetidos dan margen a la asimilación gradual de los
nuevos ideales. En los momentos retrógrados, el proceso de la incorpo
ración es sutil, pero efectivo. Por lo general, una vez que la intensidad
del «golpe» inicial se atenúa, uno se acostumbra a la mayor frecuencia
de su propia energía y le encuentra las canalizaciones adecuadas. El an
sioso estado de alerta se interioriza, se hunde en la psique para sorne-
398
terse a un procesamiento inconsciente y afloja las características más
tensamente ajustadas, trayéndolas a la superficie en el segundo tránsito.
Si éste se produce durante el ciclo retrógrado se plantea una nueva idea
germinal, que madura hasta estar cómodamente integrada en el mo
mento en que U rano, ahora en movimiento directo, vuelve a pasar fi
nalmente en su tránsito por el mismo grado. Es muy frecuente que los
acontecimientos o las experiencias internas que se tienen durante el
tránsito retrógrado no se hayan desarrollado del todo hasta bastante
después de que el grado quede completamente despejado.
Urano hace trizas la concentración del nativo, fragmentando sus re
servas de energía. Con frecuencia, la gente se preocupa por su capaci
dad de centrarse y concentrarse, ya que durante un ciclo largo de Urano
resulta difícil ser consecuente o estable. El alto grado de experimenta
ción crea un constante torrente de alternativas, a medida que posibles
maravillas fluyen a través de la mente y se adentran en la realidad del
nativo. El tránsito señala un momento en la vida en que es posible
alcanzar grandes alturas de experiencia y manifestar el aspecto brillan
te y fascinante de la propia naturaleza. El peligro que acecha en las
profundidades del tránsito tiene que ver con la castración perma
nente de Urano y la separación de Gaia: es posible que el lado real, fun
damental, práctico y contenido de la propia vida no se pueda mantener
conectado con los impulsos ideales, exaltados y elitistas del tránsito
de Urano.
En la fase retrógrada, la tensión y la ansiedad causadas por el primer
contacto directo comienzan a reducirse e interiorizarse. La función de
liberación sigue siendo manifiesta, pero ahora está profundamente in
teriorizada en los recovecos del inconsciente. Más bien que un mo
mento de «total claridad», se trata de un período en que se puede hacer
el mejor trabajo. En el caso de que se nos hubiera ocurrido una idea bri
llante durante el tránsito inicial, la encarnación de esa fantasía o crea
ción imaginaria debe ser puesta a prueba durante el período retrógrado.
Por ejemplo, Otis, un escritor de temas científicos, tuvo la experiencia
de que U rano transitara en tres ocasiones en aspecto con su Mercurio
en Escorpio, y se encontró con que absorbía una tremenda cantidad de
conocimientos y generaba más ideas originales en el período de dos
años que duró el tránsito que en toda su vida. Aun hoy, quince años
después, sigue nutriéndose de esa fuente de información y desarro
llando por completo conceptos de los que en aquellos momentos apenas
llegó a tomar algunas notas. Otis subraya que se quedó atónito ante la
fuente de inspiración a la que tuvo acceso en aquella época, a diferencia
de la cantidad de esfuerzo y trabajo que desde entonces ha necesitado
para ir dando forma a sus conceptos.
399
Podemos vernos conectados con nuestro lado más innovador y crea
tivo, pero si todo eso carece de fundamento y no logramos consolidarlo,
el peso de la angustia y la frustración excede al potencial de realización
de ese chispazo de genio. El carácter incorpóreo de U rano es el lado
desconcertante de un período tremendamente atrevido en la vida del
nativo. La conciencia se aparta de lo mundano, que es el ámbito desde
donde en general se reciben las señales de dificultad. Los contactos
Urano-Luna son los que más perturban, porque desbaratan el contene
dor emocional y nos expulsan bruscamente de la matriz de nuestra pro
pia seguridad, obligándonos a enfrentarnos con el mundo. La interac
ción más benigna se produce en los contactos U rano-Mercurio, cuyo
resultado suele ser una disminución de la concentración, pensamientos
dispersos e ideas radicales que, si se las pone en práctica, dan buenos
resultados. Los contactos Urano-Venus hacen trizas nuestro particular
sistema de valores, y con frecuencia las relaciones adquieren un tono
ideal. Una mujer que tenía a Urano en tránsito sobre su conjunción Jú
piter-Venus se casó durante el tránsito inicial. El matrimonio duró siete
años. Ella se había casado con el ideal de lo que podía llegar a ser aquel
hombre, no con lo que era. No veía los engaños en que él abiertamente
se complacía, sino sólo lo que «podría ser». Ella siguió teniendo cada
vez más éxito en su trabajo, y en el segundo tránsito de Urano sobre su
conjunción Venus-Júpiter ganó un prestigioso premio que le valió ser
ampliamente reconocida en el campo de las relaciones públicas. Su tra
bajo y su esfuerzo en el matrimonio jamás llegaron a conseguir nada só
lido, hasta que finalmente se extinguieron. Urano sólo respalda aquello
a lo que terminará dando forma.
Es especialmente importante, por consiguiente, usar la fase retró
grada del tránsito de Urano para comprobar qué es lo que tiene un
valor perdurable y lo que no es más que potencialidad sin contenido. El
trabajo subterráneo incluye liberarse del potencial atrincherado y esfor
zarse por soltarlo, permitiéndole que flote hacia la superficie para ser
puesto a prueba en el ámbito de lo consciente. La miríada de oportuni
dades posibles sólo puede ser evaluada y usada por un yo fuerte e inde
pendiente. Urano amenaza la contención del yo porque debemos explo
rar territorios y potenciales desconocidos dentro de nosotros mismos,
aun a riesgo de fracasar.
Urano hace trizas los ideales de autosuficiencia que no son capaces
de resistir la claridad auténtica y objetiva. Sus repetidos contactos
aportan una conciencia cada vez mayor de dónde hemos sido compla
cientes y nos hemos dormido. Puede reunir problemas muy dispares y
ensamblarlos con una lógica sólo identificable para quien mira con ojos
uranianos. Es bastante extraño que la capacidad uraniana para frag-
400
mentar un complejo se refleje en su poder para recoger y dividir en ca
tegorías problemas que aparentemente no tenían relación entre sí. En
el caso de Magda, por ejemplo, para ella no estaba nada claro que la ex
cluyente relación amorosa y romántica de sus padres estuviera relacio
nada en modo alguno con su propio matrimonio, desdichado e insatis
factorio.
Magda
401
Marte-Venus, y ella había descubierto que su marido ya no podía verla
como «objeto sexual», y que se había convertido para él en una figura
maternal o fraterna. Esto era obviamente parte del problema del ma
rido, pero la carta natal de Magda lo describía de forma espectacular.
Ella sufrió una grave depresión y buscó ayuda psicológica.
Unos meses después volví a ver a Magda, cuando Urano realizó su
último tránsito en conjunción con Marte y Venus en el otoño de 1990.
Entretanto, ella se había dado cuenta de que en lo más profundo de sí
misma, prácticamente había aniquilado su disposición a la intimidad, y
de que estaba proyectando esta aniquilación sobre su marido. Lo que
no me había contado en la sesión inicial era que ella misma se había en
friado por completo muy poco después de su matrimonio, y que su pro
pia sexualidad, saludable hasta ese momento, ahora hacía que se sin
tiera sucia. En ella se había sembrado una semilla que germinó durante
los tránsitos de Urano. Los padres devoradores, que en el sueño asu
mían la forma de monstruos, indicaban una rabia y un miedo profun
dos ante sus instintos primarios. Su matrimonio se convirtió en el reci
piente que permitió la aparición de aquel miedo, pero también en el
espejo de su propio asco hacia sí misma. La relación de Magda con su
marido ha mejorado enormemente, y al verlos parece que su víncu
lo inicial se ha restablecido (ambos han tenido que enfrentarse con
algunos demonios interiores). Los contactos Urano-Marte señalan la
liberación de una libido en estado bruto, y pueden convocar una reu
nión de monstruos que claman ferozmente para que se los tenga en
cuenta.
El tránsito siguiente de Urano en aspecto con el Sol de Magda (que
señala el final del ciclo de tránsito de Urano) provocó al principio una
rebelión contra sus padres, que siguen felizmente casados, y también
una unión nueva, alcanzada en un nivel infinitamente más real y más
sincero, dentro de su propio matrimonio. Los tránsitos de Urano aflo
jaron su fijación en la fantasía de que la felicidad de Marte-Venus en el
matrimonio es algo que «les sucede a los otros», e hicieron que tomara
conciencia de que también le podía suceder a ella.
402
parece, para ser ahora reemplazado por una mayor perspicacia y un
mejor discernimiento. Es difícil perderse en fantasías ilusorias o enga
ñosas cuando el proceso de integración se completa y Urano se aparta
del planeta sobre el cual ha estado transitando hacia atrás y hacia ade
lante. Uno se acostumbra a ser testigo de sus propias vivencias y, en esa
medida, puede mantener una actitud más objetiva y realista.
