En los últimos 30 años, Colombia ha vivido una montaña rusa de altibajos políticos y económicos. Desde la administración de César Gaviria, pasando por Andrés Pastrana, Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos, Iván Duque, hasta el actual presidente, Gustavo Petro, el país ha enfrentado grandes retos como el narcotráfico, los grupos narco-terroristas, la polarización, la pandemia de covid-19 y la corrupción.
Ahora, enfrentamos retos sin precedentes como la amenaza a la institucionalidad, el sector privado y el principio de legalidad, desde el mismo Gobierno Nacional.
Los colombianos debemos reconocer los avances que hemos tenido. Más allá del mensaje de derrotismo y destrucción que nos quieren vender desde el Gobierno, el país ha logrado avances significativos en estas tres décadas.
El PIB per cápita prácticamente se triplicó, la cobertura en agua, luz y saneamiento básico llegó a niveles superiores al 90%, incluso en zonas rurales, la conectividad a internet alcanzó niveles del 70%, las tasas de alfabetización llegaron al 95% y la cobertura en educación básica, secundaria y superior tuvo crecimientos mayores al 30%. La cobertura en salud es del 95% y la expectativa de vida ha crecido al menos 7 años. Estas cifras muestran que los gobiernos anteriores al de Gustavo Petro, con aciertos y desaciertos, trabajaron en la mejora de las condiciones socioeconómicas de todos los colombianos, más allá de sus diferencias ideológicas. Siempre con la premisa de intentar construir sobre lo construido.
A medida que nos acercamos a las elecciones de 2026, es imperativo reflexionar sobre el camino recorrido y reconocer lo positivo y lo negativo de los diferentes gobiernos. Es necesario entender que derrotar al Pacto Histórico significa derrotar la narrativa de la destrucción, la pos verdad, la falta de rigor técnico, la manipulación, las mentiras como práctica de vida, los pactos con organizaciones criminales en la construcción de una falsa paz total.
Sin embargo, debe quedar claro que en 2026 derrotar al Pacto Histórico no debe significar un retorno al pasado, sino una evolución hacia un futuro mejor. Es crucial abordar problemas históricos como la corrupción, la infraestructura deficiente, la inseguridad, la educación, que pese a sus avances aún es insuficiente, y la falta de meritocracia en las entidades públicas, que se ha exacerbado en el actual Gobierno.
Colombia enfrenta desafíos significativos, pero también tiene un gran potencial en sectores como el turismo, la agroindustria, la minería, las industrias creativas, la transición energética, el emprendimiento, la salud y el bienestar, y en especial, la biodiversidad. Debemos aspirar a un país que no solo haya superado las crisis actuales, sino que también haya avanzado en la resolución de problemas históricos. No se trata de volver al pasado, sino de construir un futuro mejor, basado en la transparencia, la eficiencia y la justicia. Solo así podremos construir una Colombia más próspera y equitativa, donde cada ciudadano tenga la oportunidad de alcanzar su máximo potencial.
VÍCTOR MUÑOZ
Emprendedor, investigador, analista
