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Juan Carlos Restrepo

Una pausa

Inmensos agradecimientos a la dirección de esta casa por la libérrima hospitalidad que siempre me di

Juan Carlos Restrepo
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Juan Carlos Restrepo

Por cerca de ocho años he mantenido ininterrumpidamente -gracias a la generosa hospitalidad de esta Casa Editorial- la columna semanal que hoy debo declarar en receso.

La honrosa designación como Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural que he recibido del presidente electo Juan Manuel Santos, para hacer parte de su gabinete a partir del próximo 7 de agosto, me obliga a decretar una pausa obligada en estas colaboraciones semanales.

Como la condición de funcionario público no es compatible con la de columnista de opinión, debo, con gran nostalgia, suspender a partir de hoy mis artículos habituales en estas páginas.

Han sido ocho años llenos de acontecimientos en lo nacional y en lo internacional que, naturalmente, han proporcionado materia prima más que abundante para mantener un diálogo variado y fluido con los lectores de esta columna. Un diálogo semanal que he procurado sostener con independencia, pero con altura.

El lector de toda columna de opinión tiene el derecho de esperar que quien escriba en un medio de comunicación le proponga, con honestidad intelectual, su visión sobre los temas comentados. Así éstos no coincidan con los puntos de vista del lector.

De parte de la dirección de este periódico he recibido igualmente una libertad inquebrantable para escribir cuanto se me vino a la cabeza y de la manera como creí oportuno decirlo.

Nunca recibí la más mínima insinuación que pudiera interpretarse como una interferencia ni en el contenido ni en la forma de estas columnas. A pesar de que, en muchas ocasiones, las tesis expuestas desde esta trinchera no coincidieran con las de la dirección del periódico.

Inmensos agradecimientos pues a la dirección de esta casa por la libérrima hospitalidad que siempre me dispensó durante los últimos ocho años.

Gracias también a los lectores, que al fin de cuentas son a quienes se debe todo columnista de opinión. Tanto cuando ellos coinciden con sus puntos de vista, como cuando disienten.

En el maravilloso diálogo invisible que se establece entre el escritor y el lector lo importante es el respeto mutuo: no la pretensión inútil de alcanzar aquiescencias o unanimismos.

Siento que las condiciones de ese diálogo se cumplieron a cabalidad. ¡Mil gracias a todos ustedes!

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