Debido a la larga duración de este tránsito, las sucesivas oposiciones
del Sol con Urano señalarán, anualmente, puntos decisivos en lo que es
realmente un proceso revolucionario a largo plazo. Si el punto de opo
sición forma un aspecto exacto con un planeta natal, entonces la se
paración es aguda y la situación está rodeada de un aura de finalidad.
Como sucede con todos los planetas exteriores, se necesita más o menos
un año para que el proceso generado por el tránsito quede completa
mente asimilado.
403
22
Neptuno retrógrado en tránsito
405
neta hace repetidos contactos con puntos personales del horóscopo.
Los trígonos y los sextiles que forma Neptuno retrógrado añaden un
toque de autenticidad a nuestro mundo de fantasía, y aunque represen
tar fielmente la idea, la relación o el proyecto que uno tiene in mente
durante un contacto con Neptuno no suele ser nada fácil, el trígono o el
sextil sirve de base a lo que puede ser un momento creativo decisivo a
largo plazo. Suele ser frustrante y difícil expresar lo que uno siente o
piensa en el año o los años del tránsito de Neptuno, pero en el plano in
terior se está suscitando una auténtica originalidad creativa. Por el lado
negativo de los trígonos y sextiles, hemos de estar más atentos de lo ha
bitual al riesgo de establecer alguna conducta de autoengaño durante el
transcurso del tránsito. Su repetido énfasis en un planeta o en un án
gulo lleva a que los hábitos arraiguen más profundamente en la per
sona, y la adicción a fantasías emocionales, ideológicas o espirituales
puede afirmarse hasta el punto de que uno se imagine omnipotente y
omnisciente.
La influencia de Neptuno en movimiento directo, a medida que se
aproxima a un planeta natal y establece contacto con él, es sutil e hip
nótica, y la fascinación que ejerce nos arrastra a sentir o a pensar de
maneras nuevas. Cuando Neptuno se aleja e inicia la retrogresión, ero
siona y disipa, y puede derribar las barreras interiores. No sólo tenemos
fronteras entre nosotros mismos y el mundo, sino también entre los di
versos aspectos de nuestra propia naturaleza, y esas fronteras nos sir
ven para separar aquellas partes de nosotros mismos de las que no
deseamos tener experiencia alguna de las otras que conscientemente
reivindicamos. Neptuno envuelve a sus víctimas (cualquier planeta con
el cual contacte en tránsito) en un aura exótica, romántica y esquiva, y
por eso se lo asocia tan frecuentemente con el engaño y la ilusión. La
influencia de este planeta no es siempre siniestra y alucinatoria; tam
bién aumenta nuestro sentimiento de la divinidad existente en todas las
cosas. Esto se debe en gran parte a que Neptuno ejemplifica la unidad
en la totalidad que es la vivencia de la vida intrauterina, el estado em
brionario y preconsciente de la existencia, cuando aún somos uno con
la fuente de alimento y de vida.
Neptuno retrógrado nos invita a regresar al estado intrauterino para
permanecer en incubación y finalmente renacer. Sus características se
ductoras pueden teñir la más sórdida de las experiencias con matices
luminosos que la exaltan más allá de su realidad. Cuando Neptuno
transita en aspecto con un planeta natal tres o cuatro veces a lo largo de
un par de años, hasta a los individuos más racionales les resultará difí
cil confiar en su percepción de la realidad. En el largo período durante
el cual se produce el tránsito, se van alterando gradualmente los princi-
406
pios y rasgos del planeta con el que Neptuno está en contacto hasta que
quedan reducidos a un nivel elemental. La erosión de los falsos valores
y de los objetivos fantaseados es un resultado positivo de los ciclos de
Neptuno, cuyo resultado final es una actitud más realista y práctica
ante la vida. Su repetición en contacto con determinados grados a lo
largo de períodos prolongados refuerza desde varios niveles las nuevas
perspectivas del nativo, porque mientras Neptuno retrocede sobre sus
huellas, todos los demás tránsitos continúan con su movimiento, de
modo que cuando se produce el siguiente «toque» de Neptuno, la pers
pectiva del nativo se ha modificado por completo.
La difuminación de las fronteras crea una situación en la que las de
finiciones de uno mismo, hasta entonces bien delimitadas, sufren una
mutación. A la larga, el yo se suaviza y se vuelve menos arrogante, asu
miendo un papel más humilde en el conjunto de la personalidad. Esto
tiene su lado oscuro, puesto que la inseguridad y la maleabilidad pue
den hacer que uno se vuelva demasiado fácil de manipular y suscepti
ble de coacción. Es inevitable que el yo no pueda ser la fuente de la au
téntica sabiduría durante un tránsito de Neptuno, porque este planeta
está principalmente al servicio del Sí mismo más profundo, de la esen
cia central de nuestra naturaleza que, en última instancia, «sabe» lo que
significa nacer.
La proyección sobre el entorno o la fusión con él son los efectos psi
cológicos colaterales más comunes del tránsito de Neptuno; tal es el
caso cuando vemos a otros o, específicamente, a «otro», como un in
dividuo idealizado, proyectando sobre él o sobre ella nuestra propia
fuente de divinidad. En el caso de la fusión, podemos encontrarnos in
debidamente incorporados a la fantasía de otra persona, hasta el punto
de compartir su vivencia como si fuera nuestra, sin tener para nada en
cuenta nuestros propios motivos y necesidades. En el curso de un trán
sito de Neptuno es común esperar que otra persona nos sirva de espejo.
Como la gran mayoría de los individuos no se deslizan hacia la psicosis
ni se dejan anegar totalmente por el inconsciente durante un tránsito de
Neptuno, raro es que éste sea un indicador de locura, pero en todo lo
que sucede hay una especie de demencia periférica. A diferencia de
Urano, con quien nos vemos arrancados de los pilares de la vida, o
de Plutón, que nos sumerge en las regiones más profundas del incons
ciente, Neptuno nos pule suavemente los bordes y nos hace percibir la
vida a través de una lente que enfoca las cosas de un modo más tole
rante.
La necesidad de otra persona, o de una situación triangular, parece
deberse a que Neptuno socava la capacidad de confiar en el propio jui
cio. Nos volvemos desvalidos e infantiles y necesitamos contar con el
407
apoyo de una figura materna, que con frecuencia aparece bajo la forma
de un amante, un psicoanalista o un consejero: cualquiera que nos sal
ve de las asperezas del mundo. Neptuno nos recuerda el estado edénico
del ser, en el que dos corazones laten al unísono, y el anhelo de retomar
a ese estado puede dar como resultado algunas experiencias bastante
autodestructivas. Neptuno nos puede cegar temporalmente a medida
que se aproxima a un planeta natal, y toda acción consciente y progre
sista se interrumpe mientras se inicia una inversión de los principios
del planeta. Al principio del ciclo retrógrado hay una sensación de sus
pensión y de parálisis, y las personas normalmente seguras de sí mis
mas y controladas pueden caer en la flojedad y la ambivalencia, permi
tiendo que su juicio se vea influido por otros que, a sus ojos, tienen más
claridad mental. La ironía reside en el hecho de que, en estos casos, lo
más probable es que la percepción que uno tiene de los demás esté tan
deformada como la que tiene de sí mismo.
En el fondo, el intento a largo plazo de un triple contacto de Nep
tuno es hacer que expandamos nuestras percepciones, que las llevemos
a trascender el consenso con la realidad para alcanzar las dimensiones
de lo sobrenatural, que no son en modo alguno menos reales, aunque
sean intangibles. Las realidades de Neptuno son indiscriminadas, en
ellas todo está fundido en una esfera numinosa, razón por la cual con
tanta frecuencia provocan la exploración de las experiencias espiritua
les, psíquicas y fenomenológicas. Encontrar consuelo en la religión o el
espíritu durante un tránsito de Neptuno suele ser, en última instancia,
decepcionante, no a causa de la religión, sino debido a los poderes so
brenaturales que se le atribuyen mientras se está bajo el influjo de Nep
tuno. Esto no significa que bajo su influencia no se pueda encontrar un
auténtico alimento espiritual, sino que uno debe hallar la fuerza espiri
tual dentro de sí mismo, en vez de terminar por ser «salvado» de uno
mismo.
Durante este ciclo puede resultar difícil establecer o mantener rela
ciones, principalmente porque la intención del Sí mismo es dar a luz un
aspecto de sí, y no fundirse con otra persona, aunque muy a menudo la
tentación sea ésta. A la función de idealización y al sacrificio les cabe
un papel significativo durante un ciclo de Neptuno, y podemos renun
ciar a una parte importante de nuestra libertad y nuestra integridad,
perdiéndonos en el ideal de la relación en vez de encontramos a noso
tros mismos. Verse arrebatado por otro durante un tránsito de Neptuno
puede ser una rica fuente de autoexamen, porque en ello hay implícito
un cierto elemento de narcisismo.
Es posible ser temporalmente el canal de una información de inspi
ración divina, pero con frecuencia es muy difícil usar esa información
408
para ayudarse a uno mismo. El princ1p10 que disuelve las fronteras
entre la mente intelectual y consciente y el banco de inteligencia in
consciente es el mismo que disipa nuestras propias energías. Neptuno
debilita y agota nuestro caudal de recursos físicos y psicológicos, aun
cuando al mismo tiempo nos esté haciendo receptivos para un material
proveniente de la inspiración. La poderosa empatía entre nosotros y los
desvalidos es un espejo de nuestro propio desvalimiento interior; en
realidad, en el proceso de ayudar a los demás, esperamos ayudarnos
también a nosotros mismos. Al alcanzar un equilibrio, o por lo menos
al reconocer conscientemente la simbiosis natural que se da entre dar y
recibir ayuda, no sólo mantenemos a raya la exagerada imagen de noso
tros mismos como salvadores, sino que además ahorramos una muy ne
cesaria energía personal.
Las diversas etapas del tránsito de Neptuno son procesos graduales
de disolución, suspensión y resolución. Un tránsito «único», es decir, el
que transcurre sin repetirse en retrogresión, suele ser un ramalazo de
profundo autoengaño, del cual uno se despierta asombrado al pensar en
las experiencias que tuvo durante los meses de su influencia. Cuando el
tránsito se repite tres o cuatro veces, su importancia es mayor, y sus
efectos tienden a una total transformación del principio creativo.
El primer contacto afloja nuestro anclaje en la realidad, distancián
donos de todo sentimiento de convicción sobre nuestra vida o el
mundo. En contraste con Urano o Plutón, Neptuno no tiene opiniones.
Tiene estados anímicos más o menos variables, sentimientos, sensacio
nes, imágenes, fantasías, matices, corazonadas y visiones. Tiene un aire
de insinuación. Inicialmente, Neptuno lo reduce todo a un estado em
brionario en el cual tienen lugar misteriosas actividades a espaldas de la
conciencia. A menudo, una angustia existencial se apodera de la con
ciencia, inundándola de una incierta sensación de preocupación por
algo indeterminado, y el nativo busca con la esperanza de encontrar
una razón. Y no sólo se vuelve desconfiado, sino que en realidad sus
sospechas pueden estar bien fundadas, aunque al principio parezcan di
fíciles de precisar. Una mujer con Neptuno en tránsito en estación re
trógrada en aspecto con su Mercurio natal en Sagitario en la casa dos,
1
tenía la vaga sensación de que «algo» iba muy mal. Diez meses después,
cuando Neptuno volvió a transitar en contacto con su Mercurio, esta
vez en movimiento directo, descubrió que en la época en que ella es
taba angustiada (durante el primer tránsito de Neptuno), su marido, sin
decírselo, había pedido y obtenido una segunda hipoteca sobre su casa,
poniendo en peligro la seguridad de su jubilación. Ella había «scnt ido»
el engaño de la casa dos, pero hasta el segundo tránsito no tuvo pruebas
tangibles de ello.
409
En las etapas iniciales de un contacto neptuniano es esencial mante
ner una visión clara de la realidad que se percibe, ya que si hay atisbos
de subterfugio es frecuente que se confirmen. Como es obvio, durante
un tránsito de Neptuno es posible que se desarrolle una paranoia -que
en sí misma sólo es un estado de conciencia intensificado y oscuro
que solamente se podrá disipar con fuertes dosis de verdad y realidad.
El nativo quizá crea que está paranoico cuando en realidad no es así. Es
esencial determinar cuándo uno de verdad intuye algo y cuándo sim
plemente se está poniendo nervioso o desconfía. Sin embargo, nuestra
inapreciable voz interior suele hablar con mucha más fuerza y seguri
dad durante el primer contacto con Neptuno, y en el fondo es mucho
más fiable que la mente consciente.
Cuando Neptuno pasa por la fase retrógrada y repite un tránsito al
revés, el sentimiento de algo engañoso desaparece, reemplazado por
una nueva manera de percibir la realidad. La mente se abre para recibir
información, pero no para procesarla. La solutio se produce en el pe
ríodo retrógrado. El yo se relaja, se vuelve más flexible y se deja traspa
sar fácilmente por nuevas percepciones sensoriales, creciendo para dar
cabida a alternativas hasta entonces inconcebibles. Neptuno convierte
poco a poco el estado del yo en un estado «de ello», es decir que se pasa
del «yo soy» al «esto es». Es una época pasiva, que continúa reduciendo
las fronteras entre lo real y lo meramente aparente. U na joven capricor
niana, con el Ascendente a 5 º de Capricornio, se pasó sus dos últimos
años de escolarización con Neptuno transitando hacia adelante y hacia
atrás por su Ascendente. Académicamente se desempeñó bien en aque
lla época, y además desarrolló sus habilidades artísticas, pero me dijo
que el período en su totalidad estuvo lleno de confusión. Como alguien
con Ascendente Capricornio, necesitaba instintivamente saber cuál era
su imagen, pero se pasó todo el tránsito de Neptuno con una total fal
ta de sentimiento de su identidad personal, no sólo flotando de una a
otra de sus diversas personas [en el sentido junguiano], sino ingresando
en cuestionables grupos de jóvenes que luego abandonaba uno tras
otro. Afortunadamente, su sentido innato de los valores prevaleció, y
ella sobrevivió con pocas consecuencias negativas a sus experimentos
con drogas y a la presión de sus compañeros, pero durante este período
fue muy vulnerable.
Es probable que todos los tránsitos de los planetas exteriores necesi
ten manifestarse en el plano racional por medio del contacto directo
con personas o acontecimientos que estén directamente relaciona
dos con el planeta en tránsito. Atraemos aquello que estamos experi
mentando interiormente o en el nivel psíquico. Con Neptuno, congre
gamos a nuestro alrededor a otros neptunianos, un conjunto de persa-
410
nas escurridizas, evasivas, misteriosas e intangibles, y durante algún
tiempo su mundo se convierte en el nuestro. Al «derramarnos» en los
demás, expandimos el ámbito de nuestra experiencia; estamos auténti
camente «en sus zapatos» y nos involucramos en todas sus pautas. To
mamos cada vez más conciencia de hasta qué punto el todo está in
cluido en cada parte, y aunque parezca que nuestras experiencias
provienen del entorno, en realidad son espejos de un aspecto interno de
nuestra propia naturaleza, que hasta entonces no había llegado a la con
ciencia.
Es totalmente posible tener la vivencia de lo que en uno «no es uno
mismo» durante el tránsito de Neptuno. El misterio de la relación sim
biótica se desenmaraña cuando exploramos algunos de los ámbitos al
ternativos bajo un tránsito de Neptuno. El planeta con el que Neptuno
contacta se queda sin el apoyo del yo y deja de ser parte integrante de la
estructura del resto del horóscopo. Es como si se lanzara a la deriva
para explorar ámbitos vagos y nebulosos, renunciando a toda responsa
bilidad mientras dure el tránsito. El nativo puede sentirse completa
mente a merced de los demás, atrapado en el dominio de los otros y sin
ser dueño del propio. La simbiosis es inherente a todas las relaciones, y
compartir y combinar de un modo saludable ideas, objetivos, activida
des e incluso personalidades es siempre deseable. Compartir es algo que
se identifica conscientemente, y así la individualidad se mantiene. Sin
embargo, si el nativo experimenta la disolución neptuniana, puede per
der ese sentimiento de independencia e individualidad, y creerse una
extensión de otra persona o incluso ella misma. De ahí la seducción de
la folie a deux.
Una mujer que acudió a mi consulta tenía a Marte en Libra. Nep
tuno en tránsito estaba en cuadratura con él, y mi clienta se vio en
vuelta en un tri.ángulo amoroso. Neptuno se estacionó y se volvió retró
grado, y ella rct>mpió la relación. Neptuno volvió a transitar en contacto
con su Marte mientras estaba retrógrado, y ella reinició la relación, en
circunstancias que pensaba que eran «nuevas». Después Neptuno se es
tacionó, se volvió directo y transitó otra vez en cuadratura con su
Marte, y la relación volvió a disolverse, momento en el cual ella «vio»
hasta qué punto se había engañado. Durante la totalidad de los diecio
cho meses que duró la relación estuvo tratando de ayudar a su amante a
solucionar sus problemas. ¿De quién era el problema?
Cuando Neptuno realiza su último tránsito en contacto con un pla
neta natal, es probable que la realidad del nativo, en su totalidad, se
haya alterado para incluir creencias y visiones del mundo que le eran
ajenas antes del tránsito. Debido a las experiencias que la persona tiene
durante esa época, es probable que retorne a su estado original y re-
411
nazca. Nuestra visión del mundo se suaviza y se vuelve más tolerante y
a menudo mucho más pacífica después del tránsito de Neptuno. Una
vez «desatado» por Neptuno, el yo parece no tener contra qué comba
tir; el tránsito no suele provocar cólera, sino más bien tristeza o nostal
gia. El tipo de enfado con que nos pone en contacto Neptuno es global,
infantil e indiferenciado. Es prácticamente imposible etiquetarlo, y lo
más frecuente es que se vuelva hacia adentro, contra nosotros mismos.
Los niños pequeños no saben por qué tienen hambre o frío o están mo
jados, ni siquiera saben que son esas las razones de su incomodidad.
Puestos a pensar, pensarían que todo está mal. Cuando algo anda mal,
se enojan con todo... y ellos no son distintos del mundo. Cuando el
bebé está satisfecho, seco y cómodo, el mundo es una esfera perfecta.
Cuando tenernos un tránsito de Neptuno, no somos distintos del
mundo, y también podernos experimentar el dolor global, así corno la
felicidad global.
Heather
412
grado dudó entre arriesgar su propia estabilidad emocional yendo a ver
a la moribunda, o mantener la distancia hasta el final.
Tomó su decisión en el transcurso de los dos meses siguientes. El 18
de septiembre de 1987, Neptuno llegó a su estación directa a 5 º de Ca
pricornio. Heather había decidido visitar a su madre en el término de
ese mes. Fue a verla y encontró dentro de sí misma una profunda
fuente de amor que trascendía la crueldad con que la madre la había
tratado en su infancia y su juventud. Volvió por segunda vez a visitarla,
y sabiendo que su madre deseaba desesperadamente morir en casa, en
su propio hogar y con toda la dignidad posible, decidió -tras una noche
entera de auténtica agonía y de introspección- que ella misma se encar
garía de cuidarla. Entonces se ofreció para cuidar de ella y acompañarla
hasta el final, con una única condición: quería tener el control absoluto.
Su madre se mostró de acuerdo.
En la última semana de octubre de 1987, Heather se mudó a la di
minuta casa de su madre y empezó a proveer los cuidados terminales,
organizándolo personalmente todo. Los papeles se invirtieron, ya que
al convertirse en la «madre buena», sanó las heridas y cicatrices que le
había dejado el hecho de ser criada por una «madre mala». En el pro
ceso de convertirse en madre de su propia madre, algo se conmovió en
las profundidades de su alma. El cáncer de su madre, su desvalimiento
y su posterior y tópica conversión fueron el comienzo de una disolución
completa del complejo Luna-Neptuno de Heather. Su madre se dio
cuenta de lo que había hecho y sintió auténticos remordimientos, y en
esa reunión entre madre e hija, Heather renació. En el curso del pe
ríodo de inversión, entre octubre y diciembre, se resolvieron muchas
cosas. Heather y su madre no hablaron mucho de las heridas, porque
no fue necesario. Heather viajó interiormente por el infierno, se aden
tro en el proceso de la muerte. En un momento en que le estaba po
niendo su inyección de morfina, su madre le dijo:
-Sé lo que podrías hacerme, y no te culparía por ello; después de
todas las cosas horribles que yo te hice, ahora la opción la tienes tú.
Ambas sabían a qué se refería. Heather tenía ahora todo el poder, el
poder de la vida y la muerte. En ese momento, madre e hija sanaron.
Con la muerte avanzando poco a poco, Neptuno empezó a estacionarse
y estuvo suspendido durante dos semanas en cuadratura exacta con la
Luna de Heather. El 16 de diciembre de 1987, Neptuno estaba en mo
vimiento directo a 7º 11' de Capricornio -el grado exacto de la Luna de
Heather en Libra-, y su madre murió ese mismo día a mediodía.
En los meses siguientes empezó a producirse la sanación. Durante
toda su vida, Heather había sido cruelmente maltratada por su madre
alcohólica, y si decidió cuidarla fue sólo porque por fin podía hacer
413
algo por ella y tener el control absoluto de la situación. Siempre había
amado apasionadamente a su madre, pero ésta la había maltratado
tanto que al final llegó a odiarla. Mientras la cuidaba y ambas sanaban,
Heather se vio al mismo tiempo reducida a un embrión y alumbrada a
la vida en el mundo; se dio a luz a sí misma. Lentamente, todos los as
pectos de su vida emocional y hogareña empezaron a disolverse. En los
meses siguientes (en abril, precisamente cuando Neptuno llegó a su es
tación retrógrada a 1 O º de Capricornio) Heather rompió su matrimonio
al darse cuenta de que en esa relación había repetido su papel de víc
tima. De una manera imprecisa y extraña, se encontró completamente
liberada de su «vida de antes». El tránsito final de Neptuno en Capri
cornio en cuadratura con su Luna a 7 º de Libra se produjo en septiem
bre de 1988 y, aunque ella no lo supo en aquel momento, representó la
renuncia de toda influencia en su vida. Al año siguiente, en septiembre,
se fue de su país natal y se mudó al extranjero a iniciar una vida com
pletamente nueva. En el curso del tránsito de Neptuno, revivió prácti
camente toda su vida, vio su carácter ilusorio y llegó, en última instan
cia, a ser más realista y más práctica en lo sucesivo, sin hablar de los
niveles de dolor y de tristeza que tuvo que volver a soportar en el curso
de este renacimiento.
414
23
Plutón retrógrado en tránsito
415
en tránsito, más extraña es la experiencia. Por ejemplo, si Plutón en
tránsito forma tres conjunciones con Venus en un período de dos años,
y luego sigue su avance hasta formar una conjunción con el Sol o Mer
curio dentro del año siguiente, la experiencia del contacto inicial será
trasladada al planeta siguiente, preparándolo con los acontecimientos y
circunstancias anteriores, y en algunas situaciones, reduciendo el im
pacto potencial y manteniendo el proceso de evolución. Sin embargo, si
Marte, por ejemplo, está aislado y no forma aspectos estrechos con otro
planeta natal, y Plutón se pone en contacto con él por tránsito, será más
difícil «conectar» la experiencia con otros tránsitos de Plutón previa
mente integrados. En una situación así, en la que transcurre cierta can
tidad de años entre uno y otro tránsito de Plutón, o en que el tránsito es
un incidente aislado, es frecuente que las experiencias que se suscitan
desorienten más y estén aparentemente desligadas de las circunstancias
inmediatas de la vida del nativo. El tránsito de Plutón puede actuar en
tonces como una brusca separación del pasado, que con frecuencia se
experimenta como la típica «muerte» plutoniana. En el caso del trán
sito aislado, Plutón actúa como un agente libre, que desentierra as
pectos encerrados o segregados de la naturaleza del nativo y los lleva a
primer plano para civilizarlos e integrarlos en la totalidad de la per
sona.
Grant
416
En el primer contacto de Plutón con la configuración exacta de los
planetas (Júpiter en sextil con la conjunción Sol-Venus), la amiga y
socia profesional de Grant decidió súbitamente casarse y pedir el retiro
anticipado, dejando que él solo reorganizara toda su práctica profesio
nal. Durante el segundo contacto, retrógrado, su mujer se quedó emba
razada: una muy grata sorpresa, ya que se habían encontrado con gran
des dificultades en su deseo de tener hijos desde el principio de su
matrimonio, siete años antes. En el tercero y último contacto, directo,
él y su mujer tuvieron el hijo tan anhelado, su práctica jurídica iba estu
pendamente y le ofrecieron un cargo como magistrado que él rechazó.
Los hechos hablan por sí solos, pero las manifestaciones psicológicas
fueron mucho más turbulentas y evocaron toda la inseguridad intrín
seca en Grant y los temores que le inspiraba la independencia.
La pérdida de su íntima amiga y socia profesional fue profunda
mente inquietante para Grant, a quien la perspectiva de llevar solo el
despacho de abogados le producía terror y angustia. Al mismo tiempo
empezó a acudir a las reuniones de Alcohólicos Anónimos, enfrentán
dose a su soledad existencial y su profundo miedo a la falta de capaci
dad, que desde la adolescencia había enmascarado con diversas formas
de abusos. La conjunción de Plutón con su Júpiter natal puso brusca
mente fin a sus años de excesiva condescendencia consigo mismo,
mientras que el sextil con el Sol y Venus reforzó su coraje y funcionó de
forma creativa, permitiendo que el yo de Grant asimilara la experien
cia. Los cambios en su carrera le plantearon pocos problemas, pero la
nueva evaluación de sus valores y emociones fue más amplia y de
mayor alcance. Durante el tránsito de Plutón retrógrado, Grant se puso
voluntariamente en tratamiento para superar su autodestructividad ha
bitual, y descubrió que los secretos temores que abrigaba en relación
con su falta de valor y capacidad eran infundados. A partir de esa pe
nosa experiencia, el sentimiento de integridad personal de Grant se for
taleció, y la vivencia que tuvo del embarazo de su mujer fue la de un
premio. Y realmente puede haberlo sido, porque el nacimiento también
pertenece al dominio de Plutón.
Cuando el planeta realizó su último tránsito en conjunción con el
grado exacto de su Júpiter natal (todavía en aspecto con la conjunción
Venus-Sol en la casa diez), Grant tuvo que buscar en su alma una direc
ción para su vida. En cierta época habría saltado de júbilo ante el ofre
cimiento de una magistratura, pero tras una madura reflexión y una
sincera evaluación de sus motivos interiores, encontró que su trabajo
personal como abogado era un valor más profundo. La tentación inicial
de aceptar el cargo de juez se basaba más bien en inseguridades infanti
les relacionadas con el anhelo de complacer a los demás (principal-
417
mente a su madre) y de ser aplaudido, que en un deseo sincero de ocu
par el cargo.
418
Las experiencias obsesivas que se dan bajo los tránsitos de Plutón
cesan normalmente después de que el planeta ha reanudado su viaje.
Plutón recoge y condensa características aparentemente dispares, ligán
dolas con un tema que presenta a su vez bajo la forma de una persona o
una experiencia. La proyección de nuestras propias compulsiones so
bre una persona o una situación es la manera que tiene la psique de ex
teriorizar convenientemente un estado interno, permitiendo así, al te
nerlo afuera, en el entorno, que se trabaje en él de forma consciente.
Como sucede con los demás planetas exteriores, hay con frecuencia un
aspecto de la psique que actúa a manera de «testigo» de las experien
cias, haciéndole a la parte obsesionada de la mente comentarios sobre
su estado. Ganarse al «testigo» es una manera fructífera de convertir la
fuerza del deseo en bruto de Plutón en un poder contenido y dirigido
que da facilidades al yo en lugar de disminuirlo o subordinarlo al com
portamiento compulsivo.
El dios griego Hades se vio separado de la tierra de los vivos, del
mundo de los mortales. Posiblemente el enfrentamiento más difícil que
afrontamos como mortales es con la muerte, y no sólo con la muerte del
cuerpo, sino también con la muerte de la conciencia. Dentro de noso
tros nos encemtramos con el aislamiento existencial; el hecho evidente
de que estamos esencialmente solos se hace inevitable e ineludible bajo
la influencia de Plutón. El terror de la muerte y el paradójico anhelo
de los brazos de Morfeo, del sueño eterno, también acompañan las esta
ciones y los ciclos retrógrados de Plutón. Con frecuencia necesitamos
efectivamente más sueño -más inconsciencia-, a través del cual el ser
pueda sanar por obra de su estado relajado y libre de tensión. Los grie
gos decían que el sueño era «el hermano pequeño de la muerte».
Hace años, una amiga mía que tenía a Plutón en estación directa a
1 º de su Descendente (tras haber transitado por él una vez, diez meses
antes, y luego otra vez en movimiento retrógrado) se detuvo un día
bellísimo en medio de un campo y dijo con desesperación: «Quiero
morir». Ni se murió ni tenía la intención de suicidarse, pero estaba en
medio de una especie de muerte. La aparición de su Plutón estaciona
rio desde el hemisferio inferior de la carta (el inconsciente), desde la
sexta casa (la encarnación y la manifestación del alma) y entrando en
la séptima, hizo aflorar a la luz del día toda su sensación de falta de sen
tido de la existencia. A ella le correspondía empezar a eliminar todos
los hábitos y formalismos al mismo tiempo que se enfrentaba a sus ver
dades personales esenciales. Algunas cosas tenían que morir.
En realidad, la mayoría de la gente no se muere, en el sentido corpo
ral, durante los tránsitos de Plutón -la muerte se produce por diversas
razones, y Júpiter es, con la mayor frecuencia, el heraldo de una
419
muerte natural-, pero solemos estar muy atentos a la muerte y a los
temas relacionados con ella. Ciertamente, la muerte puede presentarse
o, como en el caso de Jude (véase el cap. 24), se camina con la muerte
como con un hermano. Sin embargo, es cierto que una vez que Plutón
ha pasado a través de una casa de nuestra carta natal, o ha transitado
repetidas veces en contacto con un planeta o un ángulo, algo ha muerto.
Puede ser una idea apreciada, una persona agradable o un estilo de vida
cómodo, pero ha nacido un pasado importante.
Es prácticamente imposible mantener una fantasía o vivir en una
ilusión durante los repetidos tránsitos de Plutón. El primer impacto
puede traer consigo una situación en la que la realidad del nativo re
sulta severamente puesta a prueba, saliendo a relucir la capacidad de la
persona para controlar su vida. Podría presentarse bajo la forma de una
relación, de un objetivo profesional, de un incidente o un encuentro de
cisivo que experimenta alguien con quien tenemos una relación de inti
midad, o bien como una dolorosa pérdida personal. De cualquier ma
nera que se manifieste el tránsito, la prueba se mantiene constante:
¿Puede una persona resistir la súbita desaparición de todos los puntos
de referencia conocidos, de todas las convicciones sostenidas hasta en
tonces, y la consiguiente pérdida de orientación? Afortunadamente, lo
más frecuente es que la respuesta a esta pregunta sea «sí», pero no se
tienen precedentes para lo imprevisible de la prueba o de la tribulación.
Los recursos que necesitamos para trabajar con un tránsito plutoniano
no son los que normalmente empleamos, y lo más probable es que
nunca los hayamos desarrollado plenamente, si es que tenemos con
ciencia de ellos. Estos recursos están profundamente sepultados, y sólo
los podemos hallar mediante un tenaz buceo en las profundidades del
alma. Es muy raro que se dé una experiencia plutoniana compartida;
podemos encontrar apoyo y estímulo en el curso de nuestra prolongada
renovación interior, pero es improbable que hallemos en los demás una
auténtica comprensión. Aprendemos a ser compasivos solos, y recono
cemos nuestra falibilidad y la mortalidad de nuestra vida y nuestras ex
periencias. La sabiduría de este rito de pasaje es estimulante, y hay
muchos ejemplos de restablecimiento del alma bajo la influencia de
Plutón.
El descenso del alma al interior del Hades es fácil, como dijo Virgi
lio que lo era el descenso al Averno, pero en nuestro camino hacia allí
abajo y nuestra vuelta luego al mundo de arriba, nos encontramos con
innumerables tropiezos y riesgos. Inevitablemente nos vemos librados a
nuestros propios recursos y obligados por las circunstancias a enfrentar
nos con la destrucción externa de nuestra coraza protectora, pero nues
tro restablecimiento durante el tránsito final es liberador, y la vida es
420
más rica tras haber soportado el rito de pasaje y sobrevivido a él. Las
hercúleas tareas fijadas por el inexorable tránsito de Plutón son recom
pensadas de un modo equitativo: la medida en que encaremos con reso
lución al Sí mismo interior es la medida en la que nos redimiremos a
nosotros mismos.
La gente habla de los tránsitos de Plutón como de momentos de ver
dad, en los que resulta imposible no ser sincero. Esto es bastante nota
ble, porque Plutón y su signo, Escorpio, se distinguen por su carácter
inescrutable y su motivación subterránea. La veracidad plutoniana
poco tiene que ver con la sinceridad cotidiana, ya que sólo se ocupa de
las verdades esenciales, de los asuntos de vida o muerte, del tipo de ver
dad que preserva la integridad del alma. Parece que formara parte del
contrato con Plutón el hecho de que si uno se enfrenta de un modo vo
luntario e inflexible consigo mismo, el premio es una integridad inque
brantable.
Cuando Plutón experimenta sus ciclos retrógrados y repite un con
tacto con un grado natal, draga cada vez más profundamente los rinco
nes ocultos del inconsciente, sacando a la luz los aspectos más escondi
dos de la naturaleza interior del nativo. El hecho de que Plutón pueda
transitar por el mismo grado hasta cuatro o cinco veces en dos o tres
años demuestra lo meticuloso que es. Gradualmente y por etapas, aque
llo que es necesario eliminar se ve sometido a una muerte ritual. En el
contacto inicial se nos alerta de algo profundamente sepultado en los
más ocultos rincones de la psique, pero en el caso de que Plutón repita el
tránsito en contacto con un planeta o un ángulo, hay una probabilidad
cada vez mayor de liquidar una conducta psicológicamente mortífera.
Cuando nos aterra el hecho de que Plutón pueda «golpear» varias
veces a un punto natal, no nos damos cuenta del valioso intento que
subyace en sus movimientos. Si todo nos fuera revelado en un único
instante, el resultado sería la locura, de modo que la forma que tiene la
naturaleza de afrontar el problema es dar la posibilidad de que los frag
mentos de información vayan aflorando separadamente en distintos
momentos. La inmersión de Plutón en el inconsciente es muy selectiva;
hace aflorar contenidos psíquicos que pueden reflejarse en la experien
cia actual del nativo. Quizás el tránsito no coincida con un aconteci
miento, sino que se manifieste más bien en la vivencia interior de una
«prueba» de fe, de voluntad o de coraje. El reconocimiento consciente
de las profundidades de las regiones interiores del alma ha sido durante
largo tiempo, y con razón, un ritual en la mayor parte de los caminos
espirituales. U no puede liberarse de las pautas emocionales y de con
ducta habituales y autodestructivas en el curso de dos o tres tránsitos,
pero con Plutón también lo inverso puede ser cierto. Como desgasta los
421
límites entre lo consciente y lo inconsciente, se ponen de manifiesto las
ideas, acciones y pautas de comportamiento obsesivas. El hecho de que
se manifiesten es la importante señal de que hay fuerzas interiores en la
psique que están contaminadas por la muerte, y que por consiguiente es
necesario expurgar. Algo está muriendo para así poder renacer.
El proceso de liberación de características firmemente atrincheradas
en las profundidades de la psique y potencialmente aniquiladoras se ac
tiva sobre todo durante el período retrógrado. En la fase de «descanso»
del tránsito aflojamos nuestro control de la función represiva para per
mitir que se produzca la transformación. El reflejo proveniente del
tránsito directo, donde los «acontecimientos» y la tensión psíquica
crean una atmósfera elevada, con frecuencia a punto de estallar de an
siedad, es el momento de protección, en el que llegamos a un acuerdo
con los cambios evidentes. En este período, el yo es esponjoso y malea
ble, y está más influido por el inconsciente que por la mente cons
ciente.
Las pequeñas muertes que se producen durante el tránsito de Plutón
nos preparan para el inevitable término de la vida. La principal lección
que aprendemos en este largo proceso es la forma de ir desprendiéndo
nos de aquello que considerábamos absolutamente necesario para nues
tra vida. Descubrimos hasta qué punto podemos ser poderosos e inge
niosos cuando nos vemos enfrentados con el hecho de que no tenemos
lo que creíamos necesitar. Como ya sabemos, Plutón excita el miedo
más fundamental, el miedo a la muerte. El rechazo instintivo de esta
posibilidad es natural, pero es inevitable que hayamos de afrontar nues
tra mortalidad de diversas maneras y en numerosas ocasiones, ninguna
de las cuales nos resulta cómoda. Plutón actúa como un remedio ho
meopático, una «muerte en pequeño» que nos prepara para la gran
muerte. Nuestra humana capacidad para la negación es profunda, pero
cuando Plutón empieza a dejar su sello, la opción de negar se vuelve
cada vez más imposible.
Tal como pasa cuando se quiere dejar un hábito negativo, para un
tránsito de Plutón no hay un «buen» momento, sino sólo un momento
apropiado. Cuando el tránsito ha de repetirse varias veces, termina por
convertirse en la liberación de una compulsión antigua e implacable
que ha paralizado un aspecto de la psique, impidiéndole crecer y expe
rimentar. Lo mejor es abrir la puerta de buena gana y con un mínimo
de respeto por nuestra inteligencia interior. El intento de mantener un
estilo de vida anticuado causa el agotamiento que es capaz de producir
Plutón. La resistencia del nativo se agota, su inmunidad a la invasión se
desgasta y el resultado puede ser la enfermedad. El cuerpo no tiene el
poder de la psique, y con frecuencia se doblega bajo una presión pro-
422
longada. La maduración positiva de la fuerza bruta de Plutón resulta,
paradójicamente, de la renuncia a una idea, una persona o una meta
muy querida, no del intento de forzarlo al sometimiento. En una lucha
como ésta, Plutón inevitablemente gana, destruyendo lo que cualquier
posible beneficio podría haber aumentado. En el proceso de renuncia
surge, aunque con frecuencia a través de medios indirectos, una cir
cunstancia específicamente más adecuada.
En el curso de la resurrección de aspectos de nuestra naturaleza in
visible e inmutable, tiene lugar una forma de exorcismo. El exorcismo
tradicional requiere que se evoque a los muertos -a las almas tortura
das y coléricas que contaminan la atmósfera- para darles una justa
oportunidad de hacerse oír. Una vez hecho esto, descansan. Buena
parte del dolor interno que sufrimos bajo los repetidos ataques de Plu
tón tiene que ver con potencialidades no realizadas, con recursos ocul
tos que no han hallado formas de expresión adecuadas o con deseos
profundamente sumergidos que han permanecido insatisfechos. Nues
tra alma frustrada puede llegar a liberarse a través de las apasionadas
obsesiones que con frecuencia se desencadenan durante el largo ciclo
del movimiento directo y retrógrado de Plutón, pero sólo si nos damos
cuenta de que son un vehículo de transmutación. Reconocer conscien
temente estas pasiones es una forma de exorcismo, porque aunque de
momento detengan el crecimiento, la lucha puede actuar como un ri
tual de purificación. Sean cuales fueren los acontecimientos que vayan
asociados con el tránsito de Plutón, se presentarán con un elevado tono
emocional.
El Plutón natal es a la vez el punto de encarnación y el de «excarna
ción» -el punto del nacimiento y el de la muerte- y representa algo así
como el lugar donde estábamos antes de nacer y el lugar a donde retor
naremos. Que Hades signifique «invisible», por lo tanto, tiene implica
ciones especiales para el tránsito de Plutón en movimiento retrógrado y
directo en contacto con un determinado grado varias veces, porque no
hay manera de anticipar qué es lo que aflorará al final a la superficie.
En los períodos retrógrados, los aspectos perniciosos de uno mismo se
van reuniendo silenciosamente y en secreto, para emerger y ser elimina
dos durante los ciclos directos.
Raphael
423
un presagio de lo inevitable. Un tránsito de Plutón puede instigar ese
«nunca». Raphael tenía a la conjunción Sol-Plutón en cuadratura con
una oposición Marte-Júpiter, es decir, una cuadratura en T fija, con el
Sol y Plutón en Leo, Marte en Escorpio y Júpiter en Tauro. Era un
hombre de negocios de gran éxito, con conexiones por todo el mundo.
En una ocasión, me dijo que se pasaba la mayor parte del tiempo en un
avión u otro. Pero en lugar de encontrar esta vida sólo llevadera, era
precisamente lo que le gustaba. Servía para mantener bien a su familia
y canalizar su abundante energía, le permitía hacer de su trabajo un
juego, y lo distanciaba convenientemente de enfrentamientos emocio
nales. A Raphael le encantaba hacer negocios, ganar dinero y vivir en
las afueras. Aunque el tema subyacente en todo aquello era el finan
ciero, él tenía conciencia de su naturaleza espiritual, y dentro de su
mundo tradicional de los negocios, también-participaba plenamente en
una comunidad espiritual... como maestro. El único aspecto de su natu
raleza que no se evidenciaba era que dedicara algún tiempo a la quietud
de la contemplación o a algún tipo de interés no mental.
Cuando Plutón transitó por primera vez en contacto con su cuadra
tura en T natal -en conjunción con Marte, en oposición con Júpiter y
en cuadratura con el Sol y Mercurio-, empezó a sentir un poco de des
contento con su estilo de vida extravertido. Nada grave, sólo atisbos.
Al año siguiente, cuando lo vi, los atisbos se habían intensificado, y
Raphael estaba planeando cambios importantes en su estilo de vida. Su
empresa había perdido a un cliente importante, pero en vez de asus
tarse y resistirse, reconoció en aquello una potencial bendición disfra
zada. Lo que podría haber sido un desastre financiero se convirtió en
un instrumento de cambio. Empezó a reformar la empresa, recortando
los gastos y concentrándose en su recurso más valioso: la gente. Además
fue tomando cada vez más conciencia de la calidad de su vida, dejando
en un segundo plano al dinero. Sin saber bien cómo, empezó a ver
cierta vaga conexión entre ambas cosas. Aunque nunca había tenido un
impulso adquisitivo egoísta, hacer dinero había sido el principal motor
de su vida, pero de pronto se había convertido en algo secundario, e in
cluso terciario.
Cuando tuvo lugar el tercer tránsito de Plutón, retrógrado, Raphael
estaba activamente comprometido en volver a ordenar por completo
sus prioridades y su estilo de vida. La familia vendió su hermosa man
sión campestre y se mudó a una casa más pequeña. Raphael redujo a la
mitad la producción de su empresa y la simplificó, reorganizando su
tiempo para poder dedicarse más a sus actividades contemplativas; em
pezó a trabajar en estrecha colaboración con un amigo, preparando se
minarios para incorporar a los negocios el aspecto espiritual de la vida.
424
En la época en que Plutón realizó su tránsito final -directo- en con
tacto con Marte, y «golpeó» a la conjunción Sol-Plutón y a Júpiter,
Raphael ya había desmantelado su empresa multinacional, reducién
dola a un tamaño razonable. Nunca, hasta que Plutón inició por pri
mera vez su lento recorrido, se le había ocurrido ni siquiera soñar que
alguna vez buscaría la quietud y la soledad.
425
24
427
Fig. 24.1. Jude
428
Julio/agosto de 1985: Neptuno en tránsito en movimiento retrógrado se
pone en trígono con la Luna y en sextil con Neptuno.
(Neptuno en tránsito en estación directa a Oº 51' de Capricornio en
sextil con Neptuno.)
Julio de 1985: Plutón en tránsito en estación directa al º 55' de Escor
pio en oposición con la Luna a 1º 54' de Tauro (último tránsito
exacto de Plutón).
Octubre/noviembre de 1985: Tránsito final de Neptuno en movimiento
directo en contacto con la oposición Luna-Neptuno.
429
(Urano en tránsito en estación directa a 1º 20' de Capricornio en
septiembre de 1989.)
Octubre de 1989: Urano realiza su último tránsito directo en trígono
con la Luna y en sextil con Neptuno.
430
NACIDO DOS VECES DE LA TUMBA DEL ÚTERO
431
ción de las casas: el eje entre la segunda y la octava es la oposición entre
el cuerpo físico y el cuerpo etéreo o psíquico, y la Luna es la matriz fí
sica, mientras que Neptuno es la psíquica. Su Ascendente Acuario le
exige que se convierta en un ser humano, un hombre, una persona en
tera. Sin embargo, también le exige que su mente y su intelecto se sepa
ren y se diferencien de su alma, que se individualicen, y que él se con
vierta en alguien distinto.
Empecé a trabajar con Jude el 17 de noviembre de 1989, el día en
que Saturno en tránsito entraba en su casa doce y era el cuarto aniver
sario de la muerte de su madre. Desde ese momento, Jude sufrió la
desintegración preparatoria de la identidad y de la persona [ en senti
do junguiano] a medida que Saturno se aproximaba al Ascendente,
creando un espacio para la reunión y la consolidación de nuevos símbo
los de identidad.
Una gran parte del conflicto de Jude se ha centrado en el hecho de
haber pasado de una vida religiosa a una vida seglar de analista jun
guiano. Ha estado dudando desde hace casi veinte años, pero de un
modo más apremiante desde 1982. En diciembre de ese año escribió en
su diario que, aunque no pudiera señalar la razón, era profundamente
desdichado y sentía que no estaba en el lugar adecuado. Vamos a retro
ceder un poco en su vida.
Jude se sintió siempre fascinado por la muerte, y solía celebrar fune
rales por sus ositos de peluche. Además, no se creó un compañero de
juegos invisible como hacen muchos niños, sino un Dios invisible que
estaba con él todo el tiempo y con quien se comunicaba y se relacio
naba constantemente. Ese Dios invisible había de abandonarlo cuando
Jude empezó a tener uso de razón, pero hasta entonces le fue muy útil.
En su diario, Jude consigna:
432
julio de 1979 comenzó su noviciado y vistió los hábitos con el nombre
del santo patrón de las causas sin esperanza, Judas. (Saturno en tránsito
había estado retrógrado a 12º de Virgo en febrero, en estación directa
en mayo, y estaba en movimiento directo a 12º de Virgo cuando Jude se
ordenó; lo que fue concebido en febrero nació en julio.)
Pasaron un par de años durante los cuales pocos conflictos hubo
entre cuerpo y alma. Jude siempre había sabido que era homosexual,
pero nunca se había visto «puesto a prueba» hasta 1982, cuando tuvo
su primera relación sexual, que causó la transición, de nueve años de
duración, de la que ahora nos ocuparemos. Dio comienzo a un tortuoso
viaje a las profundidades de su alma después de los tránsitos de Sa
turno directo y retrógrado en contacto con su oposición Luna-Neptuno
en cuadratura con el Ascendente en 1982-1983. Inmediatamente des
pués Plutón entró en Escorpio y formó una conjunción con esta misma
cuadratura en T a Oº . Durante el período retrógrado de Saturno en 1983
se tomó un descanso de su vida en la comunidad religiosa, y en otoño
de ese año empezó un curso de formación psicoanalítica. (Tránsito
final de Saturno en conjunción con Neptuno: expulsión del Edén, la
caída de las escamas de los ojos, un segundo nacimiento; oposición con
la Luna: una encarnación forzada del yo; Plutón en tránsito en contacto
con la configuración por primera vez: una impresionante toma de con
ciencia de las profundidades de la psique y de las necesidades corpora
les, y de la falta de integración entre las dos.)
En octubre de 1984 a Jude no se le había pasado por la cabeza aban
donar la orden, pero estaba plenamente comprometido en su trabajo
psicoanalítico y, como él mismo dijo: «Poco a poco, durante los tres
años y medio de psicoanálisis que siguieron, desde luego que los ci
mientos se aflojaron y se volvieron muy inestables». Sin embargo,
como si así lo hubiera querido el destino, Jude tuvo que decidir en esa
época si haría o no los votos perpetuos.
El 18 de abril de 1985, cuando Neptuno hacía poco que había lle
gado a una estación retrógrada a 3º de Capricornio, Jude presentó a la
consideración de la comunidad su solicitud para hacer los votos perpe
tuos, y en julio fue aceptado. (Plutón había estado retrógrado y llegó a
su estación directa el 12 de julio, pocos días antes de su aceptación, a 1º
55' de Escorpio, exactamente en oposición con su Luna a 1º 54' de
Tauro; este fue el tránsito final de Plutón en contacto con la configura
ción.) El 5 de septiembre de 1985 Jude hizo sus votos perpetuos, justo
seis días después de que Neptuno llegara a su estación directa a Oº 51'
de Capricornio. Sellado ya su destino, inició el descenso a las profundi
dades de su alma.
Los tránsitos combinados de Saturno y Plutón entre 1983 y el ve-
433
rano de 1985 habían servido para suavizar las fronteras que delimita
ban el Sí mismo central de Jude, permitiendo así el incremento de la
transferencia de contenidos desde la profundidad de su inconsciente a
su conciencia intelectual. Cada vez era más consciente, y con mayor in
comodidad, de una escisión entre su mundo sagrado y su mundo seglar.
Esta escisión no se daba solamente en el nivel manifiesto, sino que era
también un profundo cisma interior que a lo largo de los años siguien
tes iría polarizándose cada vez más. Lo que en su momento había sido
una fusión entre él y Dios se estaba convirtiendo en una dicotomía. Fi
nalmente, eso le conduciría a una comunión, o conjunctio, pero no sin
que hubiera hecho más trabajo, tanto en el nivel consciente como en el
inconsciente.
La súbita muerte de su madre coincidió con los primeros atisbos de
Jude fuera de la matriz, dos meses antes del primer tránsito de Saturno
por su Medio Cielo (el retorno de Saturno). La muerte de su madre fue
el golpe que necesitaba Jude para pasar de la niñez a la edad adulta.
Ella murió el 17 de noviembre de 1985, en el momento en que Neptuno
formaba su trígono final (a 4' de orbe) con la Luna natal de su hijo.
Jude quedó devastado, y necesitó un año entero para incorporar su
muerte y superarla.
En junio de 1987, Jude se mudó a Londres para continuar su forma
ción como psicoanalista junguiano. Este proceso implicaba tres sesio
nes psicoanalíticas semanales. A finales de junio fue a Zurich a estudiar
en el Jung Institute; se iba impregnando cada vez más del simbolismo
con el que su propia naturaleza estaba intrínsecamente entretejida. Sin
embargo, ahora Jude se enfrentaba con la manifestción consciente de la
vida simbólica a través de procesos intelectuales como eran estudiar y
leer material directamente relacionado con lo que él no tardaría en per
cibir como su propio proceso de nacimiento. Esto implicaba el dete
rioro y la disolución de la estructura de contención, antaño tan sólida,
de Jude. Porque su contenedor había sido en primer lugar su ma
dre, después su Dios invisible, luego su comunidad religiosa. Ahora se
sentía llamado, en cambio, a contener a Dios. Su mundo interior se
desmoronó.
434
El sueño muestra a Jude inmovilizado por el miedo. ¿Y quién no lo
estaría, al enfrentarse con una nueva expulsión del Edén? Su conoci
miento estaba empezando a desgastarlo. Aceptar la realidad implicaba
construirse una nueva imagen divina, ¿o significaba permitir que Dios
surgiera desde su propio interior? Jude se encontraba en una situación
precaria; no había perdido su apego, pero estaba distanciado. Hiciera lo
que hiciera, se arriesgaba a una caída en picado. En esa época, escribió
en su diario:
Entonces soñó esto: «En una habitación del chalet del colegio uni
versitario de Londres, al tratar de decidir si me hago un hábito nuevo,
435
descubro que tengo las manos metidas en una especie de camisa de
fuerza y que no puedo sacarlas».
En este período de descanso, en el que podría producirse la solución
del conflicto, Jude se dio cuenta de que quedarse demasiado en el útero
tiene sus peligros, ya que no tarda en convertirse en una tumba que pa
rece una prisión.
En febrero de 1988 el período de descanso (de integración e incor
poración) había terminado, y Saturno y Urano mtraron en Capricor
nio, formando un trígono con la Luna y un sextil con Neptuno en la
carta natal de Jude, que entonces ya se había dado cuenta de que ten
dría que afrontar tanto los problemas que había esperado que podría
dejar sumergidos (la infancia, la sexualidad, la dependencia, los celos),
como otros todavía imposibles de prever. Empezó a regresar a su infan
cia y a reconocer dónde había subordinado su propia personalidad y
sus sentimientos al intenso deseo de agradar y de ser un buen hijo; con
su invisible dios al lado, no había experimentado las vicisitudes del
trauma de la niñez. Su madre lo había convertido, a los ojos de su her
mano menor, en un resplandeciente Niño Divino, en el Perfecto Hijo
Moribundo, y Jude no tardó en darse cuenta de que ahora tendría que
encarar sus problemas psicológicos y no unas vagas y mitificadas cues
tiones espirituales. Tendría que encarnarse más, ser más responsable e
infinitamente más real. Su fusión Luna-Neptuno era ahora una nítida
oposición, tras haber sido expresada claramente por los tránsitos de Sa
turno y Plutón, y empujada con suavidad, pero no por eso con menos
eficacia, por Neptuno en el trígono y el sextil, que ofrecían una especie
de asistencia invisible para salir del útero. Fue una experiencia dolo
rosa, creativa e irrevocable. Las épocas en que se producía la inversión
de los tránsitos, los períodos retrógrados, eran las ocasiones en que
Jude interiorizaba y encarnaba las experiencias externas y las cuestio
nes conscientes.
La crisis de Jude se manifestaba conscientemente en su decisión de
abandonar la Iglesia y entrar por completo en el mundo seglar. Sin em
bargo, inconscientemente, se estaba produciendo algo menos mundano
y mucho más alquímico y místico. Yo sentía que Jude no necesitaba
tomar semejante decisión, y que debía permitir que el proceso conti
nuara. Se tomó un período sabático en 1987, pero atormentándose con
estas cuestiones, elaborándolas hasta el agotamiento en su vida cons
ciente, y sin dejar de soñar con la destrucción y la muerte en su vida in
consciente. Los trígonos de Saturno y U rano en tránsito con la Luna fa
vorecieron la consolidación de un sistema de apoyo en el que él pudiera
reconstituirse; aún funcionaban para liberar la tensión, pero lo impul
saban más hacia la unidad que hacia la disparidad.
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Soñó con cavernas y túneles, habitaciones oscuras y muerte, y
«todas esas cosas valiosas a las que me había aferrado durante tantos
años no sólo se veían ahora cuestionadas, sino que se desmoronaban
ante mis propios ojos (o más bien párpados mientras dormía)», escribió
Jude. Ahora que su conciencia había más o menos emergido de la cá
mara protectora de la Madre y la Iglesia, y que su madre personal lo
había liberado muriéndose, ante él se extendía el páramo, y su intelecto
luchaba con lo que veía. Sin embargo, ya estaba empezando a llegar a
algunas verdades que no eran tan devastadoras, aunque para él siguie
ran siendo ajenas.
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numinoso espiritual que el nativo tiene cuando se halla en estados de
trance o de percepción alterada. La realidad asume formas nuevas y la
persona se separa (Urano) de la red cósmica (Neptuno), y por lo tanto
es más capaz de diferenciar una experiencia religiosa real de una pana
cea o un anestésico para el dolor universal. Sin embargo, es un hecho
que estos tránsitos se repiten cinco veces en contacto con la estructura
Luna-Neptuno, y diez si se considera individualmente a la Luna y a
Neptuno, es decir, cinco para la Luna y cinco para Neptuno. Que
Urano esté retrógrado durante casi la mitad de su ciclo no hace más
que acentuar su importancia cuando está retrógrado. Sería práctica
mente imposible que la estructura Luna-Neptuno de Jude se hubiera
mantenido fusionada con todos estos tránsitos atravesándola. Pero to
davía hay más.
Durante el período en que Venus en tránsito estuvo retrógrado
desde los 6º de Acuario hasta los 20º de Capricornio -de diciembre de
1989 a febrero de 1990-, volvió a pasar por el Ascendente de Jude y
entró en su casa doce. A lo largo de todo este período él estuvo some
tido a otro ataque de intensa presión interior para «hacer algo» con
respecto a su compromiso vocacional con la comunidad franciscana.
Decía cosas como: «Mi persona está separada de mi Sí mismo; me
siento como si estuviera viviendo dos vidas, y no soy el que parezco
ser». Quizás esto fuera verdad en un nivel superficial, pero en un nivel
profundo Jude estaba simplemente pasando por una exacerbación de
un prolongado ciclo de tránsitos de planetas exteriores retrógrados y di
rectos. Urano realizó su tránsito final en contacto con los grados crucia
les en octubre de 1989, y no hubo ningún aspecto importante en trán
sito con la configuración Luna-Neptuno-Ascendente hasta febrero de
1991. Fue un respiro, un tiempo de encarnación e integración. A pesar
de ello, él siguió preocupándose por la oposición entre su imagen en el
mundo externo y su caos espiritual interno.
Venus retrógrado en tránsito llevó a primer plano esa oposición. A
Jude se le exigió que se presentara ante el director de su orden, el pro
vincial, para que decidiera si alargaría o no su período sabático. La pre
sión consciente que él mismo se estaba aplicando para tomar una deci
sión es algo que todos soportamos cuando estamos mortalmente hartos
del proceso, pero con frecuencia es la precursora de un importante
avance y por lo tanto es absolutamente necesario resistir durante algún
tiempo más. Con Venus en tránsito saltando alegremente de un lado a
otro de su Ascendente a comienzos de enero -primero retrógrado, des
pués directo a comienzos de marzo, para llegar al grado donde se esta
cionó ( 6º de Acuario) el 12 de marzo de 1990-, me sorprendió que él
estuviera sacando información más vital de su casa duodécima y
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vertiéndola en la primera precisamente en la época en que tuvo su reu
nión con el provincial. Tras haber pasado por el ritual de muerte y re
nacimiento, decidió alargar su período sabático y permanecer en la
orden religiosa. Estaba ganando tiempo.
Sus propios motivos para no abandonar la orden le seguían pare
ciendo sospechosos, porque si se quedaba era por miedo de decepcio
nar a otras personas. Creo que en parte eso se debía a que aquello no
era el final del proceso, y que la resolución definitiva había de tomarse
cuando Saturno transitara por última vez, en octubre de 1992, por su
Ascendente a Oº de Acuario. La dicotomía entre la Luna, que reúne lo
seglar o profano, la madre, el contenedor y el cuerpo camal, y Neptuno,
que contiene lo religioso o sagrado, el espíritu, dios y el corpus mysti
cum, el cuerpo místico, sólo se podía resolver mediante la integración
de estos ámbitos aparentemente dispares. Tal es la función de Saturno
en cuanto agente del cambio.
En febrero de 1991 Saturno entró en Acuario y transitó por el As
cendente de Jude (el descenso al vientre de la ballena, el combate con
la sombra) al mismo tiempo que se ponía en cuadratura con su opo
sición Luna-Neptuno. Jude había establecido una excelente relación
con un hombre, y se estaba desempeñando bien en su lucha, pero en
diciembre de 1990, justo antes del «descenso» de Saturno, había su
frido otro ataque de pérdida de identidad. El tránsito de Saturno por
el Ascendente nos exige que sometamos a nuestro más profundo e ín
timo Sí mismo a la prueba de la realidad; la persona de antes está an
ticuada y hay que identificarse con nuevos símbolos, acciones y rela
ciones. Naturalmente, esto va acompañado de una pérdida de los
símbolos de la persona que son viejos y decadentes y ya no resultan
válidos.
La cuadratura de Saturno con la Luna natal de Jude dice: «Ahora
debo encamarme, contenerme y encerrar a mi auténtico Sí mismo para
un nuevo período de incubación (nueve meses)». La cuadratura de Sa
turno en tránsito con Neptuno es la expulsión del Edén, el momento en
que uno está de pie afuera, mirando hacia adentro y sabiendo que aque
llo se ha perdido para siempre. El hecho de que cada siete años sufra
mos estos destierros alude a las continuas y cortas salidas del útero psí
quico a medida que nos volvemos cada vez más maduros y somos
menos capaces de alimentar fantasías y vidas irreales, si no es mediante
algún método anestésico. Esta cuadratura de Saturno en tránsito (que
también se produce tres veces) le exigirá a Jude un reconocimiento ma
nifiesto de sus compromisos emocionales y una estabilización de su
hogar. Esto tiene varios niveles de lectura.
Durante todo el período del que hemos hablado, Jude no dejó de ser
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monje, de predicar y de servir a la comunidad. Su trabajo como francis
cano implicaba participar en muchas «causas perdidas». Colaboró con
los samaritanos para ayudar a las personas que intentaban suicidarse, y
empezó a trabajar con seropositivos y enfermos de sida. Jude está muy
conectado con su Dios interior. Puede usar el hábito, que es un símbolo
de la Divina Vestidura, y de alguna manera este hábito, persona o lo
que sea, es un verdadero símbolo del poder de Dios que llega a través
de él. Como aprendiz de psicoanalista, ayuda a otras personas por
medio del propio inconsciente de ellas, de su psique interior, que pro
porciona símbolos de los que él mismo tiene un íntimo conocimiento.
Su proceso le ha llevado a darse cuenta de que su búsqueda de Dios ya
ha completado el círculo.
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la vida como una dualidad, sino que se ha reconciliado con todos sus
papeles. Esencialmente, Jude ha nacido dos veces, ya que en el período
que va de 1981 a 1992 se dio a luz a sí mismo. Es difícil decir de qué
misterioso sitio ha llegado o hacia dónde irá, pero el lugar de la resu
rrección no se busca en la tumba. La quietud de su espíritu interior
hace pensar que se ha producido una resurrección. Él sigue pertene
ciendo a la orden, y sin embargo vive parcialmente fuera de ella. Ya no
siente urgencia alguna por tomar una decisión, ni tiene sentimientos de
falta de autenticidad o de cisma. Puede haber una decisión, pero no es
probable que sea Jude quien la tome.
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